APORTACIONES
INÉDITAS SOBRE LA IMAGEN DEL CRISTO DE LA SALUD
Con la advocación de
Cristo de la Salud preside el altar mayor de la ermita de San Lázaro, la imagen
del Crucificado que más culto recibe por parte de todos los trujillanos, a la
que hemos rogado desde finales del siglo XVI por nuestra salud, rogativas por
epidemias e incluso, en tiempos de pertinaz sequía, que azotaba los campos
amenazando las cosechas, que son básicas en una zona eminentemente
agrícola-ganadera.
La novena que aún se reza
la escribió don Francisco Reglado en el siglo XIX (falleció el 14 de junio de
1880). Ya existía por entonces una Cofradía encargada del culto del Cristo de
la Salud.
En la sacristía se
conserva un cuadro exvoto que representa al trujillano Francisco del Rosal
cuando se caía desde las murallas del castillo de la ciudad, y que por
intercesión del Cristo de la Salud le salvó su vida, dedicándole por el citado
exvoto. En las fiestas del mes de mayo en honor del Cristo de la Salud, se
realiza una subasta de bienes que se entregan al Cristo, práctica que aún se
conserva, y que se remonta al siglo XIX. En el año 1880 se realizaron las obras
del trono
para la escultura del Cristo, los nichos para la Virgen del Buen Fin y San
Lázaro.
La imagen del Cristo de la Salud es ligera,
novohispana, de papelón y caña de maíz, fechable en la década de los años
70/80 del siglo XVI. Es obra de molde, aunque condicionada por ciertos
aditamentos que se le añaden en su ejecución, tiene muchos de los
elementos principales definitorios de estos moldes. Tratamiento anatómico,
especialmente en el torso y disposición del arco de las costillas,
tratamiento de la cabeza, morfología del rostro, diseño de la
barba, manera de discurrir el cabello en el lateral izquierdo, y hasta los
dos bucles que desgajados del otro lado se trenzan caprichosamente y discurren
por el pecho.
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