lunes, 25 de noviembre de 2024

 

APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LOS SEPULCROS MEDIEVALES DE PLASENCIA

 

 

Han desaparecido otros sepulcros medievales en Plasencia, como el que realizó hacia el año 1460 el maestro Juan Solórzano para doña Sarra, madre del obispo placentino don Juan de Carvajal (1450-1469)[1]. Podemos citar otros enterramientos como el de los Monroy en la iglesia de San Nicolás y un sepulcro de mediados del siglo XII en la Catedral, ambos carecen de bultos y de amplia decoración, limitándose los anónimos artistas a tallar en la piedra berroqueña un frontal de arquerías.

 

1.- Sepulcro de don Nicolás Bermúdez.

 

En un vaciado de la pared del claustro de la Catedral placentina se conserva el sepulcro del obispo don Nicolás Bermúdez. Con anterioridad estuvo colocado en la capilla del Perdón de la Catedral Vieja[2]. Fue, posteriormente, trasladado a la Capilla de San Pablo y, en 1975, al claustro de la Catedral[3]. Sobre el féretro está la estatua yacente del Prelado, muy deteriorada. El frente del sepulcro está esculpido a base de arquería continua, con arcos apuntados góticos y perforados con óculos, enriqueciendo así la composición.

 

Don Nicolás Bermúdez fue elevado al solio episcopal de Plasencia en el año 1357. Figura su nombre en una Bula de Indulgencia de Inocencio VI. No sabemos la fecha exacta de su fallecimiento, en 1355 muere el obispo don Sancho, y en 1357 figura el nombre de don Nicolás Bermúdez en una Bula de Indulgencia de Inocencio VI. En 1371, el obispo don Fr. Juan Guerra, sucesor de don Nicolás, aparece confirmando un privilegio[4].

 

Se encontró en su interior un notable ejemplar de báculo gótico (43 cm) de cobre, sin marcas, obra de principios del siglo XIV, que en la actualidad  se conserva en el Museo de la Catedral de Plasencia. En el caso de haber correspondido al obispo don Nicolás, pudiera haber pertenecido a un obispo precedente[5].

 

Esta catedral contó con otras esculturas funerarias, como la figura yacente del célebre don Benito, con una armadura militar, que tanto se distinguió en la conquista de Sevilla. Se encontraba en la capilla de la imagen de Nuestra Señora Santa María la Blanca, en el claustro[6]. Han desaparecido otros sepulcros medievales en Plasencia, como el que realizó hacia el año 1460 el maestro Juan Solórzano para doña Sarra, madre del obispo placentino don Juan de Carvajal (1450-1469)[7]. Podemos citar otros enterramientos como el de los Monroy en la iglesia de San Nicolás y un sepulcro de mediados del siglo XII en la Catedral, ambos carecen de bultos y de amplia decoración, limitándose los anónimos artistas a tallar en la piedra berroqueña un frontal de arquerías.

 

 


2.- Sarcófago decorado con escenas religiosas

 

Se encuentra en el Claustro de la Catedral Vieja. Está realizado en granito.

 

Medidas: 210 (long) x 50 (alt.) x 49 (anchura a la altura de los hombros y 35 cm a los pies).

Es obra del último cuarto del siglo XIV.

 

Fue localizado en el verano de 1980 por don Manuel Clemente Iglesias, en el curso de las obras de restauración de la Catedral. Estaba colocado dentro del muro de la Catedral Vieja, a la altura de la primera arcada de la nava del Evangelio[8]. Se ignora a quién perteneció.

 

Es obra interesante por el detallado programa iconográfico que presenta en tres de sus lados, ilustrados con escenas religiosas: En uno de sus lados, aparecen talladas las escenas de la Anunciación, la Visitación, La Epifanía, La Circuncisión, Lamentaciones de las hermanas de Lázaro, La Oración en el huerto, La Flagelación, Camino del Calvario, La Crucifixión, Sepultura de Jesús y Pentecostés. El otro lado mayor ha sido el que ha soportado mayores destroces de sus imágenes. Podemos observar algunas representaciones extraídas del Antiguo Testamento como la escena del Paraíso Terrenal, con Adán y Eva. Ambos lados mayores están divididos en dos frisos con un cortejo funerario de plañideras.

 

En el compartimento central del frente de la urna hay una representación del Calvario o Crucifixión cobijada bajo un arco trilobulado, es la que mejor se conserva. La figura del Crucificado se ajusta a las características de las del último cuarto del siglo XIV: Anatomía distorsionada, buscando el efecto patético del conjunto. La caja torácica visiblemente dilatada mostrando las costillas muy destacadas a través de la piel y con el vientre muy hundido. Los brazos se disponen por encima de la horizontal, flexionando el codo izquierdo, respondiendo a la disposición en "Y". Las piernas fijadas al madero por un solo clavo, lo que obliga a que adopten una posición forzada cruzando una sobre otra. A ambos lados del Crucificado, las figuras de la Virgen y San Juan son muy movidas y van vestidas con abundantes ropajes de complicados pliegues. El ritmo de las figuras es casi de danza, patente en las líneas de los pies, pliegues de vestiduras y posición de algunas manos, el artista ha programado una composición conjunta en pequeños grupos, logrando un efecto de repetición casi obsesiva de las figuras. Ese ritmo se rompe con la presencia de los protagonistas de las es cenas: Cristo o la Virgen, que se imponen en la mayoría de los casos por su tamaño jerárquicamente.

 

Casi todas las composiciones, en hilera, se reducen a las figuras imprescindibles de los relatos religiosos y a una esquemática. Como es el caso de La Epifanía, en la que se nos ofrece María, entronizada, apoyando los pies en un "subpedum", con el Niño sentado sobre las rodillas y los tres Magos ofreciendo sus presentes. Como novedad para el desarrollo iconográfico del tema es de destacar la actitud genuflexa de uno de los Magos.

 

En estos relieves observamos la rudeza plástica de las figuras, que acentúa su tosquedad, reduciendo los rasgos de los rostros a simples incisiones, sin distintivos personales y sencillas vestimentas de plegado recto, se observa una evolución en la concepción plástica de las mismas gracias al volumen, decididamente resaltado del plano del fondo.

 



Bibliografía

 

Benavides Checa, J: Prelados placentinos. Plasencia, 1907 (red. 1999).

Fernández, fray A: Historia y Anales de la ciudad y obispado de Plasencia. Cáceres (ed. 1627), reed. 1952.

López Sánchez-Mora, M: Episcopologio. Los obispos de Plasencia, sus biografías. Caja de Ahorros de Plasencia. Los Santos de Maimona, 1986.

Sayans Castaños, M: Sepulcro esculturado de Santa María de Plasencia. Plasencia, 1984.

 

 

 

 



[1] Benavides, 1999, 48.

[2]Según Fernández, 1952, 125, en su época -principios del siglo XVII- se encontraba "en la pared de la capilla colateral de la iglesia vieja, que llaman de Nuestra Señora del Perdón, un sepulcro bien labrado, con letras que decían: "Don Nicolás, obispo de Plasencia, y un escudo de armas con unas veneras en campo rojo".

[3]Vid. Benavides Checa: "El monumento sepulcral único que del siglo XIV se conserva, es el del Sr. Obispo don Nicolás Bermúdez, con figura yacente del Prelado y hábitos pontificales, estuvo delante del altar de Ntra. Sra. del Perdón; hoy está en la Capilla de San Pablo y la figura está decapitada”. Benavides, 1907, 26.

[4]López Sánchez-Mora, 1986, 9 y 10.

[5]Probablemente, perteneció al obispo don Domingo (1295-1326). López Sánchez-Mora, 1986, 9.

[6] Benavides, 1907, 60.

[7]Benavides, 1907, 48 y 49.

[8]Sayans, 1984.

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