Estudio
y catalogación de una copia de época de la Sábana Santa realizada en Turín en
1620
1.- La génesis de la insigne reliquia
La Síndone, también conocida como la Sábana
Santa, es la reliquia más preciada del mundo
cristiano.Es creencia común que fue descubierta en el siglo
VIII en Tierra Santa, pasó por Edessa y acabó en Constantinopla, y durante el
saqueo de esta ciudad el 13 de abril de 1204,un jefe de la IV Cruzada, llamado
Otto de la Roche, se apoderó de ella y se la trajo a Occidente,reapareciendo en
Francia en 1353.
La Sábana Santa de
Turín es una realidad misteriosa y controvertida, objeto de devoción secular, e
históricamente documentada por primera vez a mediados del siglo XIV en la
actual región del Gran Este de Francia. Los historiadores describen que, en el
año 1353, la Síndone fue depositada por el valiente caballero templario, Geoffroy
de Charny, en la iglesia de su feudo de Lirey en Borgoña. Y en el 1453,
Marguerite de Charny, la última descendiente de la familia, cede la Sábana Santa
a cambio del castillo de Varambon a Ana de Lusignan (de la dinastía de los
Cruzados), esposa delduque Ludovico de Saboya. Y que después de varios
desplazamientos, en 1506 se depositó definitivamente en la Santa Capilla del
castillo de Chambéry.
Después al trasladar la capital del ducado de
Saboya, de Chambéry a Turín en 1563, Emanuel Filiberto ordena llevar la Sábana
Santa a la nueva capital piamontesa, oficialmente para abreviar el peregrinaje
de San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán.
Por aquel entonces la ciudad fue objeto de una
intensa obra de ampliación, con la elevación de una ciudadela fortificada y la
construcción de un gran palacio ducal adaptado a las nuevas necesidades. El
Sagrado Lino llega a Turín el 14 de septiembre de 1578, fiesta de la Exaltación
de la Santa Cruz, y fue acogido por una solemne procesión acompañada de los
disparos de los cañones. Su primer refugio es una capilla cerca del palacio
ducal, entre las Puertas Palatinas y el Bastión Verde, originalmente dedicada a
la Virgen de la Nieve y conocida como Santa María del Belén, renovada por Emanuel
Filiberto y dedicada a San Lorenzo en recuerdo de la batalla de San Quintín
ganada el 10 de agosto de 1557.
La cercanía física de la valiosa reliquia, en la
época moderna como ya lo era en la Edad Media, representa la prueba de una
particular benevolencia divina hacia la dinastía que la custodia, una
confirmación de la legitimidad del poder temporal que emana directamente de
Dios. Durante años estuvo en varias ubicaciones, en la catedral, en un templete
redondo de madera sobre el altar mayor de la Catedral y en el palacio ducal. Hasta
que el 1 de junio de 1694 la Sábana Santa se traslada a la Capilla expresamente
proyectada para albergarla.
2.- Símbolo del poder político
Los Saboya dedicaron al
culto de la Sábana Santa una importancia decisiva: el Sagrado Lino se convierte
en instrumento de legitimación del poder y su ostensión acompaña los grandes
acontecimientos dinásticos y políticos de la casa, desde la llegada de la reliquia
a Turín en 1578 hasta la Edad Moderna, haciendo solemnes los acontecimientos
estratégicos de la familia, obteniendo el favor divino por los ejércitos, e
invocando la liberación de las plagas.
La Sábana Santa se
ofrece a la veneración del pueblo el 4 de mayo de cada año, aniversario
litúrgico fijado por el papa Julio II a partir de 1506 y reafirmado por
Gregorio XIII el 12 de abril de 1582 con Bula Pontificia. que concedía "indulgencia plenaria y remisión de
todos los pecados" a los fieles que participan en la ostensión. Sin
embargo, las epidemias, guerras, hambrunas y otras adversidades excepcionales
impidieron el ritmo regular de las ostensiones: el 1 de abril de 1633, Vittorio
Amadeo I, anunció la reanudación de la fiesta del 4 de mayo tras el paso de la
terrible peste negra que se extendió por las principales ciudades de Europa.
La ostensión sigue
reglas muy precisas y representa un momento destacado del ceremonial de la
corte. El acontecimiento se documenta con ilustraciones diferentes en las que
los personajes de la corte se alternan bajo el pabellón chino o dentro del
pabellón de madera preparado para la ocasión delante de los palacios reales,
destruido por un incendio en 1811. El mismo modelo se repite en las denominadas
ostensiones devocionales, en las que la sábana es gobernada idealmente por la
Virgen y los santos. La reproducción de la reliquia o de los acontecimientos
relacionados con ella es considerada como un acto de emanación soberana y, por
lo tanto, confiada a artistas e impresores vinculados a la corte o, al menos,
autorizados por ella.
Junto a las
representaciones de la Síndone estrechamente vinculadas a las ostensiones y a
los acontecimientos de la corte, a partir del siglo XVII se desarrolla una
corriente de imágenes más populares, destinadas a la devoción. Desde el punto
de vista de la iconografía, los modelos del taller de Della Rovere(que tuvo
licencia exclusiva para pintar las copias de la Sábana Santa desde 1610 hasta
1637) se reproducen en grabados y cuadros realizados con las técnicas más
variadas, en los que la Virgen y los santos se convierten en protagonistas de
ostensiones ideales y privadas.
Entre los siglos XVII y
XVIII, se realizan cuadros en los que el Sagrado Lino está representado sobre
seda, pintado o estampado, rodeado de adornos vegetales y guirnaldas de flores,bordados
en seda policromada e hilos de oro y plata. Estos objetos están destinados a la
devoción privada y a menudo son obra de autoras femeninas, laicas o religiosas.
Según las indicaciones devocionales de la época, el trabajo manual y el
compromiso en la realización de estas imágenes favorecen la misa y la oración
sobre el tema de la Pasión de Cristo. En el universo femenino de la época, no
sólo conventual sino también doméstico, las actividades textiles como la
hilatura, la costura y el bordado se acompañan a menudo de la meditación,“porque
son capaces de no ocupar demasiado la mente, distrayéndola de esperar a Dios”.
Las peregrinaciones
de Carlos Borromeo a Turín para ver la Sábana Santa - la primera en 1578 - son
luego el origen de una serie de grabados que representan la adoración del
Sagrado Lino por parte del santo. También están muy difundidas las impresiones
con la Virgen, y los ángeles sosteniendo la Sábana Santa (modelo que repite la
copia pequeña del Monasterio de Guadalupe, Cáceres). Estos insisten en la importancia
de contemplar la Sábana Santa y los todos los instrumentos de la Pasión para
llegar aidentificarse con el sufrimiento redentor de Cristo en la cruz.
3.- Política
diplomática y religión
En los
últimos tiempos la historiografía europea ha mostrado una notable atención al
uso político de la sacralidad y del ceremonial religioso dentro de los estados de
la Edad Moderna, donde “lo sagrado y lo secular estaban interconectados, pero
no mezclados, en una unidad indisoluble”. La piedad del príncipe y el horizonte
devocional de su corte han entrado así plenamente en el amplio y complejo
terreno de las relaciones entre política y religión. Un terreno que, de un
tiempo a esta parte, sólo ha sido afrontado por los historiadores en términos
de maquiavélico “instrumentum regni”, es decir, reduciendo la religión y sus
expresiones “a suntuoso camuflaje ideológico de una máquina de persuasión, para
el dominio de los pocos sobre los muchos”.
Esta
intervención, está dirigida precisamente al análisis de los aspectos políticos
y diplomáticos de una determinada forma de sacralidad en la Europa barroca,y
quiere partir de esta premisa. En efecto no sería posible leer la dimensión
devocional, en su fenomenología del lenguaje de la política, compartida y
practicada en toda Europa durante la Edad Moderna, sin presuponer, como su
punto fuerte, la capacidad de arraigarse profundamente, en las conciencias de
unos hombres y mujeres viviendo
en un
contexto sociocultural particular, y animados por un sentimiento religioso no
reducible mecánicamente a la expresión de una fe “utilitarista”.
En este sentido, incluso la lectura
del culto de la Sábana Santa como instrumento de legitimación y propaganda
dinástica merece una aclaración preliminar. Al promover, dentro y fuera de sus
dominios, la reliquia más prestigiosa en su poder, la familia Saboya persiguió
- como muchos otros soberanos que habían encontrado en las reliquias el signo
tangible "de la aprobación divina del gobierno"–una estrategia de
propaganda; y esto no hubiera sido posible, o no hubiera sido efectivo, si no
fuera en un mundo y en una época naturalmente acostumbrada al "consumo de
devociones".
Pero un consumo que se expresó de
formas muy distintas a las que nos han dado la “devoción regulada” y la
secularización. De hecho, no debemos olvidar que la relación con lo sagrado,
desde la antigüedad hasta casi toda la Edad Moderna, es una relación que tiende
a involucrar todos los sentidos, incluido el tacto, ya que el cuerpo, según San
Pablo, “era una noción no limitada sólo a la única realidad, sensible y
material " y la corporalidad --como se desprende del culto a los santos y
la búsqueda del contacto físico con sus reliquias -lejos de ser considerado un
obstáculo para la transmisión del mensaje religioso, en cambio se consideró un
elemento fundamental de “praesentia”.
La función legitimadora de la Sábana
Santa, especialmente después de su traslado de Chambèry a Turín, en 1578, es un
tema bien conocido también por los estudiosos, que no han dejado de subrayar
cómo el paso de la reliquia de Saboya al Piamonte sirvió para consagrar la
nueva estructura geopolítica asumida por el ducado de Saboya.
Desde su llegada a Saboya a mediados
del siglo XV, la Sábana Santa se consideró un signo de protección celestial
sobre la casa ducal. De hecho, la familia Saboya podía presentarse como el
linaje elegido por la Providencia para guardar la mayor reliquia del Cristianismo,
la única a través de la cual era posible ver el rostro y las llagas del
Salvador. La singularidad de la Sábana Santa, que pronto fue transformada por
la propaganda ducal en superioridad: una condición de excelencia que, desde la
reliquia, se extendió inmediatamente a sus poseedores.
De hecho, la Sábana Santa se
convirtió en el eje de la sacralidad dinástica, que se expresó a través de una
red de cultos y devociones, que contribuyeron a definir el rolde capital y sede
permanente de la corte, adquirido por
Turín. Una ciudad que pronto se convirtió en escenario de esos extraordinarios
espectáculos de “poder y devoción” que eran las ostensiones -a las que los
duques invitaban a "competir con devoto afecto" a todos "los
fieles cristianos, tanto súbditos como extranjeros" - celebradas con la
pompa de las fiestas barrocas por parte de los protagonistas de la corte: el
príncipe y su familia, los altos prelados del ducado, los embajadores y cuerpos
diplomáticos residentes en Turín.
A estos
últimos, a los que se acomodaba ensitios privilegiados en el escenario, desde el
cual la reliquia era expuesta al público, o en las procesiones que acompañaban
el trayecto de la Sábana Santa desde la catedral - donde estaba custodiada-,
hasta la plaza del castillo -donde por fin, la mostraban -, porque estos
ilustres invitados desempeñaban un papel muy importante en la difusión de la
fama de la Síndone, más allá de las fronteras ducales. Lo confirma su especial
cuidado en la descripción de las ceremonias; en los despachos enviados a sus respectivos
lugares de procedencia,que contribuían a propagar la devoción sindónica y con
ella el prestigio de la Casa Saboya.
Las reproducciones de la reliquia,
además de ser eficaces herramientas de propaganda dinástica y apreciados
obsequios diplomáticos, también estaban envueltas en propiedades mágico-sacras.
Esto ciertamente no es sorprendente, considerando el aura de esoterismo que
rodeaba la reliquia: en uno de sus poemas, Carlo Emanuel había leído las
constelaciones del zodíaco en la Síndone, mientras que a principios del siglo
XVIII a una visionaria - la monja Serafina Brunelli - la Sábana Santa se le
apareció en un sueño "en forma de una fortaleza hermosa y muy fuerte"
expandiéndose "bajo la apariencia de una muralla bien construida" en
defensa de la ciudad de Turín que en ese momento estaba sitiada por los
franceses.
Por eso, los príncipes de Saboya
consideraban los objetos que reproducían la imagen de la Sábana Santa como
talismanes muy poderosos, para ser guardados celosamente y llevados consigo.
El príncipe Emanuel Filiberto (hijo
de Catalina y Carlo Emanuel) apreciaba mucho uno de sus "Agnus Dei"
adornado con una piedra de ágata que representaba al santo Sudario, mientras
que su hermana María Francesca de Saboya, una Terciaria Franciscana, viajaba
habitualmente con una o más copias (pintadas por la propia princesa), y las
donaba a las autoridades civiles y religiosas que conocía durante sus frecuentes
peregrinaciones. Parece que, con motivo de su última visita a Roma, en 1656, la
Infanta le había regalado al Papa Alejandro VII una reproducción de la Sábana
Santa, que luego pasó a adornar el altar mayor de la iglesia nacional de los
súbditos de Saboya en Roma. la iglesia de la Sábana Santa de los piamonteses.
4.- Poder
y Devoción
A partir
de mediados del siglo XVI hubo también otras modalidades de difusión del culto
de la Sábana Santa, dentro y fuera de las fronteras ducales. Las obras
impresas, en primer lugar; las imágenes votivas; y,por último, las copias de la
insigne reliquia.
Estas últimas eran telas, a menudo a tamaño natural o a escala, que se pintaban reproduciendo la imagen del cuerpo y del rostro de Cristo, y que luego solían apoyarse en el original para absorber su sacralidad. Se trata de un fenómeno atestiguado ya en la Edad Media; cuando los Templarios, que durante un tiempo custodiaron la Sagrada Sábana Santa, habrían mandado hacer varias copias, destinadas a circular entre las encomiendas dela orden.Yen la Edad Moderna; cuando, a principios del siglo XVI, se realiza la famosa copia de Lierre (Bélgica), pintada en 1516, una vez atribuida a Durero, pero más probablemente obra de Bernard van Orley. Pero que conoció su máxima expresiónentre los siglos XVII y XVIII, cuando las copias de la Síndone realizadas, fueron más numerosas. La mayoría de estos ejemplares - o mejor, la mayoría de los censados - se encuentran en la Península Ibérica y en el resto de los dominios pertenecientes a los Habsburgo.
Esto no
debe sorprender en absoluto: no sólo porque las tierras de los Austrias, de
Jaén a Viena, y de Oviedo a Besançon, más que otras partes de Europa, habían
manifestado su vocación a conservar y venerar Sudarios, Verónicas, y Mandylion;
pero
sobre todo porque la preparación de estos artefactos y su distribución
respondía a lógicas políticas y diplomáticas evidentes, directamente vinculadas
a los equilibrios existentes en la corte Saboya. Desde la mitad del quinientos
y hasta el primer cuarto del seiscientos, el ducado fue aliado de España: una
alianza que encontró su máxima expresión en 1585, con el matrimonio de Carlo EmanuelI
con la Infanta Catalina de Austria, hija de Felipe II.
Precisamente
durante estos años, a caballo entre los siglos XVI Y XVII, desde La Unión
Ibérica ydemás dominios de los Habsburgo, creció la demanda de Síndones, cuya
fama había sido fortalecida también por la traducción al castellano, y al
alemán de algunas obras elogiosas dedicadas a la reliquia, como por ejemplo la
Sindon Evangélica de Filiberto Pingone, la Explanación de la Sábana Sagrada de
Alfonso Paleotti, o la historia de la hermandad del Santo Sudario de Roma de
Prospero Bonafamiglia.
Entre los
más fervientes devotos del Santo Lino en España, estaba el mismo Felipe II que,
en los años setenta del siglo XVI, al no poder venir personalmente a Turín a
venerar la Sábana Santa, había escrito a su primo Emanuel Filiberto porque “por
excelentes pintores le hizo un retrato y le envió a España, donde en lugar del
prototipo lo habría conservado con toda reverencia”. El duque ordenó entonces
que la reliquia fuera expuesta en una capilla y que aquí fuera “cavata” por un
pintor de corte, “con la cabeza descubierta y arrodillado”.La copia fue enviada luego al Rey de
España, quien la colocó "entre sus mayores y más preciadas reliquias".
No parece que este ejemplar,sea una de las dos copias de la Sábana Santa (una
grande, que data de 1567, y una más pequeña en seda, enmarcada en una moldura
con las figuras del Beato Amadeo IX y San Víctor, antiguo patrón de Turín) que aún
hoy están presentes en el Escorial. La Sábana Santa, ya debió ser muy reconocida
y apreciada por Felipe II cuando, en 1586, respondiendo a una carta de su hija
Catalina, que le había dicho que había rezado por su salud frente a la
reliquia, le escribió que"muy bien ha sido ver el Santo Lino, ya que ese
mismo día pude salir a misa y de inmediato me sentímejor".
Unos años más tarde, en 1595, el
cardenal Alberto de Habsburgo también veneró la Sábana Santa y obtuvo una copia
de la misma: de hecho, después de haber asistido a la ostensión de la reliquia,
el archiduque de Austria "tomó la medida con un cierto tafetán para
llevarla con él ". Con estas preciosas maravillas, los duques de Saboya
solían rendir homenaje a los exponentes de la alta nobleza española que servían
en la corte de Turín. En 1588, CarloEmanuel donó una copia a don Carlos
Margarita, ayuda de cámarade su esposa, la infanta Catalina Micaela
de Austria, hija del rey Felipe II, que “por su particular devoción que tiene en la
Sábana Santa” había hecho el voto de “llevar un retrato de ella, a la Santísima
Virgen de Guadalupe”. La copia, fue colocada
sobre el original con motivo de la Ostensión
Pascual del 24 de abril de 1588, y tiempo después depositada en la Capilla de
las Reliquias del Santuario extremeño, donde fue expuesta a la devoción pública.
El año anterior CarloEmanuel había
regalado a don Fadrique, primogénito del duque de Alba, una copia de la “mayor
reliquia que hay”, que fue posteriormente conservada en un convento de Toledo.
En el acto de donación se recordaba el procedimiento utilizado en las
reproducciones: “viene un obispo y sacan un pintor que lo retrata, y luego en
estando retratado, tiéndele en el mesmo, y ansi se imprime aquel color y
aquellas manchas”.En la ostensión del 4 de mayo de 1623 fue el obispo de
Vercelli y gran capellán de corte, Marco Antonio Vizia, quien apoyó ``por un
gran espacio de tiempo”sobre la Sábana Santa, una copia solicitada por don Diego
Ponce de León, servidor del virrey de Sicilia Emanuel Filiberto.
También desde Portugal (aXabregas,
cerca de Lisboa, ya en la primera mitad del siglo XVI había llegado una copia
de la Sábana Santa, que pronto se había convertido en objeto de gran culto),
llegaban peticiones de reproducciones del Sagrado Lino. Y en 1593 el Arzobispo
de Évora pidió al embajador de los Saboya en la corte de Madrid, que intercediera
ante el duque para conseguirle una, para depositarla en la nueva iglesia de un
Monasterio Cartujo, ``y para mayor devoción, querría que esta fuese de igual
tamaño y que hubiera tocado la mismísima Sábana Santa”. Algunos años más tarde se envió a Lisboa otra tela al natural, `` CAVATO DAL ORIGINALE IN TVRINO
L'ANNO 1620”.
Un
documento de autenticación que acompañaba una copia de la Sábana Santa, que se
encuentra en la pequeña localidad castellana de La Cuesta, cerca de la ciudad
de Soria, en 1654, nos informa que la copia, ``sobre tela de lino de la misma
largura y anchura de la auténtica sagrada reliquia´´ vino ``puesta en
contacto´´ con el original por un padre Carmelita el 4 de mayo, ``fiesta de la
santísima Sábana Santa´´
y el acto fue documentado por el entonces arzobispo de Turín,
Julius Chesare Bergara. A finales del siglo XVII, se hacía mención a una copia de la Sábana
Santa realizada ``sobre el mismísimo y sacrosanto original, por orden de sus altezas
reales de Saboya´´ y que fue presentada ``como gran regalo y preciosísima
reliquia al rey de España´´.
De
Valladolid a Sevilla, de Navarrete a Valencia e incluso en México, las
reproducciones de la Síndone fueron tan difundidas en los dominios de los
Austria, que inspiraron una reflexión sobre su valor, en “los Discursos
de las effigies y verdaderos retratos non manufactos del santo rostro y cuerpo
de Christo …” (J.Acuña del Adarve,
1637).
La
persistencia de la fortuna del culto sindónico en los reinos ibéricos, está
constatada por un documento de la segunda mitad del siglo XVIII. Ya en tiempos
de “devoción regulada”, el embajador español en Turín escribió una nota sobre
una copia de la Sábana Santa realizada poco antes a petición del virrey de
Navarra, solicitando - quizás bajo presión del comitente – “que se consiga
tocar con la original que se venera en la capilla del palacio de S.M. sarda”.Aunque
privilegiada, España no fue el único destino de las pinturas sindónicas, ni los
príncipes ibéricos fueron los únicos que las solicitaron.
Ya a
principios del siglo XVI, el emperador Maximiliano I obtuvo de su yerno (el
duque Filiberto II de Saboya, marido de Margarita de Austria), la copia que,
según la tradición, habría sido pintada por Durero. Carlos Borromeo, cuyo deseo
de venerar la Sábana Santa fue tomado como justificación oficial para el
traslado de la reliquia a Turín en 1578, y habría recibido del obispo de
Vercelli, Carlos Francisco Bonomi - y no, como se creía, de Emanuel Filiberto -
una copia que conservó y veneró en su capilla privada, convirtiéndose así ella
misma en una reliquia borromática, reconocida como tal por el cardenal Schuster
en 1935.
Pío V
obtuvo dos ejemplares de Emanuel Filiberto; en vísperas de la batalla de
Lepanto una de ellas fue regalada por el Papa a don Juan de Austria, para
portarla como fajín (hoy es conservada en Alcoy, Alicante). En 1624 la gran
duquesa de Toscana, María Magdalena de Austria, pidió a la duquesa de Mantua,
Margarita de Saboya(Virreina de
Portugal entre 1634 y 1640), que
intercediera ante su padre Carlos Emanuel I, para obtener dos copias dela Sábana
Santa. En una primera carta María Magdalena había pedido que el artefacto fuera
«copiado por una mano, más que excelente» y "en un lienzo de la misma
calidad que el de la Sábana Santa, o al menos lo más parecido posible". La
princesa había pedido también que las copias, respetaran las medidas del
original, y que luego fueran colocadas sobre esta, para recibir “mayor
veneración”.
La Infanta Margarita hubiera querido
encomendar la realización de los dos ejemplares a Moncalvo (el célebre pintor
Guglielmo Caccia), pero la indisposición de este último (que moriría poco
después, en el otoño de 1625), le obligó a recurrir al no menos apreciado,
"maestro" Giovanni Battista(probablemente Giovanni Battista Fantino),
un pintor que se especializó en copias de la reliquia. Dos años más tarde, en
abril de 1626, la gran duquesa de Toscana recibió una arqueta que contenía dos
copias de la Sábana Santa, las indulgencias papales y un "informe de las
ceremonias que se utilizan cuando se muestra tan públicamente". En la
carta de agradecimiento María Magdalena reveló que uno de los dos lienzos
estaba destinado al tío Guillermo V de Baviera, quien "recordaba
continuamente con sus cartas su ferviente devoción, y el gran deseo que tenía
de tener esta reliquia con él".
No queda rastro de la otra copia de
la Sábana Santa que llegó a Florencia en abril de 1626, y ya en 1698, cuando se
elaboró un inventario de la Capilla Palatina Pitti, el lienzo no aparecía
entre las reliquias y objetos sagrados. Sin embargo, su llegada a la capital
toscana sigue siendo un claro testimonio de la fuerte atracción que ejerce la reliquia
más famosa de Saboya en una corte, la de los Medici, tradicionalmente hostil a
los Saboya. Una atracción que también se transmitió a la Lorena, que ascendió
al trono Gran Ducal en 1737: el 4 de mayo de ese año al gran duque Francesco
Stefano y a su hermano Carlo Alessandro, de paso por Turín, “lesmostraron la
sagrada reliquia de la Sábana Santa a puerta cerrada, con la intervención y
acompañamiento de todos los caballeros y damas que se encontraban en la corte,
pero sin que se les notificara a los señores embajadores y cancilleres”.
Otras copias de la Sábana Santa
partieron hacia Baviera a mediados del siglo XVII.
Esto lo deducimos de una carta de
1657 enviada por el Padre Provincial de los Observadores Menores de Turín, fray
Giovanni Battista da Strambino, al comisario general de la orden, fray
Sebastiano da Gaeta, en la que se anunciaba una copia, "con la ocasión en
que (Madama Reale) mandó realizar otra, de tamaño natural para el duque de
Baviera”. El duque en cuestión era Ferdinando Maria Wittelsbach, quien en 1650
se había casado con la hija de Vittorio Amadeo I, Enriqueta Adelaida de Saboya,
quien ayudó a fomentar el culto de la Sábana Santa en Alemania (para convertirse
en el tema de animada controversia, entre los eruditos católicos y
protestantes) y a cimentar también a través de ella, la alianza
político-dinástica entre los dos ducados: desde esta perspectiva, conviene ver
la visita a Turín en mayo de 1653 del Mayordomo mayor del Elector, que finaliza
con una ostensión de la Sábana Santa.
Incluso en Francia (donde a
principios del siglo XVI la Sábana Santa, entonces guardada en Chambéry, fue
recordada con escepticismo y burla por François Rabelais) circularon copias, incluso
parciales, de la reliquia. En París, en 1608, se conoció un "portrait en
vif de la facenaturelle de Notre Seigneur telle qu'elle se voitim primée aulingequiest
à Turin". Este testimonio parece tanto más significativo, cuanto que
proviene de un país en el que las diversas reliquias de la Sábana Santa que
tienen, dicen ser auténticas (desde San Suaire de Cadouin, en Aquitania, hasta
la de Compiègne, hasta la más famosa de Besançon, una ciudad de los Habsburgo).
5.- Poseer y copiar lo sagrado
Hemos visto cómo el elemento
distintivo de esta práctica era el contacto directo entre el artefacto y la
reliquia: fue a través de ese contacto físico por el cual el lino pintado
participó del Misterio de la Sábana Santa. La idea de que lo sagrado se transmitía
por contacto físico no era ciertamente nueva: recordemos la gran estimaque se tenía en la antigüedad, a los
trozos de tela (y otros materiales) que se hacían tocar por las reliquias de los
primeros mártires cristianos.En los primeros años del Cristianismo, y como
consecuencia de las persecuciones, comenzaron a conservarse y a tenerse en gran
devoción todos los objetos relacionados con los que habían muerto por la fe.
La posesión de estos objetos
respondía -se ha dicho- a lógicas políticas y diplomáticas, a las que, sin embargo,
también el gusto por el coleccionismo, uno de los componentes esenciales de las
cortes desde el Renacimiento hasta el Barroco, no fue ajeno.
En las colecciones de los príncipes
los objetos de piedad (imágenes sagradas, reliquias instrumentos litúrgicos,
etc.) a menudo tenían un valor (cuantitativo y cualitativo) de considerable
importancia: esto se explica por el gasto de tiempo y dinero, que prodigaban
los embajadores,para procurar y obtener, en los diversos países donde
desempeñaban su misión, los deseados objetos devocionales. Para ser luego enviados
a sus respectivos territorios, y así enriquecer las colecciones de sus
soberanos. Aunque a menudo, los métodos de adquisición no fueran los más
ortodoxos; sabemos que los robos y expolios estaban a la orden del día, que los
“cazadores de reliquias” siempre estaban al acecho yque el “mercado”-de los
huesos de los mártires extraídos de las catacumbas romanas-, estaba en la otra
mitad de Europa, desde Francia hasta Baviera.Yllegó a ser tan llamativo y
floreciente, que obligó a los Papas a legislarlo para frenar dichas prácticas,
e instituir una “devoción regulada”.
Desde una perspectiva
profana, podríamos
llegar a pensar, que incluso el sistema de copias de la Sábana Santa, no escapó
a la lógica del "mercado" de la experiencia religiosa. Pero
estaríamos sin duda equivocados, porque la reproducción de la reliquia no fue nunca
pensada simplemente como una obra encargada por el príncipe al artista. De
hecho, pintar una copia de la Sábana Santa significó acercar el ojo y la mano
del hombre, a la imagen de Cristo: se trataba, por tanto, de un acto ceremonial
y sagrado, y que requería una adecuada preparación espiritual.
Sirva como ejemplo, que para
permitir la creación de la copia solicitada por Felipe II, Emanuel Filiberto
observó un ritual correctamente articulado: el príncipe "hizo exhibir la
Sábana Santa en una capilla privada, rodeada de infinidad de candelabros y
lámparas y ordenó que mientras el pintor real con la cabeza descubierta y de
rodillas lo dibujara, la oración de las cuarenta horas sólo fuera adelantada
por personas eclesiásticas regulares y muy piadosas”. Y todo ello para evitar
"lo que había ocurrido en otras ocasiones", es decir, "que los
pintores habilidosos que se acercaban a la Sábana Santa para obtenerla, se
perdieran y distrajeran, no sin una clara señal de que al Señor no le gustaba
este oficio".
Copiar lo
sagrado, intentar reproducir su misterio y difundir su singularidad, fue un
acto que, más allá de todas las implicaciones profanas, mantuvo una dimensión
profundamente religiosa. Todas las lógicas (políticas, diplomáticas y
culturales) que a menudo presidieron la realización de estos objetos de
devoción, y que hemos tratado de explicar aquí, son fundamentales para
comprender su génesis y el porqué de su circulación, pero no son suficientes
para captar su profunda esencia, que necesariamente se refiere a la conciencia,
a la espiritualidad, a la piedad del príncipe cristiano. Es decir, a esa esfera
de “Más allá” que nos domina por todos lados y que, en un intento por
reconstruir la relación entre política y religión, nunca debe olvidarse.
6.- Documentación y descripción.-
Por copias de época de la Sábana
Santa, nos referimos siempre a aquellos artefactos retratados del Original, más
o menos fielmente, con las mismas medidas o similares, yque desde principios de
1500, los duques de Saboya, dueños de la reliquia, encargaban realizar bajo
demanda de quienes deseaban tener un testimonio particular de la misma.
Cuando hablamos de Copias de la
Sábana Santa, está claro que nos referimos a artefactos tomados directamente del
original de Turín, y depositados sobre el mismo, adquiriendo así la categoría
de reliquia.Ya que hay muy pocas réplicas, que puedan presumir de un valor
artístico intrínseco, por su calidad y delicadeza de ejecución, aunque nunca
hayan faltado la buena voluntad y la devoción al realizarlas. En muchas de
ellas, incluso, aparece la Imagenrepresentada de forma positiva, sin retratar
fielmente la realidad que es un negativo.
Una preciosa publicación catalogando
los ejemplares conservados en la Península Ibérica, fue realizada en los años
cincuenta por don Domenico Leone. Y este inédito estudio, animó también a otras eminencias como, don Luigi Fossati, a
investigar
sobre las copias existentes en Italia y en otros lugares, para así poder
iluminar esta parte de la historia-completamente desconocida, hasta entonces-
de la Sábana Santa.
Estos y otros
ensayos
sobre el tema, están publicados
en los enlaces de Spectrum,
pro Sindone y en
la revista Sindon. Y han sidopresentados en los diversos congresos sobre la
Sábana Santa.
En estos estudios concretos sobre
las copias de época de la Sábana Santa, además de una lista cronológica de las
copias con la fecha, y la lista alfabética de los lugares donde se guardan,
aparece tambiénuna relación de las copias sin indicación cronológica, y sigue
una tercera lista de copias que ya no se encuentran localizadas, a pesar de la
documentación de su existencia en el pasado. Estos datos y fuentes son
accesibles yse
encuentran a disposición del público en general
(abajo, ref. en la red).
La copia de
época que nos ocupa en este estudio, hemos intentado catalogarla en base a unas
características muy evidentes que presenta: una escueta leyenda y la fecha de
realización, que aparecen marcadas sobre el lino, escrita concaracteres
latinos.
Esta distinción objetiva es muy importante,
porque facilita la exposición del asunto y nos permite clasificarla, ya que la
misma leyenda, sólo está presente enuna de las réplicas publicadas (cambia la
fecha).En el margen superior de la pieza, ycentradasobre la figura yacente de
Cristo, aparece la inscripción:
CAVATO DAL ORIGINALE IN TVRINO L'ANNO 1620
Se trata de un gran lienzo
detela, tejida en tafetán de lino (amarilleado
por la edad), que mide aproximadamente 4,34 m.
de largo por 96 cm. de ancho. Sobre el que se representa en primer plano, la
imagen desnuda del cuerpo de Jesucristo, pintada en tonos sepia, con gran precisión anatómica, sin distorsiones.
Con las piernas extendidas y con sus brazos y manos cruzadas a la altura del perizoma. La Sábana
reproduce una vista doble, frontal y dorsal (oponiéndose por la cabeza), que se
explica por el modo como se usó la tela para envolver el cuerpo, habiendo una perfecta correspondencia entre ambas
caras de la imagen.
El cuerpo de una
altura aproximada de 1.80 cm., se presenta lacerado y cubierto de marcas de
latigazos por toda su superficie, con ambas manos y pies perforados y con
heridas sangrantes en hombros y rodillas, y dando cierto protagonismo a la lanzada en el costado
izquierdo (representa un negativo). Alrededor de su cabeza se distinguen
las innumerables punzadas causadas por la corona de espinas. La dramática
imagen de un hombre, que ha sido golpeado,flagelado y finalmente crucificado, pero que mantiene el rostro sereno y
majestuoso en su sencillez; de quien ha consumado su entrega por la salvación
del mundo.
En la Sábana también se representan
pintados, los múltiples parches que cubrirían las marcas de las quemaduras
producidasdurante el incendio de Chambéryen 1532.
Comparandola calidad
de esta pintura, con el resto de los ejemplares conocidos, consideramos que el
autor de esta copia era un buen dibujante ytambién gozaba de un cierto
virtuosismo técnico. En ella convive una pincelada minuciosa - perceptible enla
ejecución del suave rostro, del cabello ylas barbas- con un tratamiento
monumental de la anatomía de Cristo y una evidente preocupación por el volumen
y la perspectiva, claramente meridionales.
Por su excelente apariencia y la magnífica conservación del lienzo de lino, un observador inexperto no creería que tiene más de 400 años. Aunque con pericia y
un buen aumento, se puede apreciar con certeza su antigua manufactura, y comola urdimbre y la trama del tejido tienen diferentes grosores, según corresponde a un tejido artesanal confeccionado en esa época (principios del siglo XVII).
Su notable estado es un homenaje a las variasgeneraciones de fieles que lo atesoraron con gran devoción y esmero, guardando celosamente esta Reliquia como patrimonio sagrado.En un ámbito tan sensible, como el de la devoción y los rituales del Barroco, su persuasiva teatralidad, inspiraba en el espectador reflexión y sorpresa.
Y el resultado es una obra de arte, al servicio de la propagación de la Fe.Lo sagrado hecho realidad.
7.- Comparación y conclusiones
Por último, nos
gustaría confrontar nuestra copia de época, con otra que está perfectamente
catalogada y documentada, y así poder llegar a la conclusión de nuestro
estudio.Hemos hablado ya de su singular calidad de ejecución, y de su óptimo
estado de conservación (una pieza textil de 1620), pero la característica más
peculiar de esta Copia de la Síndone, es sin duda, la leyenda escrita en
italiano que aparece sobre la imagen de Jesucristo. Y que la hermana directamente,
con otra Copia que se encuentra en los EE.UU.
Las monjas Dominicas de clausura del
Monasterio de Nuestra Señora del Rosario en Summit, Nueva Jersey, son las
guardianas de una Copia Verdadera de la Sábana Santa de Turín. La recibieron el
6 de abril de 1924 como regalo de las monjas Dominicas del Monasterio de las
SS. Dominic y Sisto, en Roma. Es la única copia conocida que existe en los
Estados Unidos. En la réplica están inscritas estas palabras:
CAVATO DAL ORIGINALE IN TVRINO
L'ANNO 1624
Según los documentos, se trata de
una de las dos copias realizadas en lino de las mismas dimensiones que la
Sábana Santa de Turín y que fueron colocadas en toda su extensión sobre el
Original. Se desconoce el paradero de la segunda copia*. La imagen está pintada
en tonos sepia con las heridas de un rojo óxido.
Al recibir la copia, las monjas de
Summit desearon obtener permiso, para ellas y sus peregrinos, para venerar la
réplica, así como la aprobación Papal para hacerlo. Su solicitud de documentos
de autenticación fue respondida por la Madre M. Margherita de la Comunidad
Romana, quien explicó que la copia había sido venerada por las Hermanas
Dominicas del Monasterio de Santa Catalina, Roma, durante casi 300 años. Luego,
en 1911, la Comunidad fue trasladada de Santa Catalina al Monasterio de las SS.
Dominic y Sisto, también en Roma, y en la mudanza, se perdió la caja que
contenía varias autenticaciones. (Carta del 27 de junio de 1924).
Entre junio de 1924 y marzo de 1926,
se llevó a cabo una gran labor de investigación para reafirmar la autenticidad
de la reliquia. El Reverendo Padre Philip Caterini, O.P., Procurador General de
la Orden de Predicadores, pudo verificar la autenticidad de la copia mediante
documentos encontrados en los Archivos del Estado en Turín. Presentó sus
conclusiones al reverendo James Flannery de Nueva York y al obispo O'Connor, y
el 29 de marzo de 1926 (Domingo de Ramos), la Copia Verdadera recibió
veneración pública por primera vez en Estados Unidos.
*De todas las copias en el estudio
de Don Luigi Fossati (revista Spectrum # 12 y # 13), solo una lleva la
expresión "Cavato" y la inscripción es idéntica a la copia del
Monasterio de Summit, excepto por la fecha. En Spectrum12, pág. 9 es la
descripción, en la pag. 11 la reproducción fotográfica, se trata de una copia
en Lisboa que está inscrita: CAVATO DAL ORIGINALE IN TVRINO L'ANNO 1620.
La investigación del Padre Caterini
identificó esta copia, por un documento transcrito por Giammaria Sanno Solaro,
SJ:
La Serenísima Infanta María
Magdalena de Austria, gran duquesa de Toscana, en una carta de abril de 1624,
ruega a Margarita de Saboya, duquesa de Mantua, e hija de Carlo Emanuel I, que
con sus buenos oficios consiga que se le hagan dos copias dela Sábana Santa. Y que
estas dos copias, no sólo fueran ejecutadas fielmente por un buen pintor sobre
lino y con textura, dimensiones y pinturas similares a las de la verdadera Síndone,
sino que, para darles el mayor valor, ambas fueron depositadas durante algún
tiempo sobre la verdadera Reliquia.
Fue la duquesa María Magdalena,
íntima amiga del Monasterio de las Hermanas de Santa Catalina, quien las obsequió con esta copia.
En una carta del 8 de marzo de 1926,
dirigida al Obispo O'Connor, el Padre Caterini le traslada toda la información
de Sanno Solaro, agregando que las cartas originales de petición de copias y el
acuse de recibo del obsequio, existen en los Archivos del Estado de Turín; y en
carta de 27 de marzo de 1959, el propio director de los Archivos de Turín
confirmó la presencia de estos documentos en el Volumen 31, Números 15 y 33.
Toda la correspondencia y fotocopias de estos documentos, se conservan en el
Monasterio de las Dominicas.
Para concluir el presente trabajo de
estudio y catalogación, puedo confirmar, que según mi leal saber y entender,
esta copia de época de la Sábana Santa, fue encargada, realizada y depositada
sobre la Síndone, en Turín en 1620.Siempre basándome en toda la información
documental y gráfica a la que he tenido acceso, y teniendo certeza de forma fehaciente,
de la procedencia original de este artefacto. Actualmente se encuentra en
colección particular de Cáceres.
También, me atrevo a corroborar
que estamos ante una de las mejores Copias de época conocidas de la Sábana
Santa; por su gran calidad y estado de conservación. Y uno de los pocos
ejemplares acreditados del mundo, que se encuentrantodavía depositados en manos
privadas.
Bibliografía:
*Maria A.Visceglia,“Ritos de corte y símbolos de la realeza”. Los reinos de
Europa y el Mediterráneo desde la Edad Media hasta la Edad Moderna.2009.
*D. Zardin, “Entre la tierra y el cielo”. Estudios sobre religión, identidad y sociedad moderna, editado por F.Buzzi -, Milán, Biblioteca Ambrosiana, Roma, Bulzoni, 2005.
* G. Lazure, “Poseer lo
sagrado”. Monarquía e identidad en la colección de reliquias de Felipe
II.2009www.academia.edu.com
*DomenicoLeone,“El Santo Sudario en España”, Barcelona, Cultores Sanctae Sindonis, 1959.
*GiammariaSannaSolaro,”La Santa Síndone que se venera en Turín”, Vincenzo Bona, Turin 1901
Referencias
en la red.-
*Luigi Fossati, “Las copias de la sagrada Sábana Santa a tamaño natural”.Spectrum Nº12 -13,pdfshttps: www.shroud.com
*EmanuelaMarinelli,
MaurizioMarinelli. "The copies of theShroud", Collegamento pro
Sindone, Via Diego Simonetti 54, 00122 Roma, Italia. http://www.acheiropoietos.info/proceedings/MarinelliWeb.pdf
*Exposición “La Síndone
y sus imágenes, historia, arte y devoción”. Clelia Arnaldi di Balme.
*Our Copy of the Shroud - Dominican Nuns of Summit,
New Jersey.https://www.summitdominicans.org/new-page-3
*Edward Insinger, “A true copy of the Shroud in
Summit”, New Jersey. EE.UUhttps://www.shroud.com/pdfs/ssi20part6.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario