sábado, 30 de diciembre de 2023

 

La Escultura funeraria en Extremadura. El culto a los antepasados en la Historia de Extremadura

 Autores: José Antonio Ramos RubioJosé Luis Pérez MenaÓscar de San Macario

Editores: Tau Editores, Cáceres, 2023.

Este libro trata sobre el fenómeno funerario extremeño con una visión completa, desde la Prehistoria hasta la realidad más próxima, con una clara labor de investigación, trabajo de campo, identificación, contextualización e interpretación de las obras y piezas, no siempre fáciles de contextualizar por la carencia de información, pero que el autor ha sabido analizar con éxito y constancia. Dentro de cada uno de los períodos históricos, hay un capítulo inicial de análisis, que recoge y da forma a lo recolectado en el segundo, en forma de catálogo, donde se describe de forma pormenorizada cada resto funerario, y se interpreta desde el punto de vista del autor los puntos más controvertidos. También, se analiza el mundo de las mentalidades y del pensamiento mágico-religioso en los que se basa la ritualidad y costumbres funerarias que dan lugar a estas esculturas funerarias o monumentos fúnebres.

La historiografía artística de Extremadura se viene consolidando en los últimos años gracias a una serie de estudios construidos con rigor científico. La escultura funeraria extremeña adolece aún de investigaciones. Este desinterés proviene del desinterés que ha tenido en nuestra región el mundo funerario no sólo en la Prehistoria sino también en otras épocas de la Historia.

 

 


viernes, 15 de diciembre de 2023

 

DEPOSITOS DE AGUA DURANTE LA DOMINACIÓN MUSULMANA EN TRUJILLO: ALJIBES Y ALBERCA

 

El castillo de Trujillo se asienta sobre una elevación del terreno a una altura media de 584 m. y con unas coordenadas geográficas de 39º 27" 44" lat.N. y 2º ll" 43" long. W. de la Hoja 7O5 del Mapa Tipográfico Nacional, esc. l/ 50000. Teniendo en cuenta su nombre Turcalion, celta; Turgalium, romano; o Turaca, por su posición sobre un promontorio, su origen se remonta a un pequeño castro integrado en el espacio vetton, que evolucionaría con la romanización hasta constituirse en cabeza de prefectura dependiente de Augusta Emérita. El núcleo urbano se erige como lugar central respecto a su territorio y ubicado dentro de la penillanura dominada por elevaciones con el cerro “Cabezo de Zorro” sobre el que se asienta en castillo en un batolito granítico, lo que le confiere una posición preeminente y estratégica con respecto al resto de su territorio.

El castillo de Trujillo es de origen árabe. La presencia de la cultura musulmana en Trujillo surge a raíz de la expansión llevada a cabo por el general Musa b. Nusayr desde que el 30 de junio del año 713 se apoderara de Mérida (la más importante ciudad de Hispania durante el Bajo Imperio y la mayor concentración urbana del reino visigodo de Toledo). La incorporación de toda aquella extensa porción geográfica al nuevo estado islámico hubo de producirse de modo gradual y sin demasiadas alteraciones.  No es de extrañar, por lo tanto, la reutilización de las grandes cercas romanas, tal y como ocurriera en Trujillo o en Mérida, para el asentamiento musulmán.

       A comienzos del siglo IX tuvo lugar uno de los períodos más turbulentos con una serie de alzamientos contra la autoridad central de Córdoba y tuvo como consecuencia política palpable la disminución progresiva del protagonismo de las ciudades de Trujillo y Mérida y, a la larga, su casi total anulación como centro administrativo de importancia.

Con independencia de los motivos desencadenantes de tan repetidos incidentes, las rebeliones emeritenses y su reflejo en continuas incursiones en Trujillo se veían favorecidas por la especial situación estratégica de ambas ciudades -emplazadas en el centro de una importantísima red de comunicaciones-, la calidad de la muralla romana y las facilidades de abastecimiento de agua.  Todo ello las hacía casi invulnerables ante cualquier ejército no provisto de máquinas de asedio y de un eficaz apoyo logística.  En el caso de Mérida, pieza clave en todo el sistema defensivo era el puente.  Su interrupción obligaba a cualquier agresor a cruzar el anchuroso cauce del río Guadiana por algún vado próximo y eso resultaba casi imposible la mayor parte de los meses del año.

El camino para tener sometidas a Trujillo y a Mérida era controlarlo y evitar su caída en manos de los inquietos maridíes.  En ese propósito ordenó el emir Abd al-Rahman II levantar las Alcazabas de Mérida y Trujillo.

Así pues el nuevo recinto militar, alzado en Trujillo derribando la cerca urbana romana, no estaba destinado en principio a prevenir ataques exteriores.  Su alejamiento de la frontera septentrional no justificaría su construcción sin fijarse antes en otros lugares -Coria, por ejemplo cercanos a las áreas más amenazadas por un peligro exterior.  Su función principal consistía en servir al estado omeya como elemento represivo frente a la ciudad, controlando el acceso a la alcazaba y el -total o parcial- de la población. Abastecimiento de agua, de lo que se deriva la construcción de aljibes.

Ambos recintos –Trujillo y Mérida- reproducen el mismo esquema por su planta cuadrada, por la utilización de torres rectangulares de poco saliente, en los paños, y de otras más grandes, en las esquinas, y por el esquema de puerta con arco de herradura, flanqueada por dos torres.

Es factible atribuir al segundo recinto de Trujillo –el albacar- una fecha semejante a la segunda fase de construcción de la muralla de la ciudad de Cáceres, obra igualmente islámica, representada por una serie de elementos edificados con sillares de granito –a veces reutilizados- dispuestos a soga y tizón. Se accede al mismo por una puerta de arco simple entre dos torres de flanqueo.

El castillo recibió algunas reformas con los imperios africanos (almorávides y almohades. La utilización de la alcazaba de Trujillo en la primera mitad del siglo XII como base de operaciones para los contingentes locales o forasteros periódicamente ocupados en devastar las fronteras cristianas próximas y ese carácter de punto de concentración de tropas hubo de repercutir en la forma y organización de las murallas urbanas y de sus compartimentaciones internas. La revisión de todo el proceso aclara la estructura de las defensas trujillanas. Es muy probable la utilización del albacar como espacio para acantonar tropas en momentos de concentración. Así se explicaría su edificación –en realidad constituye un tercer espacio amurallado, sumado al de la cerca urbana y al de la alcazaba o área de estricto uso militar-, su situación adyacente a la alcazaba- con acceso directo desde ésta y desde la medina. Las tropas foráneas quedaban acuarteladas y defendidas y, a la vez, separadas de las otras dos zonas constituyentes del núcleo urbano, habida cuenta de la noticia del viajero ceutí al-Idrisi que visitó personalmente Trujillo los primeros trece años del siglo XII: “Es grande y parece una fortaleza. Sus muros están solidamente construidos y hay bazares bien provistos. Sus habitantes, tanto jinetes como infantes, hace continuas incursiones en el país de los cristianos. Ordinariamente viven del merodeo y se valen de ardides” (Idrisi, Geografía de España: 177-8. Tex. 186-7).

Extremadura, convertida por motivos de los acontecimientos bélicos en uno de los puntos neurálgicos del extremo norte almohade, se acometió una labor de acondicionamientos y refuerzo general de la frontera, cuya amplitud puede advertirse claramente, fijando las características de sistema táctico establecido por la dinastía africana. Como características principales destaca el tapial, tabiya, como material constructivo; recrecimiento de los muros, utilización de torres más salientes y de módulo más cuadrado que las habituales hasta entonces; incorporación de albarranas, en ciertos casos de planta poligonal, y uso generalizado de puertas en recodo. En  Trujillo es frecuente la presencia de mechinales, cubiertos con enlucidos decorados con falso aparejo de sillares. Las albarranas de Trujillo son todas posteriores al resto de los recintos, de los que se diferencian apreciablemente por su forma constructiva. Las torres de aquellos están levantadas mediante un relleno de piedra y tierra vertida desordenadamente dentro e las caras perimetrales, de aparejo y mampostería bien dispuestos, sistema constructivo característico de lo omeya, por el contrario, para las albarranas se empleó un sistema más cuidadoso, a base de colocar cajas de mampuesto entre lechadas gruesas de una cal muy pura. La técnica es idéntica a la usada en los edificios de tapial y posee sus paralelos más evidentes en Badajoz y Cáceres.

       Nuevas reformas y torres se alzaron después de 1170, cuando Trujillo fue arrancado de las manos del aventurero Gerardo Sempavor, y otras reformas y añadidos cuando las tropas de Alfonso IX amenazaban las Vegas Bajas del Guadiana. Poco sentido tendría, si no, refortificar una alcazaba donde se aunaban unas condiciones defensivas importantes de cara al exterior.

Existen dos aljibes en el recinto principal. Otro, más bien un pozo, se encuentra en el albacar, cercano a la ermita de San Pablo, obra del siglo XVI.

 Los  dos primeros, objeto de este estudio, se hallan adosados y ostentan planta distinta en cada caso. El exterior es geminado y con las claraboyas superiores como único modo de acceso desde la Plaza de Armas del recinto. Está cubierto por bóveda de medio cañón, que a los dístales del eje remata en una nacela remitida y se comunica de un lado  al otro por dos arcos de medio punto peraltados y apoyados en una columna de granito de fuste liso sin basa ni capitel, de 72 cms de altura. En sus lados  Este y Oeste tiene un andén de 2 m. y 2´42 m. de ancho. La longitud es de 9 m. y la anchura de 1´60 m. y 1´70 m. de diámetro y el de los pequeños arcos del andén de 56 cms. y 67 cms. La obra es de piedra y ladrillo. Guarda cierta semejanza con el del castillo del Pinar y el de la Alcazaba  de la Alhambra (Granada).

El aljibe interior es de planta irregular, aprovechando el espacio dejado entre el aljibe anterior y los paramentos exteriores. Tiene escalera de acceso desde la llamada Plaza de San Pablo, que da acceso a un andén. Se divide en 8 cámaras distribuidas en forma de "L". Cada uno de los compartimentos se comunica con el otro mediante arco de medio punto, de 2´10 m. de altura, con estribos para reforzar las paredes contra el empuje del agua. Los dos cuerpos principales del mismo se divide por una nervadura en bóveda. La fábrica es de ladrillo y argamasa. Ambos aljibes corresponden al siglo XIII.

En el año 2002 se ha llevado a cabo la rehabilitación de los aljibes como espacio libre a través de la afirmación de su carácter público (para hacerlos visitables por el turista). Realizándose la reposición de muros, elementos de accesos  en mal estado, de acuerdo a su configuración original, con repaso de los rejuntados en deficiente estado de ejecución

 



EL ALJIBE DEL ALCAZAR DE ALTAMIRANO

 

En la Casa-Fuerte de Altamirano, que probablemente fue Alcázar árabe de la época del Califato, y más tarde fue transformado en palacio señorial de Fernán Ruiz, cabeza de linaje de los Altamiranos y que tan eficazmente contribuyó a la reconquista definitiva de Trujillo, se encuentra un artístico aljibe árabe que se ha puesto en valor desde hace tres años con su apertura al turista.

De este aljibe tenía noticias por referencias documentales en Acuerdos Concejiles (Libros de Actas Capitulares), que se conservan en el Archivo Municipal, donde constan provisiones municipales sobre la limpieza del aljibe de la Plazuela de Altamirano, sobre cómo y cuándo se ha de sacar agua de ellos sobre que se cierren y tapien en tiempos de guerras y probables asedios que pudiera sufrir Trujillo. Previsión esta muy acertada sobre todo para que el enemigo, a su paso por aquí no envenenarse las aguas.

Este Aljibe fue descubierto en 1964 por don Juan Tena Fernández, el entonces Cronista Oficial de la Ciudad. En  calidad de Sub-Apoderado del Patronato de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional dio cuenta del hallazgo a quien jerárquicamente correspondía. El Alcalde don Julián García de Guadiana autorizó  la apertura de la puerta tapiada y mostró un interés decidido por los aljibes. Pero, debido a su mal estado de conservación volvieron a tapiarse, hasta el año 2004 que con motivo de la concesión del Plan de Dinamización Turística se han rehabilitado y abierto al turismo.

Son de tracería árabe, con tres naves sobre muros maestros y sobre arcos sostenidos por pilastras, cubiertos con tres bóvedas  de cañón. Se accede al interior por una puerta en arco de medio punto. Los materiales utilizados: granito en sillar, mampostería y argamasa.

       Las dimensiones son: altura, 10 metros; longitud, 13´15 metros; ancho,12´10 metros; grueso de  pilastras, 0´90 metros, luz de arcos laterales, 3´75 metros; altura 5´50 metros; luz de arcos centrales, 3´85 metros; altura, 5´50 metros.

 


 

LA ALBERCA

 

 

            A escasos metros de este aljibe se encuentra una Alberca árabe. La existencia de agua en esta zona y su utilización tiene lugar en época romana, su uso para baños y riego, cerrando con muros –donde se aprecia el sillar bien escuadrado a soga y tizón y alguna inscripción romana en su fondo como piedra de acarreo- y canalizando el agua excedente hacia el exterior. Hasta el siglo XIX el agua de La Alberca llegaba extramuros al Campo San Juan sirviendo a los abrevaderos del ganado trashumante y local en aquella encrucijada de Cañadas Reales que sigue siendo Trujillo. En la primera mitad del siglo XX seguía vertiendo agua hacia la huerta del Hospital de la Concepción.

 

La Alberca nunca se seca, mana agua por las múltiples filtraciones que tiene la piedra, y tiene doce metros de profundidad. Se han realizado estudios químicos de sus aguas y se ha comprobado que sirven para curar infecciones oculares (conjuntivitis), además después del baño la piel queda muy suave siendo una magnifica terapia que aporta su energía magnífica al equilibrio corporal y por ello es de primordial importancia cuidar su limpieza con máxima rigidez. De ahí, que probablemente fuera utilizada como termas por los romanos.

 

La pieza de cantería que hay tapando su entrada es un sarcófago antropomórfico visigodo del siglo VII d. C., resto de la vieja necrópolis que rodeaba a la iglesia de La Vera Cruz, quedando constancia en su torre espadaña construida con aparejo romano. Al otro lado de La Alberca, tras la torre circular, están los restos de una construcción mozárabe, edificio fortificado que fue el convento-cuartel de los primeros caballeros de Trujillo "Ordo Militum Turijulia", que se unirían al Pereiro, origen de la Orden de Alcántara (entre 1185 que toma Alfonso VIII la ciudad y 1196 cuando perdió la batalla de Alarcos  recuperándola el caudillo almohade Ben Yucef, hasta la reconquista definitiva de la ciudad el 25 de enero del año 1232.

 

 



 

DOCUMENTOS

 

 

ARCHIVO MUNICIPAL DE TRUJILLO

 

  • Carta de los Reyes Católicos sobre las obras de la Fortaleza. En Segovia. Traslado (1503-IX-9) fol.   120v-122v 3/1.
  • Nombramiento de dos hombres para las obras de la fortaleza. En Segovia. Traslado (1503-IX-9) fol.  122v-123v 3/1.
  • Acuerdo: Dinero para la obra de la fortaleza y remate de la misma (1509-II-23) fol. 102v-103-9/1.
  • Acuerdo: Libramiento de dinero para hacer un baluarte en la fortaleza (1509-IV-13) fol. 115-116 -9/1.
  • Acuerdo: Libramiento salario albañil para las obras de la fortaleza (1059-V-11) fol. 123 -9/1.
  • Acuerdo: Libramiento de alcaide para la fortaleza para su reparación (1515-II-16) fol. 148-148v -11/1.
  • Carta de Fernando el Católico al Concejo de Trujillo dada en Abertura para que se tomen cuentas de los gastos efectuados en las obras de la fortaleza de la ciudad. (1516-I-13) fol.542v-10/14.
  • Traslado de cédula de la Reina Dña. Juana para que se paguen 50 mil maravedíes para las obras de la fortaleza (1516-I-13) fol. 543-3/1.
  • Acuerdo de que se libren los 50 mil maravedíes para las obras de la fortaleza (1516-III-15 ) fol 312v-313v-11/1.
  • Acuerdo: Mandamiento de que se escriba una carta al Rey, al Consejo Real, al Procurador de la ciudad y al Regidor sobre la venta de la fortaleza de la misma a "un Grande del Reino a quien la ciudad tiene odio" porque ello causaría un gran perjuicio. (1520-IV-27) fol. 66-66v-14/1.
  • Acuerdo: Se vota a quien se dará la fortaleza y según la cédula de su majestad ni se dará a gran señor ni persona sospechosa ni parcial (1520-v-29 fol. 76-77v-14/1.
  • Acuerdo: Presentación de una cedula donde se estipulan los maravedíes que se destinaran a reparaciones de la fortaleza (1525-VIII-28) fol 16-17 -16/4.
  • Acuerdo: Que se controle la obra que se va a realizar en la fortaleza (1540-VI-11) fol.260-22/2.
  • Acuerdo: Que se repare la fortaleza en el aposento bajo y en otras partes (1541-IX-23) fol.10v-11 -24/1.
  • Acuerdo: Que se mandó hacer un altar a la Victoria (1546-IX-3) fol. 170-26/1.
  • Acuerdo: Que la obra del arco, la bóveda, altar y escalera de Ntra. Sra. de la Victoria la haga Sancho de Cabrera (1547-v-23) fol. 240-257 -26/1.
  • Acuerdo: Libramiento a Sancho de Cabrera del tercio de la obra de la Victoria (1547-VIII--26) fol268v-270v-26/1.
  • Acuerdo: Se nota la necesidad que tiene la fortaleza de reparos (1530-III-8) fol. 265-266 -18/1.
  • Acuerdo Que se ponga la imagen de Ntra. Sra. en la bóveda de la fortaleza entre las dos torres según se apareció cuando la ciudad fue tomando a los moros y según su escudo de armas y que se haga procesión el dia de Ntra. Sra. de Agosto con la imagen que se ha de hacer de piedra y bien lucida y bien dorada y que ese día se corran toros y después se repartan entre la clerecía (1532-IV-21) fol. 123-124-19/1.
  • Acuerdo : Mandando a Diego Duran que haga una imagen de Ntra. Sra.. de piedra para poner en la fortaleza (1531-IV-24)Fol. 124-124v-19/1.
  • Acuerdo: Libramiento a Diego duran para la imagen de Ntra. Sra.. que se ha de poner entren las dos torres (1531-IV-5) -19/1.
  • Acuerdo: Libramiento a Diego Durán por la obra de poner la imagen en la fortaleza (1531-IV-26) fol.  144v -148-19/1.
  • Acuerdo Juramento de tasadores de la obra para asentar la imagen de la Virgen. Los tasadores dicen que están conformes con 14 mil maravedíes (1531-X -16)19/1.
  • Acuerdo: el alcaide de la fortaleza pide que le liben los dos años que le deben de la obra de la fortaleza (1553-V-19) fol. 4-54-20/14.
  • Acuerdo: Libramiento de 50 mil maravedíes para la obra de la fortaleza que es muy necesaria (1553-V-30)20/4.
  • Acuerdo: Que el alcaide de la fortaleza notifique cuando hay que hacer una obra en la fortaleza (1533-XII-22) fol.91-91v-20/14.
  • Acuerdo: Libramiento para reparar el aposento del alcaide en la fortaleza y la escalera por donde suben al homenaje (1585-I-4) fol. 239v-240 -20/14.
  • Acuerdo: Libramiento por la obra de la fortaleza (1536-X-9) fol. 168-170v -21/4.

 

Fuentes documentales

 

 

  • Descripción de Trujillo, según al- Idrisi. Al -idrisi (1974) pp.177 y 178.
  • Las localidades de la cura de Mérida según  Yaqut. Alemany, J, (1919 - 1921) pp.79 a 124.
  • Descripción de Targalo. Al- Himyari (1938), pp 79-80.
  • Determinación de los itinerarios de España. Ibn Hawkal (1971) p.68
  • Nombramiento de nuevos gobernadores según una Crónica Anónima de Abd al Raham III al Nasir. Crónica anónima (1950) p. 158.
  • Principales gobernadores en las tahas del país, según Ibn Hayyan de Córdoba. Ibn Hayyan (1981) pp. 193.
  • Visires y gobernadores según Ibn Hayyan. Ibn Hayyan (1981) pp. 237 y 238.
  •  Referencia de Averroes. Fº 146 Al - Maqqari (1964) C.I appendix  XVII y XVIII.
  •  Noticias de la traición del extranjero Gerardo. "El  Gallego", a parte del país de oeste del  Andalus y sus castillos según Ibn Idari. Ibn-Idari (1963) pp.402 y 403.
  • Noticias de los sucesos de traición del extranjero "Gallego" Giraldo , en las ciudades y castillos de Occidente y del Sur , según Ibn Sahib al Sala. Ibn sahid al- Sala (1969) pp. 137 y 138.
  • Toma de Badajoz  y levantamiento del sitio por Fernando II de León. Captura de Geraldo y entrega de  sus conquestas. Ibn Sahib  al-Sala (1.969) pp. 143 y 145.
  • Conquistas de Alfonso  Enriquez,  según al-Maqqari. Al-Maqqari, (1964) v. II. Libro VIII, capIII , p. 318
  • Sitio de Badajoz - 564 H (1.168-1.169 d. C.) según Ibn Jaldun.
  • Ibn Jaldun (1.938) v. II pp. 198 y 199.
  • Algara de Al- Mansur despues de la batala de Alarcos, segun al-Himyari. Al-Himyri (1938) pp. 18 y 19.
  • Algara de  Al-mansur despues de la batalla de Alarcos, segun Al-Maqqari. Al-Maqqari (1.964) v. IIapp. LXVI
  • Fecha de conquista de Trujillo por los cabaleros de la Ordes de Alcantara. Anales Toledanos, segun Flórez, H. (1.797)  España Sagrada, L. XIII, trat. 4. cap. 7.
  • Chronica Albedense. Gómez Moreno (1932). Las Primeras Crónicas de la Reconquista. El ciclo de Alfonso III. BRAH, pp. 562-628.
  • Epitafio de Muhammad Ibn Sulaiman. 408 H (30 de mayo de 1017- 20 de mayo 1018). Codera, F. (1914) rp. 117 y 119.
  • Cronicón Lusitano. Historia de la Baja Extremadura. Terrón Albarrán, 1979, p. 297. 

 

 

 

 

 

 

                                                          

 

DIEGO FRANCISCO MUÑOZ TORRERO: Cura liberal y padre de la Constitución Española de 1812



 

Diego Francisco Muñoz Torrero fue protagonista esencial del sentimiento de comunidad nacional que se configuró en la España de finales del siglo XVIII y los primeros años del siglo XIX.

 

Diego Francisco Muñoz Torrero y Ramírez Moyano nació en la villa extremeña de Cabeza del Buey,  el día 21 de enero del año 1761. Nació en el seno de una familia acomodada por vía paterna, mientras que su madre, María Francisca Ramírez Moyano, procedía de una familia humilde. Su padre, Diego Antonio Muñoz Torrero, era farmacéutico (licenciado por la Universidad de Salamanca), poseía tierras y era profesor de Latín, natural de Cabeza del Buey. Fue el primer vástago del matrimonio contraído el 16 de febrero de 1760. Su padrino fue su tío paterno Juan Muñoz Torrero, escribano de número de la villa y de la Real Encomienda, de familia honrada y reconocida en Cabeza del Buey, se los conocía con el sobrenombre de “los regidores”, por haber venido desempeñando cargos municipales años atrás.

Fue un destacado diputado doceañista que a sus cuarenta y nueve años se enfrentó a la Inquisición, un esforzado defensor de la idea liberal y uno de los máximos defensores de la libertad de imprenta, de la abolición del Honrado Concejo de la Mesta y los gremios, los señoríos jurisdiccionales y el mayorazgo.

Fue un hombre de esclarecido talento, de alma generosa y de brillantes cualidades. Cuando tenía doce años de edad, se matriculó en la Universidad de Salamanca, donde residió quince años, concretamente entre los años 1776 y 1790, viéndose impregnado por el ambiente estudiantil de la época, sobre todo, por el reformismo del reinado de Carlos III. El siglo XVIII ha pasado a la Historia como el “Siglo de las Luces”. Allí orientó su formación académica hacia los estudios teológicos y filosóficos, la base de su futura actividad profesional orientada a la carrera eclesiástica.

 

Muñoz Torrero, que había sido rector de la universidad salmantina, cesó en su cargo y decidió dedicarse a la vida religiosa, abandonando la facultad y Salamanca, para trasladarse a Madrid.

 

El XII marqués de Villafranca del Bierzo, Francisco de Borja Álvarez de Toledo y Gonzaga, le ofreció una canonjía en su colegiata, donde permanece hasta 1810 desempeñando el cargo de Chantre de Coro en la Colegiata, aunque viajará continuamente a Madrid acudiendo a los ambientes liberales de la capital, siendo miembro asiduo en las frecuentes tertulias que Manuel José Quintana organizaba en su casa. Una vez que fuera nombrado chantre de la colegiata de Villafranca, allí permaneció hasta que fue elegido representante a Cortes por la provincia de Badajoz, en una sesión que tuvo lugar en la ciudad pacense.          

En el año 1810, la Regencia promulgó un decreto ordenando que se realizasen las elecciones de diputados y que en el mes de agosto se reunieran los nombrados en la isla de León, donde se daría principio a las sesiones. Las ciudades con voto en Cortes y provincias enviaron a sus diputados entre los que se encontraba Muñoz Torrero por Badajoz. Permanecieron abiertas las Cortes generales y extraordinarias entre  septiembre de 1810 y el mismo mes de 1813, donde Muñoz Torrero ejerció un papel muy activo en los trabajos de diez comisiones (Alhajas de las Iglesias, Comisiones del Congreso, Reglamento de las Cortes, Constitución, Honor, Libertad de imprenta, Lista de Empleados, Mensajes, Consejo de la Inquisición y Traslación de las Cortes), siendo la de mayor relevancia su actuación como Presidente, llegando a contabilizar nada menos que 227 intervenciones suyas en las Cortes Generales y Extraordinarias, destacando como un excelente orador.

 

Precisamente, fue quien inauguró con un discurso todos los principios que sirvieron después de base para redactar la Constitución de 1812. Muñoz Torrero se ganó muy pronto una gran fama como orador en las Cortes. Esa intensa labor parlamentaria se completó con sus artículos en la prensa.  Lo que hizo ese día Muñoz Torrero fue una clara declaración revolucionaria, cuando manifestó que los representantes de la nación son los diputados y que en las Cortes formada por estos reside la soberanía; que sin consentimiento expreso de la Nación no hay monarca ni sucesión en el trono; que se debe proceder a la separación de poderes. Un clarísimo ideario revolucionario.

 

A la vuelta de Fernando VII y el golpe de Estado que significaba su Decreto de 4 de mayo de 1814, declarando “nulos y de ningún valor ni efecto” la Constitución y los decretos de las Cortes, Muñoz Torrero fue arrestado en la noche del 10 de mayo, declarado reo e incautándole todas sus pertenencias, entre las que se encontraban interesantes documentos y, en consecuencia, incurso en pena de muerte. A los liberales se los consideraron enemigos, no solo de la soberanía, sino de la sagrada persona del Rey, como refractarios, de nuestra santa religión, como destructores del gobierno monárquico.

El sacerdote de Cabeza del Buey fue trasladado desde la cárcel de la Corona hasta el Convento de franciscanos en Erbón (municipio de Padrón, La Coruña), adonde llegó en los primeros días de enero de 1816, provisto sólo de sus hábitos y algunos libros, condenado a seis años de reclusión allí se dedicó a la oración y a la lectura. Allí permanecería por espacio de casi un lustro (1816-1820).

Tras el levantamiento de Rafael de Riego en 1820 sería nombrado diputado del Trienio Liberal por Badajoz (1820-1823), pero en abril de 1823 entraron en territorio español los Cien Mil Hijos de San Luis, por lo que, probablemente en los primeros días de la segunda quincena de junio, el ex rector de Salamanca salía de Madrid con dirección a Badajoz, donde, protegido por sus amigos y correligionarios políticos, permaneció durante algún tiempo. A comienzos del otoño de 1823, ante el peligro que corría tras la reinstauración del orden absolutista en España, se marchó a Portugal, concretamente a Campo Maior, donde permaneció casi cinco años. Se recrudeció la persecución contra los liberales. Muñoz Torrero decidió huir a Francia. Cuando se disponía a embarcarse desde Lisboa, en el mes de noviembre de 1828, fue arrestado por los miguelistas y encarcelado en la torre de San Julián de la Barra (Lisboa). Muñoz Torrero sobrevivió los cuatro últimos meses de su vida, hacinado entre una celda subterránea que se inundaba con la subida de la marea y sometido a trabajos forzados y vejaciones bajo la dirección del brigadier José María Téllez-Jordán. Falleció a los sesenta y ocho años de edad en San Julián de la Barra (Portugal) el día 16 de marzo de 1829, este buen sacerdote, catedrático y primer presidente del primer Congreso Parlamentario español.