Por mi declarada
afición al mundo taurino, voy a relatarles uno de los festejos más enraizados
entre los trujillanos, ya que las páginas de este periódico otros autores se
encargarán de poner de manifiesto el valor histórico de otros festejos, como la
fiesta de San Andrés, desde el Medievo; las fiestas en honor a la Virgen de la
Asunción y, después entroncando con la Patrona la Virgen de la Victoria.
Los primeros festejos taurinos de los que se tienen noticia celebrados en la
localidad son los juegos de cañas y toros, una mezcla de ejercicios militares y
toreo a caballo, que se celebraban en la Baja Edad Media extramuros de la
villa. En la literatura de la época está presente la fiesta taurina en multitud
de textos. En la Cantiga número 144 de Alfonso X el Sabio se recogen los
festejos taurinos como uno de los más populares que tenían lugar en las
ciudades. La afición festiva más arraigada en las localidades de la diócesis de
Plasencia es la taurina. Incluso, a veces, se recurría a corridas de toros para
conseguir los fondos necesarios para reparar iglesias y ermitas.A lo largo de
los siglos se celebraron en Trujillo capeas y corridas de toros, cuando los
conquistadores se marcharon a América entre los siglos XVI y XVII llevaron esta
tradición a Perú y México. De hecho, la primera corrida de toros que
presenciaron los limeños en abril de 1538, para celebrar la batalla de las
Salinas, fue organizada por Pizarro.
El primer dato
documental del que existe constancia de la celebración de juegos de toros en
Trujillo corresponde la crónica del rey Enrique II. En abril de 1430, con
motivo del nombramiento de Trujillo como ciudad, por el rey Juan II, se
lidiaron toros en el espacio placero. Las fiestas más extraordinarias fueron
las celebradas en 1519 con motivo de la elección de Carlos I de España como
Emperador de Alemania. En la segunda mitad del XVI se formuló una prohibición
papal de Pío V de las fiestas taurinas, lo que provocó su declive, aunque no en
Trujillo, que continuó con la afición a los toros. Clemente VIII, en 1516,
levantó todas las prohibiciones sobre los festejos taurinos. El 21 de noviembre
de 1575 firmó el famoso voto para “correr toros” en las fiestas del Corpus y el
día de Nuestra Señora de Agosto, en la fiesta de la Natividad y en las fiestas
de san Andrés.
El 13 de marzo de
1583, el rey Felipe II estaba en Trujillo, lidiándose seis toros en su honor.
Trujillo siempre ha tenido una gran afición a los toros. En el primer tercio
del siglo XX, los toreros destacados en la ciudad fueron: Juanito Díaz Trespalacios,
Julio Sagasta “Sagastilla” y Jacinto Ramos “El Curro”. En 1912 se restaura la
capilla de la Virgen de la Victoria en el castillo y con tal motivo tuvo lugar
un festejo taurino. A partir de 1916 tuvo especial protagonismo en la
organización de las becerradas la Sociedad La Protectora para ayudar a la clase
obrera. Fue muy popular la celebrada el 25 de julio de 1919, en la que se
dieron cita los cojos de la ciudad. A lo largo de los años se celebraron
becerradas en las fiestas de san Cristóbal o el día de Santiago para los
soldados. En 1926 se celebraron capeas durante cuatro días. En 1930, con motivo
de las fiestas patronales, se celebraron capeas en la plaza mayor, en las que
comenzó a destacar un torero trujillano: el célebre Oliva. El 25 de julio de
1931 se organizó un importante festival para remediar la crisis obrera en la
ciudad. Entre 1932 y 1934, el gremio de los artesanos organizó el mayor número
de becerradas. En 1944 se celebraron las primeras capeas tras la Guerra Civil.
A lo largo de los
años no han faltado las tradicionales capeas como divertimento durante las
fiestas patronales en honor a la Virgen de la Victoria y la Virgen de la
Piedad. En 1958 hubo capeas extraordinarias con motivo de las fiestas de la
Hispanidad. Asimismo, hay que destacar los celebrados en junio de 1965 con
motivo del VII Festival Folclórico Hispanoamericano y las capeas
extraordinarias celebradas en 1968 con motivo de los 25 años de la estancia en
Trujillo de los hermanos de La Salle del colegio Santiago y santa Margarita. El
11 de agosto de 1995 se fundaba el Club Taurino de la localidad, que en 1997
dio una cena a Joselito y el 22 de diciembre de 1999 entregó a José Tomás el
trofeo al diestro triunfador de la temporada.
Dada la enorme
afición que tenían los trujillanos a la fiesta taurina, era lógico que la
ciudad tuviera una plaza de toros fija. Existen documentos que acreditan que
hubo una plaza de toros en la antigüedad, junto a la ermita de Nuestra Señora
de la Piedad, en el área que hoy ocupa la actual plaza de toros. El 19 de marzo
de 1809 los franceses entraron en Trujillo y destrozaron la ermita y la cercana
plaza de toros. En 1846 se formó una sociedad para reedificar la actual plaza
de toros. De la construcción de la nueva plaza se hizo cargo el arquitecto
Calixto de la Muela. Las obras costaron 236.000 reales, aunque su precio final
fue de un millón. La plaza de toros de Trujillo fue inaugurada el 8 de junio de
1848, con toros del conde de Trespalacios, para el torero Antonio Sánchez “el
Tato”. La última que menciona el libro es la celebrada el 5 de junio de 2021,
con cuatro novillos de “La Buitrera” para José Rojo, de Trujillo, y Miguel
Zarzo.
José Antonio Redondo Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario