La casa-fuerte de Corajo o Torre de Sancha
Alonso
El emplazamiento de esta casa fuerte,
evidencia su protagonismo importancia estratégica y castrense en la Edad Media,
remontándose la zona a la existencia de una posible villa romana, parte de
cuyos sillares fueron reutilizados para la construcción del baluarte castrense.
Esta casa fuerte perteneció a don
Sancho de Paredes Corajo, de ahí su nombre, aunque la heredad viene de antiguo.
El caballero Fernando Alonso de Hinojosa tuvo tres mujeres. La primera mujer
era Mencía Alonso, hija de Pedro Martínez de Trujillo y de Sancha Alonso. Este
Pedro Martínez pertenecía al linaje de los Amarillas, y su esposa al linaje de
los Caballeros. Mencía Alonso tuvo muchos hermanos, a uno le llamaron Gil García,
que se casó con Juana Fernández; a otro llamaron Diego García, y una hermana,
que llamaron Juana García, que se casó con Garci González Corajo, caballero
principal de Trujillo. Esta primera mujer de Fernando Alonso fue hija de ricos
padres; lleva una gran dote, destacando la Torre de Sancha Alonso, que dicen de
Corajo -de ahí, igualmente, la denominación de casa y asiento de la
Thorre de la Coraja”[3]. Después fue posesión de Diego García
de Paredes y Torres, más conocido como "El
Sansón de Extremadura", fue un militar español célebre por su
extraordinaria fuerza física y sus múltiples hazañas.
Volviendo a Sancho de Paredes, fue
el padre del “Sansón de Extremadura”, Diego García de Paredes, se había casado
con doña Estefanía de Tapia, perteneciente a vieja familia nobiliaria de
Trujillo. Tuvo este matrimonio seis hijas: Mencía de Tapia, Isabel Álvarez,
María Ximenez, Catalina, Estebanía y Leonor de Paredes, según consta en el
testamento del padre. Viudo, casó en segundas nupcias con doña Juana de Ulloa,
hija de Fernán García de Ulloa, y viuda de Alonso Galfin. Doña Juana había
tenido dos hijos con su primer marido: Alonso Golfin y Fernán García de Ulloa.
Los dos casaron con dos hijas del primer matrimonio de su padrastro: con Mencía
de Tapia y Catalina de Paredes. Don Sancho de Paredes y doña Juana de Ulloa no
tuvieron descendencia de este segundo matrimonio. Muerta doña Juana, y cuando
contaba con setenta años, don Sancho de Paredes contrajo terceras nupcias con
doña Juana de Torres, hija de Gonzalo Torres, representante de la línea tercera
del linaje de Altamirano, y de doña Elvira Álvarez. De este tercer matrimonio
nació el 30 de marzo de 1468 Diego García de Paredes, y, después, dos varones
más: García y Sancho. El padre, fundó mayorazgo a favor del primogénito don
Diego García. Sancho de Paredes había tenido, fuera del matrimonio, un hijo con
María de Peñalobar. Se llamó Álvaro de Paredes y acompañó a Italia a su
hermanastro don Diego García de Paredes.
De los hijos de Sancho de Paredes,
Estebanía, Leonor y García murieron jóvenes y solteros. Sancho se hizo fraile y
Catalina no tuvo sucesión en ninguno de sus dos matrimonios. Su hija Mencía de
Tapia casó con Alonso Galfín, de los Golfines de Abajo. Tomó el nombre y el
apellido del abuelo materno, como presunto heredero de la casa y solar de los
Paredes, en Trujillo, de la que fue primogénito hasta el nacimiento,
inesperado, de su tío Diego García de Paredes, famoso por sus hazañas, nacido,
como va dicho, del tercero y tardío matrimonio del abuelo[4].
La hermana María Ximénez casó, en Trujillo con Juan Corajo, jefe del linaje de
los Corajo y dueño de la torre de la Coraja, en la que vivió largas temporadas
el fundador de Trujillo de Venezuela Diego García de Paredes, hijo natural del
“Sansón de Extremadura”. Isabel Álvarez casó con Pedro Alonso de Orellana, de
línea segundona de la casa de Orellana la Vieja. El hijo primogénito de este
matrimonio, Sancho de Orellana y Paredes, casó con Juana de Hinojosa, y no
tuvieron descendencia. De sus otros hermanos Diego, Isabel y María, no se
tienen noticias. El hijo había tenido, fuera del matrimonio, aunque tuvo con
una esclava llamada Catalina un hijo bastardo que se llamó Sancho de Paredes y
que fue criado por Hernando Corajo[5].
Posteriormente, la casa fuerte fue
adaptada a casa residencial y de explotación agropecuaria con Hernán Corajo. Y
después fue de Sancho de Paredes Corajo,
hijo de Diego García de Paredes, apodado "El Valiente"[6]. El propietario en esa época de la
llamada "Torre de la Coraja" era Hernando Corajo, quien además poseía
Palacio Viejo donde también pasaba largas temporadas Diego García de Paredes,
el fundador de Trujillo en Venezuela.
Hernando Corajo siempre había
estado muy unido a su familia, por el parentesco con Diego García de Paredes.
Cuando el coronel Diego García de Paredes se marchaba a la guerra, dejaba en
orden todo lo relativo a su hijo y su hacienda en manos de su sobrino Hernando
Corajo, que recibió expresa comisión de atender con esmero a su crianza. Doña
Mencía de Vargas daba a luz en 1506 a Diego García de Paredes, que fue
entregado, por expreso deseo de su padre, a Hernando Corajo, que fue llevado
enseguida a unas tres leguas de la ciudad en dirección a Jaraicejo, a la dehesa
denominada la Torre de la Coraja, hermosa posesión de tierra ganadera y
frondosos encinares, en la que Hernando tenía dos hermosas residencias: el hoy
llamado Palacio Viejo y el castillo o casa-fuerte, con su torre redonda, en la
que, sobre granítica piedra, campeaban las siete estrellas heráldicas de los
Paredes, las armas maternas, puestas allí por su propietario. Resistiendo al
paso de los siglos, estas siete estrellas, esta piedra armera, que presidió la
infancia y juventud del insigne paladín, se ha llevado intacta en el edificio
en ruinas, del que se retiró recientemente para ser enviada como reliquia,
recuerdo y ofrenda a Trujillo de Venezuela[7].
Después de
casarse Diego García de Paredes padre con doña María de Sotomayor en 1517: “Empezaba Paredes una nueva vida. En su
deseo de evitar motivos de rozamiento, al pequeño Diego, que era ya zagal, el
dicho hijo natural, cuando se casó su padre, le tenía muy de ordinario en su
hacienda y Casa de Campo de la torre. En aquella casona campera de la Torre de
la Coraja, heredada del sobrino Hernando, instaló al bastardo no queriendo con
la presencia de éste recordar a la joven esposa los olvidados amores con la
Vargas”[8]. Con el pequeño bastardo y con sus
fieles escuderos trujillanos, Diego vivió en la calma de su dehesa de la Torre
de Corajo desde el regreso de Galicia, a mediados de 1520, hasta el verano del
siguiente año. Una vez muerto Hernando Corajo, Diego tenía en Trujillo dos
casonas solariegas, las de Paredes y Corajo, y otras varias más en la campiña[9].
Posteriormente, la heredad de
Corajo pasó a Luis de Paredes, en el año 1561.
Esta casa fuerte, convertida en el siglo XVI
en casa residencial, está construida en mampostería con refuerzos de sillares
en las esquinas, algunos de época romana, sobre todo los que forman la base. La
obra primitiva, es claramente, de la segunda mitad del siglo XIV.
La puerta de acceso se abre en arco de medio
punto, aún se conservan las quicieras, se encuentra marcada entre dos torres
cuadrangulares con aspilleras, y un muro ataludado en uno de sus ángulos. La
entrada principal se adelanta ligeramente del almenaje en un voladizo corrido
sustentado sobre pequeños canes graníticos. Desde aquí se accede a un zaguán
destruido desde donde se da comunicación a un patio irregular donde se
emplazaban las diversas habitaciones y cámaras de la fortaleza así como un
aljibe en el sótano, añadiéndose crujías para alojar dependencias de servicio y
pecuarias en la planta baja y residenciales en la superior. Una de las torres,
utilizada como del homenaje, es cuadrangular es la pieza más destacada en un
ángulo de la fortaleza. También aún subsiste una esbelta torre cilíndrica que
jalona el recorrido de los muros y en cuyo frente destaca el escudo de los
Paredes y Corajo. Las torres son altas, espaciosas y desahogadas en su interior
Resultan de gran capacidad defensiva los
accesos al siguiente piso, que se alcanza a través de unas escaleras muy
angostas embutidas en el muro, como corresponde a un edificio militar de su
tiempo. Reafirmando el carácter castrense de la construcción con troneras
dispuestas en los cubos una vida y recursos para el uso de la artillería, y dos
matacanes, uno casi totalmente derruido, en cada flanco, conservándose las
mensulas de la base, un claro ejemplo del rigor defensivo que impuso el
programa constructivo de esta edificación militar y, asimismo, residencial,
creando un fuego de volúmenesatractivos: torres cuadrangulares y redondas,
recercos de ventanas y troneras. Eso sí, sin olvidar el aspecto macizo y
cerrado de la construcción medieval. Es una construcción de aspecto recio,
emplazada en una loma no muy pronunciada y que con el tiempo se han ido
incorporando otras dependencias, tanto de tipo doméstico y residencial como de
uso agroganadero.
Según Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros, en esta
edificación campeaban las siete estrellas heráldicas de los Paredes, las armas
maternas[10].
Tomás López en su obra sobre Extremadura del año 1798 menciona
la edificación refiriéndose a Trujillo: “Su jurisdición, con dezmatorio, se
esttiende en todo un circuito en unas parttes a dos leguas y en otras a tres y
quattro, dentro de la que se hallan diferenttes casas de campo que son la de la
Luz, Gaette, Ynfantas, Torreherroza, Tozuelo, Carrascal, Burdallo, Torre de la
Coraja, Casa de Doña Catthalina, Casillas, Galocha, Pascual Ybáñez, Casa del
Rollar, de la Mattilla, Rongil, Martín Rubio, Casa de Casco, Magasquilla y
Solamilla, todas las quales anttiguamente eran casas de lavor, donde vivían en
tiempo las principales casas de estta ciudad para promoberla y para la esquila
de sus ganados lanares y oy esttán las más desierttas y reducidas a panaderías
de serranos, de lo que probiene la decadencia y ruina de esta ciudad”[11].
A mediados del siglo XIX Pascual Madoz, entre otros ejemplos
de arquitectura residencial localizadas en los campos de Trujillo, hace
referencia a esta edificación:
“(...) Los castillos y fortalezas antiguas, denominados
Castillejos, en las alturas del río Almonte y camino que va desde Aldea
Centenera a Solana; sólo existen pequeños restos del Castillejo de la Coraja,
en la dehesa del mismo nombre, en lo interior de los montes de Tozo, a la
izquierda del camino de Trujillo a Jaraicejo y derecha del río Tozo; hay restos
de una casa fuerte, y se conserva una torre de bastante solidez, y alguna
bóveda de cantería en las habitaciones bajas”[12].
BIBLIOGRAFÍA
LÓPEZ,
T.: Estremadura. Por López, año de 1798. Edición preparada por Gonzalo
Barrientos Alfageme. Asamblea de Extremadura, Mérida (Badajoz), 1991.
MADOZ, P: Diccionario
Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar.
Publicaciones del Departamento de Seminarios de la Jefatura Provincial del
Movimiento, Madrid, ediciones, 1847 (ed. de 1945, 4 vols).
MALDONADO ESCRIBANO, J: "Palacios,
cortijos y casas de campo en las dehesas de Trujillo (Cáceres) desde el siglo
XV al XIX". Actas de los XXXIV Coloquios Históricos de
Extremadura, Trujillo, 2005, pp. 379-413.
MUÑOZ DE SAN PEDRO,
M.: Crónicas trujillanas del siglo XVI. Manuscritos de Diego y Alonso
de Hinojosa, Juan de Chaves y Esteban de Tapia. Publicaciones de la
Biblioteca Pública y Archivo Histórico de Cáceres. Cáceres, 1952.
MUÑOZ DE SAN PEDRO, M.: Diego
García de Paredes. Hércules y Sansón de España. Espasa Calpe, S.A., Madrid,
1946.
MUÑOZ DE SAN PEDRO, M y
NECTARIO MARÍA, H.: El gobernador y maestre de campo Diego García de
Paredes, fundador de Trujillo de Venezuela. Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, Instituto Fernández de Oviedo, Madrid, 1957.
RAMOS RUBIO, J. A.: Trujillo en
la historia y en la literatura mundial. Comarca de Trujillo, 1997.
RODRÍGUEZ
VILLA, A: Crónicas del Gran Capitán. Madrid, 1908.
[1]
MADOZ, 1845, tomo II, 272. Y, en el tomo IV, 207, nos refiere: “ (...) las casas de campo de (...) Palacio Viejo (...). Los castillos y
fortalezas antiguas (...). Torre de la Coraja, en la dehesa del mismo nombre,
en lo interior de los montes de Tozo, a la izquierda del camino de Trujillo a
Jaraicejo y derecha del río Tozo; hay restos de una casa fuerte, y se conserva
una torre de bastante solidez, y alguna bóveda de cantería en las habitaciones
bajas. (...)”.
[2]
Idem.
[3]
Manuscrito de Hinojosa, cap. XX, 61.
[4]
Información de los hechos y grandes hazañas que hicieron los señores coronel
Diego García de Paredes y Maestre de Campo su hijo natural de este mismo
nombre, hecha en 1631 ante Juan González de Santiago, escribano de número de la
ciudad de Trujillo. Archivo de los Condes de Canilleros. Asuntos de Trujillo,
legajo 14, nº 33.
[5]
Testamento de Hernando Corajo, otorgado en Trujillo, a 4 de octubre de 1513.
Archivo de los condes de Canilleros, asuntos de Trujillo, leg. 9, núm. 25.
[6]
MUÑOZ DE SAN PEDRO, 1952, 71 y 72.
[7]
Retirado el escudo, con acta notarial, y traído al Ayuntamiento de Trujillo, el
18 de julio de 1956, una comisión, formada por el conde de Canilleros, jefe del
linaje de Paredes; el alcalde de la ciudad y el duque de Montellano, hijo
político del duque de Arión, dueño de la Torre de la Coraja, hizo entrega de él
a una comisión venezolana, presidida por el Hermano Nectario María. MUÑOZ DE
SAN PEDRO, 1957, 111.
[8]
MUÑOZ DE SAN PEDRO, 1946, 359.
[9]
Íbidem, 392.
[10]
MUÑOZ DE SAN PEDRO y NECTARIO MARÍA, 1957, 111. Cit. MALDONADO ESCRIBANO, 2005.
[11]
LÓPEZ, ed. de 1991, 441.
[12]
MADOZ, 1945.
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