LOS “TAFONIS” DE LA DEHESA CACEREÑA DE LOS GRILES
El paraje de Los Griles, se sitúa en el antiguo camino a Montánchez, entre
Albarranas y Peña Horcada al Este; la Dehesa de las Trescientas al Oeste, con
una interesante necrópolis de más de veinte tumbas antropomorfas y próxima al
dolmen de la Hijadilla; Acebuche y el Millar de los Licenciados al Norte, con
la Charca Rosarito donde se han localizado restos de los primeros pobladores y
la Dehesa de Mogollona al Sur. A 300 m se sitúan las tumbas antropomorfas de
Las Breñas, responde a las siguientes coordenadas (Norte 39º 24’ 27,5 ‘’ y a
los 6 º 27’ 2’’ de longitud Oeste). Por tanto, nos encontramos ante un paraje
que fue ocupado por los primeros pobladores.
El medio físico de este territorio lo forman suaves elevaciones de terreno,
salpicadas aquí y allá por grandes bolos de granito que dibujan formas
redondeadas, configurando un paisaje de una belleza sin igual. Las encinas
emergen entre los intersticios de la roca y ayudan a acelerar el proceso de
descomposición de estas moles graníticas. Muchas de estas estructuras rocosas presentan
cuevas o abrigos naturales, que en ocasiones han podido servir como viviendas o
refugios para antiguos moradores. Todavía hoy se puede apreciar como algunos de
ellos conservan los restos de los muros que un día se levantaron para cerrar el
espacio abovedado que cobijó a sus moradores. Las paredes interiores de estos
habitáculos frecuentemente aparecen cubiertas de oquedades que han conformado
bellas estructuras a modo de decoración natural: son los llamados “tafonis”.
Esta palabra designa en geomorfología una forma en cavidad o hueco redondeado
tallado por la erosión diferencial en rocas cristalinas o arenisca de un tamaño
que puede ir desde unos centímetros a varios metros. Tienen su origen en la
acción erosiva del agua, que desde las zonas superiores se deslizan por las
paredes de la roca atraídas por la fuerza de la gravedad. El agua de lluvia
produce un goteo intermitente que acaba extendiéndose por toda la superficie.
Su singular aspecto recuerda a las celdas de un panal, de ahí su nombre característico
de “nido de abeja”.
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