EL
TORO DE OSBORNE
El Toro de Osborne es
mucho más que una simple silueta publicitaria en las carreteras españolas: es
un símbolo cultural profundamente arraigado en la identidad visual y emocional
del país.
Fue creado en 1956 por la agencia Azor para publicitar el brandy
Veterano de Osborne. Diseñado por Manolo Prieto,
el toro inicialmente medía 4 metros y estaba hecho de madera. Más adelante se
hicieron de metal y de hasta 14 metros de altura para ser visibles desde lejos.
La imagen de un toro,
concretamente el diseño del Toro Osborne cuyo autor el gaditano Manolo Prieto
(fallecido en 1991) diseñara en los años 50 del siglo XX, ha dejado huella en
el paisaje, en la cultura, en el arte español e incluso en camisetas de la
selección española. La pervivencia del mito Tauro en nuestra cultura es
evidente. La sombra negra, el toro negro que nos acompaña nuestras carreteras
es un mito. Se ha convertido en una imagen de la cultura de masas por obra del
diseño gráfico de Prieto en 1954 y por la acción de Osborne que se convirtió en
un agente artístico cuando encargó un símbolo para el Veterano y comenzaron ahí
que se los toros en las carreteras españolas. Ese toro, que se va escapando del
“capote” de Prieto, y comienza a crecer en nuestras carreteras, donde encuentra
su identidad. Resiste al viento apoyado en su esqueleto de hierros. En el
cuello de las botellas, convertido en insignia de posavasos o solapa de trajes
y camisas. Se ha convertido en un poderoso símbolo, cuando lo que quería ser
era una marca comercial.
Un componente
insustituible de nuestro paisaje, por eso ha sido declarado Bien Cultural. En
los últimos días la prensa nacional se ha hecho eco de los destrozos de los que
están siendo víctimas estos mitos en las carreteras: roturas, pintadas,
panfletos políticos, etc. la silueta que vemos es ya más que una marca
comercial y se ha convertido en un símbolo nacional, por lo que puede ser
utilizado sin autorización de la empresa. Es cierto que es una marca registrada
cuya titularidad ostenta el Grupo Osborne, pero, en lo referente a productos
que no son “el objeto social y el renombre de la marca”, esta efigie ha pasado
a ser “ patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España”. En los
artículos de regalo observamos la figura de un toro como símbolo nacional y no
la marca concreta de dicha empresa. Además, numerosos artistas han plasmado sus
cuadros esa sombra que transforma nuestros campos en paisajes de signos, tales
como María José Gómez, Javier de Juan, Menchu Lamas, Julio Álvarez Yagüe,
Pelayo Ortega o Manuel Ballester. De hecho, el mismo autor de la obra original,
Manuel Prieto orientó casi siempre sus obras en torno a la figura del toro,
bocetos para carteles, dibujos para cuentos y novelas, anuncios publicitarios,
destacando la simplificación, la geométrización y el esquematismo, abriendo un
amplio abanico entre la tradición y la innovación. Aplicó sus conocimientos
comerciales al cartel taurino, tratándolo como un medio de comunicación. Por tanto,
el Toro Osborne, en nuestras carreteras, es un símbolo definidor de la
originalidad cultural e histórica de España.
El Toro de Osborne se ha consolidado como un elemento icónico del paisaje español, con un valor simbólico que va mucho más allá de su propósito inicial. Su presencia en las carreteras no solo embellece el entorno, sino que conecta a los conductores con una parte esencial del imaginario colectivo español.
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