ARQUITECTURA MILITAR EN LA DEHESA DE LA TORRECILLA DE
LAGARTERA (TIERRAS DE CÁCERES)
Sobre un elevado emplazamiento rocoso, dominando el río
Salor, en la tierra cacereña, se levanta el castillo de la Torrecilla de
Lagartera, a medio camino entre las
localidades cercanas de Valdesalor y Torreorgaz. Forma parte
de la Lista Roja de bienes patrimoniales en
peligro de la asociación Hispania Nostra.
La
dehesa, de 1785 ha, se encuentra cercana a Valdesalor, entidad local menor de
la ciudad de Cáceres creada por el Instituto Nacional de Colonización en el año 1963.
Este baluarte defensivo se menciona desde el siglo XIV
para defender en la Baja Edad Media el territorio. Era propiedad de Inés
Fernández de la Cámara y Sotomayor en el año 1399 según reza en el Memorial de Ulloa. La dehesa pasó a
manos de los Aldana en el siglo XVI, concretamente a la propiedad de Fernando
de Aldana y su esposa Leonor de Saavedra, que fundaron el mayorazgo de
Lagartera, perteneciendo la
torre y finca, al apellido mencionado hasta que pasase a ser posterior
propiedad de los Andrada, así como de los Cáceres, Señores de Espadero, de
quienes derivará a los Marqueses de Castel-Moncayo, y de éstos a los Duques de
Fernán Núñez, en quienes recae tal herencia en la actualidad. Estamos ante un castillo medieval caracterizado por su
esbelta torre, que recibió diversos añadidos en el XV-XVI, hasta que la familia
decide abandonarlo y trasladarse a la llamada Casa de Lagartera, que no
presenta elementos defensivos, aparentemente.
La torre tiene planta cuadrangular, destacan varios pisos en su
interior. El más bajo, está cubierto por tres paños de bóveda de ladrillo sobre
arcos rebajados de cantería. Hay un segundo piso y la zona almenada, con
aspilleras y matacanes. En esta dehesa existió una importante explotación
agropecuaria, de la misma manera que acontecía en otros muchos cotos, fincas y
dehesas que las familias nobles asentadas en la urbe cacereña desde la
reconquista cristiana definitiva de la comarca, se repartían al sur de la
localidad. Una vez la torre bajo titularidad de los Aldana, ampliarán éstos el
conjunto durante los siglos XV y XVI con distintas dependencias que
circundarían la atalaya defensiva, que resultaría prácticamente destruida durante la Guerra de
la Independencia del año 1809.
Tras el cese de las hostilidades entre los linajes cacereños a partir
del reinado de los Reyes Católicos, se levantará en las proximidades del
castillo de la Torrecilla de Lagartera, al Norte de la falda de la colina donde
éste se asienta y zona mucho más llana, la conocida como Casa de Lagartera, que
en el siglo XVIII en el Catastro de Ensenada registra casa de campo de dos
pisos, patio, caballeriza, tinado; fue ampliada con los siglos para acoger a la
familia posesoria y a numerosos trabajadores y jornaleros que trabajaban en la
dehesa, casa, tinados, cuadras, pajares, laneras, y otras dependencias, que
llegarán a formar una auténtica aldea, al igual que ocurriera con la vecina
Zamarrillas. Mencionadas en el Libro de
Yerbas de Villegas a comienzos del siglo XX. Incluso contó con escuela y
capilla.
El investigador cacereño Benito
Boxoyo, en sus "Noticias Históricas de la Villa de Cáceres",
publicadas en 1794, menciona algunas ermitas como San Lorenzo y la ubica en la
dehesa de Lagartera. En esa fecha era
propiedad de la Señora marquesa de Villatorcas ubicada en los campos de Salor y
nos explica que "tiene buena
habitación, huerta, fuente y charca". No quedan restos de la citada
ermita. Hemos de tener en cuenta que este lugar fue ocupado desde el proceso de
romanización, habiéndose encontrado en superficie numerosas tégulas, restos de
cerámica, así como un lagareto y una interesante
edificación ovalada, que es una construcción orientalizante en donde fue
localizado el cimaterio que se encuentra depositado en el Museo Provincial de Cáceres. Junto a
ello un contrapeso oleario reconvertido en pila de abrevar.
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