viernes, 17 de mayo de 2024

 

 

Las esculturas medievales de la catedral de Plasencia

 

             El ámbito cronológico de nuestro estudio tiene marcado como límite histórico inicial la instauración de la Diócesis de Plasencia a fines del siglo XII (1189) y abarcaremos hasta el siglo XIX, período cronológico extenso en el que se circunscriben la imaginería exenta existente en la catedral de Plasencia. En relación al estudio de las imágenes más arcaicas existentes en la Catedral, por supuesto, no hemos olvidado la reconquista y repoblación de los territorios musulmanes por parte de los ejércitos cristianos, por su enorme importancia en nuestro estudio, ya que el arte cristiano del momento está marcado por la empresa reconquistadora, enlazando directamente con la construcción de iglesias y la introducción en las mismas del arte mueble, así como la llegada a Plasencia de algunas obras que acompañaba a los ejércitos cristianos en sus campañas militares.

           

            El primer arte mueble existente en Plasencia corresponde al siglo XIII, tardorrománico, formas de tradición románica en las que observamos los nuevos aires del estilo gótico. Cuando en el resto de los territorios españoles se está operando un pleno arte gótico.

             Es manifiesto que el arte popular románico prolonga los mismos esquemas compositivos hasta el pleno gótico. No obstante, el catálogo de obras que ofrecemos contiene algunas obras plenamente románicas, procedentes de otros puntos ajenos a la Diócesis placentina, traídas a la misma por las tropas cristianas con la reconquista o por otros cauces muy distintos (ej. como piezas personales de algunos obispos procedentes de otras provincias en su llegada a Plasencia[1]), procedentes de talleres artísticos foráneos o las realizadas por artistas llegados de otras latitudes en el territorio extremeño y, de otra, aquellas que surgen en los talleres artísticos locales, ejecutadas por artistas residentes en el territorio de la Diócesis.

            La fundación de la ciudad de Plasencia se realiza sobre un cerro junto al río Jerte. Al año siguiente, el rey da a Plasencia su Privilegio Fundacional[2] en donde señala los límites del alfoz placentino[3] mermando el abulense y el poder de la ciudad sobre él en virtud de la cláusula "ut de eis in eis quidquid voluerint faciant", y en donde aparece el término que dio origen al de la ciudad, "placeat"[4]. La aparición de los lugares más próximos a Plasencia debió ser correlativa, casi coetánea a la propia Ciudad. Se fueron constituyendo poblados Valle arriba, en el curso ascendente del río Xerit, como Asperilla, Ojalvo, Peñahorcada, Navaconcejo, etc., se irían asentando castellanos en estos núcleos aorillados al río. Los montañeses procedentes del reino de León, menos numerosos, se reparten los altos bordes de las dos laderas (Piornal, El Torno, etc...). Los castellanos de la hondonada desarrollaron como actividad primordial la agricultura. Los leoneses se dedicaron al pastoreo.

            El proceso repoblador no es uniforme en todo el alfoz placentino. Se presenta como irregular, de lenta progresión. Podemos afirmar, acaso por la preexistencia de núcleos pequeños, que fue la del Valle la Sexmería la más habitada y desarrollada. Como carecemos de fuentes que nos permitan reconstruir la situación poblacional y su evolución durante la Baja Edad Media, una obra informativa importante nos la proporciona Paredes en su monografía sobre los Zúñiga[5], el cual hace alusión a la bula de Inocencio IV, por la que se confirman los estatutos de la catedral placentina. Allí se expresan pueblos con iglesias en el año 1254[6]. Hemos de citar el incremento de población a lo largo del siglo XIV en la mayoría de las localidades de la Diócesis placentina, según se iban consolidando los territorios. El componente hebreo fue substancial en este aumento poblacional, sobre todo en algunas localidades del Valle del Jerte, al igual que en otras de la Vera y Transierra[7].

            Curiosamente, en lo lingüístico, el habla de los núcleos ribereños se manifiesta castellanizada, dentro de su marco extremeño. Pero, la modalidad expresiva de los pueblos serranos delata su origen leonés. Son los únicos de la Sierra de Gredos que ofrecen unas características dialectales equiparables a los habitantes del distrito cauriense, repoblados por leoneses también. El aislamiento de los municipios serranos y la mayor cerrazón de las estructuras sociales, propio del sistema de vida pastoril, han ayudado a mantener hasta hoy los rasgos del dialecto extremeño-leonés, así como los rasgos celtas de la raza leonesa, que se ubicó en estos poblados pastoriles aún hoy podemos rastrearla[8].

            El Obispado de Plasencia se crea el 13 de marzo de 1188[9] por Clemente III, confirmándolo al año siguiente con jurisdicción sobre Trujillo, Medellín, Montfragüe y Santa Cruz[10]. Dependiendo del metropolitano de Santiago de Compostela[11]. Toledo pretendió ser el metropolitano de Plasencia, entablando litigios con Santiago a juzgar por los Breves de Inocencio III (1204) y Gregorio IX (1339), en donde se nombran delegados que dirimieran el asunto[12].  Plasencia volverá a caer en manos almohades tras la derrota de Alarcos en 1195[13]. Alfonso VIII recuperó Plasencia definitivamente el 15 de agosto de 1196[14]. El resto de las localidades pertenecientes a la diócesis placentina irán reconquistándose paulatinamente.

            Los términos de la Diócesis por el Sur quedaron ya delimitados en la Bula fundacional: "con Diócesis suficiente erigimos en Iglesia Catedral (la placentina) y con villas, que para su jurisdicción canónica le han sido señaladas; las que se designan en el presente escrito a saber: Trujillo, Medellín, Monsfragorum y Santa Cruz con todas sus pertenencias". Los del Norte se determinan en la Bula de Honorio III, en el año 1218[15], donde a lo señalado se añade la pertenencia de Béjar y su partido contra la pretensión del Obispado de Avila[16].

            En la llamada Bula Fundamental, concedida por Inocencio IV, en 1254, se determina lo referente a personal, disciplina, administración de rentas y demás temas relacionados con la Iglesia placentina[17]. Las unidades administrativas existentes fueron los concejos de realengo y los señoríos. En éstos las órdenes militares organizaron la tierra en partidos o en provincias. La Iglesia seguía organizándose territorialmente superando a la división territorial civil, siendo con frecuencia punto de referencia para describir el territorio extremeño[18].

            Por otro lado, el régimen jurídico de los municipios está contenido en los fueros y cartas-pueblas concedidos por el rey o el señor, también cabe citar los estatutos y las concordias[19]. Los fueros otorgados a los concejos castellanos y leoneses entre los siglos XI y XIII son una fuente de gran importancia para el conocimiento de la producción agrícola, ganadera y artesanal, actividades frecuentes en la Plasencia medieval[20]. El modelo de constitución municipal predominante en los municipios de la Diócesis placentina es el de las "ciudades fronterizas", concejos que surgen al Sur del Duero, organizándose esencialmente en dos células o unidades territoriales: la villa o zona intramuros y el término[21]. Al desaparecer el peligro musulmán y con el enriquecimiento de los patrimonios solariegos, la población comienza a abandonar la zona intramuros y rebasa la cerca de murallas, levantando edificios en torno a lugar de celebración del mercado de ganados o agrario en el arrabal en que se vendían los excedentes de los dominios y a los que acudían buhoneros y artesanos que acabaron por establecerse allí de forma permanente, a estos núcleos se los denominó burgos. El centro cívico medieval, sito en la villa intramuros, pasará a la "ciudad nueva", configurándose así la Plaza.

            La expansión demográfica es importante para los intereses políticos y militares de los reyes, que sólo podían prosperar mediante un adecuado poblamiento de las regiones conquistadas. De esta manera, se afirman algunas ciudades como Plasencia, Cáceres y Trujillo[22].

            Por lo general, el aumento notable de población lleva aparejado un incremento de los Propios del concejo; es decir, la Ciudad ampliaba sus tierras: "A medida que aumentaba el vecindario de las aldeas, aumentaba también las necesidades de sus habitantes, que pedían para dehesa boyal terrenos, aumento de la ganadería, o para dedicarlas a labores o riegos. Hoy se observa que los pueblos que han tenido antiguamente mayor número de vecinos, son los que poseen más Propios"[23].

           

            Existía una intensa estratificación social: los privilegiados y los sectores populares y marginales[24]. En las ciudades vivían señores, campesinos[25], clérigos, mendigos, pero el grupo más numeroso y representativo en la Plasencia de la Baja Edad Media eran los burgueses[26], la población que se dedicaba a la artesanía y al comercio, y que realizaba sus actividades a la vista del público en pequeños talleres que les servían a la vez como tiendas. Todos los que trabajaban en un mismo oficio se agrupaban en calles y se organizaban en corporaciones o gremios, asociaciones que se encargaban de reglamentar la duración del trabajo, de fijar los salarios y de velar por la calidad del producto y la estabilidad de los precios. Podemos decir que el crecimiento demográfico aportó la población a estas ciudades, los excedentes agrarios les proporcionaron los medios de subsistencia, la creciente demanda de productos artesanales hizo posible su actividad productiva y el desarrollo comercial les dio una función específica[27]. No podemos olvidar a dos grupos minoritarios: los mudéjares y los judíos. En la mayoría de los casos, se proyectó hacia ellos un sentimiento adverso por la diferencia religiosa. Entre estos dos grupos existen notables diferencias, el pueblo judío es mayoritario y participan más activamente en funciones municipales por su capacidad en los asuntos financieros y su disponibilidad para la actividad fiscal, además, sus conocimientos médicos eran muy estimados[28]. Fueron expulsados según orden firmada por los RR. Católicos en Granada el 31 de marzo de 1492[29]. Los mudéjares, también contribuyeron en la producción artesanal y en la comercialización, sus derechos estaban protegidos por su dependencia personal con el rey, aunque para el disfrute de los mismos debían de pagar algunos tributos.

            Los grupos privilegiados, participantes de empresas militares, poseían grandes propiedades y obtuvieron derechos jurisdiccionales por parte de la Corona y acapararon en sus manos muchos privilegios[30]. Este grupo de los privilegiados constituía la clase dominante de la vida económica y administrativa, formando oligarquías en Plasencia[31].

           

            La más reciente de las provincias eclesiásticas creadas en Extremadura es la Diócesis de Plasencia. Los orígenes y expansión del cristianismo en nuestra región se remontan a principios del siglo III[32], fecha en la cual quedaría constituida la Provincia Metropolitana de Lusitania, con capital en Augusta Emérita (Mérida), la primera junto con León-Astorga de que se tiene noticia en España[33]. Por tanto, es en Mérida donde se origina y se extiende el cristianismo a toda la actual región extremeña por medio de sus vías de comunicación[34].

 

            Las manifestaciones medievales existentes en la Catedral de Plasencia muestran como tipificados, unos esquemas devocionales e históricos, que proyectan a su vez manifiestas analogías para la comprensión del fenómeno religioso. Ejemplo de ellos son las relaciones existentes entre las imágenes de María y las Ordenes Militares, la principal fuerza cristiana[35]. Son creaciones de un arte, cronológico y espacialmente fronterizo, sin grandes exigencias estéticas como correspondía a la mentalidad de sus devotos: soldados y campesinos, colonos de las feraces tierras de la Extremadura Leonesa. Con ellos llegarían imagineros poco cualificados, prestos a llenar el vacío icónico de su nueva tierra, cuando no traerían sus entrañables imágenes protectoras, rudas como ellos mismos. No obstante, tenemos en la Catedral de Plasencia obras de notable calidad artística como es el caso de la Virgen del Sagrario de la Catedral de Plasencia, de madera con revestimiento de chapas de plata, culminación de las Vírgenes Madres en Extremadura, es "una de las mejores réplicas de la Virgen de la Sede, de la Catedral de Sevilla"[36], reflejando el esquema compositivo que muestran las imágenes de la Virgen en las viñetas de las Cantigas de Alfonso X[37]. Obra fechable en la segunda mitad del siglo XIII.

            La escultura acusa más que la arquitectura una condición perecedera debida a la renovación cultural y las desapariciones ocasionadas por diferentes circunstancias históricas. Son escasos los ejemplos escultóricos monumentales medievales, pues apenas se incorpora una ilustración iconográfica a los edificios, podemos citar un San Miguel con la balanza, en el ángulo septentrional del hastial de la Catedral de Plasencia. Más ejemplos escultóricos se conservan en el interior de la Catedral.

 

 

 

VIRGEN CON LIBRO

 

            Hasta hace algunos años, se conservaba esta imagen de Ntra. Sra. (59 x 26 x 28 cms.) en una casa particular de la localidad de Collado en la comarca de la Vera. En la actualidad está en el Museo de la S.I.C. de Plasencia, por razones de seguridad y por donación de los particulares. En el pueblo era conocida esta bella efigie como Santa Marina[38].

            Se nos ofrece, esta escultura en madera policromada de Ntra. Sra, de pie con un libro en la mano izquierda y, con la diestra bendice. Nos encontramos ante una representación aislada de la Virgen, una figura devocional, meditando Ntra. Sra. el libro que tiene cerrado, simbolizando las profecías que se cumplieron en Ella y en su Hijo[39].

            Cubre la cabeza con un velo, simbólico de  la sabiduría, permitiendo ver sus negros y largos cabellos; sobre el velo se dispone la corona mayestática de reina, adornada con unos florones formados por cinco pétalos en torno a un círculo central, que son semejantes a los que porta la efigie del Niño que lleva en sus brazos Ntra. Sra. de la Luz, sita en la iglesia de San Francisco, en Trujillo. La Virgen de Collado viste túnica ceñida al cuerpo por un cinturón alto, signo de una época medieval avanzada, y manto que cae formando abundantes pliegues angulosos y geométricos, dejando ver los zapatos de punta redondeada que calza Ntra. Sra.

            La escultura conserva la policromía original en gran parte: el manto es azul con adornos estofados (típicas cardinas góticas)[40], túnica de color jacinto mezclado con el dorado de las cardinas y flores con cinco pétalos.

            Por todas estas características, consideramos que pueda tratarse de una obra de la segunda mitad del siglo XIV.

 

VIRGEN CON NIÑO

 

            Se encuentra en el Palacio Episcopal, en las dependencias personales del Ilmo. y Rvdmo. Sr. Obispo, con anterioridad había estado expuesta en la Catedral[41]. Dicha imagen procede de la localidad de Segura de Toro, llegó a Plasencia con el Ilmo. y Rvdmo. Sr. Obispo D. Pedro Zarranz y Pueyo, en 1945. El Obispo sucesor del citado, D. Antonio Villaplana Molina (1976-1989), trasladó la imagen de la Catedral de Plasencia, donde había estado expuesta en una capilla lateral, hasta su capilla en el Palacio Episcopal, donde actualmente recibe culto. Responde al modelo de Virgen Bizantina Teótocos, de la que deriva la Nicopoia o "la que concede la victoria", llamada así porque acompañaba a los ejércitos en las campañas. Es una Virgen Madre (73 x 26 x 30 cms.), en majestad, coronada como reina entronizada; con el Niño Jesús (mide 34 cms.), frente al espectador y sobre sus rodillas, bendice con una mano y con la izquierda sostiene el Libro, símbolo de la sabiduría divina de Cristo. Responde a un esquema inspirado en Bizancio, que transportado por comerciantes y caballeros cruzados se impone en manuscritos del siglo XI alcanzando una larga pervivencia[42].

            Los pliegues del palio y de la túnica se son duros y abstractos, destacando la escasa diferenciación funcional de brazos y piernas, así como el tipo de calzado puntiagudo, características propias del momento; no olvidemos que las escultura románica posee su propio carácter y obedece a sus propias leyes[43].

            La Virgen se nos presenta en actitud sedente sobre un escaño elemental, con molduras en la parte superior, formado por una tabla vertical, sin respaldo. Levanta con su mano izquierda el manto para resguardar lateralmente al Niño, no lo toca directamente como manifestación de su origen divino. Ntra. Sra. lleva en su mano derecha una esfera (manzana), identificándola así con la nueva Eva, que venía a salvar lo que se había perdido a causa de una manzana. A pesar de que claramente se observa la postura frontal y asimétrica del conjunto, se percibe igualmente una cierta sensación de vida, que se desprende de la dulce expresión del rostro de la Virgen y del Niño.

            El conjunto está realizado en madera policromada,  conservándose la policromía primitiva. Se observa cómo la Virgen es una talla hueca por detrás, lo cual es propio de estas vírgenes conocidas como fernandinas que acompañaban a los ejércitos en campaña, y como ponen de manifiesto las Cantigas de Alfonso X. En algún taller local se incorporó el tablero trasero y se imitó la policromía primitiva a base de roleos enlazados de un cierto sabor gotizante.

            Un dato importante para fechar la talla es la disposición ajustada del escote del cuello de la túnica de la Madre e Hijo, decorada a base de una bordura de flores de tres pétalos; este tipo de flores aparecen en las orlas que rodean las viñetas de las Cantigas de Alfonso X[44]. La forma ajustada del escote y la pequeña abertura vertical de las dos túnicas eran frecuentes en los trajes lujosos del siglo XIII. Aún, se siguió utilizando este tipo de indumentaria en el siglo XIV, abandonándose poco después[45].

            Por las diversas características expresadas, a las que tenemos que sumar el tipo de corona rústica que porta la Virgen, podemos fechar la obra a mediados del siglo XIII.

 


NTRA. SRA. DEL SAGRARIO

 

            Esta imagen es muy venerada por los placentinos, se encuentra presidiendo el tabernáculo del retablo mayor[46] de la Catedral de Plasencia[47]. Esta imagen, de todas las estudiadas, es la que mejor refleja el esquema compositivo que muestran las imágenes de la Señora en las viñetas de las Cantigas del Rey Sabio[48].

            La imagen es de madera y se representa a la Virgen (64 x 17 x 41 cms) sedente sobre un sencillo escaño, sosteniendo sobre la pierna izquierda al Niño (34 cms.), mientras que tiene la derecha vacía, posiblemente, llevaba una fruta esférica. El Niño sujeta con la mano izquierda la esfera del universo, símbolo del poder divino, y bendice con la diestra. La cabeza, el cuello y las manos de Madre e Hijo son de madera policromada, el resto de los cuerpos van recubiertos por un chapeado de plata, aplicaciones de plata sobredorada que ofrecen reiteración sistemática de leones y castillos, así como otro signo que pudiera referirse a Plasencia, además de distintos círculos y rombos que contienen rosáceas[49]. Estas referencias heráldicas nos inducen a pensar en la posibilidad de que esta imagen fuera una donación regia a la Catedral de Plasencia[50]. 

            La actitud frontal, corona y trono, son los tres elementos de su soberanía. El elemental escaño, en el cual está sentada la Virgen del Sagrario, responde a esquemas repetitivos. El trono admite toda una teoría simbólica, desde las pinturas de las catacumbas, mediado el siglo IV, hasta su dependencia simbólica y formal de la Majestad Domini[51].

            Los pliegues del manto y de la túnica son muy realistas, lejos de los duros plegados del románico[52]. Calza la Virgen sus pies con los típicos zapatos puntiagudos, cubiertos por una rica chapa, con aplicaciones doradas geométricas. El Niño viste túnica y manto, cuyos ribetes presentan decoración naturalista gótica constituida por flores de seis pétalos, y lleva los pies descalzos.

            Es conocido en el período medieval el criterio de revestir de plata a las imágenes que eran muy veneradas, encarnando rostro y manos para darles mayor vivacidad[53]. Estas imágenes de madera chapeada en metales preciosos, tienen una larga tradición francesa que se introduce en la Península por la vía de las peregrinaciones.

            La Virgen lleva una corona de madera[54], constituida por unos florones, y el velo de la sabiduría que deja entrever sus dorados cabellos.

            La Virgen es una escultura de gran belleza y está ahuecada por la espalda, lo cual es propio de las imágenes fernandinas que acompañaban a los ejércitos en campaña, por eso se las aligeraba de peso, como ponen de manifiesto las Cantigas de Alfonso X. También, para evitar el agrietamiento de la madera por el excesivo peso.

            La actitud de las dos efigies es indicativa del abandono del hieratismo románico, en beneficio de un mayor naturalismo, propio del gótico, que se hace patente en los rostros agradables, la disposición de María al sujetar delicadamente al Niño por el hombro izquierdo, y el ligero desplazamiento de las piernas del Niño hacia el regazo de su Madre y el giro de su cabeza hacia el espectador.

            Obra del tercer cuarto del siglo XIII, que según el prof. Andrés Ordax, su referencia tipológica más interesante la encontramos en la Virgen de la Esclavitud de la Catedral Vieja de Vitoria[55].

            Fue deplorable la actuación en el año 1892 de don Gregorio de la Concha, arcediano de esta Catedral, que ordenó limpiar con agua caliente y jabón el rostro de la Virgen y del Niño, y con tanta fuerza frotaron, que desapareció la patina de fineza exquisita de ambas efigies[56]. La talla figuró en la Exposición de Barcelona de 1929[57], y en la Muestra de Historia y Arte en Extremadura de Cáceres del año 1984[58].

 

 


NTRA. SRA. DEL PERDON

 

            En la Sala Capitular de la Catedral placentina, conocida también como Capilla de San Pablo, se encuentra una magnífica talla de Ntra. Sra. con el Niño[59], bajo la advocación de Ntra. Sra. del Perdón[60]. El primitivo lugar en el que estuvo colocada esta imagen fue en una capilla en el presbiterio de la Catedral Vieja, en donde gozó siempre de gran veneración[61]. Esta capilla de Ntra. Sra. se derribó con las obras de la nueva fábrica iniciadas en el año 1497, la imagen fue trasladada al testero de la nave de la Epístola, dentro de la Catedral Vieja[62].

            La impresión que da es que pudiera corresponder, junto con la Virgen Blanca, a sendos parteluces del templo original, quizás de las portadas de un crucero desaparecido[63].

            Es una imagen de suma importancia artística, tiene unas considerables dimensiones (120 cms.). Es obra de granito policromado, respondiendo al tipo de Virgen "Odegetria" bizantina, elevada sobre un pedestal decorado con motivos vegetales goticistas. Esta magnífica imagen fue exhibida en la Exposición Internacional de Barcelona en el año 1929[64], junto con la Virgen del Sagrario de la misma Seo placentina.

            La Virgen María sostiene fuertemente con su brazo izquierdo al Niño, a la vez que le ofrece la fruta esférica con la diestra, representando a María como nueva Eva, salvadora de la humanidad. Lleva una corona, expresión clara de realeza, y se toca con el velo de la sabiduría. El rostro ovalado, presenta gran belleza, está enmarcado por ondulados cabellos que caen sobre los hombros y espalda. Viste túnica de color jacinto, con escote redondo y con pico en el centro que es el cordón, grueso de la típica capa con cuerda que servía para sujetar esta prenda, muy ajustado al cuello[65]. Posee manto de color verde decorado con motivos geométricos y vegetales, con abundantes pliegues que caen paralelos, dejándonos ver los zapatos puntiagudos de Ntra. Sra., rasgo de antigüedad. Curiosamente, presenta anillos en sus manos, embelleciendo aún más esta jerárquica efigie pétrea. Que a pesar del material utilizado, el anónimo artista ha sabido cincelar con maestría.

            El Niño viste túnica de color jacinto abrochada con ocho botones dispuestos en dos filas de cuatro cada una y manto verdoso, lleva los pies descalzos, y sostiene el libro de la Sabiduría divina en la mano izquierda. Está completamente desplazado hacia su lado derecho, para poder coger la fruta que su Madre le entrega, lo cual es un rasgo naturalista, típico del arte protogótico de fines del siglo XIII. La policromía no es la original, se le añadió en el siglo XVIII[66].

            Es muy parecida a la imagen de Ntra. Sra. la Mayor de la Catedral de Avila, fechable por Sanpere y Ainaud de Lasarte a fines del siglo XIII[67].

            Por todas estas características podemos fechar a la imagen de Ntra. Sra. del Perdón en el último tercio del siglo XIII.    



 

SANTA CATALINA

 

 

            En el claustro de la Catedral Vieja de Plasencia, se encuentra en lamentable estado de conservación una imagen pétrea de Santa Catalina. La Virgen y mártir de Alejandría que murió decapitada en el año 307 por orden de Majencio. Tiene entre sus manos la rueda del tormento al que fue sometida[68].

            Pero, este no es su emplazamiento primitivo. Tuvo una capilla dedicada a ella, fundada por el Sr. Obispo don Vicente Arias de Balboa, allí mismo ordenó enterrarse a su muerte[69].

            Se nos presenta de pie (167 x 46 x 33 cms.), con un canon alargado, de tipo orientalizante. Imagen labrada en piedra, material no habitual en la estatuaria que estamos analizando.

            Lleva sobre su cabeza la corona de princesa como las vírgenes más ilustres. Su rostro ovalado está enmarcado por el cabello que está tratado de manera rudimentaria: le cae en dos bucles sobre los hombros, a modo de volutas. Lleva túnica con el borde muy ajustado a la base del cuello. Sobre la túnica lleva un manto que cae formando abundantes y groseros pliegues geométricos y paralelos, construidos con una técnica tubular muy primitiva, no dejándonos ver los zapatos que calza la santa.

 

 


CRISTO DE LOS DOCTORES

 

 

            En un colateral de la Epístola de la S. I. Catedral placentina, se encuentra la imagen en madera policromada del Cristo de los Doctores (116 x 105 mts.), que gozó de capilla en el citado templo catedralicio y de una gran veneración por parte de los fieles[70].

            Es una imagen de Cristo muerto y sujeto a la cruz con tres clavos, propia del estilo gótico. Pero tiene un carácter amable, como es habitual a lo largo del siglo XIII, hasta mediados del siglo XIV. El peso del cuerpo de Cristo recae sobre los brazos que se elevan por encima de la cabeza, formando casi un ángulo agudo. La cabeza se inclina apaciblemente sobre el hombro derecho. Todos los elementos formales están utilizados para destacar el dolor. Las manos están abiertas, el cabello cae sobre los hombros, formando abundantes mechones puntiagudos, al igual que la barba bífida. El aspecto físico muestra las huellas de terribles padecimientos durante la Pasión que han dado lugar a deformaciones abundantes. Es un Cristo doloroso que impresiona por su veracidad: es de tamaño natural, tiene el cuerpo tenso y la superficie de la piel cubierta de llagas ensangrentadas, la sangre resbala de las heridas en gruesos goterones, es de un realismo impresionante. Se cubre con paño de pureza anudado en la cadera, cubriendo ambas rodillas. El plegado busca sobre todo los efectos plásticos con abundantes pliegues diagonales.

            Es un Cristo del dolor que ilustra muy bien la descripción que del Crucifijo hizo Santa Brígida en sus Revelaciones: "Entonces se le pusieron los ojos medio muertos, las mejillas hundidas y el semblante fúnebre, la boca abierta y la lengua llena de sangre, el vientre estaba pegado a las espaldas, como si en medio no hubiera entrañas..". Es una forma de representar a Cristo en la cruz, para despertar los sentimientos del fiel hacia Jesús que ha muerto por nosotros, de acuerdo con la visión dada por la literatura de la época.

            Es un destacado ejemplo lígneo de fines del siglo XIII, sobre cruz de gajos, que se asocia a tipos franceses[71]. Según la Dra. Franco Mata: "Estos Crucificados muestran un dolor sumamente diverso del de ls derivados de la corriente clásica francesa, cuyo paradigma se manifiesta en el Cristo de la Catedral de Sens, importante a tener en cuenta por lo que de contraposición de estilos representa, y cuya repercusión en España se aprecia en los Crucificados de Carbonero el Mayor (Segovia) y, derivados así mismo de Francia y de caracteres afines son el Cristo de la catedral de Plasencia (Cáceres) y el de S. Andrés de Cuéllar (Segovia), ambos de finales del siglo XIII y de la misma escuela"[72].

 

 


 

SANTA MARIA LA BLANCA

 

            En el claustro de la Catedral de Plasencia se encuentra una escultura de granito policromada de Ntra. Sra. (180 x 35 x 26 cms.) con el Niño (44 cms.), bajo la advocación de Santa María la Blanca[73]. Pero, este no es su emplazamiento primitivo. A principios de siglo estaba en la Sala Capitular o capilla de San Pablo, que fue antigua sacristía, en donde la mandó colocar el Deán don Eugenio Escobar[74]. Pero, su emplazamiento habitual, en la que era muy venerada, fue en su propia capilla, junto al sepulcro del reconquistador de Sevilla don Benito[75]. En fecha posterior, don Enrique de Guzmán ordenó construir un altar en el claustro para rendir allí culto a esta imagen, pero bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Encarnación[76]. Según el prof. Andrés Ordax, es probable que "esta imagen, junto con Ntra. Sra. del Perdón, pudieran haber estado situadas en sendos parteluces del templo original, quizás de las portadas de un crucero desaparecido"[77].

            Son varios los autores que en sus obras nos hablan de esta imagen[78]. Siendo muy bien descrita por dos expertos en imaginería gótica como son Agustín Durán y Juan Ainaud: "...cuyo cuerpo de canon muy alto posee esa cualidad imposible de descubrir por el análisis que diferencia una talla vulgar, aunque cuando buena, de una verdadera imagen sagrada; es sin duda una profundidad anímica trasvasada por el escultur a la materia inerte"[79].

            Obra de formas esbeltas, de tipo orientalizante, muy lejos de la alabastrina Virgen Blanca de la catedral de Toledo, en la que nos encontramos con una tierna y risueña imagen de la maternidad, un concepto inocente y arcaico de la escultura. En la efigie de Plasencia, Ntra. Sra. realiza un juego de caderas propio de la escultura gótica más avanzada del siglo XIV.

            Se nos ofrece María de pie, respondiendo al tipo de una "Odegetria" bizantina, realizando el mismo movimiento hacia su derecha que repite una imagen de las mismas características artísticas en la iglesia de San Nicolás. A su vez, sostiene al Niño con su brazo izquierdo y con la diestra le entrega un ave, aspecto interesante que imprime a la composición un mayor naturalismo, la relación entre Madre e Hijo[80]. Tiene algo desbastada la espalda, para poderla arrimar al muro y para quitar parte de su extrema pesadez.

            Ntra. Sra. cubre su cabeza con un velo de color marfil, simbólico de la sabiduría. Viste túnica rojiza con adornos geométricos, posiblemente añadidos posteriormente al igual que las coronas de Madre e Hijo, sujeta por un cíngulo muy alto, siguiendo la moda característica del siglo XIV. También, de esta centuria es el escote de la túnica de la Virgen, no tan ajustado al cuello[81]. Sobre la túnica, lleva un manto de color azul oscuro, adornado con motivos vegetales y geométricos, que cae con abundantes pliegues pesados y paralelos, dejándonos ver los zapatos de punta redonda. El Niño viste túnica talar (con el escote ajustado al cuello) de color marrón con adornos estofados semejantes a los de su Madre y lleva los pies descalzos.

             Gran parte de la policromía ha desaparecido, la imagen se encuentra en mal estado de conservación.

             Por todas estas características, podemos fechar esta obra a principios del siglo XIV, realizada por un escultor castellano anónimo[82], influido por modelos franceses.

 

 


IMAGENES EN LA FACHADA DEL PERDON (CATEDRAL DE PLASENCIA)

 

            La fachada de los pies de la catedral de Plasencia, conocida como fachada del Perdón es, posiblemente, el conjunto más antiguo de toda la fábrica eclesial, obra protogótica realizada en tiempos del prelado don Domingo Jiménez[83]. Su construcción se inicia en época del obispo don Domingo Jiménez (1285-1328), iniciando los trabajos en la Catedral Vieja el maestro Remondo, siendo continuada en 1328 por los arquitectos Diego Díaz, Juan Pérez y Juan Francés[84].

            Esta fachada está constituida por un arco de medio punto abocinado, con arquivoltas que se apoyan en diaz columnas pequeñas rematadas por capiteles decorados con motivos vegetales, semejantes a los capiteles de la parte del Evangelio, salvo uno en el que se ve a una figura humana encapuchada, y otro con dos aves afrontadas y unidas por el pico. Los quicios de la puerta también están tallados, con cuatro seres humanos enfrentados, un personaje agachado con las manos muy enlazadas por delante de las rodillas, y cuatro rostros humanos unidos dos a dos por el occipital. También están decorados los extremos de las jambas con bajorrelieves de figuras humanas muy perdidas.

            Por encima del arco de ingreso al templo corre un arco, rebajado y poco resaltado, que decora su intradós con elementos vegetales. Pero, las dos imágenes que más nos interesan en nuestro estudio son las que forman el grupo de la Anunciación, con la presencia del Arcángel Gabriel que trae la Buena Nueva a María. Es preciso decir que esta escena de la salutación se colocaban en el arco de entrada de las basílicas bizantinas. Estas efigies, como el resto de elementos decorativos de la fachada, se encuentran en lamentable estado de conservación, víctimas de las inclemencias del tiempo, al estar expuestas a la intemperie.

            Ambas imágenes están ejecutadas en granito, son de grandes dimensiones (lo que nos imposibilita el poder medirlas). María está de pie, ha sido sorprendida por el Arcángel leyendo el libro de las Sagradas Escrituras[85]. Ntra. Sra. viste túnica y manto con pliegues que caen elegantes, se ciñe con un cinturón y ostenta un escote redondo muy ajustado al cuello, un rasgo más de antigüedad. Cubre su cabeza con un velo, símbolo de la sabiduría, dejándonos ver los cabellos que se disponen con abundantes rizos. El Arcángel está de pie, dirigiéndose a la Virgen. Lleva en sus manos un pliego enrollado en donde se lee el divino mensaje. Viste túnica talar ceñida al cuerpo por un cíngulo, cayendo los pliegues angulosos y pesados hacia los pies. Los rostros de ambas figuras son muy bellos, el artista estaba ya inmerso en la nueva corriente naturalista que ya se comenzaba a perfilar en el estilo protogótico.

            Podemos fechar estas figuras en la primera década del siglo XIV.

            En la zona superior de la fachada del Perdón, en un lugar muy elevado, podemos apreciar una imagen de la Virgen con el Niño y, delante de ella, un personaje arrodillado[86]. Las esculturas están integradas en el muro de la fábrica y se apoyan en dos ménsulas. Es posible, que se ejecutaran a mediados del siglo XIV.                     

 


 


 CRUFICADO

 

            En el museo de la S.I.C. de Plasencia, se encuentra una talla del Crucificado (122 x 92 cms.), en mal estado de conservación, ha perdido casi toda la policromía original.

            Es una figura tranquila, con el dominio de las rectas, de rostro sereno, con barba corta y cabellos muy pegados a la cabeza, pasando éstos por detrás de las orejas. Es una imagen de proporciones alargadas. El cuerpo no presenta extremo dolor, ni distorsiones. La pierna interior se mantiene casi verdicalmente, con el pie siguiendo una pequeña rotación externa, la pierna superior flexional la rodilla y dobla el pie en rotación externa. El torso es alargado y muy estrecho, no destacando las costillas ni los músculos. Los brazos son muy largos y casi se disponen en la horizontal. Se cubre con un amplio perizoma, anudado en el lado derecho.

            Por todas estas características, podemos fechar este Crucificado a mediados del siglo XIV.

            Esta imagen procede de la localidad de Segura de Toro, fue traída a Plasencia por el prelado don Pedro Zarranz y Pueyo, en 1945, junto con la imagen de Ntra. Sra. con el Niño, que en la actualidad se encuentra en los aposentos personales del Sr. obispo.

            En este mismo museo catedralicio se conserva un relieve en alabastro que representa al Señor resucitado (69 x 56 cms.), sentado sobre su sepulcro, dentro de una hornacina de nubes. Se halla incrustado sobre una pila de agua bendita en el panderete que ciega una de las ventanas de la Sala Capitular, lo que permite advertir la transparencia del alabastro[87]. Se nos ofrece Cristo desnudo, tan solo cubierto con un paño de pureza. Nos muestra con la mano derecha la llaga de su costado. Se encuentra en lamentable estado de conservación, ha perdido su brazo izquierdo. Parece ser obra de la segunda mitad del siglo XV.

 

 


 

           



[1]RAMOS RUBIO, J. A.: "Aproximación al estudio de la imaginería mariana del Palacio Episcopal de Plasencia". Rev. Alcántara. Excma. Diputación Provincial de Cáceres, núm. 20, Cáceres, 1990, pp. 111-117. Sobre la procedencia de los obispos extremeños véase el estudio de MARTIN MARTIN, J.L.: "Los obispos de Extremadura en la Edad Media". R.E.E. XLVII, núm. I. Badajoz, 1991, pp. 66-98.

 

[2]A. C. P., legajo 29, núm. 14.

 

[3]SANTOS CANALEJO, E. C.: Historia medieval de Plasencia y su entorno geo-histórico: la Sierra de Béjar y la Sierra de Gredos. Cáceres, 1986, p. 42. Este alfoz se extendía por el sur, atravesando el río Tajo hasta el río Almonte, por el Este y Noroeste, hasta el Tormes, Piedrahita y Garganta de Chilla en el Tiétar, y limitaba con el de Coria por el Oeste. Exceptuamos los castillos de Albalá y Montfragüe.

 

 

[4]El 4 de diciembre de 1186, Alfonso VIII concede al obispo de Burgos el monasterio de Cervatos a cambio del de Santa Eufemia de Corzuelos, carta hecha en Plasencia: "Facta carta apud Placentiam". Es la primera vez que aparece el nombre de Plasencia en un documento. El rey nos explica el cambio del nombre de "Ambroz" por el de "Plasencia". Manuscrito de Correa y Roldán (escrito en 1579, impreso en 1627).

 

[5]PAREDES: "Los Zúñiga, señores de Plasencia". Revista de Extremadura, año VI. Badajoz, 1904, pp. 438-446.

 

[6]Vid. FERNANDEZ, Fr. A.: ALONSO FERNÁNDEZ, Fr.: Historia y Anales de la ciudad y obispado de Plasencia. 3 Tomos (fotocopias), Cáceres, 1952. T-C. Reedición por el Ayuntamiento de Plasencia. 2001. (ed. 1952, pp. 47 y 48). Manuscrito de Juan Correa y Roldán (incluido en Historias placentinas inéditas, de Domingo Sánchez Loro, Cáceres, 1983). Manuscrito de Ascensio Morales (en Historias placentinas inéditas, op. cit., p. 128). Manuscrito capellán Barrio y Rufo (en op. cit., pp. 387 y 388).

 

[7]FLORES DEL MANZANO, F.: Historia de una comarca altoextremeña: El Valle del Jerte. Institución Cultural "El Brocense". Cáceres, 1985, p. 40.

 

[8]FLORES DEL MANZANO, F.: Contribución a la Dialectología Extremeña. Publicaciones Universidad Complutense. Madrid, 1982.

 

[9]Privilegio de Alfonso VIII, concediendo a don Pedro Arcediano de Plasencia y Arcipreste de Avila, una presa en el río Jerte y la iglesia antigua con sus pertenencias, que se había hallado existente al tiempo de la conquista. Fecha en Plasencia, era 1226, correspondiente al año 1188, 3 idus marzo. Privilegios. Legajo I. Archivo Municipal de Plasencia.

 

[10]La Bula original de la erección de la Iglesia placentina no se halla, sino inserta en otra del papa Honorio III, en la que confirma la dicha erección a petición del rey Fernando III, 18-diciembre-1222. A. C. P., legajo II, doc. 2.

 

[11]Según se comprueba en una Bula del Papa Clemente III (28 de junio de 1188).

 

[12]Mss. de la Biblioteca Nacional, núm. 13074, fols. 151-155. Cit. SANTOS CANALEJO, E. C.: El siglo XV en Plasencia y su tierra. Cáceres, 1981, p. 31.  Por el Concordato de 1851 quedó agregada a la Archidiócesis de Toledo.

 

[13]GONZALEZ, J.: El Reino de Castilla en época de Alfonso VIII, op. cit., p. 974. SANCHEZ ALBORNOZ, C.: La España musulmana según los autores islámicos y cristianos medievales. Madrid, 1974, ed. p. 334.

 

[14]GONZALEZ, J. Ibidem, p. 976. Este autor considera que en 1208 se otorga Fuero a la ciudad. No obstante, estamos más de acuerdo con García Ulecia que nos ofrece una fecha anterior, en 1196, tras la reconquista definitiva. GARCIA ULECIA, A.: Los factores de la diferenciación entre las personas en los Fueros de la Extremadura castellano-leonesa. Sevilla, 1975, p. 19. Ya aparecen mencionadas en el Fuero (núm. 704) las parroquias de San Salvador, San Pedro, San Vicente, San Martín y San Nicolás.

 

[15]Bula del Papa Honorio III, por la que confirma al obispo de Plasencia las iglesias del término de Béjar. Roma, 16 de diciembre de 1218.

 

[16]Fueron de Plasencia el Barco de Avila y Piedrahita. El Pontífice reinante decretó que Béjar y su partido fueron de Plasencia y estas otras localidades de Avila. El que promovió la primera competencia contra el Obispo de Avila fue don Domingo (1214-1231), natural de Béjar; la segunda don Adán (1232-1264), a el cual se deben los Estatutos que rigieron muchos años en ella. Guía Eclesiástica del Obispado de Plasencia, Salamanca, abril de 1924, p. 10.

 

[17]Bula de Inocencio IV, dada en Roma el 10 de mayo de 1254. A. C. P., legajo II, documento 6.

 

[18]Vid. PALACIOS MARTIN, B.: El largo proceso histórico de Extremadura. En EXTREMADURA Y AMERICA. Madrid, 1990, p.42.

 

[19]Vid. BENAVIDES CHECA, J.: El Fuero de Plasencia. Roma, 1896. GUTIERREZ CUADRADO, J.: Fuero de Béjar. Salamanca, 1974. LLABRES, G.: "Fuero que dio a la ciudad de Trujillo don Alfonso X en 1256". Rev. de Extremadura. Badajoz, 1901, pp. 489-496. LUMBRERAS VALIENTE, P.: Los Fueros municipales de Cáceres. Su Derecho público. Madrid, 1974 (Tesis Doctoral). Los Fueros municipales de Cáceres. Su Derecho privado. Cáceres, 1990. MAJADA NEILA, J.: Fuero de Plasencia. Salamanca, 1986. MARTIN LAZARO, A.: Fuero castellano de Béjar. Madrid, 1925. MUÑOZ Y ROMERO, T.: Colección de Fueros y Cartas-Pueblas de España. R. A. de la Historia. Madrid, 1852. ULLOA Y GOLFIN, P. de: Fueros y privilegios de Cáceres. Madrid, 1675. VAQUERO RAMIREZ, M. del T.: El Fuero de Plasencia. 2 Tomos, Salamanca, 1987-1990.

 

[20] MARTIN RODRIGUEZ, J.L.: Evolución económica de la Península Ibérica en la Edad Media. Barcelona, 1976, p. 111. Cit. por CLEMENTE RAMOS, J.: La sociedad en el Fuero de Cáceres (siglo XIII). Cáceres, 1990, p. 9. MARTIN MARTIN, J.L.: "Los Fueros de la Transierra. Posibilidades y limitaciones en la utilización de una fuente histórica". Estudios en memoria del prof. don Salvador de Moxó, I, Univ. Complutense de Madrid, 1982, pp. 691-706.

 

[21]Vid. CARLE, M. del C.: Del concejo medieval castellano-leonés. buenos Aires, 1968. GAUTIER DALCHE, J.: Historia urbana de León y Castilla en la Edad Media. Madrid, 1979.

 

[22]ANDRES ORDAX, S.: "Arte y Urbanismo en Plasencia en la Edad Media". Norba-Arte, VII, Cáceres, 1987, p. 51.

 

[23]Memoria sobre los bienes pertenecientes al Sexmo de Plasencia. Talleres E. Pinto. Plasencia, 1888, p. 5.

 

[24]Vid. VILLAR GARCIA, L.M.: La Extremadura castellano-leonesa: guerreros, clérigos y campesinos (711-1252). Valladolid, 1986.

 

[25]Los campesinos se hallaban sujetos a tributaciones provenientes de distintas esferas: del Rey, de la Ciudad, de la Iglesia (diezmos). Los diezmos suponían un considerable debilitamiento de los ingresos agrícolas: restar 10% de la producción en bruto. No todo iba al clero; las tercias pasaban a las arcas reales.

 

[26]En las fuentes literarias castellanas aparecen los términos "burgo" o "burgués", como en Vida de San Millán (Bibl. Aut. Esp., LVII, p. 76) y en Los Milagros de Ntra. Sra. (Ed. Solalinde, op. cit., p. 146), de Berceo; en el Libro de Apolonio (Bibl. Aut. Esp., LVII, p. 386); y en el Libro de Buen Amor (Ed. Cejador, II, op. cit., p. 292). En el siglo XV también aparecen estos términos en el Victorial o Crónica de don Pero Niño (ed. Carriazo, II. Madrid, 1989, p. 271).

 

[27]Es obra obligada de consulta VALDEAVELLANO, L. G. de: Orígenes de la Burguesía en la España Medieval. Madrid, 1991.

 

[28]Según Lacave, a finales del siglo XIII habría en Extremadura una docena de juderías, entre las que sobresalían la de Plasencia, Cáceres, Trujillo, Badajoz y Mérida. En estas ciudades existían dos grupos: los judíos influyentes, dedicados a los préstamos, grandes administradores y hombres de cultura; por otro lado, la masa de artesanos humildes que disponían de alguna tierra y ejercían un oficio. LACAVE, J.L.: "Los judíos en Extremadura antes del siglo XV". Actas de las Jornadas de Estudios Sefardíes. Unex, Cáceres, 1981, pp. 206 y 208. Vid. BEINART, H.: Trujillo, a jewish community in Extremadura on the eve of the expulsion from Spain. Jerusalem, 1980. FERNANDEZ NIEVA, J.: "Judíos y judaizantes en la Baja Extremadura". Actas de las Jornadas de Estudios Sefardíes. Cáceres, 1981, p. 255.

 

[29]SUAREZ FERNANDEZ, L.: Documentos acerca de la expulsión de los judíos. Valladolid, 1964, p. 116.

 

[30]BO, A., y CARLE, M. del C.: "Cuando empieza a reservarse a los caballeros el gobierno de las ciudades castellanas". Cuadernos de Historia de España, IV. Buenos Aires, 1948, pp. 114-124.

 

[31]Son muy interesantes las obras de CLEMENTE RAMOS, J.: Estructuras señoriales castellano-leonesas. El Realengo (siglos XI-XIII). Salamanca, 1989. GARCIA OLIVA, M.D.: Organización económica y social del concejo de Cáceres y su tierra en la Baja Edad Media. Cáceres, 1990. SANTOS CANALEJO, E.C.: El siglo XV en Plasencia y su tierra. Cáceres, 1981. La historia medieval de Plasencia y su entorno geo-histórico. Cáceres, 1986. SANCHEZ RUBIO, M.: La actividad económica del Concejo de Trujillo a través de sus Ordenanzas Municipales (siglo XV). Memoria de Licenciatura. Cáceres, 1980.

 

[32]BLAZQUEZ, A.: "Posible origen africano del cristianismo español", en A.E.Arq., XXX-L (Madrid, 1967), p. 115. Tenemos constancia de la presencia en Lusitania del obispo Marcial (hacia el año 255), en la Sede de Mérida, según el testimonio de la carta de San Cripriano, obispo de Cartago, dirigida a las iglesias de León, Astorga y Mérida, sobre el caso de los obispos libeláticos. CAMACHO MACIAS, A.: "La sede emeritense y su proyección histórica". Historia de la Baja Extremadura, tomo I, Badajoz, 1986, p. 233.

  

 

[33]El documento más antiguo referido a la iglesia emeritense es la Carta 67 del Obispo de Cartago, op. cit. Es anterior al año 258, fecha del martirio de su autor San Cipriano. Vid, CAMACHO MACIAS, A., op. cit, p. 233.

    A mediados del siglo III tenemos la presencia en Mérida del obispo Marcial, encargado de una comunidad cristiana jerárquicamente organizada (obispo, presbíteros, diáconos) con cementerios y rito funerario propio. SANCHEZ SALOR, E.: "Mérida, metrópolis religiosa en época visigótica", Hispania Antiqua, t. V, Valladolid, 1975, pp. 135-150. "Orígenes del cristianismo en Lusitania". Actas Jornadas sobre las Manifestaciones en la Lusitania. Cáceres, 1986, pp. 68-84. Una fuente importantísima serán las Vitae Patrum Emeritensium, según las cuales sus sepulcros eran venerados por el pueblo de Mérida y en ellos se realizaban milagros. Documento anónimo excepcional escrito en Mérida hacia el año 630. GARVIN, J.: The Vitas Sanctorum Patrum Emeretensium. Washington Catholic University of America Press, 1946, p. 428. Conocemos varias estelas funerarias cristianas de mediados del siglo IV gracias al Corpus de VIVES, J.: Inscripciones cristianas de la España romana y visigoda. C.S.I.C., Barcelona, 1969, inscripciones 18 (año 381) y 19 (388). 

 

[34]En el año 303, con las persecuciones de Diocleciano conocemos los nombres de muchos mártires: Eulalia, Lucrecia, etc...FABRERA, A.: Pasionario Hispánico, t. II, n. 9, p. 48, cit. por GARCIA, C.: El culto a los santos en la España Romana y Visigoda. Madrid, 1967, p. 16. Las inscripciones sepulcrales localizadas en las vías de comunicación desde Mérida hacia otras ciudades del Imperio, también nos manifiestan una amplia expansión. VIVES, J.:  op. cit. En muchas villas extremeñas han aparecido varias lápidas del siglo III, de libertos y comerciantes procedentes de Antioquía o de Asia, que marcan una notable inmigración oriental hacia Lusitania, la vía seguida por el Cristianismo. CARDALLIAGUET QUIRANT, M.: Historia de Extremadura. Badajoz, 1988, p. 54.

 

[35]BULLON DE MENDOZA, A.: Las Ordenes Militares en tierra de Extremadura. Mérida, 1959, p. 60.

 

[36]SPENCER COOK-GUDIOL RICART.: Pintura e imaginería. ARS HISPANIAE, vol. VI. Madrid, 1950, p. 389.

 

[37]GUERRERO LOVILLO, J.: Las cantigas. Estudio arqueológico de sus miniaturas. Madrid, 1949, p. 271.

 

[38] RAMOS RUBIO, J. A: Escultura Medieval y Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia. Fundación “Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004.

 

[39]TRENS, M.: María, iconografía de la Virgen en el Arte Español. Ed. Plus Ultra. Madrid, 1946, p. 566.

[40]La Virgen de la localidad de Plasenzuela, presenta similares adornos. GARCIA MOGOLLON, F. J.: Esculturas de la Virgen María en la provincia de Cáceres. Cáceres, 1987, p. 76.

[41] RAMOS RUBIO, J. A: Escultura Medieval y Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia. Fundación “Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004; RAMOS RUBIO, J. A.: "Aproximación al estudio de la imaginería mariana del Palacio Episcopal de Plasencia". Alcántara, núm. 20, mayo-agosto, Cáceres, 1990, pp. 111-116.

[42]SANCHO DE SOPRANIS, H.: Mariología medieval xericiense. Ed. de Ruiz Lagos, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, 1973. LUIS VALDEAVELLANO, G.: "Curso de Historia de las Instituciones Españolas. De los orígenes al final de la Edad Media". Revista de Occidente. Madrid, 1975.

[43]FOCILLON, H.: La escultura románica. Akal. Madrid, 1987, p. 15.

[44]DELCLAUX, F.: Imágenes de la Virgen en los códices medievales de España. Publicación del Patronato Nacional de Museos. Madrid, 1973.

[45]BERNIS, C.: Trajes y modas en la España de los Reyes Católicos  I (los Hombres), II (Las mujeres). Instituto Diego Velásquez, C.S.I.C. Madrid, 1978-1979, p. 207.

[46]Magnífica obra de la primera mitad del siglo XVII,  ejecutada por Gregorio Fernández y los ensambladores vallisoletanos Juan y Cristóbal Velázquez bajo las trazas de Alonso Balbás, ilustrada con lienzos de Rizzi (Leg. 91, 11. Arch. Cat. Plasencia). Vid. MARTIN GONZALEZ, J.J.: "Nuevas noticias sobre el retablo mayor de la Catedral de Plasencia (Cáceres)". B.S.A.A., XL-XLI. Valladolid, 1975, p. 300. RAMOS RUBIO, J. A: Escultura Medieval y Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia. Fundación “Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004.

 

[47]Cit. por MELIDA, J.R.: Catálogo monumental de España. Catálogo Monumental de la provincia de Cáceres y Badajoz. 2 tomos. Láminas. Madrid, 1914-1916, tomo II, p. 298. Se confunde al decir que es obra de piedra chapeada de plata. Esta imagen estuvo colocada en el altar mayor de la Catedral Vieja y se sacaba en procesión en épocas de sequías. BENAVIDES CHECA, J.: Prelados placentinos, Plasencia, 1907., p. 283.

[48]GUERRERO LOVILLO, J.: Las Cantigas. Estudio arqueológico de sus miniaturas. Madrid, 1949, pp. 271-282. Cit. MONTES BARDO: Iconografía de Nuestra Señora de Guadalupe, Extremadura. Sevilla, 1978. p. 102.

[49]Imagen estudiada por ANDRES ORDAX, S., y GARCIA MOGOLLON, F.J.: La platería de la Catedral de Plasencia. Cáceres, 1983, pp. 239-245. Los castillos y leones son idénticos a los que se observan en las orlas de las Cantigas de Alfonso X. El castillo de tres torres, es emblema del reino de Castilla; el león rampante, corresponde al reino de León; y un edificio de dos pisos, alude probablemente a Plasencia.

[50]Duran Sanpere y Ainaud de Lasarte, han señalado su influjo leonés. Por otro lado, Spencer Cook y Gudiol Ricart opinan que esta imagen está muy vinculada con la Virgen de la Sede sevillana, y consideran que ambas tienen origen vasco-navarro. DURAN SANPERE, A., y AINAUD DE LASARTE: Escultura gótica, vol. VIII de Ars Hispaniae. Madrid, 1956, p. 134, fig. 122. SPENCER COOK, W.W., y GUDIOL RICART: Pintura e imaginería románicas, vol. VI de Ars Hispaniae. Madrid, 1980, p. 352.

[51]Vid. MONTES BARDO, op. cit., p. 122.

[52]La cinta que rodea el escote de la túnica y baja en vertical por el cuerpo de Ntra. Sra. era frecuente encontrarla en las vestiduras lujosas del siglo XIII. este motivo se llamaba "orfrés". Además, el escote en pico de la túnica de María ostenta roleos gotizantes, flanqueados por los sogueados de raigambre gótica, y es el resultado de la llamada capa con cuerda habitual en la indumentaria del siglo XIII. GARCIA MOGOLLON, F.J.: Imágenes de la Virgen María en la provincia de Cáceres, op. cit., p. 123.

[53]Podemos citar la Virgen de la Sede ( Catedral de Sevilla), la Virgenes del Sagrario (Catedral de Toledo), la Virgen del Sagrario (de Irache), la de la Vega (Salamanca) y la de Roncesvalles, entre otras.

[54]Existen noticias documentales de que en el 26 de agosto del año 1650 el racionero Pedro Simón ofreció 50 reales de a ocho de plata para dorar las coronas de la Virgen y del Niño. La corona del Niño no se conserva y Ntra. Sra. ha perdido el plateado, su corona actual es de madera. Cit. BENAVIDES CHECA, J.: Prelados placentinos, op. cit., p. 283.

[55]ANDRES ORDAX, S.: "Arte y Urbanismo de Plasencia en la Edad Media", op. cit., p. 69.

[56]BENAVIDES CHECA, op. cit., p. 26.

[57]GOMEZ MORENO, M.: Exposición Internacional de Barcelona, 1929. El Arte en España. Guía del Museo del Palacio Nacional. 3ª ed. Barcelona, 1929, p. 229.

[58]LOZANO BARTOLOZZI, M.M., y SANCHEZ LOMBA, F.M.: Catálogo de la Muestra de Historia y Arte en Extremadura. Imprenta "La Victoria", Plasencia, 1984, p. 107.

[59]Aparece atestiguada en un documento testamentario del 11 de julio de 1294, que prueba su antigüedad. BENAVIDES CHECA, J.: Prelados placentinos. Plasencia, 1907, op. cit., p. 9.

[60]Cit. por MELIDA ALINARI, que la fecha a finales del siglo XIII. Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres, op. cit., p. 299. RAMOS RUBIO, J. A: Escultura Medieval y Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia. Fundación “Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004.

 

[61]En las Actas Capitulares del 14 de diciembre de 1473, se enumeran varias capillas de la Catedral Vieja, entre las que aparece la capilla de Santa María del Perdón. Cit. LOPEZ SANCHEZ-MORA, M.: Las Catedrales de Plasencia. Guía Histórico-Artística. 2ª ed. Plasencia, 1976, p. 108. Delante del altar de Ntra. Sra. del Perdón, se enterraron varios prelados placentinos, como es el caso de don Nicolás Bermúdez (1357-1370 ?). También, nos proporciona otra noticia sobre la capilla, el martes 12 de junio de 1408, se cantó un responso sobre la sepultura de don Miguel Sánchez, Arcediano (falleció en 1395) y la Misa al Alba fue cantada en el altar de Ntra. Sra. del Perdón Cit. BENAVIDES CHECA, op. cit., pp.11 y 25.

[62]LOPEZ SANCHEZ-MORA, op. cit., p. 109.

[63]Dado el estado de insuficiente estudio del templo nada podemos indicar pues las noticias de la historiografía artística no tienen adecuada garantía documental. ANDRES ORDAX, S.: "Arte y Urbanismo de Plasencia en la Edad Media", op. cit., p. 69.

[64]Manuel Gómez Moreno erróneamente data la imagen en el siglo XIV, en la redacción de la ficha del catálogo de la exposición, escribió lo siguiente: "Virgen de piedra policromada, que llaman del Perdón: siglo XIV, y estofada en el siglo XVI. Altura 2`15 mts. Catedral de Plasencia". Exposición Internacional de Barcelona, 1929. El Arte en España. Guía del Museo del Palacio Nacional. 3ª ed. revisada por Manuel Gómez Moreno. Barcelona, 1929, p. 229, ficha núm. 687.

[65]BERNIS, C.: La moda y las imágenes góticas de la Virgen. Madrid, 1979, p. 208. Los orígenes de esta indumentaria hay que buscarlos en los trajes germanos de fines del siglo XII y los ejemplos españoles más antiguos datan de finales del siglo XIII. En la centuria siguiente continúa esta tradición, pero los cordones son más finos. La utilización de botones en el "orfrés" del Niño nos lleva a finales del siglo XIII, elementos que se emplean en las viñetas de las Cantigas y de la General Estoria de Alfonso X. Cit. GARCIA MOGOLLON, F. J.: Imágenes de la Virgen María en la prov. de Cáceres, op. cit., p. 130.

[66]Benavides Checa, op. cit., p. 314., nos informa que el 22 de octubre del año 1744, el Cabildo concedió licencia para que un artista "pintase, retocase y barnizara de nuevo la imagen de Nuestra Señora del Perdón".

[67]También, la imagen de Plasencia mereció la atención de Agustín Durán y Juan Ainaud: "La Virgen del Perdón es una labra de piedra policromada, resuelta con sentimiento formal evidente,..". DURAN SANPERE, A., y AINAUD DE LASARTE: Escultura gótica, op. cit., pp. 134 y fig. 121; 93 y fig. 81.

[68]FERRANDO ROIG, F.: Iconografía de los Santos, Ed. Omega, Barcelona, 1950, p. 70.

[69]El día 13 de julio de 1415, el Cabildo fundó una capellanía perpetua por el Sr. Obispo D. Vicente Arias, que había fallecido el domingo 29 de julio de 1415. Después, el canónigo Alvaro Cancho, sobrino del mencionado Sr. Obispo, hizo donación al Cabildo de la dehesa de Malueñes con la obligación de seis Aniversarios anuales, en la capilla de Santa Catalina, en donde estaba enterrado el Sr. Obispo Arias, por el fundada. BENAVIDES CHECA, J.: Prelados placentinos, op. cit., p. 13.

[70]El 14 de agosto de 1430 doña Teresa López pidió al Cabildo ser enterrada delante del Crucifijo, en lugar llano; fundó seis Aniversarios en cada un año, para lo que señaló 120 mrs. anuales de la moneda corriente en la heredad de Cuadrilleros. El 15 de septiembre de 1465, fue nombrado Racionero, don Alonso Sánchez, a los pocos años falleció y mandó enterrarse delante del altar del Stmo. Crucifijo. En esta misma capilla ordenó enterrarse el 9 de diciembre de 1503, el Racionero don Luis López de Carvajal. BENAVIDES CHECA, op. cit., pp. 14 y 18. RAMOS RUBIO, J. A: Escultura Medieval y Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia. Fundación “Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004.

 

[71]FRANCO MATA, A.: "El crucifijo gótico doloroso de la iglesia de Santiago de Trujillo y sus orígenes". Actas del VI Congreso de Estudios Extremeños. Trujillo , 1979, Tomo I. Cáceres, 1981, p. 46. Cit. ANDRES ORDAX, S.: "Arte y Urbanismo de Plasencia en la Edad Media", p. 69.

[72]FRANCO MATA, A.: "El crucifijo gótico doloroso de la iglesia de Santiago de Trujillo y sus orígenes". En la obra Escultura gótica española en el siglo XIV y sus relaciones con la Italia trecentista. Madrid, 1984, p. 43.

[73]"La advocación de la Virgen Blanca -dice Angel de Apraiz- es indudablemente una advocación popular cuyos datos más antiguos y foco principal los encuentro en Navarra en el siglo XII. De allí se difunde por los caminos de peregrinación, por las influencias navarras y por efecto de la común sensibilidad de los últimos siglos de la Edad Media, con la ternura humanizada y el refinamiento de la época, en imágenes blancas de rostro y policromadas. A las que por esa condición de tal nombre, que es en sus principios como un adjetivo y un epíteto". ANGEL DE APRAIZ: "Origen y advocación e imágenes de la Virgen Blanca". B.S.A.A., fascículos XL a XLII. Tomo XII. Valladolid, 1945-1946, p. 54.

[74]MELIDA ALINARI, J.R.: Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres, op. cit., p.299. No obstante, este autor la fecha en el siglo XIII. Por una serie de características puede corresponder a la siguiente centuria.

[75]"En 20 de julio de 1406 otorgó testamento la Sra. Leonor Sánchez, llamada la Ferrusa, viuda primero de Ferrand Alvarez, y después de Alfonso González, se le enterró en la Catedral, delante de la capilla de Sta. María la Blanca, en la sepultura de sus bisabuelos D. Benito y Dª. Gaxeta, en un sitio que tiene unos leones que está hasta el claustro dentro de la iglesia". BENAVIDES CHECA, J.: Prelados placentinos. Op. cit., p. 10.

[76]También, aparece citada en varios documentos del Arch. Catedralicio placentino. En el testamento de don Diego de Xerez, Deán de Plasencia, 18 de septiembre de 1509. En 9 de abril de 1508, en el testamento del Tesorero don Enrique de Guzmán, se dice: "que mi cuerpo sea sepultado en la capilla de la claustra en la que yo hize seyndo Mayordomo (en 1503) de la dicha eglesia donde está la Ymagen de Nuestra Señora". BENAVIDES CHECA, op. cit., pp. 16, 19 y 26.

[77]Según ANDRES ORDAX, S.: "Arte y Urbanismo de Plasencia en la Edad Media", op. cit., p. 69. No olvidemos que Benavides Checa nos dice que "cuando terminaron las obras de defensa, la Iglesia Catedral primero, la parroquuia de San Pedro en el extremo opuesto, la de San Martín (en las jambas de la puerta de esta iglesia, se lee: "Estos arcos fizo Joan Domingues mayordomo Era MCCXXVIII" (corresponde a 1200), y la Magdalena en lo más apartado de la fortaleza, son los primeros templos que don Bricio consagra al Señor. Así la primitiva Catedral estuvo enclavada en la parte de lo que hoy ocupa la iglesia de Santa Ana. Estos templos corresponden al año 1200. BENAVIDES CHECA, op. cit., p. 19.

[78]WEISE: Spanische Plastik. Gryphius, 1927, p. 69. DURAN SANPERE, A., y AINAUD DE LASARTE, J.: Escultura gótica. Vol. VIII de Ars Hispaniae. Madrid, 1956, p. 134. LOPEZ SANCHEZ-MORA, M.: Guía Histórico-Artística de Plasencia. 2ª ed. Plasencia, 1976, p. 102. GARCIA VIDAL, C., y otros autores: Plasencia. Ed. Everest. León, 1982, pp. 78 y 81. GARCIA MOGOLLON, F. J.: Esculturas de la Virgen María en la Provincia de Cáceres, op. cit., p. 132.

[79]DURAN SANPERE Y AINAUD DE LASARTE, op. cit., p. 134.

[80]El ave en manos de la Virgen y del Niño puede representar el alma del pecador que escapa al lazo de los cazadores que lo persiguen y encuentra cobijo en manos de María. El Salmo 124-7, nos dice al respecto: "Escapó nuestra alma como avecilla del lazo del cazador; al romperse el lazo, fuímos librados". La paloma, es también, símbolo del E. Santo, y pone de manifiesto -al estar en manos de María y Jesús- el misterio de la Anunciación y de la divina maternidad de María (no olvidemos que durante años se la conocía a la Virgen Blanca, bajo la advocación de la Encarnación). TRENS, op. cit., p. 547. También, podemos citar la leyenda de las aves de barro que Jesús fabricaba dándolas luego vida, según el relato del Apócrifo del pseudo Mateo. SANTOS OTERO, A.: Evangelios Apócrifos, B.A.C. Madrid, 5ª ed. 1985, cap. XXVII, p. 225.

[81]BERNIS, C.: La moda y las imágenes góticas de la Virgen, op. cit., p. 207.

[82]Durán Sanpere y Ainaud de Lasarte: Escultura gótica, op. cit., la ponen en contacto con el foco leonés. Figuró en la Exposición: Patrimonio Histórico de Extremadura. Edad Media y Renacimiento, celebrada en Cáceres, en el año 1990. PIZARRO GOMEZ, F.J. (Comisario), y otros: Catálogo de la Exposición Patrimonio Histórico de Extremadura. La Edad Media y Renacimiento. ERE, Mérida, 1990, pp. 46 y 47.

[83]Esta fachada ha sido descrita por varios autores, pero la fechan en los inicios del siglo XIII y, más bien, es obra del último cuarto del siglo XIII, entre los que podemos destacar a MELIDA ALINARI, J.R.: Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres, op. cit., pp. 273 y 274. TORRES BALBAS, L.: Arquitectura gótica, vol. VII de Ars Hispaniae. Madrid, 1952, p. 160. 

[84]BENAVIDES CHECA, J.: Prelados placentinos, op. cit., p. 47.

[85]Según la doctrina de los Padres de la Iglesia, en el momento de la llegada del Angel la Señora meditaba las profecías de Isaías, el llamado protoevangelista por sus anticipadores virginales y pasionistas. GARCIA MOGOLLON, op. cit., p. 127.

[86]Mélida cree que el personaje arrodillado es el rey Alfonso VIII. MELIDA ALINARI, op. cit., p. 274.

[87]Se encuentra en la actualidad en el mismo lugar en el que lo vio Mélida, en su visita a la catedral. MELIDA, J.R.: Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres, op. cit., p. 300. También cita "una bella escultura decorativa que se ve sobre una ménsula en un pilar del claustro a la derecha de la portada de dicha sala. Es un ángel con rizada melena, revestido de capa, de estilo gótico del siglo XV, esculpido en piedra y que mide en altura 57 cms". Ibidem, p. 300.

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