lunes, 30 de julio de 2018


MATRIMONIO MISTICO DE SANTA CATALINA DE ALEJANDRIA



En la tienda de Antigüedades, propiedad de don Carlos Marcos Plaza, localizamos una magnífica obra plástica que representa el “Matrimonio místico de Santa Catalina de Alejandría”.
Se nos muestra a la Virgen sentada, vestida con túnica de color roja y cubierta con un manto azul, mantiene al Niño Jesús en el regazo, mientras pasa la mano izquierda para sostener a Santa Catalina que coge la mano del infante. El Niño se nos ofrece desnudo. El paisaje frondoso ocupa parcialmente el fondo de la escena, dejando libre el ángulo inferior para el desarrollo de la composición. Se divisa un reducido paisaje donde se desarrolla otra escena –en la que se aprecia a un hombre desnudo que está siendo martirizado, arrojándole piedras- en un ambiente campestre sobre peñas, una hilera de árboles y un cielo de tonos azules y rojizos. Presentan las imágenes rubias y ensortijadas cabelleras. Es una composición que forma un triángulo invertido que forman la Virgen, el Niño y la Santa –que viste manto anaranjado, de las doncellas romanas-, y una figura en segundo plano que prácticamente no participa en la escena y porta un haz de flechas. Algunas veces se la representa a la santa con un anillo, en este momento el Niño Jesús tiene en su diestra el anillo que va a colocar en el dedo de la Santa, aludiendo así a los místicos desposorios de ésta con el Niño Jesús. Se trata de la Virgen y mártir de Alejandría, de familia noble. Sufrió varios tormentos y, en pública discusión, confundió a los filósofos paganos, pro lo que es patrona de la Filosofía. Murió decapitada por orden de Majencio en el año 307. La Santa lleva como atributo en esta escena una espada.

Su fuerza plástica viene ofrecida por el modelado de las figuras y el contraste de colorido, derivados del juego entre la luz, cuyo foco central se localiza en el Niño y las sombras que genera la composición.

El tema ha ofrecido muchas posibilidades al autor anónimo para crear animación, el lenguaje gestual le otorga unidad, las figuras no resultan distantes, hay comunicación visual (correspondencia de miradas) entre ellas y permiten una relación directa con el espectador. Tema, formas y ejecución técnica nos han recordado una influencia clara con las obras de Correggio. Es obra del siglo XVII.



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