Cruceros y Cruces de Término de Trujillo
El sustantivo “cruz” es definido por la Real Academia Española como “cruce
de dos caminos” [1]; en
el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico[2], consta que se trata de
una derivación semiculta del latín /CRÛCEM/, de /CRUX, -CIS/ con el significado
de “cruz, horca, picota”. Sebastián de Covarrubias, por su parte, ofrece para “encrucijada” la definición de
“…dos caminos encontrados que hacen
cruz[3].
A pesar de no quedar referida en los diccionarios, la acepción de “cruz”
como elemento
de deslinde territorial
se puede rastrear ya en los siglos XI y XII[4]. La cruz, en ocasiones,
era una forma de amojonar… Otras veces es la guía del Vía Crucis o el hito de
bienvenida a un lugar; pero muy frecuentemente hace referencia a una
encrucijada de caminos”; documentando que, en determinados casos, ésta se
cristianizó o santificó, adoptando la forma de “santa cruz”, atestiguando desde
el siglo XI ya la existencia de este topónimo[5].
Es
importante el entorno en que están construidos. En ocasiones están en
solitario, otras formando parte de un Vía Crucis como el que existió en la
calle Cruces. El crucero es un monumento religioso constituido por una cruz generalmente de piedra sobre un pilar, situado en un lugar público, principalmente siguen correspondiendo con los
límites de los términos municipales como ocurre con la cruz existente en el
camino a Belén o Huertas de la Magdalena. Por otra parte, cuando las mismas
quedan en el interior de los términos municipales, corresponden a hitos
religiosos cercanos a ermitas.
Ya
existió en la época romana una preocupación por señalar los límites con mojones
inscritos o epígrafes. Piedras de límite que estaban bajo la protección de Iuppiter Terminus[6]
y su alteración o desplazamiento suponía para el responsable la condena a
muerte. Una estrecha relación entre el límite y la religión, lo que los
agrimensores llaman termini o pali sacrificales, y que consignan la
costumbre, en algunos lugares, de realizar sacrificios a Júpiter antes de
instalar un cipo[7]. Incluso, las cruces ya eran usadas por los romanos
al inicio de las calzadas. Las distancias
entre ciudades estaban marcadas por los miliarios, elementos posteriormente
cristianizados, por lo que esta red viaria se convierte en un importante medio
de difusión de los cruceros, tanto por la conversión de antiguos miliarios como
por la posibilidad de comunicación entre distintos puntos de la geografía. Más tarde, a partir de
la Edad Media estas marcas de los camino se situaban en las entradas de los
pueblos como símbolo de fe cristiana, y de reconquista a los musulmanes,
avisando a los foráneos que entraban en una población leal a la
cristiandad. En
la segunda mitad del siglo XVI, y sobre todo, en el siglo XVII, se da prioridad
a la creación o reparación de nuevos caminos situando en las entradas de los
municipios cruces de término. En España, se contaba con una red viaria
tradicional, legada por los hispanorromanos y algunos nuevos caminos
medievales, que si bien eran deficientes. Por estas razones, los caminos nuevos
fueron escasos casi todos ellos, y surgieron por las necesidades políticas o
económicas. Es preciso mencionar la frecuente presencia de los mojones en el
campo trujillano. Es una señal de piedra para delimitar propiedades o
territorios y las distancias; es, por tanto, una señal permanente
que se pone para fijar los linderos de heredades, términos y fronteras.
Solamente pondremos algunos ejemplos de los mojones que existieron en el
berrocal de Trujillo. Para poner un claro ejemplo de la presencia de
mojones en los antiguos caminos, tendremos en cuenta la Carta plomada del rey
don Alfonso confirmando el amojonamiento realizado entre los términos de
Trujillo, Toledo y Talavera por el Alcalde del rey y Martín Muñoz de Medellín
ante los representantes de Trujillo y Toledo, según traslado en 20 de mayo de
1405: “E como va en su derecho al mojon
que esta en la Nava alcornocosa, çerca del puerto de Cañamero. E como va en su
derecho al puerto de Cañamero, en medio de la carrera e del puerto de Cañamero
como va en su derecho al mojon beça de la brama. E como va en su derecho a la
cabeça de la brama al monton de los robres que están en somo de la cabeça
sobredicha, …”[8]. También, la
Visita que se hizo al Berrocal de Trujillo y su término por el señor
corregidor, don Diego de Guzmán y Velasco, don Blas de Alarcón Pacheco y don
Diego Calderón Arias, regidores comisarios, y por el apeador don Tomás de
Bonilla. Testimonio de don Francisco González Soldado. Archivo Municipal de
Trujillo. En Trujillo a 10 de enero del año 1657.
“En la ciudad de Trujillo, a diez de
enero año de mil y seiscientos y cincuenta y siete. Los señores don Diego de
Guzmán y Velasco, caballero de la orden de Santiago, corregidor (....) En el
dicho día, mes y año dichos se llegó al acirate de la mojonera del Berrocal que
llega al camino que de dicha ciudad va a la villa de la Madroñera y tomando
mano izquierda a dar al Palacio de don Juan de Chaves Sotomayor, caballero de
la orden de Alcántara y desde el dicho camino hasta dicho Palacio se
reconocieron cuatro mojones que se aclararon poniéndoles piedras y cavando los
alrededor con un majado que para dicho objeto se llevaba. Pasado dicho Palacio
se reconoció un mojón en una fuente que está cerca del, el cual se aclaró con
tierra y piedras y consiguientemente siguiendo el acirate que deslinda dicho
Berrocal hasta la huerta del Palacio de don Álvaro de Hinojosa se reconocieron
y aclararon treinta y dos mojones, los nueve empeñas que tenían por señal diferentes
cruces y los veinte y tres de tierra y piedras que se recovaron cavando las
alrededor. En la esquina de la cerca del Palacio dicho de don Álvaro de
Hinojosa, por la parte de abajo, lindé el camino que cerca de ella pasa se
reconoció un mojón de piedra grande con una señal de cruz el cual se aclaró y
consiguientemente siguiendo el acirate se reconocieron cuatro mojones de piedra
con señales de erres hasta el Palacio del señor don Pedro de Orellana los
cuales se aclararon y cavaron alrededor (.....)”. Perteneciente al patrimonio de Trujillo destacamos la
existencia del Humilladero, próximo a la ermita de Santa Ana, en el antiguo
camino de Santa Cruz, que según Antonio Ponz: “Camino de Santa Cruz desde Truxillo se llega á corta distancia al
Humilladero, es un templecito redondo sobre tres gradas con ocho columnas, y
cúpula encima, que parece muy bien, y se hizo, según un letrero, en 1596. En
medio hay un Crucifixo sobre una columna de orden corintio”[9].
I.-
Cruz de San Lázaro
En Trujillo aún se conserva la calle de las Cruces, nombre que recibía por la existencia de un Calvario del que tenemos noticias documentales y que se alzaba y se extendía por la citada calle y terminaba en la Cruz casualmente se encuentra junto a la ermita de San Lázaro: “Por el diputado don Manuel Díaz se hizo presente el despotismo que andaba en el Vía Crucis o Calvario con motivo de ir a aquel sitio a tirar la barra, de forma que iban arruinando las cruces, por lo que el señor Corregidor mandó se publicase un bando con multa para que no se volviese a tirar a la barra de jugar en dicho sitio, comisionándose por el Ayuntamiento a dos diputados para que lo celen, y que precedido reconocimiento se compongan las Cruces que lo necesiten a costa del fondo de Propios”[10]. Es importante destacar que la calle paralela a la de las Cruces recibió el nombre del Mayor Dolor, porque se realizaban en los días de la Semana Santa actos religiosos de flagelantes el Viernes Santo, ante la imagen del Crucificado el procesionaba desde la iglesia de la Vera Cruz hasta la Encarnación, próxima a la calle del Mayor Dolor. Este Calvario era un lugar de oración y penitencia. Las cruces estaban talladas en piedra. Hoy solamente queda la cruz existente en el Paseo de San Lázaro y, lugar conocido otras épocas como Campo de San Juan, y que se ejecutó en el año 1774 según un Acuerdo del Ayuntamiento: “Se hizo presente por el señor don José de Orozco haberse obligado los maestros que están componiendo las calles de esta ciudad a poner una efigie de Nuestro Redentor Crucificado en la Cruz que se halla en el Campo de San Juan”[11]. Consiste en una cruz elevada sobre triple graderío circular. Aún se conserva el ábaco de una columna poligonal prismática, en mal estado de conservación se encuentra la imagen de Cristo yacente en los brazos de su Madre o V Angustia, del que resta tan solo la figura del yacente en la cruz de brazos cilíndricos, sobre un hermoso capitel de hojas de acanto y volutas.
II.-
Cruz de los Ángeles
En
el antiguo camino que conducía al arrabal de Belén se encontraba la Cruz de los
Ángeles, nombre que recibió la calle. Tenemos datos documentales de la
existencia de esta Cruz en la segunda mitad del siglo XVI, concretamente el 6
octubre del año 1564, pues a la reparación de la calzada o empedrado donde se
levantaba, se refiere un Acuerdo municipal de aquella fecha[12]. Actualmente no existe la
Cruz.
III.-
Cruz de la Pólvora
Tampoco
existe esta Cruz, de la cual tenemos noticias documentales por un Acuerdo del
Concejo con fecha 30 mayo del año 1575. En que se mandaron liberar a Pedro
González 3.000 maravedíes a cuenta para la
Cruz que se hace en el camino de Plasencia a la Pólvora. Volvemos a encontrar
datos documentales en el año 1592, concretamente en un pleito, una ejecutoria a
favor de la ciudad de Trujillo contra Juan Fernández Estirado, que debía a la
misma 61.120 maravedíes por escritura y recaudos. Mandando dar a esta ciudad la
posesión de un asiento, casa, cerca y horno en las huertas de Valfermoso, a la
Cruz de la Pólvora[13]. En el año 1819 aún
existía esta Cruz, pues en una sesión municipal de este año se vio un memorial
de don Felipe Fernández obligándose a componer el camino Real desde el Arco del
Mercadillo hasta donde lo dejó la Real Hacienda con tal que se le concedía ese
licencia para murar un pedazo de terreno al sitio de la Cruz de la Pólvora, por
encima de la Caridad, lindando con la Huerta del Malnombre, camino de Madroñera[14].
IV.-
Cruz Dorada
Se
encuentra actualmente en el barrio de la Piedad. Debe su nombre a una
inscripción que con letras unciales en altorrelieve especifica que estuvo
dorada: “Inhoc signo vinces” (Bajo esta enseña vencerás). Tiene columna
salomónica y un bello capitel de volutas y hojas de acanto; y remata en una
Cruz de hierro que fue colocada por la Escuela Taller en los años 90 del siglo
XX, en sustitución de otra cruz que había sido colocada tras la terminación de
la Guerra Civil (1939), ya que la primitiva cruz había desaparecido.
V.-
Cruz (Dehesa de los Caballos)
Frente
a la fachada de la Dehesa de los Caballos, en la antigua carretera de Madrid,
se alza una cruz sobre un capitel toscano, tiene un varal de piedra o columna
cilíndrica asentada sobre graderío circular escalonado, cubierta de líquenes.
En el año 1637 el Concejo ordenó a don Pedro Enríquez que aderezase la Cruz que
está junto a la Dehesa de los Caballos[15]. Consiste en una cruz de
término elevada sobre un podio con seis escalinatas, tiene columna granítica de
base circular sobre basamento cuadrangular y remata en un capitel toscano y una
cruz lisa, sin motivos decorativos ni representaciones figurativas.
VI.- Cruz del Humilladero
Diferentes
elementos han sido colocados o retirados en distintos momentos, produciéndose
los diferentes cambios en la imagen de la Ciudad. En el cerro de Santa Ana,
nombre que recibe por su ermita construida en el siglo XVIII a expensas y por voluntad del Obispo de
Plasencia don fray Francisco Lasso de la Vega y Córdoba[16], existió la cruz del
Humilladero de San Lázaro, que se encontraba entre el Pósito[17] y la Ermita de Santa Ana,
era el camino de Sevilla. El 15 de diciembre del año 1589 le estaba construyendo
el cantero Francisco Martín, según recogemos en un documento del Archivo
Municipal, la obra finalizó en octubre de 1592, ocupándose ya de su
ornamentación: “Que se dore la Cruz del
Humilladero, e cometiose a Don Francisco de Sotomayor faga dorar la Cruz que se
tiene de poner encima del Humilladero de los Mártires”. Se trasladó a la
Plaza a finales del siglo XIX como templete de la música, luego se sustituyó
por una farola y ésta, a su vez, por una fuente o pilar en el año 1900. Las
piedras del Humilladero fueron parte del solar en que se edificó el Colegio
Preparatorio Militar, a excepción de los fustes de dos columnas que se
colocaron en una portada interior de la casa que construyó en la calle del Pavo
don Antonio Bonilla, y que es hoy día propiedad de doña Elisa Navarro[18].
También,
existieron otras cruces callejeras en Trujillo, tal es el caso de la Cruz del Estudio. Estaba próxima a las
casas del Estudio, en la calle que recibió el mismo nombre, propiedad del
Ayuntamiento. Ya no se conserva. Como tampoco se conserva la denominada Cruz de Juan Pizarro de la que se
tienen referencias del 17 octubre del año 1817, por un Acuerdo municipal: “Gregorio Benitet y Pablo Martínez, de esta
vecindad, en sus memoriales de este día, solicitan licencia para murar primero
un poco de terreno en la cerca derrotada del forero del lado de allá de la Cruz
de Juan Pizarro, camino adelante el viejo de la Sierra, linda con cerca del
Angel y el segundo al sitio más acá del criadero contiguo a una cerca llamada
de la Corralada, de cabida de un celemín y el otro de dos fanegas”[19].
[1] Real Academia Española:
Diccionario de la Lengua Castellana,
Imp. Hernando y Compañía, Madrid,
1899, p. 285
[2] COROMINES, J y PASCUAL,
J. A: Diccionario crítico etimológico
castellano e hispánico. Gredos, Madrid, 1980.
[3] COVARRUBIAS
OROZCO, S. de: Tesoro de la
lengua castellana o española. Madrid, 1674,
f. 171v.
[4] MENÉNDEZ PIDAL, R: La España del Cid. Plutarco, Madrid,
1929; MOLERO GARCÍA, J. M: “Deslindes y amojonamientos: aportaciones desde la
arqueología territorial”. Actas del V
Congreso de Arqueología Medieval Española. Valladolid, 2000, pp. 707-715.
[5] SANZ, 1997: 128 y ss; Vid. RIPOLL
VIVANCOS, P y MONESCILLO DÍAZ, A: “Cruces y mojones, cuando la cruz delimitaba
territorios en el Alto Guadalquivir”. II Jornadas Histórico-Culturales “Augusta Gemella
Tuccitana”. La Orden de Calatrava en el Alto Guadalquivir. Jamilena (Jaén), 29 de
noviembre 2009.
[6] Antigua divinidad romana bajo cuya protección estaban las piedras termini que marcaban las líneas
fronterizas y los lindes de las tierras de propiedad pública o privada. Dios
protector de los límites y fronteras.
[7]
Vid. ARIÑO GIL, E; GURT I ESPARRAGUERA, J. M y PALET MARTINEZ, J: El pasado presente arqueología de los
paisajes en la Hispania Romana. Ediciones Universidad de Salamanca.
Salamanca, 2004, p. 23.
[8] Archivo Municipal de Trujillo, leg. 1.1. número 32, fols. 121r-121vº.
[9]
PONZ, A: Viage de España en que se da
noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse, que hay en ella.
Tomo VIII, 2ª ed. Madrid, 1784 (Viajar
por Extremadura, Biblioteca Popular Extremeña. Salamanca, 1983, pp.
177-178).
[10]
Acta del Concejo con fecha 4 abril del año 1800. Archivo Municipal de Trujillo.
Cit. TENA FERNÁNDEZ, J.: Trujillo,
histórico y monumental. Graficas Alicante, 1967, pp. 130 y 131.
[11]
Acuerdo del Ayuntamiento con fecha 15 julio del año 1774. Archivo Municipal de
Trujillo.
[12]
TENA FERNÁNDEZ, op. cit., p. 132.
[13]
Despachada en Granada, a 21 diciembre del año 1592, refrendada de Luis de
Meneses. Legajo 61, carpeta 17, 14 fols. Archivo Municipal de Trujillo.
[14]
TENA FERNÁNDEZ, J: Trujillo, histórico y monumental, Alicante, 1967, 132.
[15] El
31 agosto del año 1637. Cit. TENA FERNÁNDEZ, op. cit., p. 133.
[16]
Véase nuestro trabajo RAMOS RUBIO, J. A: “El obispo fray Francisco Lasso de la
Vega y Córdoba”, Revista Comarca de
Trujillo, agosto-septiembre de 2013, número 328, pp. 50-53.
[17] Ordenanzas y cuentas del Pósito del
Ayuntamiento de Trujillo. En Trujillo a 14 de agosto. Ante el escribano
Cristóbal Hidalgo del Campo. 18 folios. Año 1.556. 1-2-72-14. Ordenanzas del
Pósito de Trujillo confirmadas por Felipe II en Madrid a 20 de septiembre y
refrendada de Juan Gallo. 4 folios. Año 1.571. 1-2-72-15. Archivo Municipal de
Trujillo.
[18]
TENA FERNÁNDEZ, op. cit., p. 498.
[19]
Acuerdo del Ayuntamiento con fecha 17 octubre 1817. Archivo Municipal de
Trujillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario