Descripción histórico-artística del Convento de San Antonio
El Convento de San Antonio fue fundado en el año 1574 por religiosas
franciscanas procedentes del monasterio de las Descalzas Reales de Madrid,
integrándose dentro de las corrientes reformistas de la espiritualidad femenina
del siglo XVI. Su establecimiento se inscribe en el contexto de expansión de
las órdenes religiosas en la Península Ibérica durante el periodo
postridentino, caracterizado por un fuerte impulso fundacional y una renovada
orientación hacia la clausura y la contemplación.
El conjunto conventual consta de una iglesia cuya construcción se remonta a
los primeros años del siglo XVII, así como de un destacado patio central de
doble claustro. Este claustro presenta en la planta baja pilastras de orden
toscano, mientras que en la galería superior se observan columnas del mismo
estilo. En las paredes aún se conservan vestigios de pintura mural al fresco,
con iconografía alusiva a monjas franciscanas descalzas, lo que refuerza la
identidad espiritual y simbólica del recinto.
El impulso económico decisivo para la construcción del templo lo proporcionó
el obispo de Plasencia, don Pedro González de Acebedo, quien en 1619 legó la
suma de tres mil ducados con tal finalidad. La fábrica de la iglesia está
ejecutada en mampostería y ladrillo, materiales típicos de la arquitectura
religiosa de la época en la región.
El templo responde a una traza barroca, con evidentes similitudes
estilísticas con la iglesia de la Sangre de Cristo de Trujillo. El acceso se
realiza a través de una portada en arco de medio punto conformado por dovelas
radiales. Dicha portada se organiza mediante un friso que alberga una imagen de
San Antonio de Padua en altorrelieve, dispuesta en un pórtico flanqueado por
pilastras y coronado por un frontón triangular con tímpano. El conjunto se ornamenta
con elementos propios del estilo herreriano, tales como bolas decorativas
dispuestas sobre pirámides con acróteras, lo que denota una influencia formal
del clasicismo tardío.
La planta de la iglesia es rectangular y de nave única, cubierta con bóveda
de cañón con lunetos. En la cabecera se erige una cúpula sobre pechinas,
rematada por una linterna, lo que permite la entrada de luz natural y refuerza
la verticalidad simbólica del espacio litúrgico. En su conjunto, el Convento de
San Antonio representa un significativo ejemplo de arquitectura conventual
femenina en la Extremadura del Siglo de Oro, combinando elementos austeros y
barrocos dentro de una tipología funcionalmente adaptada a la vida de clausura.