El legado global de Trujillo: Una ciudad extremeña con huellas
en América
En el corazón de Extremadura, entre encinas y piedras
centenarias, se alza la ciudad de Trujillo, un núcleo histórico que ha dejado
una huella profunda en la historia de España y de América Latina. Aunque hoy
cuenta con apenas unos miles de habitantes, su influencia trasciende
continentes: al menos 22 lugares en el
mundo llevan su nombre, testimonio del papel trascendental que jugó esta
tierra en la era de los descubrimientos y la expansión imperial española.
En Trujillo nacieron personajes clave en la conquista de
América, como Francisco Pizarro,
conquistador del Perú, Francisco de Orellana o Diego García de Paredes. Esta tierra forjó a hombres que partieron
hacia el Nuevo Mundo en busca de gloria, fortuna y evangelización, llevando
consigo no sólo su lengua, sino también su identidad y toponimia. Los
trujillanos dejaron su huella más allá de las espadas y las fundaciones: bautizaron tierras como recuerdo de su
origen, perpetuando el nombre de su ciudad natal en múltiples rincones del
continente americano.
México cuenta con tres localidades llamadas Trujillo. Aunque de menor tamaño, son prueba de la dispersión del
nombre a lo largo del virreinato de Nueva España, muchas veces asociados a
rutas coloniales o encomiendas otorgadas a descendientes de extremeños.
En Cuba y la República Dominicana, dos lugares
costeros llevan el nombre de Punta
Trujillo, probablemente asignado por navegantes españoles que
cartografiaron estas zonas en los siglos XVI y XVII. Es en estas islas donde el
recuerdo del primer contacto con América resuena con fuerza.
Puerto Rico, joya estratégica del Caribe, cuenta con Trujillo Bajo y Trujillo Alto, municipios aledaños a
San Juan. Fundados en el siglo XIX, sus nombres evocan una conexión persistente
con la tradición hispánica y con los apellidos ilustres de la nobleza
trujillana.
En Perú, país
conquistado por Pizarro, no podía faltar el tributo. Allí encontramos la Isla de Trujillo, aunque el homenaje
más notorio es la ciudad de Trujillo,
capital del departamento de La Libertad, fundada en 1534 por el propio
conquistador y considerada una de las urbes más importantes del virreinato.
Chile suma al legado la Bahía
de Trujillo, mientras que en Venezuela
también existe una ciudad con el mismo nombre, fundada en 1557 por
conquistadores españoles, muchos de los cuales provenían de Extremadura.
En Colombia, Trujillo se sitúa en el departamento
del Valle del Cauca. En El Salvador,
otro Trujillo aparece en el mapa, y en Honduras,
encontramos una tríada significativa: Punta
Trujillo, la ciudad de Trujillo
y su bahía homónima, lugar donde
Cristóbal Colón desembarcó durante su cuarto viaje a América.
Trujillo, más que
un nombre, un símbolo de herencia, porque estos 22 topónimos no sólo marcan una geografía común, sino que
son puentes culturales entre
España y América. Son testigos silenciosos del flujo de personas, lenguas,
religiones y costumbres que tejieron la historia compartida de ambos mundos.
Hoy, Trujillo de Extremadura es un referente del turismo
histórico, especialmente por su arquitectura renacentista, sus palacios
señoriales y su imponente Plaza Mayor. Pero su mayor tesoro es intangible: su capacidad de haber trascendido fronteras,
moldeando identidades a miles de kilómetros.
Ante este panorama, ha surgido la propuesta de crear una red internacional de ciudades Trujillo,
que permita intercambios culturales, económicos y turísticos entre estos
territorios. Así como las rutas de los conquistadores han sido redescubiertas
por historiadores y viajeros, esta red podría revitalizar los vínculos
históricos con una mirada contemporánea, apostando por la cooperación y el
entendimiento.
Trujillo no es sólo un nombre. Es memoria, historia, legado y puente. Un pequeño rincón extremeño
que conquistó el mundo sin perder su esencia.