domingo, 27 de julio de 2025

 

El legado global de Trujillo: Una ciudad extremeña con huellas en América

En el corazón de Extremadura, entre encinas y piedras centenarias, se alza la ciudad de Trujillo, un núcleo histórico que ha dejado una huella profunda en la historia de España y de América Latina. Aunque hoy cuenta con apenas unos miles de habitantes, su influencia trasciende continentes: al menos 22 lugares en el mundo llevan su nombre, testimonio del papel trascendental que jugó esta tierra en la era de los descubrimientos y la expansión imperial española.

En Trujillo nacieron personajes clave en la conquista de América, como Francisco Pizarro, conquistador del Perú, Francisco de Orellana o Diego García de Paredes. Esta tierra forjó a hombres que partieron hacia el Nuevo Mundo en busca de gloria, fortuna y evangelización, llevando consigo no sólo su lengua, sino también su identidad y toponimia. Los trujillanos dejaron su huella más allá de las espadas y las fundaciones: bautizaron tierras como recuerdo de su origen, perpetuando el nombre de su ciudad natal en múltiples rincones del continente americano.

México cuenta con tres localidades llamadas Trujillo. Aunque de menor tamaño, son prueba de la dispersión del nombre a lo largo del virreinato de Nueva España, muchas veces asociados a rutas coloniales o encomiendas otorgadas a descendientes de extremeños.

En Cuba y la República Dominicana, dos lugares costeros llevan el nombre de Punta Trujillo, probablemente asignado por navegantes españoles que cartografiaron estas zonas en los siglos XVI y XVII. Es en estas islas donde el recuerdo del primer contacto con América resuena con fuerza.

Puerto Rico, joya estratégica del Caribe, cuenta con Trujillo Bajo y Trujillo Alto, municipios aledaños a San Juan. Fundados en el siglo XIX, sus nombres evocan una conexión persistente con la tradición hispánica y con los apellidos ilustres de la nobleza trujillana.

En Perú, país conquistado por Pizarro, no podía faltar el tributo. Allí encontramos la Isla de Trujillo, aunque el homenaje más notorio es la ciudad de Trujillo, capital del departamento de La Libertad, fundada en 1534 por el propio conquistador y considerada una de las urbes más importantes del virreinato.

Chile suma al legado la Bahía de Trujillo, mientras que en Venezuela también existe una ciudad con el mismo nombre, fundada en 1557 por conquistadores españoles, muchos de los cuales provenían de Extremadura.

En Colombia, Trujillo se sitúa en el departamento del Valle del Cauca. En El Salvador, otro Trujillo aparece en el mapa, y en Honduras, encontramos una tríada significativa: Punta Trujillo, la ciudad de Trujillo y su bahía homónima, lugar donde Cristóbal Colón desembarcó durante su cuarto viaje a América.

Trujillo, más que un nombre, un símbolo de herencia, porque estos 22 topónimos no sólo marcan una geografía común, sino que son puentes culturales entre España y América. Son testigos silenciosos del flujo de personas, lenguas, religiones y costumbres que tejieron la historia compartida de ambos mundos.

Hoy, Trujillo de Extremadura es un referente del turismo histórico, especialmente por su arquitectura renacentista, sus palacios señoriales y su imponente Plaza Mayor. Pero su mayor tesoro es intangible: su capacidad de haber trascendido fronteras, moldeando identidades a miles de kilómetros.

Ante este panorama, ha surgido la propuesta de crear una red internacional de ciudades Trujillo, que permita intercambios culturales, económicos y turísticos entre estos territorios. Así como las rutas de los conquistadores han sido redescubiertas por historiadores y viajeros, esta red podría revitalizar los vínculos históricos con una mirada contemporánea, apostando por la cooperación y el entendimiento.

Trujillo no es sólo un nombre. Es memoria, historia, legado y puente. Un pequeño rincón extremeño que conquistó el mundo sin perder su esencia.

 

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