DE LAZARETO A
ERMITA DEL CRISTO DE LA SALUD (TRUJILLO)
La
relación de Isabel “La Católica” con Trujillo ya comenzaría aún siendo
princesa, colmando de especiales atenciones a algunos de sus más aguerridos
caballeros, tal es el caso de Luis de Chaves, considerado en Trujillo como el
más fiel servidor de los monarcas católicos.
A partir
de la paz en Castilla, los Reyes
Católicos se dedican a administrar y gobernar sus ciudades, prueba de ello es
el mayor número de documentos que se conservan en el Archivo Municipal de
Trujillo dedicados a regular la vida trujillana: el concejo, sus oficiales y
competencias, la elección de sus cargos, el comercio, la artesanía y los
oficios, la explotación del término así como datos esenciales sobre el
urbanismo y la fundación de nuevos conventos como La Encarnación, San Miguel,
San Francisco y ermitas como San Lázaro.
Trujillo
por su parte siguió participando en los acontecimientos más importantes que ocurrieron durante este
reinado, tal es el caso de la participación activa en la Guerra de Granada
(1482-1492). Los llamamientos a la
guerra conservados en el Archivo Municipal de Trujillo corresponden a los años
que van entre 1483 y 1488. La cooperación que se pidieron los monarcas fue en
hombres, peones que combatían a pie en sus especialidades de espingaderos,
ballesteros, lanceros o simplemente iban con palos de hierros o azadas. También
se pidió dinero en maravedis para los gastos generales de la guerra. En cada campaña
se especificaba el número de hombres, que varía según los años y atambién el
dinero que para los años comprendidos entre 1483 y 1486 fue aproximadamente de
medio millón. Se han conservado dos comunicaciones por parte de los reyes al
concejo de Trujillo sobre los éxitos de las campañas la toma de Ronda (1485) y
la toma de Granada.
El 20 de
mayo de 1496 los Reyes Católicos en una provisión integraron en el infantazgo
de su hijo el príncipe Juan, la ciudad
de Trujillo junto con Alcázar, Salamanca, Logroño, Jaén, Ubeda, Baeza, Ronda,
Cáceres y Toro. Se posesionó de ella en su nombre Domingo Gómez Dávila, en un concejo que se celebró en la iglesia de San Martín el 7 de julio de1496.
Tomó los cargos y nombró por orden del príncipe, corregidor y demás oficiales.
FUNDACION DEL
LAZARETO. ERMITA DE SAN LAZARO
La Cofradía de San Lázaro en febrero de 1498 estaban
buscando un lugar para construir una ermita con la aprobación del concejo, en
marzo piden permiso para hacer una casa en el camino de La Coronada y en mayo
licencia para hacer la obra.
La
ermita de San Lázaro fue construida en las afueras de la ciudad en los años
finales del siglo XV, tal y como
atestiguan algunos detalles decorativos de la fábrica, como ligero apuntamiento de los arcos y, sobre
todo, los motivos de bolas o besantes
que decoran las columnas del pórtico y
del arco del prebisterio. Sin embargo, ha sido objeto de numerosas reformas,
especialmemte en la techumbre y en el pavimento.
Fue
fundada en un lugar alejado de la población ya que fue utilizada como un
lazareto destinado a albergar a los enfermos de la peste, procedentes de lugares afectados por tal enfermedad. En
los años finales del siglo XV la peste hizo estragos en España. En Trujillo
existieron algunos hospitales como Santa María, Santa Lucía -situado en el
arrabal de San Clemente-, San Lázaro y La Caridad. Severas medidas se tomaron a
fin de que Trujillo no se contagiara, como cercar con altas tapias los barrios
de la ciudad edificados y blanquear los muros de muchos templos. Así se impedía
que alguno contagiado entrase en la población y era muy frecuente exigir carta
de sanidad.
Para la asistencia de la ermita existió una
Cofradía que reza en los documentos como "Cofradía del Señor San Lázaro" -a cuyo título se añade
también "y de San Blas "-. La
entrada de nuevos miembros a la dicha cofradía era muy rigurosa, baste citar un
documento que existe en el Archivo Municipal de Trujillo del año 1703, en el
cual se especifica la limpieza de sangre realizada por don Alonso de Villegas
Cuevas para su ingreso en la Cofradía de San Lázaro y San Blas, de los
Caballeros de Trujillo.
VICISITUDES
HISTORICAS
Era costumbre en todas las
poblaciones de alguna importancia tener dispuesto tener dispuesto en las
afueras y próximo a las entradas mas concurridas de ellas un establecimiento hospital para los
lacerados o sea los transeuntes
contagiados de lepra u otra enfermedad
infecciosa y allí se
les detenía y
curaba en conformidad
con lo que
preescriba la higiene
de aquellos
tiempos. De los enfermos de este lazareto de Trujillo habla el
testamento, fechado en 31 de julio de 1565, de Beatriz de Paredes, mujer de
Diego Pizarrro, quien lega una pequeña cantidad a favor de los lacerados de San
Lázaro, legando una parte de sus bienes a favor de los enfermos de San Lázaro.
El Concejo el 4 de agosto de l564, cometía al
señor Sancho de Carvajal que
mandase aderezar el caño que estaba cabe San Lázaro, y en
consecuencia, al siguiente año
mandaba librar al Sr. Barahona nueve mil maravedises por
la obra del caño de San Lázaro.
Diez años más tarde se hicieron obras de ampliación en
esta fuente, pues el Concejo, el l7de octubre de l575, acordó que Melchor
González busque un artífice para finalizar el caño que se hace junto a la
ermita de San Lázaro, y que sea persona tal, para que la obra se acabe como
conviene y con brevedad.
De esta
ermita fue principal patrono la familia
Paredes-Tapia. A lo largo de los siglos sufrió la fábrica de la ermita
las acometidas de las guerras, sobre todo en la época decimonónica.
El
primer Conde de Canilleros que vino a
Trujillo fue don Pedro Bernardo de
Porres Acuña, el cual fue el primer
patrono de esta iglesia, cuyo patronato vinculó en su familia, tal y como se
observa en el frente de la portada con
el escudo nobiliario de los condes de Canilleros, adornado con lambrequines,
colocado sobre un águila bicéfala y con corona imperial, obra de la primera
mitad del siglo XVII.
Este
título procede de la localidad cacereña de Brozas a mediados del siglo XVIII.
El citado señor se casó en Trujillo con doña Inés Ventura de Eraso, hija de don
Miguel de Eraso y doña Gertrudis Roco de
Godoy, señores de Plasenzuela, aunque de reciente asiento en la población trujillana
se captaron pronto las simpatías de la nobleza por sus muchas virtudes y
ocuparon puestos de significada
influencia tanto el hijo primogénito de éstos, que fue don Diego Antonio
de Porres y Eraso, casado con doña Ignacia María de Arévalo, como su nieto don
Pedro Porres y Eraso.
La Cofradía
de San Lázaro y San Blas poseía bienes con los que atendía a los lacerados y al culto, existe un Acuerdo del
Concejo del día 14 de Diciembre de l7O9 en el cual se daba licencia a la Cofradía de San Lázaro y San Blas de los
Caballeros de Trujillo, para que en una cerca que tiene en el berrocal de ella
y al sitio que dicen del Caño, camino de Jaraicejo, la puedan incorporar un
pedazo más de tierra.
En el
año 1823, solicitó el Jefe del Batallón de voluntarios que se formó en
Trujillo, la cesión de la ermita de San Lázaro para almacén de pólvora, el
Ayuntamiento se lo negó alegando que
esta ermita era propiedad de los Condes. En el año 1827, dejaron de vivir en
Trujillo con la consiguiente desaparición del patronato, quedando la ermita a
merced de la devoción popular.
A
mediados del siglo XIX la asistencia hospitalaria en Trujillo prácticamente
había desaparecido, en parte por el daño que habían sufrido los edificios
hospitalarios durante la invasión francesa y también, y de manera más decisiva,
por la falta de medios económicos para su sostenimiento, ya que las
instituciones de beneficencia estuvieron incluidas entre las que se vieron
afectadas por la Ley de Desamortización promulgada en 1855 y que hizo que estos
establecimientos se vieraan privados de su posesiones, las cuales constituían
su mayor fuente de ingresos; el número de fincas rústicas enajenadas a los
establecimientos de beneficencia trujillanos representó un 8% del total
provincial, situándose en segundo lugar de la provincia, siendo superado
únicamente - aunque a mucha distancia- por las enajenadas a las instituciones
benéficas de Plasencia.
A
mediados del siglo XIX, Madoz, al referirse a los establecimientos
hospitalarios de la ciudad, sólo menciona la enfermería de Agustinos y el uso
provisional que había tenido el convento de San Miguel como hospital
militar,actividad que tuvo lugar durante la guerra de Independencia, cuando las
monjas fueron espulsadas y se habilitó el coro para atender en él a los
soldados heridos. Paralela a esta fuente, Francisco de Coello elaboró los
planos de varias ciudades extremeñas, entre las que se incluyó Trujillo, en el
cual se observa que la enfermería de
Agustinos, que resultó muy dañada durante la invasión francesa.
El
abandono de la ermita se confirma en varias ocasiones en la mitad del siglo
XIX. El Concejo ordena que los vecinos no extraigan las baldosas del templo pues se necesitan para
pavimentar parte del
Portal del Paño
de esta ciudad,
se acuerda que se de
comisión a los señores
Don Antonio Vicente
Vázquez y a Don
José Moreno, regidores,
y al Procurador
Síndico, para que
éstos se entrevisten
con el administrador de la ermita, para que de la licencia
oportuna para extraer las expresadas baldosas
y ser trasladadas al sitio referido.
Este
abandono se confirma con otro acuerdo concejil del 14 de julio de 1858, en que
consta que el corregidor comunicó al gobernador que a la entrada de la ermita
de San Lázaro habian descubierto a unos chiquillos que desenterraron unas balas
de cañón y hecho las pertinentes exploraciones en el terreno, se
encontraron ciento venticuatro granadas
de mano y trece balas de grueso calibre, que fueron trasladas al castillo. El
corregidor sigue diciendo en su informe que ninguna noticia cierta se pudo
adquirir del origen y época del expresado depósito, si bien existía el
convencimiento entre los vecinos de haberlas enterrado en 1823 las tropas
constitucionales que salieron precipitadamente de esta ciudad perseguidas por el
Ejército francés, fundando este convencimieno en que se recordaba bien por los
vecinos los innumerables cajones de cartuchos y otros efectos que aquel
ejército arrojó en las lagunas situadas a la salida a Badajoz.
En la
actualidad, la Cofradía del Cristo de la Salud se encarga del ornato y
acrecienta la devoción al patrono de Trujillo junto con el clero parroquial. El
cuidado de la misma lo ostentan la familia Murillo-Durán que desde hace varios
años ponen todo su esmero para que la ermita y el entorno natural estén con
decoro para el deleite de los fieles devotos que cada día visitan al Santísimo
Cristo de la Salud.
MANIFESTACIONES
ARTISTICAS
Es un edificio de
mampostería, al que se accede por los pies del templo, con puerta de arco
conopial sobre sencillas impostas, precedida de un pórtico con arcos de medio
punto rebajado, al que flanquean columnillas ilustradas con bolas. Sobre la
clave del arco se muestra un blasón con las armas de los patronos Paredes-Tapia, con yelmo y lambrequines. La
cubierta rematada en una espadaña que fue construida por don Agustín Lozano el
20 de abril del año 1884, para dos campanas que fueron fundidas por don
Francisco Carvajal, que tenía su taller en Medina de las Torres.
Tras un
pequeño pórtico presenta nave única a la que se añade la cabecera ochavada,
menos ancha. La nave es de tres tramos, marcados por arcos diafragma
ligeramente apuntados, que arrancan a
baja altura del muro; por la disposición de los arranques de los muros,
suponemos que en un principio estuvo cubierta de directamente con techumbre de madera a dos aguas, pero hoy
tiene bóveda de cañón con lunetos, con dos tramos entre cada parte original,
fruto de mejoras practicadas en el siglo XVII. La cabecera se inicia con un
arco triunfal de medio punto sobre
pilastras ilustradas con bolas, de tipo gótico; el ábside es ochavado,
precedido por tramo recto, cubiertos éste como la nave y aquél con bóveda de tres paños, fruto también de la
reforma indicada.
Carecen de importancia los bienes muebles
conservados en la ermita.. En la nave tiene una lámpara de hierro forjado,
decorada con motivos geométricos y vegetales, regalo de don Enrique Cortés a la
ermita en el año 1945. En el ábside hay
un discreto retablo con columnas de tipo clásico, realizado en el año 1927 para
albergar la imagen del Cristo de la Salud. El sagrario y el manifestador son
obra del año 1907. El transepto está cerrado por una verja de hierro, y en 1927
se practicaron dos ventanas.
En estas
obras de 1927, se descubrieron en la bóveda del transepto unos frescos muy
estimables que hábilmente tratados, allí están para belleza de este santuario.
Han sido restaurados en sucesivas ocasiones por pintores y restauradores
locales: los maestros Tamayo y Juan A. de la Cruz, y más recientemente, en el
año 1982 por el taller de restauraciones artísticas de José Antonio Dejea.
La
imagen del Cristo de la Salud a lo largo de los años ha sido objeto de gran
devoción hasta el punto de ser sacada en rogativas ante las abundantes sequías,
tal y como se decidió el 1 de marzo del año 1770. En los laterales del altar
mayor, se abren sendas hornacinas laterales para alojar otras dos imágenes,
populares, que representan a San Lázaro, talla en madera policromada del siglo
XVIII, y a Nuestra Señora del Buen Fin, obra de vestir del siglo XVIII. El
Santo titular del templo, que no se corresponde con Lázaro el de Betania,
hermano de Marta y María, resucitado por Cristo. El que aquí aparece
representado es Lázaro, relacionado con la enfermedad de la leprosería. Junto a
él, está el perro del rico Epulón que le lamía las heridas. Los artistas en
multitud de obras siempre han confundido iconográficamente a Lázaro,
representándolo con un perro como si se tratase de su símbolo parlante, cuando
en realidad, la parábola de Jesús nos dice que el pobre Lázaro cogía las
migajas de pan que el rico Epulón echaba a su perro. San Lázaro, que no tiene
nada que ver con el anteriormente citado y representado en Trujillo, es el de
Betania, hermano de Marta y María, resucitado por Cristo. Su atributo personal
es el bordón con doble cruz, propio de los primeros evangelizadores de una
región, y un féretro.
En la
sacristía se conserva un cuadro exvoto con la representación de Francisco del
Rosal cayéndose desde las murallas del castillo, por intercesión del Cristo de
la Salud no murió, y dedicó dicho presente. En el lienzo aparece la leyenda:
"Iº de enero de 1872. Caída de Fco del Rosal". La palabra exvoto es un término culto
procedente del latín que designa el objeto ofrecido a Dios, la virgen a los
santos como resultado de una promesa por favor recibido. Es decir, una promesa
materializada en un objeto. Para definirse como tal exvoto ha de tener varias
notas diferenciadoras. Ante todo ha de ser público, como es el caso de este
lienzo de la ermita, pues da a conocer el favor recibido haciendo constar las
circunstancias y datos que permiten conocer la acción benefactora de un ser
sobrenatural. Las ofrendas se hacían para ser expuestas en los altares o
camarines de las imágenes benefactoras. Es muy probable que este lienzo, al no
existir camarín del Cristo de la Salud, estuviera expuesto en una de las
paredes de la ermita, para que todos los devotos puedan reconocer las
actuaciones milagrosas. Este lienzo es -por tanto- un pregón perpetuo de una
determinada imagen y sus poderes sobrenaturales.
Las pinturas votivas de carácter popular
conservadas en los santuarios actuales -no hay que descartar que en la ermita
de San Lázaro hubiesen existido otros exvotos, de hecho en algún otro templo
trujillano existen lienzos votivos-, proceden fundamentalmente de los siglos
XVIII y XIX, siendo numéricamente más importantes en este último siglo. Se
observa una reducción radical a partir del segundo tercio de la presente
centuria . De las otras formas de exvotos apenas quedan muestras, dado que la
acumulación y el envejecimiento se resuelva con la periódica destrucción de los
mismos. La importancia de los exvotos en
Trujillo como fuentes de conocimientos
para la historia cultural de las sociedades, es especialmente valiosa en
el área ideológica de las creencias y valores;
aunque son una fuente en algunos casos única, para el conocimiento de la cultura
material, es decir, aquellas creaciones
humanas de las que se sirven la sociedad como objetos tangibles. En la ermita
de San Lázaro se han conservado representaciones de miembros humanos realizadas
con cera, como peticiones de salud al Santísimo Cristo. En Extremadura existen
otros templos en los que se repite este sentir del devoto tal es el caso de la iglesia
Ntra Sra de la Antigua en Valverde de Burguillos; en Santibañez el Bajo en la ermita del Cristo de la Paz; la
iglesia de la Virgen de Carrión de Alburquerque; la de la Soterraña en
Barcarrota; Ntra. Sra. del Ara en fuente del Arco; Ntra. Sra. de Piedraescrita en Campanario o
la ermita del Santísimo Cristo de la Reja en Segura del León.
En 1949,
el Ayuntamiento realizó las obras de la explanada de un amplio paseo desde la
carretera de Badajoz hasta el acceso al atrio de la ermita, embelleciendo los
espacios laterales con jardines que, en los últimos años, se han convertido en
un pequeño parquecillo, que sirve de descanso a los devotos que diariamente
visitan esta ermita.
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