miércoles, 22 de agosto de 2018


TRUJILLO CAPITAL DE LA HISPANIDAD


La Hispanidad une a treinta países de todos los continentes con un idioma y un legado histórico, cultural y religioso comunes.
Pocas naciones a lo largo de la historia de la humanidad han alcanzado logros lejanamente comparables a los nuestros. Únicamente el Imperio Británico, con su extensión territorial y mercantil, podría servir en algún aspecto de parangón. Con una diferencia insalvable: su expansión tuvo lugar en un mundo previamente descubierto por los españoles. Es precisamente el Descubrimiento el hito único que propicia la Hispanidad y Trujillo, en muchos aspectos, su capital.
Cuando Juan II fallece el 20 enero de 1479, Isabel y Fernando se encuentran, y con ellos la corte, alojados en la ciudad. Al llegar la noticia, los monarcas deciden que los funerales por el Rey de Aragón se celebren en Santa María la Mayor. Así, Fernando hereda el trono de Aragón en Trujillo. Este hecho provoca la firma del famoso Tanto monta, mediante el cual las coronas de Castilla y de Aragón quedan por primera vez unidas por los Reyes Católicos. Este hecho supone ni más ni menos que la rúbrica de España. Aquel día de inicios de 1479 la España actual y la consecuente Hispanidad nacieron de manera oficial y para siempre en Trujillo.
Aquel día de inicios de 1479 la España actual y la consecuente Hispanidad nacieron de manera oficial y para siempre en Trujillo.
El 29 de diciembre de ese mismo año, Isabel y Fernando firman en la ciudad el Primer Documento de Cancillería, donde aparecen por primera vez unidos los reinos de Castilla y Aragón, figurando ya como Reyes de España. Este hecho, unido al anterior Tanto monta, permite considerar a Trujillo la primera capital de la España moderna y, por tanto, de la Hispanidad.
No sólo los acontecimientos políticos respaldan esta consideración. Más allá de palacios, cortes y tratados, la Conquista fue un hecho práctico, de hombres que cruzaron el mundo en busca de lo desconocido. Ningún otro lugar aportó tantos protagonistas a la empresa como Trujillo, que de vuelta experimentó una evolución sin precedentes de su patrimonio cultural y material. La Plaza Mayor, epicentro de esa herencia, es la mejor Plaza de la Hispanidad que se puede imaginar.
Poco hay de opinión en todo lo anterior. Se podrá discutir qué nación ha sido más importante en la historia, y en poco influirá el debate más allá del terreno del orgullo. Pero será inútil dudar del papel central de Trujillo en la preponderancia histórica, y en no pocos aspectos actual, de España, el español, nuestra cultura y la religión católica en el mundo.



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