martes, 11 de noviembre de 2025

 

Mayoral Dorado, Fernando Feliciano

 

Valencia de Alcántara (Cáceres), 14.IV.1930 – Valencia de Alcántara, 14.VI.2022. Escultor.

En 1947 asistió en Salamanca a la Escuela de Artes y Oficios, ciudad cultural y universitaria en la que centraría su residencia quince años después, no sin antes finalizar sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y residir algunos años en París. En 1957 viajó a Italia pensionado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Trabajó con el arquitecto Pier Luigi Nervi. Consiguió en 1965 la Cátedra de Dibujo de enseñanza media, ejerciendo su labor en Salamanca en el instituto nacional Torres Villarroel.

En 1953 obtuvo su primer premio de escultura otorgado por el Casino de Salamanca, un año después lo volvió a conseguir, esta vez como pintor (tuvo varios premios en su trayectoria artística); premio por el monumento a San Juan de la Cruz (Salamanca, 1992); premio al boceto presentado en Trujillo para el Monumento al Mestizaje, con la efigie de Francisca Pizarro Yupanqui (1992).

En sus obras resalta la plástica neofigurativa hacia la que ha dirigido sus pasos. Su escultura está cargada de sugerencias expresivas y simbólicas y se encuadra dentro de la tendencia del “espacialismo vital” de los estilos figurativos contemporáneos, según la cual el dinamismo de la figura, expresado en gestos de gran fuerza, genera su propio espacio vital.

Ha realizado numerosas exposiciones, entre las que se pueden citar la de Galería La Araigne de Le Pouldu (Francia, 1965-1966); en 1971, en la Primera Bienal de Pontevedra; en 1973, en el Salón de Otoño de Sevilla y un año después en el Salón de Primavera de la ciudad hispalense. En la década de 1980 presentó sus obras en varias exposiciones (Bienal de Valdepeñas; en la Galería Winker de Salamanca; exposición itinerante de la Diputación de Salamanca; de la Caja de Ahorros de Pontevedra y Vigo; en la Galería Artis de Salamanca).

Utilizó en sus obras distintos materiales, como el hierro, el bronce, la piedra y el poliéster. En 1956 ejecutó su primera gran obra de envergadura, una escultura de hierro para el Ayuntamiento de Salamanca titulada El alma de la ciudad, que actualmente está en los jardines de los comedores universitarios. Fue autor del mural en piedra para el instituto de enseñanza media Fray Luis de León en Salamanca (1962), también en esta ciudad cultural realizó la decoración de la Escuela de Estudios Empresariales (1963) y un medallón de Lord Wellington en la Plaza Mayor de Salamanca (1980). Realizó monumentos públicos, como el busto del cronista oficial de Trujillo, sacerdote y fundador de congregaciones religiosas Juan Tena Fernández (1972), en el paseo del Campillo; el monumento de realización naturalista al médico Ignacio Lorenzo Laguardia en Torrecillas de la Tiesa; al doctor Joaquín Jiménez Sánchez, en Madroñera (1964); o retratos a políticos como el de Fraga Iribarne, para su domicilio en Villalba (Lugo, 1968). Hizo obras religiosas como una Santa Teresa para el Carmen de Boulogne de París (1967) o una Virgen en madera policromada para la iglesia de la Encarnación de Valencia de Alcántara. También en madera policromada esculpió el paso de Semana Santa de la Santa Cena, para la cofradía de la Vera Cruz de Zamora (1990), previo premio en el Concurso Nacional.

Es una de las obras de las que más orgulloso se sentía el autor. En 1987 se celebró en Zamora el Primer Congreso Nacional de cofradías de Semana Santa en el que se alcanzó un compromiso entre Ayuntamiento y Diputación para financiar a partes iguales un grupo escultórico. En 1988 la Junta Pro Semana Santa convocó un concurso nacional para la realización de una nueva Santa Cena que sustituyera a la realizada en 1943 por Ricardo Segundo. El fallo del jurado (mayo de 1989) dejaba desierto el concurso y adjudicaba un segundo premio a la maqueta presentada por Mayoral. El mismo año se acordó el encargo directo al escultor después de importantes mejoras presentadas a la maqueta primitiva. La escena representada, la Última Cena, está organizada en torno a una mesa que servirá de eje, presidida por la imagen de Jesús de pie. Los apóstoles aparecen en actitudes dialogantes entre sí o contemplando a Cristo, sin que existan repeticiones en la composición, sino que todas y cada una de las formas consiguen una expresión individualizada sin detrimento del conjunto, que permiten su valoración independiente, logrando un buen ritmo compositivo. Hay, siguiendo la tradición de la imaginería castellana, un barroquismo del gesto, del plegado de los ropajes, exigido por la perspectiva de conjunto en la que se va a contemplar la obra, concebida para la procesión. La mesa procesional es diseño del propio escultor. Desfiló por primera vez el 28 de marzo de 1991 en la tarde del Jueves Santo en la cofradía de la Vera Cruz.

Ese mismo año ejecutó en poliéster su original versión expresionista de San Pedro de Alcántara para la exposición San Pedro de Alcántara y su tiempo (Cáceres, 1990). En 1993, el presidente de la Junta de Castilla y León inauguraba el medallón de Alberto de Churriguera, ejecutado por Mayoral, en la Plaza Mayor de Salamanca. Un año después realizaba la escultura de María Auxiliadora en piedra, para la fachada de su santuario salmantino. Desde entonces, sus miras artísticas y encargos han ido de la mano de la imaginería semanantera; realizó un Calvario para el retablo mayor de la parroquia de San Juan Evangelista de Santiago de Compostela (1996) o el Crucificado de madera para la cofradía de las Siete Palabras de Zamora, aunque también recibió encargos públicos como el monumento en bronce de la Beata sor Eusebia Palomino para Cantalpino (Salamanca, 1998) o la estatua en bronce de Alberto de Churriguera (Ayuntamiento de Salamanca, 1998). Entre sus últimas obras, hay que destacar el grupo escultórico de Las comadres (Ayuntamiento de Salamanca para la plaza de San Justo, 1999); la ejecución de La conversión del centurión (Zamora, 2000); el Monumento a Gonzalo Torrente Ballester (Salamanca, 2000) o el busto en bronce de Segundo Cid (Galicia, 2000).

Sin duda alguna, Fernando Mayoral fue el artista extremeño que, fuera de su región, más encargos recibió y ello es un claro ejemplo de su aclamada fama como excelente realizador de esculturas que deben perdurar para el deleite de todos los amantes del arte y de la historia.

 

Obras de ~: El alma de la ciudad, jardines de los comedores universitarios, Salamanca, 1956; Mural del instituto de enseñanza media Fray Luis de León, Salamanca, 1962; Decoración de la Escuela de Estudios Empresariales, Salamanca, 1963; Monumento a Joaquín Jiménez Sánchez, Madroñera (Cáceres), 1964; Retrato de Fraga Iribarne, 1968; Santa Teresa, Carmen de Boulogne, París, 1967; Medallón de Lord Wellington, Plaza Mayor, Salamanca, 1980; Paso de Semana Santa de la Santa Cena, Zamora, 1990; San Pedro de Alcántara (poliéster), Cáceres, 1990; Monumento a San Juan de la Cruz, Salamanca, 1992; Calvario para retablo mayor de la parroquia de San Juan Evangelista, Santiago de Compostela, 1996; Monumento a la beata sor Eusebia Palomino, Cantalpino (Salamanca), 1998; Estatua de Alberto de Churriguera, Salamanca, 1998; Grupo Las comadres, plaza de San Justo, Salamanca, 1999; La conversión del centurión, Zamora, 2000; Monumento a Gonzalo Torrente Ballester, Salamanca, 2000; Busto de Germán Sánchez Ruipérez, 2001; Monumento a Alberto Churriguera, 2005; Monumento a Vicente del Bosque, 2017; Cristo de la Humildad, 2017.

 

Bibl.: F. J. Pizarro Gómez y M. Terrón Reynolds, Catálogo de los fondos pictóricos y escultóricos de la Diputación Provincial de Cáceres, Cáceres, Institución Cultural El Brocense, 1989, pág. 298; VV. AA., Plástica extremeña, Salamanca, Caja Badajoz, 1990; J. A. Ramos Rubio, “Los escultores de la provincia cacereña en el siglo XX. Trayectoria artística”, en Alcántara (Seminario de Estudios Cacereños, Institución Cultural El Brocense-Diputación Provincial de Cáceres), 50 (mayo-agosto de 2000), págs. 45-73.

 

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