domingo, 19 de enero de 2025

 EL PUENTE DEL CARDENAL

El puente sobre el río Almonte, se ubica al sur de la localidad de Jaraicejo (Cáceres), próximo a la vieja carretera N-V, relegada a vía de servicio desde la construcción de la moderna autovía A-5. Se encuentra situado en un vado natural del río, lugar por el que durante siglos, antes de la construcción del puente, pasaba un camino que comunicaba los territorios del norte del Tajo (cruzado por el vado de Albalat) con el sur de la península, pasando por Trujillo. Este camino fue utilizado durante el Periodo Orientalizante, buscando el vado de Albalat, posteriormente por los pueblos prerromanos, por los romanos, entre los siglos II y I a.C., en una ruta establecida

inicialmente entre Emerita hasta Caesaraugusta por Toletum, cruzando el citado vado y recorriendo la margen derecha del río Tajo, siguiendo una ruta bastante parecida a la de la carretera N-V hasta la Calzada de Oropesa, si bien siglos más tarde (siglos II y III d.C) se constata el Alio Itinere ab Emerita Caesaraugusta, “otro camino” desde Mérida a Zaragoza, mucho más corto y que cruzaba el Tajo próximo a Augustobriga (Talavera la Vieja).

 

El puente está enclavado en el viejo Camino Real de Madrid a Lisboa, al igual que el Puente de Albalat sobre el río Tajo. Por esta razón, ambos puentes aparecen en todas las descripciones históricas de viajeros y sus obras están lo suficientemente documentadas. En la actualidad lo acompañan otros dos puentes, ubicados aguas arriba: el puente de la vieja N-V y el viaducto de la A-5, testigos de la evolución caminera del siglo XX.

 

Este majestuoso puente sobre el río Almonte fue levantado a mediados del siglo XV a instancias del Obispo de Plasencia Don Juan de Carvajal (prelado cardenalicio entre 1446 - 1469), siendo maestro mayor de la obra Pedro González, profesional adscrito al cabildo placentino. La noticia de la construcción del puente y de su promotor podemos extraerla del Libro II de la obra de Fray Alonso Fernández, que tras justificar la ejecución del Puente del Cardenal, obra promovida igualmente por Don Juan de Carvajal nos indica:  “…Tambien en el camino que va de Xarayzejo a Trugillo en el rio de Almonte, mandó levantar otra puente, que ambas declaran bien su grandeza de animo.”[1]

 

Estas obras son encuadradas por Fray Alonso en el periodo de 1450. Juan de Carvajal (1399 – 1469) era natural de Trujillo, hijo del Licenciado Juan de Tamayo, Corregidor de esta ciudad, y de Sara de Carvajal. Fray Alonso nos indica a su vez que Don Juan de Carvajal falleció el 6 de diciembre de 1469, a la edad de setenta años. Era Cardenal de Sant’ Angelo[2]. Gómez Canedo[3] nos expone en su obra la existencia de un documento pontificio, fechado el 30 de abril de 1462, mediante el cual Pio II prohíbe el cobro de cualquier tipo de derecho (tasas, tributos, pontazgos) a los usuarios del Puente sobre el Almonte, entre Jaraicejo y Trujillo. Esta prohibición, tal como veremos, será mantenida hasta el siglo XIX.

En 1493, los Reyes Católicos ordenan una reparación del puente, con un presupuesto de 20.000 maravedíes. En el Archivo General de Simancas localizamos una “Sobrecarta al Corregidor o Juez de Residencia de Trujillo, a petición del Concejo de la Mesta General de Castilla y León, acerca de la reconstrucción de un arco de la puente de Jaraicejo, en el río que dicen del Monte”[4].

 

Para tal fin, los Reyes Católicos expiden una “Comisión al Corregidor de Trujillo autorizándole a cobrar los 20.000 maravedíes que ofrece el Concejo de la Mesta para ayudar a la reparación del Puente de Jaraicejo sobre el río Monte, y que lo restante del importe de la obra se cobre, por reparto, entre los concejos de la zona y personas heredadas de la comarca que utilizan dicho puente”[5]. La citada Provisión es refrendada en Barcelona, el 27 de abril de 1493.

 

En el año 1498, en el Archivo General de Simancas se localiza otro documento[6] que atestigua la disposición monetaria para la construcción de obras del Concejo de la Mesta, entre ellas otra reparación del Puente de Jaraicejo: “Sobrecarta de una carta inserta (Valladolid, 2 de agosto de 1498), por la que se manda al Prior del Monasterio de Santa María del Parral, extramuros de Segovia, que entregue al Prior de Santa María de Guadalupe los maravedíes que tenía depositados por los hermanos del Concejo de la Mesta, para que así se puedan emplear en hacer un puente en el río Guadarranque, cerca de Alía, un pozo en el Guadarranquejo y reparar otro puente sobre el Almonte, cerca de Jaraicejo”[7].

 

Fue reparado durante la época del reinado de Felipe IV (entre 1634 y 1637), siendo maestro Lucas González de La Gándara. Esta noticia la obtenemos del Interrogatorio realizado por Tomás López, en el último tercio del siglo XVIII, donde se describe el Puente de Jaraicejo implantado en el Camino Real como sigue: “Atraviesa, por medio de este pueblo, el camino real de Madrid a Lisboa y hay desde Madrid a

esta villa treinta y siete leguas cabales; tiene en el mismo camino real, sobre el referido río Almonte, un puente, mitad de esta jurisdicción y mitad de Trujillo, en la que se halla las armas de aquella ciudad, las de Su Majestad y las del obispo de Plasencia, con las de los Caballeros Escobares, por rematar la puente en tierra suya. Fue fundado desde el año de mil seiscientos treinta y quatro hasta el de mil seiscientos treinta y siete; fue el maestro artífice de este puente Lucas González de la Gándara, reinando el Señor Don Felipe IV”.

 

La “fundación” referida por Tomás López[8] se refiere verdaderamente a la reconstrucción de la obra primitiva del siglo XV, iniciada en 1634 y rematada realmente en 1639, como indica la inscripción existente sobre el puente.

 

En el Interrogatorio del Catastro de la Ensenada, respondido por la villa de Jaraicejo el 9 de abril de 1753, en la respuesta a la pregunta 29ª indican: “…Y asimismo [h]ay una puente de sillería de nue[v]e arcos en el río del Monte [Almonte] entre términos de esta villa y la Ciudad de Truxillo sin que los tra[j]inantes paguen por su paso cosa alguna…”[9].

 

En este interrogatorio nos confirman que el puente tiene 9 arcos y que los usuarios no pagan pontazgo. En el año 1765 el puente fue objeto de una remodelación en sus accesos, con motivo de la construcción del tramo entre Almaraz y Trujillo, del Camino Real de Madrid a Lisboa, obra proyectada por el ingeniero Dionisio Sánchez Aguilera (proyecto fechado en Badajoz a 24 de diciembre de 1764). En esta actuación, se mejoran las pendientes de acceso del camino en ambas márgenes del ribero, y se dota al puente de los apartaderos para carruajes.

 

La construcción original del puente es claramente medieval, ejecutado a mediados del siglo XV bajo el patrocinio del Obispo Don Juan de Carvajal. La factura de estilo renacentista corresponde a una reparación realizada durante la época del reinado de

Felipe IV (entre 1634 y 1639).

 

El puente se compone de 9 arcos, correspondiendo los tres mayores (del lado Jaraicejo) a la obra medieval, y los seis restantes a la reconstrucción del siglo XVII.

En cuanto a los arcos medievales, dos de ellos son casi del mismo diámetro, y el tercero, conforme se avanza en sentido Trujillo, es bastante rebajado y del tipo carpanel, en un intento de enlazar el puente primitivo con la obra realizada en el siglo XVII, y con la intención de suprimir el lomo de asno de los puentes típicamente medievales. Por tanto, este tercer arco rebajado es de época renacentista. El resto de los arcos, del lado Trujillo, son casi idénticos en cuanto al diámetro de sus bóvedas y todos son de época renacentista igualmente.

 

Observando los arcos medievales, los dos más próximos a la margen derecha del río Almonte, emplean la técnica de la doble rosca, que abaratan las cimbras durante su construcción una vez se ha ejecutado la primera rosca. En cuanto al arco rebajado de mayor luz, sustituye con seguridad a uno de menor tamaño, y que le confería al puente medieval el perfil alomado. Este tercer ojo actual se reconstruye con rosca simple de dovelas, y se observa claramente que se trata de un arco carpanel con tres radios, cubriendo la mayor luz con el arco rebajado y los arranques con radios menores, tal y como puede observarse en la imagen anterior.

 

En cuanto al perfil longitudinal, la reconstrucción renacentista suprime el perfil alomado original, presentando el puente una rasante ligeramente descendente hacia el sur.

 

El resto de los arcos del lado Trujillo, en total 6 y todos de medio punto, son de rosca simple, con una cuidada ejecución de los tímpanos mediante sillería granítica colocada a soga. Los tres más  próximos a la parte medieval se ajustan a las singularidades del lecho del río. Del lado aguas arriba, se observa que, en un tercio aproximadamente de la longitud total del puente, los tímpanos se protegen con tajamares cilíndricos (en la obra medieval). En los dos tercios restantes de su longitud, los tímpanos se protegen con tajamares triangulares del lado aguas arriba (obra de factura renacentista). Aparecen espolones rectangulares de poco espesor en el lado aguas abajo, sin aparente funcionalidad, salvo la de preservar la estética global del puente por este costado, cuya construcción, al menos de los dos tercios de su longitud del lado Trujillo, corresponden íntegramente a la época renacentista.

 

Los espolones medievales se levantan como pila tabique, adosada a sus correspondientes tímpanos, sobrepasando la altura de los pretiles del puente, y con una clara finalidad: albergar hornacinas, templetes o escudos nobiliarios.

En cuanto a los remates del puente, comentamos un aspecto que distingue claramente los estilos constructivos, en definitiva, la diferente cronología de su ejecución: se distinguen dos templetes, uno medieval y otro renacentista. El primero se ubica alzado en el lado aguas abajo, en la parte medieval, constando de dos hornacinas idénticas rematadas con arcos carpaneles, y en la enjuta de los dos arcos, aparece grabada una cruz. Falta un tercio del cuerpo del templete, lugar donde se encontraría el escudo del promotor de la obra: Don Juan de Carvajal, obispo de Plasencia por aquella época (fue elevado a cardenal en el año 1446) y la placa conmemorativa de su construcción.

Hemos de puntualizar que, en el mismo lado de aguas abajo, en la parte medieval, se observa una segunda columna adosada al puente, paralela a la primera, y que aparece “desmochada” antes de alcanzar el pretil del puente, cuyas piezas originales conservan el trazado de la rasante del puente primitivo. El maestro González de La Gándara, al efectuar la corrección del perfil alomado del puente primitivo, elevándolo a una rasante más horizontal, convirtió esta columna en espolón meramente decorativo.

 

Un segundo templete, de mayores proporciones, y de época renacentista, alberga tres grandes escudos, delimitados por molduras. En este caso, se ubica en el lado aguas arriba y lo más centrado posible en el puente resultante tras la reparación en la segunda época.

 

El frontispicio de este templete se distribuye en dos cuerpos principales: el inferior, con dos escudos, insertados entre molduras; el primero corresponde a la ciudad de Trujillo (Virgen de La Victoria sobre el castillo) y el segundo, dividido en cuatro blasones, que representan las armas correspondientes a cuatro familias nobles de Trujillo de la época, que contribuyeron de forma notable a la reconstrucción del puente. El cuerpo superior contiene el tercer escudo, con el emblema imperial de Felipe IV. Este cuerpo se remata con un frontón simple, en cuyo tímpano aparece la siguiente inscripción:

REYNAN / DO LA CATOL / ICA MAGESTAD DE PHEL/ [IPE --II] GRAN REY DE LAS ESPAÑA[S] AÑO 163[-].En la banda central vertical del cuerpo inferior, entre los dos escudos relacionados con la ciudad y nobles de Trujillo, aparecen los caracteres de otra inscripción, casi borrada, y cuyas letras finales que pudimos distinguir fueron:

- - - -/ A I A - / DOBA.  Esta inscripción puede estar relacionada con el maestro mayor de la obra del siglo XVII, que se trate de otra inscripción reutilizada, procedente de la parte medieval o bien una última inscripción añadida tras la reforma de 1765.

 

Un último elemento característico del puente lo constituye una gran rampa de acceso, dispuesta de forma perpendicular al mismo y enfrentada al templete. Permite conectar la rasante del puente con el propio lecho del río. Su misión es, básicamente, permitir el acceso de ganados desde el puente a la orilla del río (abrevadero).

La rampa se resuelve con dos muros paralelos de sillares graníticos, rellenando el espacio entre los mismos con hormigón ciclópeo (argamasa de cantos rodados) y rematando el plano inclinado con un enlosado de cantería granítica a modo de pavimento.

La obra se remata con dos hileras de sillares graníticos conformando sus pretiles, protegiendo incluso la rampa central, si bien en la actualidad conserva las piezas del pretil del primer tercio superior de la longitud total de la rampa.

 

 



[1] Fernández, Fray Alonso. Historia y anales de la ciudad y obispado de Plasencia. Refieren vidas de sus obispos, y de varones señalados en Santidad, Dignidad, Letras y Armas, Fundaciones de sus conventos, y de otras obras pías y servicios importantes hechos a los Reyes. Juan González, Madrid, 1627. Libro II. Pág 106.

[2] Fernández, Fray Alonso. Historia y anales de la ciudad y obispado de Plasencia…Op. cit. Libro II. Pág. 106.

[3] Gómez Canedo, L.: Un español al servicio de la Santa Sede. Don Juan de Carvajal, Cardenal de Sant’ Angelo, legado en Alemania y Hungría 1399-1469. Ed. Instituto Jerónimo Zurita, CSIC. Madrid, 1947, IV, Pág. 42.

[4] Domínguez García, Isabel Mª y Rivera Rubio, Esther: Sobre algunos puentes del río Almonte. Revista Piedras con Raíces, nº 22, Cáceres, 2008, Pág. 204.

[5] Archivo General de Simancas, Cancillería. Registro del Sello de Corte. Signatura: RGS, Leg. 149303, 83.

[6] Archivo General de Simancas, Cancillería. Registro del Sello de Corte. Signatura: RGS, Leg. 149304, 56.

[7] Sobrecarta de 20 de octubre de 1498, en la que aparece inserta otra carta de 2 de agosto de 1498. Archivo General de Simancas, Cancillería. Registro del Sello de Corte. Signatura: RGS, Leg. 149810, 103.

[8] Tomás López, último tercio s. XVIII. Ed. Asamblea de Extremadura, 1991. Pág. 253.

[9] Archivo General de Simancas. Catastro de la Ensenada. Respuestas Generales. 1753. Libro 143, Pág. 79.


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