jueves, 7 de enero de 2021

 

LAS FIESTAS PATRONALES DE TRUJILLO DE  1870 Y 1881

 

 

 

 

            En el año 1870 el párroco de San Martín don Francisco Reglado y el sacristán de la misma parroquia don José Iglesias, decidieron reanudar la fiesta anual de la Stma. Virgen de la Victoria, por su exclusiva cuenta y de su propio peculio, unas fiestas patronales que desde hacía diez años no se celebraban.

            Consistió tal celebración en una novena y una conmemoración el día de todos los Santos de cada año. Como la iglesia de San Martín carecía de imagen de la Virgen de la Victoria, durante unos siete años prestó don Julia Ríos, una efigie que tenía en su casa, hasta que don Pedro Trancón, párroco de la iglesia de Santiago, adquirió una para el culto, por suscripción popular, esta imagen se encuentra actualmente en la iglesia de Santiago de Trujillo.

            Unas fiestas patronales en honor de Ntra. Sra. de la Victoria, que tenían lugar en la iglesia de San Martín, y eran celebradas con modestidad. Pero, en el mes de octubre del año 1881, siendo Alcalde don Miguel Núñez Castilla, las fiestas adquirieron un nuevo impulso. El Himno "Salve" que tanto nos emociona en esa noche maravillosa del Sábado, fue cantado por primera vez ante un curioso cuadro de Ntra. Sra. en su castillo que fue pintados por el artista local don Antonio Picazo y fue colocado en una de las puertas de los portales de la carne (ahora es la puerta del centro de la Plaza de Mercado), cuadro que ha sido recuperado el pasado año por un anticuario trujillano y que se encontraba en una casa particular. El autor de la música del Himno fue el sacristán de la iglesia de San Martín don José Iglesias, y el autor de la letra el maestro don Joaquín Cuadrado.

            El festejo popular consistió en correr un toro de cuerda por las calles de nuestra ciudad (el correr al toro enmaromado se mantuvo hasta el año 1892). Desde entonces, se comenzó a celebrar el último domingo de Octubre con gran pompa. Gracias a la colaboración de los anteriormente citados y del entonces Alcalde don Miguel Núñez. A esto, también contribuyeron eficazmente las señoras doña Julia y doña Jacinta de Vargas, doña Escolástica Blanco, doña Margarita Arteaga, doña María Moreno de Guadiana, etc. 

            El sacristán de la iglesia de San Martín, don José Iglesias, fue decisivo en el impulso que dio a las fiestas patronales. También, don Joaquín Cuadrado, que fue profesor de Instrucción Primaria y maestro de las Escuelas Públicas de Cáceres. A su jubilación, marchó a vivir a Trujillo a la calle García de Paredes, núm. 25, en donde falleció en el año 1910. Además de escribir la letra del Himno a la Patrona, publicó en 1887 una Cartilla Agraria en verso para uso de las escuelas de primera enseñanza.

            Ya queda atrás, en el recuerdo de nuestros mayores que nos han dejado, la verbena en la víspera que con inmenso regocijo se esperaba impaciente todos los años, con sus variadas iluminaciones de vistosos farolillos, que contrastaban con las anticuadas candilejas y las hogueras que ardían en los extremos de la Plaza Mayor; las alegres dianas; la procesión cívico-religiosa; la culta palabra del orador de turno que desde el púlpito nos exhortaba las grandezas de nuestros antepasados y los milagros de la Virgen; las divertidas cucañas y el toro de cuerda, y otras muchas celebraciones y festejos que se han perdido para dar paso a otros. Pero siempre, y ante todo, el respeto a la tradición.

            El sacerdote trujillano don Francisco Reglado escribió la famosa novena a la Stma. Virgen de la Victoria que aún hoy seguimos rezando, también redactó la novena al Stmo. Cristo de la Salud que veneramos en la ermita de San Lázaro, y la novena a Ntra. Sra. de las Mercedes, con gran devoción en la parroquia de San Francisco. Cultos que él sufragaba y a los que cooperaba gratuitamente.

            Este insigne sacerdote nació en Trujillo en 1812, fue religioso en el convento de la Merced en nuestra ciudad, abandonando el convento con motivo de la exclaustración. En 1847 fue nombrado Ecónomo de la parroquia de San Martín y seis años después párroco de la misma, cuyo cargo desempeñó hasta el 14 de junio de 1880, fecha en la que murió.

 

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