EL PUENTE DEL CARDENAL
El puente sobre el río Almonte, se ubica al
sur de la localidad de Jaraicejo (Cáceres), próximo a la vieja carretera N-V,
relegada a vía de servicio desde la construcción de la moderna autovía A-5. Se
encuentra situado en un vado natural del río, lugar por el que durante siglos,
antes de la construcción del puente, pasaba un camino que comunicaba los territorios
del norte del Tajo (cruzado por el vado de Albalat) con el sur de la
península, pasando por Trujillo. Este camino fue utilizado durante el Periodo
Orientalizante, buscando el vado de Albalat, posteriormente por los
pueblos prerromanos, por los romanos, entre los siglos II y I a.C., en una ruta
establecida
inicialmente entre Emerita hasta Caesaraugusta
por Toletum, cruzando el citado vado y recorriendo la margen derecha
del río Tajo, siguiendo una ruta bastante parecida a la de la carretera N-V
hasta la Calzada de Oropesa, si bien siglos más tarde (siglos II y III d.C) se
constata el Alio Itinere ab Emerita Caesaraugusta, “otro camino” desde
Mérida a Zaragoza, mucho más corto y que cruzaba el Tajo próximo a Augustobriga
(Talavera la Vieja).
El puente está enclavado en el viejo Camino Real de Madrid a Lisboa, al igual que el Puente de Albalat sobre el río Tajo. Por esta razón, ambos puentes aparecen en todas las descripciones históricas de viajeros y sus obras están lo suficientemente documentadas. En la actualidad lo acompañan otros dos puentes, ubicados aguas arriba: el puente de la vieja N-V y el viaducto de la A-5, testigos de la evolución caminera del siglo XX.
Este majestuoso puente sobre el río Almonte
fue levantado a mediados del siglo XV a instancias del Obispo de Plasencia Don
Juan de Carvajal (prelado cardenalicio entre 1446 - 1469), siendo maestro mayor
de la obra Pedro González, profesional adscrito al cabildo placentino. La
noticia de la construcción del puente y de su promotor podemos extraerla del
Libro II de la obra de Fray Alonso Fernández, que tras justificar la ejecución
del Puente del Cardenal, obra promovida igualmente por Don Juan de
Carvajal nos indica: “…Tambien en el
camino que va de Xarayzejo a Trugillo en el rio de Almonte, mandó levantar otra
puente, que ambas declaran bien su grandeza de animo.”[1]
Estas obras son encuadradas por Fray Alonso
en el periodo de 1450. Juan de Carvajal (1399 – 1469) era natural de Trujillo,
hijo del Licenciado Juan de Tamayo, Corregidor de esta ciudad, y de Sara de
Carvajal. Fray Alonso nos indica a su vez que Don Juan de Carvajal falleció el
6 de diciembre de 1469, a la edad de setenta años. Era Cardenal de Sant’ Angelo[2].
Gómez Canedo[3]
nos expone en su obra la existencia de un documento pontificio, fechado el 30
de abril de 1462, mediante el cual Pio II prohíbe el cobro de cualquier tipo de
derecho (tasas, tributos, pontazgos) a los usuarios del Puente sobre el
Almonte, entre Jaraicejo y Trujillo. Esta prohibición, tal como veremos, será
mantenida hasta el siglo XIX.
En 1493, los Reyes Católicos ordenan una
reparación del puente, con un presupuesto de 20.000 maravedíes. En el Archivo
General de Simancas localizamos una “Sobrecarta al Corregidor o Juez de
Residencia de Trujillo, a petición del Concejo de la Mesta General de Castilla
y León, acerca de la reconstrucción de un arco de la puente de Jaraicejo, en el
río que dicen del Monte”[4].
Para tal fin, los Reyes Católicos expiden una
“Comisión al Corregidor de Trujillo autorizándole a cobrar los 20.000
maravedíes que ofrece el Concejo de la Mesta para ayudar a la reparación del
Puente de Jaraicejo sobre el río Monte, y que lo restante del importe de la
obra se cobre, por reparto, entre los concejos de la zona y personas heredadas
de la comarca que utilizan dicho puente”[5].
La citada Provisión es refrendada en Barcelona, el 27 de abril de 1493.
En el año 1498, en el Archivo General de
Simancas se localiza otro documento[6]
que atestigua la disposición monetaria para la construcción de obras del
Concejo de la Mesta, entre ellas otra reparación del Puente de Jaraicejo:
“Sobrecarta de una carta inserta (Valladolid, 2 de agosto de 1498), por la que
se manda al Prior del Monasterio de Santa María del Parral, extramuros de
Segovia, que entregue al Prior de Santa María de Guadalupe los maravedíes que
tenía depositados por los hermanos del Concejo de la Mesta, para que así se
puedan emplear en hacer un puente en el río Guadarranque, cerca de Alía, un pozo
en el Guadarranquejo y reparar otro puente sobre el Almonte, cerca de
Jaraicejo”[7].
Fue reparado durante la época del reinado de
Felipe IV (entre 1634 y 1637), siendo maestro Lucas González de La Gándara.
Esta noticia la obtenemos del Interrogatorio realizado por Tomás López, en el
último tercio del siglo XVIII, donde se describe el Puente de Jaraicejo
implantado en el Camino Real como sigue: “Atraviesa, por medio de este
pueblo, el camino real de Madrid a Lisboa y hay desde Madrid a
esta villa treinta y siete leguas cabales;
tiene en el mismo camino real, sobre el referido río Almonte, un puente, mitad
de esta jurisdicción y mitad de Trujillo, en la que se halla las armas de
aquella ciudad, las de Su Majestad y las del obispo de Plasencia, con las de los
Caballeros Escobares, por rematar la puente en tierra suya. Fue fundado desde
el año de mil seiscientos treinta y quatro hasta el de mil seiscientos treinta
y siete; fue el maestro artífice de este puente Lucas González de la Gándara,
reinando el Señor Don Felipe IV”.
La “fundación” referida por Tomás López[8] se
refiere verdaderamente a la reconstrucción de la obra primitiva del siglo XV,
iniciada en 1634 y rematada realmente en 1639, como indica la inscripción
existente sobre el puente.
En el Interrogatorio del Catastro de la
Ensenada, respondido por la villa de Jaraicejo el 9 de abril de 1753, en la
respuesta a la pregunta 29ª indican: “…Y asimismo [h]ay una puente de
sillería de nue[v]e arcos en el río del Monte [Almonte] entre términos de esta
villa y la Ciudad de Truxillo sin que los tra[j]inantes paguen por su paso cosa
alguna…”[9].
En este interrogatorio nos confirman que el
puente tiene 9 arcos y que los usuarios no pagan pontazgo. En el año 1765 el
puente fue objeto de una remodelación en sus accesos, con motivo de la
construcción del tramo entre Almaraz y Trujillo, del Camino Real de Madrid a
Lisboa, obra proyectada por el ingeniero Dionisio Sánchez Aguilera
(proyecto fechado en Badajoz a 24 de diciembre de 1764). En esta actuación, se
mejoran las pendientes de acceso del camino en ambas márgenes del ribero, y se
dota al puente de los apartaderos para carruajes.
La construcción original del puente es
claramente medieval, ejecutado a mediados del siglo XV bajo el patrocinio del
Obispo Don Juan de Carvajal. La factura de estilo renacentista corresponde a
una reparación realizada durante la época del reinado de
Felipe IV (entre 1634 y 1639).
El puente se compone de 9 arcos,
correspondiendo los tres mayores (del lado Jaraicejo) a la obra medieval, y los
seis restantes a la reconstrucción del siglo XVII.
En cuanto a los arcos medievales, dos de
ellos son casi del mismo diámetro, y el tercero, conforme se avanza en sentido
Trujillo, es bastante rebajado y del tipo carpanel, en un intento de enlazar el
puente primitivo con la obra realizada en el siglo XVII, y con la intención de
suprimir el lomo de asno de los puentes típicamente medievales. Por tanto, este
tercer arco rebajado es de época renacentista. El resto de los arcos, del lado
Trujillo, son casi idénticos en cuanto al diámetro de sus bóvedas y todos son
de época renacentista igualmente.
Observando los arcos medievales, los dos más
próximos a la margen derecha del río Almonte, emplean la técnica de la doble
rosca, que abaratan las cimbras durante su construcción una vez se ha ejecutado
la primera rosca. En cuanto al arco rebajado de mayor luz, sustituye con
seguridad a uno de menor tamaño, y que le confería al puente medieval el perfil
alomado. Este tercer ojo actual se reconstruye con rosca simple de dovelas, y
se observa claramente que se trata de un arco carpanel con tres radios,
cubriendo la mayor luz con el arco rebajado y los arranques con radios menores,
tal y como puede observarse en la imagen anterior.
En cuanto al perfil longitudinal, la
reconstrucción renacentista suprime el perfil alomado original, presentando el
puente una rasante ligeramente descendente hacia el sur.
El resto de los arcos del lado Trujillo, en
total 6 y todos de medio punto, son de rosca simple, con una cuidada ejecución
de los tímpanos mediante sillería granítica colocada a soga. Los tres más próximos a la parte medieval se ajustan a las
singularidades del lecho del río. Del lado aguas arriba, se observa que, en un
tercio aproximadamente de la longitud total del puente, los tímpanos se
protegen con tajamares cilíndricos (en la obra medieval). En los dos tercios
restantes de su longitud, los tímpanos se protegen con tajamares triangulares
del lado aguas arriba (obra de factura renacentista). Aparecen espolones
rectangulares de poco espesor en el lado aguas abajo, sin aparente
funcionalidad, salvo la de preservar la estética global del puente por este
costado, cuya construcción, al menos de los dos tercios de su longitud del lado
Trujillo, corresponden íntegramente a la época renacentista.
Los espolones medievales se levantan como
pila tabique, adosada a sus correspondientes tímpanos, sobrepasando la altura
de los pretiles del puente, y con una clara finalidad: albergar hornacinas,
templetes o escudos nobiliarios.
En cuanto a los remates del puente,
comentamos un aspecto que distingue claramente los estilos constructivos, en
definitiva, la diferente cronología de su ejecución: se distinguen dos
templetes, uno medieval y otro renacentista. El primero se ubica alzado en el
lado aguas abajo, en la parte medieval, constando de dos hornacinas idénticas
rematadas con arcos carpaneles, y en la enjuta de los dos arcos, aparece
grabada una cruz. Falta un tercio del cuerpo del templete, lugar donde se
encontraría el escudo del promotor de la obra: Don Juan de Carvajal, obispo de
Plasencia por aquella época (fue elevado a cardenal en el año 1446) y la placa
conmemorativa de su construcción.
Hemos de puntualizar que, en el mismo lado de
aguas abajo, en la parte medieval, se observa una segunda columna adosada al
puente, paralela a la primera, y que aparece “desmochada” antes de alcanzar el
pretil del puente, cuyas piezas originales conservan el trazado de la rasante
del puente primitivo. El maestro González de La Gándara, al efectuar la
corrección del perfil alomado del puente primitivo, elevándolo a una rasante
más horizontal, convirtió esta columna en espolón meramente decorativo.
Un segundo templete, de mayores proporciones,
y de época renacentista, alberga tres grandes escudos, delimitados por
molduras. En este caso, se ubica en el lado aguas arriba y lo más centrado
posible en el puente resultante tras la reparación en la segunda época.
El frontispicio de este templete se
distribuye en dos cuerpos principales: el inferior, con dos escudos, insertados
entre molduras; el primero corresponde a la ciudad de Trujillo (Virgen de La
Victoria sobre el castillo) y el segundo, dividido en cuatro blasones, que
representan las armas correspondientes a cuatro familias nobles de Trujillo de
la época, que contribuyeron de forma notable a la reconstrucción del puente. El
cuerpo superior contiene el tercer escudo, con el emblema imperial de Felipe
IV. Este cuerpo se remata con un frontón simple, en cuyo tímpano aparece la
siguiente inscripción:
REYNAN / DO LA CATOL / ICA MAGESTAD DE PHEL/
[IPE --II] GRAN REY DE LAS ESPAÑA[S] AÑO 163[-].En la banda central vertical
del cuerpo inferior, entre los dos escudos relacionados con la ciudad y nobles
de Trujillo, aparecen los caracteres de otra inscripción, casi borrada, y cuyas
letras finales que pudimos distinguir fueron:
- - - -/ A I A - / DOBA. Esta inscripción puede estar relacionada con
el maestro mayor de la obra del siglo XVII, que se trate de otra inscripción
reutilizada, procedente de la parte medieval o bien una última inscripción
añadida tras la reforma de 1765.
Un último elemento característico del puente
lo constituye una gran rampa de acceso, dispuesta de forma perpendicular al
mismo y enfrentada al templete. Permite conectar la rasante del puente con el
propio lecho del río. Su misión es, básicamente, permitir el acceso de ganados
desde el puente a la orilla del río (abrevadero).
La rampa se resuelve con dos muros paralelos
de sillares graníticos, rellenando el espacio entre los mismos con hormigón
ciclópeo (argamasa de cantos rodados) y rematando el plano inclinado con un
enlosado de cantería granítica a modo de pavimento.
La obra se remata con dos hileras de sillares
graníticos conformando sus pretiles, protegiendo incluso la rampa central, si
bien en la actualidad conserva las piezas del pretil del primer tercio superior
de la longitud total de la rampa.
[1] Fernández, Fray Alonso. Historia y anales de la ciudad y
obispado de Plasencia. Refieren vidas de sus obispos, y de varones señalados en
Santidad, Dignidad, Letras y Armas, Fundaciones de sus conventos, y de otras
obras pías y servicios importantes hechos a los Reyes. Juan González, Madrid,
1627. Libro II. Pág 106.
[2] Fernández, Fray
Alonso. Historia y anales de la ciudad y obispado de Plasencia…Op. cit. Libro
II. Pág. 106.
[3] Gómez Canedo, L.: Un español al servicio de la Santa
Sede. Don Juan de Carvajal, Cardenal de Sant’ Angelo, legado en Alemania y
Hungría 1399-1469. Ed. Instituto Jerónimo Zurita, CSIC. Madrid, 1947, IV, Pág.
42.
[4] Domínguez García, Isabel Mª y Rivera Rubio, Esther: Sobre
algunos puentes del río Almonte. Revista Piedras con Raíces, nº 22, Cáceres,
2008, Pág. 204.
[5] Archivo General de Simancas, Cancillería. Registro del
Sello de Corte. Signatura: RGS, Leg. 149303, 83.
[6] Archivo General de
Simancas, Cancillería. Registro del Sello de Corte. Signatura: RGS, Leg.
149304, 56.
[7] Sobrecarta de 20 de octubre de 1498, en la que aparece
inserta otra carta de 2 de agosto de 1498. Archivo General de Simancas,
Cancillería. Registro del Sello de Corte. Signatura: RGS, Leg. 149810, 103.
[8] Tomás López, último
tercio s. XVIII. Ed. Asamblea de Extremadura, 1991. Pág. 253.
[9] Archivo General de
Simancas. Catastro de la Ensenada. Respuestas Generales. 1753. Libro 143, Pág.
79.
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