El patrimonio artístico de Deleitosa
(Cáceres)
1.
La iglesia parroquial de San Juan Evangelista
La iglesia parroquial
está dedicada a San Juan Evangelista, aunque no es su patrón, construida en
varias fases, dos de las cuales son perfectamente reconocibles en el
levantamiento de los tramos. Al morir don Diego Gómez de Almaraz, legó éste en
su testamento fechado en 1417 el mayorazgo de Belvís, Almaraz y Deleitosa a su
hija doña Isabel, junto con las dehesas y aldeas de Valdecañas, Huertas, Mesas
de Ibor, La Parrilla, Valdehúncar, Las Casas, Ganchapajares, El Campillo, Las
Cabezas, las heredades que poseía en Jaraíz, Albalat, Peraleda, Gargüera,
Torremenga y Torrejón, además de otras propiedades muebles, inmuebles y
ganados. También legaba don Diego Gómez de Almaraz cincuenta maravedíes para la obra de la
iglesia de San Juan de Deleitosa.
Por tanto, corresponde al
siglo XV una primera fase la construcción del templo, destacando la fachada de
los pies con arco carpanel enmarcado en alfiz y decoración de tracería gótica.
A ambos lados de la puerta hay dos inscripciones pertenecientes a una tumba
fragmentada procedente del interior de la iglesia: “HE SV HIIO/ FALLESCIO/ EL
PADRE A 8/ DE NOVIEN/BRE DE 1563 I EL HIIO A 3 DE NOVIENBRE/DEL 1560/ ESTAN EN
ESTA SEPULTURA Y /SUS HEREDEROS”. En esta fachada se conservan los restos de
una inscripción hebrea.
En el Interrogatorio de la
Real Audiencia se especifica que “En esta
villa no ay cementerio alguno, ni nezesidad de hazerle por tener mucha
extension la iglesia parroquial para dar sepultura a los cuerpos”.
La mayor parte del edificio
corresponde al siglo XVI. Es un edificio
realizado fundamentalmente a base de mampostería, sillería y ladrillo. La torre
es de mampostería, sillares y ladrillo, va unida al lienzo sur de la capilla
mayor; consta de tres cuerpos cuadrados, con vanos de medio punto para las
campanas, a las que se accede mediante una escalera de caracol con núcleo
situada a la izquierda de la capilla del Cristo del Desamparo.
La nave, de grandes
dimensiones y cubierta de crucería, así como las capillas laterales con bóvedas
de crucería con terceletes y combados que corresponden a la ampliación que se
realiza en el siglo XVI. Las puertas laterales, de arco de medio punto y
pilastras cajeadas pertenecen a los años finales de esta última centuria. Es
importante destacar en los años finales de los 80 en el siglo XX se realizaron
importantes reformas en la iglesia pues amenazaba ruina inminente. Según leemos
en un panel en la entrada del templo: “ESTA IGLESIA HA SIDO RESTAURADA POR
APROBACIÓN DE LA CORPORACIÓN MUNICIPAL EN LA LEGISLATURA 1983-1987 SIENDO ALCALDE-PRESIDENTE
DON JOSÉ SÁNCHEZ SOLÍS Y SUBVENCIONADA POR EL MINISTERIO DE OBRAS PÚBLICAS Y
URBANISMO, EXCMA. DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE CÁCERES, EXCMO. AYUNTAMIENTO DE
DELEITOSA, APORTACIONES DE VECINOS, OTROS, SIENDO CURA-PÁRROCO DON DOMINGO
MORALES NIETO”.
Los accesos al edificio
se abren a los pies en ambos costados; la puerta de los pies es la más antigua,
de tipología gótica, con arco carpanel encuadrado por alfiz y finos baquetones
con pequeñas basas y capiteles poligonales de lados cóncavos. Posteriores a la
principal son las puertas de la Epístola y el Evangelio, ambas de idéntica
factura; se abren en arco de medio punto, con molduración cajeada en las
pilastras y en la rosca del arco; en la clave sobresale una ménsula glifada, y
cierra la estructura una cornisa de elegante vuelo. En la fachada del Evangelio
destaca un reloj de sol incrustado en un lateral para buscar la orientación
sur, las líneas horarias, inscritas en un cuadrado, están comprendidas entre
las VI de la mañana y las VI de la tarde, y en el exterior del mismo los
números horarios escritos en caracteres romanos. Se ha perdido el gnomon construido en pletina de hierro
en forma de escuadra, que se apoyaba en dos puntos. En la zona superior se
dibujan unas volutas y la fecha de su construcción. En el centro una media luna
rodea el polo del reloj de sol.
Las partes más antiguas
del edificio eclesial son las del hastial de occidente y la estructura mural de
la capilla mayor, correspondientes al siglo XV. A mediados del siglo XVI se
inició una amplia transformación que como testimonio destacan las capillas
laterales. De finales del siglo XVI son las dos portadas laterales.
A los pies del templo,
bajo el coro se sitúa la capilla bautismal que se cubre con bóveda de aristas.
Arco toral, bajones, así como la apertura de las capillas, son de medio
punto. En esta zona se encuentra la
subida al coro, en el proyecto inicial no se realizó, aunque se ven los apoyos
de los arcos, el iban a sostener, el actual ha sido ejecutado en las obras
realizadas en los años 80. Bajo el coro se conserva una hermosa y artística
pila bautismal granítica del siglo XVI, se encuentra en un espacio eclesial
restaurado en los años 80 del siglo XX. La pila está decorada con relieves de
temas florales en medio relieve distribuida en dos registros; en uno de sus
lados, y ocupando la altura de los dos registros, gran Cruz con espirales en
los extremos de sus brazos y, a su lado, escudo con las cinco llagas
franciscanas; es una pila esférica sobre podio prismático moldurado.
En el lado de la Epístola se
abre una capilla con un retablo barroco de madera dorada, con columnas compuestas
ornamentadas con follaje y angelotes, sobre las que apoya un palio con
representación en relieve de Dios Padre. En el centro del retablo, el Cristo
del Desamparo y símbolos pasionistas entre cartelas con hojarascas. Es un
crucificado en madera policromada, de notables dimensiones, en buen estado de
conservación; tiene tres clavos, ojos de cristal y boca entreabierta, alzando
el rostro hacia el cielo, cabellos de mechones individualizados que se rizan en
sinuosos arabescos, barba muy corta que no desfigura la perfecta silueta del
rostro; paño de pureza atado al lado izquierdo con gran vuelo en la caída, del
que cuelgan pliegues verticales a lo largo del muslo, y recogido por cordón,
subrayando la sensación de ser el test del conjunto, animado sabiamente por una
ligera contraposición de los miembros y una leve torsión. Es una obra de hacia
1647. Cristo presenta una expresión angustiada en el rostro y la abundancia de
reguero de sangre confieren a la figura un patetismo inexcusable cuando se
trata de representar la agonía del Redentor.
En lo referente al Cristo
del Desamparo, circula en la población un milagro que nos cuenta que el 9 de
marzo de 1949 había sequía, se sacó la imagen del Cristo del Desamparo para
pedir agua, y comenzó a llover torrencialmente durante la procesión. En el
pueblo hay una leyenda que cuentan los ancianos: que en la sierra se encuentran
7 puertas que permiten el acceso a túneles, aunque solamente se conoce una de
ellas en la Sierra de la Breña. También se dice que esos túneles se utilizaron
durante la Guerra Civil para huir de las tropas de Franco. En el lado de la
Epístola se encuentra la entrada a la
sacristía.
En el lado del Evangelio
una capilla con la Virgen del Rosario, de mediano tamaño, de vestir, con manos
y cara en madera policromada y ojos de cristal; es una obra popular del siglo
XVIII. Imagen y madera policromada de Santa Rita; la santa porta un crucifijo
en la mano izquierda, es obra de mediano tamaño, presenta el manto abierto y
los pliegues angulosos y movidos. La Santa viste el hábito agustino de la orden
en la que ingresó tras enviudar y perder a sus hijos. El entrecejo ligeramente
fruncido y la boca abierta conforman una ligera expresión de dolor, el que le
produciría la espina clavada en la frente, desprendida milagrosamente de un
crucifijo ante el que rezaba y al que pedía que le hiciera partícipe de su
Pasión. El giro del cuerpo de la Santa y la inclinación de su cabeza están
condicionados, pues, por su atributo más significativo, el crucifijo que
sostiene con su mano derecha y hacia el que dirige su mirada. El giro del torso imprime un cierto
movimiento/a los pliegues del hábito, desde la cintura hacia abajo. Mayor
dinamismo posee el velo, que parece aletear sobre los hombros de la monja,
callado por el artista con una virtuosa delgadez que simula el paño, al igual
que las amplísimas bocamangas que cuelgan. La importancia de éstas como medio
expresivo se potencia por el gesto de la Santa al separar sus brazos del
cuerpo, el izquierdo en función del crucifijo y el derecho para mostrar su
sorpresa ante el prodigio, obra de hacia 1754. A ambos lados de la santa, se
conservan dos Niños, datables en el siglo XVIII.
En el Altar mayor se
conserva una talla de Jesús crucificado, en madera policromada. Estamos ante
una talla de Cristo en cruz de gajos, con una anatomía de formas suaves y
redondeadas, presentando un rostro sereno dentro de la corriente naturalista de
influencia francesa. Tiene los brazos extendidos, casi en la horizontal, con
las manos abiertas. Presenta un tórax algo señalado, así como las costillas,
pero de marcadas formas redondeadas, lo que se llama un modelado blando. La
cabeza está algo inclinada hacia el hombro derecho. El cabello se dispone en
mechones que caen sobre los hombros, pegados a la cabeza a modo de casquete, y
barba corta y rizada, con la boca entreabierta y los ojos abiertos. Los pies se
fijan con un solo clavo, cruzando la pierna derecha sobre la izquierda,
quedando el pie interior en vertical y el exterior rotando sobre el anterior.
Las piernas son cortas y algo voluminosas. Se cubre con un amplio y caído
perizoma, que cubre la rodilla izquierda, sujetándose con un gran lazo en el
lado derecho. Es una obra de gran serenidad, en la que dominan los rasgos
naturalistas y suaves. Fue restaurado en los años 80 del siglo XX. Todas las
características comentadas parecen indicarnos que se trata de una obra de la
segunda mitad del siglo XIV, muy relacionada con los Crucifijos vallisoletanos
góticos.
A
ambos lados del Altar Mayor hay dos cuadros al óleo con temas florales que
obsequiaron a la parroquia en agosto del año 1995 – según reza en el cuadro-
los Sres. Don José Barambones y doña María Consuelo Izquierdo.
Escultura en madera
policromada de San Antonio de Padua, con un libro en la mano izquierda sobre el
que apoya al Niño Jesús; ropajes desplegados angulosos, es una obra de la
segunda mitad del siglo XVII.
Escultura de San Juan
Evangelista, madera policromada, ojos de cristal. Porta Cáliz y tiene a sus
pies el águila de Patmos, obra del siglo XVIII. El templo posee otras imágenes
más modernas como un Sagrado Corazón o la Inmaculada, obra de los Talleres de
Olot (1910).
En la sacristía se
conserva una talla popular de Jesús crucificado, en madera policromada y
pequeño tamaño, con tres clavos.
En el norte del casco
urbano existió un castillo medieval. Se encuentra prácticamente desaparecido.
Hacia el año 1351 se inició la construcción del castillo que terminaría don
Blasco Gómez de Almaraz que falleció en las luchas con la dinastía de los
Monroy. En la segunda mitad del siglo XV, durante las luchas entre los
partidarios de doña Juana la Beltraneja y los de doña Isabel I, Trujillo era
leal a doña Isabel pero Deleitosa cayó en poder de los partidarios de doña
Juana, sin necesidad de lucha ya que era propia de don Rodrigo de Monroy, un
partidario del rey de Portugal que defendía el derecho a la corona de “La
Beltraneja”. Apenas queda parte de una pared original que casi no se distingue,
a pesar de ello está bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto
de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
2.- El Hospital
Se conservan las ruinas de
un antiguo Hospital en la zona oeste de la Plaza de España. Sabemos de su
existencia y funcionamiento desde el siglo XVI, aún se conserva el Libro de
Cuentas del Hospital de la Concepción, 1579-1652 en el Archivo parroquial de la
iglesia de San Juan Evangelista de Deleitosa. Por tanto, en la segunda mitad
del siglo XVI se fundó este Hospital con
su ermita de la Concepción por don Juan García Rico, dotándose de cinco médicos
que atendían a enfermos emigrantes de los alrededores y del pueblo. En este
hospital fue atendido San Pedro de Alcántara en su última enfermedad antes de
ser trasladado a Arenas de San Pedro donde falleció. Todavía finales del siglo
XVIII el hospital estaba en plena actividad. En el Interrogatorio de don Tomás
López, realizado el 10 de diciembre de 1785 (la obra original fue publicada en
el año 1798), recogemos literalmente: “Se
halla también un hospital que fundó y dotó Juan Garzía Rico, con su hermita de
Concepción, en el que se recojen pobres emigrantes, y curan enfermos de el
pueblo hasta donde alcanzan sus cortas rentas”. Incluso nos ofrece una
relación de las enfermedades típicas que se tratan en dicho hospital: “…que más regularmente se padecen son
terzianas por acaloramiento, que con el uso de dos o cuatro sangrías y algunos
refrescos se remedian, los purgantes de toda casta cusan funestos efectos, algunos
dolores pleuríticos en sujetos vinosos y por lo mismo poco peligrosos, siempre
en las evacuaciones no aia retraso, … tres epidemias de tavardillo…,
hidropesías, con esta agua no se contrahen tisis por caso raro y en fuerza de
algún golpe en el pecho ethicas, acontecen algunas más solo en mugeres poco
reflexivas y zelosas de su saluz,… párvulos fallezen en bastante número de
aczidente varmiginos o de sarampión y viruelas,…”. Un hospital destinado a
acoger a pobres y enfermos, con un aposento para alojar en él a los peregrinos
que pasarán por el pueblo o a los sacerdotes y frailes. A finales del siglo
XVIII sólo se acogían en él pobres transeúntes, la mayor parte de sus ventas se
destinaban ayudar algún pobre necesitado natural de la población que presentaba
grave enfermedad.
El patronato del hospital
estaba en manos de las autoridades civiles y eclesiásticas de Deleitosa, los
cuales nombraban mayordomo y las cuentas eran periódicamente revisadas por el
visitador del obispado de Plasencia.
El edificio en el que se
encontraba el hospital presentaba dos partes, el hospital propiamente dicho y
una capilla. En el Libro de Cuentas (1579) aparece mencionada una imagen de la
Virgen con el Niño que representaba a la Inmaculada Concepción, advocación del
hospital, que poseía mantos, gargantillas, coronas y diademas. Existía en el
hospital un portal de entrada con dos dormitorios, una cocina, un establo junto
a ésta y un corral donde aún se conserva otro portal. La capilla comunicaba con
una de las salas mediante una reja y por uno de sus lados limitaba con el
corral. Las salas presentaban techumbre de viguería de madera a teja vana, con
el tiempo se doblaron primero los aposentos de los pobres y más tarde la
capilla. Según el Libro de Cuentas del Hospital de la Concepción, entre los
años 1582 y 1590 se realizaron varias reformas en el hospital dirigidas a
evitar los problemas de humedad, reforzando las paredes hará protegerlas de la
lluvia, también hubo de rehacerse el corral del hospital porque se estaba
cayendo, rehaciendo ser una portada, sustituyeron algunos cabrios, se doblaron
los aposentos de los pobres y se arreglaron algunas paredes que estaban caídas.
En el segundo Libro de
Cuentas del Hospital de la Concepción, 1653-1721 de nuevo encontramos datos
sobre obras de mantenimiento en el hospital: arreglar los tejados, las paredes
y sustituir vigas, obras realizadas en el año 1686, así como la reparación de
una casa pequeña que comunicaba con el hospital en la que también se acogían
pobres, obras realizadas por 146 reales pagados a don Alonso de Córdoba, vecino
de Deleitosa. El hospital se mantenía con las rentas que producían sus
propiedades, consistentes en un alcacer, que a finales del siglo XVI rentaba
más de 30.000 maravedíes anuales, y varios censos cuyo valor se aproximaban a
los 1000 maravedíes. También recibían limosnas de la condesa de Oropesa y de
los habitantes de los pueblos comarcanos.
3.- La ermita de la Virgen de la Breña
Ha desaparecido la antigua
ermita de Nuestra Señora de la Breña, cuya imagen titular, una talla barroca de
la Inmaculada, se conserva en la ermita que en 1972 se construyó en sustitución
de la anterior, según reza en un azulejo talaverano en la fachada: “EL PUEBLO
DE DELEITOSA A NTRA. SRA. DE LA BREÑA EN SU 25 ANIVERSARIO DE LA RECONSTRUCCIÓN
DE LA ERMITA. AÑO 1972 AL 1997.”. Es una sencilla construcción popular, que
sustituyó a una edificación anterior de la que no quedan restos
arquitectónicos. Presenta planta cuadrangular, con un zócalo de pizarra y altar
mayor plano de pizarra, donde se venera la imagen de la Virgen de la Breña, una
Inmaculada en madera policromada, de factura barroca del siglo XVIII, que se
nos ofrece pisando la serpiente o dragón que es el símbolo del diablo,
representada tal y como se narra su aparición en el Apocalipsis, capítulo 12,
versículos 1-17: “Y una grande señal
apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna debajo de sus pies,
y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. (...) 9. Y fue lanzado fuera
aquel gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo, el cual engaña á
todo el mundo; fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
(...) 13. Y cuando vio el dragón que él había sido arrojado á la tierra,
persiguió á la mujer que había parido al hijo varón...”. La fiesta de la
Virgen de la Breña es el 15 de agosto.
4.- Casa de los Duques de Frías
La Casa-Palacio que
perteneció a los Duques de Frías aún se conserva en la Plaza de España, también
se la conoce como la Casa de los Marqueses de Deleitosa. La tradición dice que
la habitó San Pedro de Alcántara, conservando en la actualidad una arquería
cegada y el dintel sobre la puerta con una inscripción relativa a la
construcción del edificio. Ha
desaparecido el escudo nobiliario y sólo permanece en un dintel de la ventana
la inscripción: “SE IZO ESTA/ AÑO 92”.
El Ducado
de Frías es un título nobiliario español concedido por los Reyes Católicos el 20 de marzo de 1492 a Bernardino Fernández de Velasco y
Mendoza, III Conde de Haro y Condestable de Castilla,
hijo de Pedro Fernández de Velasco y Manrique
de Lara y Mencía de Mendoza. En 1520 el Emperador Carlos V distinguió a los Duques de Frías con la dignidad de Grandes de España. La
Familia de los Velasco
fue uno de los más poderosos e influyentes linajes nobiliarios castellanos de
la Baja Edad Media y de comienzos de la edad moderna. Su arraigo señorial se
concentró en la zona de Soria, Burgos, Palencia, La Rioja, Zamora, Álava y oriente de Cantabria.
5.- El
rollo jurisdiccional
En la Plaza, como símbolo
de la jurisdicción, está el Rollo que es obra de finales del siglo XIV cuando
consigue Deleitosa el título de Villa. El día
22 de abril del año 1370 don Enrique II concede los pueblos de Almaraz y
Deleitosa a don Diego Gómez de Almaraz. Esta entrega fue ratificada en los seis
años siguientes por don Enrique II, por don Juan I en el 1379 y el 20 de abril
del año 1383, don Enrique III en 1391 y en 1404 y, por último, don Juan II en
1408 y en 1409. Años importantes para Deleitosa pues consigue
el titulo de Villa, construyéndose el rollo como símbolo de jurisdicción o
autonomía del lugar, es decir, su mérito de Villa.
Los rollos aparecen en su
origen histórico vinculados al comienzo de los señoríos, y algunos de ellos
fueron utilizados, como postes de castigo. A diferencia de las picotas, su fin
era el de señalar la jurisdicción o autonomía de un lugar, es decir, su mérito
de Villa. Por tanto, los rollos están vinculados al comienzo de los señoríos,
que es una ordenación urbana y un sistema de explotación agraria de carácter
rural, agrupado en torno a un señor titular y bajo su autoridad. Fue merced de
los monarcas, el agradecimiento de la ayuda estratégica y militar prestada
durante los enfrentamientos bélicos medievales, los que concedieron algunas
poblaciones el privilegio de señorío y a su señor el derecho de jurisdicción
sobre las tierras. Para simbolizar el ejercicio de este poder se levantaron los
rollos. Las poblaciones dejaron de ser una posesión de realengo, convirtiéndose
en un lugar de señorío, en una villa.
El rollo está elevado en
la actual Plaza consistorial sobre tres gradas circulares de piedra, en cuyo
centro se levanta una columna cilíndrica de cantería, con basa compuesta y
capitel toscano, rematada en un pináculo piramidal sobresaliendo cuatro figuras
de león, lugar de ajusticiamiento y picota de exposición pública de los
pecadores y maleantes. Signo de Villa con jurisdicción propia correspondiente a
los años finales del siglo XIV, convirtiéndose en uno de los monumentos de
jurisdicción señorial más antiguos de Extremadura. Los blasones fueron
destruidos en el año 1837, posiblemente corresponderían a don Diego Gómez de
Almaraz, al cual le fue concedido por el rey Enrique II el derecho de imponer
justicia. El rollo poseía una cruz de hierro forjado del siglo XVII, que ya ha
desaparecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario