lunes, 27 de noviembre de 2017

LOS RESTOS PREHISTORICOS DE CAÑAMERO

La fertilidad natural del suelo, unida a la gran abundancia de aguas, clima y excelente posición geográfica, determinaron el poblamiento de esta comarca desde tiempos remotos que se pierden en la bruma prehistórica. Útiles de la industria lítica se han localizado en las Mesas de las Rañas y en las terrazas del río Ruecas, consistentes en cantos rodados, raederas, bifaces. Mario Roso de Luna descubrió a principios del siglo XX en la Dehesa del Porrero, junto al río Ruecas varias hachas de fibrolita, de perfil semiovoideo, pulimentadas y finamente ejecutadas[1]. Los primeros utensilios humanos, se han encontrado en las rañas más orientales consisten en piedras hábilmente talladas que fueron transformadas en herramientas cortantes, los restos más numerosos e interesantes datan del Neolítico.
En su término municipal se ha localizado un importante conjunto de pinturas rupestres esquemáticas, formado por más de una decena de estaciones distribuidas a ambos lados del río Ruecas, en las terrazas del mirador y detrás del castillo, clara vía de penetración prehistórica hacia la zona montañosa de las Villuercas, destacando la Cueva Chiquita o de Álvarez[2], el cancho de la Burra, las pinturas de Asunción, de la Rosa y los Vencejos, del Batán o en La Madrastra[3]. Nos encontramos ante varios conjuntos de pinturas esquemáticas trazadas generalmente en las superficies rocosas más pulimentadas y visibles de las covachas, abrigos o paredes al aire libre, que se han conformado en los afloramientos de cuarcitas. En Cañamero es donde han aparecido la mayor densidad de pinturas esquemáticas de las Villuercas así como en los abrigos de las proximidades de Berzocana, desde que las descubriese en 1916 el abate francés Henri Breuil, respondiendo a figuras de tamaños pequeños, pintadas con un solo color, en tintas planas de tonos rojos, a los que siguen en abundancia pigmentos negros o blancos. Formas humanas o de animales y signos, encontrando las estaciones pictóricas más impresionantes en la margen derecha del río Ruecas, en las umbrías de la Sierra de la Madrila y la del Pimpollar.
Menos abundantes son los conjuntos de grabados rupestres. Se trata de cazoletas, series de trazos o figuras muy esquematizadas, inscritas en superficies rocosas, contando con importantes ejemplos en Cañamero concretamente en el lugar conocido como Vaciancha.
También nos encontramos con restos de viviendas o chozas presumiblemente circulares, su construcción arranca directamente de la roca madre sin ningún tipo de cimentación, a lo sumo se aplanaba el terreno y se desbastaba la superficie de la roca para colocar las primeras hiladas. A continuación se levantaba el muro sin argamasa y se cubrían los huecos con barro. La estructura se remataba con una cubierta vegetal compactada con pellas de barro. Este tipo de hábitat es muy característico de la última etapa del Bronce.
Próxima a una de las viviendas hay una peña con cazoletas. Una de las cuestiones que más incógnitas han provocado a los arqueólogos a la hora de datar y ofrecer una explicación coherente  son las cazoletas.  Se conjetura que las ha ido creando la naturaleza con el tiempo, sin que el hombre haya intervenido para nada. Pero es cierto, sin embargo, que algunas de las cazoletas que presentamos en este estudio presentan circunstancias y características que hacen sospechar que, sobre una base natural, alguien en algún tiempo y por alguna circunstancia las ha transformado por algo y para algo que no conocemos. Las cazoletas localizadas tienen un diámetro aproximado de entre 10 y 15 mm,  se encuentran agrupadas. Es difícil encontrarle el significado concreto. Lo primero y más importante en estos casos es saber discernir lo hecho por la naturaleza de lo que no lo es. Cuando estamos seguros de lo segundo es cuando comienza la investigación arqueológica.
Algunos investigadores indagan la relación que pudiera existir entre la colocación de las cazoletas sobre las peñas y las visiones del cielo. Con modernos mecanismos de medición están encontrando relaciones evidentes entre fenómenos periódicos de tipo climático (equinoccios, solsticios…) y algunos casos de cazoletas. Esto pudiera tener una explicación sencilla en unas sociedades en las que no existían los mecanismos para saber las horas, el tiempo, etc. Sabían de la periodicidad de los fenómenos en el cielo porque los veían y tenían que fijar pistas para detectarlos.  De hecho, muchas de las tareas de su economía agraria estaban basadas en los ciclos del sol, por lo tanto era preciso conocerlos con exactitud. Evidentemente esos lugares se convertían en sitios sagrados y como tales, teniendo en cuenta que su uso era durante mucho tiempo, se dejaban marcas unas veces simbólicas y otras destinadas a marcar pistas para la detección de los fenómenos celestes que les interesaran. Algunas de esas marcas eran las cazoletas aludidas y en las que a través de su estudio parece evidente que al menos las de algunos puntos tenían que ver con la observación fenómenos celestes, pero en otros no, lo cual indica que su cometido no era exclusivamente astronómico.
También, pudiera darse el caso de que las cazoletas fueran huecos para contener líquidos utilizados para un determinado ritual, ya que algunos pueblos actuales de estructura primitiva labran estas cazoletas buscando recoger el ellas el agua lustral, por ejemplo el agua procedente del rocío. En otro caso, podemos relacionarlas con lugares donde van a reunirse para honrar a una divinidad y de paso comunicarse inventos y adelantos, cambiarse productos. También, por la disposición de las mismas, pudiera tratarse de algún tipo de juego primitivo e incluso, hemos llegado a aventurar la hipótesis de encontrarnos con los más primitivos planos de una tribu, la ubicación de sus chozas.
Del Neolítico se conservan los dólmenes del Rosano y el de La Olivilla. Al popularmente conocido dólmen de las Brujas se puede acceder una vez visitado el castillo, desde este peñón donde otea la fortaleza árabe, tras un suave descenso llegamos al collado de la Escarihuela. Continuando ladera abajo llegamos al conjunto arqueológico de El Mirador, allí está el dólmen, que recibe ese popular nombre por la tradición villuerquina de brujas blancas. Igualmente, hemos hallado restos de un castro en la ladera del castillo, la zona Oeste. Entre los restos encontrados se hallan hachas de piedra, restos de muros convertidos en majanos, ruedas de molino de piedra, cerámica fina y tosca, etc.
En los alrededores del casco urbano existen vestigios de los castros conocidos como Castillejos y Cenal. En el municipio fue localizada por don Juan Maldonado Otero una estela de pizarra con caracteres ibéricos en la que podemos leer según los vocablos: “RAIATA”. La estela fue hallada junto a varios útiles mineros, un puñal de hoja triangular, una punta de flecha y un torqués de bronce, catalogados y conservados en el Museo Provincial de Cáceres. Hallazgos que según la interpretación fidedigna de don Juan Gil Montes confirman los contactos comerciales y culturales que existieron entre los pobladores de nuestra comarca y el mítico reino de Tartessos, situado en la desembocadura del Guadalquivir, donde afluían los viajeros procedentes del Mediterráneo para adquirir estaño.
Del proceso de romanización se han localizado restos de villas en La Olivilla, Las Víboras, Los  Carrascales y en la Dehesa Boyal, habiéndose localizado en superficie abundantes tégulas, cerámicas y monedas. En el siglo IV, existía una importante  villa romana que explotaba el rico valle del Vacianchas y que sirvió, en sucesivas etapas, como núcleo de población aglutinante de lo que sería el futuro Cañamero.
Cañamero y su entorno han mantenido potencialmente la existencia de filones mineros desde su explotación en época romana, destacando los filones con material de hierro en Cañamero[4] y las minas de fosforita de Logrosán en el Cerro de San Cristóbal[5]. También, hemos de tener en cuenta que la población se encuentra ubicada próxima a la calzada romana, en el trazado entre Emérita Augusta (Mérida) y Toletum (Toledo)[6] discurre en gran parte por las estribaciones de la Sierra de las Villuercas donde nos encontramos con el Puerto Llano de Cañamero (700 m.) y el Puerto de San Vicente (800 m.). El Puerto Llano o Puerto de Cañamero debe su nombre a que se remonta fácilmente desde una gran plataforma que se extiende al pie de su ladera suroeste, formando una meseta de numerosos kilómetros cuadrados denominada Las Mesas de las Rañas en Cañamero, y los baluartes orográficos del Puerto de San Vicente.
Calzada que nacía en Mérida y continúa por la mansio Lacipea, estación caminera que era también usada para llegar hasta las ciudades de Metelinum (Medellín) al sur y a Turgalium (Trujillo) al norte. Atravesando las Vegas Altas del Guadiana por Rena en dirección a la mansio Leuciana (cerro del Castillejo de Madrigalejo), continuando por las Vegas del Ruecas hasta la antigua Venta de Valdeazores, sobre el viejo camino medieval de Guadalupe a la Dehesa de Valdepalacios y en dirección a las Rañas de Cañamero, hasta llegar primero a la Venta de La Laguna y después al Puerto Llano, donde ambas vías se separan, una en dirección norte, por el valle de Valtravieso buscando el Puerto de la Cabeza de la Brama y el valle del Ibor para alcanzar finalmente Augustóbriga (Talavera la Vieja).
En la plaza del “pueblo de abajo” o villa vieja de Cañamero aparecieron en el año 1972 tres inscripciones funerarias que se conservan en el Museo Provincial de Cáceres. Una de ellas, es un ara votiva romana (foto 4) de piedra granítica rojiza en la que leemos: “Marti/ Avgv(s)/tinv(s)/ ser(vvs)/ e(x) i(ussu)/ v(otvm) s(olvit) m(erito)[7]. Esta ara está coronada por el foculus de forma circular, en el centro del mismo se ha grabado el nombre de la divinidad: Marte. Fue donada al Museo Provincial de Cáceres por Roso de Luna en el año 1902[8].
En el citado Museo Provincial se expone una estela de granito (foto 5) fragmentada que formaba parte del pavimento de la plaza de la villa vieja. Fue localizada por Juan Gil Montes y donada al Museo Provincial de Cáceres por el Ayuntamiento de Cañamero, puede leerse en este epitafio doble: "D(is) M(anibus) S(acrum)/ Eburus / (Tauri) f(ilius)/ an(norum) LXIII / h(ic) s(itus) e(st) s(it) t(ibi)/ t(erra) l(evis) Abita.
D(is) M (anibus) s(acrum)/ Succ(e)ssa / Succ(e)ssi f(ilia)/ an(norum) LIII / hi(c) s(ita) e(st) s(it) t(ibi) t(erra) l(evis) / ITM"[9].
Es importante tener en cuenta que por Puerto Llano pasaba una de las vías romanas que unían las ciudades de Mérida y Toledo, camino que perdurará durante toda la Edad Media con el nombre de “camino sevillano”. 

BIBLIOGRAFÍA

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CABRÉ AGUILÓ, J: Arte rupestre en España. Madrid, 1915.
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VELO Y NIETO, G: La Orden de Caballero de Monfrag. Madrid, 1950.






[1] MÉLIDA ALINARI, 1924, 12.
[2] CABRÉ, 1915; BREUIL, 1933; MÉLIDA, 1924; HERNÁNDEZ PACHECO, 1952; FERNÁNDEZ OXEA, 1969, 41-44; GIL MONTES y RODRÍGUEZ DE LAS HERAS, 1976, 68-78; GONZÁLEZ CORDERO y DE ALVARADO GONZALO, 1991, 139-156; 1991, 281-290; 1993, 18-25; GARCÍA ARRANZ, 1990 y 1992; GARCÍA ARRANZ, 2011; V. M. PIZARRO, 2008.

[3] 1994, 45-439; GIL MONTES y RODRÍGUEZ DE LAS HERAS, 1976, 68-78; RIVERO DE LA HIGUERA, 1972-73, 304.
[4] CHECKLAND, 1967, 5.
[5] ÁLVAREZ MARTÍNEZ, 1985, 138; BLÁZQUEZ, 1968, 37; ROSO DE LUNA, 1982, 17-26.
[6] Itinerario nº 25 de Antonino Pío: “Alio Itinere ab Emerita Caesaraugustam”. Recorrido diseñado por mi buen amigo Juan Gil Montes.
[7] SANGUINO, 1900, 275; CALLEJO SERRANO, 1962, 127; BELTRÁN, 1982, 115; ESTEBAN ORTEGA y SALAS MARTÍN, 2003, 53-54; ESTEBAN ORTEGA, 2012, 72.
[8] ROSO, 1900, 322.
[9] ESTEBAN ORTEGA, 2012, 72-73; ESTEBAN ORTEGA y SALAS MARTÍN, 2003, 54-55; BELTRÁN, 1976, 24-25. Agradecimiento a don Juan Valadés por permitirnos realizar foto en el Museo Provincial de Cáceres.

sábado, 25 de noviembre de 2017

CENTRO DE ESPIRITUALIDAD DE SAN CLEMENTE (TRUJILLO)


Desde que el 14 junio del año 1926 la congregación de religiosas Hijas de la Virgen de los Dolores, fundada por la Madre Antonia María Hernández Moreno,  decretaba en la capilla de la Casa Madre en Trujillo el Nihil obstat [1]y el 21 noviembre del citado año se celebraban con toda solemnidad las aprobadas Constituciones marcando un hito en la historia de esta institución religiosa, llevaron a cabo la loable iniciativa de extender sus enseñanzas, el proyecto institucional religioso y el amor a Dios y al prójimo por los distintos rincones de la geografía española y allende de los mares, desde la fundación de la casa de Miajadas en el año 1928, Almoharín en el año 1932 y así hasta nuestros días[2].

En el año 1933 el lugar conocido como “Las Viñas” o población de Pago de San Clemente lo formaban un conjunto de casas dispersas por zona montañosa y mansiones señoriales. La congregación de las Hijas de la Virgen de los Dolores se instalaron allí, en un lugar denominado “La Pizarra”, el día 11 de abril del año 1923 en una casona propiedad de doña Rosario Paredes. Las primeras religiosas que ocuparon esta vivienda fueron la hermana Asunción, Carmen María, Rosa Vega y Encarnación Suárez, dedicadas a la enseñanza de la doctrina cristiana y atender a los niños pobres de la zona. Pero esta vivienda se encontraba en muy mal estado y unas condiciones deplorables. Por eso, una bienhechora de Trujillo entregó el  lagar familiar, conocido como “Nuestra Señora de la Paz”, a las religiosas, fue doña Josefa Pérez Aloe en el año 1935. Al lado tenía una ermita restaurada en el año 1875 por don Francisco Villarreal Serrano, notario público de la ciudad de Trujillo que fue bendecida el 19  de mayo del año 1875 por don Francisco Reglado, caballero de la Orden de Cristo y cura de San Martín. En el año 1940, terminada la contienda civil española, se construye un pabellón para locales escolares en el denominado “Olivar del Poeta”, se prepara la vivienda para doña Josefa Pérez y se organiza un internado. En el año 1954 se empieza la construcción de una nueva planta y a finales del año 1956 se termina la estructura principal de la vivienda y centro de enseñanza. En el proceso constructivo también se realiza la actual capilla y un artístico porche con arcos apuntados y revestimiento de ladrillo visto, y en el piso superior un oratorio y salas, pues la capillita de doña Josefa Pérez Aloe estaba situada en la habitación de entrada a la Casona, donde actualmente se conservan los bienes muebles de la bienhechora. El año 1960 las hermanas consiguen tener luz eléctrica, gracias a las aportaciones -entre otras- de doña Josefa Pérez con 80.000 pesetas. A lo largo de los años se irán introduciendo mejoras, se construye una capilla amplia y se amplía el centro de enseñanza para 120 niños[3]. En tal ocasión, se encalan las paredes y, al exterior, se utiliza el color ocre, para marcar esquinas, el recercado de los vanos y el zócalo. Se trata de un edificio abierto y aparentemente compacto, en el que tanto el paseo de entrada cerrado con una artística galería, como las dimensiones del volumen único constituyen la imagen del complejo espiritual, emblemático y de fuerte carácter tradicional.
En el año 1992, la empresa Construcciones Abreu construye en su interior una amplia galería en donde existía un patio trasero. Una galería que articula el acceso a las distintas dependencias que se construyeron anexas a la primitiva edificación: servicios, habitaciones, sala de costura y plancha, y que comunica con otras dependencias traseras de la vivienda. La galería tiene planta cuadrangular con arcos carpaneles en sus lados Poniente y Mediodía con cubierta de viguería y paramento de azulejos talaveranos; mientras que en las zonas Norte y Sur, se abren vanos rectangulares y se cubre con acristalamiento que permite la entrada de luz, consiguiendo imprimir en el conjunto un cierto desahogo, tranquilidad y luminosidad. El argumento básico de intervención, que discurre sin traumatismos ni conflictos entre la arquitectura preexistente y sus nuevos contenidos, es la creación de un amplio patio interior para facilitar la penetración hacia los sectores más interiores del conjunto y conectarlo con el exterior, facilitando la iluminación natural en los cuatro pasillos o corredores que rodean al patio. La propuesta de intervención pretendía ser un ejercicio de recuperación y creación de vacíos, de búsqueda del contraste entre la luz y la sombra, de predominio del espacio horizontal bien temperado. Esta nueva zona se articula en torno al núcleo central de instalaciones y servicios, de manera que se consigue la adecuada relación entre sus alas oriental y occidental en plantas diáfanas que permiten realizar modificaciones en un futuro con gran libertad. También, en el año 1992 se lleva a cabo una importante reforma en la capilla, donde el propio maestro de obras don Antonio Abreu diseñó el Altar Mayor, también se construye el comedor grande y la sala de estar, donde existía un aula para los niños. La heterogeneidad tectónica y de escala queda superada para conformar un conjunto en el que los espacios libres juegan un importante papel relacional. El edificio resultante se aleja de la fórmula convencional del uso educativo que había tenido hasta entonces, acercándose también a la tipología de centro de espiritualidad y, en definitiva, un sitio para reunirse, para la reflexión y el estudio y la oración, pero fundamentalmente para vivir. En el año 2007 se construye el Pabellón “Juan Tena” de planta rectangular con cubierta a dos aguas y teja árabe, con un porche cerrado a la entrada. Es un edificio de reducidas dimensiones –en lo relativo a la altura- con respecto al edificio preexistente que se encuentra enfrente; tiene en su interior un amplio salón para reuniones, servicios y dormitorios, siguiendo la línea constructiva del resto de las edificaciones preexistente, con la excepción de utilizar distinto color al ocre, para marcar esquinas, el recercado de los vanos y el zócalo.






[1] Es la aprobación oficial desde el punto de vista moral y doctrinal de una obra que aspira a ser publicada realizada por un censor de la Iglesia Católica. La expresión abrevia otra expresión latina más larga, nihil obstat quominus imprimatur, que quiere decir «no existe impedimento para que sea impresa».
[2] “…Me he sentido movida a fundar colegios pobres sin pretensiones donde se enseñe a conocer y amar a Cristo, siempre con miras a fomentar el estado religioso y hasta el sacerdotal en los niños…”. Importante las Cartas de la Madre Antonia María para el conocimiento de su Obra. TENA FERNÁNDEZ, J y ANTONIA MARIA HERNÁNDEZ MORENO: Cartas. Hijas de la Virgen de los Dolores (Cartas de M. Antonia a Don Ángel Regueras, Cartas del padre Tena a las hermanas, Cartas de M. Antonia María a las Hermanas. Salamanca, 1983.
[3] Vid. ARIAS, L: Antonia María. Trujillo, 1978, págs. 108-110.

lunes, 13 de noviembre de 2017

ESTUDIO DE LAS IMAGENES PROCESIONALES DE LA SEMANA SANTA TRUJILLANA





LA PASIÓN EN LAS IMÁGENES DE LA SEMANA SANTA Entrada triunfal de Jesús en Jerusalen Este paso, conocido popularmente como "La borriquita" sale en procesión el Domingo de Ramos. Es imagen de Olot adquirida por la parroquia de San Martín en 1952.
LA PASIÓN EN LAS IMÁGENES DE LA SEMANA SANTA
  • Entrada triunfal de Jesús en Jerusalen
Este paso, conocido popularmente como "La borriquita" sale en procesión el Domingo de Ramos. Es imagen de Olot adquirida por la parroquia de San Martín en 1952.
Es la única procesión litúrgica que se celebra y desarrolla en las calles de Trujillo durante la Semana Santa.
  • Oración en el huerto
Esta imagen representa el momento en que el Angel de Getsemaní muestra a Jesús el cáliz de su pasión. Es una obra un poco alejada del dramatismo con que los evangelistas describen esta escena, ésta se halla inundada de paz, serenidad y calma, quedando marcada por ese ángel de apolínea belleza, en contraste con la figura más pequeña de Cristo, cuya cabeza se alza, elevando los ojos hacia el cáliz que ya ha sido aceptado.
Fue adquirida en el año 1917 en un taller valenciano para incorporarla a las que ya salían en procesión. La iniciativa partió de la familia Blázquez Mediavilla que la donó a la parroquia de San Francisco para tal fin. Este paso ha sido restaurado en 1992 en el Taller de Restauraciones Artísticas de Trujillo.
En 1989 se funda la Cofradía de este paso. El hábito está compuesto de capirote y túnica negros con botones y cinturón verdes, capa verde con escudo central en el cinturón.
Sale en procesión el Martes Santo desde las Escuelas de la carretera de Cáceres hasta el templo parroquial de San Francisco para iniciar el desfile procesional del Jueves Santo. El elemento fundamental de la procesión es la espontaneidad que rezuma, ya que la imagen es acompañada por prácticamente la totalidad de los vecinos del barrio.

  •  Cristo amarrado a la columna
Es la única figura conservada en Trujillo del paso de la flagelación. Es, probablemente, obra de hacia 1678, realizada por algún discípulo del taller madrileño de Pedro Alonso de los Ríos, imitador tardío de Gregorio Fernández. Esta imagen es semejante al Cristo atado a la Columna del Convento de las Bernardas del Sacramento. Es obra de buena calidad artística, con líneas serenas, modelado de sobrio realismo y ampuloso paño anudado a la cadera.
El artista ha sabido expresar en esta imagen de Trujillo el gusto popular por lo emotivo como cauce de expresión religiosa. Esto justifica también la tendencia realista que se manifiesta con gran crudeza.
Es evidente la acentuación de los valores puramente formales y la fuerza con que está tratado un tema de tanta hondura dramática. La figura de Jesús muestra un modelado muy acabado, con la habitual morbidez y en elegante postura su curvado cuerpo. Este modelado es de un fuerte naturalismo y de gran belleza, amortiguada por la profusión de heridas. La cuidada y bellísima cabeza resume impecablemente las calidades exquisitas del artista. El rostro, presenta los ojos suplicantes, la boca entreabierta y los labios hinchados, es de un patetismo conmovedor.
Es obra anónima de la escuela castellana del siglo XVII. Perteneció a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús y se veneró en la iglesia de Jesús. Hoy es propiedad de la iglesia parroquial de Santa María la Mayor y se encuentra en su filial San Francisco.
Es acompañado por penitentes de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias con capirote y túnica burdeos y capa blanca. Utilizan como insignia la Santa Cruz con el sudario.
  • Cristo Cautivo
Vulgarmente conocido como "Cristo de Medinaceli", por exponerse en besapiés el primer Viernes de marzo, a imitación del célebre Nazareno madrileño. Esta imagen sustituyó en el siglo XIX a una notable obra artística de Jesús Nazareno, del siglo XVII, que aún se conserva en la iglesia de San Francisco, aunque en muy mal estado de conservación. Esa imagen del Nazareno era la titular de la iglesia de Jesús en la que se daban cita la mayor parte de imágenes procesionales de la Semana Santa, antes de que cesara el culto en ella.
La imagen del Cristo Cautivo fue originariamente un Nazareno cruciferario, siendo variado de postura y colocados sus brazos en otra posición, durante una restauración llevada a cabo en los años veinte. Esta devotísima imagen viste túnica bordada por el célebre modisto don Enrique Elías, que a su vez es el Presidente de dicha Cofradía, el cual conserva la imagen de Cristo Cautivo y acrecienta su culto.
La Cofradía del Cristo Cautivo fue fundada en 1987. Un año después se unió con la Cofradía de San Juan, formando en la actualidad una sola.
Sus penitentes visten túnica morada y capirote de seda amarilla. Utilizan como insignia la Cruz Trinitaria. Sale en procesión el Jueves Santo.
  • Jesús Nazareno
En nuestra nomenclatura piadosa reservamos el título de Jesús Nazareno a las representaciones de Cristo cargado con la cruz, camino del Calvario, aunque en sí mismo el apelativo sea en cierto modo gentilicio por haber vivido Jesús en Nazareth.
De la frase evangélica tomada de San Mateo y San Lucas: "Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome a cuestas su cruz y sígame", surgió en la ascética cristiana, desde remotos tiempos, multitud de stauróforos o amantes de la cruz, staurofilia que fue cultivada de modo singular por los franciscanos que llegaron a Trujillo.
No es extraño que los penitentes de las cofradías se llaman también nazarenos; es posible que la razón secundaria -la principal es el recuerdo de Cristo- derive del grupo hebraico de los nazarenos, que se consagraban particularmente al culto de Dios, no bebían licor alguno que pudiera embriagar y no se cortaban la barba ni el cabello.
Aguda unción sagrada emana de la figura de Jesús Nazareno, que se conserva en el Convento de San Pedro de Trujillo, obra del siglo XIX. Fue donado al citado Convento por los hermanos Vázquez, del capital que debían[35]. Es una imagen que invita a la profunda y participativa conmiseración y delata los carismas de su anónimo autor, que estaba formado evangélicamente para ejecutar esta obra con acierto. El paso ha sido representado doliente, angustiano, pero todavía posee entereza física para seguir cargando con el madero por la Vía Dolorosa. Posee volúmenes bien contorneados y dramatismo expresivo con afiladas aristas en el rostro y cabellera, tratada como conjunto sin pormemorizar. Viste una hermosa túnica bordada por las franciscanas terciarias de Trujillo que lo custodian.
Fue constituida esta Hermandad el 28 de agosto de 1987. Años atrás salía en procesión acompañada por operarios de AJUSA, que vestían un hábito color morado, ceñido con correaje de esparto. En la actualidad los hermanos de luz y carga visten hábito blanco con cordón y botones rojos con capirote y capa rojos exhibiendo el anagrama de Jesús con la Cruz a cuestas.
Sale en Miércoles Santo en procesión desde el convento de San Pedro, lugar en el que recibe el culto y el cuidado de las religiosas franciscanas de la T.O.R., para unirse al Cristo del Perdón que desciende de la Villa bajomedieval, para continuar juntos la procesión hacia el templo de San Francisco. El Jueves Santo sale en procesión con el resto de las imágenes.
  • Cristo del Perdón
Recibe culto en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, en la capilla de los Loaisas. Se le conoció anteriormente como Cristo de la Misericordia, troncándose este nombre por el del Perdón a raíz de unas intercesiones populares en los años de la postguerra civil española.
Es obra de la segunda mitad del siglo XVI, presentando paño de pureza anudado al lado derecho, y rostro doliente, bien tallados los huesos y las venas. Representa a Cristo en su agonía, con la cabeza inclinada sobre el pecho, "mirando a cualquier persona que estuviese orando al pie de él", cuidada barba y cabellos rizados y revueltos, y con la boca y ojos entreabiertos. Conserva su policromía original, pero algo dañada y con la pátina del tiempo. Se halla dentro de la línea del realismo del siglo XVI, aunque éste es moderado, dotado de una expresión patética pero sin extremismos, de modelado correcto.
Esta obra no aparece documentada en los libros de fábrica de la parroquia, es muy probable que se trate del mismo Crucificado que estaba en la dehesa de los Quintos de Bobadilla. Esta dehesa fue propiedad de la iglesia de Santa María, hasta el 23 de junio de 1800. En dicha fecha se vendió al conde de Torres Arias y Marqués de Santa Marta en 930.000 reales. En esta dehesa había una ermita en la que era muy venerada una imagen de Cristo crucificado.
La fundación de esta Hermandad data del año 1952. A partir del año 1985 se actualizó está Hermandad con la renovación de Estatutos y la incorporación de nuevos hermanos. En la actualidad es la Hermandad más numerosa en cuanto al número de socios. En el año 1991, don Tomás Terrones Tamayo y don Andrés Martínez Grande, artesanos locales, donaron a la Hermandad unas artísticas andas en madera de nogal, extraida de Navezuelas, que ellos habían ejecutado para que el Cristo del Perdón fuera portado en ellas. En las andas aparece magníficamente talladas algunas escenas relativas con la Pasión y Muerte de Cristo, y la imagen de Ntra. Sra. de la Victoria, Patrona de Trujillo.
El hábito de los hermanos está compuesto de capa morada y capirote del mismo color con túnica blanca. Utilizan como insignia tres clavos circundados por la corona de espinas. Es impresionante observar a los penitentes que acompañan a la imagen portando una pesada cruz a cuestas.
Se traslada procesionalmente el Miércoles Santo desde el templo parroquial de Santa María la Mayor, lugar en el que recibe la veneración de los trujillanos a lo largo del año, hasta la iglesia de San Francisco. El Viernes Santo inicia el desfile procesional al que se suman el resto de las imágenes. También, en la procesión del Silencio, acompaña a la Soledad para regresar de nuevo al templo de Santa María.

  • Nuestra Señora de las Angustias
Este notable grupo escultórico procede de la iglesia de Jesús y fue trasladado a la parroquia de San Francisco, en cuyo retablo mayor fue colocado, cuando cesó el culto en aquélla iglesia.
Es obra de fina ejecución y gran nobleza. De la rica y brillante policromía de los paños resalta fuertemente el rostro de María con un dolor contenido, sin extremismos, así como la cabeza serena de Cristo, que la Madre sujeta con amoroso cariño. Es un conjunto escultórico de exquisito realismo, según el tipo de Alejandro Carnicero, de mediados del siglo XVIII.
Visten sus cofrades túnica y capirotes burdeos y amplia capa blanca. Sale en procesión el Jueves Santo.
  • San Juan
Perteneció a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno que lo adquirió en 1884 para sustituir a otra imagen del siglo XVIII que se encontraba en mal estado de conservación. La efigie antigua de San Juan fue entregada a doña Paz Orellana, en atención a los beneficios que esta señora estaba haciendo a la Cofradía de Ntro. Padre Jesús[37]. Esta señora era viuda de don Juan Malo de Molina, que durante muchos años había sido alcalde y benefactor de esta Cofradía.
La imagen de San Juan formó el Calvario junto a la imagen de la Soledad y la Magdalena, junto con el Cristo de Limpias, que actualmente se encuentra en la sacristía de San Francisco, retirado del culto. Fue retirado del desfile procesional de Semana Santa en los años sesenta de nuestro siglo.
La Cofradía de San Juan fue fundada en el año 1983 por un grupo de amigos que lograron recuperar el popular paso de San Juan para que formara parte de los desfiles procesionales, tras haber estado en el olvido veinte años. A esta Cofradía se debe la iniciativa de que los cofrades de carga vistieran hábito para portar las imágenes. Esta Cofradía se unió en el año 1988 a la del Cristo Cautivo, dando lugar a la Ilustre Cofradía de Cristo Cautivo y San Juan, tras haber sido nombrado Miembro Honorario y Cofrade Mayor el Ilmo. y Exmo. Sr. D. Juan Pablos Abril.
Sale en procesión el Viernes Santo. Sus cofrades visten túnica morada y capirote dorado los cofrades de luz, mientras que los cofrades de carga llevan capirote al estilo monacal de color morado y apretado cíngulo de ambos colores. 
  • Cristo Yacente
Es una de las imágenes titulares de la Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro y Ntra. Sra. de la Soledad.
Esta talla moderna, de los talleres de Olot, fue donada a la Cofradía por doña María Guillén Cano en el año 1923, quedando depositada bajo el altar de la iglesia de la Consolación que aquel mismo año era abierta el culto, merced al esfuerzo y generosidad de la bienhechora doña Margarita de Iturralde. Es un Cristo yacente, muerto, tendido sobre una sábana, desnudo -salvo un paño de pureza sujeto a las caderas-, que reclina su cabeza sobre un cojín. El modelado del cuerpo es de una gran belleza plástica, que se concentra en la cabeza, de honda expresividad, pero sin concesiones a efectismos dramáticos de facilón realismo. Presenta rasgos bien definidos de una cabeza noble, ojos sermicerrados, boca entreabierta, con los cabellos y la barba extendidos en cuidados mechones. Todos estos rasgos se unen para expresar de una forma más adecuada el sereno reposo de la muerte tras el sufrimiento en la cruz.

Esta imagen vino a sustituir a una talla de principios del siglo XVII, la cual se habilitó con brazos articulados para el acto emotivo del Descendimiento, era el Crucifijo que presidía el Sermón de las Siete Palabras. Antes de la procesión del Viernes Santo, era trasladado con todos los respetos a un arca para salir en procesión.
Desfila procesionalmente el Viernes Santo, acompañada por sus cofrades vestidos dignamente de riguroso luto, y acompañada por hermanos de luz que visten hábito y capirote negro, y capa blanca, realzado por la Cruz de Jerusalén. Es la Cofradía de mayor tradición en Trujillo.
  • Nuestra Señora de la Soledad
Es imagen de tambor, solamente tiene talladas las manos, la cabeza y los pies. Fue adquirida en el siglo XIX por la Cofradía de la Soledad, vino a sustituir en las procesiones a una dolorosa castellana de bastidor, obra del último tercio del siglo XVII, que se conserva en el coro alto del Convento de San Pedro. Es propiedad de la Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad. Está retirada del culto.
El manto que actualmente lleva la Virgen de la Soledad se consiguió en 1966, por la cantidad de 175.000 ptas, gracias a donativos populares y con la iniciativa de doña Soledad Quiles Blanco, ya que el que tenía se encontraba en deplorable estado de conservación. Este mismo año, la Asociación de Antiguos Cruzados, se hacen cargo del desfile procesional de la imagen y del ornato de la misma, en colaboración con la familia de don Diego Romero Domínguez. En esa misma fecha se adquirió el trono de la Virgen en 78.000 ptas.
Sus cofrades visten los colores de la bandera de los Antiguos Cruzados, el blanco en la capa y en el capirote, y el rojo en el hábito. Utilizando como insignias las mismas que la Asociación. Es el paso que cierra los desfiles procesionales en Trujillo.

  • Otras imágenes
En este apartado vamos a estudiar el resto de imágenes que en otras épocas formaban parte de las procesiones de la Semana Santa y que en la actualidad se conservan en templos y conventos de la ciudad, custodiados celosamente por religiosas o sacerdotes.
Tal es el caso de la Magdalena, imagen de tambor, que solamente tiene talladas la cabeza, manos y pies. Es obra del siglo XIX, fue adquirida por la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno. Esta imagen podía venerarse hasta los años 60 en un retablo que había en el muro de la Epístola de la parroquia de San Francisco, y procedía de la iglesia de Jesús. En la actualidad se encuentra en el coro de la citada iglesia de San Francisco.
En el convento de San Pedro se conserva una imagen de Ntra. Sra. de la Soledad. Es obra de estimable factura del último tercio del siglo XVII, de bastidor, tiene talladas la cabeza, las manos y los pies. Estuvo en la iglesia de Jesús. Con motivo de la Desamortización, se extinguieron las Cofradías de Ntro. Padre Jesús y Ntra. Sra. de la Soledad, que fue reorganizada algunos años después.
La imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, fue trasladada el 7 de mayo de 1846, provisionalmente, a la iglesia conventual de las MM. Jerónimas. Pero, el sacerdote don Francisco Navarro, a instancias del Sr. Obispo de Plasencia don Pedro Casas y Souto, ordenó el 9 de abril de 1879 que fuera trasladada esta imagen al convento de San Pedro de Trujillo, el Viernes Santo después del sermón de Soledad, para que fuese cuidada y atendida por las franciscanas de San Pedro, quedando allí definitivamente. El día 15 de mayo de 1886, el Alcalde Presidente de la Cofradía de la Soledad envió una solicitud al Sr. Obispo don Pedro Casas para que la imagen de la Soledad fuera trasladada a la iglesia de San Francisco. Pero, el Sr. Obispo rechazó esta solicitud el 31 de mayo del citado año, considerando que en el convento de San Pedro estaba mejor conservada y era más venerada por las religiosas franciscanas.
La imagen de Ntra. Sra. del Mayor Dolor, de estimable factura y expresivo realismo, es obra castellana del primer tercio del siglo XVIII, llegó al monasterio de San Miguel de Trujillo en el año 1836. Procedía del extinguido Convento de la Encarnación, hoy conocido como Colegio de la Salle. Con motivo de la Desamortización el 9 de marzo de 1836, los frailes dominicos fueron exclaustrados. Las dominicas del Convento de San Miguel reclamaron la venerada imagen de Ntra. Sra. del Mayor Dolor. Pero, el 31 de mayo de 1836 tuvieron éstas que abandonar su monasterio, suprimido por Orden Ministerial, marchando al Convento de la Encarnación de Plasencia, lugar en el que estuvieron durante catorce años. Una de las religiosas era nieta de un vecino de Trujillo, un sastre llamado don Pedro Peña. Este conservó en su casa algunas imágenes del monasterio de San Miguel en el tiempo en que las religiosas estuvieron en Plasencia, entre ellas la Virgen del Mayor Dolor. A su regreso a Trujillo, el 4 de noviembre de 1850 (según Real Orden de Isabel II), don Pedro Peña devolvió las imágenes al monasterio de San Miguel. En 1852 se levantó, por fin, la prohibición de admitir novicias, y las monjas de clausura lograron mantenerse.
RECORRIDO PROCESIONAL DE LAS IMÁGENES
Trujillo en Semana Santa se detiene en el tiempo, invitando a todos a vivir la emoción interna que se siente durante estos días de recogimiento. Hombres y mujeres están dispuestos a continuar una tradición que viene de siglos. De esta manera, durante estos días, todo Trujillo es templo y todas sus calles son altares.
En la actualidad, comienzan las procesiones con la entrada triunfal de Cristo en su Jerusalén de Trujillo. Mientras que los niños están impacientes para acompañar a la imagen de "La borriquita", en el interior del templo, la lectura de la Pasión situará a los creyentes en la ambientación plena de la Semana que da comienzo. A la salida del templo de San Martín, los niños agitan las palmas desnudas, caminando radiantes, acompañando a la imagen de Jesús en la borriquita.
El martes, entre olivos, Cristo arrodillado ante el ángel suda sangre. Es la procesión que la Cofradía de la Oración en el Huerto con gran recogimiento ha organizado desde las Escuelas Nacionales hasta el templo de San Francisco, lugar sagrado donde se van a ir dando cita las imágenes de la Semana Santa Trujillana.
La noche del Miércoles Santo se va adentrando, el público se concentra en la Plaza Mayor esperando ver el encuentro del Cristo del Perdón y del Nazareno. En el corazón de la Villa el redoble de los tambores ponen paso marcial, un silencio deambula al resplandor de los faroles, es la procesión de la Hermandad del Stmo. Cristo del Perdón que desde el majestuoso templo de Santa María se abre paso con su Crucificado por las angostas calles medievales. El tiempo se ha parado, el aire se ha dormido contagiado por el sueño secular de los sillares de la iglesia y el resplandor de los ciriales. La noche canta una saeta de soledad desde el atrio del templo de Santiago.
Mientras tanto, en el convento de San Pedro, la Hermandad de Jesús Nazareno, sobre el itinerario marcado, parecen dormir la majestuosa quietud de un silencio universal. En la alta noche, por una calle angosta y rumorosa camino de la Plaza, aparece la procesión y hace un alto a la espera del Crucificado. Entre los dos aleros del Palacio de San Carlos, las estrellas guiñan su temblor divino, de los balcones cuelgan las almas de la nobleza trujillana, entre hermanos cofrades y mantillas avanzan lentamente los pasos para encontrarse en la Plaza. De pronto, entre la multitud ha brotado una voz, es una saeta cantada por el sentimiento elevado de un trujillano. Inmediatamente nos sentimos arrebatados por una emoción que nos aparta de lo vulgar. Entre aplausos,continúa la procesión y Cristo Crucificado y el Nazareno navegan en un mar de corazones en la solemnidad del Miércoles Santo camino del templo de San Francisco.
El Jueves Santo la gente se apiña en las calles de Trujillo para ver la comitiva que con acompasado ritmo camina por ellas como si buscara el camino de la redención. Imágenes de calidad artística salen en procesión: La Oración en el Huerto, el Señor atado a la columna, Cristo Cautivo y la Soledad.
En el Viernes Santo se viven dos momentos que no nos hacen olvidar la tristeza propia del tiempo. Hasta la tarde, son frecuentes las visitas al "Monumento" expuesto en nuestras iglesias. Es un lugar de adoración a la cárcel en la que está prisionero Jesús en espera del martirio de la jornada siguiente. El Viernes Santo significa luto, tristeza y muerte, y este es el ambiente que se observa en las calles. Por la noche, el rito penitencial alcanza el momento más álgido con la procesión del Santo Entierro, que en otros tiempos venía precedida, sobre velo enlutado, del sermón de las siete palabras escritas con el mismo laconismo que nos recuerda el Evangelio. Luego, la representación ritual de bajar a Cristo Crucificado de la cruz, que en el interior del templo de San Francisco aparecía clavado como en otro Calvario. Acto de exquisita de devoción que en Trujillo se ha perdido, y que congregaba emocionada al pueblo cristiano.
En la procesión del Viernes Santo desfilan las imágenes del Nazareno, el Cristo del Perdón, Las Angustias, Cristo tendido sobre un sudario blanco, su discípulo amado San Juan, y la Soledad.
El sonido de un tambor destemplado que suena en la madrugada del Viernes Santo inicia la procesión del silencio, que se ha vuelto a resurgir hace algunos años. Sigilosos penitentes acompañan al Cristo del Perdón y a la Soledad por las calles taciturnas de Trujillo. Es un silencio tan conmovedor que hasta se escucha el gotear de la cera perdida de los velones. El frío de las altas horas se rompe contra la gente que se agrega en las aceras para presenciar la comitiva.
En la Plaza tras el emotivo encuentro, la Virgen regresa a la iglesia de San Francisco mientras que el venerado Cristo del Perdón se pierde en la noche por el Arco de Santiago camino de la parroquia de Santa María.
EL DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Hasta el Decreto del año 1952 la ceremonia de la Resurrección se anticipaba a la mañana del Sábado de Gloria. Recordemos que las celebraciones eucarísticas vespertinas son muy recientes. Por eso, la alegría pascual debía celebrarse antes de la tarde, y se podía repetir el domingo.
Al llegar el Domingo de Pascuas, las campanas de Trujillo tejen su salmodia de luz y alegría, se abre la Plaza Mayor con un sol radiante para recibir a los mozos y mozas vestidas de pastora que con el alma puesta en la garganta entonan las canciones que con acierto nuestro convecino don Gregorio Rubio ("Goro") escribiera para estos días, adaptadas a la música que compusiera el grupo "Claveles de Sangre".
Las Pascuas finalizan el lunes con la romería. En el campo podemos degustar el hornazo. Consistente en una rosca de harina de trigo amasada con aceite de oliva a la que se daba forma de corona, guarneciéndola de chorizos y huevos crudos que se cuecen conjuntamente con la masa en el horno. Estas roscas estaban acompañadas por bollos dormidos.
El arraigo intenso de esta fiesta alegre y desenfadada entre los trujillanos dio lugar a que el Pleno del Ayuntamiento, el día 30 de septiembre de 1986, adoptase el acuerdo de solicitar de la Junta de Extremadura la declaración de la misma como Fiesta de Interés Turístico Regional. La Consejería de Turismo, Transportes y Comunicaciones, por Decreto de 13 de junio de 1989, concedió la declaración de Fiesta de Interés Turístico.

jueves, 9 de noviembre de 2017

VERSIONES SOBRE TRUJILLO EN LA ANTIGUEDAD EN LOS TRATADOS DE DIVERSOS AUTORES



     Trujillo es el antiguo Turgalium romano, nombre de raíz celta. Es la denominación latina del topónimo correspondiente al primitivo castro indígena.
Los diferentes testimonios epigráficos y funerarios nos hacen pensar que la Turgalium prerromana se convirtió, durante la ocupación romana, en una población de suma importancia, muestra de ello son el elevado número de estelas funerarias romanas encontradas, algunas reaprovechadas por los musulmanes al construir el castillo  y la cerca de murallas.
      El núcleo urbano romano se erige como lugar central respecto a su territorio y ubicado dentro de la penillanura dominada por los terrenos pizarrosos sobre un batolito granítico, lo que le confiere una posicion preeminente y estratégica con respecto al resto de su territorio. El dominio de éste corresponde casi en absoluto a las tierras pardas meridionales sobre pizarra fundamentalmente y en menor grado sobre granitos, encontrándose manchas residuales de suelos pardos en el noroeste de su ámbito.
      Trujillo fue una prefectura dependiente de Augusta Emérita, para el control de unos territorios que se escapaban al gobierno directo de la metrópolis. Pero, fue ya un núcleo muy importante, con una rica historia antes de que fuese praefectura, evolucionando hasta alcanzar la ciudadanía de pleno derecho. Turgalium constituyó uno de los puntos intermedios en el Alio Itinere ab Emeritam
Caesaraugustam. La explotación del plomo y la plata fue importante en el territorio trujillano. Son dos metales que se encuentran combinados junto al azufre formando galenas argentíferas que son sulfuros de plomo y plata. En Trujillo los filones de este mineral se encuentran emplazados en las pizarras precámbricas del complejo esquisto‑grauwaquico, localizadas en las fincas "Alberguerías" y "Serafina", en algunos casos estos metales se encuentran dentro de las pizarras precámbricas en las proximidades de los batolitos graníticos, en la llamada "aureola de metamorfismo de contacto".  Esta zona extremeña había mostrado en la Antigüedad un buen número de peculiaridades subculturales cuyo progreso nos es casi desconocido por mediar una intrusión que trata de unificar y uniformar esa variedad cultural existente hasta ese momento en cierto modo abortiva mediante una auténtica colonización, al tratar de imponer por la fuerza pautas de comportamiento a los anteriores pobladores con repartos del suelo entre los recién llegados y la masiva explotación de sus recursos naturales, sobre todo los mineros, de tal manera que la siguiente cita del Libro de Macabeos es una auténtica realidad cuyo mejor paralelo está en posterior la acción colonizadora en América, ya en el siglo XVI: "Judas Macabeo oyó hablar de las grandes guerras que los romanos hicieron en España, de las minas que conquistaron donde se ocultaba el oro y la plata"[1].
     Gran parte de la información suministrada por las fuentes antiguas, con que contamos para llevar a cabo el análisis de los acontecimientos, proviene de grupos ideológicos afines y, como tales, subjetivas. Para que nos hablen con un mayor grado de sinceridad es preciso tamizarlas. A partir del siglo V a.C. podemos hablar de cultura vettona en Trujillo[2].
      La propia estructura defensiva de los castros o campos de piedras hincadas en los lugares más accesibles para la caballería confirma la importancia que pudo tener el caballo en la vida vettona, sobre todo en su vertiente militar, tal y como podemos apreciar en los castros trujillanos de la "Cerca de la Encina" y en las "Calderonas".
Las importantes actividades ganaderas se verían complementadas con las agrícolas que en la zona que nos ocupa jugaron un papel muy importante, principalmente en la recolección de las bellotas[3]. Entre las actividades artesanales, aparte del hilado y tejido, hay que destacar la metalurgia como lo muestran no solo la cantidad y calidad de sus armas sino también las abundantes escorias de fragua en los castros.  Dicha actividad no debe pasar de ser realizada en pequeños talleres, incluso en manos de artesanos itinerantes aunque no por ello hay que descartar la existencia de talleres establecidos o castros especializados como parece deducirse de la inmensa cantidad de escorias que se localizan en algunos de estos castros como El Pardal situado en el río Almonte (Trujillo).
      Los vettones, formaban unidades de caballería, debido a la enorme importancia que el caballo adquirió y que no solo lo utilizaron en sus ceremonias sacrificales[4], sino que lo incorporaron en su mitología, pues albergaban la creencia de que la rapidez que poseían, y que era motivo de admiración, se debía a que era el viento quien los fecundaba[5]. Trujillo es el lugar de mayor aglomeración de cultos y antropónimos grecorromanos y presenta dos de los pocos epígrafes en territorio vettón consagrados al culto imperial, uno al Caesar Philippos en Trujillo y otra a L. Septimio Severo en Conquista de la Sierra[6].
      Gracias al testimonio de ESTRABON, conocemos el armamento que utilizaron, se protegían los cuerpos con corazas de lino[7], material que abundaba en estas tierras[8], las cabezas con cascos y las piernas, con perneras. Un escudo pequeño en una mano, y con la otra empuñaban una lanza.
      Tras las revueltas del año 194  a. C. Roma llegó a la conclusión de que para salvaguardar las zonas conquistadas en la Península Ibérica necesitaba ampliar su dominio hacia la Meseta y así crear una zona freática que protegiera los territorios en explotación. La presencia romana puede dividirse en tres fases y hasta que no está avanzada la tercera no se puede hablar de asimilación de los modos y formas de vida romanos. La primera fase de instrucción militar, la segunda de auténtica colonización sobre todo a partir de la paz augustea con la fundación de ciudades y municipios, y la tercera, cuando ya la población indígena ha perdido el recelo inicial y se asimila tras un largo camino de más de 500 años.
      En año 27 a. C. Augusto procedió a dividir los territorios del Imperio en provincias senatoriales e imperiales quedando la Lusitania entre las segundas que a partir de ahora será gobernada por un delegado del emperador con el rango de propretor, "legatus Augusti pro preatore", residente en Emerita Augusta. En un momento posterior hubo una nueva división en dos circunscripciones administrativas: Lusitania y Vettonia de ahí que hallemos en la epigrafía algunos "procuratores provinciae Lusitaniae et Vettoniae".          Esta división administrativa parece clara al igual que la organización conventual, por el contrario la municipal presenta varios problemas debidos por una parte a la falsedad de algunos testimonios y por otra a la dificultad que entraña algunas localizaciones geográficas. Turgalium (Trujillo), aparece como importante foco romanizador como parece desprenderse del estudio de su epigrafía.
     A diferencia de lo que ocurre con los castros celtibéricos, los poblados vettones no presentan huella de destrucción violenta, incluso algunos como puede ser el caso de Turgalium es probable que se hubiera  ido paulatinamente transformando bajo los nuevos modos. Esto unido a la ausencia de enfrentamientos entre vettones y romanos en las fuentes ponen en duda la fuerte resistencia vettona al dominio romano.
      En época de los julio‑claudios entraron los vettones a formar parte del ejército romano para promocionarles socialmente y convertirlos en ciudadanos romanos, aunque siguieron manteniendo unas señas de identidad propias. Por César sabemos que en las guerras que sustuvo con Pompeyo, los vetones y lusitanos persistían en sus modos de lucha que durante años les había caracterizado, esto es, lanzándose contra el enemigo sin táctica preconcebida, con lo que sembraban el desconcierto en el propio ejército romano al que debían dar cobertura[9].
    
      Se ha querido ver en Trujillo a la "Castra Julia" que cita CAYO PLINIO SECUNDO, llamado "el Viejo" por su semejanza con la denominada "Turris Julia" de la iglesia de Santa María la Mayor, cuando en realidad se trata de una torre tardorrománica.  Plinio nació en Verona en el año 23 d. C. y murió en el 79 d. C., al producirse la erupción del Vesubio, se trasladó a Estabias para observar el fenómeno más cerca, pero pereció víctima de su curiosidad científica, dejándonos su obra magistral: Naturae historiarum Libri XXXVII, que es una auténtica enciclopedia que recoge 20000 datos importantes de más de 2000 libros.
      El testimonio de Plinio fue copiado por numerosos autores que le siguieron y realizaron sus comentarios sobre Trujillo, refiriéndose todos ellos a "Turris Julia" o a "Castra Julia", tal es el caso de JULIANO y de JUAN de  MARIANA que en su obra Historia general de España nos refiere : "Cuando vino la segunda vez a España, estableció su campamento en Trujillo Julio César y le dió el nombre de Castra Julia y el título de Colonia romana"[10]. También para PONZ, Trujillo fue la Torre Julia que mandó hacer César: "Casi en lo mas alto de la villa está la parroquia de Santa María, cuya antigua torre no tiene ninguna apariencia  de que la  mandase hacer Julio Cesar, ni de que sea la Turris Julia, que dió nombre á Truxillo. Quieren los naturales instruidos, que esta ciudad en la antigüedad mas remota se llamase Scalabis, y que despues por una torre, que Julio Cesar mandó hacer, tomó nombre de Truxillo; pero se cree ser la Castra Julia, que nombra Plinio. El arzobispo D. Rodrigo la llama Turgellum. El bulgo Truxillano tiene por indubitable que no ha muchos años se leía en cierta piedra de la fortaleza:
                     "Hércules me edificó,
                       Julio Cesar me rehizo
                       Sobre cabeza de zorro
                       En este cerro Virgillo".
Aunque existiese esta copla, nada probaria para el nombre de Truxillo, pues se conoce lo moderna que es"[11].
      VIU en sus Antigüedades de Extremadura opina que "Trujillo fue la Castra Julia de los romanos, pueblo contribuyente pero no municipio ni menos Colonia"[12]. MOYA  en su obra Armas y blasones de España nos refiere que "...de su blasón se deduce el nombre de Turris Julia por su fundador Julio César, derivándose el de Tru‑xillo del antiguo Torres de Julio"[13].
     Por tanto, durante un período largo de tiempo ha perdurado la polémica sobre el nombre de la población romana que se alzaba donde hoy se encuentra la actual población trujillana, llegando a la conclusión de que etimológicamente Trujillo significa "hinchazón", como se deduce del significado de la raíz del término indoeuropeo que es originario de Turaca. El significado se corresponde con la geografía del lugar, pues el solar trujillano es un batolito granítico intrusivo, cuya superficie es redondeada (monte‑isla), siendo un abultamiento o "hinchazón" de la penillanura trujillano‑cacereña. La evolución fonética completa del topónimo "Trujillo" es la siguente en época romana: "Turaca" ‑  "Turaga" (tras la latinización) ‑  "Turagalium" y "Turgalium"[14].
      Las primeras impresiones sobre Trujillo provienen de los escritores romanos, que empezaron a adquirir ciertos conocimientos sobre la población a partir de los contactos comerciales y el establecimiento de la prefectura. Dentro de las fuentes clásicas hemos de considerar los textos literarios y, dentro de los mismos, las obras geográficas, que poseen un contenido muy desigüal y con puntos de vista diversos. Pero en las que el interés por la descripción hace de ellas una fuente primordial para completar la información específica sobre los lugares, paisajes e información específica sobre los itinerarios. Quienes escribieron acerca de Trujillo, salvo aquellos que nos visitaron, el resto lo hicieron desde las ciudades costeras más civilizadas como Ampurias o Sagunto. Su perspectiva y sus puntos de vista fueron parciales, pues no intentaron describir una realidad diferente de la que conocían y a la que estaban ya habituados como una forma de ampliar el conocimiento de las experiencias humanas, dentro de su gran variedad. Por el contrario, presentaron un relato repleto de curiosidades para sus lectores, despreocupándose muchas veces de su veracidad efectiva, y una especie de guía práctica para los futuros políticos y administradores de estos territorios.
      Los primeros testimonios literarios que hablan de Trujillo los encontramos en HIGINIO, agrimensor de tiempos de Trajano, que habla de dos prefecturas dependientes de la colonia de Augusta Emérita[15]: "In Emeritensium finibus aliquae sunt praefecturae, quarum decimant seque in orientem diriguntur, Kardines in meridianum: sed in praefecturis Mullicensis et Turgaliensis regionis decimani habent actus XX, Kardines actus XL"[16].          Datos del mayor interés para comprender la gran extensión del territorio de la colonia. Estas grandes superficies de 400 iugera (100 hectáreas) se asignarían a las familias para que fueran divididas proporcionalmente entre sus miembros. El territorio emeritense se podía haber extendido por el norte hasta el campo norbense, como demuestra la ausencia de epígrafes de la tribu Papiria en estos lugares, que fueron rabasados tanto a la izquierda como a derecha por la zona de Ammaia (Alburquerque) por un lado y por la de Turgalium (Trujillo) por otro. Por el este, consideramos la zona de Valdecaballeros como límite entre las tres provincias y, del territorio emeritense. En el límite sur consideramos a Montemolín como enclave emeritense en tierra bética, pues el lugar está rodeado de municipios que pertenecieron a conventus de esta provincia.

      Por otro lado, en el siglo VI el Ravennatis Anonymi Cosmographia, más conocido por el Anónimo de Rávena[17] compuesto por cinco libros, nos facilita el conocimiento de ciudades y núcleos de población de esa época, cita a Turcalion (Trujillo) como una mansio, situada a la vía romana a la que en el siglo III el Itinerario de Antonino denomina ab Emerita Caesaraugustam, como vía desde Mérida hacia Zaragoza, a través de Toledo, como punto anterior a Augustóbriga[18]. Dato interesante porque denota la continuidad  funcional más o menos urbana de Trujillo o como cabecera de comarca.  Los códices que nos han llegado hasta nosotros son de los siglos VII y XII, variando frecuentemente entre sí. Cambios que se deben a que los copistas transcribieron y multiplicaron los errores anteriores.   Otro de los documentos importantes que nos ha legado la antigüedad clásica sobre la red viaria como es la llamada Tabula Peutingeriana o mapa mundi de CASTURIUS, ya que constituye el mapa antiguo más preciso sobre comunicaciones y es la única copia que queda del documento original del siglo III, que puede fecharse en el siglo XII[19].
      Los datos sobre los caminos españoles del Itinerario de Antonino, auxiliados y completados por la información que pueda recogerse de CAYO PLINIO y de CLAUDIO PTOLOMEO, forman una de las fuentes mejores para obtener el conocimiento geográfico de los antiguos pueblos españoles. Como ya hemos referido, Plinio quiso escribir la Historia Natural de todo el orbe, compuesta por 37 libros[20], leyendo previamente todo cuanto se había escrito sobre el tema. Muy famosa ha sido también la Geographike Uphegenesis del astrónomo y geógrafo griego Ptolomeo (100‑170 d. C.) en la que describe en ocho tomos las tierras conocidas hasta entonces en el mundo occidental[21]. No obstante, hemos de advertir que contenía la latitud razonablemente exacta de unos cinco mil lugares, mientras que las longitudes era considerablemente erróneas debido a que Ptolomeo suponía que la longitud de un grado en el Ecuador era de 500 estadios en vez de los 604 que le corresponden. Con el descubrimiento de América quedó patente el error.
         En los últimos años de nuestro siglo F. COELLO y A. BLAZQUEZ  han vuelto a incidir en sus escritos acerca del trazado de la vía numero XXV del Itinerario de Antonino que enlazaba Mérida con Zaragoza, considerando que no pasaba por Trujillo[22].  Aquellas discrepancias que tenían sus raíces en lagunas y omisiones del propio itinerario propiciaron que la investigación sobre el trazado se abordara bajo una óptica especulativa en la que obstinadamente se insistía en buscar un camino que completaba las millas que faltaban en algunos tramos entre las mansiones que se intercalaban entre Mérida y Toledo donde las 121 millas quedaban bastante cortas en la realidad.
      Guiados con esa determinación sacrificaron el discurrir lógico de los caminos a costa de cubrir una distancia que se hacía imposible. Así aquellas hipótesis que no encontraron respuesta hoy se asumen como válidas siendo posible encontrar ya esas rutas. La vía parte de Mérida en dirección a Santa Amalia poco después se adentra en tierras cacereñas por Miajadas hacia el puerto de Santa Cruz[23]. A partir de aquí es cuando se plantea el dilema y surgen las discrepancias. Por ejemplo, Blázquez y Coello prefieren ignorar el Ravenate y  acortan el camino que les conduzca a Augustóbriga para ello enfilan en dirección a Herguijuela con el pretexto de que este pueblo recibía en la antigüedad el sobrenombre de "La Calzada" sin reparar en que la misma hace referencia a un camino NW‑SE atestiguado en numerosas crónicas entre ellas el Libro de la Montería de ALFONSO XI que no es precisamente la dirección que ellos llevan de SW‑NE. Buscan más adelante un puente construido en el s. XVI en Aldeacentenera, llamado del Conde, por el que cruzan el Almonte, para intentar penetrar por los desfiladeros de Cabañas un lugar tan fragoso y angosto que ni los Reyes Católicos ya en época moderna pudieron controlar debiendo pagar prebendas mobiliarias a los bandidos Golfines para que desarrraigaran aquellas montañas y se establecieran lejos de ellas. Es evidente por tanto que ninguno de los dos geógrafos visitaron este tramo que hasta hace algunos años era intransitable, como lo prueban relatos de viajeros españoles e ingleses como el Viaje por Extremadura del geólogo y capitán de navío de la marina inglesa S. E. COOK WIDDRINGTON que ya en la primera mitad del siglo XIX, viniendo de Logrosán se ve obligado a tomar el camino real hacia Trujillo porque en las Villuercas no existen caminos de rueda[24].  Este autor inglés conoce muy bien las obras más importantes de la historiografía académica española, particularmente a CEAN BERMUDEZ  y LLAGUNO[25]. Basándonos, además, en los Interrogatorios de la Real Audiencia de Extremadura,  ese camino quedó expedito para la circulación de hombres y ganados en el siglo XVIII. Samuel Widdrington y el Dr. Daubeny, en 1843 visitaron Trujillo y les pareció "a pesar de su ruinoso estado, una vieja ciudad de gran belleza"[26].
      Concluyendo, esta calzada Emerita a Cesaraugusta constituye el lazo de unión entre Emerita y Caesaraugusta con un centro de comunicaciones en Titulcia. Su trazado está integrado por dos tramos, el primero de los cuales iba desde la capital de Lusitania a Titulcia y del mismo, por la importancia estratégica  de Trujillo, sólo analizaré su recorrido por Extremadura. La calzada constituía la prolongación del decumanus maximus y desde Augusta Emérita  tenía salida y trazado común hasta San Pedro de Merida. Desde este punto la calzada continúa durante unos kilometros paralela a la carretera vieja, hasta llegar al río Búrdalo, en cuyo  puente conecta y se confunde con la carretera Nacional Madrid‑Lisboa[27].
      Continúa por las fincas La Asperilla y La Conquista y por la dehesa Cuadradillo, y sirve de límite de término entre Santa Amalia y el pueblo anterior para alcanzar la Venta de la Guía en cuyo espacio se ubica la mansio Lacipea, para pasar inmediatamente al espacio de Miajadas en donde la calzada se confunde con la carretera y se pierde su rastro en la finca Los Canchales. El recorrido por el término municipal de Miajadas se continua por las dehesas Alcantarilla, Dehesilla y Fuente de la Zarza, penetrando en Escurial por la finca Cancho y durante su trayecto por este término municipal continúa confundida con la N‑V.
      Después de Escurial cotinua por Villamesías, entre las dehesas de Egido Matorral, Pedro Gómez, Salmoral, Rodriga, Osarios, Lagunilla, Zorro y El Santo para pasar el espacio del Puerto de Santa Cruz en donde se ubica la mansio Leuciana, que identificamos con el importante yacimiento arqueológico de los Villarejos[28].
      Después del Puerto de Santa Cruz continuaría por Santa Cruz de la Sierra a través de las fincas La Magasquilla y Los Labrabos, entrando en el término municipal de Trujillo por Los Quintos de San Pedro y Aguas Viejas hasta el casco urbano de Trujillo donde se ubicaba Turcalion[29].
      Desde Trujillo, la antigua calzada atravesaría el término municipal de Trujillo, las localidades de Torrecillas de la Tiesa y Jaraicejo, después de salvar el Almonte y en cuyo espacio podría ubicarse Lomundo[30]. Desde Jaraicejo iría hacia Casas de Miravete hasta Almaraz. Salvando el obstáculo del Tajo por el puente de Almaraz, en otro tienpo denominado Albalat, dirigiéndose finalmente por Navalmoral de la Mata a la Calzada de Oropesa y donde el trayecto entre ambos pueblos partiría un ramal que conduciría hasta Augustóbriga, finalizando la vía su recorrido por Extremadura[31].
    Pero, por Trujillo pasaba otra vía que se relacionaba con el Iter ab Metellinum Norba Caesarina[32], y que constituye una de las calzadas romanas más antiguas de Extremadura y aprovecha en parte el trazado de un camino natural. Todos los indicios apuntan a que haría su salida de Metellinum a través de su puente romano sobre el Guadiana. Desde este punto su recorrido con una dirección S‑N se identifica con el Camino de la Plata, que después de atravesar los términos municipales de Medellín y Santa Amalia se dirigen a Miajadas en cuyo espacio atraviesa la dehesa de Los Canchales, en la que se han localizado importantes restos romanos. Desde aquí continúa hasta los términos municipales de Montánchez y Valdemorales, pasando antes por las fincas Las Mezquitas, Corchuelo y Vallehondo, rodeando la ladera Norte de la sierra del Saltillo y continua por las dehesas de La Tocona, Casajato, Los Palos, La Dehesa y Quebrada. Salva la Sierra de Montánchez por el puerto del Jabalí y se dirige hacia el pueblo de Torre de Santa María, Vadefuentes y la finca La Torrecilla, para después salvar el Salor por el denominado "Puente Nuevo" y continuar por el espacio de Torremocha por la finca El Castellar y volver a cruzar el río por las inmediaciones y al sur del casco urbano. Existe una desviación de este camino hacia Trujillo, desde Montánchez, para conectar después con Salvatierra de Santiago. Desde aquí de prolonga, durante otro trayecto, penetrando en Ruanes, cuyo casco urbano atraviesa, dejando constancia de ello en su calle principal que significativamente se denomina "Calle de la Roa" o también coloquialmente "Calle Empedrada".
Después del término municipal de Ruanes, penetra esporádicamente en pertenencias de Trujillo por la dehesa de Piedra Hitilla y se adentra en el espacio de La Cumbre entre las fincas de El Campillejo y Roa, sirve de límite a los pueblos de Santa Ana y La Cumbre, y penetra definitivamente en Trujillo con las dehesas de La Magascona y Solanilla[33].
      Es muy probable que existiera otra vía de comunicación secundaria por la importancia de los puntos a unir entre Norba (Cáceres) y Turgalium (Trujillo). Y como fiel testimonio de la misma es la existencia de dos puentes romanos sobre los ríos Tamuja y Gibranzo.
      La ciudad de Trujillo se constituyó por su posición geográfica en un nudo de comunicaciones de cierta importancia. De esto es testimonio, por una parte, que por ella pasasen el Alio Itinere ab Emerita Caesareaugustam y derivación de la Metellinum‑Norba, por otra, una serie de factores toponímicos y arqueológicos que nos ponen de relieve la entrada o salida de Turgalium de una serie de vías en varias direcciones.
      A este respecto señalar la presencia de un topónimo tan altamente significativo como la "Aldehuela de la Calzada" y la existencia de un miliario anepigráfico a cinco km. al Sur de Trujillo, formando parte de la Cañada Real de Ganados que atraviesa los espacios de Trujillo, Santa Cruz de la Sierra, Abertura, Escurial y El Campo, en cuyos límites, y concretamente en la dehesa de Los Palacios, se produce la unión de varios cordeles con la Cañada Real.   No cabe la menor duda que esta Cañada Real debió ser heredada de una primitiva vía de comunicación entre Medellín y Trujillo y de la que deben ser testimonios válidos la vereda de la Plata y el  miliario anepigráfico en las inmediaciones del puente sobre el Magasca y, finalmente, la "Aldehuela de la Calzada".
          También con arranque o salida en Trujillo debió existir otra vía, que ponemos de manifiesto por la exitencia de un puente romano sobre el Magasca en las inmediaciones de la carretera de Trujillo a Zorita y el hecho de que en tiempos pasados el pueblo de Herguijuela recibiese la denominación de Herguijuela de la Calzada.
      Las distintas cuestiones sobre comunicaciones de época romana han contado siempre con un gran número de investigadores a lo largo de una tradición ya centenaria, éstos han proliferado mucho más desde finales del siglo XIX y a lo largo del XX, como podremos estudiar en los diferentes capítulos de esta obra.
      Pero las investigaciones realizadas en esta última etapa ‑salvo excepciones‑ adolecen de una cierta parcialidad, con lo que se ha perdido la ventaja de una visión de conjunto. Por otra parte, en algunas ocasiones han sido suscitados por un criterio patriotista local que trataba de reivindicar para la patria chica el honor de una antigüedad venerable. En otros casos, el largo magistrado de una autoridad indiscutible ha llegado a dar por buenas interpretaciones que hoy nos parecen insostenibles o cuanto menos problemáticas.
      A pesar de ello, la labor de algunos estudiosos ha sido meritoria, pues también se convirtieron en viajeros y han tratado de concretar sobre artículos, planos y fotografías el resultado de sus impresiones, sus descubrimientos, y los datos que consiguieron reunir pueden considerarse como la última palabra. Hemos de tener presente que el análisis del trazado de las vias romanas en Extremadura, como en cualquier otro espacio no, sólo ha de tener en cuenta la investigación de las fuentes historicas, sino también otras más actuales.
      En definitiva, con el aprovechamiento de todas estas fuentes antiguas, modernas y contemporáneas, tenemos el material primario que es necesario interpretar y verificar en el terreno práctico.
      Ha de ser en último grado la arqueología la que ha de orientar acerca del estudio de las comunicaciones antiguas y ésta, apoyándose en todos los muchos y buenos auxiliares que la técnica contemporánea puede ofrecer hoy al investigador de la antigüedad como: estudios de toponimia, fotografía aérea, prospección sobre el terreno y cartografía, siendo fundamental en este último aspecto la utilización de las hojas a escala 1/50.000, del Mapa Topográfico Nacional, y las de 1/25.000, del Ministerio del Ejercito.





REFERENCIAS DE LOS VIAJEROS Y LOS CRONISTAS SOBRE TRUJILLO EN LA EDAD MEDIA


Relatan las crónicas antiguas que al fundarse alguna nueva ciudad, ésta se adscribía a una de las tribus antiguas de Roma. Tal caso sucedió con Mérida que fue adscrita a la tribu Papiria o Norba a la Sergia[34]. Siguiendo este planteamiento la franja territorial que desde Mérida se dirigía hasta Turgalium, y por el conocimiento de inscripciones con miembros de la tribu Papiria, nos están hablando de gentes emeritenses o dependientes de dicha ciudad. 
      Los visigodos aceptaron en gran parte la estructura romana, pero a medida que iba cambiando el sistema y desaparecía la organización municipal, se daba paso a la creación de "provincias-ducados", dentro de las que estaban los condados. Al mismo tiempo que se iban formando las provincias eclesiásticas. Mérida fue un ducado y en su capital residió un duque[35]. La provincia eclesiástica a la que perteneció Mérida fue la Lusitania y comprendía 13 obispados. En Trujillo existen los restos de una basílica visigoda tras muros de la Puerta de Coria.
      Tras la dominación musulmana y una vez llegado el siglo X, cuando toda la región fue nuevamente una cora dependiente del poder central, encontramos que la cora estaba compuesta por varias ciudades esenciales como Trujillo, Badajoz o Coria, que a su vez poseían su respectiva jurisdicción, de forma muy parecida a las épocas romana y visigoda.
        Realmente las fuentes árabes existentes sobre Trujillo son abundantes. Sabemos que en el año 881 hay una incursión de Alfonso III contra los Nafza, que ocupaban la zona, y que en el 317 de la hegira/929-30 de C. se nombra gobernador militar de Trujillo a Ahmad Ibn Sakan[36]. Con el estudio de todas las alusiones que hay sobre Trujillo en fuentes medievales, los datos históricos avalan una fecha de construcción del castillo de Trujillo en los años finales del siglo IX, merced también a la existencia de varias lápidas funerarias existentes en la ciudad.               Estas referencias históricas sobre Trujillo unidas al esquema netamente oriental de la planta del edificio principal árabe en nuestra ciudad (típico de los castillos omeyas), a un aparejo similar al oriental y al del Conventual emeritense -la fortificación islámica más antigua fechada en España, en el año 835 d. C.-, todo ello, aunado con el esquema elemental de las puertas de acceso (de proporciones de primera época), permiten fechar este castillo a finales del siglo IX en el caso de que sea posterior al modelo emeritense.   
     La Crónica Anónima es las más antigua crónica hispanoárabe conservada, abarca los dieciocho primeros años del gobierno de Àb-al-Rahman III, o sea desde el año 912 a 929, que corresponden a la pacificación de las coras y la restauración de al-Andalus. El manuscrito nos refiere lo siguiente sobre Trujillo: "Ahmad Ibn Sakan, gobernador de la ciudad de Taryala"[37]. L. Molina considera que la Crónica es un resumen del Muqtabis[38]. La obra no menciona a ningún autor, ni ofrece fecha de ejecución, aunque podíamos fecharla en el siglo X, e incluso el prof. García Gómez nos facilita la posible autoría del manuscrito en Abu Bakr AL-HASAN Ibn Muhammad Ibn Mufarrity al-Ma`afiri, conocido como al-Qubbasi[39].

      El cordobés IBN HAYYAN (987-1076), está considerado como el mayor historiador de la Edad Media hispánica, de él nos ha llegado en fragmentos la obra citada al-Muqtabis que recoge la historia anterior a su época. En el 288/901, murió al-Mahdi Ibn al-Qitt, de la tribu de Qurays, en Nafza. Este personaje se relacionó con nuestra zona, como se observa en el relato que Ibn Hayyan toma de Ibn Ahmad[40], quien dice haberlo tomado de puño y letra del califa al-Hakam al-Mustansir bi-l-Lab: " Ibn al-Qitt envió sus emisarios y cartas que entraron en Trujillo, Mérida y Toledo y otros lugares de la frontera, en los que se aprestaron a seguir su causa y a formar un gran ejército con el que atacó Zamora..."[41]. Todos los años hay sustitución de gobernadores, "...en el año 319/931 fue gobernador de Trujillo BAra`bn Muqatil"[42].  Tiene un gran valor pues nos transmite una historia fiable por la buena selección que hizo de sus fuentes como son las dos al-Razi, Arib bn Sa`d, Aslam b. `Abd al-Aziz, Muhammad al-Warraq, Ibn al-Yazzar, Faray b. Sallam, etc.[43].

       El códice arábigo que se titula Libro que contiene cosas curiosas acerca de las excelencias de la gente de almagrib, es obra del cronista ABEN-ZAID, que vivió en tiempos del rey Fernando III, y nos refiere una noticia curiosa pues ya cita a uno de los primeros poetas de la historia que nació en Trujillo en el siglo XI y destacó en la corte de Badajoz, reinando en ella Abu-Beer Mohamed, que sucedió a su padre el 30 de diciembre de 1045: "Trujillo es una de las ciudades notables del norte. De ella era Abu-Mohamed Abdala, hijo de Albolón, uno de los poetas de Almotafir Abenalaftás, rey de Badajoz".  Este es el rey que tomó el pomposo título de Motafir (el victorioso por Alá) y se hizo célebre por su enemistad con el rey de Sevilla Motahid, y por su mucha erudición, prudencia y fortaleza de ánimo, según escriben de él Alkabit y Aben-Kaldún, por quienes sabemos también que escribió una obra histórica de cincuenta tomos[44].

       Encontramos referencias de Trujillo en  Abu-Abd-Alla Mohamed AL-EDRISI[45], de la familia de los Hamuditas, que habían tenido la soberanía de Málaga hasta la muerte de su bisabuelo Idris II (año 1055),  que fue un geógrafo árabe cuya obra fue famosa en todo el mundo musulmán. Entró al servicio del rey cristiano Rogerio II de Sicilia, para auxiliarle en sus investigaciones geográficas e hizo su panegírico[46].  Murió en la segunda mitad del siglo XII[47].
      Europa conoció la obra del árabe por un breve compendio que de ella se hizo y se publicó en Roma, en 1592, en la imprenta de los Médicis[48]. En España, EDUARDO SAAVEDRA amplió y corrigió las versiones de la obra del Edrisi en una serie de artículos insertos en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid[49], publicados posteriormente en un volumen aparte, con el título de La Geografía del Edrisi[50].
      La descripción que hace El-Edrisi de Trujillo es la siguiente: "De Medellín a Taryalah (Trujillo), dos jornadas cortas. Esta última villa es grande y parece una fortaleza. Sus muros están sólidamente construídos y hay bazares bien provistos. Sus habitantes, tanto jinetes como infantes, hacen continuas incursiones en el país de los cristianos. Ordinariamente viven del merodeo y se valen de ardides"[51]. Las referencias que nos ofrece de la ciudad revelan que era una de las principales de Extremadura en la época de los almohades; y la importancia estratégica de ella, dimana de que en aquel tiempo los árabes y los cristianos invadían a diario el campo enemigo para robar, talar y destruir, por lo cual los lugares pequeños estaban indefensos y sus moradores se concentraban en las poblaciones fortificadas. Esta misma manera de vivir que tenían los árabes en Trujillo, entregados al merodeo y las excursiones y adiestrados en ardides, sorpresas y asaltos, la tenían también los cristianos de la frontera leonesa. La conservación de las poblaciones conquistadas era muy difícil, por tenerse que guerrear a diario con los árabes. Los moradores estaban interesados en la defensa de la población; pero como el temor a que el enemigo atacase los campos y la necesidad de estar siempre apelando a las armas hacían imposible el cultivo agrícola, la propiedad comunal del suelo era la que preponderaba y con ella la riqueza pecuaria, que se manifestaba en las vacadas concejiles y la ganadería en común. Por tanto, el bandolerismo tenía su mejor baluarte en la frontera.

      El historiador y geógrafo del siglo XII Muhammad Ibn Ayyûb Inb GALIB AL-GARNATI, que vivió en Granada, donde estuvo al servicio de su gobernador, en su obra Farhat al-anfus fi ajbar al-Andalus (Alegría de las almas, acerca de la Historia de al-Andalus), nos refiere: "A la cora de Mérida pertenece Taryalah (Trujillo), que dista de Córdoba seis jornadas"[52]. En la Crónica anónima Dikr Bilad al-Andalus, editada y traducida por L. Molina, nos refiere también que Mérida dominaba numerosas ciudades y amplios distritos, entre los que se encontraban las ciudades de Trujillo, Zamora, León, Tudela, Tarazona y Fuente de Cantos[53].

      El escritor árabe oriental Abu ´Abd Allah Yaqut Ibn ´Abd Allah AL-HAMAWI, nacido en el año 1179 en Hama, fue esclavo de niño y fue llevado a Bagdad en donde ejerció el oficio de comerciante, murió en el año 1229, recoge la forma Turyila para referirse al topónimo "Trujillo": " Turyila es una madina en al-Andalus del `amal de Mérida, entre ella y Córdoba hay seis días a oriente y seis días entre ella y Zamora en el país de los cristianos. Conquistada en 1165"[54]. Se refiere a la conquista cristiana de Trujillo el 15 de abril de 1165 por Geraldo Sempavor. En el año 1169 Geraldo cae prisionero y para su rescate tiene que entregar Trujillo, Montánchez, Santa Cruz y Monfragüe a Rodríguez de Castro, autor del convenio con los árabes, a quien llaman Señor de Trujillo, y que se constituyó en un señorío venido después a manos castellanas. Por su parte, el cronista Ben-Sahibis-Salat contemporáneo de estos sucesos, nos refiere muy sumariamente: "En Yumada segundo de la hegira 560 fue sorprendida la ciudad de Truxillo, y en Diskada, la notable villa de Jeburak. También la población de Cazeres en Safar de 561, y el castillo de Muntajesh en Yumada y los fuertes de Severina y Felmanuyyah"[55]. La fecha de la toma de Trujillo es clara pues comenzando la hegira 560 el 18 de noviembre del año 1164, la luna de Yumada 1º tuvo que comenzar antes de mediar el mes de abril del año 1165, y si la ciudad fue ganada por sorpresa no hubo necesidad de emplear en ella una semana. Aunque el cronista árabe refiere tan sumariamente estas conquistas, no ha de entenderse que Ebora fue ganada por el mismo rey que tomó a Trujillo, Cáceres y Montánchez, pues consta por el Cronicón lusitano, llamado también Crónica de los godos, que la toma de Ebora fue empresa exclusiva de Gerardo[56].

      ABD AL-MALIK b. Muhammad b. Ibn Sahib al-Sala, natural de Beja, nos informa en su obra al-Mann bi-l-imama àlá-l-mustad`afin bi-an ya`alhum Allah al-a imma wa-ya`alahum al-waritin (El don del imamato para los que no merecieron que Dios los colocase como imames y los puso como como sus herederos y la aparición del iman al-Mahdi de los Almohades), de la que solo se ha conservado el segundo volumen (1159-1173)[57], lo siguiente: " En el año 563/17 de octubre de 1167 a 4 de octubre de 1168, el jefe cristiano Fernando (se refiere a Fernando II), señor de Taryala (Trujillo), célebre entre los cristianos por su linaje y valor, pariente por afinidad de Alfonso, el rey pequeño, señor de Toledo, llegó a Sevilla en el mes de ramadám del citado año/10 de junio a 9 de julio 1168, él y sus hermanos, con el deseo de hacerse servidor del Amir al-Mu`minin, después de abandonar la compañía de los infieles. Los almohades de Sevilla pidieron permiso a su majestad el Amir al-Mu`minin en marrakus, y se le permitió que llegase allí con sus acompañantes y hermanos que venían con él, y permaneció en la capital excelsa cinco meses bajo las banderas del poder excelso, favores y donativos considerables y provisiones garantizadas. Se ablandó su corazón con los grandes regalos, hasta que casi se islamizó y prometió a Dios ser fiel consejero del poder con el mejor servicio, y se sometió y garantizó que no raziaría el país de los almohades y que sería para ellos un sostén y aliado de los musulmanes. Se marchó bajo estos bienes y esta reconciliación completa de él con seguridad, mandando el poder supremo darle donativos a él y a sus hermanos y compañeros unidos a los almohades, todos los meses, como se hizo"[58]. Este cronista también nos explica la traición de Giraldo a la ciudad de Trujillo en el mes de yumada al-tani del año 560/15 de abril al 13 de mayo de 1165[59].  El 15 de abril de 1165 tiene lugar la toma de Trujillo por Geraldo Sempavor. Geraldo caerá prisionero en 1168 y para su rescate tiene que entregar Trujillo, Montánchez, Santa Cruz y Monfragüe a Rodríguez de Castro, autor del convenio con los árabes, a quien llaman Señor de Trujillo, y que se constituyó en un señorío venido después a manos castellanas. También encontramos referencias acerca de estos acontecimientos históricos en la obra Kitab al-ibar  del gran sociólogo, filósofo e historiador de Túnez IBN JALDUN, que fue una de las más fuertes personalidades de la cultura árabo-musulmana en su ocaso[60].

      Abul-l-Abbas Ahmab b. Muhammad b. IDARI AL-MARRAKUSI, historiador magrebí del que solamente conocemos que vivió en la segunda mitad del siglo XIII, nos refiere lo siguiente en su obra Bayan al-mugrib fi ijtisar ajbar muluk al-Andalus wa-l-Magrib: "En el año 178 (de la hegira)/ 794 entran en Trujillo los beréberes que huyeron de Takurunna"[61]. También, nos relata la traición de Geraldo para apoderarse de las ciudades, y como ayudó a Ibn al-Rink contra los musulmanes: "Traicionó Giraldo en su primera traición, la ciudad de Trujillo en el año 560/1165, luego la de Evora en du-l-qa`da de ese año y se la vendió a los cristianos; luego traicionó la de Cáceres en safar del año 561/diciembre-enero de 1166".[62]
      El 14 de junio de 1196 al-Mansur se dirigió hacia norte, desde Sevilla, avanzando en dirección al castillo de Montánchez con un gran contingente de andaluces, pues era una de las fortalezas de mayor elevación, renombrada por su situación estratégica. La rodeó e inició el ataque. El día 16 de junio los habitantes del castillo se acogieron a la sumisión, colgándose a la cuerda del Iman. Fue también evacuada la ciudad de Trujillo -tal y como nos cuenta Idari al-Marrakusi-  "sin asedio, y sopló el viento de la victoria por aquellos distritos y aquellas regiones...Se renovó en estos castillos la invocación al Islam"[63].

      AL-HIMYARI, escritor norteafricano del siglo XIII nos habla en su obra Kitab al-rawd al-mi´tar fi jabar al-aqtar de"Taryaluh (Trujillo) ciudad de al-Andalus, es un hisn inexpugnable, tiene murallas y mercados activos. Sus caballeros e infantes pasan su vida emprendiendo correrías contra el país de los cristianos, y se dedican a ejercer el bandolerismo y el fraude. En el año 630 de la hegira/ 1232-1233, vinieron los cristianos y la sitiaron. Salió hacia ellos Muhammad bn Yûsuf bn Hûd buscando una ocasión para atacarles por sorpresa, pero no le fue posible y partió a Sevilla. Hizo etapas hacia Taryaluh, pero le llegó la noticia de la toma de esta ciudad por los cristianos y volvió a Sevilla. Cayó Taryaluh en poder de los cristianos en rabi al-awwal de este año/diciembre 1232- enero 1233" [64]

          Las dos crónicas que, desde AMBROSIO de MORALES que fue el descubridor y primer copista de ellas[65], llamamos Anales Toledanos[66], son una fuente histórica muy utilizada por los historiadores, aunque su redacción es algo tardía (comienzos del siglo XIII). Es una fuente muy conocida por su inclusión en la España Sagrada del P. Flórez, y con notables excepciones de Gómez Moreno (Anales Castellanos, R. Academia de la Historia, 1917), Julio González (Repoblación de Castilla la Nueva, 1975), Recuero Astray (Alfonso VII, Emperador, 1979) y Terrón Albarrán (El Solar de los Aftásidas,1971 y, Extremadura musulmana, 1971) no es frecuente que se utilicen como fuente algunas de las 331 noticias contenidas en ellos. Y esto a pesar de que hay sucesos que sólo se contienen en ellos y se recogen más exactitud que en otras crónicas medievales[67] y que seguidamente citaremos.
     La conquista de Trujillo por los cristianos coincide con un momento de crisis y descomposición de los reinos árabes del Al-Andalus. Así, el rey de Castilla, Alfonso VIII, después de conquistar el lugar de Ambroz y fundar allí la ciudad de Plasencia, entró en Trujillo el año 1186. Intentando atraer a las Ordenes Militares para asegurarse la plaza y la frontera, concedió la mitad de los diezmos de la ciudad y su tierra a la Orden de Santiago.
      En el mes de abril de 1186, la ciudad de Plasencia era un enclave importante para las empresas ulteriores del rey Alfonso VIII, y se hallaba en esa fecha en Trujillo, lo que prueba que la había conquistado a los árabes, estando allí el monarca castellano otorgó privilegio a la Orden de Santiago, cuyo Maestre era entonces Fr. Fernando Díaz, por el cual "le hizo donación de la mitad de los diezmos pertenecientes a la Corona en todas las rentas de Trugello, tanto de la agricultura como de las demás materias contributivas, y de la mitad de las tercias de las iglesias de Trugello y sus términos, que se poblaron desde Tajo hasta Guadiana, y la mitad de los derechos que corresponden al Obispo". En la data del documento se lee: "Facta carta apud Trugellum, Era MCCXXIIII et XI kalen, Madri"[68].  Por tanto, entre las crónicas cristianas que citan a Trujillo tenemos el Bullarium ordinis militiae de Alcántara , que la denomina como "la villa de Trugello" y de forma adjetivada "truxillensi"[69], el Bullarium equestres ordinis sancti Iacobi de Spatha, la refiere como "Trugellum"[70].
      No puede negarse en esta donación el deseo que tenía el rey Alfonso de atraer a la Orden de Santiago hacia la comarca de Trujillo, a fin de que la repoblase y defendiese de las correrías de los árabes. Pero, todavía a otra orden, la de San Julián del Pereiro, la estimuló a establecerse en Trujillo y fundar allí una casa para cuyo sostenimiento la hizo donación de la villa de Ronda, sita en la comarca de Toledo. En el documento se llama a don Gómez "Maestre Truxillense"[71]. En la bula de Clemente III por la cual se erigió el Obispado de Plasencia[72], se dice que la nueva diócesis ha de abarcar, conforme a lo solicitado por el rey de Castilla, todos los lugares concedidos a la nueva ciudad y los que se han agregado, de Trujillo, Medellín, Santa Cruz y Montfragüe, con todos sus términos y pertenencias[73].
       En el año 1195, y continuando con esta política, el monarca donó a la de San Julián de Pereiro, además de otras, la villa y castillo de Trujillo.
      En marzo de 1195, el mismo Alfonso VIII, continuando con su interés de atraer a las Ordenes Militares a la frontera, con objeto de defenderla contra los árabes, hizo donación "al convento de los freires de Truxello y a su Maestre Don Gomez, de la villa y castillo que llaman Turgello, la villa y castillo que llaman Albalat, situado en la rivera del Tajo, y el castillo que llaman Santa Cruz cerca de Trugello y situado en el Monte Arduo, y otros dos castillos, de los cuales el uno se llama Cabañas y el otro Zuferola"[74].Para la fortificación y perpetua subsistencia de estos lugares y castillos, les concede la pensión de tres mil áureos anuales sobre la renta de la Greda de Magán, que habría de pagarles el Almojarifazgo[75].
      Sin embargo, los almohades, habiendo vencido al rey castellano en la batalla de Alarcos -1196-, se dirigieron hacia la frontera oeste, conquistando Montánchez, Santa Cruz, Trujillo y Plasencia. 
      En el año 1196, los reyes  Alfonso VIII de Castilla y Sancho I de Portugal estaban unidos contra una liga formada por  Alfonso IX de León[76],  Sancho VII de Navarra y el emir almohade Yacub. Salió este de Sevilla por la vía de Mérida y tras tomar Santa Cruz, Trujillo y Plasencia, marchó luego hacia la comarca de Talavera[77]. Por tanto, volvió Trujillo de nuevo a caer en manos almohades, como también recogen los Anales, produciéndose las consecuencias del profundo repliegue cristiano y las numerosas conquistas extremeñas de los árabes. Esta conquista nos la relata el cronista árabe Ibn Abi Zar Abul-l-Abbas AHMAD AL-FASI -del que se sabe que murió en Fez en el año 1310)- en su obra Kitab al-anis al-mutrib bi-rawd al-qirtas fi ajbar muluk al-magrib wa ta`rij madina Fas, conocida como Rawd al-Qirtas: "En el año 1196 se produce la toma de al-Balat y Trujillo"[78].
      Con motivo de haber celebrado treguas el rey de Castilla con el almohade, transcurrieron quince años sin que pensasen los cristianos en proseguir la reconquista entre el Tajo y el Guadiana; pero ya en el año 1211, el rey  Alfonso VIII, que deseaba romper las hostilidades y había procurado dar pretexto para ello fundando en la frontera el castillo de Mora, estando con su hijo el infante  Fernando en expedición, le ordenó que hiciese una razia por Extremadura, y entonces fue cuando el infante recorrió las comarcas de Trujillo y Montánchez, regresando a Toledo en el mes de agosto[79].
      Estando sitiado por los almohades el castillo de Salvatierra, junto al actual de Calatrava la Nueva, intentó Alfonso atacar hacia el occidente de al-Andalus desde la sierra de San Vicente, para que cesase el sitio acudiendo a socorrer las tierras extremeñas. Envió a su hijo y heredero en "fonsado" hacia Trujillo y Montánchez, pero el califa hizo caso omiso y Salvatierra siguió cercada, conquistándola al fin. Y el infante tuvo que regresar sin conquistar nada. Tres meses después, el que hubiera sido Fernando II de Castilla si hubiera vivido, fallecía en Madrid, donde ya estaban su padre y el ejército ocupando su puesto sucesorio su hermano menor Enrique I, que fallecería por accidente en 1217. Por ambos fallecimientos resultó heredera doña Berenguela y, al morir Alfonso IX de León, heredó ambos reinos el que sería apodado el Santo, Fernando III, hijo de este rey y de su segunda esposa.
      Cáceres fue conquistada el 23 de abril de 1229, al mes siguiente se hallaba  Alfonso IX en Galisteo, donde procuró aquietar a la Orden de Santiago, que se creía con el derecho a poseer la villa de Cáceres por habérsela donado en otro tiempo  Fernando II, pero deseaba don Alfonso que la población fuese de realengo, y a tal efecto la señaló un vasto término y concedió fuero de población, y en trueque de los derechos eventuales que aducía la Orden de Santiago, donó a esta las villas de Castrotoral y Villafáfila, con 2000 maravedís, y así mismo le prometió que si algún día lograba conquistar a Trujillo, Santa Cruz y Montánchez, le haría donación de alguna de ellas[80].
      Trujillo era un peligroso entrante musulmán en la zona alta de Extremadura, especialmente para la vecina Plasencia, aunque el Tajo sirviera de frontera. Ampliado ya el reino leonés con Cáceres, Montánchez y Mérida, una expedición dirigida por el Maestre de Calatrava Gonzalo Yáñez y el obispo de Plasencia don Adán, sitiaron a Trujillo, con ayuda también de los santiaguistas y del Pereiro (después Alcántara). Acudió en auxilio de los sitiados el rey de Murcia, intentando atacar por sorpresa; no lo logró y volvió hacia Sevilla. Una segunda petición de los cercados le hizo volver, pero en el camino supo de la rendición. El avance fronterizo sería esta vez definitivo. Hemos de hacer un inciso para aclarar el origen de la Orden de Alcántara, citada anteriormente.
      Fueron los primeros fundadadores de los Caballeros de Alcántara dos caballeros salmantinos, don Suero Fernández Barrientos y su hermano don Gómez, que consagraron su vida a Ia defensa de los cristianos en la frontera del reino de León contra los moros de Extremadura, y construyeron para este fin una gran fortaleza próxima a la ermita de San Julián del Pereiro, cerca de Ciudad Rodrigo. Sucedía esto hacia 1156, según fray Angel Manrique en los Annales Cistercienses[81]. Pocos años después, a ruegos de Suero Fernández, los caballeros que obedecían a este primer maestre recibieron de Ordoño, obispo de Salamanca, una Regla semejante a la de Calatrava, que fue confirmada en 1177 por el papa Alejandro III.              Llamábanse "Freires de San Julián deI Pereiro" cuando en 1211 conquistaron Trujillo, villa que les fue cedida por Alfonso VIII, se denominaron Caballeros de Trujillo, pero el nombre definitivo les vino de Alcántara, en la provincia de Cáceres cuando recibieron de manos de los calatravos aquella plaza fuerte, lo cual aconteció siendo maestre don Nuño Fernández, en 1213[82]. Hubo entonces un pacto entre ambas Ordenes militares de fiIiación cisterciense, y los de Alcántara se sometieron para en adelante a la visita canónica del maestre de Calatrava, lo cual no produjo sino disensiones y aun luchas sangrientas. La cruz que llevaban sobre el manto blanco era la misma flordelisada de Calatrava, pero de color verde[83].

      Los  Anales Toledanos (Segundos) citan su reconquista el 25 de enero de 1232[84], Trujillo es incorporado a la corona de Castilla por Fernando III[85]. Fue después encomienda de la Orden de Alcántara. Además de éstos, entre las crónicas cristianas que citan a Trujillo, destacando sobre todo el castillo como esencial baluarte defensivo, tenemos la Primera Crónica General de ALFONSO el Sabio[86].
      El  Maestrescuela CORREA ROLDAN recoge el testimonio de los Anales que tiene la ciudad de Toledo, que son de mucha autoridad, porque, según el estilo de ellos, se escribían las cosas cuando pasaban. En el mismo sentido se pronuncia JUAN de MARIANA. En memoria de este acontecimiento, y como acción de gracias a la virgen, a la que se atribuyó el éxito de las tropas cristianas, los trujillanos levantaron una ermita  a Nuestra Señora de la Victoria, a la que nombraron Patrona de la entonces Villa[87]. El obispo de Plasencia  según escribe Correa y  Roldán era don Domingo, el cual murió dende a pocos días. De hecho, el último día de febrero de 1232 estaba ya vacante la diócesis de Plasencia, según consta en un privilegio concedido por Fernando III en esa fecha a la iglesia de Santiago, donde dice: "La iglesia de Plasencia vaca". Algunos, sin embargo, afirman que falleció en 1231, apoyándose en el Obituario inédito de Toledo, por lo que en ese caso no pudo participar en la conquista de las tierras trujillanas.
        Trujillo fue entregado provisionalmente a las Ordenes Militares, en 1234 Fernando III hizo a la villa de realengo, quedando, por tanto, incorporado a la corona por el interés que tenía.
            Superada la Reconquista y para fomentar su repoblación, se otorgaron privilegios a los caballeros participantes en las campañas militares, confirmándose el derecho sobre sus propiedades con el Fuero otorgado por Alfonso X en 1256[88]. Por éste, Trujillo se convierte en una villa libre, vinculada a la Corona definitivamente.
            Desde entonces se asentaron los primeros repobladores en Trujillo dando lugar a los linajes más antiguos de la ciudad: Añascos, Altamirano, Bejarano, Chaves, Orellana, Escobar, Pizarro, etc. Estos nobles que, además de sus propiedades territoriales, ostentaron los oficios concejiles y el gobierno de Trujillo, dominaron la vida ciudadana, y, además, a través del Fuero mencionado anteriormente, obtuvieron el privilegio de no pechar al poseer "casas con gran población, además de caballos y armas".
      Hay en la historia interna de Extremadura un período de intensa inquietud, de lucha fratricida, que llena varios años de la segunda mitad del siglo XV, provocada por la rivalidad de Gómez de Solís y Alonso de Monroy, disputándose el maestrazgo de la Orden de Alcántara. Es, por tanto, un episodio ligado a la Historia mundial, y con encaje en el marco de turbulencias que provoca el reinado lamentable de Enrique IV de Castilla. Son trujillanos los que luchan por una dignidad extremeñísima[89]. Cuando la región forjadora de los grandes conquistadores aún no había lanzado a sus paladines fuera de la región.
      Los cronistas que escribieron sobre la vida extremeña, los literatos que buscaron inspiración en sucesos del pasado, con frecuencia suelen referir o cantar la guerra entre Solís y Monroy[90], siendo importante la relación hecha por TETZEL  en Viajes por España[91] y el manuscrito del año 1543 de DIEGO de HINOJOSA titulado Genealogía de los Hinojosa, en donde nos da referida cuenta de la rivalidad entre ambas familias, "...en Trujillo, viejo e histórico baluarte de levantisca nobleza, asentaron su solar los Hinojosa, en tiempos de Alfonso XI. El propio rey trajo en su compañía, desde Toledo, al primero que vino a esta villa extremeña, Alonso Alvarez de Hinojosa, al cual dejó allí como alcalde de Alcázar y Justicia Mayor"[92]. Tantas grandezas tenían los Hinojosa y tan reconocidos eran en el reino que en el interesante Memorial de la calidad y servicios de la Casa de D. Alvaro Francisco de Ulloa que compuso el erudito PEDRO de ULLOA GOLFIN -aunque aparece autorizado por el cronista José Peciller como si fuese el autor- nos comenta lo siguiente: "Francisco de Hinojosa era un caballero muy principal de Truxillo"[93], y del que se cantaba en romances, anunciando los festejos nupciales por toda Extremadura: "Casa una hermana el Maestre/ con un caballero joven,/ que en el solar de Trujillo/ Francisco de Hinojosa, es noble./ Van llegando caballeros,/ prevendados, ricos-homes,/ para rendir pleitesía/ que a tal señor corresponde[94]. Por todo Trujillo sonó una alegría bullanguera y deambulaba una heterogénea multitud endomingada.
      Es una aportación útil a la historia extremeña, en un interesante período de fin de época, cuando el medievo ascético y feudal se encaminaba a desembocar en las luminosidades estéticas e inquietantes del Renacimiento, cuando el impreciso concepto de lo estatal va concretándose para ir desde la atomización de los pequeños Estados hacia las grandes nacionalidades[95].
      Quizá los hechos más significativos que sucedieron hasta 1430, año en que Juan II otorgó el título de Ciudad a la entonces villa -a instancias del Condestable de Castilla,  Alvaro de Luna, primer Duque de Trujillo-, fueron, por una parte, las rapiñas y asaltos de los Golfines, bandoleros que después de obtener grandes riquezas se ennoblecieron, asentándose en la ciudad de Cáceres; y, por otra, los bandos o facciones nobiliarias del reinado de Pedro I el Cruel, banderías que no alcanzaron las cotas sangrientas de otras ciudades castellanas.
            El monarca Juan II, además de otorgar el título de Ciudad en 1430 a Trujillo como ya se ha dicho, concedió el título de Primer Duque de Trujillo a D. Alvaro de Luna, título concedido, nuevamente, por Enrique IV a D. Diego López Pacheco, Marqués de Villena, en 1469, que defendía los intereses sucesorios de la Beltraneja, viviendo así la ciudad durante este siglo una serie de períodos de dominio feudal.        Con la muerte del rey Enrique IV el 11 de diciembre de 1474, surgen en el Consejo Real diferentes  bandos a favor de los candidatos rivales a la sucesión. Por un lado, Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque y el conde de Benavente apoyaban a Juana, a la cual Enrique proclamó como  heredera suya en 1470, según el cronista del Rey, ENRIQUEZ del CASTILLO en sus Memorias de Enrique IV[96].     Por otro lado, la familia Mendoza, incluido el Cardenal  Mendoza se habían unido a los partidarios de Isabel. Esta contaba su reconocimiento como heredera desde 1468 para oponerse a la proclamación como tal de Juana. Aquélla consiguió aventajarla al ser proclamada reina en Segovia antes de que el cuerpo del rey Enrique IV fuere sacado de Guadalupe vestido aún con las sencillas ropas con las que había muerto[97].
       El 27 de diciembre de 1475, el almirante de  CastiIla, el hermano del cardenal, Santillana, y su otro cuñado, el duque de Albuquerque apoyaron a Isabel correspondiendo a algunas concesiones. Nadie parecía desafiar a Isabel. En febrero, casi todas las ciudades de Castilla la habían reconocido como reina. Juana sólo tenía doce años, y no tenía marido que oponer a Fernando, quien se había reunido con Isabel en Segovia el 2 de enero de 1475[98].
          Pero, la situación era muy problemática ya que muchas regiones habían dejado de obedecer a la corona. La guerra civil había devastado a Andalucía. Galicia se hallaba libre de la Corona al igual que Murcia. La clave del problema estaba en manos del marquesado de Villena que comprendía casi la totalidad de la provincia de Albacete y  zonas de Toledo y Murcia, también, retenía las ciudades claves de Madrid y Trujillo. Pero lo más importante era el hecho de que tenía en su poder a Juana, la rival de Isabel, Fernando e Isabel confirmaron la posesión de sus tierras y rentas a Villena, e incluso el cargo de maestre de Santiago[99].
      Villena se negó a soltar a Juana a menos que antes se hubiera casado con un príncipe extranjero. Fernando e Isabel nunca accedieron a tal matrimonio. Poco después ofrecieron al lugarteniente de Villena en Trujillo, Pedro Baeza, el título de conde, 1.500.000 maravedíes y 4.000 vasallos a cambio de la entrega de Juana. Villena se mostró desinteresado[100]. Consideraba tenia el deber de proteger a Juana y de verla regiamente casada. Existían partidarios de Juana en toda Castilla, desde Zamora, Burgos y Asturias en el norte, hasta Ciudad Real, Cáceres, Jaén, Carmona y Sevilla en el sur, pasando por Salamanca, Avila y Segovia[101].                                       
  El 8 de enero de 1475, ya había decidido casarse con doña Juana e invadir Castilla, Alfonso V de Portugal, según el cronista RUI DE PINA en su Chronica d`El Rei D. Alfonso V[102]. A tal fin busco la ayuda de Francia. Los Reyes Católicos fueron salvados de ser atacados por ambos lados, gracias a las dilaciones de sus adversarios, y a su propia diplomacia exterior.  A mediados del año 1475, Extremadura y la mayor parte de Castilla la Nueva se hallaban en manos de nobles juanistas, también Villena y el maestre de Calatrava. Una lista de nobles facilitada por Villena, los que se suponía que estaban dispuestos a apoyar a Alfonso si invadia Castilla, incluía al marqués de Cádiz, que controlaba Jerez, y a Alfonso de Aguilar, el hombre más poderoso de Córdoba. En 1476, sólo la mayor parte de León y de Castilla la Vieja eran manifiestamente leales a los Reyes Católicos.
  Se desposó con la niña Juana , Alfonso V en Plasencia, donde fueron proclamados reyes de Castilla. Pero la proclama no provocó un gran apoyo en Castilla pues Isabel tenía el apoyo de ciudades importantes como Burgos y Toledo. Surgiendo numerosas luchas intestinas desde junio de1475.Fernando e Isabel se hallaron ante la imposibilidad de continuar luchando con Francia por el Rosellón y la Cerdaña. Luis XI, habría podido proseguir la guerra, pero estaba interesado en una posible expansión en Borgoña, lo cual le hizo perder la oportunidad de evitar la ascensión de España a rival de Francia en Europa. En 1477, se renovó la tregua con Francia y el 9 de octubre de 1478 se firmó con ella un tratado de paz, teniendo como escenario el Palacio de Luis de Chaves en Trujillo. Esta paz entre Francia y Castilla se mantendría hasta 1494. La muerte de Juan el 19 de enero de 1479 extendió la paz a Aragón, celebrándose los funerales en la parroquia de Santa María la Mayor de Trujillo[103].
      Al abandonar oficialmente su alianza con Borgoña, Fernando hizo otra cesión importante. En compensación, Francia abandonó Portugal. El Papa Sixto IV revocó la dispensa que había otorgado, bajo la presión francesa para el matrimonio de Alfonso y su sobrina Juana[104].  Aunque con muchos menos aliados, Alfonso se vio obligado a seguir luchando, sobre todo para asegurar el monopolio portugués del comercio con Guinea. Su heredero, el príncipe Joao, se opuso a una segunda invasión de Castilla, dirigiendo sus propósitos hacia la paz, que se hizo efectiva el 4 de septiembre de 1479. Por su parte, doña Juana nunca abandonó las pretensiones de llegar al trono de Castilla. Isabel vivió con esa amenaza el resto de su vida.
      La relación que tuvieron los monarcar católicos con Trujillo parte en el mismo momento en que los Reyes cifran su anhelo en perfeccionar la unidad geográfica, política y religiosa de las tierras y los hombres de la Patria, imprescindible para hacer fecunda la empresa de civilización y conquista del Nuevo Mundo, que presentían en el alborozo de sus entrañas.
                  Realizando un recorrido por la rica historiografía que tiene como base la presencia de los Reyes Católicos en Trujillo, el zoriteño DOMINGO SANCHEZ LORO nos relata lo siguiente en su obra Relación del descubrimiento del río Amazonas: "Vivían en Trujillo Fernando e Isabel, en el palacio de Luis de Chaves, cuando acordaron unificar sus reinos y llamarse en lo sucesivo Reyes de España. Luego, para evitar suspicacias entre los vasallos, vino aquel lema TANTO MONTA". Por tanto, en el recinto palaciego de los Chaves fue concebida la unidad de España[105]. Es la hora de plenitud histórica para los trujillanos que partieron en masa de la ciudad hacia el Nuevo Mundo. Plasmando en América jirones del ser hispano: Orellanas, Pizarros, Paredes, Loaisas y Vargas; cuyos hechos gloriosos pasaron los límites de la más loca fantasía. Como parece lógico, Trujillo es un topónimo frecuente en todo el hemisferio hispanoamericano. En Cuba aparece referido a dos poblaciones de la provincia de la Habana y de Pinar del Río. En la República Dominicana, en la provincia de Duarte. En Puerto Rico, En Guayana. En México, en el estado de Jalisco. En EE.UU, en Nuevo México. En Guatemala, en el departamento de Santa Rosa. En Nicaragua, en el de Managua. En Perú, en los departamentos de Huanuco y San Martín. Y en Colombia, en el departamento del valle de Cauca.
      La mayoría de los historiadores modernos y antiguos, entre los que se encuentra FRANCISCO de HINOJOSA, con su obra Extremadura en el siglo XV, coinciden en afirmar que en 1474, era señor de Trujillo don Diego López Pacheco. Enrique IV le encomendó que cuidase a su hija la Beltraneja. Las Cortes aclamaban a la hermana del rey, doña Isabel; más con la tercería de don Diego, se concierta en Trujillo el enlace de doña Juana la Beltraneja con el rey de Portugal, Alfonso V. Acudieron al festejo el 1 de mayo de 1475 seiscientas lanzas y mil infantes, para reforzar la guarnición del castillo. Don Luis de Chaves fue fiel servidor de Isabel, a su lado se pusieron también Alonso de Monroy y su hermano "El Bezudo", cuyas espadas eran las más temidas de Castilla. La Beltraneja marchó a Plasencia para tener más seguridad en sus desposorios. Precisamente, Gonzalo Fernández de Córdoba, defendió los derechos de Isabel contra la Beltraneja, según la Crónica del rey Enrique IV de A. PALENCIA[106].              Los Reyes Católicos tuvieron una estrecha relación con nuestra ciudad, ocupando un primerísimo plano en acontecimientos entre los años 1474-1480, cabe citar: el famoso "Tratado de Trujillo", que cerró el enfrentamiento contra los portugueses en la batalla de la Albuera, y cómo la lealtad de Trujillo para con Isabel fue premiada con la construcción de los conventos de la Encarnación, San Pedro y San Miguel, las Casas Consistoriales, la Santa Hermandad y el artístico Rollo; las exequias por Juan II de Aragon, en la parroquia de Santa María la Mayor. En un total de siete veces, según JUAN TENA FERNANDEZ[107], estuvieron los Reyes en Trujillo, aunque, según hemos consultado en Crónicas y en documentos de los archivos Municipal de Trujillo, Diocesano de Badajoz, Histórico Nacional de Madrid y de Simancas, firmados por los mismos monarcas, fueron varias más.
      En 1478, los Reyes Católicos fueron a Trujillo, desde donde dirigieron parte de la guerra contra el rey de Portugal, pretendiente al trono de Castilla por su matrimonio con doña Juana la Beltraneja.                   La pequeña nobleza de Trujillo y los pecheros habían hecho causa común para evitar la caída en la órbita señorial, no dudando en hacerse portavoces de la defensa de los intereses de la monarquía, incluso por encima de la voluntad del mismo rey.
            Será bajo dominio cristiano cuando Trujillo adquiera un gran desarrollo urbanístico, levantándose numerosos edificios religiosos y civiles dentro de su recinto amurallado -la Villa- entre los siglos XIII al XV.
            La vida política, socioeconómica y cultural del Trujillo bajomedieval se inscribe de un modo trascendente dentro de la trayectoria general de la vida interna del reino de Castilla, de cuyos avatares, luchas y divisiones participa. De un modo específico. Trujillo era ciudad también de las tres religiones, ya que además de los cristianos dominantes había en ella un nutrido grupo de musulmanes y de judíos, dedicándose los primeros al servicio campesino y al artesanado y los segundos a la compra y venta de terrenos y al comercio de paños.
            La vida política y las actividades económicas de la ciudad de Trujillo durante la Baja Edad Media viene definida por la dinámica de los grupos sociales que la integran y que serán las bases de la posterior sociedad del Antiguo Régimen.
            Así, y con respecto al grupo social dominante, la nobleza, ya a finales del siglo XIII se asienta sobre las tierras trujillanas atraída por la riqueza ganadera, surgiendo, a partir del siglo XIV, castillos para defensa de sus dehesas. Esta nobleza, poco a poco, incrementa su poder político, económico y social, culminando bajo el reinado de Enrique IV su proceso de fortalecimiento frente a la monarquía.
            En el siglo XV se divide en bandos y se radicaliza la tensión entre los linajes que desde la Reconquista dominaban la ciudad: Altamirano, Bejarano y Añasco (en
torno a ellos se agrupan los principales apellidos y casas nobiliarias), produciéndose numerosos enfrentamientos entre los diversos bandos. Para acabar con estas luchas nobiliarias y someter a esta clase belicosa, adinerada y orgullosa, los Reyes Católicos ordenan, por el Edicto de 1476, desmochar las torres de sus casas-fuertes, procurando que su altura no sobrepase la del resto de las casas. El edicto fue poco efectivo, y la propia Isabel, al volver a Cáceres al año siguiente, reiteró la orden, siendo así Trujillo pacificado con la llegada de la reina en 1477.
            Junto a esta nobleza, poderosa e influyente, existía una creciente población pechera ocupada en la agricultura, ganadería, comercio y artesanía; los topónimos de sus calles recuerdan las distintas actividades de los gremios: zurradores, herreros, cambrones, sillería, tintoreros, romanos, olleros, etc. La misma condición de Trujillo de ciudad de mercado, otorgado por privilegio de Enrique IV en 1465, exige una elevada población productiva. Informes de estos datos encontramos en el viaje que realiza LEON DE ROSMITHAL, entre los años 1465-1468 entre Portugal, Mérida y Guadalupe, a su paso por Trujillo. Fue un político que viajaba para conocer las costumbres de las cortes europeas.
            Por último, las minorías étnicas y religiosas de musulmanes y judíos. Con repecto a éstas, fue mucho más importante la minoría judía, ya que en la segunda mitad del siglo XIII se constata una importante judería establecida en Trujillo. Esta comunidad era la más importante de Extremadura[108]. Referente a los orígenes del establecimiento de los judíos en España, la versión más fiable, por los datos de carácter epigráfico que se poseen, le sitúan en los alrededores del comienzo de nuestra Era. La llegada de judíos en número suficientemente grande como para constituir comunidades bien diferenciadas e indicar una entrada masiva de judíos en la península con motivo de la gran diáspora que tuvo lugar tras la destrucción de Jerusalén a manos del futuro emperador Tito en el año 70 de nuestra Era[109]. De todos modos, en el siglo IV la población judía era ya muy numerosa en la Península Ibérica y en las Islas Baleares. Lo revela la preocupación de los obispos reunidos en el Concilio de Illiberis celebrado en los primeros años de esa centuria[110]. Igualmente, la carta del obispo menorquín Severo, escrita un siglo más tarde, en el año 418, pone de manifiesto que la población judía se hallaba plenamente integrada en la vida hispanorromana del Bajo Imperio[111].
     La teoría del profesor García Iglesias de que quizás Trujillo y su zona fuera uno de los puntos de más antiguo establecimiento de judíos en España, nos queda probada con el hallazgo realizado en agosto del año 1973 de una lápida con caracteres hebreos de época romana, en la muralla que circunda la villa junto a la destruida puerta del Oreto. Dicha inscripción se encuentra en la actualidad depositada en la Escuela-Taller en espera de montar un museo arqueológico comarcal[112]. A parte de esta inscripción, y otras dos más localizadas en el muro septentrional del Espolón y en la fachada de poniente de la parroquia de San Martín (como piedra de acarreo, localizada en 1994) no tenemos ningún documento que nos dé noticias de la comunidad judía trujillana hasta el padrón de HUETE  confeccionado en el año 1290[113].
      Los judíos aparte de escalar posiciones por su ayuda financiera, las iban consiguiendo por sus labores administrativas gracias al adiestramiento adquirido en los estados musulmanes, lo que les hacía muchas veces imprescindibles en los nuevos estados cristianos y en los nuevos municipios. A ello se añade el conocimiento de los territorios conquistados, ya que en ellos habían vivido siempre.
      Los datos que del siglo XIV tenemos nos indican, sin embargo, que en esta centuria su población y su pujanza se habían incrementado bastante. Diversos documentos fechados en la mitad de ese siglo nos muestran a ciertos judíos comprando y vendiendo terrenos y dedicados al comercio de paños[114]. Destaca entre ellos la familia Cohen, dos de cuyos miembros, don Cague y don Sayas, hijos de don Yusef Cohen, compran, en 1347 y 1350, a dos hermanas, Leonor y María Alfonso, la heredad y dehesa de las Abiertas, en termino de Trujillo por un total de 18.000 maravedíes. Curiosamente, trece años después, en 1363, don Sayas y los herederos del entre tanto fallecido don Cague Cohen venden esa misma heredad y dehesa al monasterio de Guadalupe en un precio ligeramente inferior a 17.500 maravedíes.           Quizás el dato mas llamativo nos lo refiere el Canciller PEDRO LOPEZ de AYALA en su Crónica del rey don Pedro[115]. Según cuenta, en 1355, cuando el célebre tesorero real don Samuel Levi le pide al monarca, como lugares seguros, dos castillos para emplearlos como deposito donde amontonar los dineros con que pensaba acrecer el tesoro del rey, elige precisamente junto a de Hita, el alcázar de Trujillo[116]. Años más tarde, en 1387, el rey Juan I otorgaba a Alvaro de Ponte cinco mil maravedíes de la cabeza de pecho de la aljama de los judíos trujillanos, quiere decir que esta aljama pagaba bastante mas de impuestos que un siglo antes, lo cual supone probablemente un incremento de su población.              Una de las escasas noticias de vida  intelectual y de estudios rabínicos de los judíos extremeños, durante esta centuria, la tenemos en Trujillo. Dicho datos es un colofón de un manuscrito que se guarda en Munich, y es la copia de las Tasafot al tratado talmúdico, que terminará de copiar el calígrafo Abrahán bar Yosef Haluzo en febrero de 1360. El hallazgo de este documento hace pensar que por esta fecha funcionara en la comunidad judía de Trujillo una academia rabínica[117].          Pronto comenzarán a celebrarse una serie de Cortes de Castilla durante los años 1405 y 1406 que servirán de "plataforma legal antijudía"[118]. Las antijudías salidas de estas Cortes, son las que a lo largo de la primera mitad del siglo XV hacen que se lleven a cabo gran número de conversiones, siendo estas las menos auténticas y sinceras, siendo la mayoría falsas y oportunistas y ocasionando el problemas de los  falsos conversos. El 2 de Enero de 1412, a petición de fray Vicente Ferrer el gobierno de Castilla promulga en Valladolid el "Ordenamiento sobre el encerramiento de los judíos", conjunto de 24 disposiciones, extremadamente restrictivas contra los judíos[119].  Aunque debido a privilegios que reyes posteriores les habían concedido no se llevó plenamente a cabo hasta el ordenamiento de 1440 de los Reyes Católicos en nuevos barrios, podemos ver por algunos documentos que esto no fue sencillo. Dice parte de uno de ellos: "... por cuanto los dichos judíos no dexavan las dichas casa la reçibiesen...", a partir de esta fecha comienza aumentar la nueva judería enclavada, por La Rinconada, donde vivían los más ricos y estaban situados los mesones, y sus aledaños, calle Nueva, calle Tiendas donde se encontraba situada la sinagoga y que probablemente por aquel entonces fuera llamada también calle Nueva y se prolongara hacia la actual que lleva este nombre[120]. Como ya hemos citado, tras la muerte de Enrique IV, se disputan el trono de Castilla doña Isabel, hermana del Rey y doña Juana, hija de Enrique IV, conocida por "La Beltraneja" y de la que se pone en duda la paternidad del rey.
      Gran parte de la Ciudad es partidaria de la Beltraneja, que días antes de su boda, tiene que abandonar Trujillo, donde estaba previsto su enlace con el rey de Portugal, y huir a Plasencia donde se celebran los esponsales, debido a la proximidad de las tropas de la reina Isabel.
      La comunidad judía al igual que ocurrió con la cristiana se encuentra dividida por los dos bandos, así por una carta escrita desde Tordesillas el 9 de Marzo de 1476 al corregidor de Trujillo son García Gil de Miranda, por los Reyes Católicos, sabemos como el vecino judío de Trujillo Mayor Barchillón y sus hijos, apoyan al bando de doña Juana y el rey de Portugal, siendo por esto confiscadas sus propiedades[121].
      Con motivo de la sublevación del Marqués de Villena en el año 1475 las tropas que mandaron los Reyes Católicos para acabar, en la Ciudad, con la sublevación cometieron bastantes atropellos contra los derechos de los judíos, dichos atropellos son demandados ante los monarcas por Salomón Romí como representante de la comunidad judía de la ciudad, así les demandan la cama, comida, les obligan hacer guardia en los muros de la ciudad y a limpiar los establos[122].
      La reina reconoce las peticiones y demandas de Salomón Romí, y pone a la comunidad judía de Trujillo bajo su protección y manda una carta desde Cáceres al Concejo trujillano prohibiendo estos abusos y a la vez les recuerda que los judíos de esta aljama están "en mí guarde e seguro o so mi amparo e defendimiento real".
      Por esta fecha era alcalde y juez de los judíos de Trujillo don Diego Pizarro, al cual por carta fechada en Valladolid el 25 de Mayo de 1476, le quitan los monarcas de su puesto, como consecuencia de los abusos que ha cometido contra los judíos, dichos abusos fueron puestos en conocimiento de los reyes por los dos componentes de la comunidad judía de Trujillo: Rabí Yuçe e Rabí Mose.
      Durante este período de transición y pacificación del país los judíos sufrieron varios asaltos a sus propiedades y derechos, así el vecino de Trujillo Yuçe Arrobas, fue hecho prisionero por Nuño Yerro de Avila cuando se dirigía a la feria de Medina del Campo, siendo detenido durante 9 días, consiguiendo su libertad tras pagar 14.000 maravedís. Yuçe Arrobas recurrió a los Reyes y el 12 de Junio de 1478 le fue concedido una garantía, un certificado, para recobrar el dinero del rescate que había pagado.
      Por diversos documentos que se conservan en el Archivo Municipal de Trujillo sabemos que, tras producirse en 1480 el apartamiento de judíos y moros en nuevos barrios, algunos judíos, especialmente los mas ricos, vivían en un lugar de la ciudad llamado La Rinconada y que también la calle Nueva formaba parte de la judería (aún se conservan casas)[123].             El 31 de Marzo de 1492, firmaron en Granada los Reyes Católicos el edicto de expulsión de los judíos públicos, aunque se firmó en esta fecha, no se hizo publico hasta los días que van del 29 de Abril al 1 de Mayo. La expulsión según dice propio edicto, era para evitar el daño que los judíos causaban a la religión cristiana. En definitiva los judíos se les planteaba netamente este dilema: o convertirse y bautizarse o salir en el plazo de tres meses de los reinos de Castilla y Aragón. No se imponía por la fuerza el bautismo; pero se vedaba bajo fuertes penas residir en España a los no bautizados. Los Reyes Católicos no llevaron a cabo con los judíos actos de violencia religiosa crueles y extremados, pero ayudaron a la conversión de los judíos. Junto con la orden de expulsión  promulgaron diversas leyes a favor de los judíos apóstatas, garantizándoles su ayuda y protección y sustrayéndolos por cierto tiempo de la vigilancia de la Inquisición con el fin de darles el plazo y la posibilidad de adaptarse a su nueva fe y para enraizarse a ella[124].
      Entre los conversos judíos trujillanos podemos citar a: Cristóbal de Trujillo, Diego López, Manuel García y Leonor López, Fernando García, estos cuatro últimos encontrados culpables por el Tribunal de Plasencia del delito de "hertía provedad", Fernando de Torres, García Rodríguez de Escobar (hijo del físico Cetía), Juan de Torres, Iohan López de Medellín (hijo de Salomón Cohen). A los judíos que optasen por la expulsión, se les autorizaba la venta de sus bienes y que llevaran "todo lo suyo, salvo oro y plata"[125].
      Pero bastantes judíos debieron hacer caso omiso de esta orden, pues el 13 de Mayo de 1492 desde Santa Fe, los Reyes, mandan a Sancho de Paredes una carta para que investigue en la ciudad de Trujillo y villas de Cáceres y Arroyo el Puerco y sus tierras, ya que han llegado o a sus oídos noticias de que algunos judíos han sacado para Portugal oro, plata y monedas, habiendo sido ayudados y aconsejado[126]. Observamos por la carta que los monarcas tenían conocimiento de que se estaba produciendo un flujo de tal dinero en dirección a la frontera de Portugal (hacia donde se dirigían numerosos judíos castellanos tras el decreto de expulsión), y de ahí que intentasen, con las disposiciones expuestas en la carta anterior, poner coto a esta fuga de monedas, oro y plata. Al mismo tiempo que recomendaban encarecidamente las autoridades fronterizas con una vigilancia especial.          La proximidad de Trujillo con la frontera portuguesa explicaría aún más la rápida llegada de esta carta real al Concejo local y el cuerpo de disposiciones e instrucciones del Regimiento municipal en tal sentido, lo que nos sirve para constatar la permanencia del elemento judío de la ciudad hasta el mismo instante de la expulsión. El mayor número de los judíos prefirieron la emigración al abandono de sus creencias. Como muchos eran ricos y el plazo de tres meses apremiaba, les fue forzoso malvender sus haciendas y de ello, con más lucro que rectitud, se aprovecharon los compradores cristianos[127]
      Los judíos que pasaron Portugal obtuvieron permiso de residencia por seis meses, a cambio de la entrega de un cruzado por cabeza. Se calcula que el número de judíos que salieron de España en virtud del edicto de expulsión sería de 170.000 a 200.000. Y apoyándonos en la Crónica de BERNALDEZ fueron a Portugal unos 93.000 judíos[128].
     En su éxodo por los diferentes países en los que se refugiaron los judíos españoles, tras la expulsión, sufren toda clase de injusticias, asaltos y atropellos, llegando incluso a encontrar algunos de ellos la muerte. Todo esto hace que el año 1494, muchos se conviertan al cristianismo y vuelvan a su antiguo lugar de procedencia dentro de nuestro país. De los judíos conversos trujillanos que vuelven por esta fecha podemos citar los siguientes: los hermanos Diego Alonso  de Bovilleja y Juan Alonso. Los también hermanos Juan, Diego y María de Chaves y Constanza Suarez (hermana de los tres anteriores ), vuelve también Gonzalo del Campo, etc.
      Al desaparecer de la escena social los judíos y moros, mediante la expulsión, continuó muy viva la estima de la persona, es decir, el hecho de ser cristiano viejo. La conciencia del valor por ser de la casta ya libre de la contaminación judía y musulmana se vigorizó y se magnificó a favor de los triunfos imperiales lejos del suelo peninsular. Gracias a algunos documentos del Archivo de Simancas conocemos el destino que se dio a la sinagoga tras la expulsión de 1492[129]. Ya para el 9 de agosto de ese mismo año los Reyes Católicos habían hecho merced "de la dicha synoga al prior (dominico) de Santa Maria de Encarnación para monasterio de monjas dominicas". Por entonces el Consejo, regidores, caballeros, etc., de la ciudad de Trujillo reclamaban "la dicha synoga para la yglesia parrochial" de los cristianos que habían ido a poblar la judería, alegando que en la iglesia de San Martín, la más cercana a dicha judería, ya no cabían los fieles, mientras que del monasterio de monjas dominicanas de la ciudad tenían "poca neçesidad por que ay tres o quatro casa religiosa que bastan para la dicha çibdad, según la poblaçion della"[130]. Los reyes nombraron entonces un árbitro para decidir el destino de la sinagoga, tras apreciar de qué tenía Trujillo mayor necesidad, si de un iglesia parroquial nueva o del monasterio mencionado.
      El 25 de noviembre de 1492, los reyes resuelven que lo que había sido la sinagoga pase a ser monasterio de Santa Isabel de monjas doniminicas. En el documento que contiene la resolución, los reyes recuerdan que ya el primer momento tras la expulsión de los judíos, el prior de la orden de Santo Domingo de Trujillo les había solicitado que, "porque algunas monjas de dicha orden estaban en la dicha çibdad derramadas por no tener casa dispuesta donde se ençerrasen y estubiesen, según convenía a su regla e religión", les concediese la sinagoga para ello. También recuerdan los reyes que ya al tiempo de esa solicitud, por mandato de ellos mismos "e con liçençia de su prelado ellas (las monjas) se ençerraron y estan en el monasterio de Santa Ysabel  de la dicha çibdad, que primero hera casa y synoga de los judíos della". Ahora, en el mes de noviembre, lo reyes les hacían finalmente "merçed general e limosna del dicho monesterio que asy en casa de synoga de los judíos dela dicha çibdad de Trogillo, con todas las cosas e bienes e otras cosas, muebles e  rayzes, a ella pertenesçientes, para que la dicha synoga sea ytglesia  e casa e monesterio de los dichas mong¡jas, como agora lo es, para siempre jamas, e los otros vienes, muebles e rayzes, que eran de la dicha synoga de los judíos, sean anexos al dicho monesterio". Como vemos, del documento se desprende que la sinagoga, además del recinto para la oración comunitaria, tenía también otras dependencias, incluida quizá alguna casa para vivienda, que hacían a todo el conjunto susceptible de convertirse en un convento con su capilla[131].
      En el núm. 10 de la calle de las Tiendas, en el año 1980, cuando se realizaban unas obras para adaptar lo que fue la trastienda de una pastelería para un laboratorio de la farmacia del señor Solís, sita en el núm. 12 de la misma calle, al picar una pared, apareció un muro de piedra en el que unos 2,50 ó 3 metros del suelo se puede leer la siguiente inscripción hebrea: "Esta es la puerta del Señor; los justos entrarán por ella", se trata del versículo de Salmos 118, 20 que tan habitualmente aparece a la entrada de las sinagogas españolas. Esta es la puerta de la sinagoga, en donde aún se conservan dos salas abovedadas, actualmente encaladas pero donde podemos apreciar su construcción de ladrillos, de 9,70 y 9,95 metros de longitud por 3,90 y 2,50 metros de ancho respectivamente. En la separación de ambas naves se aprecian 4 arcos de medio punto tapiados tres de ellos. Esta sinagoga con sus dependencias y patios ocupó todo lo que hoy es una manzana de casas, también con patios, entre la calle de las Tiendas y su casi paralela calle de Hernando Pizarro, manzana que hoy todavía se puede atravesar.   
            Esta sinagoga con sus dependencias pasó a ser en 1492 el monasterio de Santa Isabel de monjas dominicas, las cuales sin duda debieron tener allí su sede bastantes años, aunque hoy se encuentran en el convento de San Miguel y Santa Isabel, en la calle de San Miguel, construido en torno a una antigua ermita del mismo nombre.  En la calle de Hernando Pizarro, en un recodo de ella, existe una bella portada adintelada, de traza clásica, con dos bellas columnas jónicas sobre plintos. El entablamento destaca por su arquitrabe y friso estilizado rematando en flameros. Sobre él se abre un ventanal del mismo módulo, amplio y de forma rectangular, protegido su vano por hierros forjados. Las columnas son también jónicas con flameros y este típico ventanal español está coronado por un frontón de tímpano triangular cuyos vértices se adornan con flameros disminuidos[132].                       
            Las relaciones de convivencia entre el pueblo y la minoría judía no fueron del todo fluídas y armoniosas, sino más bien conflictivas, ya que existía un odio latente hacia los judíos por sus convicciones religiosas y por ser recaudadores de impuestos. De ahí que se les sometió a toda clase de vejaciones, desde la obligatoriedad a vivir en barrios aislados -a veces muy alejados del resto de la población- hasta desempeñar los trabajos más humillantes -limpiar los establos del estiércol y lavar sus tinajas, incluso hospedar en sus casas a malhechores y prostitutas-. Esto motivó la protesta de los judíos a la reina Isabel para que suprimiera estas prácticas.
            Finalmente, la trayectoria histórica del Trujillo medieval concluye cuando los Reyes Católicos decidieron, a petición de los trujillanos y en premio a su lealtad en defensa de los derechos de Isabel la Católica a la corona castellana, incorporarla definitivamente al señorío real (realengo) y convertirla en capital de la Provincia de Trujillo, que, junto con la Provincia de León de la Orden de Santiago, formaban el actual territorio de Extremadura. Al establecerse la división territorial del reino en Corregimientos (1480), después de las Cortes de Toledo, Trujillo pasaría a ser cabeza de uno de ellos, junto con Plasencia, Cáceres, Mérida y Badajoz, en consideración a la importancia de su población y al peso político de su nobleza local; si bien no lograron los trujillanos conseguir la deseada procuración en Cortes, que los Reyes sólo concederían a 18 ciudades castellanas, entre las que no hubo ninguna de Extremadura, pasando su representación a Salamanca.
           
        


REFERENCIAS A LA CIUDAD DE TRUJILLO EN VIAJEROS Y CRONISTAS EN EL SIGLO XVIII



Para comenzar, aunque en alguna que otra obra del siglo XVIII se sigue notando la huella de esa incomprensión mutua con que la historia común  ha distanciado a ingleses y españoles sobre todo a raíz de las turbulentas relaciones en las ultimas décadas del siglo XVI, en general se aprecia una notoria disminución de la polémica religiosa y el rencor histórico que rezumaban los documentos de los viajeros de finales del XVI y el XVII. Por otra parte, el transito de viajeros por Trujillo había sido menor en esos dos siglos. En efecto se trataba de visitas de diplomáticos y hombres de negocios que no tenían el menor interés por una tierra alejada de la Corte y las embajadas extranjeras, y de los centros de mayor actividad económica.
Sin embargo, los vientos renovadores que se ciernen sobre las Europa ilustrada durante el siglo de las Luces, transforman esa lejanía de Extremadura de la civilización moderna, e incluso el mismo abandono en que se halla, en estimulo que incita a muchos de esos viajeros de paso hacia la Villa y Corte a  detenerse en sus pueblos y ciudades. Esto, sumado a su inclusión en el itinerario de algún viajero procedente de Gibraltar, contribuye a elevar el número de visitantes.
No hay que olvidar el impacto de la presencia militar inglesa en Badajoz y otras ciudades próximas a la frontera  con Portugal durante la Guerra de la Independencia; ni la popularidad de que goza en Gran Bretaña  la resistencia hispana contra el invasor francés enemigo común que contribuye a mitigar la secular y reciproca animadversión.
Por eso, no parece preciso insistir en que cada uno de estos escritores estampa una nota distintiva propia en su obra, que  conforma el estilo e incluso que el signo o la ideología dominante de cada época deja también su marca pertinente y, en buena  medida, determina la selección y el tratamiento de las anécdotas y los datos recogidos. Así, el espíritu racionalista del siglo de las Luces esta  siempre presente en escritores viajeros como Eduard Clarke, William Dalrimple, John Dillon o Joseph Baretti. Del mismo modo, los efectos de esa imagen legendaria de España que los románticos europeos inventan, se dejan sentir,  en mayor o menor grado en la obra de George Borrow o Richard Ford. Incluso en la parte que cada uno de estos escritores dedica a Extremadura, obviamente menor, por lo general, que la que reflejan su estancia en Madrid o las ciudades andaluzas de mayor renombre e importancia. Se nota el peso de su actitud; y a veces, sobre todo en algún relato de viajes decimonónicos,  la presencia del mito y el prejuicio resulta devastador. No obstante, tal vez con la única excepción de Borrow que en The Biblie in Spain sustituye sus impresiones sobre Extremadura por una retahíla de tópicos muy manidos y un cuento de corte romántico, el cuadro que dibujan los viajeros, y que incluye paisaje, ciudades, modo de vida y costumbres, es de inestimable valor.
Tanto los escritores ilustrados como los del periodo romántico y victoriano, coinciden en señalar el abandono general de Extremadura, cuya despoblación les sorprende de manera especial. Ese abandono se refleja en la pobreza general, el escaso y deficiente hospedaje,  la pésima conservación de las  carreteras y la existencia de caminos intransitables,  el estado ruinoso de su rico patrimonio monumental  y sus ciudades, las ínfimas condiciones sanitarias y el desaprovechamiento casi total de los recursos naturales.
Por tanto, ya en el siglo XVIII podemos aprovechar como fuente contemporánea los relatos de viajeros en un genero muy en boga y en los que el escritor apuntaba cuidadosamente los restos antiguos que le salían al paso en el camino. En este sentido hay que destacar la ingente labor de LUIS JOSE de VELAZQUEZ y VELASCO, mas conocido por el marques de Valdeflores que, tras realizar una serie de viajes por la Península con el objetivo de redactar una historia de España, dejo una obra no terminada de aproximadamente 80 volúmenes, de los que nos interesa ahora fundamentalmente el tomo XXV de sus manuscritos, en el que se recogen las observaciones del autor con motivo de un viaje que hizo a Andalucía y sobre las antigüedades de la Extremadura de León. Visita Extremadura cumpliendo un encargo de la Real Academia de la Historia. Se acerca a tierras extremeñas para conocer sus antigüedades. Una pensión de 36.000 reales concedida por el Gobierno cubre los gastos del marques y los de su acompañante, el dibujante ESTEBAN RODRIGUEZ, hermano del escultor Ventura Rodríguez.
Su estancia en Extremadura era la primera etapa de lo que pretendía ser un recorrido por España para catalogar sus antigüedades. Pero el viaje no se acabo, ni por supuesto el trabajo. El 8 de febrero de 1755 el Gobierno le retira la pensión, y las notas tomadas hasta ese día se refunden en un manuscrito: Observaciones sobre las antigüedades de Extremadura de León.
Velázquez se ocupa de las calzadas romanas que tenían su recorrido por el territorio trujillano y su comarca, de la epigrafía, con gran acopio de lapidas, y de los monumentos, muchos de los cuales fueron escogidos para el conjunto de las minas que debía llevar el libro cuando se imprimiese.
En definitiva, el marqués de Valdeflores se convirtió en el mejor explorador y conocedor de una de las calzadas mas importantes de la Península y la mas a nivel extremeño como es la Vía de la Plata, hasta tal punto que ha servido de base para investigadores tan señalados como Laborde y Viu. Contemporáneo del marques de Valdeflores, aunque con unas pretensiones distintas a la hora de confeccionar su obra, hay que destacar también al padre FLOREZ, monje agustino, magnifico historiador y muy conocido por su España Sagrada.
En Valencia, publico en el año 1762, BAUTISTA DIAMANTE una comedia famosa titulada: El valor no tiene edad, basada en la figura del "Sansón de Extremadura" (se puede localizar en la Biblioteca Publica de Cáceres, en la planta 1ª, Sección: Investigación), el trujillano Diego García de Paredes, en donde nos expone la fuerza legendaria del forzudo caballero. Sobre el se hicieron otras comedias en siglos posteriores tal es el caso de las obras de BLANCO BELMONTE: Darle con la entretenida o Al margen de la historia: ni dicho, ni hecho (1).  Breves noticias sobre antigüedades de Trujillo las encontramos en la Crónica General de la Orden de Alcántara, de ALONSO TORRES y TAPIA (l763), aunque no es un trabajo que se ocupe especialmente de este tema.
En l779 un franciscano observante de Hornachos, JUAN MATHEO REYES ORTIZ de THOVAR, escribe un manuscrito de extenso titulo, cuya importancia fue puesta de relieve por Vicente Barrantes como obra decisiva en la historia de la arqueología en Extremadura. En l66 capítulos aparece la historia de 220 pueblos extrememos entre los que se encuentra nuestra ciudad, complementada con tablas sobre los nombres antiguos que tuvieron (hoy, el manuscrito de Ortiz de Thovar, que fue propiedad de Barrantes, se encuentra sin transcribir en el Archivo del Monasterio de Guadalupe).
El gran viajero español es ANTONIO PONZ, pues las grandes obras de Parcerisa y de Quevedo no son viajes propiamente, sino catálogos ilustrados; el de Parcerisa, es cierto, con las m s bellas ilustraciones que inventar, copiándolas de la realidad, el Romanticismo. Catálogos admirables precursores del benemérito, empezando a publicar por las estancias de algunos buenos ministros de Instrucción Publica de la Restauración. Ponz no tuvo par; y su influencia fue tan grande, que dura todavía. En el año 1784 publico en varios tomos su Viage de España (2).
Pocos libros nos dan, como el suyo, una idea de la maravillosa eficacia del pensamiento. Los tomos de Ponz aparecieron cuando España se hundía en una de las fases más tristes de la historia de su cultura, al final del siglo XVIII y los comienzos del XIX. Con la gran guerra civil escondida bajo la gloriosa lucha de la independencia, se iba a inaugurar un largo periodo de contiendas fratricidas, durante las cuales el español, atendiendo a su particular España, se desentendió de la España madre de todos creadora del futuro. Pero en cuanto se deslumbró la paz y fue en los años de la Restauración, lo que representaba Ponz reaparece en la mente de los gobernantes, en la de los escritores, en la de los rectores de la Universidad. Muchos, sin duda, no le habían leído; pero no importa, precisamente los grandes libros empiezan a ser eficaces cuando actúan a través de la mente de gentes que no los leyeron; porque esto es la señal de que la doctrina del libro se ha hecho doctrina anónima, casi lugar común y entonces es cuando se infiltra, por mecanismo misterioso, hasta el espíritu de los analfabetos.
La generación del 98, episodio esencial de la Historia de la España contemporánea, esta  llena del espíritu de Ponz. Jóvenes españoles de las casas de huéspedes mugrientas para enseñarles a amar el sol de la sierra y las viejas ciudades y la pulcritud de los cuartos encalados, no era otra cosa que continuación de la influencia del docto y probo Ponz amante de las luces y de los árboles y de la antigüedad, sin mengua de su ortodoxia.
El testimonio de Ponz es valioso cuando fue el personalmente quien observo la construcción o las ruinas que describe, hecho que no ocurre siempre, de esta forma se puede establecer el grado de deterioro de ciertas estructuras desde finales del XVIII hasta nuestros días. Pero en conjunto sus noticias no son novedosas, muy breves por lo general, utiliza con demasiada frecuencia expresiones como "dicen...", "según es común opinión...", "según me informan...", que denotan vaguedad e imprecisión. Sus impresiones escritas de Trujillo nos son sumamente interesantes para comprobar la existencia de algunas imágenes y retablos existentes en iglesias y conventos y que en la actualidad han desaparecido. Recogemos de Ponz los datos mas interesantes, resaltando únicamente algunas de aquellas obras de arte que ya no se encuentran en los templos. Sobre la iglesia de Santa Maria dice lo siguiente: "Así la iglesia, como el altar mayor son gusto gótico: en este hay veinte y cinco pinturas, que tiran al estilo de Duero, que representan Doctores, Evangelistas y varios asuntos de la Muerte y Pasión de Christo. Poco hacen doraron este altar; y habiendo hecho nicho para la Imagen de nuestra Señora, y otro mas abaxo para quando hay manifiesto, han logrado quitar de la vista una tercera parte de las pinturas: ­gran modo de pensar! como si en trescientos años no hubiera estado la Virgen con decencia, y el Santísimo con dignidad. No es esto lo peor, sino que han permitido retocar esta pinturas, y otras igualmente buenas en los altares de quatro capillas de la iglesia, quien lo entendía tanto como yo, y aun menos casi, dice el autor de esta censura, pues bien seguro es, que me hubiera abstenido de afear dichas obras obras. Me ha parecido bueno el quadro de San Andrés colocado en su altar, y los del Descendimiento de la Cruz, y de Santa Apolonia en los colaterales al mayor: asimismo tiene regularidad de la Concepción”. Del convento de San Francisco el Real de la Puerta de Coria, actualmente sede de la Fundación "Xavier de Salas", nos comenta: "Cerca de dicha iglesia esta la de Religiosas nobles, llamadas de Coria. El altar de frente la puerta con cuatro columnas corintias, y la estatua de Santa Ana en el me parecieron cosa buena, como también en el lado opuesto otro de columnas dóricas con varios baxos relieves de la vida de San Juan Bautista, y en medio la imagen de nuestra Señora. El altar mayor es en su artificio uno de los mayores disparates de Truxillo. En la sacristía se conserva todavía el Tabernáculo del antiguo, y por el se conoce quantas ventajas se llevaba al actual". Es de destacar la mención que hace acerca del retablo mayor de la iglesia de Santiago: "El mayor de la parroquia de Santiago es, a mi entender, el mas estimable de esta ciudad: consta de cuatro columnas de orden corintio con remate semicircular. Bellísima es la estatua del Santo,   mi parecer, de Gregorio Hernández: acompaña al retablo el Tabernáculo, y algunos baxos relieves. No me pareció mal un Santiago  caballo sobre una de las puertas de la muralla inmediata a la iglesia".  Acerca de la Plaza nos ofrece los siguientes datos: "Baxando por la iglesia de la Sangre, en la qual nada vi que decir a V." Desde dicha plaza empiezan los portales de la plaza: el que llaman del Pan esta sostenido de columnas toscanas, y en el remate entre dos pilastras corintias se ven colocadas las armas de la ciudad. En lo mas alto hay una estatua, que representa la Justicia, y debaxo se lee: "Esta ciudad mando hacer esta obra en estos portales, siendo Corregidor de ella por M.S.D. Juan de Lodeña, año de 1586". También nos orienta el texto de Ponz acerca de obras de arte que han sido trasladadas de su lugar de origen por el capricho de algún clérigo, tal es el caso del cuadro La Sagrada Familia con Santa Ana, de Mera, que en la actualidad se encuentra expuesto en la parroquia de San Martín, pero que perteneció al convento de San Miguel, también nos describe el retablo mayor que fue retirado del ábside: "En el convento de las Monjas de S. Miguel el altar mayor es cosa buena, de tres cuerpos, el uno jónico, y los dos superiores corintios. Las figuras de santos pintadas en los intercolumnios, me han parecido muy buenas, y lo es la arquitectura de los altares colaterales. Tiene también su merito el de Santa Ana en el cuerpo de la iglesia: es de piedra con un quadro razonable en medio, firmado de Joseph Mera. Acaso este Mera ser  el de la inscripción en la casa del Conde del Puerto".
GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS, ampliamente conocido por su actividad política y económica, viajero incansable durante toda su vida, su sensibilidad neoclásica es manifiesta en sus Diarios (1790-1801), en la misma línea de Antonio Ponz, aguda y perspicaz(3). El Interrogatorio de 1791(4) formado de orden del consejo con motivo de la creación de la Real Audiencia para la visita de la provincia de Extremadura, es una fuente importantísima para el conocimiento, a efectos judiciales, del territorio extremeño y el del Partido Judicial de Trujillo, formado por un total de 81 poblaciones. Es importante comprobar que bajo la jurisdicción trujillana se encontraba un extensísimo territorio como es el comprendido entre Romangordo, por el Norte, y Belalcázar, hoy en la de Córdoba por el sur, y en donde quedaban integradas poblaciones como Don Benito, Puebla de Alcocer, Herrera del Duque, Guareña Medellín y otras(5). Además para un mejor y mayor acercamiento a la realidad he comprobado en el Interrogatorio y constato copiando escrupulosamente la información aportada por el Consejo del Ayuntamiento de Trujillo, sobre temas presentados en los escritos de los viajeros.
El vastísimo término trujillano, el más grande y el más poblado (puesto que al finalizar el siglo XVIII era el único que sobrepasaba los 100.000 habitantes) de los ocho partidos en que estaba dividida la provincia de Extremadura y que eran además de Trujillo, los de Alcántara, Badajoz, Cáceres, Llerena, Mérida, Plasencia y Villanueva de la Serena. Al sobrevenir la reforma de 1833, el partido de Trujillo sufrió más amputaciones que los demás, puesto que perdió todo lo que hoy pertenece a la provincia de Badajoz en ambas vegas del Guadiana, amén del Señorío de Belalcázar que pasó a Córdoba. En cambio toda la cuenca derecha del río Ibor y la zona de Guadalupe, que pertenecían a la provincia de Toledo, se incorporaron a la de Cáceres, incluyéndose en los partidos de Navalmoral de la Mata y Logros n, y recientemente al perder esta última villa su cabecera judicial, se ha incorporado su territorio al de Trujillo.
En toda la Edad Moderna pues, si alguna división hubo en la provincia extremeña, fue según un meridiano y no según un paralelo; las denominaciones de Alta y Baja Extremadura que ahora se dan a las tierras cacereñas y badajocenses, son falsas, tanto orográfica como históricamente; pues la Alta Extremadura estuvo siempre constituida por la parte alta de las cuencas de los grandes ríos, es decir, por los grandes partidos de Plasencia al norte y de Trujillo al centro y sur, siempre en la parte oriental de Extremadura, que también se llamó Extremadura castellana, cuya capitalidad eclesiástica estuvo, como lo está  ahora, en Plasencia.
De entre los viajeros que pasaron por Trujillo y realizaron sus comentarios sobre nuestra ciudad destacan los ingleses. Es interesante comprobar como la personalidad de ellos influye en sus apreciaciones y comentarios. Los viajeros solían tener cultura, principalmente adquirida en sus viajes por Europa. La razón de sus libros era la de informar a sus contemporáneos ingleses de aquello que habla más allá  de los "blancos acantilados de Dover". Por los títulos de sus libros se comprueba que los países visitados conjuntamente con España eran Italia, Francia y Portugal. Sus escritos fueron muy bien acogidos por sus contemporáneos, como lo demuestran las reediciones y porque otros escritores de casi un siglo después les mencionan como referencia.
Trujillo aparece en los escritos como una escala obligada en aquel "Camino Real" (hoy N-V) que unía la Corte con Lisboa. Sus comentarios sobre la ciudad, sus calles y palacios muestran una visión auténtica de una realidad olvidada y superada en los años transcurridos.
Trujillo estaba decadente ya en 1760, y así continuó en los años posteriores. No fue solo la barriada francesa, o las Desamortizaciones las que arruinaron la hermosa ciudad medieval, sino la dejadez y la escasez económica. Trujillo no tenia industrias y la artesanal era ¡ínfima como se desprende de las respuestas a la Real Audiencia, y llegó a tal grado de despoblación que apenas 1.000 vecinos habitaban en la Villa.
JOSEPH BARETTI escribió sus impresiones del viaje realizado a España en 1760 en su libro: Journey fron London to Genoa Throgh England, Portugal, Spain and France, publicado en  Londres en el año 1770. Baretti era de origen italiano y había escrito anteriormente con el nombre de Giusseppe Baretti. Este libro fue primero publicado en italiano y traducido al inglés, debido a la gran aceptación que tuvo en los núcleos culturales de Francia e Inglaterra. Cuando pasó por Trujillo tenia el autor 40 años, y la primera demostración de la diferencia de mentalidad según las épocas y la cultura y los condicionamientos sociales es, que se considera viejo para enamorarse, y declara, a la vista del Castillo de Miravete, que desearía dedicar el resto de su vida a inspeccionar los restos de los castillos moriscos.
Es una lástima que la brevedad del comentario sobre Trujillo no les permita a Vds. gozar de su gran sentido de observación y de la bondad de su carácter. Estuvo en Trujillo el 27 de Septiembre de 1760, y escribió lo siguiente: "El poco cuidado que se presta en estas provincias a los caminos públicos, habría puesto en peligro mi cuello, si no hubiese descabalgado a menudo durante las seis leguas que desde "Meaxaras" (Miajadas) llevan a esta ciudad. Aunque podrían ser arregladas y resultarían duraderas, y sin grandes gastos, en mi opinión, ya que el suelo es en todas partes seco y firme. Este Truxillo (en tiempos antiguos "Turris Julii") tiene un agradable aspecto desde lejos ya que se eleva sobre una altura, pero cuando entras dentro, te encuentras con una ciudad muy desagradable. Las calles están pobremente pavimentadas con piedras rotas, las casas construidas de forma irregular y muy bajas. A un tiro de flecha de la puerta por la que he entrado, hay muchos montones de piedras, mal cementadas unas con otras con mortero, desordenadamente esparcidas a cada lado del camino. Sobre cada montón una Cruz de madera ha sido levantada”(6). Supongo que los "truxillanos" tienen m s devoción a la cruz que a sus vecinos. Ya que tienen más de 30 de estas cruces delante de la puerta. Sobre la puerta a la que he entrado hay una inscripción sobre un arco(7), …”delante de la cual he pasado media hora tratando de descifrarla, sin conseguirlo. Tanto la inscripción como el arco son de un raro gusto. Quizás su autor pensó que imitaba a aquellas de los antiguos romanos, pero entre éstos y los modernos trujillanos hay tanta diferencia como en sus formas de componer inscripciones"(8).
Existen otros viajeros que en sus escritos nos ofrecen algunas impresiones de Trujillo en el siglo XVIII tal es el caso del reverendo EDWARD CLARKE, en su viaje a España como capellán del conde de Bristol (1760), publicando la obra Cartas que conciernen a la nación española: "Trujillo es una ciudad de la provincia de Extremadura, situada sobre una colina, en cuya cima hay un castillo, la campiña en derredor es fértil. Fue fundada por Julio César y por él llamada Turris Julia, de aquí el término: Trujillo".
También, denomina a Trujillo como Turris Julia el viajero londinense que estuvo en 1831 en Extremadura RICHARD FORD en su Manual para viajeros por España y lectores en casa, editado en 1846(9). Nos ofrece algunos datos interesantes sobre Trujillo: "La ciudad antigua se eleva a la izquierda, y ofrece desde su situación un efecto imponente, que desaparece tan pronto se entra en ella. Tiene una población de alrededor de 4500 habitantes(10). Es un lugar aburrido y dañado por la miseria ya que fue reducido a la condición de mendicante en las exacciones del General Foy que estuvo aquí acuartelado... La ciudad está  situada en la ladera este de la sierra, que al Norte y Oeste es accidentada... La villa es la zona m s alta, ha sido arruinada en gran manera por el enemigo, aunque los restos son curiosos: la entrada se hace por el arco de Santiago, el cual aparece montado en una escultura de relieve (se refiere a la imagen de Santiago Apóstol, que desapareció). Cerca está  una torre de estilo Normando, unida a una pequeña iglesia. Al lado opuesto de esta entrada hay otra torre atribuida a Julio César, pero parece m s bien morisca, que a todos los efectos contrasta con el moderno pórtico clásico que está  junto a ella, un lance académico de Ventura Rodríguez. La villa está  rodeada de una muralla que remata el promontorio".
El 7 de julio de 1832 Sir BENJAMIN BADCOCK, nos dice que "En Trujillo el calor fue demasiado intenso para andar recorriendo sus calles...", y se marchó hacia Jaraicejo(11). Son numerosas las referencias que los viajeros decimonónicos hacen sobre los bandoleros. El bandolerismo en esta comarca tiene lejanos orígenes(12). Su aparición se ve favorecida por las características geográficas donde desarrolla su actividad socioeconómica determinada, como la existencia de términos municipales amplios y alejados entre s¡, la existencia de despoblados, la escasez de medios de comunicación, una administración ineficaz, la presencia de latifundios al que acompañan la existencia de masas de población desposeídas, en suma, una constitución económica y social basada en la gran propiedad.
Las épocas de malas cosechas, crisis de subsistencia, el paro y los efectos de las guerras que agravan las situaciones de penuria, influir n en el desarrollo del bandolerismo. Son  relativamente abundantes los testimonios de viajeros que escriben, en casi todos los casos de oídas sobre salteadores(13), facinerosos, ladrones y bandidos en Extremadura. David Mitchel cuenta que la primera pregunta que se le hacia al viajero a su vuelta de España era: ¨has ido a los toros? y, ¨has tenido algún encontronazo con los bandidos? Según Badcock, el camino de Navalmoral  a Trujillo estaba infectado de bandidos, por lo que los viajeros y campesinos se desplazaban en grupos armados(14).
El pregón pronunciado por Fray JOAQUIN MELENDEZ SALCEDO y REINOSO en 1733, en el día de la Santísima Trinidad, con motivo de la colocación de un magnifico dorado tabernáculo de la imagen de Maria Santísima, de la Encarnación, titular del convento de Predicadores en donde se colocó, fue publicado a expensas de don Fray Francisco Lasso de la Vega y Córdoba, del consejo de su majestad y obispo de Plasencia. En dicho pregón ensalzó a los mecenas que por entonces existían en Trujillo, conservadores y recelosos de la cultura religiosa trujillana.
En el año 1770 publicó ESTEBAN DE SILHUETE el viaje que realizó desde Mérida a Trujillo, procedente de Portugal, para recoger información acerca de sus costumbres, aunque también inserta datos artísticos sobre la ciudad, aunque con varios errores descriptivos y cronológicos(15).
PEDRO RODRIGUEZ, Conde de CAMPOMANES, nacido en Santa Eulalia de Sorriba (Oviedo, 1723-1803), fue escritor, político y economista. Fue Presidente del Real Consejo de Castilla y de las Cortes del Reino. Realiza un viaje a Extremadura en 1778 en cuyas noticias encontramos referencias económicas de Trujillo sobre la organización administrativa del territorio, y como los lugares y aldeas están sometidas a una orden o a un señorío, podemos citar los trámites realizados en el Consejo de Hacienda de la venta de lugares de La Zarza y Herguijuela, aunque no se efectúa porque de ella "resultaría muy gran disminución a la dicha ciudad"(16). Campomanes introdujo en España una corriente de pensamiento liberal. Siendo consejero de Carlos III, intentó introducir el libro comercio de cereales como único método para el resurgimiento de la agricultura. Realizó otras obras como Respuesta fiscal sobre abolir la tasa y establecer el comercio de granos y Respuesta fiscal en el expediente consultivo sobre los privilegios de la Mesta, a la que se debe la introducción de importantes reformas económicas de su tiempo.
Podemos citar el viaje realizado a Trujillo por JOSIAH CONDER, donde aparecen aportaciones histórico-geográficas de Trujillo, con algunos errores(17), siendo más fiable la obra de WILLIAM BECKFORD Italy with sketches of Spain and Portugal, escrita en el año 1787, fecha en la que realiza su viaje, siendo posteriormente editada en Londres en el año 1834, con el titulo: Libro de Viajes. Efectuó otros dos viajes a España en los años 1788 y 1795 pero no hay constancia de que volviese por Trujillo. Dice así nuestro viajero: "Jueves 6 de diciembre de 1787. Una lluvia que empapa y un fúnebre paisaje con fragmentos de roca muy esparcidos. Montañas envueltas en nieblas. Aquí y allí  unas pocas manchas de verdor salpicadas de hongos. Caminamos 7 leguas sin parar y llegamos a Trujillo a las 4 de la tarde. Fue esta melancólica ciudad, situada sobre una negra elevación la que vio nacer al cruel Pizarro, el azote de los peruanos y asesino de Atabaliba (se refiere a Atahualpa)”. Esto es cuanto dice de Trujillo, y es verdaderamente desolador.
No todos los ingleses pensaron como Beckford. Valgan como compensación las del hispanista inglés, KIRKPATRICK, quien en su libro Los Conquistadores Españoles dice: "Cuando se acusa a los conquistadores españoles de inhumanos e ineficaces hay que recordar que la primera colonia data de 1493 y la primera inglesa de 1607. La colonización española coincidió con un periodo de exploración aventurera; la inglesa siguió el periodo de aventuras. Así los dos movimientos difieren en el mundo que llevaron consigo y mas aún difieren en el mundo que hallaron. Los españoles eran conquistadores que se esparcían en pequeños grupos por un  rea inmensa; los ingleses eran colonizadores que se construyan sus viviendas a orillas del Atlántico".
Otro inglés RALEIGH dice en su History of the World: "No puedo dejar de alabar la paciencia y virtud de los españoles. Rara vez o nunca hemos visto que una nación haya sufrido tantas desgracias y miserias como los españoles en su descubrimiento de las Indias".
ROBERT SOUTHEY en su libro titulado Letters Written During a Journey in Spain and a Short Residence in Portugal, escrito entre los años 1795 y 1796, en los que realiza su viaje, y publicado en 1796(18), nos ofrece algunos datos sobre Trujillo. SOUTHEY era un joven de 22 años cuando pasó por Trujillo. Años más tarde, ya en su madurez fue un gran poeta "Laureado" por el Gobierno Inglés, y amigo de poetas tan importantes como Lord Byron, William Wordsworth Sir Walter Scott. De su viaje por España extrajo grandes experiencias que se materializaron en un libro titulado Roderico, el último de los Godos. En su libro hay varios poemas, pero en lo que a Trujillo corresponde hay uno sobre Francisco Pizarro, con un contenido nada alagador al ego trujillano.
SOUTHEY, que acompañaba a un tío suyo, coincidió con un viaje que nuestro Rey Carlos IV hacia a Lisboa. El domingo 17 de enero de 1796, nos refiere los siguiente: "Truxillo es visible sobre una altura, a una distancia de 5 millas desde una colina (salía de Jaraicejo), y como dijo Owen Feltham: Vemos aquellas cosas que anhelamos. / Los viajeros ven ciudades donde sólo hay montañas/ juzgamos que están cerca, al fin de la mirada, / porque no vemos los valles y arroyos que se interponen”. Quiere, Southey, con estos versos explicar el deseo vehemente de llegar cuando el camino es largo. Continúa: " El tortuoso acceso a Truxillo me ha recordado esta comparación. Llegamos a la ciudad sobre las 7 de la tarde (lo que nos informa que tardaron 5 horas en llegar desde Jaraicejo a Trujillo con una distancia de 4 leguas). Debió ser en algún tiempo un lugar de considerable poderío. Se dice que Julio Cesar construyó un castillo y Francisco Pizarro nació aquí. Ya saben Vds., bajo qué prisma contemplo a ambos y no me desagrada volver a leer las líneas que este lugar de nacimiento de Pizarro me sugirió". Traducimos el poema:  "Aquí nació Pizarro: De mas glorioso nombre/ no alardea el censo de la gloria. Fatiga y Dolor. / Ni el hambre, ni los hostiles elementos, ni los ejércitos en orden de batalla pudieron refrenar su curso. / Nunca agotado, nunca desalentado, / jamás vencido. Al poderoso reino que invadió/ con implacable brazo, / aniquilo, o esclavizo a sus inocentes hijos. / Y la riqueza, el poder y la fama fueron su recompensa. / Hay otro mundo, mas allá de la tumba, / donde los hombres son juzgados/ de acuerdo con sus hechos. / ­ Oh lector!, si tu diario pan lo ganas/ con tu sudor diario. Si, aunque sea humilde, / por miserable que sea tu porción de Destino, / con grata veneración y contento/ da gracias al Dios/ que hizo que tu, no seas como el".
En el segundo volumen de su libro dice: “Lunes, 18 de enero de 1796. En Truxillo hemos vuelto a ver platos ingleses, pero no hemos podido obtener ni un huevo, ya que la Corte lo ha consumido todo. Los cántaros de barro están mejor torneados y aparentemente son de mejores materiales que cualquiera de los que haya visto jamás en Inglaterra. Al salir, mirando hacia atrás, la ciudad ofrece un bello panorama. Siendo visibles las ruinas de muchas defensas extramuros. El terreno es rocoso, y crecen las retamas entre los cantos lujuriosamente en flor"(19). Con estas bellas palabras compensatorias de su mala inclinación hacia Julio Cesar y sobre todo hacia Francisco Pizarro, termina el poeta y viajero ingles Southey sus comentarios sobre Trujillo.
Una de las principales preocupaciones de los viajeros era la presencia de bandoleros, como queda reflejado en las obras de los viajeros AUGUSTE FISCHER y H. Fr. LINK, a pesar de que este científico realizo su viaje desde Madrid a Lisboa, pasando por Trujillo, para consignar noticias sobre centros mineros(20). Los caminos dejaban mucho que desear ya que eran muy frecuentados por los bandidos "no tenían otros transeúntes que los corderos"(21).  En la comarca de Trujillo existía una cierta tradición de bandidaje organizado en torno a las siguientes rutas: Plasencia - Pt. de la Serrana - Trujillo. Carretera Madrid - Pt. de Miravete-. Trujillo a Sierra de Guadalupe(22).
Escribe Ponz: "(...) Desde el mismo Almaraz a Truxillo ocho: quatro a Jaraycejo, pasando el puente de Almaraz, luego al puerto de Miravete, que es parte de la serranía de Guadalupe, y en donde los pasajeros deben ir con cuidado por ser paraje frecuente de los ladrones, en que suelen hacer sus habilidades. Llegan las dehesas hasta el famoso puerto de la Serrana, que es un ramal de las sierras de Guadalupe. Al pie de el se ven vestigios de una venta, y de alguna otra casa; pero destruidas, sin quedar mas en aquel paso, que el riesgo de perder los pasajeros el dinero, y la vida a manos de salteadores (...)"(23).
En la misma línea de Ponz, MASON HUGHES y el científico economista WIDDRINGTON, refiriéndose a Trujillo, expresan: "(...) Esta parte del país está  mucho mas infectada por banditti (bandidos). Un amigo de Ponz contó veintiocho cruces monumentales dentro del campo de un tiro de honda en el Puerto de la Serrana, entre Plasencia y Trujillo. Fue por este camino que transportaron algún tesoro del Rey el año pasado (1842); parte de este, sin embargo, lo robaron y ahora las tropas mantienen los caminos tranquilos, consideran Miravete como una zona especifica de bandidos"(24).. Ambos relatan escenas muy románticas. Sobre el camino de Trujillo a Plasencia Widdrington escribe: "(...)El camino mas allá  del Tajo es excelente y pronto asciende al puerto de Miravete, uno de los pasos de montaña mas salvaje de España y siempre amenazado por ladrones. Los vastos bosques y despoblados son admirables para este propósito(25)". El puerto de Miravete es un lugar muy temido por la presencia frecuente de bandidos. "Trujillo es uno de los distritos españoles mas poblados de bandidos"(26).
A Trujillo siguen llegando viajeros románticos como Laborde o Cornide, atraídos por sus ruinas; se interesan por sus antigüedades, en obras de carácter general, autoridades como Madoz, Cean Bermúdez o Cortes, y extremeños como Viu, León Guerra, Barrantes o Díaz y Pérez, que no solo nos refieren noticias sobre los legendarios conquistadores trujillanos, sino que tratan de aproximarse a la arqueología con un contacto mas directo que aquellos que les precedieron.
En las fuentes literarias el topónimo "Trujillo" se mantiene desde el Medievo en "Truxillo" o "Trugillo". En cuanto a la grafía, estas formas varían en 1815, fecha en que la Academia de la Lengua, en la octava edición de la Ortografía, reserva la "equis" como en latín, para el grupo culto, pero no como grafía del fonema, así aparecer  escrito en su forma actual, Trujillo(27).

NOTAS

(1)   Manuscrito (ed. 1934). Biblioteca Nacional, núm. 16881, y Al margen de la Historia (editado en Blanco y Negro, núm. 2230, 15-IV-1934)
(2)   PONZ, A: Viage de España. Madrid, 1784, tomo VII.
(3)   MELCHOR DE JOVELLANOS, G: Diarios, selección y prólogo de Julián Marías. Madrid, 1967.
(4)   Interrogatorio de 1791. En la oficina de la viuda de Marín. Madrid. Vid. RODRIGUEZ SANCHEZ, A (coord): Historia de Extremadura, tomo III. “Los tiempos modernos”. Badajoz, Universitas Editorial, 1985, p. 472. mapa 8. MERINERO MARTIN. M. J.: La Audiencia de Extremadura y el Sistema Penitenciario (1820-1868). Mérida. Asamblea de Extremadura, 1990. RODRIGUEZ CANCHO, M: “Interrogatorios del siglo XVIII”. Estudio comparativo. Revista NORBA, II. Cáceres, 1981.
(5)   CABRERA MUÑOZ, E: El condado de Belalcázar, 1444-1518. Córdoba, 1985.
(6)   Por el libro de Juan Tena Fernández Trujillo Histórico y Monumental, editado en 1967 sabemos cuál era una de las calles de entrada a Trujillo, la “Calle de las Cruces”. El padre Tena nos refiere “cruces o existencia de un calvario”. Comenta que en el acta del Concejo de 4 de abril de 1800 se habla de retirarlas por habérsele perdido el respeto. Pero, en 1805 otro de los viajeros Robert Semple, las ve, y se extraña de su gran número. La hipótesis de Tena de que fuese un calvario el que diese nombre a la calle me parece que nos es correcto (en tiempo del padre Tena ya no existía). El vía Crucis o Calvario tiene catorce estaciones o paradas, y ambos viajeros cuentan al menos treinta cruces. También habla de “calvarios en piedra” ambos viajeros ingleses nos informan que eran de madera tosca embutidas en montones de piedra mal cementadas y colocadas arbitrariamente delante de las puertas. Con todo el respeto que me merece el profundo conocimiento de las costumbres religiosas y de Trujillo del padre Tena, sugiero dos hipótesis para estas cruces: que fuesen erigidas como un exvoto a la puerta de aquellas casas en las que entró o no entró alguna peste o que correspondiese la calle a alguna antigua judería. Las casas de judíos eran marcadas con una cruz verde.
(7)   Baretti debe referirse a la inscripción de la puerta de Santiago.
(8)   ROBERTSON, I: Los curiosos impertinentes. Madrid, 1975, p. 173.
(9)   Existe una edición de Turner. Madrid, 1982.
(10)                      Según Madoz, había una población de 1100 vecinos, 6026 almas, tomo IV, p. 209.
(11)                      ROBERTSON, I.: Los curiosos impertinentes, op. cit., p. 269.
(12)                      CERRILLO Y MARTIN DE CACERES, E: “Bandolerismo lusitano”. Gran Enciclopedia Extremeña, tomo II. Vitoria, 1990. FERNANDEZ NIEVA, J y MERINERO, M. J: “Bandolerismo”. Gran Enciclopedia Extremeña. Vitoria, 1990. HURTADO, P: Castillos, torres y casas fuertes en la provincia de Cáceres, Cáceres, 1927.
(13)                      Ford conoció a algunos de estos bandidos personalmente. BEMBOWSKI: Dos años en España y Portugal durante la guerra civil (1838-1840). Tomo II. Madrid, 1987. ROBERTSON, I: Los curiosos impertinentes (viajeros ingleses por España desde la accesión de Carlos III hasta 1855). C.S.I.C. Madrid, 1988.
(14)                      BENTLEY, R: Rouge Leaves from a juronal kept in Spain and Portugal during the years 1832, 1833, 1834. London, 1835.
(15)                      Voyage dÉspagne de Portugal et d´Italie, 1729-1730. Merlin, París, 1770.
(16)                      Importante porque trata de reconstruir los itinerarios que siguen los viajeros de postas. Vid. Separata del viaje en la Revista de Estudios Extremeños. Badajoz, 1948, p. 50. MARTIN GIL,T: “Documentos contributivo del siglo XVI. Servicio ordinario y extraordinario perteneciente a S.M. de la ciudad de Trujillo y su provincia”. Revista del Centro de Estudios Extremeños, XI, 1937, pp. 23-47. Acerca del estudio de los señoríos puede consultarse GUILLARTE, A.M: “El régimen señorial en el siglo XVI”. I.E.P. Madrid, 1962 y MOXO, D. de : “Los señoríos. Entorno a una problemática para el estudio del régimen señorial”. Hispania, núm. 94-95. 1964. CARDALLIAGUET, M: “Jurisdicciones señoriales de Extremadura en el siglo XVI”. V Congreso de Estudios Extremeños, Badajoz, 1974.
(17)                      CONDER, A: A popular description of Spain and Portugal. London, 1788.
(18)                      Otras ediciones: 1797, 1799 y 1808. Para leer los textos sobre Trujillo, véase la Carta XIII. Es muy interesante la obra de MAESTRE, M. D: 12 viajes por Extremadura. Patronato de Turismo y Artesanía. Plasencia, 1990.
(19)                      ROBERTSON, I, op. cit., p. 59.
(20)                      FISCHER consignó noticias que se escaparon a otros, en su Travels in Spain in 1797 and 1798, ofreció un suplemento al cuadro de la España Moderna de Bourgoing (1789). LINK, H: Travels in Portugal and through France and Spain. London, 1801.
(21)                      FORD, op. cit., 1846, p, 141.
(22)                      TALBOT DILLON (1780): “Las montañas y pasos están llenos de asesinos y ladrones, para el mayor terror de los habitantes y viajeros”.
(23)                      PONZ, op. cit., p. 150 (ed. de 1983).
(24)                      WIDDRINGTON, S. E.: Spain and the Spaniards in 1843. MASON HUGUES, T.: Revelations of Spain in 1845. An overland journey to Lisbon at the close of 1846. En COLBURN, H: Extremadura. London, 1847 (2 vols). pp. 159-241.
(25)                      Spain and the Spaniards in 1843. The and W. Boone, J. Smith Printed. London, 1844.
(26)                       An overland journey to Lisbon at the close of 1846, with a picture of the actual state of Spain and Portugal. COLBURN, H: Extremadura. London, 1847 (2 vols). p. 241.




























[1]Macabeos, 1, 8, 3.
[2]Véase la obra FERNANDEZ CORRALES, J.M.: El asentamiento rural romano en torno a los cursos alto y medio del Salor: Su marco geográfico y su distribución", Norba 4, Cáceres, 1983, pp. 214‑217.
[3]Estrabon  II, 37.
[4]TITO LIVIO, Periochae, 49.
[5]Vide infra, cap. IV, p.131.
[6]Véase REDONDO RODRIGUEZ, J.A.: "Algunas consideraciones acerca de la romanización de los vettones en el sureste cacereño". Revista Norba‑historia, UEX, núm. 5 (Cáceres, 1984).
[7]ESTRABON, III, 3, 6.
[8]La descripción que hace Plinio de España está en los libros III y IV, capitulo II de su Naturae historiarum, p. 26. (Vid. PLINIUS: Historia Natural. Les Belles Letres, París, 1967 comienza por el río Guadiana ‑al igual que el escritor y geógrafo griego Estrabón en su Geografía, recopilada en diecisiete libros‑ y sigue hacia Oriente por el Estrecho.
[9]CESAR: De bello civili, I, 44.
[10]JUAN DE MARIANA: Historia general de España. Valencia, 1744, lib. XXIII, cap. XV.
[11]PONZ, A.: Viage a España. Tomo VII, 2ª ed. Madrid, MDCCLXXXIV, p. 166.
[12]VIU, J.A..: Extremadura: colección de sus inscripciones y monumentos seguidos de reflexiones importantes sobre lo pasado, lo presente y el porvenir de estas provincias. Madrid, 1852.
[13]MOYA: Armas y blasones de España, p. 333.
[14]REDONDO RODRIGUEZ, J.A. y GALAN SANCHEZ, P. J.: "El topónimo cacereño: Trujillo". Alcántara, núm. 12, Cáceres, 1987, pp. 105‑113.
[15]Fue la clásica colonia de veteranos de las legiones V y X, que tras una de las fases de las guerras cántabras fueron autorizados a establecerse en Lusitania, donde recibieron tierras como premio a sus servicios. Augusta Emerita será la capital de la provincia de Lusitania. DON CASIO, 53, 25, 2.
[16]HIGINIO: De constitutio limitum, 135, 15. Fontes Hispaniae Antiquae, VIII, p. 247.
[17]Anónimo de Rávena: Cosmographia. 312, 7‑l6. Recoge la forma Turaqua.(IV, 307, 19). Véase ROLDAN HERVAS, J.M.: Itineraria Hispana. Madrid, 1975, pp. 127 y 128.
[18]Itinerario de Antonino. 438, 2‑439, 4. Este documento data de época de Caracalla (196‑217 d. C.), aunque las copias que nos han llegado no son anteriores a Diocleciano, aproximadamente hacia el año 280. Es la guía esencial de los caminos de época romana. VON HAGEN, V.W.: Les voies romaines, Hachette, 1967, p. 10. KUBITSCHEK, J.W.: "Itinerarien". Realencyclopadie der clasischen altertumswssenschaft. Band, 9.2. p. 2343. Stuttgart, 1916. BLAZQUEZ, A.: "Nuevo estudio sobre el Itinerario de Antonino", 21, p. 55. BRAH. Madrid, 1892.
[19]Se conserva en la Biblioteca Imperial de Viena, y ha sido reconstruido por MILLER, K.: Die Peuntingerische Tafel, I. Sttutgart, 1916; Itineraria Romana, I, Stuttgart, 1916.
[20]Plinio, libros III y IV, capitulo II de su Naturae historiarum (Vid. PLINIUS, op. cit).
[21]Claudi Ptolemaei Geographia, I. Ed. K. Müller, París, 1883.
[22]En algunos estudios de Blázquez se hacen referencias a estelas funerarias romanas existentes en Trujillo. BLAZQUEZ, J.M.: Diccionario de las religiones prerromanas de Hispania (1975). También HURTADO DE SAN ANTONIO, R.: Corpus de Inscripciones Latinas en la provincia de Cáceres. Cáceres, 1977. VIVES, J.: Inscripciones latinas de la España Romana. Barcelona, 1971. REDONDO RODRIGUEZ, J.A.: "Nuevos epígrafes romanos de la Alta Extremadura". Vettonia, I (Cáceres, 1983), p. 42. IGLESIAS GIL, J.M.: "Genius Turgaliensis". Manifestaciones religiosas en la Lusitania. Simposio. Cáceres, 1984 (Cáceres 1986), pp. 127‑132. REDONDO RODRÍGUEZ, J.A. : Catálogo epigráfico latinode trujillo y su partido judicial. Tesina. Febrero 1983, Universidad de Extremadura (Cáceres). HUBNER, E.: Corpus Inscriptionum Latinarum. Berlín, 1899.
[23]Véase FERNANDEZ CORRALES, J.M.: Trazado de vías romanas en Extremadura. UNEX, Madrid, 1987.
[24]Vid. COOK WIDDRINGTON, S.E, que realizó sus viajes entre los años 1829 y 1832, el resultado fue la publicación de su obra Sketches in Spain during the years 1829, 30, 31 and 32; containing notices of some districtis very little known: of the manners of the people, gobernment, recent changes, commerce, fine arts, and natural history, Londres, 1834.
[25]CEAN BERMUDEZ: Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes de España. Madrid, 1800.
[26]ROBERTSON, op. cit., p. 232.
[27]Vid. ROSO DE LUNA,M..:  "Las vías romanas del Nordeste de Merida", núm. 60, BRAH. Madrid,1912, p. 337.
[28]ALVAREZ MARTINEZ, J.M.: "El tiempo antiguo". Historia de Extremadura, I. Badajoz, 1985, p. 121. COELLO, F.: "Vías romanas entre Toledo y Mérida", 15. BRAH, Madrid, 1889, p. 9.
[29]An. Rav, 312, 14   
[30]An. Rav.312, 13.
[31]Las controversias sobre el trazado de esta calzada en general y sobre los problemas para indentificar su recorrido por Extremadura pueden consultarse, entre otros, en los autores siguientes: ALVAREZ MARTINEZ .J.M .:Tiempo antiguo, op.cit.:BLAZQUEZ.A y SANCHEZ ALBORNOZ,C: "Exploraciones en vías romanas: De Carrión a Astorga y de Mérida a Toledo". 29, MJSEA. Madrid, 1920. BLAZQUEZ. A :"Informe relativo sobre la vía romana número XXV del Itinerario de Antonino", 60, BRAH, Madrid, 1912, pp. 306‑317: PAREDES Y GUILLEN.V: Origen del mombre de Extremadura, Plasencia,1886, pp. 91‑92.; ROSO DE LUNA. M "Nuevas inscripciones romanas de la región norbense". 7. Rev. Extremadura. Cáceres, 1905, pp. 488‑500: VILLAGRASA. E :"La Augustobriga Vettona". Miliario Extravagante,13. París, 1967, pp 373‑ 374.
[32]Vid. CALZADO PALACIOS, M.: "Una calzada Cáceres‑Medellín y otros datos sobre el campo norbense". Miliario Extravagante, 14, París, 1968, pp. 394‑397.
[33]No hemos de desechar las menciones de Turcalion y Rodacis que se hacen en el Anónimo de Rávena (312, 14‑15).
[34]Vid. SANCHEZ ABAL, J.L. y REDONDO RODRIGUEZ, J.A.: "La tribu papiria: testimonio de la colonia Emerita Augusta en la alta Extremadura". Bol. Museo Arqueológico Nacional, 1985, pp. 61-68.
[35]Historia de España, dirigida por Menéndez Pidal, III, pp. 291. Diccionario de Historia Eclesiástica de España, dirigida por Aldea Vaquero, II, p. 762.
[36]LEVI-PROVENÇAL, E., y GARCIA GOMEZ, E.: Una crónica anónima de Abd al-Rahmán al-Nasir. Madrid-Granada, 1950, p. 158.
[37]Crónica Anónima, p. 65, t. árabe y 158 de la trad.
[38]Vid. MOLINA, L.: "La Crónica Anónima de al-Nasir y el Muqtabis de Ibn Hayyan". Al-Qantara, VII (1986). "Nuevos datos del Muqtabis de Ibn Hayyan". Al-Qantara I (1980).
[39]El texto árabe -que se encuentra en la Real Academia de Fez- fue editado y traducidopor Levi-ProvenÇal y E. García Gómez, Madrid-Granada, 1950. Este autor considera que el cronista fue al-Qubbasi, que fue un autor cordobés nacido en el año 959, que nos dejó en España biografías de los reyes, cadíes y alfaquíes.
[40]GARCIA GOMEZ, E.: Anales palatinos del califa de Córdoba al-hakam II, por Ibn Ahmad al-Razi, Madrid, 1967.
[41]Muqtabis, ed. M. Antuña, B.R.A.H., LXXXVI (1925), p. 137.
[42]Ibidem, p. 285.
[43]Descubierto en Fez por Levi-ProvenÇal, que abarca el reinado de al-Hakam y parte de `Abd al-Rahman II. Editado por el cit. prof.  y por Abd al-Hamid, publicaciones de la Facultad de Letras de U. Farûq I de Alejandría. Sobre el texto existe una publicación importante LEVI-PROVENÇAL y E. GARCIA GOMEZ: "Textos inéditos del Muqtabis de Ibn Hayyan". Al-Andalus, XIX, 1954, pp. 295-315. VIGUERA, M.J., y F. CORRIENTE: Inb Hayyan de Córdoba, Crónica del califa `Abd al-Rahmán III an-Nasir entre los años 912-942. Zaragoza, 1981.
[44]AHMAD AL-MAQQARI: Nafhy attib, ed. P. de Gayangos app. D. Extracto de la Historia de los Bereberes de Ibn Kaldun según el Mas. del British Museum, núm. 9575, t. II. Londres, 1848, p. XLIX (Vid la obra de GAYANGOS, P.: The history of mohammedan dynasties in Spain. Londres, 1840-43).
[45]Nació en Ceuta en el año 493 (1100). Según CARISI: Bibliotheca arabico-hispanica escurialense, Matriti, 1760-1770. Véase la publicación de la traducción de la zona musulmana correspondiente a España de ANTONIO BLAZQUEZ: Descripción de España, por Abu-Adb-Allá Mohamed Al-Edrisi. Madrid, 1901; y la versión de AL-EDRISI: Greografía de España, Valencia, 1974, p. 187 (relación Trujillo).
[46]AC-CAJADI: Gran Diccionario Biográfico. Artículo que dedica a Rogerio II.
[47]El célebre orientalista italiano Miguel Amari, en su Bibliotheca Arabo-Sicula, Torino e Roma, 1880-1881, le concede el primer puesto entre los trabajos geográficos de la Edad Media al Edrisi con su Tratado Geográfico.
[48]Se conserva en París (Sup. Arab. 894) y una copia en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge. De este texto hicieron una versión latina los maronistas G. Sionita y J. Hesronita que lo titularon Geographia Nubiense (París, 1619), y anteriormente, Bernardino Baldi había hecho una traducción italiana que se conserva autógrafa e inédita en la Biblioteca de la Universidad de Montpellier. La Biblioteca de París adquirió dos ejemplares de la obra completa, que tradujo al francés Amadeo Jaubert, que publicó en 1836 el primer tomo y en 1840 el segundo.
[49]En España trabajó sobre la traducción y el texto de DOZY y DE GOEJE, SAAVEDRA: La Geografía de España de Edrisi, en B.S.G. Madrid, Tomos X, XI, XII, XIII, XIV y XVIII, tirados en volumen aparte en Madrid, imprenta de Fortanet, 1881.
[50]Publicada en Madrid, 1881.
[51]BLAZQUEZ, A, op. cit., p. 24.
[52]Farhat al-anfus fi ajbar al-Andalus, p. 290.Ed. de LUTFI ABD AL-BADI, Rev. del Instituto de los Mss. Arabes, El Cairo, 1955, pp. 282/310.
[53]Trad. Luis Molina: Una descripción anónima de al-Andalus. 2 vols. Madrid, 1983, p. 63.
[54]YAQUT: Mu´yam al Buldan, ed. Dar Sader (Beirut), vol. II, p. 22. Véase, ABD AL-KARIM: "La España musulmana en la obra de Yaqut", C.H.I, núm.6, 1974. WÜSTENFELD: Jacut´s geographisches worterbuch, Leipzig, 1866-72, 6 vols (última edición, en Beirut, 1955, 5 vols. Vol. II, p. 22.
[55]Texto recogido de D. Pascual Gayangos, como uno de los Apéndices a su traducción inglesa del Almakary, tomo II, p. 522.
[56]"Aera MCCIIII, citivas Elbora capta, et depraedata, et noctu ingressa a Giraldo cognominato sine pavore, et latronibus sociis eius, et tradidit cam regi D. Alfonso, et pos paululum ipse rex cepit Mauram et Serpam et Alconchel, et Coluchi castrum mandavit reedificare anno regni ejus XXXIX. Chron, lusitano, era 1204" (se observa que retrasa el año de la toma de Evora, pues según el texto del cronista árabe, contemporáneo, fue en Dilkada de la hegira 560 -julio a agosto de 1165).
[57]Conservado en la biblioteca Bodleiana, núm. 433, editado en Beirut en 1964, traducción de Huici Miranda.
[58]Ibidem. pp. 368-369. Vid. PEREZ ALVAREZ, M.A.: Fuentes árabes en Extremadura. Cáceres, 1992, p. 145. Sobre el rey Fernando II, véase GONZALEZ, J.: Regesta de Fernando II. Madrid, 1943.
[59]Ibidem, p. 375.
[60]Es una historia universal elaborada entre los años 1364-1378. Ed. parcial y traducción de Slane: Histoire de los berbères et des dynasties musulmans del Afrique septentrionale. 2 vols. Argel, 1847-51. Ed. del texto árabe completo en bulak, 1284/1867, siete vols. "El califa Abu Yaqub había reafirmado su autoridad en AFrica y vuelve su mirada hacia al-Andalus, cuya situación parecía exigir la guerra santa. El maldito enemigo había sorprendido las ciudades de Trujillo y Evora. El califa envió el ejército almohade bajo las órdenes de Abu-hafs y en el año 1168/9 va este qa`id a liberar Badajoz".
[61]Ediciones de Dozy, Colin y Levy-Provençal, del manuscrito de la biblioteca de Leiden (núm 67), que es una copia del siglo XVI del original que se encuentra en la Biblioteca de Copenhague (código 76), procedente de Marruecos.
[62]Bayan, trad. HUICI MIRANDA, A: "Nuevas aportaciones de al-Bayan al-Mugrib sobre los almorávides". Al-Andalus, XXVIII (1963), pp. 402-404.
[63]Bayan, HUICI MIRANDA, A: "Las campañas de al-Mansur en 1190 y 1191". Anaís. Academia Portuguesa de la Historia, 2 Serv. 5 (1954), p. 193. Aunque en Ibn Jaldun se dice que arrasaron Trujillo y Talavera, en Histoire des berbères II, p. 214.
[64]AL-HIMYARI: Al-Raw ad mi´tar, ed. E. Levi Provençal (1937), p. 63. Se conservan varios manuscritos de la obra conservadas en la ciudad de Sale (Marruecos); Fez; en la Biblioteca del Sr. Abd al Rahman bn Zaydan al -Alawi en Mekinez (Marruecos) y en la Biblioteca del Sayj al-Islam de Medina.
[65]La obra esencial de Morales es su Chronica General de España (1533).
[66]Anales Toledanos II, apud "Esp. Sag". FLOREZ, Fr. Enrique: España Sagrada. Madrid (1799), T. XXIII, 358-409. FLORIANO, A.C.: "Anales Toledanos", en Cuadernos de Historia de España, XLIII-XLIV. Buenos Aires, 1967, pp. 155-187. PORRES MARTIN-CLETO, J.: Los Anales Toledanos I y II. Toledo, Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, 1993.
[67]HUICI MIRANDA, A.: Las Crónicas Latinas de la Reconquista. Valencia, 1913, II, pp. 339-356.
[68]"-----dono et concedo vobis Domino Gomez Magistro Truxillensi, et omnibus fratribus vestris, praesentibus et futuria, Rondam, cum ingresibus etc..". ORTEGA Y COTES, J: Bullarium ordinis militiae de Alcántara, olim Sancti Juliani del Pereiro, per annorum seriem nonnullis, donationum, concordiarum et aliis interjectis scripturis congestum. Regio diplomate et in lucen editum. Madrid, 1759, pp. 2 y 13.
[69]ORTEGA Y COTES, op. cit., pp. 2 y 13.
[70]AGUADO DE CORDOBA, A.F.: Bullarium equestres ordinis sancti Iacobi de Spatha. Madrid, 1719, p. 33.
[71]ORTEGA Y COTES, op. cit., p. 2
[72]Esta bula está inserta en otra de Honorio III, en la que se copió sólo la parte principal, suprimiendo el párrafo final y la data; pero sabemos que Clemente III comenzó a regir la Iglesia el 6 de enero de 1188 y murió el 25 de marzo de 1191.
[73]"...authoritate Apostolica Episcopalem Cathedram constituimos, dioecesim quoque habendam iuxta dispositionem Regiam, ab eadem Ecclesia Cathedrali decernimus, ut villae, sicut praesenti scripto concluditur, quae sua sunt ei largitioni concessa, dioecesano iure ad eam perpetuo debeant pertinere; Turgellum, scilicet, et Medellinum, et Monsfragorum, et Sanctacruz cum omnibus pertinentiis suis, ..". fray ALONSO FERNANDEZ: Anales de la ciudad y obispado de Plasencia. Madrid, 1627 (reeditado por el Departamento Provincial de Seminarios de F.E.T. y de las Jons de Cáceres, 1952, p. 24).
[74]"...dono itque vobis et concedo villam et castellum quod vocant Turgellum, et villam et castellum quod vocant Albalat, situm in ripa Tagi, castellum quoque quod vocant Sanctam Crucem, prope Trugellum, situm in Monte Arduo, et alia duo castella, quorum alterum vocatur Cabannas, reliquum veró Zuferola...." Bullarium Ord. Mili. de Alcántara, p.  13.
[75]"... At munitionem igitur et manntenentiam perpetuam praedictorum castrorum et villarum vobis assigno, dono et concedo annuos redditus trium millium aureorum de Greda montis de Magam, per manum de Almogeriti mei singulis annis usque in finem immutabiliter percipiendos".  Bullarium Ord. Mili. de Alcántara, op. cit., p.  13.
[76]Para un mayor conocimiento de Alfonso IX, véase GONZALEZ, J.: "Repoblación de la Extremadura leonesa". Hispania, III (1943). Alfonso IX, madrid, 1944, 2 vols.
[77]"Priso el rey de Marruecos a Montanchez, é Sancta Cruz, é Truxillo, é Placencia, é vinieron por Talavera, é cortaron el olivar, é olmos, é Santa Olalla, é Escalona, é lidiaron Maqueda, é non la prisieron, é vinieron cercar Toledo, é cortaron las viñas é los árboles, é duraron y X dias en el mes de junio, era MCCXXXIV". Anales Toledanos, en FLOREZ, R.P.: España Sagrada 23, pp. 382.
[78]Trad. HUICI MIRANDA: Noticias de los reyes del Mogreb e historia de la ciudad de Fez por Aben Abi Zara. Anales del Instituto General y Técnico de Valencia, 1918, p. 254.
[79]"Estando el rey don Alfonso e el infant don Ferrando con todo su regno en la sierra de Sant Vicent, fue el infant don Ferrando en fosado con otdas las gientes á Truxiello, é á Montanches, é tornos´d´aquel fonsado à su padre en el mes dagosto, era MCCIL". Anales Toledanos, en FLOREZ, op. cit., 23, p. 385. Acerca de Alfonso VIII, véase GONZALEZ, J.: El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII. Madrid, 1960, 3 vols.
[80]"Item obligo me et successores meos, quod si Deus aliquo tempore nobis dederis castrum de Turgiello, vel Sancta Cruz, aut de Montanchez, aut de Medelin, quot domus ipsum vobis et Ordini vestro iure hareditario". Bullarium Ord. Mil. S. Jacobi, p. 149.
[81]MANRIQUE, A.: Annales Cistercienses, t. 4. Lyon, 1649, p. 567.
[82]Vid. GUTTON, F.: San Julián del Pereiro. Rev. Citeaux, 12 (1961), pp. 321-329.
[83]Para el estudio de las Ordenes Militares pueden consultarse ALVAREZ DE ARAUJO Y CUELLAR, A.: Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa, Madrid, 1891. LOMAX, D.W.: Las órdenes militares en la Península Ibérica durante la Edad Media. Salamanca, 1976. MOTA AREVALO, H.: "Las órdenes militares en Extremadura". Rev. de Estudios Extremadura, 1969, pp. 423-446. RADES Y ANDRADA, F. de: Crónica de las tres órdenes de Santiago, Calatrava y Alcántara. Barcelona, 1980.
[84]"Los freyres de las Ordenes é el Obispo de Plasencia prisieron á Turgiello dia de conversion Sancti Pauli en Janero, era MCCLXX". Encontramos las formas Turgiello y Truxillo, entre los años 1196 y 1232. II Anales Toledanos, en FLOREZ, op. cit., 23, pp. 409.
[85]PINO GARCIA, J.L. del : "Génesis de las ciudades realengas de la Extremadura Medieval". Comunicación al Coloquio Sobre la ciudad Hispánica durante los siglos XIII al XVI. La Rábida-Sevilla, 1981.
[86]Primera Crónica General de Alfonso el Sabio, cap. 1003. Ed. Ramón Menéndez Pidal, Madrid, 1906, p. 682.
[87]MARIANA: op. cit. Madrid, 1744,p. 46. A MARIANA estaba reservado escribir la Historia de España. No es un mero investigador minucioso y concienzudo, sino un gran lector de toda clase de libros de los cuales recogen cuanto cree útil para fomentar las síntesis a que aspira. La historia artística le preocupa mucho más que la puramente informativa, y, como es, ante todo un humanista y un pensador, pone su ideal en parecerse a Tito Livio o a Tácito, y escribe, primero, su historia en latín, para darle caracteres de universalidad, y sólo después la traduce él mismo al castellano, dejando en su estilo giro o arcaísmos voluntarios que denotan su procedencia de la asidua lectura de las viejas crónicas castellanas. Así resulta más anticuado en su lenguaje que un Hurtado de Mendoza.

[88]LLABRES, G.: "El fuero de Trujillo". Rev. de Extremadura, 1901, pp. 489-497.
[89]ALONSO DE PALENCIA: Crónica del rey Enrique IV. Trad. A. de Paz y Meliá. Madrid, 1904-1908, década I, lib. V, cap. III. DIEGO ENRIQUEZ DEL CASTILLO: Crónica del rey Enrique IV. Madrid, 1878, Bibl. Aut. Esp. tomo LXX, cap. CXXXV.
[90]Damos a conocer una obra inédita de NARANJO ALONSO, Clodoaldo.: Armas y linajes de Trujillo, cap. IX, Manuscrito.
[91]TETZEL: Viajes por España. Trad. A. M. Fabié: Libros de antaño. Madrid, 1889, tomo VIII, p. 164.
[92]DIEGO DE HINOJOSA: Genealogía de los Hinojosa, Ms. compuesto en 1548 y recopilado en 1553 por Alonso de Hinojosa y Torres. En el Archivo del Conde de Canilleros, Cáceres, sección Asuntos de Trujillo, leg. 22, núm. 4. Ha sido editado en Crónicas Trujillanas del siglo XVI. Cáceres, 1952.
[93]Memorial de Ulloa. Madrid, MDCLXXV, fol. 100.
[94]MARQUES DE TORRES CABRERA: "El clavero de Alcántara", en Romances de Extremadura. Madrid, 1924, p. 46.
[95]DIEGO DE HINOJOSA: Genealogía de los Hinojosa, op. cit., fol. 20. El trabajo más documentado sobre el linaje de Hinojosa en Trujillo, es el de Federico Acedo: Linajes de Trujillo (1919). Ms en la biblioteca del hijo del autor. En NARANJO ALONSO, C.: Trujillo, sus hijos y sus monumentos. Ed. de 1983, nos ofrece un estudio de los linajes trujillanos. También existen referencias sobre este linaje en MATIAS GIL: Las siete centurias de la ciudad de Alfonso VIII. Plasencia, 1877 (reed. Plasencia, 1930).
[96]Según Enríquez del Castillo, Cronista del rey Enrique. Memorias de Enrique IV, II, p. 705.

[97]Marañón, G.: Ensayo biológico sobre el rey Enrique IV. Madrid, 1953, p. 22.
[98]Diego de Valera: Crónicas de los RR. Católicos. Madrid, 1949, p. 103.
[99]Sarasola, M.: Isabel la Católica y el destino de Juana. Valladolid, 1955.
[100]Torres Fontes: "Villena en el reinado de los Reyes Católicos". Hispania, 13, 1953, p. 37 y ss.
[101]Hillgarth, J.: Los Reyes Catolicos. México, 1978, p. 21. Torres Fontes: Datos sobre los Católicos monarcas de España. Hispania, 13 (1953), p. 58.
[102]Rui de Pina: Chronica d`El Rei D. Alfonso V. T. II. Lisboa, 1902, cap. 173, p. 77.
[103]Vid. Memoria de Licenciatura inédita. Ramos Rubio, J.A.: Estudio Histórico- Artístico sobre la parroquia de Santa María de Trujillo. Cáceres, 1989.
Shiels, W.E.: El papado y la Corona. Chicago, 1961.
[105]Luis de Chaves fue el hombre más destacado en Trujillo en los años finales del siglo XV y tuvo una gran importancia en la constante presencia de los Reyes en Trujillo. Archivo General de Simancas, legajo 53 y R.G.S. II núm. 1498, fol. 70.
[106]PALENCIA, A.: Crónica del rey Enrique IV. Toimo IV, Madrid, 1908, p. 145.
[107]Trujillo histórico y monumental. Alicante, 1967. Vid. ESCOBAR PRIETO, E.: "Los Reyes Católicos en Trujillo". Rev. de Extremadura, VI (1904), pp. 483-499.

[108]RAMOS RUBIO, J.A: "La judería de Trujillo y la sinagoga. Estudio histórico y artístico". Congreso Internacional El Reino Taifa de Badajoz. Badajoz-Trujillo-Coimbra, 1996.
[109]SALO W. BARON: A social and religious history of the jews. Tomo I, p. 212.
[110]Su interés en separar cristianos y judíos e impedir el proselitismo de estos últimos demuestra las convivencias entre ambas poblaciones.
[111] Sobre los desplazamientos es interesante ver la obra de ROSTOVTZEFF, M.: Historia social y económica del Imperio Romano, I. Madrid, 1967, p. 308; y CARO BAROJA, J: Los judíos en la España Moderna y Contemporánea. Ed. Istmo, Madrid, 1972.
[112]GARCIA IGLESIAS, L.: Los judíos en la España Antigua. Madrid, 1978, p. 65.
[113]CARLOS CARRETE: "El repartimiento de Huete de 1290". En SEF XXXVI (1976), p. 128.  Entre los siglos V y Vll había establecida en Turgalium una de las colonias de comerciantes orientales y judíos más importante de la península Ibérica, la cual estaba íntimamente relacionada con el comercio exterior, y como el resto de las comunidades judías de España, sufriría los restricciones y ambiente antijudío decretado y creado por los códigos de los Reyes visigodos (sobre todo por el código de Sisebuto decretado el año 612 y el de Ervigio en el año 681) así como por los Concilios de los obispos españoles, como el de Toledo del año 633 y el del año 638. Por la situación en que se encontraban los judíos durante el tiempo del reinado visigodo, nos hace suponer que esta comunidad acogiera con alegría e incluso contribuyera a la conquista por las tropas agarenas en todo el territorio Hispánico.

[114]BAER, F.: Die Juden im christlichen Spanien. Urkunden und Regesten, II: Kastilien/Inquisitionasakten. Berlín, 1936, p. 170.
[115]PERO LOPEZ DE AYALA: Crónicas de los Reyes de Castilla Don Pedro, Don Enrique II, Don Juan I y Don Enrique III. Enmiendas del Secretario Jerónimo Zurita y las correcciones y notas añadidas por Eugenio de Llaguno Amirola, tomo I, Madrid, 1779, cap. XV, p. 195. Crónica de Don Pedro I, año 1360. cap. VII (B.A.E., LXVI, p. 503.
[116] Está clara la existencia de recaudadores judíos trujillanos al servicio de Samuel Halevi. BEINART, H.: Trujillo, a jewish community in Extremadura on the eve of the expulsion from Spain. Jerusalem, 1980, p. 2.
[117]Edita Beinart, op. cit., p. 3, un colofón de un manuscrito que se conserva en Munich en el que Abraham Yosef Haluzo nos refiere que el 3 de febrero de 1360 terminó de copiar en Trujillo las Tasafot al tratado de Hullí (esta fecha corresponde a la noche después de la conclusión de el Sabbath, en el décimo cuarto día de Shevat en el año 120).
[118]Véase. Legajo 1-1-8-1. Archivo Municipal de Trujillo.
[119]Legajo, 1-1-7-1. Archivo Municipal de Trujillo.
[120]Existen varias ordenanzas municipales sobre judíos y moros recogidas entre los años 1402-1489. A.M.T. 1-1-7-1. 37 folios; leg. 217, 41 fols; 120 y 122, fols. 113.
[121]A.M.T. 1-1-7-1.
[122]A.M.T. 1-1-7-1, leg. 217, 41 fols
[123]Publicados en su mayoría por BEINART, op. cit.
[124]KAMEN, H.: La Inquisición Española. Ed. Crítica. Barcelona, 1980 (2ª ed.), p. 34.
[125]A.M.T. 1.1.11.1. fol. 235.
[126]Yo, el rey. Yo, la reyna. Yo, Alvarez de Toledo, secretario, etc. Don Alvaro, Joanes, doctor Antonius, doctor Felipus, doctor Françiscus, Liçencatus Petrus. Legajo 1-1-7-1. Archivo Municipal de Trujillo.
[127]Crónica de Bernáldez en su capítulo CX: "...muy ricas casas y heredamientos por pocos dineros, y andaban rogando con ellas y no había quién se las comprase, e daban una casa por un asno, e una viña por un poco de paño o lienzo, porque no podían sacar oro ni plata; empero es verdad que sacaron infinito oro e plata escondidamente, y en especial muchos cruzados  o ducados abollados con los dientes, que los tragaban e sacaban en los vientres o en los pasos donde habían de ser buscados , o en los puertos de la tierra e de la mar, y en especial las mujeres tragaban más, a persona le acontecía tragar treinta ducados de una vez".
[128]Ibidem.
[129]Ibidem, docs. núms. 76, 80, 81, 86 y 96.
[130]La iglesia de San Martín, situada en un ángulo de la Plaza Mayor, era entonces, en efecto, muy pequeña, no tan amplia y hermosa como hoy la podemos contemplar. En 1526 era todavía una iglesia muy pequeña en relación con la numerosa concurrencia de fieles, por lo que el Ayuntamiento, en unión con el clero y la feligresía, emprendió las obras de ampliación que duraron muchos años. TENA FERNANDEZ, J.: Trujillo histórico y monumental. Alicante, 1967, pp. 297 ss.

[131]A.M.T. 1-1-4-12.
[132]No fue propiedad del Concejo ni sobre él ejerció patronato; además, los moradores de esta casa, si su gallardía y fina arquitectura revelan destacada condición social no podemos afirmar que fueran de noble linaje, pues en ella hubieran puesto los blasones de su ascendencia como era uso en aquellos tiempos. En opinión del prof. Lacave, lo que tenemos aquí es la fachada del monasterio de Santa Isabel, que las monjas harían levantar a comienzos del siglo XVI. Siendo así, tendríamos, como ya he dicho, que la sinagoga y sus dependencias ocuparían toda la manzana que antes he mencionado, es decir, la que transcurre entre la calle de las Tiendas y la de Hernando Pizarro. LACAVE, J.L.: "Los judíos de Extremadura antes del siglo XV". Actas de las Jornadas de Estudios Sefardíes. Cáceres. Unex, 1981, pp. 6 y 7.