domingo, 2 de noviembre de 2025

 

La Dehesa de los Caballos de Trujillo

En el siglo XVI, el Concejo de Trujillo estableció la Dehesa de los Caballos como un espacio comunal destinado a la cría, doma y mejora del ganado caballar, fundamental tanto para el prestigio local como para el suministro de caballos al ejército de la monarquía hispánica. La finca, situada junto al actual paraje de las Suertes de la Dehesa de los Caballos, fue delimitada y parcialmente amurallada en 1535, con una extensión considerable y límites precisos documentados en fuentes notariales.

El Concejo impulsó la construcción de una portada monumental de estilo renacentista, contratada a los canteros Juan Barrantes y Gil Torres el 14 de julio de 1535, bajo la supervisión del corregidor Antonio Vázquez de Cepeda. La obra fue concluida ese mismo año, incluyendo una puerta de hierro encargada al herrero Diego Rodríguez.

El complejo contaba con una casa para el caballerizo o guarda, responsable del mantenimiento y vigilancia del ganado. La administración concejil fue minuciosa, con registros notariales y control fiscal sobre los recursos comunales (propios y comunales).

El 12 de noviembre de 1535, el Ayuntamiento promulgó las Ordenanzas de la Dehesa de los Caballos, un cuerpo normativo de carácter agropecuario y social que constituye una fuente de primer orden para el estudio de la ganadería extensiva y la gestión comunal en la Castilla del Renacimiento. Desde una perspectiva moderna, estas ordenanzas representan un modelo temprano de gestión sostenible de recursos comunales, combinando racionalidad económica, control social y conservación ambiental.

Durante el siglo XVIII, el Concejo arrendó la dehesa a ganaderos trashumantes, desviando su función original. La Corona, informada de la pérdida de calidad del ganado caballar, emitió una Real Orden en 1768 ordenando la restitución de los fines fundacionales. Se reafirmó entonces la destinación de Dehesa de Albaladejo  para yeguas y Dehesa de Santa Catalina o de los Caballos para potros.

La intervención real implicó sanciones económicas a los corregidores negligentes, demostrando la articulación entre autoridad local y control central del Estado borbónico sobre los bienes comunales.

Con la Desamortización de Mendizábal (siglo XIX), la Dehesa de los Caballos fue parcelada y vendida en subasta pública, poniendo fin a su función ganadera y al régimen comunal. Este proceso reflejó la transición del sistema económico feudal a la propiedad privada moderna, y marcó el fin de la cría caballar trujillana, antaño de renombre nacional.

La portada de la dehesa constituye un ejemplar sobresaliente del renacimiento trujillano, con arco de herradura, dovelas graníticas, escudos heráldicos del emperador Carlos I, de Trujillo y de Vázquez de Cepeda. Su inscripción conmemorativa de 1535 fue renovada en 1768 tras la Real Orden, conservándose como testimonio material de la historia administrativa y económica local.

No hay comentarios:

Publicar un comentario