Las
esculturas medievales de la catedral de Plasencia
El primer arte mueble existente en
Plasencia corresponde al siglo XIII, tardorrománico, formas de tradición
románica en las que observamos los nuevos aires del estilo gótico. Cuando en el
resto de los territorios españoles se está operando un pleno arte gótico.
Es manifiesto que el arte popular románico prolonga
los mismos esquemas compositivos hasta el pleno gótico. No obstante, el
catálogo de obras que ofrecemos contiene algunas obras plenamente románicas,
procedentes de otros puntos ajenos a la Diócesis placentina, traídas a la misma
por las tropas cristianas con la reconquista o por otros cauces muy distintos
(ej. como piezas personales de algunos obispos procedentes de otras provincias
en su llegada a Plasencia[1]), procedentes
de talleres artísticos foráneos o las realizadas por artistas llegados de otras
latitudes en el territorio extremeño y, de otra, aquellas que surgen en los
talleres artísticos locales, ejecutadas por artistas residentes en el
territorio de la Diócesis.
La fundación de la ciudad de
Plasencia se realiza sobre un cerro junto al río Jerte. Al año siguiente, el
rey da a Plasencia su Privilegio Fundacional[2] en donde señala los límites del alfoz
placentino[3] mermando el abulense y el poder de la ciudad
sobre él en virtud de la cláusula "ut
de eis in eis quidquid voluerint faciant", y en donde aparece el
término que dio origen al de la ciudad, "placeat"[4]. La aparición
de los lugares más próximos a Plasencia debió ser correlativa, casi coetánea a
la propia Ciudad. Se fueron constituyendo poblados Valle arriba, en el curso
ascendente del río Xerit, como Asperilla, Ojalvo, Peñahorcada, Navaconcejo,
etc., se irían asentando castellanos en estos núcleos aorillados al río. Los
montañeses procedentes del reino de León, menos numerosos, se reparten los
altos bordes de las dos laderas (Piornal, El Torno, etc...). Los castellanos de
la hondonada desarrollaron como actividad primordial la agricultura. Los
leoneses se dedicaron al pastoreo.
El proceso repoblador no es uniforme
en todo el alfoz placentino. Se presenta como irregular, de lenta progresión.
Podemos afirmar, acaso por la preexistencia de núcleos pequeños, que fue la del
Valle la Sexmería la más habitada y desarrollada. Como carecemos de fuentes que
nos permitan reconstruir la situación poblacional y su evolución durante la
Baja Edad Media, una obra informativa importante nos la proporciona Paredes en
su monografía sobre los Zúñiga[5], el cual hace
alusión a la bula de Inocencio IV, por la que se confirman los estatutos de la
catedral placentina. Allí se expresan pueblos con iglesias en el año 1254[6]. Hemos de citar
el incremento de población a lo largo del siglo XIV en la mayoría de las
localidades de la Diócesis placentina, según se iban consolidando los
territorios. El componente hebreo fue substancial en este aumento poblacional,
sobre todo en algunas localidades del Valle del Jerte, al igual que en otras de
la Vera y Transierra[7].
Curiosamente, en lo lingüístico, el
habla de los núcleos ribereños se manifiesta castellanizada, dentro de su marco
extremeño. Pero, la modalidad expresiva de los pueblos serranos delata su
origen leonés. Son los únicos de la Sierra de Gredos que ofrecen unas
características dialectales equiparables a los habitantes del distrito
cauriense, repoblados por leoneses también. El aislamiento de los municipios
serranos y la mayor cerrazón de las estructuras sociales, propio del sistema de
vida pastoril, han ayudado a mantener hasta hoy los rasgos del dialecto
extremeño-leonés, así como los rasgos celtas de la raza leonesa, que se ubicó
en estos poblados pastoriles aún hoy podemos rastrearla[8].
El Obispado de Plasencia se crea el
13 de marzo de 1188[9] por Clemente III, confirmándolo al año
siguiente con jurisdicción sobre Trujillo, Medellín, Montfragüe y Santa Cruz[10]. Dependiendo
del metropolitano de Santiago de Compostela[11]. Toledo
pretendió ser el metropolitano de Plasencia, entablando litigios con Santiago a
juzgar por los Breves de Inocencio III (1204) y Gregorio IX (1339), en donde se
nombran delegados que dirimieran el asunto[12]. Plasencia volverá a caer en manos almohades
tras la derrota de Alarcos en 1195[13]. Alfonso VIII
recuperó Plasencia definitivamente el 15 de agosto de 1196[14]. El resto de
las localidades pertenecientes a la diócesis placentina irán reconquistándose
paulatinamente.
Los términos de la Diócesis por el
Sur quedaron ya delimitados en la Bula fundacional: "con Diócesis
suficiente erigimos en Iglesia Catedral (la placentina) y con villas, que para
su jurisdicción canónica le han sido señaladas; las que se designan en el
presente escrito a saber: Trujillo, Medellín, Monsfragorum y Santa Cruz con
todas sus pertenencias". Los del Norte se determinan en la Bula de
Honorio III, en el año 1218[15], donde a lo
señalado se añade la pertenencia de Béjar y su partido contra la pretensión del
Obispado de Avila[16].
En la llamada Bula Fundamental,
concedida por Inocencio IV, en 1254, se determina lo referente a personal,
disciplina, administración de rentas y demás temas relacionados con la Iglesia
placentina[17]. Las unidades
administrativas existentes fueron los concejos de realengo y los señoríos. En
éstos las órdenes militares organizaron la tierra en partidos o en provincias.
La Iglesia seguía organizándose territorialmente superando a la división
territorial civil, siendo con frecuencia punto de referencia para describir el
territorio extremeño[18].
Por otro lado, el régimen jurídico
de los municipios está contenido en los fueros y cartas-pueblas concedidos por
el rey o el señor, también cabe citar los estatutos y las concordias[19]. Los fueros
otorgados a los concejos castellanos y leoneses entre los siglos XI y XIII son
una fuente de gran importancia para el conocimiento de la producción agrícola,
ganadera y artesanal, actividades frecuentes en la Plasencia medieval[20]. El modelo de
constitución municipal predominante en los municipios de la Diócesis placentina
es el de las "ciudades fronterizas", concejos que surgen al Sur del
Duero, organizándose esencialmente en dos células o unidades territoriales: la
villa o zona intramuros y el término[21]. Al
desaparecer el peligro musulmán y con el enriquecimiento de los patrimonios
solariegos, la población comienza a abandonar la zona intramuros y rebasa la
cerca de murallas, levantando edificios en torno a lugar de celebración del
mercado de ganados o agrario en el arrabal en que se vendían los excedentes de
los dominios y a los que acudían buhoneros y artesanos que acabaron por
establecerse allí de forma permanente, a estos núcleos se los denominó burgos. El centro cívico medieval, sito
en la villa intramuros, pasará a la "ciudad nueva", configurándose
así la Plaza.
La expansión demográfica es
importante para los intereses políticos y militares de los reyes, que sólo
podían prosperar mediante un adecuado poblamiento de las regiones conquistadas.
De esta manera, se afirman algunas ciudades como Plasencia, Cáceres y Trujillo[22].
Por lo general, el aumento notable
de población lleva aparejado un incremento de los Propios del concejo; es
decir, la Ciudad ampliaba sus tierras: "A medida que aumentaba el
vecindario de las aldeas, aumentaba también las necesidades de sus habitantes,
que pedían para dehesa boyal terrenos, aumento de la ganadería, o para
dedicarlas a labores o riegos. Hoy se observa que los pueblos que han tenido
antiguamente mayor número de vecinos, son los que poseen más Propios"[23].
Existía una intensa estratificación
social: los privilegiados y los sectores populares y marginales[24]. En las
ciudades vivían señores, campesinos[25], clérigos,
mendigos, pero el grupo más numeroso y representativo en la Plasencia de la
Baja Edad Media eran los burgueses[26], la población
que se dedicaba a la artesanía y al comercio, y que realizaba sus actividades a
la vista del público en pequeños talleres que les servían a la vez como
tiendas. Todos los que trabajaban en un mismo oficio se agrupaban en calles y
se organizaban en corporaciones o gremios, asociaciones que se encargaban de
reglamentar la duración del trabajo, de fijar los salarios y de velar por la
calidad del producto y la estabilidad de los precios. Podemos decir que el
crecimiento demográfico aportó la población a estas ciudades, los excedentes
agrarios les proporcionaron los medios de subsistencia, la creciente demanda de
productos artesanales hizo posible su actividad productiva y el desarrollo
comercial les dio una función específica[27]. No podemos olvidar
a dos grupos minoritarios: los mudéjares y los judíos. En la mayoría de los
casos, se proyectó hacia ellos un sentimiento adverso por la diferencia
religiosa. Entre estos dos grupos existen notables diferencias, el pueblo judío
es mayoritario y participan más activamente en funciones municipales por su
capacidad en los asuntos financieros y su disponibilidad para la actividad
fiscal, además, sus conocimientos médicos eran muy estimados[28]. Fueron
expulsados según orden firmada por los RR. Católicos en Granada el 31 de marzo
de 1492[29]. Los
mudéjares, también contribuyeron en la producción artesanal y en la
comercialización, sus derechos estaban protegidos por su dependencia personal
con el rey, aunque para el disfrute de los mismos debían de pagar algunos
tributos.
Los grupos privilegiados,
participantes de empresas militares, poseían grandes propiedades y obtuvieron
derechos jurisdiccionales por parte de la Corona y acapararon en sus manos
muchos privilegios[30]. Este grupo de
los privilegiados constituía la clase dominante de la vida económica y
administrativa, formando oligarquías en Plasencia[31].
La más reciente de las provincias
eclesiásticas creadas en Extremadura es la Diócesis de Plasencia. Los orígenes
y expansión del cristianismo en nuestra región se remontan a principios del
siglo III[32], fecha en la
cual quedaría constituida la Provincia Metropolitana de Lusitania, con capital
en Augusta Emérita (Mérida), la primera junto con León-Astorga de que se tiene
noticia en España[33]. Por tanto, es
en Mérida donde se origina y se extiende el cristianismo a toda la actual
región extremeña por medio de sus vías de comunicación[34].
Las manifestaciones medievales
existentes en la Catedral de Plasencia muestran como tipificados, unos esquemas
devocionales e históricos, que proyectan a su vez manifiestas analogías para la
comprensión del fenómeno religioso. Ejemplo de ellos son las relaciones
existentes entre las imágenes de María y las Ordenes Militares, la principal
fuerza cristiana[35]. Son
creaciones de un arte, cronológico y espacialmente fronterizo, sin grandes
exigencias estéticas como correspondía a la mentalidad de sus devotos: soldados
y campesinos, colonos de las feraces tierras de la Extremadura Leonesa. Con
ellos llegarían imagineros poco cualificados, prestos a llenar el vacío icónico
de su nueva tierra, cuando no traerían sus entrañables imágenes protectoras,
rudas como ellos mismos. No obstante, tenemos en la Catedral de Plasencia obras
de notable calidad artística como es el caso de la Virgen del Sagrario
de la Catedral de Plasencia, de madera con revestimiento de chapas de plata,
culminación de las Vírgenes Madres en Extremadura, es "una de las
mejores réplicas de la Virgen de la Sede, de la Catedral de Sevilla"[36], reflejando el
esquema compositivo que muestran las imágenes de la Virgen en las viñetas de
las Cantigas de Alfonso X[37]. Obra fechable
en la segunda mitad del siglo XIII.
La
escultura acusa más que la arquitectura una condición perecedera debida a la
renovación cultural y las desapariciones ocasionadas por diferentes
circunstancias históricas. Son escasos los ejemplos escultóricos monumentales
medievales, pues apenas se incorpora una ilustración iconográfica a los
edificios, podemos citar un San Miguel con la balanza, en el ángulo
septentrional del hastial de la Catedral de Plasencia. Más ejemplos
escultóricos se conservan en el interior de la Catedral.
VIRGEN
CON LIBRO
Hasta hace algunos años, se
conservaba esta imagen de Ntra. Sra. (59 x 26 x 28 cms.) en una casa particular
de la localidad de Collado en la comarca de la Vera. En la actualidad está en
el Museo de la S.I.C. de Plasencia, por razones de seguridad y por donación de
los particulares. En el pueblo era conocida esta bella efigie como Santa Marina[38].
Se nos ofrece, esta escultura en
madera policromada de Ntra. Sra, de pie con un libro en la mano izquierda y,
con la diestra bendice. Nos encontramos ante una representación aislada de la
Virgen, una figura devocional, meditando Ntra. Sra. el libro que tiene cerrado,
simbolizando las profecías que se cumplieron en Ella y en su Hijo[39].
Cubre la cabeza con un velo,
simbólico de la sabiduría, permitiendo
ver sus negros y largos cabellos; sobre el velo se dispone la corona
mayestática de reina, adornada con unos florones formados por cinco pétalos en
torno a un círculo central, que son semejantes a los que porta la efigie del
Niño que lleva en sus brazos Ntra. Sra. de la Luz, sita en la iglesia de San
Francisco, en Trujillo. La Virgen de Collado viste túnica ceñida al cuerpo por
un cinturón alto, signo de una época medieval avanzada, y manto que cae
formando abundantes pliegues angulosos y geométricos, dejando ver los zapatos
de punta redondeada que calza Ntra. Sra.
La escultura conserva la policromía
original en gran parte: el manto es azul con adornos estofados (típicas
cardinas góticas)[40], túnica de
color jacinto mezclado con el dorado de las cardinas y flores con cinco
pétalos.
Por todas estas características,
consideramos que pueda tratarse de una obra de la segunda mitad del siglo XIV.
VIRGEN
CON NIÑO
Se encuentra en el Palacio
Episcopal, en las dependencias personales del Ilmo. y Rvdmo. Sr. Obispo, con
anterioridad había estado expuesta en la Catedral[41]. Dicha imagen
procede de la localidad de Segura de Toro, llegó a Plasencia con el Ilmo. y
Rvdmo. Sr. Obispo D. Pedro Zarranz y Pueyo, en 1945. El Obispo sucesor del
citado, D. Antonio Villaplana Molina (1976-1989), trasladó la imagen de la
Catedral de Plasencia, donde había estado expuesta en una capilla lateral,
hasta su capilla en el Palacio Episcopal, donde actualmente recibe culto.
Responde al modelo de Virgen Bizantina Teótocos, de la que deriva la Nicopoia o
"la que concede la victoria", llamada así porque acompañaba a los
ejércitos en las campañas. Es una Virgen Madre (73 x 26 x 30 cms.), en
majestad, coronada como reina entronizada; con el Niño Jesús (mide 34 cms.),
frente al espectador y sobre sus rodillas, bendice con una mano y con la
izquierda sostiene el Libro, símbolo de la sabiduría divina de Cristo. Responde
a un esquema inspirado en Bizancio, que transportado por comerciantes y
caballeros cruzados se impone en manuscritos del siglo XI alcanzando una larga
pervivencia[42].
Los pliegues del palio y de la
túnica se son duros y abstractos, destacando la escasa diferenciación funcional
de brazos y piernas, así como el tipo de calzado puntiagudo, características
propias del momento; no olvidemos que las escultura románica posee su propio
carácter y obedece a sus propias leyes[43].
La Virgen se nos presenta en actitud
sedente sobre un escaño elemental, con molduras en la parte superior, formado
por una tabla vertical, sin respaldo. Levanta con su mano izquierda el manto
para resguardar lateralmente al Niño, no lo toca directamente como
manifestación de su origen divino. Ntra. Sra. lleva en su mano derecha una
esfera (manzana), identificándola así con la nueva Eva, que venía a salvar lo
que se había perdido a causa de una manzana. A pesar de que claramente se
observa la postura frontal y asimétrica del conjunto, se percibe igualmente una
cierta sensación de vida, que se desprende de la dulce expresión del rostro de
la Virgen y del Niño.
El conjunto está realizado en madera
policromada, conservándose la policromía
primitiva. Se observa cómo la Virgen es una talla hueca por detrás, lo cual es
propio de estas vírgenes conocidas como fernandinas que acompañaban a los
ejércitos en campaña, y como ponen de manifiesto las Cantigas de Alfonso
X. En algún taller local se incorporó el tablero trasero y se imitó la
policromía primitiva a base de roleos enlazados de un cierto sabor gotizante.
Un dato importante para fechar la
talla es la disposición ajustada del escote del cuello de la túnica de la Madre
e Hijo, decorada a base de una bordura de flores de tres pétalos; este tipo de
flores aparecen en las orlas que rodean las viñetas de las Cantigas de
Alfonso X[44]. La forma
ajustada del escote y la pequeña abertura vertical de las dos túnicas eran
frecuentes en los trajes lujosos del siglo XIII. Aún, se siguió utilizando este
tipo de indumentaria en el siglo XIV, abandonándose poco después[45].
Por las diversas características
expresadas, a las que tenemos que sumar el tipo de corona rústica que porta la
Virgen, podemos fechar la obra a mediados del siglo XIII.
NTRA.
SRA. DEL SAGRARIO
Esta imagen es muy venerada por los
placentinos, se encuentra presidiendo el tabernáculo del retablo mayor[46] de la Catedral de Plasencia[47]. Esta imagen,
de todas las estudiadas, es la que mejor refleja el esquema compositivo que
muestran las imágenes de la Señora en las viñetas de las Cantigas del
Rey Sabio[48].
La imagen es de madera y se
representa a la Virgen (64 x 17 x 41 cms) sedente sobre un sencillo escaño,
sosteniendo sobre la pierna izquierda al Niño (34 cms.), mientras que tiene la
derecha vacía, posiblemente, llevaba una fruta esférica. El Niño sujeta con la
mano izquierda la esfera del universo, símbolo del poder divino, y bendice con
la diestra. La cabeza, el cuello y las manos de Madre e Hijo son de madera
policromada, el resto de los cuerpos van recubiertos por un chapeado de plata,
aplicaciones de plata sobredorada que ofrecen reiteración sistemática de leones
y castillos, así como otro signo que pudiera referirse a Plasencia, además de
distintos círculos y rombos que contienen rosáceas[49]. Estas
referencias heráldicas nos inducen a pensar en la posibilidad de que esta
imagen fuera una donación regia a la Catedral de Plasencia[50].
La actitud frontal, corona y trono,
son los tres elementos de su soberanía. El elemental escaño, en el cual está
sentada la Virgen del Sagrario, responde a esquemas repetitivos. El trono
admite toda una teoría simbólica, desde las pinturas de las catacumbas, mediado
el siglo IV, hasta su dependencia simbólica y formal de la Majestad Domini[51].
Los pliegues del manto y de la
túnica son muy realistas, lejos de los duros plegados del románico[52]. Calza la
Virgen sus pies con los típicos zapatos puntiagudos, cubiertos por una rica
chapa, con aplicaciones doradas geométricas. El Niño viste túnica y manto,
cuyos ribetes presentan decoración naturalista gótica constituida por flores de
seis pétalos, y lleva los pies descalzos.
Es conocido en el período medieval
el criterio de revestir de plata a las imágenes que eran muy veneradas,
encarnando rostro y manos para darles mayor vivacidad[53]. Estas imágenes
de madera chapeada en metales preciosos, tienen una larga tradición francesa
que se introduce en la Península por la vía de las peregrinaciones.
La Virgen lleva una corona de madera[54], constituida
por unos florones, y el velo de la sabiduría que deja entrever sus dorados
cabellos.
La Virgen es una escultura de gran
belleza y está ahuecada por la espalda, lo cual es propio de las imágenes
fernandinas que acompañaban a los ejércitos en campaña, por eso se las
aligeraba de peso, como ponen de manifiesto las Cantigas de Alfonso X.
También, para evitar el agrietamiento de la madera por el excesivo peso.
La actitud de las dos efigies es
indicativa del abandono del hieratismo románico, en beneficio de un mayor
naturalismo, propio del gótico, que se hace patente en los rostros agradables,
la disposición de María al sujetar delicadamente al Niño por el hombro
izquierdo, y el ligero desplazamiento de las piernas del Niño hacia el regazo
de su Madre y el giro de su cabeza hacia el espectador.
Obra del tercer cuarto del siglo
XIII, que según el prof. Andrés Ordax, su referencia tipológica más interesante
la encontramos en la Virgen de la Esclavitud de la Catedral Vieja de Vitoria[55].
Fue deplorable la actuación en el
año 1892 de don Gregorio de la Concha, arcediano de esta Catedral, que ordenó
limpiar con agua caliente y jabón el rostro de la Virgen y del Niño, y con
tanta fuerza frotaron, que desapareció la patina de fineza exquisita de ambas
efigies[56]. La talla
figuró en la Exposición de Barcelona de 1929[57], y en la
Muestra de Historia y Arte en Extremadura de Cáceres del año 1984[58].
NTRA.
SRA. DEL PERDON
En la Sala Capitular de la Catedral
placentina, conocida también como Capilla de San Pablo, se encuentra una
magnífica talla de Ntra. Sra. con el Niño[59], bajo la advocación
de Ntra. Sra. del Perdón[60]. El primitivo
lugar en el que estuvo colocada esta imagen fue en una capilla en el
presbiterio de la Catedral Vieja, en donde gozó siempre de gran veneración[61]. Esta capilla
de Ntra. Sra. se derribó con las obras de la nueva fábrica iniciadas en el año
1497, la imagen fue trasladada al testero de la nave de la Epístola, dentro de
la Catedral Vieja[62].
La impresión que da es que pudiera
corresponder, junto con la Virgen Blanca, a sendos parteluces del templo
original, quizás de las portadas de un crucero desaparecido[63].
Es una imagen de suma importancia
artística, tiene unas considerables dimensiones (120 cms.). Es obra de granito
policromado, respondiendo al tipo de Virgen "Odegetria" bizantina,
elevada sobre un pedestal decorado con motivos vegetales goticistas. Esta
magnífica imagen fue exhibida en la Exposición Internacional de Barcelona en el
año 1929[64], junto con la
Virgen del Sagrario de la misma Seo placentina.
La Virgen María sostiene fuertemente
con su brazo izquierdo al Niño, a la vez que le ofrece la fruta esférica con la
diestra, representando a María como nueva Eva, salvadora de la humanidad. Lleva
una corona, expresión clara de realeza, y se toca con el velo de la sabiduría.
El rostro ovalado, presenta gran belleza, está enmarcado por ondulados cabellos
que caen sobre los hombros y espalda. Viste túnica de color jacinto, con escote
redondo y con pico en el centro que es el cordón, grueso de la típica capa con
cuerda que servía para sujetar esta prenda, muy ajustado al cuello[65]. Posee manto
de color verde decorado con motivos geométricos y vegetales, con abundantes
pliegues que caen paralelos, dejándonos ver los zapatos puntiagudos de Ntra.
Sra., rasgo de antigüedad. Curiosamente, presenta anillos en sus manos, embelleciendo
aún más esta jerárquica efigie pétrea. Que a pesar del material utilizado, el
anónimo artista ha sabido cincelar con maestría.
El Niño viste túnica de color
jacinto abrochada con ocho botones dispuestos en dos filas de cuatro cada una y
manto verdoso, lleva los pies descalzos, y sostiene el libro de la Sabiduría
divina en la mano izquierda. Está completamente desplazado hacia su lado
derecho, para poder coger la fruta que su Madre le entrega, lo cual es un rasgo
naturalista, típico del arte protogótico de fines del siglo XIII. La policromía
no es la original, se le añadió en el siglo XVIII[66].
Es muy parecida a la imagen de Ntra.
Sra. la Mayor de la Catedral de Avila, fechable por Sanpere y Ainaud de Lasarte
a fines del siglo XIII[67].
Por todas estas características
podemos fechar a la imagen de Ntra. Sra. del Perdón en el último tercio del
siglo XIII.
SANTA
CATALINA
En el claustro de la Catedral Vieja
de Plasencia, se encuentra en lamentable estado de conservación una imagen
pétrea de Santa Catalina. La Virgen y mártir de Alejandría que murió
decapitada en el año 307 por orden de Majencio. Tiene entre sus manos la rueda
del tormento al que fue sometida[68].
Pero, este no es su emplazamiento
primitivo. Tuvo una capilla dedicada a ella, fundada por el Sr. Obispo don
Vicente Arias de Balboa, allí mismo ordenó enterrarse a su muerte[69].
Se nos presenta de pie (167 x 46 x
33 cms.), con un canon alargado, de tipo orientalizante. Imagen labrada en
piedra, material no habitual en la estatuaria que estamos analizando.
Lleva sobre su cabeza la corona de
princesa como las vírgenes más ilustres. Su rostro ovalado está enmarcado por
el cabello que está tratado de manera rudimentaria: le cae en dos bucles sobre
los hombros, a modo de volutas. Lleva túnica con el borde muy ajustado a la
base del cuello. Sobre la túnica lleva un
manto que cae formando abundantes y groseros pliegues geométricos y paralelos,
construidos con una técnica tubular muy primitiva, no dejándonos ver los
zapatos que calza la santa.
CRISTO
DE LOS DOCTORES
En un colateral de la Epístola de la
S. I. Catedral placentina, se encuentra la imagen en madera policromada del Cristo
de los Doctores (116 x 105 mts.), que gozó de capilla en el citado templo
catedralicio y de una gran veneración por parte de los fieles[70].
Es una imagen de Cristo muerto y
sujeto a la cruz con tres clavos, propia del estilo gótico. Pero tiene un
carácter amable, como es habitual a lo largo del siglo XIII, hasta mediados del
siglo XIV. El peso del cuerpo de Cristo recae sobre los brazos que se elevan
por encima de la cabeza, formando casi un ángulo agudo. La cabeza se inclina
apaciblemente sobre el hombro derecho. Todos los elementos formales están
utilizados para destacar el dolor. Las manos están abiertas, el cabello cae
sobre los hombros, formando abundantes mechones puntiagudos, al igual que la
barba bífida. El aspecto físico muestra las huellas de terribles padecimientos
durante la Pasión que han dado lugar a deformaciones abundantes. Es un Cristo
doloroso que impresiona por su veracidad: es de tamaño natural, tiene el cuerpo
tenso y la superficie de la piel cubierta de llagas ensangrentadas, la sangre
resbala de las heridas en gruesos goterones, es de un realismo impresionante.
Se cubre con paño de pureza anudado en la cadera, cubriendo ambas rodillas. El
plegado busca sobre todo los efectos plásticos con abundantes pliegues
diagonales.
Es un Cristo del dolor que ilustra
muy bien la descripción que del Crucifijo hizo Santa Brígida en sus Revelaciones:
"Entonces se le pusieron los ojos medio muertos, las mejillas hundidas
y el semblante fúnebre, la boca abierta y la lengua llena de sangre, el vientre
estaba pegado a las espaldas, como si en medio no hubiera entrañas..".
Es una forma de representar a Cristo en la cruz, para despertar los
sentimientos del fiel hacia Jesús que ha muerto por nosotros, de acuerdo con la
visión dada por la literatura de la época.
Es un destacado ejemplo lígneo de
fines del siglo XIII, sobre cruz de gajos, que se asocia a tipos franceses[71]. Según la Dra.
Franco Mata: "Estos Crucificados muestran un dolor sumamente diverso del
de ls derivados de la corriente clásica francesa, cuyo paradigma se manifiesta
en el Cristo de la Catedral de Sens, importante a tener en cuenta por lo que de
contraposición de estilos representa, y cuya repercusión en España se aprecia
en los Crucificados de Carbonero el Mayor (Segovia) y, derivados así mismo de
Francia y de caracteres afines son el Cristo de la catedral de Plasencia
(Cáceres) y el de S. Andrés de Cuéllar (Segovia), ambos de finales del siglo
XIII y de la misma escuela"[72].
SANTA
MARIA LA BLANCA
En el claustro de la Catedral de
Plasencia se encuentra una escultura de granito policromada de Ntra. Sra. (180
x 35 x 26 cms.) con el Niño (44 cms.), bajo la advocación de Santa María la
Blanca[73]. Pero, este no
es su emplazamiento primitivo. A principios de siglo estaba en la Sala
Capitular o capilla de San Pablo, que fue antigua sacristía, en donde la mandó
colocar el Deán don Eugenio Escobar[74]. Pero, su
emplazamiento habitual, en la que era muy venerada, fue en su propia capilla,
junto al sepulcro del reconquistador de Sevilla don Benito[75]. En fecha
posterior, don Enrique de Guzmán ordenó construir un altar en el claustro para
rendir allí culto a esta imagen, pero bajo la advocación de Ntra. Sra. de la
Encarnación[76]. Según el
prof. Andrés Ordax, es probable que "esta imagen, junto con Ntra. Sra.
del Perdón, pudieran haber estado situadas en sendos parteluces del templo
original, quizás de las portadas de un crucero desaparecido"[77].
Son varios los autores que en sus
obras nos hablan de esta imagen[78]. Siendo muy
bien descrita por dos expertos en imaginería gótica como son Agustín Durán y
Juan Ainaud: "...cuyo cuerpo de canon muy alto posee esa cualidad
imposible de descubrir por el análisis que diferencia una talla vulgar, aunque
cuando buena, de una verdadera imagen sagrada; es sin duda una profundidad
anímica trasvasada por el escultur a la materia inerte"[79].
Obra de formas esbeltas, de tipo
orientalizante, muy lejos de la alabastrina Virgen Blanca de la catedral de
Toledo, en la que nos encontramos con una tierna y risueña imagen de la
maternidad, un concepto inocente y arcaico de la escultura. En la efigie de
Plasencia, Ntra. Sra. realiza un juego de caderas propio de la escultura gótica
más avanzada del siglo XIV.
Se nos ofrece María de pie,
respondiendo al tipo de una "Odegetria" bizantina, realizando el
mismo movimiento hacia su derecha que repite una imagen de las mismas
características artísticas en la iglesia de San Nicolás. A su vez, sostiene al
Niño con su brazo izquierdo y con la diestra le entrega un ave, aspecto
interesante que imprime a la composición un mayor naturalismo, la relación
entre Madre e Hijo[80]. Tiene algo
desbastada la espalda, para poderla arrimar al muro y para quitar parte de su
extrema pesadez.
Ntra. Sra. cubre su cabeza con un
velo de color marfil, simbólico de la sabiduría. Viste túnica rojiza con
adornos geométricos, posiblemente añadidos posteriormente al igual que las
coronas de Madre e Hijo, sujeta por un cíngulo muy alto, siguiendo la moda
característica del siglo XIV. También, de esta centuria es el escote de la
túnica de la Virgen, no tan ajustado al cuello[81]. Sobre la
túnica, lleva un manto de color azul oscuro, adornado con motivos vegetales y
geométricos, que cae con abundantes pliegues pesados y paralelos, dejándonos
ver los zapatos de punta redonda. El Niño viste túnica talar (con el escote
ajustado al cuello) de color marrón con adornos estofados semejantes a los de
su Madre y lleva los pies descalzos.
Gran parte de la policromía ha desaparecido,
la imagen se encuentra en mal estado de conservación.
Por todas estas características, podemos
fechar esta obra a principios del siglo XIV, realizada por un escultor
castellano anónimo[82], influido por
modelos franceses.
IMAGENES
EN LA FACHADA DEL PERDON (CATEDRAL DE PLASENCIA)
La fachada de los pies de la
catedral de Plasencia, conocida como fachada del Perdón es, posiblemente, el
conjunto más antiguo de toda la fábrica eclesial, obra protogótica realizada en
tiempos del prelado don Domingo Jiménez[83]. Su
construcción se inicia en época del obispo don Domingo Jiménez (1285-1328),
iniciando los trabajos en la Catedral Vieja el maestro Remondo, siendo
continuada en 1328 por los arquitectos Diego Díaz, Juan Pérez y Juan Francés[84].
Esta fachada está constituida por un
arco de medio punto abocinado, con arquivoltas que se apoyan en diaz columnas
pequeñas rematadas por capiteles decorados con motivos vegetales, semejantes a
los capiteles de la parte del Evangelio, salvo uno en el que se ve a una figura
humana encapuchada, y otro con dos aves afrontadas y unidas por el pico. Los
quicios de la puerta también están tallados, con cuatro seres humanos
enfrentados, un personaje agachado con las manos muy enlazadas por delante de
las rodillas, y cuatro rostros humanos unidos dos a dos por el occipital.
También están decorados los extremos de las jambas con bajorrelieves de figuras
humanas muy perdidas.
Por encima del arco de ingreso al
templo corre un arco, rebajado y poco resaltado, que decora su intradós con
elementos vegetales. Pero, las dos imágenes que más nos interesan en nuestro
estudio son las que forman el grupo de la Anunciación, con la presencia
del Arcángel Gabriel que trae la Buena Nueva a María. Es preciso decir que esta
escena de la salutación se colocaban en el arco de entrada de las basílicas
bizantinas. Estas efigies, como el resto de elementos decorativos de la
fachada, se encuentran en lamentable estado de conservación, víctimas de las
inclemencias del tiempo, al estar expuestas a la intemperie.
Ambas imágenes están ejecutadas en
granito, son de grandes dimensiones (lo que nos imposibilita el poder
medirlas). María está de pie, ha sido sorprendida por el Arcángel leyendo el
libro de las Sagradas Escrituras[85]. Ntra. Sra.
viste túnica y manto con pliegues que caen elegantes, se ciñe con un cinturón y
ostenta un escote redondo muy ajustado al cuello, un rasgo más de antigüedad.
Cubre su cabeza con un velo, símbolo de la sabiduría, dejándonos ver los
cabellos que se disponen con abundantes rizos. El Arcángel está de pie,
dirigiéndose a la Virgen. Lleva en sus manos un pliego enrollado en donde se
lee el divino mensaje. Viste túnica talar ceñida al cuerpo por un cíngulo,
cayendo los pliegues angulosos y pesados hacia los pies. Los rostros de ambas
figuras son muy bellos, el artista estaba ya inmerso en la nueva corriente
naturalista que ya se comenzaba a perfilar en el estilo protogótico.
Podemos fechar estas figuras en la
primera década del siglo XIV.
En la zona superior de la fachada
del Perdón, en un lugar muy elevado, podemos apreciar una imagen de la Virgen
con el Niño y, delante de ella, un personaje arrodillado[86]. Las
esculturas están integradas en el muro de la fábrica y se apoyan en dos
ménsulas. Es posible, que se ejecutaran a mediados del siglo XIV.
CRUFICADO
En el museo de la S.I.C. de
Plasencia, se encuentra una talla del Crucificado (122 x 92 cms.), en mal
estado de conservación, ha perdido casi toda la policromía original.
Es una figura tranquila, con el
dominio de las rectas, de rostro sereno, con barba corta y cabellos muy pegados
a la cabeza, pasando éstos por detrás de las orejas. Es una imagen de
proporciones alargadas. El cuerpo no presenta extremo dolor, ni distorsiones.
La pierna interior se mantiene casi verdicalmente, con el pie siguiendo una
pequeña rotación externa, la pierna superior flexional la rodilla y dobla el
pie en rotación externa. El torso es alargado y muy estrecho, no destacando las
costillas ni los músculos. Los brazos son muy largos y casi se disponen en la
horizontal. Se cubre con un amplio perizoma, anudado en el lado derecho.
Por todas estas características,
podemos fechar este Crucificado a mediados del siglo XIV.
Esta imagen procede de la localidad
de Segura de Toro, fue traída a Plasencia por el prelado don Pedro Zarranz y
Pueyo, en 1945, junto con la imagen de Ntra. Sra. con el Niño, que en la
actualidad se encuentra en los aposentos personales del Sr. obispo.
En este mismo museo catedralicio se
conserva un relieve en alabastro que representa al Señor resucitado (69
x 56 cms.), sentado sobre su sepulcro, dentro de una hornacina de nubes. Se
halla incrustado sobre una pila de agua bendita en el panderete que ciega una
de las ventanas de la Sala Capitular, lo que permite advertir la transparencia
del alabastro[87]. Se nos ofrece
Cristo desnudo, tan solo cubierto con un paño de pureza. Nos muestra con la
mano derecha la llaga de su costado. Se encuentra en lamentable estado de
conservación, ha perdido su brazo izquierdo. Parece ser obra de la segunda
mitad del siglo XV.
[1]RAMOS RUBIO, J. A.: "Aproximación al estudio de
la imaginería mariana del Palacio Episcopal de Plasencia". Rev.
Alcántara. Excma. Diputación Provincial de Cáceres, núm. 20, Cáceres, 1990,
pp. 111-117. Sobre la procedencia de los obispos extremeños véase el estudio de
MARTIN MARTIN, J.L.: "Los obispos de Extremadura en la Edad Media". R.E.E.
XLVII, núm. I. Badajoz, 1991, pp. 66-98.
[2]A. C. P., legajo 29, núm. 14.
[3]SANTOS CANALEJO, E. C.: Historia medieval de Plasencia y su entorno geo-histórico: la Sierra de
Béjar y la Sierra de Gredos. Cáceres, 1986, p. 42. Este alfoz se extendía
por el sur, atravesando el río Tajo hasta el río Almonte, por el Este y
Noroeste, hasta el Tormes, Piedrahita y Garganta de Chilla en el Tiétar, y
limitaba con el de Coria por el Oeste. Exceptuamos los castillos de Albalá y
Montfragüe.
[4]El 4 de diciembre de 1186, Alfonso VIII concede al
obispo de Burgos el monasterio de Cervatos a cambio del de Santa Eufemia de
Corzuelos, carta hecha en Plasencia: "Facta carta apud Placentiam".
Es la primera vez que aparece el nombre de Plasencia en un documento. El rey
nos explica el cambio del nombre de "Ambroz" por el de
"Plasencia". Manuscrito de Correa y Roldán (escrito en 1579, impreso
en 1627).
[5]PAREDES: "Los Zúñiga, señores de Plasencia".
Revista de Extremadura, año VI.
Badajoz, 1904, pp. 438-446.
[6]Vid. FERNANDEZ, Fr. A.: ALONSO FERNÁNDEZ, Fr.: Historia y Anales de
la ciudad y obispado de Plasencia. 3 Tomos (fotocopias), Cáceres, 1952. T-C.
Reedición por el Ayuntamiento de Plasencia. 2001. (ed. 1952, pp. 47 y 48). Manuscrito de Juan Correa y Roldán (incluido
en Historias placentinas inéditas,
de Domingo Sánchez Loro, Cáceres, 1983). Manuscrito de Ascensio Morales (en Historias placentinas inéditas, op.
cit., p. 128). Manuscrito capellán Barrio y Rufo (en op. cit., pp. 387 y 388).
[7]FLORES DEL MANZANO, F.: Historia de una comarca altoextremeña: El Valle del Jerte.
Institución Cultural "El Brocense". Cáceres, 1985, p. 40.
[8]FLORES DEL MANZANO, F.: Contribución a la Dialectología Extremeña. Publicaciones
Universidad Complutense. Madrid, 1982.
[9]Privilegio de Alfonso VIII, concediendo a don Pedro
Arcediano de Plasencia y Arcipreste de Avila, una presa en el río Jerte y la
iglesia antigua con sus pertenencias, que se había hallado existente al tiempo
de la conquista. Fecha en Plasencia, era 1226, correspondiente al año 1188, 3
idus marzo. Privilegios. Legajo I. Archivo Municipal de Plasencia.
[10]La Bula original de la erección de la Iglesia
placentina no se halla, sino inserta en otra del papa Honorio III, en la que
confirma la dicha erección a petición del rey Fernando III, 18-diciembre-1222.
A. C. P., legajo II, doc. 2.
[11]Según se comprueba en una Bula del Papa Clemente III
(28 de junio de 1188).
[12]Mss. de la
Biblioteca Nacional, núm. 13074, fols. 151-155. Cit. SANTOS CANALEJO, E. C.: El siglo XV en Plasencia y su tierra. Cáceres, 1981, p. 31. Por el Concordato de 1851 quedó agregada a la
Archidiócesis de Toledo.
[13]GONZALEZ, J.: El
Reino de Castilla en época de Alfonso VIII, op. cit., p. 974. SANCHEZ
ALBORNOZ, C.: La España musulmana según
los autores islámicos y cristianos medievales. Madrid, 1974, ed. p. 334.
[14]GONZALEZ, J. Ibidem, p. 976. Este autor considera que
en 1208 se otorga Fuero a la ciudad. No obstante, estamos más de acuerdo con
García Ulecia que nos ofrece una fecha anterior, en 1196, tras la reconquista
definitiva. GARCIA ULECIA, A.: Los
factores de la diferenciación entre las personas en los Fueros de la
Extremadura castellano-leonesa. Sevilla, 1975, p. 19. Ya aparecen
mencionadas en el Fuero (núm. 704) las parroquias de San Salvador, San Pedro,
San Vicente, San Martín y San Nicolás.
[15]Bula del Papa Honorio III, por la que confirma al
obispo de Plasencia las iglesias del término de Béjar. Roma, 16 de diciembre de
1218.
[16]Fueron de Plasencia el Barco de Avila y Piedrahita. El
Pontífice reinante decretó que Béjar y su partido fueron de Plasencia y estas
otras localidades de Avila. El que promovió la primera competencia contra el
Obispo de Avila fue don Domingo (1214-1231), natural de Béjar; la segunda don
Adán (1232-1264), a el cual se deben los Estatutos que rigieron muchos años en
ella. Guía Eclesiástica del Obispado de
Plasencia, Salamanca, abril de 1924, p. 10.
[17]Bula de Inocencio IV, dada en Roma el 10 de mayo de
1254. A. C. P., legajo II, documento 6.
[18]Vid. PALACIOS MARTIN, B.: El largo proceso histórico de Extremadura. En EXTREMADURA Y
AMERICA. Madrid, 1990, p.42.
[19]Vid. BENAVIDES
CHECA, J.: El Fuero de Plasencia.
Roma, 1896. GUTIERREZ CUADRADO, J.: Fuero
de Béjar. Salamanca, 1974. LLABRES, G.: "Fuero que dio a la ciudad de
Trujillo don Alfonso X en 1256". Rev.
de Extremadura. Badajoz, 1901, pp. 489-496. LUMBRERAS VALIENTE, P.: Los Fueros municipales de Cáceres. Su
Derecho público. Madrid, 1974 (Tesis Doctoral). Los Fueros municipales de Cáceres. Su Derecho privado. Cáceres,
1990. MAJADA NEILA, J.: Fuero de
Plasencia. Salamanca, 1986. MARTIN LAZARO, A.: Fuero castellano de Béjar. Madrid, 1925. MUÑOZ Y ROMERO, T.: Colección de Fueros y Cartas-Pueblas de
España. R. A. de la Historia. Madrid, 1852. ULLOA Y GOLFIN, P. de: Fueros y privilegios de Cáceres. Madrid,
1675. VAQUERO RAMIREZ, M. del T.: El
Fuero de Plasencia. 2 Tomos,
Salamanca, 1987-1990.
[20] MARTIN RODRIGUEZ,
J.L.: Evolución económica de la
Península Ibérica en la Edad Media. Barcelona, 1976, p. 111. Cit. por
CLEMENTE RAMOS, J.: La sociedad en el
Fuero de Cáceres (siglo XIII). Cáceres, 1990, p. 9. MARTIN MARTIN, J.L.:
"Los Fueros de la Transierra. Posibilidades y limitaciones en la
utilización de una fuente histórica". Estudios
en memoria del prof. don Salvador de Moxó, I, Univ. Complutense de Madrid,
1982, pp. 691-706.
[21]Vid. CARLE, M. del C.: Del concejo medieval castellano-leonés. buenos Aires, 1968. GAUTIER
DALCHE, J.: Historia urbana de León y
Castilla en la Edad Media. Madrid, 1979.
[22]ANDRES ORDAX, S.: "Arte y Urbanismo en Plasencia
en la Edad Media". Norba-Arte,
VII, Cáceres, 1987, p. 51.
[23]Memoria
sobre los bienes pertenecientes al Sexmo de Plasencia. Talleres E. Pinto. Plasencia, 1888, p. 5.
[24]Vid. VILLAR GARCIA, L.M.: La Extremadura castellano-leonesa: guerreros, clérigos y campesinos
(711-1252). Valladolid, 1986.
[25]Los campesinos se hallaban sujetos a tributaciones
provenientes de distintas esferas: del Rey, de la Ciudad, de la Iglesia
(diezmos). Los diezmos suponían un considerable debilitamiento de los ingresos
agrícolas: restar 10% de la producción en bruto. No todo iba al clero; las
tercias pasaban a las arcas reales.
[26]En las fuentes literarias castellanas aparecen los
términos "burgo" o "burgués", como en Vida de San Millán (Bibl. Aut. Esp., LVII, p. 76) y en Los Milagros de Ntra. Sra. (Ed.
Solalinde, op. cit., p. 146), de
Berceo; en el Libro de Apolonio
(Bibl. Aut. Esp., LVII, p. 386); y en el Libro
de Buen Amor (Ed. Cejador, II, op. cit., p. 292). En el siglo XV también
aparecen estos términos en el Victorial
o Crónica de don Pero Niño (ed.
Carriazo, II. Madrid, 1989, p. 271).
[27]Es obra obligada de consulta VALDEAVELLANO, L. G. de: Orígenes de la Burguesía en la España
Medieval. Madrid, 1991.
[28]Según Lacave, a finales del siglo XIII habría en
Extremadura una docena de juderías, entre las que sobresalían la de Plasencia,
Cáceres, Trujillo, Badajoz y Mérida. En estas ciudades existían dos grupos: los
judíos influyentes, dedicados a los préstamos, grandes administradores y
hombres de cultura; por otro lado, la masa de artesanos humildes que disponían
de alguna tierra y ejercían un oficio. LACAVE, J.L.: "Los judíos en
Extremadura antes del siglo XV". Actas
de las Jornadas de Estudios Sefardíes. Unex, Cáceres, 1981, pp. 206 y 208. Vid. BEINART, H.: Trujillo, a jewish community in Extremadura
on the eve of the expulsion from Spain. Jerusalem,
1980. FERNANDEZ NIEVA, J.: "Judíos y judaizantes en la Baja
Extremadura". Actas de las Jornadas
de Estudios Sefardíes. Cáceres, 1981, p. 255.
[29]SUAREZ FERNANDEZ, L.: Documentos acerca de la expulsión de los judíos. Valladolid, 1964,
p. 116.
[30]BO, A., y CARLE, M. del C.: "Cuando empieza a
reservarse a los caballeros el gobierno de las ciudades castellanas". Cuadernos de Historia de España, IV.
Buenos Aires, 1948, pp. 114-124.
[31]Son muy interesantes las obras de CLEMENTE RAMOS, J.: Estructuras señoriales castellano-leonesas.
El Realengo (siglos XI-XIII). Salamanca, 1989. GARCIA OLIVA, M.D.: Organización económica y social del concejo
de Cáceres y su tierra en la Baja Edad Media. Cáceres, 1990. SANTOS
CANALEJO, E.C.: El siglo XV en Plasencia
y su tierra. Cáceres, 1981. La
historia medieval de Plasencia y su entorno geo-histórico. Cáceres, 1986.
SANCHEZ RUBIO, M.: La actividad económica del Concejo de Trujillo a través
de sus Ordenanzas Municipales (siglo XV). Memoria de Licenciatura. Cáceres,
1980.
[32]BLAZQUEZ, A.: "Posible origen africano del
cristianismo español", en A.E.Arq.,
XXX-L (Madrid, 1967), p. 115. Tenemos constancia de la presencia en
Lusitania del obispo Marcial (hacia el año 255), en la Sede de Mérida, según el
testimonio de la carta de San Cripriano, obispo de Cartago, dirigida a las
iglesias de León, Astorga y Mérida, sobre el caso de los obispos libeláticos.
CAMACHO MACIAS, A.: "La sede emeritense y su proyección histórica". Historia de la Baja Extremadura, tomo
I, Badajoz, 1986, p. 233.
[33]El documento más antiguo referido a la iglesia
emeritense es la Carta 67 del Obispo de Cartago, op. cit. Es anterior al año
258, fecha del martirio de su autor San Cipriano. Vid, CAMACHO MACIAS, A., op.
cit, p. 233.
A mediados
del siglo III tenemos la presencia en Mérida del obispo Marcial, encargado de
una comunidad cristiana jerárquicamente organizada (obispo, presbíteros,
diáconos) con cementerios y rito funerario propio. SANCHEZ SALOR, E.:
"Mérida, metrópolis religiosa en época visigótica", Hispania Antiqua, t. V, Valladolid,
1975, pp. 135-150. "Orígenes del cristianismo en Lusitania". Actas Jornadas sobre las Manifestaciones en
la Lusitania. Cáceres, 1986, pp. 68-84. Una fuente importantísima serán las
Vitae Patrum Emeritensium, según las
cuales sus sepulcros eran venerados por el pueblo de Mérida y en ellos se
realizaban milagros. Documento anónimo excepcional escrito en Mérida hacia el
año 630. GARVIN, J.: The Vitas Sanctorum
Patrum Emeretensium. Washington Catholic University of America Press, 1946,
p. 428. Conocemos varias estelas
funerarias cristianas de mediados del siglo IV gracias al Corpus de VIVES, J.: Inscripciones cristianas de la España
romana y visigoda. C.S.I.C., Barcelona, 1969, inscripciones 18 (año 381) y
19 (388).
[34]En el año 303, con las persecuciones de Diocleciano
conocemos los nombres de muchos mártires: Eulalia, Lucrecia, etc...FABRERA, A.:
Pasionario Hispánico, t. II, n. 9,
p. 48, cit. por GARCIA, C.: El culto a
los santos en la España Romana y Visigoda. Madrid, 1967, p. 16. Las
inscripciones sepulcrales localizadas en las vías de comunicación desde Mérida
hacia otras ciudades del Imperio, también nos manifiestan una amplia expansión.
VIVES, J.: op. cit. En muchas villas
extremeñas han aparecido varias lápidas del siglo III, de libertos y comerciantes
procedentes de Antioquía o de Asia, que marcan una notable inmigración oriental
hacia Lusitania, la vía seguida por el Cristianismo. CARDALLIAGUET QUIRANT, M.:
Historia de Extremadura. Badajoz,
1988, p. 54.
[35]BULLON DE MENDOZA, A.: Las Ordenes Militares en
tierra de Extremadura. Mérida, 1959, p. 60.
[36]SPENCER COOK-GUDIOL RICART.: Pintura e imaginería. ARS HISPANIAE, vol. VI. Madrid, 1950, p. 389.
[37]GUERRERO LOVILLO, J.: Las cantigas. Estudio
arqueológico de sus miniaturas. Madrid, 1949, p. 271.
[38] RAMOS RUBIO, J. A: Escultura
Medieval y Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia.
Fundación “Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004.
[39]TRENS, M.: María, iconografía de la Virgen en el Arte Español. Ed. Plus Ultra. Madrid, 1946, p. 566.
[40]La Virgen de la localidad de Plasenzuela, presenta
similares adornos. GARCIA MOGOLLON, F. J.: Esculturas de la Virgen María en
la provincia de Cáceres. Cáceres, 1987, p. 76.
[41] RAMOS RUBIO, J.
A: Escultura Medieval y Tardomedieval en
la Diócesis de Plasencia. Fundación
“Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004; RAMOS RUBIO, J.
A.: "Aproximación al estudio de la imaginería mariana del Palacio
Episcopal de Plasencia". Alcántara, núm. 20, mayo-agosto, Cáceres,
1990, pp. 111-116.
[42]SANCHO DE SOPRANIS, H.: Mariología medieval
xericiense. Ed. de Ruiz Lagos, Centro de Estudios Históricos Jerezanos,
1973. LUIS VALDEAVELLANO, G.: "Curso de Historia de las Instituciones
Españolas. De los orígenes al final de la Edad Media". Revista de
Occidente. Madrid, 1975.
[43]FOCILLON, H.: La escultura románica. Akal.
Madrid, 1987, p. 15.
[44]DELCLAUX, F.: Imágenes de la Virgen en los códices
medievales de España. Publicación del Patronato Nacional de Museos. Madrid,
1973.
[45]BERNIS, C.: Trajes y modas en la España
de los Reyes Católicos I (los Hombres),
II (Las mujeres). Instituto Diego Velásquez, C.S.I.C. Madrid,
1978-1979, p. 207.
[46]Magnífica obra de la primera mitad del siglo
XVII, ejecutada por Gregorio Fernández y
los ensambladores vallisoletanos Juan y Cristóbal Velázquez bajo las trazas de
Alonso Balbás, ilustrada con lienzos de Rizzi (Leg. 91, 11. Arch. Cat.
Plasencia). Vid. MARTIN GONZALEZ, J.J.: "Nuevas noticias sobre el retablo
mayor de la Catedral de Plasencia (Cáceres)". B.S.A.A., XL-XLI.
Valladolid, 1975, p. 300. RAMOS RUBIO, J. A: Escultura
Medieval y Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia.
Fundación “Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004.
[47]Cit. por MELIDA, J.R.: Catálogo monumental de
España. Catálogo Monumental de la provincia de Cáceres y Badajoz. 2 tomos. Láminas. Madrid,
1914-1916, tomo II, p. 298. Se confunde
al decir que es obra de piedra chapeada de plata. Esta imagen estuvo colocada
en el altar mayor de la Catedral Vieja y se sacaba en procesión en épocas de
sequías. BENAVIDES CHECA, J.: Prelados placentinos, Plasencia, 1907., p. 283.
[48]GUERRERO LOVILLO, J.: Las Cantigas. Estudio
arqueológico de sus miniaturas. Madrid, 1949, pp. 271-282. Cit. MONTES
BARDO: Iconografía
de Nuestra Señora de Guadalupe, Extremadura. Sevilla, 1978. p. 102.
[49]Imagen estudiada por ANDRES ORDAX, S., y GARCIA MOGOLLON,
F.J.: La platería de la Catedral de Plasencia. Cáceres, 1983, pp.
239-245. Los castillos y leones son idénticos a los que se observan en las
orlas de las Cantigas de Alfonso X. El castillo de tres torres, es
emblema del reino de Castilla; el león rampante, corresponde al reino de León;
y un edificio de dos pisos, alude probablemente a Plasencia.
[50]Duran Sanpere y Ainaud de Lasarte, han señalado su
influjo leonés. Por otro lado, Spencer Cook y Gudiol Ricart opinan que esta
imagen está muy vinculada con la Virgen de la Sede sevillana, y consideran que
ambas tienen origen vasco-navarro. DURAN SANPERE, A., y AINAUD DE LASARTE: Escultura
gótica, vol. VIII de Ars Hispaniae. Madrid, 1956, p. 134, fig. 122.
SPENCER COOK, W.W., y GUDIOL RICART: Pintura e imaginería románicas,
vol. VI de Ars Hispaniae. Madrid, 1980, p. 352.
[51]Vid. MONTES BARDO, op. cit., p. 122.
[52]La cinta que rodea el escote de la túnica y baja en
vertical por el cuerpo de Ntra. Sra. era frecuente encontrarla en las
vestiduras lujosas del siglo XIII. este motivo se llamaba "orfrés".
Además, el escote en pico de la túnica de María ostenta roleos gotizantes,
flanqueados por los sogueados de raigambre gótica, y es el resultado de la
llamada capa con cuerda habitual en la indumentaria del siglo XIII.
GARCIA MOGOLLON, F.J.: Imágenes de la Virgen María en la provincia de
Cáceres, op. cit., p. 123.
[53]Podemos citar la Virgen de la Sede ( Catedral de
Sevilla), la Virgenes del Sagrario (Catedral de Toledo), la Virgen del Sagrario
(de Irache), la de la Vega (Salamanca) y la de Roncesvalles, entre otras.
[54]Existen noticias documentales de que en el 26 de
agosto del año 1650 el racionero Pedro Simón ofreció 50 reales de a ocho de
plata para dorar las coronas de la Virgen y del Niño. La corona del Niño no se
conserva y Ntra. Sra. ha perdido el plateado, su corona actual es de madera.
Cit. BENAVIDES CHECA, J.: Prelados placentinos, op. cit., p. 283.
[55]ANDRES ORDAX, S.: "Arte y Urbanismo de Plasencia
en la Edad Media", op. cit., p. 69.
[56]BENAVIDES CHECA, op. cit., p. 26.
[57]GOMEZ MORENO, M.: Exposición Internacional de
Barcelona, 1929. El Arte en España. Guía del Museo del Palacio Nacional. 3ª
ed. Barcelona, 1929, p. 229.
[58]LOZANO BARTOLOZZI, M.M., y SANCHEZ LOMBA, F.M.:
Catálogo de la Muestra de Historia y Arte en Extremadura. Imprenta
"La Victoria", Plasencia, 1984, p. 107.
[59]Aparece atestiguada en un documento testamentario del
11 de julio de 1294, que prueba su antigüedad. BENAVIDES CHECA, J.: Prelados
placentinos. Plasencia, 1907, op. cit., p. 9.
[60]Cit. por MELIDA ALINARI, que la fecha a finales del
siglo XIII. Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres, op.
cit., p. 299. RAMOS RUBIO, J. A: Escultura Medieval y
Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia. Fundación
“Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004.
[61]En las Actas Capitulares del 14 de diciembre de 1473,
se enumeran varias capillas de la Catedral Vieja, entre las que aparece la
capilla de Santa María del Perdón. Cit. LOPEZ SANCHEZ-MORA, M.: Las
Catedrales de Plasencia. Guía Histórico-Artística. 2ª ed. Plasencia, 1976,
p. 108. Delante del altar de Ntra. Sra. del Perdón, se enterraron varios
prelados placentinos, como es el caso de don Nicolás Bermúdez (1357-1370 ?).
También, nos proporciona otra noticia sobre la capilla, el martes 12 de junio
de 1408, se cantó un responso sobre la sepultura de don Miguel Sánchez,
Arcediano (falleció en 1395) y la Misa al Alba fue cantada en el altar de Ntra.
Sra. del Perdón Cit. BENAVIDES CHECA, op. cit., pp.11 y 25.
[62]LOPEZ SANCHEZ-MORA, op. cit., p. 109.
[63]Dado el estado de insuficiente estudio del templo nada
podemos indicar pues las noticias de la historiografía artística no tienen
adecuada garantía documental. ANDRES ORDAX, S.: "Arte y Urbanismo de
Plasencia en la Edad Media", op. cit., p. 69.
[64]Manuel Gómez Moreno erróneamente data la imagen en el
siglo XIV, en la redacción de la ficha del catálogo de la exposición, escribió
lo siguiente: "Virgen de piedra policromada, que llaman del Perdón: siglo
XIV, y estofada en el siglo XVI. Altura 2`15 mts. Catedral de Plasencia". Exposición
Internacional de Barcelona, 1929. El Arte en España. Guía del Museo del
Palacio Nacional. 3ª ed. revisada por Manuel Gómez Moreno. Barcelona, 1929, p.
229, ficha núm. 687.
[65]BERNIS, C.: La moda y las imágenes góticas de la
Virgen. Madrid, 1979, p. 208. Los orígenes de esta indumentaria hay que
buscarlos en los trajes germanos de fines del siglo XII y los ejemplos
españoles más antiguos datan de finales del siglo XIII. En la centuria
siguiente continúa esta tradición, pero los cordones son más finos. La
utilización de botones en el "orfrés" del Niño nos lleva a finales
del siglo XIII, elementos que se emplean en las viñetas de las Cantigas
y de la General Estoria de Alfonso X. Cit. GARCIA MOGOLLON, F. J.: Imágenes
de la Virgen María en la prov. de Cáceres, op. cit., p. 130.
[66]Benavides Checa, op. cit., p. 314., nos informa que el
22 de octubre del año 1744, el Cabildo concedió licencia para que un artista
"pintase, retocase y barnizara de nuevo la imagen de Nuestra Señora del
Perdón".
[67]También, la imagen de Plasencia mereció la atención de
Agustín Durán y Juan Ainaud: "La Virgen del Perdón es una labra de piedra
policromada, resuelta con sentimiento formal evidente,..". DURAN SANPERE,
A., y AINAUD DE LASARTE: Escultura gótica, op. cit., pp. 134 y fig. 121;
93 y fig. 81.
[68]FERRANDO ROIG, F.: Iconografía de los Santos, Ed. Omega,
Barcelona, 1950, p. 70.
[69]El día 13 de julio de 1415, el Cabildo fundó una
capellanía perpetua por el Sr. Obispo D. Vicente Arias, que había fallecido el
domingo 29 de julio de 1415. Después, el canónigo Alvaro Cancho, sobrino del
mencionado Sr. Obispo, hizo donación al Cabildo de la dehesa de Malueñes con la
obligación de seis Aniversarios anuales, en la capilla de Santa Catalina, en
donde estaba enterrado el Sr. Obispo Arias, por el fundada. BENAVIDES
CHECA, J.: Prelados placentinos, op. cit., p. 13.
[70]El 14 de agosto de 1430 doña Teresa López pidió al
Cabildo ser enterrada delante del Crucifijo, en lugar llano; fundó seis
Aniversarios en cada un año, para lo que señaló 120 mrs. anuales de la moneda
corriente en la heredad de Cuadrilleros. El 15 de septiembre de 1465, fue
nombrado Racionero, don Alonso Sánchez, a los pocos años falleció y mandó
enterrarse delante del altar del Stmo. Crucifijo. En esta misma capilla
ordenó enterrarse el 9 de diciembre de 1503, el Racionero don Luis López de
Carvajal. BENAVIDES CHECA, op. cit., pp. 14 y 18. RAMOS RUBIO, J. A: Escultura Medieval y Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia.
Fundación “Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004.
[71]FRANCO MATA, A.: "El crucifijo gótico doloroso de
la iglesia de Santiago de Trujillo y sus orígenes". Actas del VI
Congreso de Estudios Extremeños. Trujillo , 1979, Tomo I. Cáceres, 1981, p.
46. Cit. ANDRES ORDAX, S.: "Arte y Urbanismo de Plasencia en la Edad
Media", p. 69.
[72]FRANCO MATA, A.: "El crucifijo gótico doloroso de
la iglesia de Santiago de Trujillo y sus orígenes". En la obra Escultura
gótica española en el siglo XIV y sus relaciones con la Italia trecentista.
Madrid, 1984, p. 43.
[73]"La advocación de la Virgen Blanca -dice Angel de
Apraiz- es indudablemente una advocación popular cuyos datos más antiguos y
foco principal los encuentro en Navarra en el siglo XII. De allí se difunde por
los caminos de peregrinación, por las influencias navarras y por efecto de la
común sensibilidad de los últimos siglos de la Edad Media, con la ternura
humanizada y el refinamiento de la época, en imágenes blancas de rostro y
policromadas. A las que por esa condición de tal nombre, que es en sus
principios como un adjetivo y un epíteto". ANGEL DE APRAIZ: "Origen y
advocación e imágenes de la Virgen Blanca". B.S.A.A., fascículos XL
a XLII. Tomo XII. Valladolid, 1945-1946, p. 54.
[74]MELIDA ALINARI, J.R.: Catálogo Monumental de
España. Provincia de Cáceres, op. cit., p.299. No obstante, este autor la
fecha en el siglo XIII. Por una serie de características puede corresponder a
la siguiente centuria.
[75]"En 20 de julio de 1406 otorgó testamento la Sra.
Leonor Sánchez, llamada la Ferrusa, viuda primero de Ferrand Alvarez, y después
de Alfonso González, se le enterró en la Catedral, delante de la capilla de Sta.
María la Blanca, en la sepultura de sus bisabuelos D. Benito y Dª. Gaxeta,
en un sitio que tiene unos leones que está hasta el claustro dentro de la
iglesia". BENAVIDES CHECA, J.: Prelados placentinos. Op. cit., p. 10.
[76]También, aparece citada en varios documentos del Arch.
Catedralicio placentino. En el testamento de don Diego de Xerez, Deán de
Plasencia, 18 de septiembre de 1509. En 9 de abril de 1508, en el testamento
del Tesorero don Enrique de Guzmán, se dice: "que mi cuerpo sea sepultado
en la capilla de la claustra en la que yo hize seyndo Mayordomo (en 1503) de la
dicha eglesia donde está la Ymagen de Nuestra Señora". BENAVIDES CHECA,
op. cit., pp. 16, 19 y 26.
[77]Según ANDRES ORDAX, S.: "Arte y Urbanismo de
Plasencia en la Edad Media", op. cit., p. 69. No olvidemos que Benavides
Checa nos dice que "cuando terminaron las obras de defensa, la Iglesia
Catedral primero, la parroquuia de San Pedro en el extremo opuesto, la de San
Martín (en las jambas de la puerta de esta iglesia, se lee: "Estos arcos
fizo Joan Domingues mayordomo Era MCCXXVIII" (corresponde a 1200), y la
Magdalena en lo más apartado de la fortaleza, son los primeros templos que don
Bricio consagra al Señor. Así la primitiva Catedral estuvo enclavada en la
parte de lo que hoy ocupa la iglesia de Santa Ana. Estos templos corresponden
al año 1200. BENAVIDES CHECA, op. cit., p. 19.
[78]WEISE: Spanische
Plastik. Gryphius, 1927, p. 69. DURAN
SANPERE, A., y AINAUD DE LASARTE, J.: Escultura gótica. Vol. VIII de Ars
Hispaniae. Madrid, 1956, p. 134. LOPEZ SANCHEZ-MORA, M.: Guía
Histórico-Artística de Plasencia. 2ª ed. Plasencia, 1976, p. 102. GARCIA
VIDAL, C., y otros autores: Plasencia. Ed. Everest. León, 1982, pp. 78 y
81. GARCIA MOGOLLON, F. J.: Esculturas de la Virgen María en la Provincia de
Cáceres, op. cit., p. 132.
[79]DURAN SANPERE Y AINAUD DE LASARTE, op. cit., p. 134.
[80]El ave en manos de la Virgen y del Niño puede
representar el alma del pecador que escapa al lazo de los cazadores que lo
persiguen y encuentra cobijo en manos de María. El Salmo 124-7, nos dice
al respecto: "Escapó nuestra alma como avecilla del lazo del cazador; al
romperse el lazo, fuímos librados". La paloma, es también, símbolo del E.
Santo, y pone de manifiesto -al estar en manos de María y Jesús- el misterio de
la Anunciación y de la divina maternidad de María (no olvidemos que durante
años se la conocía a la Virgen Blanca, bajo la advocación de la Encarnación). TRENS, op. cit., p.
547. También, podemos citar la leyenda de
las aves de barro que Jesús fabricaba dándolas luego vida, según el relato del Apócrifo
del pseudo Mateo. SANTOS OTERO, A.: Evangelios Apócrifos, B.A.C. Madrid, 5ª ed. 1985, cap. XXVII, p. 225.
[81]BERNIS, C.: La moda y las imágenes góticas de la
Virgen, op. cit., p. 207.
[82]Durán Sanpere y Ainaud de Lasarte: Escultura gótica,
op. cit., la ponen en contacto con el foco leonés. Figuró en la Exposición:
Patrimonio Histórico de Extremadura. Edad Media y Renacimiento, celebrada en
Cáceres, en el año 1990. PIZARRO GOMEZ, F.J. (Comisario), y otros: Catálogo de
la Exposición Patrimonio Histórico de Extremadura. La Edad Media y
Renacimiento. ERE, Mérida, 1990, pp. 46 y 47.
[83]Esta fachada ha sido descrita por varios autores, pero
la fechan en los inicios del siglo XIII y, más bien, es obra del último cuarto
del siglo XIII, entre los que podemos destacar a MELIDA ALINARI, J.R.: Catálogo
Monumental de España. Provincia de Cáceres, op. cit., pp. 273 y 274. TORRES
BALBAS, L.: Arquitectura gótica, vol. VII de Ars Hispaniae.
Madrid, 1952, p. 160.
[84]BENAVIDES CHECA, J.: Prelados placentinos, op.
cit., p. 47.
[85]Según la doctrina de los Padres de la Iglesia, en el
momento de la llegada del Angel la Señora meditaba las profecías de Isaías, el
llamado protoevangelista por sus anticipadores virginales y pasionistas. GARCIA
MOGOLLON, op. cit., p. 127.
[86]Mélida cree que el personaje arrodillado es el rey
Alfonso VIII. MELIDA ALINARI, op. cit., p. 274.
[87]Se encuentra en la actualidad en el mismo lugar en el
que lo vio Mélida, en su visita a la catedral. MELIDA, J.R.: Catálogo
Monumental de España. Provincia de Cáceres, op. cit., p. 300. También cita
"una bella escultura decorativa que se ve sobre una ménsula en un pilar
del claustro a la derecha de la portada de dicha sala. Es un ángel con
rizada melena, revestido de capa, de estilo gótico del siglo XV, esculpido en
piedra y que mide en altura 57 cms". Ibidem, p. 300.
No hay comentarios:
Publicar un comentario