domingo, 17 de septiembre de 2023

 

Estudio y catalogación de una copia de época de la Sábana Santa realizada en Turín en 1620

 

 

1.- La génesis de la insigne reliquia

La Síndone, también conocida como la Sábana Santa, es la reliquia más preciada del mundo cristiano.Es creencia común que fue descubierta en el siglo VIII en Tierra Santa, pasó por Edessa y acabó en Constantinopla, y durante el saqueo de esta ciudad el 13 de abril de 1204,un jefe de la IV Cruzada, llamado Otto de la Roche, se apoderó de ella y se la trajo a Occidente,reapareciendo en Francia en 1353.

La Sábana Santa de Turín es una realidad misteriosa y controvertida, objeto de devoción secular, e históricamente documentada por primera vez a mediados del siglo XIV en la actual región del Gran Este de Francia. Los historiadores describen que, en el año 1353, la Síndone fue depositada por el valiente caballero templario, Geoffroy de Charny, en la iglesia de su feudo de Lirey en Borgoña. Y en el 1453, Marguerite de Charny, la última descendiente de la familia, cede la Sábana Santa a cambio del castillo de Varambon a Ana de Lusignan (de la dinastía de los Cruzados), esposa delduque Ludovico de Saboya. Y que después de varios desplazamientos, en 1506 se depositó definitivamente en la Santa Capilla del castillo de Chambéry.

Después al trasladar la capital del ducado de Saboya, de Chambéry a Turín en 1563, Emanuel Filiberto ordena llevar la Sábana Santa a la nueva capital piamontesa, oficialmente para abreviar el peregrinaje de San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán.

Por aquel entonces la ciudad fue objeto de una intensa obra de ampliación, con la elevación de una ciudadela fortificada y la construcción de un gran palacio ducal adaptado a las nuevas necesidades. El Sagrado Lino llega a Turín el 14 de septiembre de 1578, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, y fue acogido por una solemne procesión acompañada de los disparos de los cañones. Su primer refugio es una capilla cerca del palacio ducal, entre las Puertas Palatinas y el Bastión Verde, originalmente dedicada a la Virgen de la Nieve y conocida como Santa María del Belén, renovada por Emanuel Filiberto y dedicada a San Lorenzo en recuerdo de la batalla de San Quintín ganada el 10 de agosto de 1557.

La cercanía física de la valiosa reliquia, en la época moderna como ya lo era en la Edad Media, representa la prueba de una particular benevolencia divina hacia la dinastía que la custodia, una confirmación de la legitimidad del poder temporal que emana directamente de Dios. Durante años estuvo en varias ubicaciones, en la catedral, en un templete redondo de madera sobre el altar mayor de la Catedral y en el palacio ducal. Hasta que el 1 de junio de 1694 la Sábana Santa se traslada a la Capilla expresamente proyectada para albergarla.

 

2.- Símbolo del poder político

Los Saboya dedicaron al culto de la Sábana Santa una importancia decisiva: el Sagrado Lino se convierte en instrumento de legitimación del poder y su ostensión acompaña los grandes acontecimientos dinásticos y políticos de la casa, desde la llegada de la reliquia a Turín en 1578 hasta la Edad Moderna, haciendo solemnes los acontecimientos estratégicos de la familia, obteniendo el favor divino por los ejércitos, e invocando la liberación de las plagas.

La Sábana Santa se ofrece a la veneración del pueblo el 4 de mayo de cada año, aniversario litúrgico fijado por el papa Julio II a partir de 1506 y reafirmado por Gregorio XIII el 12 de abril de 1582 con Bula Pontificia. que concedía "indulgencia plenaria y remisión de todos los pecados" a los fieles que participan en la ostensión. Sin embargo, las epidemias, guerras, hambrunas y otras adversidades excepcionales impidieron el ritmo regular de las ostensiones: el 1 de abril de 1633, Vittorio Amadeo I, anunció la reanudación de la fiesta del 4 de mayo tras el paso de la terrible peste negra que se extendió por las principales ciudades de Europa.

La ostensión sigue reglas muy precisas y representa un momento destacado del ceremonial de la corte. El acontecimiento se documenta con ilustraciones diferentes en las que los personajes de la corte se alternan bajo el pabellón chino o dentro del pabellón de madera preparado para la ocasión delante de los palacios reales, destruido por un incendio en 1811. El mismo modelo se repite en las denominadas ostensiones devocionales, en las que la sábana es gobernada idealmente por la Virgen y los santos. La reproducción de la reliquia o de los acontecimientos relacionados con ella es considerada como un acto de emanación soberana y, por lo tanto, confiada a artistas e impresores vinculados a la corte o, al menos, autorizados por ella.

Junto a las representaciones de la Síndone estrechamente vinculadas a las ostensiones y a los acontecimientos de la corte, a partir del siglo XVII se desarrolla una corriente de imágenes más populares, destinadas a la devoción. Desde el punto de vista de la iconografía, los modelos del taller de Della Rovere(que tuvo licencia exclusiva para pintar las copias de la Sábana Santa desde 1610 hasta 1637) se reproducen en grabados y cuadros realizados con las técnicas más variadas, en los que la Virgen y los santos se convierten en protagonistas de ostensiones ideales y privadas.

Entre los siglos XVII y XVIII, se realizan cuadros en los que el Sagrado Lino está representado sobre seda, pintado o estampado, rodeado de adornos vegetales y guirnaldas de flores,bordados en seda policromada e hilos de oro y plata. Estos objetos están destinados a la devoción privada y a menudo son obra de autoras femeninas, laicas o religiosas. Según las indicaciones devocionales de la época, el trabajo manual y el compromiso en la realización de estas imágenes favorecen la misa y la oración sobre el tema de la Pasión de Cristo. En el universo femenino de la época, no sólo conventual sino también doméstico, las actividades textiles como la hilatura, la costura y el bordado se acompañan a menudo de la meditación,“porque son capaces de no ocupar demasiado la mente, distrayéndola de esperar a Dios”.

Las peregrinaciones de Carlos Borromeo a Turín para ver la Sábana Santa - la primera en 1578 - son luego el origen de una serie de grabados que representan la adoración del Sagrado Lino por parte del santo. También están muy difundidas las impresiones con la Virgen, y los ángeles sosteniendo la Sábana Santa (modelo que repite la copia pequeña del Monasterio de Guadalupe, Cáceres). Estos insisten en la importancia de contemplar la Sábana Santa y los todos los instrumentos de la Pasión para llegar aidentificarse con el sufrimiento redentor de Cristo en la cruz.

 

3.- Política diplomática y religión

 

En los últimos tiempos la historiografía europea ha mostrado una notable atención al uso político de la sacralidad y del ceremonial religioso dentro de los estados de la Edad Moderna, donde “lo sagrado y lo secular estaban interconectados, pero no mezclados, en una unidad indisoluble”. La piedad del príncipe y el horizonte devocional de su corte han entrado así plenamente en el amplio y complejo terreno de las relaciones entre política y religión. Un terreno que, de un tiempo a esta parte, sólo ha sido afrontado por los historiadores en términos de maquiavélico “instrumentum regni”, es decir, reduciendo la religión y sus expresiones “a suntuoso camuflaje ideológico de una máquina de persuasión, para el dominio de los pocos sobre los muchos”.

 

Esta intervención, está dirigida precisamente al análisis de los aspectos políticos y diplomáticos de una determinada forma de sacralidad en la Europa barroca,y quiere partir de esta premisa. En efecto no sería posible leer la dimensión devocional, en su fenomenología del lenguaje de la política, compartida y practicada en toda Europa durante la Edad Moderna, sin presuponer, como su punto fuerte, la capacidad de arraigarse profundamente, en las conciencias de unos hombres y mujeres viviendo

en un contexto sociocultural particular, y animados por un sentimiento religioso no reducible mecánicamente a la expresión de una fe “utilitarista”.

 

En este sentido, incluso la lectura del culto de la Sábana Santa como instrumento de legitimación y propaganda dinástica merece una aclaración preliminar. Al promover, dentro y fuera de sus dominios, la reliquia más prestigiosa en su poder, la familia Saboya persiguió - como muchos otros soberanos que habían encontrado en las reliquias el signo tangible "de la aprobación divina del gobierno"–una estrategia de propaganda; y esto no hubiera sido posible, o no hubiera sido efectivo, si no fuera en un mundo y en una época naturalmente acostumbrada al "consumo de devociones".

 

Pero un consumo que se expresó de formas muy distintas a las que nos han dado la “devoción regulada” y la secularización. De hecho, no debemos olvidar que la relación con lo sagrado, desde la antigüedad hasta casi toda la Edad Moderna, es una relación que tiende a involucrar todos los sentidos, incluido el tacto, ya que el cuerpo, según San Pablo, “era una noción no limitada sólo a la única realidad, sensible y material " y la corporalidad --como se desprende del culto a los santos y la búsqueda del contacto físico con sus reliquias -lejos de ser considerado un obstáculo para la transmisión del mensaje religioso, en cambio se consideró un elemento fundamental de “praesentia”.

 

La función legitimadora de la Sábana Santa, especialmente después de su traslado de Chambèry a Turín, en 1578, es un tema bien conocido también por los estudiosos, que no han dejado de subrayar cómo el paso de la reliquia de Saboya al Piamonte sirvió para consagrar la nueva estructura geopolítica asumida por el ducado de Saboya.

 

Desde su llegada a Saboya a mediados del siglo XV, la Sábana Santa se consideró un signo de protección celestial sobre la casa ducal. De hecho, la familia Saboya podía presentarse como el linaje elegido por la Providencia para guardar la mayor reliquia del Cristianismo, la única a través de la cual era posible ver el rostro y las llagas del Salvador. La singularidad de la Sábana Santa, que pronto fue transformada por la propaganda ducal en superioridad: una condición de excelencia que, desde la reliquia, se extendió inmediatamente a sus poseedores.

 

De hecho, la Sábana Santa se convirtió en el eje de la sacralidad dinástica, que se expresó a través de una red de cultos y devociones, que contribuyeron a definir el rolde capital y sede permanente de la corte,  adquirido por Turín. Una ciudad que pronto se convirtió en escenario de esos extraordinarios espectáculos de “poder y devoción” que eran las ostensiones -a las que los duques invitaban a "competir con devoto afecto" a todos "los fieles cristianos, tanto súbditos como extranjeros" - celebradas con la pompa de las fiestas barrocas por parte de los protagonistas de la corte: el príncipe y su familia, los altos prelados del ducado, los embajadores y cuerpos diplomáticos residentes en Turín.

 

A estos últimos, a los que se acomodaba ensitios privilegiados en el escenario, desde el cual la reliquia era expuesta al público, o en las procesiones que acompañaban el trayecto de la Sábana Santa desde la catedral - donde estaba custodiada-, hasta la plaza del castillo -donde por fin, la mostraban -, porque estos ilustres invitados desempeñaban un papel muy importante en la difusión de la fama de la Síndone, más allá de las fronteras ducales. Lo confirma su especial cuidado en la descripción de las ceremonias; en los despachos enviados a sus respectivos lugares de procedencia,que contribuían a propagar la devoción sindónica y con ella el prestigio de la Casa Saboya.

 

Las reproducciones de la reliquia, además de ser eficaces herramientas de propaganda dinástica y apreciados obsequios diplomáticos, también estaban envueltas en propiedades mágico-sacras. Esto ciertamente no es sorprendente, considerando el aura de esoterismo que rodeaba la reliquia: en uno de sus poemas, Carlo Emanuel había leído las constelaciones del zodíaco en la Síndone, mientras que a principios del siglo XVIII a una visionaria - la monja Serafina Brunelli - la Sábana Santa se le apareció en un sueño "en forma de una fortaleza hermosa y muy fuerte" expandiéndose "bajo la apariencia de una muralla bien construida" en defensa de la ciudad de Turín que en ese momento estaba sitiada por los franceses.

 

Por eso, los príncipes de Saboya consideraban los objetos que reproducían la imagen de la Sábana Santa como talismanes muy poderosos, para ser guardados celosamente y llevados consigo.

 

El príncipe Emanuel Filiberto (hijo de Catalina y Carlo Emanuel) apreciaba mucho uno de sus "Agnus Dei" adornado con una piedra de ágata que representaba al santo Sudario, mientras que su hermana María Francesca de Saboya, una Terciaria Franciscana, viajaba habitualmente con una o más copias (pintadas por la propia princesa), y las donaba a las autoridades civiles y religiosas que conocía durante sus frecuentes peregrinaciones. Parece que, con motivo de su última visita a Roma, en 1656, la Infanta le había regalado al Papa Alejandro VII una reproducción de la Sábana Santa, que luego pasó a adornar el altar mayor de la iglesia nacional de los súbditos de Saboya en Roma. la iglesia de la Sábana Santa de los piamonteses.

 

4.- Poder y Devoción

 

A partir de mediados del siglo XVI hubo también otras modalidades de difusión del culto de la Sábana Santa, dentro y fuera de las fronteras ducales. Las obras impresas, en primer lugar; las imágenes votivas; y,por último, las copias de la insigne reliquia.

 

Estas últimas eran telas, a menudo a tamaño natural o a escala, que se pintaban reproduciendo la imagen del cuerpo y del rostro de Cristo, y que luego solían apoyarse en el original para absorber su sacralidad. Se trata de un fenómeno atestiguado ya en la Edad Media; cuando los Templarios, que durante un tiempo custodiaron la Sagrada Sábana Santa, habrían mandado hacer varias copias, destinadas a circular entre las encomiendas dela orden.Yen la Edad Moderna; cuando, a principios del siglo XVI, se realiza la famosa copia de Lierre (Bélgica), pintada en 1516, una vez atribuida a Durero, pero más probablemente obra de Bernard van Orley. Pero que conoció su máxima expresiónentre los siglos XVII y XVIII, cuando las copias de la Síndone realizadas, fueron más numerosas. La mayoría de estos ejemplares - o mejor, la mayoría de los censados - se encuentran en la Península Ibérica y en el resto de los dominios pertenecientes a los Habsburgo.

 

Esto no debe sorprender en absoluto: no sólo porque las tierras de los Austrias, de Jaén a Viena, y de Oviedo a Besançon, más que otras partes de Europa, habían manifestado su vocación a conservar y venerar Sudarios, Verónicas, y Mandylion;

pero sobre todo porque la preparación de estos artefactos y su distribución respondía a lógicas políticas y diplomáticas evidentes, directamente vinculadas a los equilibrios existentes en la corte Saboya. Desde la mitad del quinientos y hasta el primer cuarto del seiscientos, el ducado fue aliado de España: una alianza que encontró su máxima expresión en 1585, con el matrimonio de Carlo EmanuelI con la Infanta Catalina de Austria, hija de Felipe II.

 

Precisamente durante estos años, a caballo entre los siglos XVI Y XVII, desde La Unión Ibérica ydemás dominios de los Habsburgo, creció la demanda de Síndones, cuya fama había sido fortalecida también por la traducción al castellano, y al alemán de algunas obras elogiosas dedicadas a la reliquia, como por ejemplo la Sindon Evangélica de Filiberto Pingone, la Explanación de la Sábana Sagrada de Alfonso Paleotti, o la historia de la hermandad del Santo Sudario de Roma de Prospero Bonafamiglia.

 

Entre los más fervientes devotos del Santo Lino en España, estaba el mismo Felipe II que, en los años setenta del siglo XVI, al no poder venir personalmente a Turín a venerar la Sábana Santa, había escrito a su primo Emanuel Filiberto porque “por excelentes pintores le hizo un retrato y le envió a España, donde en lugar del prototipo lo habría conservado con toda reverencia”. El duque ordenó entonces que la reliquia fuera expuesta en una capilla y que aquí fuera “cavata” por un pintor de corte, “con la cabeza descubierta y arrodillado”.La copia fue enviada luego al Rey de España, quien la colocó "entre sus mayores y más preciadas reliquias". No parece que este ejemplar,sea una de las dos copias de la Sábana Santa (una grande, que data de 1567, y una más pequeña en seda, enmarcada en una moldura con las figuras del Beato Amadeo IX y San Víctor, antiguo patrón de Turín) que aún hoy están presentes en el Escorial. La Sábana Santa, ya debió ser muy reconocida y apreciada por Felipe II cuando, en 1586, respondiendo a una carta de su hija Catalina, que le había dicho que había rezado por su salud frente a la reliquia, le escribió que"muy bien ha sido ver el Santo Lino, ya que ese mismo día pude salir a misa y de inmediato me sentímejor".

 

Unos años más tarde, en 1595, el cardenal Alberto de Habsburgo también veneró la Sábana Santa y obtuvo una copia de la misma: de hecho, después de haber asistido a la ostensión de la reliquia, el archiduque de Austria "tomó la medida con un cierto tafetán para llevarla con él ". Con estas preciosas maravillas, los duques de Saboya solían rendir homenaje a los exponentes de la alta nobleza española que servían en la corte de Turín. En 1588, CarloEmanuel donó una copia a don Carlos Margarita, ayuda de cámarade su esposa, la infanta Catalina Micaela de Austria, hija del rey Felipe II, que “por su particular devoción que tiene en la Sábana Santa” había hecho el voto de “llevar un retrato de ella, a la Santísima Virgen de Guadalupe”. La copia, fue colocada

sobre el original con motivo de la Ostensión Pascual del 24 de abril de 1588, y tiempo después depositada en la Capilla de las Reliquias del Santuario extremeño, donde fue expuesta a la devoción pública.

 

El año anterior CarloEmanuel había regalado a don Fadrique, primogénito del duque de Alba, una copia de la “mayor reliquia que hay”, que fue posteriormente conservada en un convento de Toledo. En el acto de donación se recordaba el procedimiento utilizado en las reproducciones: “viene un obispo y sacan un pintor que lo retrata, y luego en estando retratado, tiéndele en el mesmo, y ansi se imprime aquel color y aquellas manchas”.En la ostensión del 4 de mayo de 1623 fue el obispo de Vercelli y gran capellán de corte, Marco Antonio Vizia, quien apoyó ``por un gran espacio de tiempo”sobre la Sábana Santa, una copia solicitada por don Diego Ponce de León, servidor del virrey de Sicilia Emanuel Filiberto.

 

También desde Portugal (aXabregas, cerca de Lisboa, ya en la primera mitad del siglo XVI había llegado una copia de la Sábana Santa, que pronto se había convertido en objeto de gran culto), llegaban peticiones de reproducciones del Sagrado Lino. Y en 1593 el Arzobispo de Évora pidió al embajador de los Saboya en la corte de Madrid, que intercediera ante el duque para conseguirle una, para depositarla en la nueva iglesia de un Monasterio Cartujo, ``y para mayor devoción, querría que esta fuese de igual tamaño y que hubiera tocado la mismísima Sábana Santa”. Algunos años más tarde se envió a Lisboa otra tela al natural, `` CAVATO DAL ORIGINALE IN TVRINO L'ANNO 1620”.

 

Un documento de autenticación que acompañaba una copia de la Sábana Santa, que se encuentra en la pequeña localidad castellana de La Cuesta, cerca de la ciudad de Soria, en 1654, nos informa que la copia, ``sobre tela de lino de la misma largura y anchura de la auténtica sagrada reliquia´´ vino ``puesta en contacto´´ con el original por un padre Carmelita el 4 de mayo, ``fiesta de la santísima Sábana Santa´´ y el acto fue documentado por el entonces arzobispo de Turín, Julius Chesare Bergara. A finales del siglo XVII, se hacía mención a una copia de la Sábana Santa realizada ``sobre el mismísimo y sacrosanto original, por orden de sus altezas reales de Saboya´´ y que fue presentada ``como gran regalo y preciosísima reliquia al rey de España´´.

 

De Valladolid a Sevilla, de Navarrete a Valencia e incluso en México, las reproducciones de la Síndone fueron tan difundidas en los dominios de los Austria, que inspiraron una reflexión sobre su valor, en “los Discursos de las effigies y verdaderos retratos non manufactos del santo rostro y cuerpo de Christo …” (J.Acuña del Adarve, 1637).

 

La persistencia de la fortuna del culto sindónico en los reinos ibéricos, está constatada por un documento de la segunda mitad del siglo XVIII. Ya en tiempos de “devoción regulada”, el embajador español en Turín escribió una nota sobre una copia de la Sábana Santa realizada poco antes a petición del virrey de Navarra, solicitando - quizás bajo presión del comitente – “que se consiga tocar con la original que se venera en la capilla del palacio de S.M. sarda”.Aunque privilegiada, España no fue el único destino de las pinturas sindónicas, ni los príncipes ibéricos fueron los únicos que las solicitaron.

 

Ya a principios del siglo XVI, el emperador Maximiliano I obtuvo de su yerno (el duque Filiberto II de Saboya, marido de Margarita de Austria), la copia que, según la tradición, habría sido pintada por Durero. Carlos Borromeo, cuyo deseo de venerar la Sábana Santa fue tomado como justificación oficial para el traslado de la reliquia a Turín en 1578, y habría recibido del obispo de Vercelli, Carlos Francisco Bonomi - y no, como se creía, de Emanuel Filiberto - una copia que conservó y veneró en su capilla privada, convirtiéndose así ella misma en una reliquia borromática, reconocida como tal por el cardenal Schuster en 1935.

 

Pío V obtuvo dos ejemplares de Emanuel Filiberto; en vísperas de la batalla de Lepanto una de ellas fue regalada por el Papa a don Juan de Austria, para portarla como fajín (hoy es conservada en Alcoy, Alicante). En 1624 la gran duquesa de Toscana, María Magdalena de Austria, pidió a la duquesa de Mantua, Margarita de Saboya(Virreina de Portugal entre 1634 y 1640), que intercediera ante su padre Carlos Emanuel I, para obtener dos copias dela Sábana Santa. En una primera carta María Magdalena había pedido que el artefacto fuera «copiado por una mano, más que excelente» y "en un lienzo de la misma calidad que el de la Sábana Santa, o al menos lo más parecido posible". La princesa había pedido también que las copias, respetaran las medidas del original, y que luego fueran colocadas sobre esta, para recibir “mayor veneración”.

 

La Infanta Margarita hubiera querido encomendar la realización de los dos ejemplares a Moncalvo (el célebre pintor Guglielmo Caccia), pero la indisposición de este último (que moriría poco después, en el otoño de 1625), le obligó a recurrir al no menos apreciado, "maestro" Giovanni Battista(probablemente Giovanni Battista Fantino), un pintor que se especializó en copias de la reliquia. Dos años más tarde, en abril de 1626, la gran duquesa de Toscana recibió una arqueta que contenía dos copias de la Sábana Santa, las indulgencias papales y un "informe de las ceremonias que se utilizan cuando se muestra tan públicamente". En la carta de agradecimiento María Magdalena reveló que uno de los dos lienzos estaba destinado al tío Guillermo V de Baviera, quien "recordaba continuamente con sus cartas su ferviente devoción, y el gran deseo que tenía de tener esta reliquia con él".

 

No queda rastro de la otra copia de la Sábana Santa que llegó a Florencia en abril de 1626, y ya en 1698, cuando se elaboró ​​un inventario de la Capilla Palatina Pitti, el lienzo no aparecía entre las reliquias y objetos sagrados. Sin embargo, su llegada a la capital toscana sigue siendo un claro testimonio de la fuerte atracción que ejerce la reliquia más famosa de Saboya en una corte, la de los Medici, tradicionalmente hostil a los Saboya. Una atracción que también se transmitió a la Lorena, que ascendió al trono Gran Ducal en 1737: el 4 de mayo de ese año al gran duque Francesco Stefano y a su hermano Carlo Alessandro, de paso por Turín, “lesmostraron la sagrada reliquia de la Sábana Santa a puerta cerrada, con la intervención y acompañamiento de todos los caballeros y damas que se encontraban en la corte, pero sin que se les notificara a los señores embajadores y cancilleres”.

 

Otras copias de la Sábana Santa partieron hacia Baviera a mediados del siglo XVII.

Esto lo deducimos de una carta de 1657 enviada por el Padre Provincial de los Observadores Menores de Turín, fray Giovanni Battista da Strambino, al comisario general de la orden, fray Sebastiano da Gaeta, en la que se anunciaba una copia, "con la ocasión en que (Madama Reale) mandó realizar otra, de tamaño natural para el duque de Baviera”. El duque en cuestión era Ferdinando Maria Wittelsbach, quien en 1650 se había casado con la hija de Vittorio Amadeo I, Enriqueta Adelaida de Saboya, quien ayudó a fomentar el culto de la Sábana Santa en Alemania (para convertirse en el tema de animada controversia, entre los eruditos católicos y protestantes) y a cimentar también a través de ella, la alianza político-dinástica entre los dos ducados: desde esta perspectiva, conviene ver la visita a Turín en mayo de 1653 del Mayordomo mayor del Elector, que finaliza con una ostensión de la Sábana Santa.

 

Incluso en Francia (donde a principios del siglo XVI la Sábana Santa, entonces guardada en Chambéry, fue recordada con escepticismo y burla por François Rabelais) circularon copias, incluso parciales, de la reliquia. En París, en 1608, se conoció un "portrait en vif de la facenaturelle de Notre Seigneur telle qu'elle se voitim primée aulingequiest à Turin". Este testimonio parece tanto más significativo, cuanto que proviene de un país en el que las diversas reliquias de la Sábana Santa que tienen, dicen ser auténticas (desde San Suaire de Cadouin, en Aquitania, hasta la de Compiègne, hasta la más famosa de Besançon, una ciudad de los Habsburgo).

 

5.- Poseer y copiar lo sagrado

 

Hemos visto cómo el elemento distintivo de esta práctica era el contacto directo entre el artefacto y la reliquia: fue a través de ese contacto físico por el cual el lino pintado participó del Misterio de la Sábana Santa. La idea de que lo sagrado se transmitía por contacto físico no era ciertamente nueva: recordemos la gran estimaque se tenía en la antigüedad, a los trozos de tela (y otros materiales) que se hacían tocar por las reliquias de los primeros mártires cristianos.En los primeros años del Cristianismo, y como consecuencia de las persecuciones, comenzaron a conservarse y a tenerse en gran devoción todos los objetos relacionados con los que habían muerto por la fe.

 

La posesión de estos objetos respondía -se ha dicho- a lógicas políticas y diplomáticas, a las que, sin embargo, también el gusto por el coleccionismo, uno de los componentes esenciales de las cortes desde el Renacimiento hasta el Barroco, no fue ajeno.

 

En las colecciones de los príncipes los objetos de piedad (imágenes sagradas, reliquias instrumentos litúrgicos, etc.) a menudo tenían un valor (cuantitativo y cualitativo) de considerable importancia: esto se explica por el gasto de tiempo y dinero, que prodigaban los embajadores,para procurar y obtener, en los diversos países donde desempeñaban su misión, los deseados objetos devocionales. Para ser luego enviados a sus respectivos territorios, y así enriquecer las colecciones de sus soberanos. Aunque a menudo, los métodos de adquisición no fueran los más ortodoxos; sabemos que los robos y expolios estaban a la orden del día, que los “cazadores de reliquias” siempre estaban al acecho yque el “mercado”-de los huesos de los mártires extraídos de las catacumbas romanas-, estaba en la otra mitad de Europa, desde Francia hasta Baviera.Yllegó a ser tan llamativo y floreciente, que obligó a los Papas a legislarlo para frenar dichas prácticas, e instituir una “devoción regulada”.

 

Desde una perspectiva profana, podríamos llegar a pensar, que incluso el sistema de copias de la Sábana Santa, no escapó a la lógica del "mercado" de la experiencia religiosa. Pero estaríamos sin duda equivocados, porque la reproducción de la reliquia no fue nunca pensada simplemente como una obra encargada por el príncipe al artista. De hecho, pintar una copia de la Sábana Santa significó acercar el ojo y la mano del hombre, a la imagen de Cristo: se trataba, por tanto, de un acto ceremonial y sagrado, y que requería una adecuada preparación espiritual.

 

Sirva como ejemplo, que para permitir la creación de la copia solicitada por Felipe II, Emanuel Filiberto observó un ritual correctamente articulado: el príncipe "hizo exhibir la Sábana Santa en una capilla privada, rodeada de infinidad de candelabros y lámparas y ordenó que mientras el pintor real con la cabeza descubierta y de rodillas lo dibujara, la oración de las cuarenta horas sólo fuera adelantada por personas eclesiásticas regulares y muy piadosas”. Y todo ello para evitar "lo que había ocurrido en otras ocasiones", es decir, "que los pintores habilidosos que se acercaban a la Sábana Santa para obtenerla, se perdieran y distrajeran, no sin una clara señal de que al Señor no le gustaba este oficio".

 

Copiar lo sagrado, intentar reproducir su misterio y difundir su singularidad, fue un acto que, más allá de todas las implicaciones profanas, mantuvo una dimensión profundamente religiosa. Todas las lógicas (políticas, diplomáticas y culturales) que a menudo presidieron la realización de estos objetos de devoción, y que hemos tratado de explicar aquí, son fundamentales para comprender su génesis y el porqué de su circulación, pero no son suficientes para captar su profunda esencia, que necesariamente se refiere a la conciencia, a la espiritualidad, a la piedad del príncipe cristiano. Es decir, a esa esfera de “Más allá” que nos domina por todos lados y que, en un intento por reconstruir la relación entre política y religión, nunca debe olvidarse.

 

6.- Documentación y descripción.-

 

Por copias de época de la Sábana Santa, nos referimos siempre a aquellos artefactos retratados del Original, más o menos fielmente, con las mismas medidas o similares, yque desde principios de 1500, los duques de Saboya, dueños de la reliquia, encargaban realizar bajo demanda de quienes deseaban tener un testimonio particular de la misma.

 

Cuando hablamos de Copias de la Sábana Santa, está claro que nos referimos a artefactos tomados directamente del original de Turín, y depositados sobre el mismo, adquiriendo así la categoría de reliquia.Ya que hay muy pocas réplicas, que puedan presumir de un valor artístico intrínseco, por su calidad y delicadeza de ejecución, aunque nunca hayan faltado la buena voluntad y la devoción al realizarlas. En muchas de ellas, incluso, aparece la Imagenrepresentada de forma positiva, sin retratar fielmente la realidad que es un negativo.

 

Una preciosa publicación catalogando los ejemplares conservados en la Península Ibérica, fue realizada en los años cincuenta por don Domenico Leone. Y este inédito estudio, animó también a otras eminencias como, don Luigi Fossati, a investigar sobre las copias existentes en Italia y en otros lugares, para así poder iluminar esta parte de la historia-completamente desconocida, hasta entonces- de la Sábana Santa.

 

Estos y otros ensayos sobre el tema, están publicados en los enlaces de Spectrum,

pro Sindone y en la revista Sindon. Y han sidopresentados en los diversos congresos sobre la Sábana Santa.

 

En estos estudios concretos sobre las copias de época de la Sábana Santa, además de una lista cronológica de las copias con la fecha, y la lista alfabética de los lugares donde se guardan, aparece tambiénuna relación de las copias sin indicación cronológica, y sigue una tercera lista de copias que ya no se encuentran localizadas, a pesar de la documentación de su existencia en el pasado. Estos datos y fuentes son accesibles yse encuentran a disposición del público en general (abajo, ref. en la red).

 

La copia de época que nos ocupa en este estudio, hemos intentado catalogarla en base a unas características muy evidentes que presenta: una escueta leyenda y la fecha de realización, que aparecen marcadas sobre el lino, escrita concaracteres latinos.

Esta distinción objetiva es muy importante, porque facilita la exposición del asunto y nos permite clasificarla, ya que la misma leyenda, sólo está presente enuna de las réplicas publicadas (cambia la fecha).En el margen superior de la pieza, ycentradasobre la figura yacente de Cristo, aparece la inscripción:

 

CAVATO DAL ORIGINALE IN TVRINO L'ANNO 1620

 

Se trata de un gran lienzo detela, tejida en tafetán de lino (amarilleado por la edad), que mide aproximadamente 4,34 m. de largo por 96 cm. de ancho. Sobre el que se representa en primer plano, la imagen desnuda del cuerpo de Jesucristo, pintada en tonos sepia, con gran precisión anatómica, sin distorsiones. Con las piernas extendidas y con sus brazos y manos cruzadas a la altura del perizoma. La Sábana reproduce una vista doble, frontal y dorsal (oponiéndose por la cabeza), que se explica por el modo como se usó la tela para envolver el cuerpo, habiendo una perfecta correspondencia entre ambas caras de la imagen.

 

El cuerpo de una altura aproximada de 1.80 cm., se presenta lacerado y cubierto de marcas de latigazos por toda su superficie, con ambas manos y pies perforados y con heridas sangrantes en hombros y rodillas, y dando cierto protagonismo a la lanzada en el costado izquierdo (representa un negativo). Alrededor de su cabeza se distinguen las innumerables punzadas causadas por la corona de espinas. La dramática imagen de un hombre, que ha sido golpeado,flagelado y finalmente crucificado, pero que mantiene el rostro sereno y majestuoso en su sencillez; de quien ha consumado su entrega por la salvación del mundo.

 

En la Sábana también se representan pintados, los múltiples parches que cubrirían las marcas de las quemaduras producidasdurante el incendio de Chambéryen 1532.

 

Comparandola calidad de esta pintura, con el resto de los ejemplares conocidos, consideramos que el autor de esta copia era un buen dibujante ytambién gozaba de un cierto virtuosismo técnico. En ella convive una pincelada minuciosa - perceptible enla ejecución del suave rostro, del cabello ylas barbas- con un tratamiento monumental de la anatomía de Cristo y una evidente preocupación por el volumen y la perspectiva, claramente meridionales.

 
Por su excelente apariencia y la magnífica conservación del lienzo de lino, un observador inexperto no creería que tiene más de 400 años. Aunque con pericia y
un buen aumento, se puede apreciar con certeza su antigua manufactura, y comola urdimbre y la trama del tejido tienen diferentes grosor​es, según corresponde a un tejido artesanal confeccionado en esa época (principios del siglo XVII).
 
Su notable estado es un homenaje a las variasgeneraciones de fieles que lo atesoraron con gran devoción y esmero, guardando celosamente esta Reliquia como patrimonio sagrado.En un ámbito tan sensible, como el de la devoción y los rituales del Barroco, su persuasiva teatralidad, inspiraba en el espectador reflexión y sorpresa. 
 
Y el resultado es una obra de arte, al servicio de la propagación de la Fe.Lo sagrado hecho realidad.

 

7.- Comparación y conclusiones

 

Por último, nos gustaría confrontar nuestra copia de época, con otra que está perfectamente catalogada y documentada, y así poder llegar a la conclusión de nuestro estudio.Hemos hablado ya de su singular calidad de ejecución, y de su óptimo estado de conservación (una pieza textil de 1620), pero la característica más peculiar de esta Copia de la Síndone, es sin duda, la leyenda escrita en italiano que aparece sobre la imagen de Jesucristo. Y que la hermana directamente, con otra Copia que se encuentra en los EE.UU.

Las monjas Dominicas de clausura del Monasterio de Nuestra Señora del Rosario en Summit, Nueva Jersey, son las guardianas de una Copia Verdadera de la Sábana Santa de Turín. La recibieron el 6 de abril de 1924 como regalo de las monjas Dominicas del Monasterio de las SS. Dominic y Sisto, en Roma. Es la única copia conocida que existe en los Estados Unidos. En la réplica están inscritas estas palabras:

 

CAVATO DAL ORIGINALE IN TVRINO L'ANNO 1624

 

Según los documentos, se trata de una de las dos copias realizadas en lino de las mismas dimensiones que la Sábana Santa de Turín y que fueron colocadas en toda su extensión sobre el Original. Se desconoce el paradero de la segunda copia*. La imagen está pintada en tonos sepia con las heridas de un rojo óxido.

 

Al recibir la copia, las monjas de Summit desearon obtener permiso, para ellas y sus peregrinos, para venerar la réplica, así como la aprobación Papal para hacerlo. Su solicitud de documentos de autenticación fue respondida por la Madre M. Margherita de la Comunidad Romana, quien explicó que la copia había sido venerada por las Hermanas Dominicas del Monasterio de Santa Catalina, Roma, durante casi 300 años. Luego, en 1911, la Comunidad fue trasladada de Santa Catalina al Monasterio de las SS. Dominic y Sisto, también en Roma, y en la mudanza, se perdió la caja que contenía varias autenticaciones. (Carta del 27 de junio de 1924).

 

Entre junio de 1924 y marzo de 1926, se llevó a cabo una gran labor de investigación para reafirmar la autenticidad de la reliquia. El Reverendo Padre Philip Caterini, O.P., Procurador General de la Orden de Predicadores, pudo verificar la autenticidad de la copia mediante documentos encontrados en los Archivos del Estado en Turín. Presentó sus conclusiones al reverendo James Flannery de Nueva York y al obispo O'Connor, y el 29 de marzo de 1926 (Domingo de Ramos), la Copia Verdadera recibió veneración pública por primera vez en Estados Unidos.

 

*De todas las copias en el estudio de Don Luigi Fossati (revista Spectrum # 12 y # 13), solo una lleva la expresión "Cavato" y la inscripción es idéntica a la copia del Monasterio de Summit, excepto por la fecha. En Spectrum12, pág. 9 es la descripción, en la pag. 11 la reproducción fotográfica, se trata de una copia en Lisboa que está inscrita: CAVATO DAL ORIGINALE IN TVRINO L'ANNO 1620.

 

La investigación del Padre Caterini identificó esta copia, por un documento transcrito por Giammaria Sanno Solaro, SJ:

 

La Serenísima Infanta María Magdalena de Austria, gran duquesa de Toscana, en una carta de abril de 1624, ruega a Margarita de Saboya, duquesa de Mantua, e hija de Carlo Emanuel I, que con sus buenos oficios consiga que se le hagan dos copias dela Sábana Santa. Y que estas dos copias, no sólo fueran ejecutadas fielmente por un buen pintor sobre lino y con textura, dimensiones y pinturas similares a las de la verdadera Síndone, sino que, para darles el mayor valor, ambas fueron depositadas durante algún tiempo sobre la verdadera Reliquia.

 

Fue la duquesa María Magdalena, íntima amiga del Monasterio de las Hermanas de Santa Catalina, quien las obsequió con esta copia.

 

En una carta del 8 de marzo de 1926, dirigida al Obispo O'Connor, el Padre Caterini le traslada toda la información de Sanno Solaro, agregando que las cartas originales de petición de copias y el acuse de recibo del obsequio, existen en los Archivos del Estado de Turín; y en carta de 27 de marzo de 1959, el propio director de los Archivos de Turín confirmó la presencia de estos documentos en el Volumen 31, Números 15 y 33. Toda la correspondencia y fotocopias de estos documentos, se conservan en el Monasterio de las Dominicas.

 

Para concluir el presente trabajo de estudio y catalogación, puedo confirmar, que según mi leal saber y entender, esta copia de época de la Sábana Santa, fue encargada, realizada y depositada sobre la Síndone, en Turín en 1620.Siempre basándome en toda la información documental y gráfica a la que he tenido acceso, y teniendo certeza de forma fehaciente, de la procedencia original de este artefacto. Actualmente se encuentra en colección particular de Cáceres.

 

También, me atrevo a corroborar que estamos ante una de las mejores Copias de época conocidas de la Sábana Santa; por su gran calidad y estado de conservación. Y uno de los pocos ejemplares acreditados del mundo, que se encuentrantodavía depositados en manos privadas.

 

 







Bibliografía:

*Maria A.Visceglia,“Ritos de corte y símbolos de la realeza”. Los reinos de Europa y el Mediterráneo desde la Edad Media hasta la Edad Moderna.2009.

*D. Zardin, “Entre la tierra y el cielo”. Estudios sobre religión, identidad y sociedad moderna, editado por F.Buzzi -, Milán, Biblioteca Ambrosiana, Roma, Bulzoni, 2005.
 

* G. Lazure, “Poseer lo sagrado”. Monarquía e identidad en la colección de reliquias de Felipe II.2009www.academia.edu.com

*DomenicoLeone,“El Santo Sudario en España”, Barcelona, Cultores Sanctae Sindonis, 1959.
 
*GiammariaSannaSolaro,”La Santa Síndone que se venera en Turín”, Vincenzo Bona, Turin 1901

 

Referencias en la red.-

*Luigi Fossati, “Las copias de la sagrada Sábana Santa a tamaño natural”.Spectrum Nº12 -13,pdfshttps: www.shroud.com

*EmanuelaMarinelli, MaurizioMarinelli. "The copies of theShroud", Collegamento pro Sindone, Via Diego Simonetti 54, 00122 Roma, Italia. http://www.acheiropoietos.info/proceedings/MarinelliWeb.pdf

*Exposición “La Síndone y sus imágenes, historia, arte y devoción”. Clelia Arnaldi di Balme.

*Our Copy of the Shroud - Dominican Nuns of Summit, New Jersey.https://www.summitdominicans.org/new-page-3

*Edward Insinger, “A true copy of the Shroud in Summit”, New Jersey. EE.UUhttps://www.shroud.com/pdfs/ssi20part6.pdf

 

 

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