lunes, 20 de octubre de 2025

 

Estudio histórico-artístico del Palacio de Rol-Zárate y Zúñiga en la Calle de las Palomas (Trujillo, Cáceres)

 

El inmueble conocido como Casa-Palacio de Rol-Zárate y Zúñiga, situado en la actual calle de las Palomas, constituye un ejemplo paradigmático de la arquitectura nobiliaria de transición entre el gótico tardío y el primer Renacimiento en la región. Este edificio, de notable valor histórico y artístico, integra en su fábrica elementos constructivos, decorativos y heráldicos que permiten situarlo dentro del contexto del patriciado urbano bajomedieval y renacentista, característico de las ciudades castellanas de finales del siglo XV y comienzos del XVI.

El análisis arquitectónico y heráldico de la casa-palacio permite comprender no sólo la evolución formal del edificio, sino también el proceso de afirmación simbólica de los linajes que lo erigieron: Rol, Zárate y Zúñiga, familias de destacada presencia en la nobleza regional.

La fachada principal se dispone sobre un paramento de sillares regulares, perfectamente escuadrados, lo que denota un elevado grado de maestría en la cantería. Este paramento, de composición sobria pero rigurosa, se articula en torno a una portada de arco escarzano gótico, cuyas dovelas presentan una molduración fina y continua, característica del último gótico civil.

Sobre la clave de la portada se dispone un arrabá o cuerpo superior, en el que se alojan los escudos de armas correspondientes a los tres linajes familiares: Rol, Zárate y Zúñiga. Estos emblemas heráldicos, labrados en piedra caliza, y dispuestos en relieve, funcionan como signos identitarios y como manifestación simbólica de la unión de las tres casas.

·         Escudo de los Rol: presenta cinco tórtolas de azur, dispuestas en sotuer (en forma de aspa) sobre campo de plata. Este motivo, asociado a la pureza y la fidelidad, da origen al topónimo de la vía urbana -“calle de las Palomas”-, en alusión directa a las aves representadas en el blasón.

·         Escudo de los Zárate: muestra hojas de álamo sobre campo de gules. La elección de este símbolo vegetal alude al arraigo y al linaje, con posibles connotaciones de fortaleza y renuevo, atributos tradicionalmente asociados a los árboles de hoja caduca en la simbología heráldica.

·         Escudo de los Zúñiga: se compone de una banda dragantada -es decir, acompañada de dragones que la muerden o flanquean- en campo de plata, y sobre el todo una cadena de oro de ocho eslabones, con la que Íñigo de Zúñiga conmemoró su participación en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Este último elemento constituye una referencia emblemática a la victoria cristiana y al valor guerrero del linaje.

 

La combinación de estos escudos sobre la fachada no es meramente decorativa, constituye un auténtico programa simbólico de legitimación social, propio de la nobleza urbana que consolidó su poder mediante la representación heráldica y arquitectónica.

El patio principal se configura como el núcleo organizador del conjunto arquitectónico, de tipología claustral y planta aproximadamente cuadrangular. Presenta dos arcos ligeramente apuntados apoyados sobre pilares de sección gótica, elaborados en piedra granítica. Estos arcos sostienen una galería superior, a la que se accede mediante una escalera también de granito, de traza recta y amplia huella, que se adapta al muro lateral.

El antepecho de la galería está decorado con trazados góticos calados, de diseño geométrico y estilización vegetal, que denotan una transición hacia el gusto renacentista sin abandonar del todo el repertorio decorativo anterior. La elegancia estructural del conjunto se combina con la funcionalidad doméstica del patio, concebido como espacio de representación y articulación interna de la vivienda palaciega.

A pesar del predominio de elementos góticos, se advierte en el conjunto una incipiente asimilación del lenguaje renacentista. El adintelado de la galería superior, sostenido por columnas jónicas y ménsulas decoradas con motivos renacentistas, refleja la penetración de los nuevos cánones arquitectónicos procedentes de Italia. Esta convivencia estilística -arcos apuntados junto a columnas clásicas- ejemplifica el sincretismo formal característico de la arquitectura de transición en la península ibérica durante la primera mitad del siglo XVI.

A la derecha del patio se desarrolla una segunda escalera de acceso, cuyo arranque está marcado por un pilar octogonal de considerable altura. El capitel de este pilar presenta figuras quiméricas talladas con notable virtuosismo técnico, seres híbridos de rasgos fantásticos que remiten tanto a la tradición medieval como a la iconografía humanista del “grottesco”. Este detalle ornamental se interpreta como un testimonio de la imaginación simbólica y del gusto por lo alegórico que caracterizó la estética cortesana de la época.

El Palacio de Rol-Zárate y Zúñiga puede considerarse una obra representativa del tránsito del gótico civil al renacimiento humanista. Su arquitectura conjuga la tradición de la casa-fuerte urbana -caracterizada por su sólida volumetría, portada monumental y presencia heráldica- con los nuevos ideales de armonía, proporción y apertura espacial introducidos por el Renacimiento.

Desde el punto de vista histórico, el edificio debe situarse en el contexto de consolidación social del patriciado nobiliario urbano, que, durante los siglos XV y XVI, materializó su prestigio mediante residencias señoriales que integraban simbólicamente la historia familiar con el poder visual de la arquitectura. La conjunción de los tres escudos familiares en la fachada no sólo alude a una alianza matrimonial o sucesoria, sino que también constituye un acto de memoria y afirmación genealógica frente a la comunidad urbana.

El conjunto arquitectónico de la Casa-Palacio de Rol-Zárate y Zúñiga se erige como un testimonio relevante del patrimonio arquitectónico nobiliario de su tiempo. Su valor radica no sólo en la calidad constructiva y ornamental, sino también en su capacidad para condensar, en un mismo espacio, las transformaciones estéticas, sociales y simbólicas de la Castilla del tránsito entre la Edad Media y la Modernidad.

En su fachada, patio y elementos escultóricos confluyen los ideales de linaje, prestigio y renovación estilística, haciendo del edificio una pieza clave para comprender la evolución del gusto artístico y la representación del poder en el ámbito urbano de los siglos XV y XVI.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario