PINTURAS MURALES DE LAS CASAS CONSISTORIALES DE TRUJILLO
Las Casas Consistoriales que estaban construidas en el que sería el espacio placero en el primer decenio del siglo XVI , recibieron una amplia reforma y varias ampliaciones en los años cuarenta del siglo XVI, indicando su finalización una lápida fechada en el año 1551 que hace referencia al monarca Carlos I. En la fachada del actual edificio del Juzgado puede leerse en una lápida berroqueña: “Totius Orbis Monarcha Carolo- Inter Reges Catholico Maximo Potestatis Invictissimo. Anno M. D. L. I”. A finales del citado siglo se realiza su ampliación y la mejora del salón y las pinturas murales. El patio en L conservado en su interior fue trazado y ejecutado por el maestro de cantería Sancho de Cabrera. Destacando en estos proyectos arquitectónicos las características propias del gótico final: puertas con arcos apuntados, ventanas con arcos coloquiales y baquetones, cornisas decoradas con pometeados o bolas, elementos que caracterizan la apariencia de los edificios civiles organizándose interiormente a partir de un patio de reducidas dimensiones.
La fachada primitiva del Ayuntamiento Viejo no se conserva, la actual es obra de la primera década del siglo XVI; fue traída hasta aquí en el año 1957, en sustitución de otra fachada de finales del siglo XIX. En el año 1957, siendo alcalde de la ciudad don Julián García de Guadiana se llevó a cabo una total restauración de la fachada principal, según diseño de don Manuel Valcárcel. Los maestros de obra Diego Muñoz Mariño y Antonio Serván (cantero), reutilizaron como logia de la fachada los arcos de cantería existentes en el patio de la posada del mesón “La Troya” .
La Cárcel Real necesitó muchas reparaciones en el siglo XVIII encargándose de las obras Pedro Requero . Varios años después, tanto la Cárcel como el edificio del Archivo de Escribanos sufrieron un desplome parcial en el año 1716 , encargándose de las obras Alonso Ramos , fue el edificio depositario de los fondos municipales a finales del siglo XVIII, obligando a su cierre definitivo en el año 1892. La Plaza Mayor era en el siglo XVIII el centro urbano de Trujillo, las rentas de sus viviendas gozaron de las valoraciones más altas . Los vecinos de la Plaza se preocuparon en reparar los deterioros producidos en sus viviendas así como en algunos de los soportales que se encontraban en el piso bajo de las viviendas .
El edificio del Ayuntamiento Viejo volvió a sufrir reformas en el año 1585 por los maestros Juan de Vargas, Francisco Sánchez y Garci Carrasco , mejorándose y decorándose el Salón que es el espacio interior más notable del edificio, ubicado en la segunda planta, destacando el techo del salón de sesiones, que presenta bellas bóvedas -espacios cupuliformes- decorados con casetones pintados al fresco y policromados. Estas pinturas murales fueron restauradas en 1882 por el artista local Antonio Picazo, y en 1992 por técnicos oficiales.
El edificio del Ayuntamiento había recibido otras reformas, concretamente durante los años cuarenta del siglo XVI. En los años 1585 y 1586 se construyó el Salón principal en la segunda planta, obra del maestro Francisco Sánchez y un oficial traído de Plasencia, con intervención del cantero García Carrasco, cubriendo este espacio de planta rectangular con dos bóvedas de ladrillo, se realizaron las obras bajo la supervisión del maestro de obras placentino Juan de Vargas. la iluminación natural se hace mediante dos ventanas altas en el muro de la derecha.
En el siglo XVI fiel a la mentalidad renacentista, las poblaciones más importantes, aquellas en las que vivía la oligarquía extremeña llenaron de frescos sus estancias, imponiéndose la fama y la exaltación del honor acrecentada con la ostentación de balcones de esquinas, escudos en las fachadas y una rica ornamentación pictórica mural. Durante el reinado de Fernando e Isabel, los monarcas Católicos, y durante el poderío de la Casa de los Austrias, España experimentó un auge económico importante sustentado en las conquistas americanas y el espíritu renovado de la Iglesia a raíz de la Contrarreforma. No obstante, el lanzamiento económico del imperio español no estaba bien sustentado, provocando una gran infracción e importantes bancarrotas que derivaron en el fin del Imperio. Así, los proyectos de reforma de comenzar a abaratarse, el mármol era sustituido por la madera o la escayola, y los muros dejaban de ser embellecidos por relieves o frescos para pasar a ser el sustento de esgrafiados.
Son interesantísimas las pinturas de la sala del Ayuntamiento viejo . La pintura mural es la realizada sobre muros o techos que actúan de soporte con fines ornamentales, religiosos o didácticos.
Se encuentra profundamente vinculada a los planos arquitectónicos y decorativos sobre los que se asienta y puede servir para realce al diseño del interior o para transformarlo, por medio del trompe l'oeil (trampa para el ojo). Por sus dimensiones y su ubicación en el espacio arquitectónico, el arte mural es también un medio de transmisión sociocultural, que necesita para mostrarse, insertarse en un ámbito de exposición pública; por ello aborda temas religiosos, históricos alegóricos o patrióticos de significación popular.
En la segunda mitad del siglo XVI se realizó la ilustración de la estancia, para lo que se acordó concertar "con el pintor de Cáceres la pintura y dorado de la Sala del Ayuntamiento", sin que las Actas —que transcribió Tena— consignen su nombre . Ha sido restaurado en varias ocasiones, tanto en el siglo XIX como en el XX , y recientemente por técnicos oficiales. Las cúpulas se adornan mediante un casetonado ocupando sus pechinas ocho escudos. En el muro derecho están pintadas las virtudes; Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. En los demás paños murales se encuentran cuatro escenas dentro de marcos geométricos, cueros recortados, vegetales, etc. En la cabecera está el Juicio de Salomón, y en el posterior la escena de Guzmán el Bueno, mientras que el muro izquierdo presenta dos temas de época romana, el de Curcio arrojándose en el Foro para salvar a su patria, y Mucio Escévola quemando su brazo.
Las composiciones pictóricas aparecen enmarcadas con amplios marcos, de tipo manierista, con cueros recortados, máscaras y otros detalles, también destacamos la heráldica del salón. Las dos bóvedas que cubren la estancia apoyan sobre un total de ocho pechinas en cada una de las cuales se dispone un escudo que refleja la “autoridad” trujillana en el tiempo de su ejecución. Los escudos representados en las pechinas corresponden a seis apellidos notables de la ciudad, además del escudo real y el de Trujillo. Su distribución es la que sigue. Capilla anterior, cuatro escudos de: Altamirano (Orellana) de plata diez roeles de azur.; Chaves, en campo de gules cinco llaves; bordura cosida con quinas portuguesas; Paredes, cuartelado, 1 y 4: de azur, siete estrellas de plata, que son paredes; 2 y 3 de plata, un león de gules; acolado con águila explayada concedida en 1530; Bejarano (Orellana la nueva), león rampante de plata, con cuatro cabezas de onza en los cantones.
En la capilla posterior, cuatro escudos de: Cervantes de Gaete, cuartelado; 1 y 2 de sinople, dos ciervos al palo, que es Cervantes; 2 y 3 de oro, barra de azur cargada con traversa de oro, con lis de azur en los huecos, que es Gaete; timbrado por capelo con borlas. Pizarro, de plata un pino de sinople, acostado por dos osos de sable. Borbón (pintado en la restauración de 1882) cuartelado: 1 y 4 Castilla; 2 y 3 León; entado en punta Granada; sobre el todo tres lises, Anjou; timbrado corona real; orla Toisón; acolado con manto real. Trujillo, en campo de plata, imagen de Nuestra Señora de la Victoria con el Niño en brazos, sobre muralla almenada y acostada de dos torres, todo de gules y mazonado de sable, confirmado por Fernando III.
La primera de las cuatro grandes composiciones está dedicada al rey Salomón, uno de los grandes personajes del Antiguo Testamento, que constituye una notable referencia como modelo de virtudes en la cultura occidental. Décimo hijo del rey David, sucedió en el trono a su padre gracias a la habilidad de su madre Betsabé y el profeta Natán. La narración bíblica exalta a este personaje como consolidador de la monarquía y rector de un período de paz y prosperidad, por lo que será propuesto como modelo para los príncipes cristianos, como sucede con Carlos I cuando visitó Gante en el año 1520 habiendo sido elegido ya como emperador y le dedicó Robert de Keysere un curioso Libro de Horas miniado que se conserva en la Biblioteca del Escorial. Entre los valores simbólicos que Keysere cree que le corresponde a la triple corona del joven Carlos V se encuentra la de plata que alude a “la sabiduría para juzgar bien” . Es que además de la magnificencia en la cultura cristiana se tiene como aspecto relevante de la figura de Salomón su sabiduría y su sentido de la justicia en el gobierno de su pueblo. Participa de la sabiduría divina y por ello ejerce rectamente la justicia. No extraña por ello que en ocasiones se represente la escena del “Juicio de Salomón”, en la que figura el monarca sentado en su trono. Es conocida la historia del juicio en el que dos madres comparecen pues uno de los niños había muerto y las dos defendían que el suyo era el vivo, lo que se dirimió ante la amenaza de partir al niño entre las dos, lo que provocó que la verdadera madre manifestara renunciar a su hijo, siendo la prueba salomónica de la verdad. Esta anécdota quedaría como gran ejemplo de la justicia. La composición de Trujillo muestra al monarca Salomón a la derecha del espectador, sentado en su trono elevado sobre peldaños semicirculares, cubierto por un dosel, acompañado por varios cortesanos. Delante yace en el pavimento el niño muerto, tras el cual vemos a un soldado en actitud de partir en dos al infante vivo, escena que contemplan de modo distinto las dos madres, dolorida la verdadera, indiferente la mendaz.
Además de la escena bíblica citada se incluyen dos asuntos romanos en el Ayuntamiento de Trujillo, que sirven para alentar el modelo de servicio a la patria. Recordemos esos temas. Una de las referencias legendarias de los orígenes de Roma se refiere a la importancia del valor de los dirigentes, el mérito del sacrificio en beneficio del grupo, de la sociedad, que se manifiesta en la leyenda del foro. Dice esa leyenda que el año 362 a. C. se abrió una sima en el suelo del Foro de Roma. Los adivinos dijeron que para que se cerrara esa abertura del suelo era necesario que Roma echase en esa sima lo más preciado de sus tesoros. Por ello Marco Curcio, revestido con su atuendo militar, se arrojó con su caballo a la sima para inmolarse en beneficio de la colectividad romana. Otro tema es el de C. Mucius Cordus Scaevola, personaje de la leyenda de los orígenes romanos, situado en el siglo VI a. C. en las luchas contra Porsenna. Porsenna era rey etrusco de Clusium, y asedió a Roma en el año 507 a. C., que atacó a los romanos, venciéndoles y acosándoles hasta el mismo puente del río Tiber, donde el romano Horacio Clocles impidió la conquista, recurriendo Porsenna a un duro asedio de la ciudad, sometiéndola a privaciones y hambres para lograr su rendición. Aquí se inscribe la proeza heroica del joven romano Caius Mucius. Caius Mucius se decidió a dar muerte a Porsenna, para lo cual se introdujo hábilmente entre los contingentes de los sitiadores llegando hasta la tienda en que estaba Porsenna, llevando oculto un puñal con que pensaba matarle. Al llegar hasta su objetivo asestó una puñalada a un personaje de aspecto distinguido que estaba ante la tienda, pero se trataba del tesorero o del secretario de Porsenna. Entonces fue detenido Caius Mucius y llevado a presencia del caudillo sitiador, ante el cual confesó cuál había sido su propósito, proyectado por su espíritu patriótico en defensa de Roma. Entonces, ante Porsenna, aprovechó el fuego de un brasero que ardía para quemar en él su mano diestra como castigo puesto que había errado en la acción, gesto que provocó la admiración de Porsenna que levantando el asedio firmó la paz con los romanos.
También se representa a Guzmán El bueno. La idea que hoy tenemos del símbolo de Guzmán El bueno es fruto lógicamente del proceso de fijación de imágenes precisada en los últimos siglos, junto con la depuración científica elaborada por los historiadores. Básicamente recordamos que el denominado “Guzmán El bueno” fue un noble leonés nacido en 1256 que desarrolló su actividad militar defendiendo los intereses de la corona de Castilla en tierras meridionales de la península. Incluso participó en algunas acciones en Marruecos en apoyo del benimerín Aben Yacob. Su actividad se produce durante los reinados de Alfonso X, Sancho IV y Fernando IV. Bajo Sancho IV se rompe cierta tregua entre musulmanes y cristianos y los castellanos consolidan sus posiciones en el estrecho conquistando el año 1292 la plaza fuerte de Tarifa, que acabó siendo encomendada como alcaide a Alonso Pérez de Guzmán. Indignados los de Granada se unen con los benimerines, e incluso reciben el apoyo del infante don Juan, levantisco hermano del rey Sancho IV. La plaza de Tarifa fue asediada a finales del año 1293, siendo defendida firmemente por su alcaide Alonso Pérez de Guzmán, que solicitó ayuda mediante alguna embajada enviada a Sevilla. En esos trámites fue apresado un hijo del alcaide, Pedro Alfonso de Guzmán, de apenas nueve años de edad. Entonces se le ocurrió al infante don Juan conminar al alcaide a que entregara el castillo a cambio de la vida de su hijo. Entonces Guzmán manifestó su preferencia patriótica e incluso se dice que arrojó él mismo su cuchillo para que sacrificaran a su hijo. Una serie de aspectos se reflejan en tradiciones y leyendas, concertando incluso el lugar donde en agosto del año 1294 fue sacrificado. Quince años más viviría el padre, que alentó las cordiales relaciones con Jaime II de Aragón para la mejor defensa de los intereses meridionales de los cristianos . A fines del siglo XVI fueron realizadas las pinturas del Ayuntamiento de Trujillo. El anterior edificio del Ayuntamiento tenía ya un retablo realizado en el año 1520 por Alonso Gallego, pintor vecino de Almaraz, que en el año 1583 fue pintado y dorado por Juan Sánchez. Pero a raíz de las nuevas obras se hizo otro retablo, que se conserva. Su arquitectura consiste solamente en una caja para alojar la tabla principal, flanqueada por dos finas pilastras estriadas de orden compuesto, y sobre el entablamento un frontón curvo; tal retablo fue ejecutado por el escultor Juanes de la Fuente en el año 1586 y su pintura y dorado por el placentino Miguel Martin el mismo año . La tabla del retablo es una extraordinaria pintura de la Asunción de la Virgen de animada composición manierista y gran calidad italianizante, obra de Pedro de Mata, quien antes del año 1593 pintó esta imagen a imitación de Nuestra Señora la Mayor de Roma . En el frontón superior hay otra pintura de Dios Padre en actitud de coronar a la Virgen. El altar conservaba un bello frontal con azulejos de talavera, que se encargó en el año 1586, con motivos vegetales incluyendo en su centro un escudo con las armas de la ciudad, de gran valor heráldico, con las armas de la Ciudad de Trujillo- que trae: en campo de plata, un lienzo de murallas sumado en los flancos de dos torres, todo en su color natural, aclarada de azur, y, en el centro, la imagen de la Virgen María con el Niño en sus brazos, Encarnación-
Debido al estado de ruina que amenazaba el edificio consistorial en el siglo XIX recibe varias reparaciones. Concretamente, en el año 1859 se apuntalan las paredes y los techos del edificio consistorial , así como la reedificación de dos arcos , siendo necesario volver a actuar sobre los paramentos en el año 1879 .
En el último tercio del siglo XIX, se trasladaron las dependencias municipales a la Casa de Comedias y antigua Alhóndiga ubicada en la zona del paseo del Mercadillo, según proyecto de recuperación y restauración de este edificio redactado en el año 1887 por el arquitecto Eduardo Herbás; obras que se ejecutarán en el año 1889, aumentando la altura del edificio en una planta y abriendo nuevos vanos en la fachada. El edificio de las Casas Consistoriales quedará muy dañado tras el fuerte temporal del año 1739 .