domingo, 8 de junio de 2025

 

Descripción histórico-artística del Convento de San Antonio

El Convento de San Antonio fue fundado en el año 1574 por religiosas franciscanas procedentes del monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, integrándose dentro de las corrientes reformistas de la espiritualidad femenina del siglo XVI. Su establecimiento se inscribe en el contexto de expansión de las órdenes religiosas en la Península Ibérica durante el periodo postridentino, caracterizado por un fuerte impulso fundacional y una renovada orientación hacia la clausura y la contemplación.

El conjunto conventual consta de una iglesia cuya construcción se remonta a los primeros años del siglo XVII, así como de un destacado patio central de doble claustro. Este claustro presenta en la planta baja pilastras de orden toscano, mientras que en la galería superior se observan columnas del mismo estilo. En las paredes aún se conservan vestigios de pintura mural al fresco, con iconografía alusiva a monjas franciscanas descalzas, lo que refuerza la identidad espiritual y simbólica del recinto.

El impulso económico decisivo para la construcción del templo lo proporcionó el obispo de Plasencia, don Pedro González de Acebedo, quien en 1619 legó la suma de tres mil ducados con tal finalidad. La fábrica de la iglesia está ejecutada en mampostería y ladrillo, materiales típicos de la arquitectura religiosa de la época en la región.

El templo responde a una traza barroca, con evidentes similitudes estilísticas con la iglesia de la Sangre de Cristo de Trujillo. El acceso se realiza a través de una portada en arco de medio punto conformado por dovelas radiales. Dicha portada se organiza mediante un friso que alberga una imagen de San Antonio de Padua en altorrelieve, dispuesta en un pórtico flanqueado por pilastras y coronado por un frontón triangular con tímpano. El conjunto se ornamenta con elementos propios del estilo herreriano, tales como bolas decorativas dispuestas sobre pirámides con acróteras, lo que denota una influencia formal del clasicismo tardío.

La planta de la iglesia es rectangular y de nave única, cubierta con bóveda de cañón con lunetos. En la cabecera se erige una cúpula sobre pechinas, rematada por una linterna, lo que permite la entrada de luz natural y refuerza la verticalidad simbólica del espacio litúrgico. En su conjunto, el Convento de San Antonio representa un significativo ejemplo de arquitectura conventual femenina en la Extremadura del Siglo de Oro, combinando elementos austeros y barrocos dentro de una tipología funcionalmente adaptada a la vida de clausura.

 



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