DEPOSITOS DE AGUA DURANTE
LA DOMINACIÓN MUSULMANA EN TRUJILLO: ALJIBES Y ALBERCA
El castillo de Trujillo se asienta sobre una elevación del terreno a una altura media de 584 m. y con unas coordenadas geográficas de 39º 27" 44" lat.N. y 2º ll" 43" long. W. de la Hoja 7O5 del Mapa Tipográfico Nacional, esc. l/ 50000. Teniendo en cuenta su nombre Turcalion, celta; Turgalium, romano; o Turaca, por su posición sobre un promontorio, su origen se remonta a un pequeño castro integrado en el espacio vetton, que evolucionaría con la romanización hasta constituirse en cabeza de prefectura dependiente de Augusta Emérita. El núcleo urbano se erige como lugar central respecto a su territorio y ubicado dentro de la penillanura dominada por elevaciones con el cerro “Cabezo de Zorro” sobre el que se asienta en castillo en un batolito granítico, lo que le confiere una posición preeminente y estratégica con respecto al resto de su territorio.
El
castillo de Trujillo es de origen árabe. La presencia de la cultura musulmana
en Trujillo surge a raíz de la expansión llevada a cabo por el general Musa b.
Nusayr desde que el 30 de junio del año 713 se apoderara de Mérida (la más
importante ciudad de Hispania durante el Bajo Imperio y la mayor concentración
urbana del reino visigodo de Toledo). La incorporación de toda aquella extensa
porción geográfica al nuevo estado islámico hubo de producirse de modo gradual
y sin demasiadas alteraciones. No es de
extrañar, por lo tanto, la reutilización de las grandes cercas romanas, tal y
como ocurriera en Trujillo o en Mérida, para el asentamiento musulmán.
A comienzos del siglo IX tuvo lugar uno
de los períodos más turbulentos con una serie de alzamientos contra la
autoridad central de Córdoba y tuvo como consecuencia política palpable la
disminución progresiva del protagonismo de las ciudades de Trujillo y Mérida y,
a la larga, su casi total anulación como centro administrativo de importancia.
Con
independencia de los motivos desencadenantes de tan repetidos incidentes, las
rebeliones emeritenses y su reflejo en continuas incursiones en Trujillo se
veían favorecidas por la especial situación estratégica de ambas ciudades
-emplazadas en el centro de una importantísima red de comunicaciones-, la
calidad de la muralla romana y las facilidades de abastecimiento de agua. Todo ello las hacía casi invulnerables ante
cualquier ejército no provisto de máquinas de asedio y de un eficaz apoyo
logística. En el caso de Mérida, pieza
clave en todo el sistema defensivo era el puente. Su interrupción obligaba a cualquier agresor
a cruzar el anchuroso cauce del río Guadiana por algún vado próximo y eso
resultaba casi imposible la mayor parte de los meses del año.
El
camino para tener sometidas a Trujillo y a Mérida era controlarlo y evitar su caída
en manos de los inquietos maridíes. En
ese propósito ordenó el emir Abd al-Rahman II levantar las Alcazabas de Mérida
y Trujillo.
Así
pues el nuevo recinto militar, alzado en Trujillo derribando la cerca urbana
romana, no estaba destinado en principio a prevenir ataques exteriores. Su alejamiento de la frontera septentrional
no justificaría su construcción sin fijarse antes en otros lugares -Coria, por
ejemplo cercanos a las áreas más amenazadas por un peligro exterior. Su función principal consistía en servir al
estado omeya como elemento represivo frente a la ciudad, controlando el acceso
a la alcazaba y el -total o parcial- de la población. Abastecimiento de agua,
de lo que se deriva la construcción de aljibes.
Ambos
recintos –Trujillo y Mérida- reproducen el mismo esquema por su planta
cuadrada, por la utilización de torres rectangulares de poco saliente, en los
paños, y de otras más grandes, en las esquinas, y por el esquema de puerta con
arco de herradura, flanqueada por dos torres.
Es
factible atribuir al segundo recinto de Trujillo –el albacar- una fecha
semejante a la segunda fase de construcción de la muralla de la ciudad de
Cáceres, obra igualmente islámica, representada por una serie de elementos
edificados con sillares de granito –a veces reutilizados- dispuestos a soga y
tizón. Se accede al mismo por una puerta de arco simple entre dos torres de
flanqueo.
El
castillo recibió algunas reformas con los imperios africanos (almorávides y
almohades. La utilización de la alcazaba de Trujillo en la primera mitad del
siglo XII como base de operaciones para los contingentes locales o forasteros
periódicamente ocupados en devastar las fronteras cristianas próximas y ese
carácter de punto de concentración de tropas hubo de repercutir en la forma y organización
de las murallas urbanas y de sus compartimentaciones internas. La revisión de
todo el proceso aclara la estructura de las defensas trujillanas. Es muy
probable la utilización del albacar como espacio para acantonar tropas en
momentos de concentración. Así se explicaría su edificación –en realidad
constituye un tercer espacio amurallado, sumado al de la cerca urbana y al de
la alcazaba o área de estricto uso militar-, su situación adyacente a la
alcazaba- con acceso directo desde ésta y desde la medina. Las tropas foráneas
quedaban acuarteladas y defendidas y, a la vez, separadas de las otras dos
zonas constituyentes del núcleo urbano, habida cuenta de la noticia del viajero
ceutí al-Idrisi que visitó personalmente Trujillo los primeros trece años del
siglo XII: “Es grande y parece una fortaleza. Sus muros están solidamente
construidos y hay bazares bien provistos. Sus habitantes, tanto jinetes como
infantes, hace continuas incursiones en el país de los cristianos.
Ordinariamente viven del merodeo y se valen de ardides” (Idrisi, Geografía
de España: 177-8. Tex. 186-7).
Extremadura,
convertida por motivos de los acontecimientos bélicos en uno de los puntos
neurálgicos del extremo norte almohade, se acometió una labor de
acondicionamientos y refuerzo general de la frontera, cuya amplitud puede
advertirse claramente, fijando las características de sistema táctico
establecido por la dinastía africana. Como características principales destaca
el tapial, tabiya, como material constructivo; recrecimiento de los muros,
utilización de torres más salientes y de módulo más cuadrado que las habituales
hasta entonces; incorporación de albarranas, en ciertos casos de planta
poligonal, y uso generalizado de puertas en recodo. En Trujillo es frecuente la presencia de mechinales,
cubiertos con enlucidos decorados con falso aparejo de sillares. Las albarranas
de Trujillo son todas posteriores al resto de los recintos, de los que se
diferencian apreciablemente por su forma constructiva. Las torres de aquellos
están levantadas mediante un relleno de piedra y tierra vertida
desordenadamente dentro e las caras perimetrales, de aparejo y mampostería bien
dispuestos, sistema constructivo característico de lo omeya, por el contrario,
para las albarranas se empleó un sistema más cuidadoso, a base de colocar cajas
de mampuesto entre lechadas gruesas de una cal muy pura. La técnica es idéntica
a la usada en los edificios de tapial y posee sus paralelos más evidentes en
Badajoz y Cáceres.
Nuevas reformas y torres se alzaron
después de 1170, cuando Trujillo fue arrancado de las manos del aventurero
Gerardo Sempavor, y otras reformas y añadidos cuando las tropas de Alfonso IX
amenazaban las Vegas Bajas del Guadiana. Poco sentido tendría, si no,
refortificar una alcazaba donde se aunaban unas condiciones defensivas
importantes de cara al exterior.
Existen dos aljibes en el recinto principal. Otro,
más bien un pozo, se encuentra en el albacar, cercano a la ermita de San Pablo,
obra del siglo XVI.
Los dos primeros, objeto de este estudio, se
hallan adosados y ostentan planta distinta en cada caso. El exterior es
geminado y con las claraboyas superiores como único modo de acceso desde la
Plaza de Armas del recinto. Está cubierto por bóveda de medio cañón, que a los
dístales del eje remata en una nacela remitida y se comunica de un lado al otro por dos arcos de medio punto
peraltados y apoyados en una columna de granito de fuste liso sin basa ni
capitel, de 72 cms de altura. En sus lados
Este y Oeste tiene un andén de 2 m. y 2´42 m. de ancho. La longitud es
de 9 m. y la anchura de 1´60 m. y 1´70 m. de diámetro y el de los pequeños
arcos del andén de 56 cms. y 67 cms. La obra es de piedra y ladrillo. Guarda
cierta semejanza con el del castillo del Pinar y el de la Alcazaba de la Alhambra (Granada).
El aljibe interior es de planta irregular,
aprovechando el espacio dejado entre el aljibe anterior y los paramentos
exteriores. Tiene escalera de acceso desde la llamada Plaza de San Pablo, que
da acceso a un andén. Se divide en 8 cámaras distribuidas en forma de
"L". Cada uno de los compartimentos se comunica con el otro mediante
arco de medio punto, de 2´10 m. de altura, con estribos para reforzar las
paredes contra el empuje del agua. Los dos cuerpos principales del mismo se
divide por una nervadura en bóveda. La fábrica es de ladrillo y argamasa. Ambos
aljibes corresponden al siglo XIII.
En el año 2002 se ha llevado a cabo la rehabilitación de
los aljibes como espacio libre a través de la afirmación de su carácter público
(para hacerlos visitables por el turista). Realizándose la reposición de muros,
elementos de accesos en mal estado, de
acuerdo a su configuración original, con repaso de los rejuntados en deficiente
estado de ejecución
EL ALJIBE DEL ALCAZAR DE ALTAMIRANO
En la Casa-Fuerte de Altamirano, que probablemente fue
Alcázar árabe de la época del Califato, y más tarde fue transformado en palacio
señorial de Fernán Ruiz, cabeza de linaje de los Altamiranos y que tan
eficazmente contribuyó a la reconquista definitiva de Trujillo, se encuentra un
artístico aljibe árabe que se ha puesto en valor desde hace tres años
con su apertura al turista.
De este aljibe tenía noticias por referencias documentales
en Acuerdos Concejiles (Libros de Actas Capitulares), que se conservan en el
Archivo Municipal, donde constan provisiones municipales sobre la limpieza del
aljibe de la Plazuela de Altamirano, sobre cómo y cuándo se ha de sacar agua de
ellos sobre que se cierren y tapien en tiempos de guerras y probables asedios
que pudiera sufrir Trujillo. Previsión esta muy acertada sobre todo para que el
enemigo, a su paso por aquí no envenenarse las aguas.
Este Aljibe fue descubierto en 1964 por don Juan Tena
Fernández, el entonces Cronista Oficial de la Ciudad. En calidad de Sub-Apoderado del Patronato de
Defensa del Patrimonio Artístico Nacional dio cuenta del hallazgo a quien
jerárquicamente correspondía. El Alcalde don Julián García de Guadiana
autorizó la apertura de la puerta
tapiada y mostró un interés decidido por los aljibes. Pero, debido a su mal
estado de conservación volvieron a tapiarse, hasta el año 2004 que con motivo
de la concesión del Plan de Dinamización Turística se han rehabilitado y
abierto al turismo.
Son de tracería árabe, con tres naves sobre muros maestros
y sobre arcos sostenidos por pilastras, cubiertos con tres bóvedas de cañón. Se accede al interior por una
puerta en arco de medio punto. Los materiales utilizados: granito en sillar,
mampostería y argamasa.
Las
dimensiones son: altura, 10 metros; longitud, 13´15 metros; ancho,12´10 metros;
grueso de pilastras, 0´90 metros, luz de
arcos laterales, 3´75 metros; altura 5´50 metros; luz de arcos centrales, 3´85
metros; altura, 5´50 metros.
LA
ALBERCA
A escasos metros de
este aljibe se encuentra una Alberca árabe. La existencia de agua en
esta zona y su utilización tiene lugar en época romana, su uso para baños y
riego, cerrando con muros –donde se aprecia el sillar bien escuadrado a soga y
tizón y alguna inscripción romana en su fondo como piedra de acarreo- y
canalizando el agua excedente hacia el exterior. Hasta el siglo XIX el agua de
La Alberca llegaba extramuros al Campo San Juan sirviendo a los abrevaderos del
ganado trashumante y local en aquella encrucijada de Cañadas Reales que sigue
siendo Trujillo. En la primera mitad del siglo XX seguía vertiendo agua hacia
la huerta del Hospital de la Concepción.
La Alberca nunca se seca, mana agua por las múltiples filtraciones que
tiene la piedra, y tiene doce metros de profundidad. Se han realizado estudios
químicos de sus aguas y se ha comprobado que sirven para curar infecciones
oculares (conjuntivitis), además después del baño la piel queda muy suave
siendo una magnifica terapia que aporta su energía magnífica al equilibrio
corporal y por ello es de primordial importancia cuidar su limpieza con máxima
rigidez. De ahí, que probablemente fuera utilizada como termas por los romanos.
La pieza de cantería que hay tapando su entrada es un sarcófago
antropomórfico visigodo del siglo VII d. C., resto de la vieja necrópolis que
rodeaba a la iglesia de La Vera Cruz, quedando constancia en su torre espadaña
construida con aparejo romano. Al otro lado de La Alberca, tras la torre
circular, están los restos de una construcción mozárabe, edificio fortificado
que fue el convento-cuartel de los primeros caballeros de Trujillo "Ordo
Militum Turijulia", que se unirían al Pereiro, origen de la Orden de
Alcántara (entre 1185 que toma Alfonso VIII la ciudad y 1196 cuando perdió la
batalla de Alarcos recuperándola el
caudillo almohade Ben Yucef, hasta la reconquista definitiva de la ciudad el 25
de enero del año 1232.
DOCUMENTOS
ARCHIVO MUNICIPAL DE TRUJILLO
- Carta
de los Reyes Católicos sobre las obras de la Fortaleza. En Segovia.
Traslado (1503-IX-9) fol.
120v-122v 3/1.
- Nombramiento
de dos hombres para las obras de la fortaleza. En Segovia. Traslado
(1503-IX-9) fol. 122v-123v 3/1.
- Acuerdo:
Dinero para la obra de la fortaleza y remate de la misma (1509-II-23) fol.
102v-103-9/1.
- Acuerdo:
Libramiento de dinero para hacer un baluarte en la fortaleza (1509-IV-13)
fol. 115-116 -9/1.
- Acuerdo:
Libramiento salario albañil para las obras de la fortaleza (1059-V-11)
fol. 123 -9/1.
- Acuerdo:
Libramiento de alcaide para la fortaleza para su reparación (1515-II-16)
fol. 148-148v -11/1.
- Carta
de Fernando el Católico al Concejo de Trujillo dada en Abertura para que
se tomen cuentas de los gastos efectuados en las obras de la fortaleza de
la ciudad. (1516-I-13)
fol.542v-10/14.
- Traslado
de cédula de la Reina Dña. Juana para que se paguen 50 mil maravedíes para
las obras de la fortaleza (1516-I-13) fol. 543-3/1.
- Acuerdo
de que se libren los 50 mil maravedíes para las obras de la fortaleza
(1516-III-15 ) fol 312v-313v-11/1.
- Acuerdo:
Mandamiento de que se escriba una carta al Rey, al Consejo Real, al
Procurador de la ciudad y al Regidor sobre la venta de la fortaleza de la
misma a "un Grande del Reino a quien la ciudad tiene odio"
porque ello causaría un gran perjuicio. (1520-IV-27) fol. 66-66v-14/1.
- Acuerdo:
Se vota a quien se dará la fortaleza y según la cédula de su majestad ni
se dará a gran señor ni persona sospechosa ni parcial (1520-v-29 fol.
76-77v-14/1.
- Acuerdo:
Presentación de una cedula donde se estipulan los maravedíes que se
destinaran a reparaciones de la fortaleza (1525-VIII-28) fol 16-17 -16/4.
- Acuerdo:
Que se controle la obra que se va a realizar en la fortaleza (1540-VI-11)
fol.260-22/2.
- Acuerdo:
Que se repare la fortaleza en el aposento bajo y en otras partes
(1541-IX-23) fol.10v-11 -24/1.
- Acuerdo:
Que se mandó hacer un altar a la Victoria (1546-IX-3) fol. 170-26/1.
- Acuerdo:
Que la obra del arco, la bóveda, altar y escalera de Ntra. Sra. de la
Victoria la haga Sancho de Cabrera (1547-v-23) fol. 240-257 -26/1.
- Acuerdo:
Libramiento a Sancho de Cabrera del tercio de la obra de la Victoria
(1547-VIII--26) fol268v-270v-26/1.
- Acuerdo:
Se nota la necesidad que tiene la fortaleza de reparos (1530-III-8) fol.
265-266 -18/1.
- Acuerdo
Que se ponga la imagen de Ntra. Sra. en la bóveda de la fortaleza entre
las dos torres según se apareció cuando la ciudad fue tomando a los moros
y según su escudo de armas y que se haga procesión el dia de Ntra. Sra. de
Agosto con la imagen que se ha de hacer de piedra y bien lucida y bien
dorada y que ese día se corran toros y después se repartan entre la
clerecía (1532-IV-21) fol. 123-124-19/1.
- Acuerdo
: Mandando a Diego Duran que haga una imagen de Ntra. Sra.. de piedra para
poner en la fortaleza (1531-IV-24)Fol. 124-124v-19/1.
- Acuerdo:
Libramiento a Diego duran para la imagen de Ntra. Sra.. que se ha de poner
entren las dos torres (1531-IV-5) -19/1.
- Acuerdo:
Libramiento a Diego Durán por la obra de poner la imagen en la fortaleza
(1531-IV-26) fol. 144v -148-19/1.
- Acuerdo
Juramento de tasadores de la obra para asentar la imagen de la Virgen. Los
tasadores dicen que están conformes con 14 mil maravedíes (1531-X
-16)19/1.
- Acuerdo:
el alcaide de la fortaleza pide que le liben los dos años que le deben de
la obra de la fortaleza (1553-V-19) fol. 4-54-20/14.
- Acuerdo:
Libramiento de 50 mil maravedíes para la obra de la fortaleza que es muy
necesaria (1553-V-30)20/4.
- Acuerdo:
Que el alcaide de la fortaleza notifique cuando hay que hacer una obra en
la fortaleza (1533-XII-22) fol.91-91v-20/14.
- Acuerdo:
Libramiento para reparar el aposento del alcaide en la fortaleza y la
escalera por donde suben al homenaje (1585-I-4) fol. 239v-240 -20/14.
- Acuerdo:
Libramiento por la obra de la fortaleza (1536-X-9) fol. 168-170v -21/4.
Fuentes
documentales
- Descripción
de Trujillo, según al- Idrisi. Al -idrisi (1974) pp.177 y 178.
- Las
localidades de la cura de Mérida según
Yaqut. Alemany, J, (1919 - 1921) pp.79 a 124.
- Descripción
de Targalo. Al- Himyari (1938), pp 79-80.
- Determinación
de los itinerarios de España. Ibn Hawkal (1971) p.68
- Nombramiento
de nuevos gobernadores según una Crónica Anónima de Abd al Raham III al
Nasir. Crónica anónima (1950) p. 158.
- Principales
gobernadores en las tahas del país, según Ibn Hayyan de Córdoba. Ibn
Hayyan (1981) pp. 193.
- Visires
y gobernadores según Ibn Hayyan. Ibn Hayyan (1981) pp. 237 y 238.
- Referencia de Averroes. Fº 146 Al -
Maqqari (1964) C.I appendix XVII y
XVIII.
- Noticias de la traición del extranjero
Gerardo. "El Gallego", a
parte del país de oeste del Andalus
y sus castillos según Ibn Idari. Ibn-Idari (1963) pp.402 y 403.
- Noticias
de los sucesos de traición del extranjero "Gallego" Giraldo , en
las ciudades y castillos de Occidente y del Sur , según Ibn Sahib al Sala.
Ibn sahid al- Sala (1969) pp. 137 y 138.
- Toma
de Badajoz y levantamiento del
sitio por Fernando II de León. Captura de Geraldo y entrega de sus conquestas. Ibn Sahib al-Sala (1.969) pp. 143 y 145.
- Conquistas
de Alfonso Enriquez, según al-Maqqari. Al-Maqqari, (1964) v.
II. Libro VIII, capIII , p. 318
- Sitio
de Badajoz - 564 H (1.168-1.169 d. C.) según Ibn Jaldun.
- Ibn
Jaldun (1.938) v. II pp. 198 y 199.
- Algara
de Al- Mansur despues de la batala de Alarcos, segun al-Himyari. Al-Himyri
(1938) pp. 18 y 19.
- Algara
de Al-mansur despues de la batalla
de Alarcos, segun Al-Maqqari. Al-Maqqari (1.964) v. IIapp. LXVI
- Fecha
de conquista de Trujillo por los cabaleros de la Ordes de Alcantara.
Anales Toledanos, segun Flórez, H. (1.797)
España Sagrada, L. XIII, trat. 4. cap. 7.
- Chronica
Albedense. Gómez Moreno (1932). Las Primeras Crónicas de la Reconquista.
El ciclo de Alfonso III. BRAH, pp. 562-628.
- Epitafio
de Muhammad Ibn Sulaiman. 408 H (30 de mayo de 1017- 20 de mayo 1018).
Codera, F. (1914) rp. 117 y 119.
- Cronicón
Lusitano. Historia de la Baja Extremadura. Terrón Albarrán, 1979, p.
297.
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