martes, 26 de diciembre de 2017

ARQUITECTURA MILITAR EN LA DEHESA DE LA TORRECILLA DE LAGARTERA (TIERRAS DE CÁCERES)


Sobre un elevado emplazamiento rocoso, dominando el río Salor, en la tierra cacereña, se levanta el castillo de la Torrecilla de Lagartera, a medio camino entre las localidades cercanas de Valdesalor y Torreorgaz.  Forma parte de la Lista Roja de bienes patrimoniales en peligro de la asociación Hispania Nostra.
La dehesa, de 1785 ha, se encuentra cercana a Valdesalor, entidad local menor de la ciudad de Cáceres creada por el Instituto Nacional de Colonización en el año 1963.
Este baluarte defensivo se menciona desde el siglo XIV para defender en la Baja Edad Media el territorio. Era propiedad de Inés Fernández de la Cámara y Sotomayor en el año 1399 según reza en el Memorial de Ulloa. La dehesa pasó a manos de los Aldana en el siglo XVI, concretamente a la propiedad de Fernando de Aldana y su esposa Leonor de Saavedra, que fundaron el mayorazgo de Lagartera, perteneciendo la torre y finca, al apellido mencionado hasta que pasase a ser posterior propiedad de los Andrada, así como de los Cáceres, Señores de Espadero, de quienes derivará a los Marqueses de Castel-Moncayo, y de éstos a los Duques de Fernán Núñez, en quienes recae tal herencia en la actualidad. Estamos ante un castillo medieval caracterizado por su esbelta torre, que recibió diversos añadidos en el XV-XVI, hasta que la familia decide abandonarlo y trasladarse a la llamada Casa de Lagartera, que no presenta elementos defensivos, aparentemente.
La torre tiene planta cuadrangular, destacan varios pisos en su interior. El más bajo, está cubierto por tres paños de bóveda de ladrillo sobre arcos rebajados de cantería. Hay un segundo piso y la zona almenada, con aspilleras y matacanes. En esta dehesa existió una importante explotación agropecuaria, de la misma manera que acontecía en otros muchos cotos, fincas y dehesas que las familias nobles asentadas en la urbe cacereña desde la reconquista cristiana definitiva de la comarca, se repartían al sur de la localidad. Una vez la torre bajo titularidad de los Aldana, ampliarán éstos el conjunto durante los siglos XV y XVI con distintas dependencias que circundarían la atalaya defensiva, que resultaría  prácticamente destruida durante la Guerra de la Independencia del año 1809.
Tras el cese de las hostilidades entre los linajes cacereños a partir del reinado de los Reyes Católicos, se levantará en las proximidades del castillo de la Torrecilla de Lagartera, al Norte de la falda de la colina donde éste se asienta y zona mucho más llana, la conocida como Casa de Lagartera, que en el siglo XVIII en el Catastro de Ensenada registra casa de campo de dos pisos, patio, caballeriza, tinado; fue ampliada con los siglos para acoger a la familia posesoria y a numerosos trabajadores y jornaleros que trabajaban en la dehesa, casa, tinados, cuadras, pajares, laneras, y otras dependencias, que llegarán a formar una auténtica aldea, al igual que ocurriera con la vecina Zamarrillas. Mencionadas en el Libro de Yerbas de Villegas a comienzos del siglo XX. Incluso contó con escuela y capilla.
El investigador  cacereño Benito Boxoyo, en sus "Noticias Históricas de la Villa de Cáceres", publicadas en 1794, menciona algunas ermitas como San Lorenzo y la ubica en la dehesa de Lagartera.  En esa fecha era propiedad de la Señora marquesa de Villatorcas ubicada en los campos de Salor y nos explica que "tiene buena habitación, huerta, fuente y charca". No quedan restos de la citada ermita. Hemos de tener en cuenta que este lugar fue ocupado desde el proceso de romanización, habiéndose encontrado en superficie numerosas tégulas, restos de cerámica, así como un lagareto y una interesante edificación ovalada, que es una construcción orientalizante en donde fue localizado el cimaterio que se encuentra depositado  en el Museo Provincial de Cáceres. Junto a ello un contrapeso oleario reconvertido en pila de abrevar.



miércoles, 13 de diciembre de 2017

LA ALCAZABA DE TRUJILLO



En el contexto científicamente estudiado de las fortificaciones medievales españolas, destaca por su importancia el conjunto de edificaciones castrenses de época emiral y omeya. La fortaleza más antigua fechada de esta época es el denominado conventual de Mérida, seguido del castillo o alcazaba de Trujillo.
         Por tanto, en relación íntima con este monumento singular de Mérida se encuentra, sin duda alguna, el castillo de Trujillo (provincia de Cáceres, hoja 705 del mapa del Inst. Geográfico y Catastral).
         El castillo se Trujillo fue construido por los árabes en la segunda mitad del siglo IX, en la zona más elevada del cerro rocoso denominado “Cabezo de Zorro”. Desde sus murallas se domina toda la llanura de la tierra trujillana. Es un recinto hermético, rodeado por la cerca de murallas en un perímetro de 900 metros y el hecho de estar situado en lo más elevado de un terreno escarpado, lo hace inaccesible al ataque. Es un castillo hermético sin ventanas y con escasas saeteras.

                 
PLANTA.

                   La planta del castillo se nos presenta como dos grandes figuras geométricas adyacentes. Una es un cuadrángulo levemente irregular de aproximadamente 52 ms. 56,80 E. x 56 N. x 56,20 W., y la otra un hexágono de aproximadamente: 92 x 90,40, y cuyos muros miden aproximadamente: 2,45 m. de grosor en fachada W. y 2,40 a 2,90 en restantes.
                   En el primer recinto hemos de hacer notar la distribución aparentemente simétrica y regular de sus 8 torres. La puerta principal se encuentra a mediodía, defendida entre dos torres albarranas, una flanqueando la puerta principal, la otra defendiendo de flanco la puerta W, del albacar, puerta reformada en el S. XVI y hoy poco usada. En el rincón N.E. se encuentran dos aljibes, sobreelevados respecto al suelo actual.
         Por el lado de levante la expansión del castillo o albacar, que prolonga el conjunto macizo del castillo en forma de planta de hexágono irregular, por las características constructivas este espacio se adosó veinte años después al Patrio de Armas. En su interior se encuentra una pequeña ermita del siglo XVI dedicada a San Pablo para conmemorar el día que se reconquistó Trujillo, el 25 de enero de 1232, día de la conversión del santo. Junto a la ermita hay un pozo con brocal de piedra, para suministrar agua  a los animales. La palabra “albacara” (del ár. Al-baqqara, la vaquería) define a un recinto murado en la parte exterior de una fortaleza, con entrada en la plaza y salida al campo, y en el cual se solía guardar ganado vacuno. Este edificio castrense se utilizó para albergue de la guarnición y se dedicó a los distintos servicios de mantenimiento de la tropa y almacén, por eso no existen dependencias, pues se realizarían con materiales más perecederos que la piedra. La Albacara está rodeada, en parte, por una barbacana de época cristiana.
         Al lado N, presenta unos lienzos reconstruídos en el medievo así como una "poterna" en ese mismo parámetro, a cuyo final, en la esquina N.E., hay un torreón de planta redonda del cual sale una prolongación que une a este recinto con una "albarrana esquinera", posiblemente obra de época almohade.
         El recinto del albacar cierra por el lado W. con un conjunto de cubos de muralla los cuales protegen una puerta flanqueada por dos torres y la cual hoy en día acaba de ser abierto.
         Actualmente todo este recinto está rodeado, en parte, de una barbacana interesante, ya de época cristiana, pero que nos afecta ahora.
         Los elementos aislados que de este conjunto vamos a presentar a Vds. en esta ocasión son los siguientes.


PUERTAS

         Hacemos referencia ahora a las tres puertas fundamentales. La principal en el lado de poniente, va flanqueada de torreones midiendo el espacio entre los mismos 5,70 ms. y desde el lienzo exterior de la muralla hasta el exterior de las torres 3,90 ms. Tiene, la puerta en sí, 1,90 ms. de vano y 2,80 de profundidad, con 2,60 de largo y 1,70 de ancho de recámara.
         El ingreso es sencillo, similar a los de Mérida o de Baños de la Encina. En el año 1952 el arquitecto restaurador D. José González Valcárcel, hizo un suplemento hacia el N. con el fin de levantar un cuerpo de edificación para poner el camarín de la Virgen. Por tanto el lado N. de la puerta que actualmente se ve es falso y reciente, debiendo aceptarse sólo como auténtico el existente en el exterior, descubierto al retirar el antiguo camarín de la Virgen que se encontraba entre los dos cubos y detrás de la barbacana cristiana, destruída también al abrirse de nuevo la puerta.
         Con respecto a esta debemos hacer notar que en lo referente a su disposición los paralelos orientales son claros, como ocurre en Qasr Haraneh, Qasr al - Tuba Hirbat al mafyar y Qasr al - Hayr Al-Garbi paralelos que no se reducen a la puerta sino que atañen también al esquema de la planta de este primer recinto y otros aspectos.
La puerta principal del albacar se encontraba hasta hace poco cegada. Tiene de ancho entre las dos torres 3,75 m. y de luz 3,40 m. El radio del arco es de l,70 m. El tipo parece arcaizante ya que la entrada es clarisimamente mas simple aun que la del recinto principal similar en planta a las de Agreda y del castillo aun inédito de primera época de Osma. Es de notar que las impostas han sido rozadas haciendo el efecto de un arco de medio punto. En la actualidad se encuentra abierta esta puerta pero el alzado que presentamos la muestra cegada con la sección de una tronera de las Guerras con Portugal lo cual fecha "ante quem" al momento en que se tapió.
La otra puerta se vio destruida y reformada en el s. XVI. Está al lado de la anterior, y no se la puede considerar como una poterna.
Mira al sur con una altura de 3,08 y un radio aproximado de 0,93 prolongado 1/3 (38 cm.) siendo del mismo tipo de la anterior, aunque aquí es apreciable la imposta. Debió de ser en el s. XVI cuando se derrumbó todo el lienzo, siendo entonces cuando éste se reformó, reforzándose el muro, transdosándolo, y cegando la puerta caída y sustituyéndola por la actual. Por encima de esta puerta debió de pasar una escalera que diese acceso a  la parte superior. Es sencilla, en lo hoy apreciable, e indudablemente es de la misma fecha que la anterior.


ALJIBES


Hay dos aljibes, A y B, en el recinto principal. Otro, más bien un pozo, se encuentra el albacar, cercano a la ermita. Estos dos aljibes del recinto principal se encuentran adosados el uno al otro, con el A, de planta regular. Es geminado, y con las claraboyas superiores como único modo de acceso. Está cubierto por bóveda de medio cañón, de 2,3O y 2,12 de luz, que a los distantes del eje remata en nacela remitida, y se comunica de un lado al otro por dos arcos de medio punto apoyados en una columna. En sus lados E. y W. tiene un andén de 2 y 2,42 de ancho. La longitud es de 9m. y la anchura de cada nave es de 2,40 y 2,20m. Los arcos mayores tienen 1,60 y 1,70 de diámetro y el de los pequeños arcos que hay en el andén W. es de 56cm. siendo el del E. de 67cm. La obra es de ladrillo y piedra. Las claraboyas carecen de derrame interior o exterior.
    
En cuanto al aljibe B  es de planta irregular, aprovechando el espacio que hay entre el exterior del aljibe A y los muros N. y W. del interior del recinto principal. Tiene escalera de acceso desde el exterior, que da a una andén. Está dividido en 8 cámaras distribuídas en forma de "L", siendo las dos últimas de planta cuadrangular irregular. Cada uno de los compartimentos se comunica con el otro mediante un arco de medio punto, de 2,10 de altura, con estribos para reforzar las paredes contra el empuje del agua.
La longitud total del brazo más largo de este aljibe es de 12,50 ms. y la del más corto es 11,50 de medida desde el quiebro. La longitud del primer cuerpo, a contar desde la entrada es de 2,85 y su anchura de 6m. Las dimensiones del segundo, respectivamente son de 3,05 y 5,25 ms. y las del tercer cuerpo son de 2,80 y 4,50m. El último, separado por una nervadura en bóveda, tiene 6m. de longitud y 2m. de anchura en la nervadura.



LAS ALBARRANAS

Una de las características del castillo de Trujillo es la existencia de albarranas. De  ellas nos interesan en este momento las que protegen el flanco S. de los lienzos del castillo y del albacar en las vulnerables zonas de las puertas, lo cual explica su disposición aparentemente poco centrada y simétrica. En el momento actual estas albarranas no están comunicadas con los lienzos superiores de las murallas del castillo. Sin embargo el examen minucioso de las crestas de las torres del castillo y de las albarranas que están enfrente de las mismas permita ver que ha habido desprendimientos de las mismas, habiendo sido reconstruída la obra de fábrica. A este respecto, y a efectos de estudiar la relación entre albarrana y cubos hemos hecho unos alzados a 1,10 de las zonas que nos interesaban. Se puede apreciar en las mismas cómo hay una zona de derrumbe que coincide en uno y otro lado del vano. Si estudiamos un paralelo muy acto anteriormente citado como el Conventual de Mérida podemos ver como las albarranas de dicha fortificación están unidas al lienzo por un arco perfectamente engarzado a ambos lados. En Trujillo el proceso original de relación debió ser similar si observamos, las irregularidades del aparejo a lado y lado en los despliegues presentamos podrá verse que se corresponde a la zona donde debió ir engarzado a lado y lado un arco que permitiera unir los dos puntos creemos debido al efecto señalado que cronológicamente los cubos y las albarrana son sincrónicos, pudiendo mellar una escasa diferencia a unos cuantos años entre la construcción de uno y otro.




EL APAREJO


El aparejo es de grandes sillares romanos, reutilizados, fundamentalmente para establecer la cimentación a cota militar, dispuestos en hiladas calzadas de trozos de ladrillos y de lajas fragmentadas de pizarra.
La altura de los cajones de obra es de 50 cm, con leves oscilaciones, medidas que es en principio básicas para modular las dimensiones básicas del castillo y del Albacar.  Paralelos de este tipo de aparejo tenemos los de Mérida, Gormaz y Agreda en España, y el de Qasr Harani en Palestina.



FUENTES PARA FECHAR ESTE MONUMENTO

Realmente las fuentes árabes existentes sobre Trujillo son pocas y parcas. Sabemos que en el 881 hay una incursión de Alfonso III contra los Nafza, que ocupaban la zona, que en el 317 H./929-30 de C. se nombra gobernador militar de Trujillo a Ahmad Ibno Sakan. Ibn Jaldun la cita al igual que Al Idrisi y al Himyari y entre las crónicas cristianas que lo citan está la Primera Crónica General de Alfonso el Sabio y los Anales Toledanos II, que citan su Reconquista en 1234. Estos datos históricos creemos que avalan una fecha anterior a la propuesta en alguna ocasión para fechar el castillo en el siglo XI, merced al uso de una lápida sepulcral en tanto y cuando, es un dato histórico más a tener en cuenta.
         El castillo de Trujillo en tiempos de Pedro I fue elegido para que el tesorero del rey, el judío Samuel Leví, guardase las riquezas de la Corona, porque se la consideraba una de las fortalezas más seguras del reino.
         Aquí se refugió Juana “la Beltraneja” en su disputa con la reina Isabel I en una época de agitación familiar y social. Una vez entregado el castillo a la reina Católica, Juana tuvo que salir huyendo hacia Plasencia, donde se casó con Alfonso V de Portugal.
         En el recinto se venera la imagen de Ntra. Sra. de la Victoria, Patrona de la Ciudad. El concejo acordó desde 1531 –según documentación existente en el Archivo Municipal de Trujillo- que la imagen que en dicho año ejecutara el cantero Diego Durán, se colocase entre las dos torres del castillo, cumpliendo así con la venerable leyenda según la cual la Virgen se apareció con el Niño en sus brazos entre dos torres de la muralla, gracias a ella se reconquistó la ciudadela. Así se representa en el escudo de la Ciudad.



CONCLUSIONES


         Las referencias históricas sobre Trujillo unidas al esquema netamente oriental de su planta (típico de los castillos omeyas), a un aparejo similar al oriental y al del Conventual emeritense -la fortificación islámica más antigua fechada en España (835 d. C.)-, a una modulación de codos de aproximadamente 50 cms. de largo (medida impuesta en parte por la reutilización de materiales que caracteriza los primeros momentos del Islam español); todo ello, aunado con el esquema elemental de las puertas de acceso (de proporciones de primera época), permiten fechar este castillo, más tardar, a finales del siglo IX o, admitiendo que sea posterior al modelo emeritense. Ello parece justificarse por las proporciones del aljibe A. En cuanto a las torres albarranas hemos de aceptar su contemporaneidad con el resto de las obras, ya que estuvieron unidos con los cubos del castillo mediante arcos de los cuales queda hoy huella del lugar de sus engarces que se corresponden a lado y lado, y que tienen paralelos casi exactos en Mérida, no solo en obra sino también en similitud de similitud  de dimensiones y de aparejo, típico  de este momento.  Hemos de aceptar desde un punto de vista constructivo la contemporaneidad de estas albarranas con las edificaciones que les son próximas, lo cual la fecha en el mismo período, es decir, en la segunda mitad del siglo IX.


DOCUMENTOS SOBRE EL CASTILLO CONSULTADOS



Carta de los Reyes Católicos sobre las obras de la Fortaleza. En Segovia. Traslado (1503-IX-9) fol.   120v-122v 3/1.

Nombramiento de dos hombres para las obras de la fortaleza. En Segovia. Traslado (1503-IX-9) fol.  122v-123v 3/1.
 
Acuerdo: Dinero para la obra de la fortaleza y remate de la misma (1509-II-23) fol. 102v-103-9/1.

Acuerdo: Libramiento de dinero para hacer un baluarte en la fortaleza (1509-IV-13) fol. 115-116 -9/1.

Acuerdo: Libramiento salario albañil para las obras de la fortaleza (1059-V-11) fol. 123 -9/1.

Acuerdo: Libramiento de alcaide para la fortaleza para su reparación (1515-II-16) fol. 148-148v -11/1.

Carta de Fernando el Católico al Concejo de Trujillo dada en Abertura para que se tomen cuentas de los gastos efectuados en las obras de la fortaleza de la ciudad. (1516-I-13) fol.542v-10/14. Fotocopia aneja a documentación.


Traslado de cédula de la Reina Da. Juana para que se paguen 50 mil maravedíes para las obras de la fortaleza (1516-I-13) fol. 543-3/1.


Acuerdo de que se libren los 50 mil maravedíes para las obras de la fortaleza (1516-III-15 ) fol 312v-313v-11/1.


Acuerdo: Mandamiento de que se escriba una carta al Rey, al Consejo Real, al Procurador de la ciudad y al Regidor sobre la venta de la fortaleza de la misma a "un Grande del Reino a quien la ciudad tiene odio" porque ello causaría un gran perjuicio. (1520-IV-27) fol. 66-66v-14/1.


Acuerdo: Se vota a quien se dará la fortaleza y según la cédula de su majestad ni se dará a gran señor ni persona sospechosa ni parcial (1520-v-29 fol. 76-77v-14/1.

Acuerdo: Presentación de una cédula donde se estipulan los maravedíes que se destinarán a reparaciones de la fortaleza (1525-VIII-28) fol 16-17 -16/4.

Acuerdo: Que se controle la obra que se va a realizar en la fortaleza (1540-VI-11) fol.260-22/2.

Acuerdo: Que se repare la fortaleza en el aposento bajo y en
otras partes (1541-IX-23) fol.10v-11 -24/1.

Acuerdo: Que se mandó hacer un altar a la Victoria (1546-IX-3) fol. 170-26/1.

Acuerdo: Que la obra del arco, la bóveda, altar y escalera de Ntra. Sra. de la Victoria la haga Sancho de Cabrera (1547-v-23) fol. 240-257 -26/1.

Acuerdo: Libramiento a Sancho de Cabrera del tercio de la obra de la Victoria (1547-VIII--26) fol 268v- 270v- 26/1.

Acuerdo: Se nota la necesidad que tiene la fortaleza de reparos (1530-III-8) fol. 265-266 -18/1.

Acuerdo: Que se ponga la imagen de Ntra. Sra. en la bóveda de la fortaleza entre las dos torres según se apareció cuando la ciudad fue tomando a los moros y según su escudo de armas y que se haga procesión el día de Ntra Sra. de Agosto con la imagen que se ha de hacer de piedra y bien lucida y bien dorada y que ese día se corran toros y después se repartan entre la clerecía (1532-IV-21) fol. 123-124-19/1.

Acuerdo : Mandando a Diego Durán que haga una imagen de Ntra. Sra. de piedra para poner en la fortaleza (1531-IV-24)Fol. 124-124v-19/1.

Acuerdo: Libramiento a Diego Durán para la imagen de Ntra Sra. que se ha de poner entren las dos torres (1531-IV-5) -19/1.

Acuerdo: Libramiento a Diego Durán por la obra de poner la imagen en la fortaleza (1531-IV-26) fol.  144v -148-19/1.

Acuerdo Juramento de tasadores de la obra para asentar la imagen de la Virgen. Los tasadores dicen que están conformes con 14 mil maravedíes (1531-X -16)19/1.

Acuerdo: El Alcaide de la fortaleza pide que le liben los dos años que le deben de la obra de la fortaleza (1553-V-19) fol. 4-54-20/14.

Acuerdo: Libramiento de 50 mil maravedíes para la obra de la fortaleza que es muy necesaria (1553-V-30)20/4.

Acuerdo: Que el Alcaide de la fortaleza notifique cuando hay que hacer una obra en la fortaleza (1533-XII-22) fol. 91-91v-20/14.

Acuerdo: Libramiento para reparar el aposento del Alcaide en la fortaleza y la escalera por donde suben al homenaje (1585-I-4)fol. 239v-240 -20/14.

Acuerdo: Libramiento por la obra de la fortaleza (1536-X-9) fol. 168-170v -21/4.



                                       ANTOLOGIA DE TEXTOS

           Las fuentes documentales, que hacen referencia al castillo de Trujillo y a los hechos que acontecieron en la alcazaba son los siguientes:

1.- Descripción de Trujillo, según al- Idrisi. Al -idrisi (1974)pp.177 y 178.

2.- Las localidades de la cura de Mérida según  Yaqut. Alemany, J, (1919 - 1921)pp.79 a 124.

3.- Descripción de Targalo. Al- Himyari (1938)pp 79-80.

4.- Determinación de los itinerarios de España. Ibn Hawkal (1971) p.68.

5.- Nombramiento de nuevos gobernadores según una Crónica Anónima de Abd al Raham III al Nasir. Crónica anónima (1950)p. 158.

6.- Principales gobernadores en las tahas del país, según Ibn Hayyan de Córdoba. Ibn Hayyan (1981)pp. 193.

7.- Visires y gobernadores según Ibn Hayyan. Ibn Hayyan (1981)pp. 237 y 238.

8.- Referencia de Averroes. Fº 146 Al - Maqqari (1964) C.I appendix  XVII y XVIII.

9.- Noticias de la traición del extranjero Giraldo. "El  Gallego", a parte del país de oeste del  Andalus y sus castillos según Ibn Idari. Ibn-Idari (1963)pp.402 y 403.

10.- Noticias de los sucesos de traición del extranjero "Gallego" Giraldo , en las ciudades y castillos de Occidente y del Sur , según Ibn Sahib al Sala. Ibn sahid al- Sala (1969) pp. 137 y 138.

11.- Toma de Badajoz  y levantamiento del sitio por Fernando II de León. Captura de Geraldo y entrega de  sus conquistas. Ibn Sahib  al-Sala (1.969) pp. 143 y 145.

12.- Conquistas de Alfonso  Enríquez,  según al-Maqqari. Al-Maqqari, (1964) v. II. Libro VIII, cap III , p. 318

13.- Sitio de Badajoz - 564 H (1.168-1.169 d,c.) según Ibn Jaldun.
Ibn  Jaldun (1.938) v. II pp. 198 y 199.

14.- Algara de Al- Mansur después de la batalla de Alarcos, según al-Himyari. Al-Himyri (1938) PP. 18 Y 19.

15.- Algara de  Al-mansur despues de la batalla de Alarcos, segun Al-Maqqari. Al-Maqqari (1.964) v. IIapp. LXVI

16.- Fecha de conquista de Trujillo por los caballeros de la Ordenes de Alcantara. Anales Toledanos, según Flórez, H. (1.797), en “España Sagrada”, L. XIII, trat. 4. cap. 7.

17.- Chronica Albedense. Gómez Moreno (1932). Las Primeras Crónicas de la Reconquista. El ciclo de Alfonso III. BRAH, pp. 562-628.

18.- Epitafio de Muhammad Ibn Sulaiman. 408 H (30 de mayo de 1017- 20 de mayo 1018). Codera, F. (1914) rp. 117 y 119.

19.- Cronicón Lusitano. Véase “Historia de la Baja Extremadura”. Por M. Terrón Albarrán, p. 297. 


                    José Antonio Ramos Rubio
                   Cronista Oficial de la Ciudad de Trujillo

                   Asesor Histórico del Excmo. Ayuntamiento de Trujillo
ESTUDIO HISTORICO ARTISTICO DE LA PILA BAUTISMAL DE HUERTAS DE ÁNIMAS



Huertas de Animas es una aldea de Trujillo situada a dos kilómetros de dicha ciudad. Los únicos restos medievales que quedan en la zona son tumbas antropomorfas fechables en el siglo VII d.C. En 1466, en los prados de Santa Catalina los frailes dominicos construyeron un convento. Estos frailes enseñaron a los campesinos a rezar el santo rosario, y con gratitud de venerado recuerdo por los muertos. El amor de estos vecinos a la Virgen del Rosario y su interés por las almas del Purgatorio, fueron alto exponente de la fe católica de estos devotos, prevaleciendo la piedad del sufragio y dando al arrabal el nombre de Huertas de Animas[1]. Es indudable que entre ellos había gran estimulo a la devoción de las Animas como agradecimiento a quienes les proporcionaba trabajo y sustento. Por esto y por la razón antes apuntada, al erigirse una ermita en el ruedo de las Huertas para servicio espiritual de los colonos, se dedicó a las Animas Benditas del Purgatorio, tal y como denota el cuadro de Animas del siglo XIX  colocado frente a la puerta de entrada de la iglesia. Ese cuadro conmemora el suceso, pero lo curioso en el cuadro, es que la Virgen no tiene en sus manos el escapulario como es propio en los cuadros de Ánimas, sino que aparece en el purgatorio con su divino niño en los brazos y teniendo en las manos el Santo Rosario, y este es otro dato importantísimo para conocer bien la nota religiosa del pueblo.
La iglesia de Santo Domingo, cuyas ruinas se ven junto al castillo, sirvió bastante tiempo de parroquia a los huertanos, entre ellos estuvo muy arraigada la devoción del rosario, y sin duda al erigir el altar de Ánimas para la ermita, quisieron reunir las dos devociones en una, y poner a los difuntos bajo la protección de la Virgen del Rosario. Y está el principio de la Cofradía que tanto renombre a dado al pueblo y que tan extendida está entre sus vecinos; porque la cofradía no es otra cosa que una hermandad de sufragios mutuos bajo la tutela de la Santísima Virgen del Rosario[2]. Asistían al culto litúrgico en la iglesia parroquial de Santo Domingo, hasta que en 1803 se erigió en Parroquia. El 26 de junio de 1803 se celebró la fiesta del Santísimo Sacramento en la iglesia, quedando erigida en parroquia, siendo su primer ecónomo Fray Francisco de Garrovillas, predicador religioso descalzo y  morador del convento de la Magdalena, en la ciudad de Trujillo. El Sr. Obispo de Plasencia la agregó como dotación de su fábrica, los diezmos que, la derruida iglesia de la Vera Cruz de Trujillo, percibía de la Cillas de Trujillo, Abertura, La Cumbre, Ibahernando, Ruanes, Torrecillas, Sierra de Madroñera y del Pago; sumaron éstos  el primer año de la adjudicación, que fue en 1817, sesenta fanegas de trigo, nueve de cebada, doce de centeno y cuatro de avena, que se vendieron, el trigo a cuarenta reales, cebada y centeno veinticuatro y la avena a once. La iglesia de Huertas de Animas empezó a adquirir lo necesario para los actos litúrgicos, de hecho, en la Visita Pastoral realizada en 1817 se menciona la pila bautismal así como dos cálices y caja portaviático de plata, procedentes de la iglesia de la Vera Cruz – aunque hay que hacer constancia que los bienes muebles de la clausurada iglesia se habían trasladado a la cercana parroquia de San Andrés –según la existencia de un inventario- en el mismo no se cita la pila bautismal[3], en dicha Visita ordena el Sr. Obispo que se construya el coro alto de la iglesia[4]. Por entonces se empezaron a construirse los cementerios dejando de enterrar los cadáveres en la iglesia y en sus atrios, como venía haciéndose desde los primeros tiempos; aquí se enterraba desde la fundación de la parroquia, en el atrio de la ermita, comprendido entre la huerta y el ábside o sea lo que fue la sacristía hasta hace dos años y hoy corresponde a la capilla de la Virgen y dependencias; antes de 1803 los cadáveres se llevaban a Trujillo, pero al fundarse la parroquia se levantó un muro en aquella parte del atrio quedando un pequeño cementerio adosado a la pared de la iglesia, y otro entre dos estribos, para el osario en el lado opuesto; durante 20 años, estos fueron los cementerios de pueblo, hasta que en 1822, con la prohibición, de enterrar en las iglesias se construyó el cementerio actual en  terrenos que eran, una parte de la propiedad de la iglesia (cerca del pajar) y otra adquirida por el municipio: en el reparto que este hizo para el cementerio de la ciudad, correspondió a esta iglesia 12 reales y 5 maravedíes[5].  El 9 de agosto de 1822 la población consiguió su autonomía respecto a Trujillo[6].  
La iglesia parroquial de San José es un edificio de comienzos del siglo XIX, construido en el solar de la primitiva ermita que ya existía en Huertas[7], que ha experimentado diversidad de reformas y adiciones, buena parte de las cuales corresponden al siglo XX[8].     La fábrica es de mampostería, parcialmente enlucida y blanqueada. Consta de una nave con transepto y cuatro capillas adosadas al lado del Evangelio. Las cubiertas de la nave y brazos del crucero son de cañón con lunetos, sustentada sobre arcos de medio punto que arrancan de pequeñas pilastras prismáticas; el crucero se cierra con cúpulas sobre pechinas, y  las capillas laterales y bautismal mediante bóvedas de medio cañón. En este espacio litúrgico se encuentra la pila bautismal de taza semiesférica lisa de granito con fuste semicilíndrico, aún conserva los enjarjes de hierro para colocar el tape o cobertor. La rudeza o el deterioro de muchas de las pilas bautismales estudiadas han dificultado la interpretación de sus decoraciones, generalizándose la idea de la carencia de significaciones o del cripticismo de las mismas. Curiosamente, en la pila de Huertas se le ha sido esculpido a cincel un número, el 6. No existe una fecha completa que pueda datarnos esta pila, por tanto, el número es independiente. Los números son la clave de las leyes armónicas del cosmos, por lo tanto, símbolos de orden cósmico divino. El número Seis es la suma de los tres primeros números: 1 + 2 + 3. Representa la cualidad amorosa en la creación, la armonía y el equilibrio. Simbólicamente, aparece como la estrella de seis puntas del sello de Salomón, o escudo de David, constituido por la fusión armónica de dos triángulos, uno con el vértice hacia arriba y el otro hacia abajo: lo masculino y lo femenino, el fuego y el agua. Curiosamente, la pareja humana fue creada por Dios, según el Génesis, en el día seis. El Seis es la vibración de Venus, amor y belleza; en música, la nota La, en geometría, el hexágono. Es también la atracción y oposición del mundo humano versus el divino, guiado por el amor, como en el antiguo emblema hermético: «como es arriba es abajo». Esta pila bautismal procede de la iglesia extinta de la Vera Cruz de Trujillo.






[1] Datos en 1443 de Huertas en el Archivo Municipal de Trujillo, 2-9, folio 2.1-1-8-1.
[2] La Cofradía del Rosario se erigiría el 14 de febrero de 1886, por el representante de los dominicos Fray José María Larroca. Vid. CURIEL, E: Pueblo de Huertas. 2004 Una carta que procedía de Roma nos daba respuesta a la petición. En ella se nos indicaba una serie de obligaciones anuales, relacionadas con la celebración de nuestra Virgen del Rosario: "Todos los años debía celebrarse en la parroquia la fiesta del santísimo Rosario y tendría que hacerse el 1º domingo de octubre.. todo ello obedecía a lo mandado y establecido por Gregorio XIII como conmemoración de la victoria alcanzada en ese mismo día, contra los turcos, mediante las súplicas de los hermanos de esta asociación y según piadosamente creemos, por el auxilio e intersección de la misma Bienaventurada Virgen María".

[3] Se citan “un retablo mayor con seis cuadros pintados de pincel, dos laterales con un cuadro de Nuestra Señora y otro de San Simón; otro en el cuerpo de la iglesia con un cuadro de San Juan Bautista, otro con una imagen de Nuestra Señora del Puerto; dos cuadros, uno de la Virgen y otro de San Francisco Javier; otro retablo en capilla aparte dorado y pintado con un cuadro de Nuestra Señora de la Antigua; varias lámparas de plata, custodia, cálices y otro menaje de culto” Inventario citado por don Clodoaldo Naranjo. Vid. NARANJO ALONSO, Trujillo y su tierra, op. cit. TENA FERNANDEZ, J: Trujillo histórico y monumental, op. cit., p. 544.  La iglesia de San Andrés quedó suprimida en 1842.
[4] Importó la obra 5.470 reales y se gastaron 190 arrobas de cal a 3 reales; 7.000 ladrillos a 14 reales; 184 cargas de agua y cinco de pizarras: los jornales se pagaron a 10 reales; la escalera de piedra de la subida, importó 210 reales, y el carpintero llevó por la baranda 400, y el herrero 61, por la herramienta y la cruz de la pila del bautismo: no eran malos precios para aquellos precios.

[5] Importante los datos que nos aporta don Ambrosio Tejado. Papeles inéditos.
[6] «La Diputación Provincial de Cáceres con fecha 9 del corriente, dice a este Ayuntamiento que con vista del expediente formado a instancia de Don José Antonio Fernández y demás moradores de Huertas de Animas, arrabal de esta Ciudad, sobre que se le declare comprendidos en el Art. 310 de la Constitución y por consiguiente separado de ella a la que actualmente pertenece, en cuyo expediente informó este Ayuntamiento lo que tuvo por conveniente en sesión de 18 de julio último, decreto lo que sigue: Establézcase ayuntamiento desde luego en el arrabal de Animas de la ciudad de Trujillo; dese inteligencia de esta Resolución al Sr. Jefe Político para que la lleve a efecto; y en cuanto al señalamiento del término y Propios con que sostener las cargas municipales, informen los recurrentes».

[7] Ermita  del arrabal de Huertas de Animas, página 831 y Cofradía de las Animas, página 606. En el Catastro del Márques de la Ensenada 12-agosto-1753. También, hay referencias a la ermita en el Interrogatorio de la Real Audiencia, página 827 18º. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido Trujillo (1791). Tomo.3; Interrogatorio de la Real Audiencia, página 830 23º. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido de Trujillo (1791). Tomo 2. Numerosas referencias a la ermita encontramos en los documentos inéditos de don Ambrosio Tejado  “Lo que hoy es iglesia parroquial, era por el años 1.780 una pequeña ermita bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, de Huertas de Animas; así reza los papeles de aquel tiempo, aunque después,  al constituirse en parroquia en 1.803, nos digan otros libros que quedó bajo la advocación de San José, cuyo titulo había llevado hasta entonces. La ermita estaba reducida al espacio hoy comprendido entre la capilla del Santísimo Cristo y el sitio que ocupaba el púlpito: en ella oían misa los vecinos del arrabal, cuyo número era bastante inferior a lo que hoy es; entonces no existían los barrios de la iglesia, plaza, altozano, y lancha nueva; el barrio de arriba era muy reducido, y el pueblo estaba formado por grupos pequeños de casas, casi todas de humilde aspecto; grupos diseminados por todo el perímetro actual siendo los más poblados los barrios santo y llano, obispo y lancha vieja, calvario y vallehermoso, algo de plaza y regajo”, “Los bienes que poseía eran propios de la devoción de animas, y figuran en los libros de cuentas: la cerca del ladrillar, la de partijas, la machorrilla, la cerca larga, la de talaván, la de la lancha, la del pajar (donde está el campo santo), corral de la zamorana, de la encinilla, de la pedregosa o del Cristo, de vallehermoso, corral y pajar de la marquesa de Santa Marta, casa de vallehermoso, del regajo y del barrio de arriba. Todo los años, al contar desde el 15 de agosto, nombraba el párroco de Santo Domingo un mayordomo de la ermita entre los vecinos, que eran encargados de cobrar las rentas y recaudar lismonas y donativos, y al propio tiempo de pagar los gastos de culto y reparaciones, representando en cada año las cuentas para su aprobación y del cuidado de limpieza y aseo de la ermita. a excepción de la festividad de la Asunción, el 15 de agosto que, era la principal, y a la que solía bajar el párroco y sacristán de Santo Domingo, para la demás fiestas y domingos, así como los muchos días que en ella se decía misa, venían los franciscanos descalzos del convento derruido de la Magdalena. Se decía misa todos los días de precepto y misa temprana en tiempo de cosecha; todavía en 1.816, siendo parroquia hacía 12 años, aparece un recibo del padre guardián de los descalzos, de 87 misas de alba a 10 reales de lismona; cuyas misas de alba se pagaban entre los vecinos y la fábrica de la iglesia; los domingos de cuaresma, por la tarde, había sermón (que llamaban vespertinas), y al padre que venía a predicar le proporcionaba una caballería mayor el camino, así como era costumbre dar todos los años dos carros de leña al convento para el capellán que bajaba a decir misa. las fiestas principales eran: la Asunción de la Virgen con vísperas y responsos. Dos ofertorios, el de la Virgen en Agosto y del Niño, el día de la Cruz; dos aguirnaldos, el de los casados el día de Reyes y el de los mozos en Navidad; es decir, que ellos recaudaban los mozos o casados la lismona para esas devociones y siempre figuraban en las cuentas del mayordomo; así por ejemplo, el año 1.796 se recaudó en el ofertorio de agosto 515 reales; en el Niño, 170; en los aguirnaldos, 186; además, en los días festivos se subastaban a la puerta de la ermita, junto a un álamo donde hoy es la escalera del atrio, las ofertas de los fieles, corderos, novillos, etc. Para ayudar a misa estaba nombrado un monaguillo, ya de edad, que era al mismo tiempo maestro de primeras letras, pagado por la ermita, y esos fueron los primeros maestros que hubo en el pueblo; además, le facilitaban casa para vivir, y así figura bastante años en el cargo de cuentas, viviendo el sacristán y maestro de primeras letras en la casa de la ermita del barrio de arriba”, … “La pequeña ermita de Nuestra Señora del Rosario iba siendo insuficiente para las necesidades del vecindario; poco a poco, los núcleos de viviendas extendían su perímetro formando barrios más poblados; entonces se pensó en prolongar la nave de la capilla sin variar la planta primitiva: así se hizo en 1792, en cuyo año empezó el alargo de la ermita según rezan los libros de cuentas; la obra no se terminó hasta 1798, es decir, en este año se hizo el portal norte, que es la puerta que hoy sirve de entrada, y con ello se dio por terminada la obra; durante los seis años no se estuvo trabajando sin interrupción, sino que se dejaba o empezaba según los fondos y lismonas que se disponían, este alargo consistió desde la capilla de Cristo hasta la puerta de atrás, o sea lo que hoy forma la parte baja de la iglesia, pero sin el coro alto que se hizo años después; así quedo ya una iglesia de una sola nave y de regulares dimensiones, como la han conocido muchos de los vecinos del pueblo antes de la obra del crucero, con una pequeña sacristía de dependencia, cuya puerta estaba en el sitio que hoy ocupa la entrada de la capilla del rosario. El maestro que dirigió la obra fue Bartolomé Pérez, el carpintero, Pedro Robles y el herrero, Andrés Retamosa; importó la obra 13.300 reales vellón según rezan las cuentas, y se pagó la teja a tres pesetas el ciento”.

[8] Dos inscripciones en el costado norte ilustran alguna de las reformas de presente siglo; en una de ellas, de 1906, consta de reedificación y ampliación del templo; la otra, de 1928, se refiere a la erección de una de las capillas laterales.

CRISTO DE LA SALUD DE TRUJILLO

Con esta advocación preside el altar mayor de la ermita de San Lázaro, y a diferencia de la anterior, actualmente es una de las que mayor culto recibe por parte de todos los trujillanos. El marco temporal de nuestro estudio abarcará la segunda mitad del siglo XIX, aunque disponemos de testimonios documentales que acreditan la antigüedad del fervor religioso que siempre ha suscitado. Aportamos uno que se refiere a la rogativa que se hizo al Cristo de la Salud en 1770, para que pusiera término a una pertinaz sequía, que azotaba los campos amenazando las cosechas y el pasto agrícola, que son básicos en una zona eminentemente ganadera. Estas plegarias eran muy habituales durante el Antiguo Régimen, y que caracterizaban por ser una respuesta inmediata de la sociedad a situaciones difíciles y calamitosas en las que estaba en juego su propia supervivencia. Por ello eran expresiones religiosas muy espontáneas y reflejaban el fervor religioso del momento.
El 1 de marzo de 1770 el Cabildo Municipal acordó que el Cristo de la Salud saliera en procesión desde su ermita hasta la iglesia de San Martín, donde permanecería nueve días, y para que los cultos tuvieran mayor solemnidad y boato, comenzarían con un solemne sermón:
"El Sr Correx or hizo presente a la Ciudad, que en atención a lo calamitoso de los tpos pr la falta de agua que se está experimentando era indispensable rrogar a Dios nro q se digne mirar con ojos de piedad la causa común, y que mediantte a que en esta Ciudad parece se esmera especialmente el zelo Christiano en tributar los reuerentes cultos al SSmo Christo de la Salud que existe en la Hermita de Sn Lázaro extramuros de esta Ciudad, le parecía mui conduzente que este Diuino Señor se condujese en procesión con el culto y uenerazión debida a la Yglesia Parroquia de S or S n Martín de esta Ciudad en donde por nuebe días continuos deuera permanecer recibiendo las adonar nes uenerazion s debidas del Pueblo como se ha practicado en otras ocasiones y a exemplo de otras ciudades y uillas en que actualmente se están celebrando funciones iguales y oydo pr la Ciudad acordó así se ejecute y que sea la procesión el domingo próximo uenidero a la hora de las tres y la primera fiesta sea de q ta de esta Ciudad con Sermón y todo el debido aparato".
La ermita de San Lázaro se encontraba en mal estado a mediados del siglo XIX[6], situación derivada de los avatares históricos de la época, al abandonar los condes de Canilleros el patronato que ejercían desde el siglo XVII y que era su sostén económico. En este estado de cosas don Francisco Reglado, sacerdote responsable de la parroquia de San Martín a cuya jurisdicción pertenecía la ermita, se hizo cargo del culto al Cristo de la Salud hasta su fallecimiento en 1880, y consiguió fomentarlo en un momento histórico de caracterizado por el decaimiento de todo lo relacionado con lo religioso.
Nos servirá de apoyatura el Libro de Fábrica de la ermita, que contiene datos desde 1859 hasta 1964, pero que siempre se refieren de forma expresa a los gastos derivados de la devoción a la referida imagen, y que comienza con el Inventario de las alhajas y ropas del Sr de la Salud en este año de 1860 fechado el 31 de diciembre de ese año, cuyo tenor literal es el siguiente:
"Plata: un cáliz con su patena y cucharita; un baso pequeño; una presentalla de los Siete Dolores; unos ojos de plata ofrecidos pr Dª Angustias Orellana. Efigies: la del Señor de la Salud ; la de Nuestra Señora del Buen Fin; la de San Lázaro; una pequeña de mármol de Nra Señora del Pilar; un crucifijo de metal. Ropas del Señor: tres pares de enaguas de terciopelo morado, los dos con galón, y el otro con guarnición. Tres frontales = Un paño de púlpito = Dos cubiertas de ule para el altar = Cuatro manteles para id = Tres vestidos para la Virgen = Dos sudarios pª la cruz = Tres albas = Tres pares y dos bolsas de corporales = Tres amitos = Tres cíngulos = Dos casullas = Tres corporales = Tres purificadores".
El examen del documento citado nos va a permitir conocer los actos de culto organizados en su honor, que son un indicador harto elocuente del intenso fervor que despertaba entre amplios sectores de la población. Cada año se celebraba una novena que terminaba con la fiesta principal, que tenía lugar el primer domingo de mayo, por tanto en fechas coincidentes con la festividad de la Invención de la Santa Cruz, que se conmemora el 3 de mayo.
Los primeros datos que aportamos se refieren al año 1860, cuando se entregaron 20 reales "gastados en unos dulces y vino para los sacerdotes y cantores en el día de la función"; 16 reales por la conducción del piano que se utilizaba; 30 reales a los servidores por los días de la novena y fiesta; 52 reales y 17 maravedís a la cerera Agustina Sánchez por la renovación de 21 de una libra de peso; o los 12 reales pagados al sastre Pedro Avellanada por coser la colgadura y cortinas para que la ermita estuviera más ornamentada.
Ese año se procedió a arreglar la ermita, como resulta de los 120 reales dados con este fin por doña Josefa Palacios, otros 120 por doña Joaquina Pastor, o los 320 de don Lorenzo Aragón. Derivado del mantenimiento del edificio, constan los siguientes cargos: 19 reales al carpintero Antonio Cuadrado; 251 reales al herrero Manuel Gómez; 66 reales al hojalatero Joaquín Díaz, 262 reales a José Iglesias; 651 y 17 maravedís al maestro albañil Andrés Ordóñez.
Carecía de dotación económica, y todos los gastos eran sufragados en su mayor por las muchas y cuantiosas limosnas que siempre se hacían al Cristo de la Salud , como los 224 reales recogidos ese año durante la novena y fiesta del Señor. Fue muy relevante la aportación efectuada por don Diego Nevado, "quinientos de limosna al Señor y los ciento cuarenta restantes en calidad de reintegro ".
La identidad de los donantes refleja de forma evidente el cambio social producido en España, cuando la burguesía liberal se convirtió en la clase social dominante desplazando a la nobleza y clero, pues además del económico pasó a detentar el político, convirtiéndose en conservadora y fomentando un ideal cristiano que defendía sus intereses frente a los de la incipiente clase trabajadora. Esta nueva situación iba a provocar un conflicto con las nuevas ideologías laicistas y antirreligiosas, que cuestionaban los privilegios de una minoría apoyada por una Iglesia que justificaba el sistema social dominante, dando lugar a un modelo de manifestaciones de religiosidad popular que se iba a mantener hasta mediados del siglo XX con las siguientes características:
A. La conservación de gran parte del antiguo sistema de devociones a ciertas imágenes, que se siguen considerando bienes sociales que hay que cuidar. Aunque los mayores conocimientos científicos permiten explicar en parte los fenómenos naturales adversos (terremotos, sequías, pestes), al igual que en épocas pretéritas, se seguiría utilizando el recurso a lo sobrenatural a través de las rogativas públicas, cómo única solución a estas difíciles situaciones.  Don Juan Tena Fernández señala que los trujillanos imploraron la protección al Cristo de la Salud , con motivo de las epidemias que de forma constante asolaron Trujillo durante el Siglo XIX. Por esta razón don Francisco Reglado escribió la novena que aun se le reza, y que se refiere de forma expresa a este particular. Otro testimonio que pretende reflejar este poder milagroso es el exvoto que se conserva en la sacristía de la ermita, que representa al trujillano Francisco del Rosal cuando se caía desde las murallas del castillo de la ciudad, y que por su intercesión le salvó su vida, dedicándole por el citado exvoto.
B. Subsistencia del capital simbólico que disfrutan determinadas imágenes religiosas, que por la anterior significación social van a ser preservadas y conservados, a pesar de que las normas desamortizadoras y desvinculadotas las habían dejado sin sostén económico. A partir de ahora serían acaparadas por la nueva burguesía agraria y ganadera, que se ve legitimada en su posición de poder, al asumir la obligación de contribuir al mantenimiento de estos iconos protectores, que como hemos acreditado se consideran fundamentales para el bienestar colectivo. De esta forma se hace patente la posición de poder de la burguesía, pues hemos de tener muy presente que en nuestro país los actos religiosos han servido y sirven como lugar donde visualizar los cambios sociales y las relaciones de poder entre grupos sociales.
El otro recurso económico procedía de las subastas de bienes que se entregaban al Cristo de la Salud con ese fin, y que tenía lugar el día de la fiesta principal. Ésta práctica aun se conserva, siendo muchos los regalos que se le hacen llegar con este fin, estando bastante arraigada en la zona. Son múltiples los ejemplos que constan en el Libro de Fábrica, y solo expondremos algunos representativos: los 167 reales por la rifa de una colcha en 1860; en el siguiente por una caja de dulce se obtuvo 184 reales, una rosca de bollo de leche 12 reales, un par de pichones valieron 8 reales; en 1866 importaron varios objetos pujados en la mesa 72 reales y 17 maravedís, y un neceser para señora 86 reales y 4 maravedís; en 1871 un tiesto de reseda, un cabrito, un borrego, cinco novenas; en 1883 "por la rifa de un corderito, se han recibido 37 reales, tocó a S. Lázaro y se vendió por 20 reales".
Era habitual que cada año fuera superior el importe de los cargos al de los ingresos, siendo sufragada la diferencia por la persona encargada de las cuentas. Así en 1860 las deudas fueron 288 reales, 150 en 1862, 111 en 1863, 167 en el siguiente, 227 en 1865, y 119 en 1866.
El 14 de diciembre de 1867 don Gregorio Idelfonso Cidoncha, rector de la parroquia de Santa María la Mayor, visitador designado por el obispo de Plasencia don Gregorio María López y Zaragoza, "verificó de cuentas q e preceden desde el año de mil ochocientos sesenta hasta la fecha, sonde se anotan las limosnas recaudadas para sostener el culto del Señor de la Salud de la hermita de San Lázaro, q e se halla al cuidado del actual Párroco de S. Martín D. Francisco Reglado, habiendo examinado sus partidas de cargo y data", y fueron aprobadas con la salvedad de un pequeño error aritmético de 20 reales.
Las últimas dadas por don Francisco Reglado lo fueron el 13 de mayo de 1878, pues falleció el 14 de junio de 1880, haciéndose cargo del culto don Pedro Trancón, que por entonces era el párroco de Santiago. De su análisis resulta que ese año se obtuvieron recursos económicos importantes, como fueron los 800 reales que por testamento dejó don Francisco Reglado, los 100 reales dados por el presbítero don Agustín Solís, y lo "recibido en pequeñas cantidades, para costear la obra de reparación que se ha verificado, en el trono para la Efigie del Señor, los nichos para la Virgen del Buen Fin, S. Lázaro".
La importancia de los gastos que se reflejan en el Libro de Fábrica nos hace saber de la vitalidad de esta devoción en estos años, cómo los 245 reales obtenidos en una petición de limosnas por las calles de Trujillo efectuada en dos días. Fue preciso hacer una nueva sacristía, aportando por ésta razón los Condes de Canilleros 500 reales, el Ayuntamiento dio igual cantidad para reparar el atrio deteriorado por las lluvias, colaborando don Agustín Solís con 140 reales.

A continuación vamos a aportar algunos sobre la existencia en Trujillo, de una hermandad con la advocación del Cristo de la Salud que le rendía culto a ésta imagen. El primero está fechado en 1885, cuando aparece en el Libro de Fábrica un apunte de 20 reales "a la cofradía", sin expresar de cual se trataba, lo que nos puede hacer pensar de la existencia de un cauce organizado que se encargaba de los actos de culto que hemos indicado, aunque no estuviera erigido canónicamente en debida forma.
Sin embargo tenemos constancia documental que a partir de la primera década del siglo XX, concretamente en 1921, existía en Trujillo una cofradía, aunque por ahora no sepamos la fecha exacta de su nacimiento:
"La moderna del Smo Cristo de la Salud. El número de cofrades es pequeño y se nota poco entusiasmo; se concreta a hacer novena y fiesta formal en su ermita".
Disponemos de otro testimonio que nos hace saber que se titulaba Santísimo Cristo de la Salud y Virgen de la Victoria, que se encargaba de los cultos en honor de su titular en la ermita. Asimismo realizó importantes gestiones ante el Ayuntamiento para hacerse cargo de la restauración, conservación y ornato de la capilla de la Virgen de la Victoria en el castillo de la ciudad. Esta petición fue aceptada, constituyéndose al efecto un patronato formado por la cofradía, la parroquia de San Martín y el Ayuntamiento.

Su presidenta María Guillén de Bote, tesorera Josefa Vidarte de Higuero y Secretaria Julia Martínez de Blázquez, y el examen de la identidad de las personas que rubricaron esa solicitud, nos hacer saber que sus componentes formaban parte de las familias con mejor posición económica y social de Trujillo.

domingo, 10 de diciembre de 2017

EL BELÉN DEL CONVENTO DE SANTA CLARA DE TRUJILLO


La Navidad conmemora el nacimiento de Jesús quien, según la religión cristiana es el Hijo de Dios hecho hombre. Las mismas creencias indican que Jesús nació en Belén de Judea, y que era el Mesías que el pueblo anhelaba y debía reconocer como su salvador. El Belén es un recordatorio visual de ese nacimiento divino, para bloques utilizan figuras desubican en un escenario. El Convento de Santa Clara de Trujillo conserva magnífico Belén fechable en el siglo XIX, cuyas figuritas están realizadas en madera, fue adquirido en un taller valenciano.
El Belén es una representación plástica y simbólica, que se repite cíclicamente, y adopta, por lo general, diversas formas al emplazar de manera diferente las figuras en un escenario. El Belén del convento de religiosas concepcionistas franciscana nos presenta a la Sagrada Familia, la Virgen, San José y el Niño Jesús. Las circunstancias de la Natividad de Jesús están descritas en los capítulos iniciales de los Evangelios de San Lucas San Mateo, textos que consisten en una serie de relatos previos a su venida al mundo, en los cuales se explican ciertas peculiaridades y continúan con la relación de su nacimiento y sucesos que ocasionó.
Acerca del origen de la celebración de la Navidad, razón de la misma existencia de los belenes, se han realizado varios estudios que aportan datos y teorías a veces contradictorias. Consideramos que a finales del siglo II, la conmemoración aparece ya arraigada en Alejandría, y se celebra junto con la Epifanía, en la noche del cinco al 6 enero, costumbre que también se seguía en Mesopotamia. Antes, en la primera mitad del siglo cuarto, Cirilo de Jerusalén había solicitado al papa Julio I QUE designara otra fecha para la Natividad de Jesús, ya que se celebraban conjuntamente su nacimiento y su bautismo. El papa contestó asignando el 25 diciembre para la Natividad, aunque las Escrituras no precisan el día y ni siquiera la estación del año en que el nacimiento de Jesús tuvo lugar, aunque muchos crean que pueden invierno, pese a que San Lucas indica que los pastores dormían a la intemperie, lo que sólo podía hacerse en primavera o verano. De esta forma, el viejo Natalis Solis Invicti, celebrado el 25 diciembre, en pleno su auspicio de invierno, se convirtió en la fecha oficial del nacimiento de Jesús. Precisamente el calendario de Filocalo nos presenta, en el año 354, el día 25 diciembre como Natalis Invicti, y también aparece como natalicio de Jesús en la lista de mártires y santos a venerar conocida como Depositio Martyrium, año 336. Finalmente, se establece que desde antes del año 354, se celebraba la Navidad el 25 diciembre, fecha que es declarada oficial por el papa Liberio.

En lo referente a los orígenes del Belén, hemos de destacar como una primera representación la escena pintada en el siglo II, en la catacumba de Priscila, que representa a María con su Hijo en el regazo, con un hombre separado del grupo central que algunos autores han creído ver al profeta Isaías señalando la estrella como principal signo mesiánico. Hacia el siglo IV se comienzan a representar en los relieves de los sarcófagos de los cristianos difuntos las escenas de la Adoración de los Pastores y la de los Magos. En la basílica de Santa María la Mayor se conserva el más antiguo belén de toda la cristiandad, sino conocido desde entonces como Santa María ad Praesepe, es el mismo lugar en el que se conservan las reliquias de la cuna, que actualmente se contienen en un artístico monumento de estilo neoclásico que representa Jesús en el pesebre, obra realizada en plata y costeada por la española duquesa de Villahermosa. Pero será San Francisco de Asís, hacia el año 1223, el que visitando los Santos Lugares comenzó a propagar la celebración de la misa de Navidad y, precisamente en una de estas celebraciones ocurrió un hecho milagroso tal y como narra su biógrafo Tomás Barbene de Celano, mientras el Santo oficiaba misa un caballero tuvo una extraordinaria visión del pesebre, donde apareció un niño como si estuviera dormido. Sólo San Francisco y este noble caballero pudieron verlo. Desde entonces San Francisco de Asís, junto con sus hermanos franciscanos serán los principales propagandistas la costumbre que constituye la antesala del Belén: la representación visual del Niño Jesús. En España se difundirá la pasión por los belenes, sobre todo en tiempos del monarca Carlos III, siendo los más importantes y mayor calidad los belenes napolitanos, aunque existen escasos ejemplos en España en la edad media, concretamente el Belén de las catedrales de León y Jaca, obras de la segunda mitad del siglo XIV o dos belenes de escuela catalana que se conservan en el Museo Frederic Marès de Barcelona y en el monasterio de Pedralbes, tallado en alabastro.
El Belén del Convento de Santa Clara es un monumento excepcional, que debería recibir, una atención proporcional a su importancia, que trascienden el plano religioso, pues se trata de un belén artístico. Estas figuras del Convento de Santa Clara se podrían confundir con las figuras que se utilizaban en algunos conventos para celebrar las jornaditas, que era una tradición que se desarrolló en torno a estas ferias mayores de Adviento fue la de las Jornadas o Jornaditas, que consisten en meditar sobre los sucesos preparatorios al Nacimiento de Cristo al hilo del evangelio lucano, en especial las penurias del viaje a Belén de María y José, como Santos Peregrinos, para cumplir con el Censo del César Augusto. Surgieron en la Baja Edad Media al hilo de la devotio moderna, que reflexionaba sobre la humanidad del Verbo, y de la religiosidad popular franciscana, que promovió la piedad navideña, en torno a las eucaristías de estos días, llamadas de Aquiland o Aguinaldo. No obstante, se observa claramente que tanto la figura de San José como la de la Virgen dirigen su mirada al Infante.