TALAVÁN, HISTORIA Y PATRIMONIO
Las primeras referencias históricas las encontramos en el año 1167, fecha
en la cual el rey Fernando II de León conquista la Villa y el castillo de
Alconétar, entregándola a los templarios, por su privilegiada situación, con
extensas y fructíferas tierras que cayeron bajo su jurisdicción, incluida la
villa de Talaván, los templarios hicieron a Alconétar cabeza de encomienda. En
el año 1312 cuando fue disuelta la orden, por el mandato del Papa Clemente V,
pasó la encomienda a depender de la Orden de Alcántara.
En el año 1790, Talaván era villa de señorío del Conde
Duque de Benavente. Será en esta época de finales del siglo XVIII cuando
existan en el Tajo unas barcas llamadas de Talaván, único transporte para
cruzar el río. Pertenecían al obispo de Plasencia, al que había que pagar medio
real por cada barquero, estando los vecinos de Talaván liberados del pago de
estos derechos. Esto motivó el refrán: “Las verdades de barquero: El pan duro,
duro, es mejor que ninguno; el zapato malo, es mejor en el pie que en la mano y
si a todos les cobras lo que a mí ¿qué coño hace usted aquí?”. La importancia
de estas barcas quedó manifestado en la historia, quedando el barquero como
distintivo de la bandera y del escudo heráldico de la villa de Talaván: «Escudo
de plata. Banda ondada de azur y plata, resaltada de una barca de oro fileteada de sable con un barquero. Acompañada en jefe
de una cruz potenzada de gules y en punta de una cruz flordelisada de sinople.
Al timbre Corona Real cerrada”.
En el casco histórico, en lo alto de un cerro está la fuente de la Breña, que facilita agua fresca a los vecinos del lugar.
Data la fuente de cantería del año 1612, según una inscripción. Con un rostro
curioso en el que algunos historiadores han visto una "Cabeza
cortada" vetona, aunque también podría tratarse de un mascarón medieval de
acarreo.
Entre su patrimonio destacamos la
iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construcción realizada en
sillarejo que se transforma en sillería en las estructuras importantes. Se
accede al interior por portadas de medio punto situadas al Norte y al Oeste; la
del lado meridional, está cegada, presenta arquivoltas de medio punto y alfiz,
encontrándonos numerosas marcas de cantero,
signos lapidarios que son el alfabeto de un
lenguaje mágico y esotérico en ventanas abocinadas. Por toda la cornisa de la
fachada Norte corre un friso esgrafiado con distintos motivos simbólicos
separados por triglifos renacentistas como el corazón asaeteado símbolo de San
Agustín y emblema de los agustinos, representaciones faunísticas, cruces en
aspas y motivos decorativos geométricos de la segunda mitad del siglo XVI.
El templo en su interior tiene una
sola nave dividida en cuatro tramos por arcos de medio punto que sustentan la
techumbre de madera a dos aguas sobre arcos diafragma. Tiene capillas laterales
situadas entre los contrafuertes. En el lado de la Epístola nos encontramos con
una capilla barroca cubierta con cúpula semiesférica decorada con pintura al
fresco barroca a base de angelotes músicos entre nubes y rayos de luz que nacen
de la clave, que simbolizan ese nuevo amanecer en la historia de la cristiandad. Se conserva una
Dolorosa de vestir barroca y un Cristo Yacente en una urna, obra del siglo
XVII. Un Cristo con la Cruz a Cuestas moderno. En el primer tramo de la nave
hay un retablo de un cuerpo con dos estípites y decorado con hojarascas, obra
de mediados del siglo XVIII y en la hornacina un Corazón de Jesús moderno.
En el lado del Evangelio, se conserva una imagen, excesivamente restaurada,
bajo la advocación de Virgen del Río, es obra del siglo XVI y procede de la
ermita de Nuestra Señora del Río. También, hemos de destacar un retablo de un
cuerpo con estípites y rocallas, de mediados del siglo XVIII, similar al
retablo que se encuentra al otro lado, en la zona de la Epístola. En el remate
la efigie de Cristo en el lienzo de la Verónica y en la hornacina una imagen de
la Inmaculada moderna, de hacia 1910.
La cabecera es cuadrangular y se cubre con bóveda de crucería y aún
conserva en los arranques los bezantes o bolas típicas de finales del siglo XV.
Preside el Altar Mayor un Crucificado del siglo XVII, con la cabeza inclinada
hacia su derecha y se cubre con paño de pureza. Es importante destacar la pieza
más importante del templo, su pila bautismal gótica, con taza decorada a base
de círculos muy esquemática y fuste gallonado y pedestal cuadrado, la pila está
actualmente situada en el Altar Mayor, ha sido desplazada de su lugar de
origen, los pies del templo.
La nave se añadió en el siglo XVI. La sacristía tiene cubierta en dos
tramos de bóvedas de aristas y una ventana avenerada, conserva en su interior
como bien mueble de calidad artística una cajonería con decoración vegetal del
siglo XVIII y una custodia clasicista del siglo XVII, sin marcas.
Hemos de destacar el artístico coro alto, situado a los pies del templo,
sobre tres bóvedas de aristas y con un frente de triple arquería en medio punto
y pilastras estriadas, en cuyo friso encontramos la siguiente inscripción que
fecha el coro en el año 1588: SIXTO V PP / 1588 / PHILIPPO REGE. y decorados
con el escudo del jarrón de azucenas haciendo alusión a la Virgen de la
Asunción, titular del templo, símbolo de la virginidad de María.
La iglesia tiene otras imágenes de escasa calidad artística como una imagen
moderna de la Inmaculada de Olot, un Sagrado Corazón de Jesús, Santa Rita y un
Cristo Resucitado, adquirido recientemente para procesionar. Hemos de destacar,
en el muro de la Epístola una talla de San Antonio con el Niño Jesús, barroca,
de excelente calidad artística.
A los pies, sobre el lienzo septentrional se alza una torre de potente aspecto,
excepto el cuerpo superior, resuelto actualmente de forma muy tosca. Recientes
intervenciones de urgencia, en aras a mantener su estabilidad amenazada por la
entrada de agua, la han despojado, parcialmente, del remate de su cuerpo
superior, resultando un acabado atípico y discordante. En el año 2007 se llevó
a cabo una profunda reforma en la torre de la iglesia parroquial según el
informe elaborado por doña Victoria González Fernández.
En la margen izquierda del río Tajo está
la ermita de la Virgen del Río,
construida en el año 1971, en sustitución de la antigua, situada en el centro
del río, ya en el término de Casas de Millán, a la que se accedía por medio de una
barca que unía las dos orillas. Ermita que desapareció bajo las aguas cuando se
construyó el pantano de Alcántara, habiéndose perdido una tradición que hubiera
sido una de las más importantes de la provincia de Cáceres. Incluso, cuando el
río baja de su nivel se puede observar la cúpula de la antigua ermita. Se
venera la talla renacentista de la Virgen del Río, en madera policromada, cuya
fiesta se celebra el 8 de septiembre. Y, en lo alto de un cerro, está la ermita de la Virgen de la Soledad,
reconstruida en el año 1969. Desde esta ermita se puede ver todo el pueblo con
unas impresionantes vistas del paisaje y en la lontananza el Parque de
Monfragüe.
El mayor impacto le encontramos en la
ruinosa ermita del cementerio viejo
que conservan sus muros maestros, pero en lamentable estado de conservación. Es
de una nave con capilla mayor cubierta con bóveda vaída decorada profusamente a
base de tramas de distintos esgrafiados en doble encintado en posición
rentangular con motivos vegetales y cenegas geométricas, corre una inscripción
que hace alusión al sacrificio de Cristo que fecha las pinturas al fresco:
“OBLATUS EST QVIA. IPSE VOLUIT. ET PECCATA NOSTRA. IPSE. PORTAVIT E SAIES. SB
MARZO 15 DE 1628 ANOS” (del libro bíblico del profeta Isaías 52.13), y cabezas
de querubines infernales alados, símbolos eucarísticos, de los que parten hojas
que se reparten por todo el espacio. La capilla mayor se cubre con esgrafiados,
técnica decorativa utilizada para revestir este paramento interior, basada en
la superposición de capas de revoques utilizando los colores blanco y negro,
aplicándose una lechada de cal que servía de base al dibujo trasladado al muro,
en este caso motivos vegetales, friso de roleos entrelazados y motivos
figurativos a base de angelotes que portan cartelas con los motivos pasionales
de la Pasión de Cristo: clavos de Cristo, la Columna y los flagelos, el Santo
Sudario. Estos querubines alados que hemos mencionado son conocidos
mediáticamente como “los condenados” de Talaván o “ángeles malos” a raíz del
programa televisivo de Iker Jiménez “Cuarto Milenio”, que argumentara una serie
de misterios sin ninguna base científica, son ángelees con sus alas que nos quieren indicar que son almas; sus rostros de dientes
afilados y expresión terrorífica, nos indican que estas almas pertenecen a
réprobos con destino al infierno. Todas las cabezas visten unos gorros
enigmáticos, de apariencia festiva, acaso a modo de capirote penitencial. Unas
representaciones pictóricas dignas de un estudio científico y una urgente restauración.
Se hace precisa, con urgencia, alguna medida de protección al respecto,
siquiera para evitar que la lluvia y otros agentes atmosféricos destruyan por
completo la ya ruinosa capilla.
La sacristía se encuentra en el lado del
Evangelio, se cubría con bóveda de aristas, conservándose los jarjamentos de la
misma, en su frente se conserva una hornacina con dintel avenerado de hacia
1550, y a ambos lados una ventana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario