miércoles, 12 de julio de 2023

 

ALQUERQUE DE NUEVE Y ALQUERQUE DE DOCE, JUEGOS MEDIEVALES GRABADOS EN PIEDRA EN TRUJILLO Y SU TERRITORIO.

 

 

 

 

El  juego denominado de “alquerque de doce”, es el antecesor del juego de las damas.

Analizaremos este juego apoyándonos en el Libro de los Juegos de Alfonso X el Sabio.

Alquerque es la palabra española por la que se conoce el quirkat, un antiguo juego de los árabes que se adaptó a nuestra cultura a raíz de la presencia musulmana en la península ibérica. Según algunos cronistas, el quirkat fue practicado durante varios milenios en Egipto y Oriente Medio. Existe un diagrama inacabado de este juego grabado en una de las losas del templo de Kurna en Egipto, construido unos 1400 años a.C.
Alfonso el Sabio describió varias versiones del alquerque en su Libro del ajedrez, dados y tablas. Una de ellas, el alquerque de doce, se parece mucho al que todavía hoy es practicado en muchos establecimientos públicos de España. El alquerque es, esencialmente, una forma primitiva del juego de las damas.

 

Hemos encontrado varios repartidos por Trujillo y en el berrocal. Concretamente, en la finca “Casa Casco” y, en Trujillo, hay un fragmento de sillar reutilizado en el muro de contención del atrio de la iglesia de San Martín, que preside con toda su grandeza la Plaza que se extiende a sus pies. El sillar en cuestión está colocado en posición vertical y pegada al citado muro, poseemos una amplia escalera de acceso a la mencionada iglesia.
Este, en concreto, es la representación de un tablero de juego de un "alquerque de doce", con dos cazoletas bien definidas, una más grande que la otra. Como decimos no está completo el diseño geométrico, pero por la composición grabada que cada hoy día se trata del tipo de juego que apuntamos.

 

El otro juego, se encuentra grabado en la zona subterránea de los calabozos del denominado "Palacio de la Conquista"  y es similar al existente en las Casas Consistoriales, cercanas al citado palacio, corresponde igualmente a un tablero de un “alquerque de doce”.

 

En la calle "Cambrones", exactamente en el número 6, que ocupa actualmente la "Posada dos Orillas", empotrado en la pilastra (del lado izquierdo) que sostiene un arco de ladrillo, en la recepción de este atractivo hotel, contemplamos un sillar granítico de unos 60 X 44 centímetros, en el cual se encuentra perfectamente grabado un gran tablero de juego del tipo "alquerque de doce", midiendo el lado del cuadrado unos 38 centímetros. Es curioso señalar que en la mayoría de las intersecciones de las líneas, posee unas pequeñas cazoletas. Podemos ver como el sillar en su parte inferior, conserva parte de pintura antigua, a modo de zócalo. El edificio data del siglo XVI.

 

En otros lugares, como en la Villeta de Azuquén, a 15 kms. de Trujillo, próximo al río Tozo, hemos descubierto varios tableros sobre piedra del juego denominado "Alquerque de Nueve", también llamado "Triple Recinto".

En la Villeta, concretamente, es donde más testimonios se conservan de este grabado en piedra. La Villeta fue una importante fortificación musulmana, conquistada por las tropas de Alfonso VIII, siendo donada esta villa el 6 de marzo de 1195 a la Orden de San Julián del Pereiro (posteriormente Alcántara) por los servicios que su maestre, D. Gómez Fernández, había prestado al rey en la memorable batalla de Alarcos, 1195.

El juego "Alquerque de Nueve" fue practicado durante varios milenios en el Norte de Africa y Oriente Medio, e incluso es probable que uno de los juegos practicados por el hombre del Neolítico, en petroglifos encontrados en los Alpes y en Galicia, fuese el Alquerque.

Durante la Edad Media fueron los árabes los que difundieron este juego por la Península Ibérica. No en vano, el nombre del juego proviene del árabe al-qariq (sitio plano), siendo mencionado en el libro Kitab-al-Aghani y, después, en el Libro de los Juegos de Alfonso X. En este libro el Alquerque es comparado al Ajedrez en cuanto a la técnica a utilizar, pero el juego es similar al nuestro de Damas, teniendo cada jugador doce o nueve fichas –según sea el tablero- e incluso tres en la forma más simple, mediante las que se tratará de saltar sobre su contrario, para irle capturando las suyas. Son varios los significados que podemos extraer de los tableros de juego. Una primera interpretación nos llevaría a considerarlos como símbolos gremiales de los  constructores medievales, como si se tratara de una marca de cantero, estando relacionados con el complejo simbolismo de los gremios.

Los griegos pasan por ser los míticos inventores del Alquerque, considerando que lo crearon para matar el aburrimiento durante el asedio a la ciudad de Troya- Este juego era designado "Las Mérelles", que, traducido, significa "madre de la luz", designa también la concha de Compostela, el emblema de los peregrinos que se dirigen a Santiago, y también es el símbolo esquemático de aquella pata de oca adoptada por los constructores medievales que recorrían el Camino de Santiago, el símbolo de la pata se sincretizó en la vieira.

Otra interpretación nos orienta hacia un sentido mágico. Los tableros de juego pudieran ser talismanes mágicos que protegerían contra las influencias maléficas defendiendo los edificios, tal y como utilizaban los asirios los triples recintos grabados sobre tablas. Pero ni las consideraciones de orden histórico, ni el posible papel de marcas de constructores, o la faceta mágico-supersticiosa, deben hacernos perder de vista una explicación ligada a la naturaleza misma del objeto: los tableros de juego pueden ser considerados como símbolos cósmicos, instrumentos de meditación. Este aspecto de interacción parece ser el que rige una variante del juego, denominada en Francia "mérelle" -derivado del nombre griego del Alquerque-, realizado sobre un tablero de Alquerque de Nueve. Se juega con un peón por personas y los dados, el juego consiste en que, partiendo del punto central y realizando un recorrido espiral, el jugador debe llegar el primero al punto final del recinto más exterior. Cada punto del tablero ostenta una denominación astronómica, empezando por el central, que corresponde al Sol y continuando hacia el exterior por los recintos sucesivos: Venus, Neptuno, Mercurio, Urano, Saturno, Júpiter, Marte, Tierra, Libra, Virgo, Leo, Piscis, Acuario, Capricornio, Sagitario, Escorpio, Pegaso, Orión, Hércules, Cáncer, Géminis, Tauro, Aries y Aguila. Se trata de llegar a dominar los mundos astronómico o astral y terrestre, partiendo llegar a dominar los mundos astronómico o astral y terrestre, partiendo del mundo celeste (sol).

No olvidemos que el Medievo se sustenta en el principio constante del símbolo que une al objeto con el significado espiritual que está en el fondo de la materia, siendo el medio para pasar de un plano a otro. El "Alquerque de Nueve", por tanto, es algo más que un juego.

Grabados con esta representación, además de la Villeta de Azuquén, los hemos localizado en las escalinatas próximas a la puerta de las Palomitas, como piedra de acarreo. Existe otra en la muralla del Espolón, hay otro en una casa particular en la calle Huertas, numero 7.

 

                                       


                               

 





                                                                      

 

 

martes, 11 de julio de 2023

 

LA CASA-FUERTE DEL “TANTO MONTA, MONTA TANTO”

 

Los Reyes Católicos tuvieron una intensa relación con la ciudad de Trujillo y gran amistad con algunos de sus habitantes, especialmente con Luis Chaves el Viejo, en cuya casa fuerte los monarcas acordaron firmar, de allí en adelante, todos sus documentos con las rúbricas de ambos, dando lugar al famoso lema Tanto Monta Monta Tanto, que suele acompañar a las flechas y al yugo. También en el palacio de los Chaves la reina Isabel firmó el tratado de Alcaçovas, que ponía fin al conflicto con el país vecino el 27 de septiembre de 1479. Aquí vivieron  los monarcas en la decena de ocasiones que Católicos visitaron Trujillo.

 

Custodiando   la  Puerta  de  Santiago  y   lindando  con la muralla de la Villa,  se  levanta  la  casa-fuerte  de  los  Chaves  el  más  importante  de  los  alcázares  trujillanos  y  uno  de  los  más  notables  ejemplos  extremeños  de  esta  tipología  arquitectónica  cívico-militar.

A partir de la reconquista cristiana de 1233, tanto el castillo de Trujillo como la muralla experimentan reformas y ampliaciones significativas, incidiendo unas y otras en el paisaje urbano y arquitectónico del Trujillo bajomedieval. De las siete puertas que permitían el acceso al interior de la Villa, en la puerta de Santiago se ubica la Casa-Fuerte de Luis de Chaves “El Viejo”[1], cuya situación junto a la Puerta de la Villa garantizaba la defensa de la misma. Es un palacio austero pero de grandes dimensiones, cuyos perfiles exteriores están protagonizados por las altas torres que, junto con las de la muralla, formaban parte del sistema defensivo de la Villa y de los accesos al interior de esta.

Los  orígenes  del  edificio  se  remontan  a  la  primera  mitad  del  siglo  XIV  y  se  deben  a  la  iniciativa  de  Juan  Alfonso  de  la  Cámara,  del  linaje  de  los  Altamirano,  que  fue  camarero  del rey Alfonso  XI. El nieto de Fernán Ruiz de Castro, Alfonso Mateos de Altamirano cambió su apellido por Mateos de Trujillo, se casó con Teresa Sandoval y fueron padres de Juan Alfonso de la Cámara. Preparó este alcázar como vivienda familiar donde se iniciará el mayorazgo de Orellana la Vieja reparando la puerta de Santiago en tiempos de Alfonso XI tal y como reza en la inscripción:

EN LA ERA DE MIL E CCC E LX E IX AÑOS (1331)
EN EL MES DE EL MUY NOBLE REY
DON ALFONSO VNCENO TRUGLLO
LA SEGUO DEL ALLO QUE EL MURO
DESTA VILLA QUE ES DADA ONDO... (mandó reparar la muralla)
(hay un escudo de Castilla y León, y otro de Altamirano. Fuera, en la hornacina ahora vacía, había una imagen de Santiago en piedra y al lado otro escudo Altamirano).
Anexa otra inscripción donde podemos leer:

ALFONSO MATHEOS DE AL
POSO MATEO DE TRUGSELLO
E EL DIGNO SONAR AL DORSO
E OMENEOL ALABRAR
MEDES PRIMERO DIA DE AGOSTO
DE LA DIGNA ERA SONAR DE CORDOVAR.





Alfonso Matheos de Trujillo tomó el título "de Trujillo" por derecho de familia ya que en tiempos de Fernando II de León su antepasado Fernando Rodríguez de Castro se convertirá en señor de Trujillo por apresar en 1169 (batalla de Badajoz) al portugués Gerardo Sempavor que le entrega Trujillo, Montánchez, Santa Cruz y Monfragüe. Por esta causa el apellido de Trujillo tiene las mismas armas que los Castro: trece roelas.

En  esta  casa  viviría  hasta  que  se  traslada  a  otra  vivienda  de  su  propiedad,  dejando  el  alcázar  a  su  hija  Marina  Alfonso  de  Orellana,  la  cual  había  casado  con  Nuño  García  de  Chaves[2].  Los  nuevos  inquilinos  del  edificio,  sobre  el  que  Juan  Alfonso  de  la  Cámara  les  había  otorgado  mayorazgo,  lo  ampliaron  para  incrementar  su  nobleza,  aunque  sería  el  nieto  de  éstos,  Luis  de  Chaves,  quien,  mediante  importantes  obras  de  remodelación,  consiguió  dar  al  edificio  el  empaque  que  hoy  presenta  y  que  hizo  de  él  en  el  siglo  XV  uno  de  los  edificios  más  importantes  de  Trujillo.

 Tras la batalla de La Albuera, 24 de febrero la reina Católica negoció la paz desde Trujillo que se firmó en el Tratado de Alcaçovas firmado el 4 de septiembre y confirmado en Trujillo el 27 del mismo mes. Suponía el fin de la guerra, la confirmación de doña Isabel como reina de Castilla.  Testimonio de esta importancia que tuvo Luis de Chaves en la vida política de los monarcas Católicos, es el hecho de que su Casa-fuerte fuera residencia de los Reyes Católicos durante sus visitas a la ciudad en 1477 y 1479. En los escudos que aparecen en diferentes ámbitos del palacio muestran las cinco llaves de los Chaves, y la tres bandas ajedrezadas horizontales de los Sotomayor, desde que Luis de Chaves se casara con la hija del maestre de Alcántara, don Gutierre de Sotomayor.

Por tanto, los Reyes Católicos tuvieron una estrecha relación con nuestra ciudad, durante sus estancias en Trujillo residieron en el Palacio de Luis de Chaves, ocupando un primerísimo plano en acontecimientos entre los años 1474-1480, cabe citar: el famoso "Tratado de Trujillo", que cerró el enfrentamiento contra los portugueses en la batalla de la Albuera, y cómo la lealtad de Trujillo para con Isabel fue premiada con la construcción de los conventos de la Encarnación, San Pedro y San Miguel, las Casas Consistoriales, la Santa Hermandad y el artístico Rollo; las exequias por Juan II de Aragón, en la parroquia de Santa María la Mayor. En un total de siete veces estuvieron los Reyes en Trujillo, según la documentación existente en el Archivo Municipal, en Crónicas y en documentos del Archivo Diocesano de Badajoz, Histórico Nacional de Madrid y de Simancas, firmados por los mismos monarcas.

La relación de Isabel con Trujillo surgen cuando no era más que Princesa, como lo atestigua la siguiente carta dirigida a Luis de Chaves, por D. Juan Duque de Estrada:  "La Princesa. Sabed que por la gracia de Dios soy alumbrada de una Infanta he por su inmensa bondad quedé bien dispuesta de mi salud, lo cual por la confianza que de vos tengo, que deseáis mis servicios y prosperidad, acordé facervos lo sabe, como es razón, con Juan de Castañoso, mi aposentador, llevador de esta, el qual me dio por merced le mandase dar para vos cerca de ello, porque soy bien cierta habréis dello placer. De Dueñas a dos de octubre de 1740.-Yo la Princesa.- Por la Princesa- Alfonso Dávila"[3].

La mayoría de los historiadores modernos y antiguos, entre los que se encuentra Francisco de Hinojosa, con su obra "Extremadura en el siglo XV", coinciden en afirmar que en 1474, era señor de Trujillo don Diego López Pacheco. Enrique IV le encomendó que cuidase a su hija la Beltraneja. Las Cortes aclamaban a la hermana del rey, doña Isabel; más con la tercería de don Diego, se concierta en Trujillo el enlace de doña Juana la Beltraneja con el rey de Portugal, Alfonso V. Acudieron al festejo el 1 de mayo de 1475 seiscientas lanzas y mil infantes, para reforzar la guarnición del castillo. Don Luis de Chaves fue fiel servidor de Isabel, a su lado se pusieron también Alonso de Monroy y su hermano "El Bezudo", cuyas espadas eran las más temidas de Castilla. La Beltraneja marchó a Plasencia para tener más seguridad en sus desposorios. Precisamente, Gonzalo Fernández de Córdoba, defendió los derechos de Isabel contra la Beltraneja.

Fue eficaz la presencia de soldados trujillanos a favor de los reyes en los primeros días de su reinado, conteniendo en la frontera a los portugueses, mientras ellos los aniquilaban en los campos de Zamora y Toro. Influyeron eficazmente en el resultado de aquella guerra, y con notable ventaja para las armas castellanas, el Comendador de León y Diego Ramírez de Segarra, se apoderaron de la fortaleza de Nodar; el famoso Clavero de Alcántara D. Alonso de Monroy, que conquistó la plaza de Alegrete. Uno de los más destacados hombres que colaboraron estrechamente en la unidad de Castilla fue el trujillano Luis de Chaves (en cuyo palacio de Trujillo pernoctaban los monarcas católicos durante sus estancia en la ciudad). La batalla entre España y Portugal quedó bajo el bando de Castilla. El rey decidió alzar en Toledo un monasterio que conmemorase el triunfo castellano: San Juan de los Reyes. Sin embargo, la guerra no acabó hasta el Tratado de Trujillo por el cual el monarca portugués renunciaba a sus títulos sobre Castilla. Aquel mismo año murió Juan II de Aragón, a quien heredó su hijo Don Fernando. Quedaban tres núcleos independientes en la península: Portugal, Navarra y el reino de Granada.

El 22 de enero de 1478 estaba la Reina en Trujillo, cuya Ciudad habían escogido para su resistencia el Cardenal Mendoza y los del Consejo, como punto céntrico para atender a la guerra y de fácil comunicación para la Infanta Dña. Beatriz de Portugal, tía de Dña. Isabel. En esta Casa-Fuerte tuvieron lugar las honras por el Rey de Aragón, se firmó la tregua con el Rey de Francia y se acordó la fórmula de encabezamiento de las Cartas y Provisiones de los Reyes.

De nuevo, residían en Trujillo Fernando e Isabel, en el palacio de Luis de Chaves, cuando acordaron unificar sus reinos y llamarse en lo sucesivo Reyes de España. Luego, para evitar suspicacias entre los vasallos, vino aquel lema TANTO MONTA. Por tanto, en el recinto palaciego de los Chaves fue concebida la unidad de España. Es la hora de plenitud histórica para los trujillanos que partieron en masa de la ciudad hacia el Nuevo Mundo. Plasmando en América jirones del ser hispano: Orellanas, Pizarros, Paredes, Loaisas y Vargas; cuyos hechos gloriosos pasaron los límites de la más loca fantasía.

 



[1] Luis de Chaves, era cabeza de la oligarquía trujillana. Los Chaves, son originarios de tierras norteñas. Su origen se sitúa en la ciudad de Chaves (Portugal) de donde tomaron el nombre. Pasaron más tarde a poblar Ciudad Rodrigo, donde los reyes de León les concedieron la merced de proveer los cargos de esta ciudad. El primero que llegó a Trujillo en el siglo XIV fue García López de Chaves quien se casó en esta ciudad con Marina Alfonso de Orellana, miembro del linaje Altamirano, el más destacado de la ciudad. Por este matrimonio quedan los Chaves unidos a todos los avatares que protagoniza este linaje en la ciudad. Vid. FERNANDEZ-DAZA ALVEAR, C: La ciudad de Trujillo y su tierra en la Baja Edad Media, 2.ª ed. Badajoz. Junta de Extremadura, 1993, pág. 172.

 

[2] Juan Alfonso de la Cámara se había criado con el Rey, de ahí le venía el apellido, y en 1325 Alfonso XI le concede el señorío de Orellana la Vieja que de hecho poseía pues en el documento le permite cincuenta pobladores más de los veinte existentes... tiene potestad para nombrar alcalde, aguacil y escribano para que le pechen sus vasallos. Las armas de los Orellana y Altamirano tienen diez roelas por su origen de los Castro, rodelas de oro que significan las aficiones bancarias de la familia. Juan Alfonso se casó con María Gil y en 1330 establece el mayorazgo Orellana la Vieja en su hijo primogénito Pedro Alfonso de Orellana que vivirá en este alcázar. María Gil se quedó viuda casándose de segundas con el hermano de fray Nuño Pérez de Monroy. Tienen también a Marina Alfonso que se casa con Hernando García de Chaves, mayorazgo Chaves de Ciudad Rodrigo, de estos nacen Chaves Herrera que sigue "in situ" heredando al padre; el segundo hijo, Nuño García de Chaves viene a Trujillo buscando la herencia de su madre Marina, que al quedarse viuda había vuelto a Trujillo para habitar en unas casas que llamaban "El Solar de la Dueña Trujillana", aquellas casas eran de la abuela María Gil. El famoso fray Nuño Pérez de Monroy fue arcediano de Trujillo y de Campos, abad de Santander y canciller de la reina Doña María de Molina. El Rey le concede en 1326 el señorío de Valverde en la sexmería de la Vera. Era hijo de Pedro Fernández de Monroy y de Mayor Saavedra, su hermano Hernán Pérez de Monroy se casó con una viuda trujillana y principal, doña María Gil, que había sido esposa de Juan Alfonso de la Cámara y tuvieron a Hernán Pérez de Monroy al que en 1348 le confirma Alfonso XI el mayorazgo con el señorío de Valverde y la sexmería de la Vera heredadas de su tío el Abad. La viuda trujillana repartió bien su sangre y vitalidad.  Pedro Alfonso de Orellana se casó con una tal Juana la Beata y hubieron varios hijos e hijas dejando el Señorío y Mayorazgo al mayor, Fernando Alonso de Orellana, que se había casado con Juana González Carvajal, Fernando fue comendador de Santiago en Mérida y su hermana Teresa Gil de Trujillo se casó con el mayorazgo de los Orellana de la Sierra-Bejarano, Diego García Bejarano alias "el Rico o el de Orellana". Un sexto hijo y tocayo, Pedro Alfonso de Orellana, sería hombre de confianza y gobernador del Castillo con los Infantes de Aragón cuando llegó don Álvaro de Luna requiriendo la fortaleza en nombre del rey Don Juan II.

 

[3] MS. de la Bibliot. Nac. Z 89.