GARITAS
DE FIELATOS EN TRUJILLO
En los alrededores de Trujillo se encontraban fuentes y lagunas que utilizaron como agua potable los ciudadanos desde mediados del siglo XV, tales como la Añora, La Almohalla, Olalla, Fontalba, Manzanillo y La Carbonera. El Concejo se preocupaba de su limpieza, dictando normas en sus sesiones concejiles.
En
Trujillo existen aún algunas de las escasas casetas de cobro de los arbitrios o
tasas municipales sobre el tráfico de mercancías o recintos/fielatos con los
que contaba la ciudad en los accesos naturales a
la misma, concretamente se encuentra cercano al matadero viejo, es
semicircular, de mampostería, y está cubierto con una bóveda de ladrillo.
Estuvieron en servicio desde finales del siglo XVI. Fue Felipe II el primero en
instaurar en Madrid en 1561 el impuesto
a determinadas mercancías que se introducían en la ciudad para sufragar obras
de mejora en la villa. Felipe IV impulsó nuevamente los fielatos para
recaudar fondos capaces de financiar las guerras.
A estas construcciones no se les ha prestado la atención
necesaria para su conservación y puesta en valor. Por tal motivo, lamentablemente han desaparecido casi todas las casetas
de obra de fielato a las que no se han dado importancia y que han llegado hasta
nuestros días, excepto esta que dan a conocer y la que está a la entrada del
Parque. Desaparecieron
al final de los años cincuenta o comienzo de los sesenta del siglo pasado al
quedar abolida la obligación ineludible –si es que no funcionaba la picaresca-
de satisfacer aquellas contribuciones o derechos de consumo. Los
productos que entraban en la ciudad se pagaban
en los llamados fielatos, una especie de aduanas domésticas, que no eran sino
unos pequeños recintos habilitados para dar acogida al funcionario de servicio
y poco más –en algún caso una simple garita-, ubicados estratégicamente a la
entrada de las poblaciones.
En
otras ciudades estuvieron aplicándose durante
gran parte del gobierno de Franco –aunque venían de bastante más antiguo- unas
contribuciones que gravaban los productos alimenticios y bebidas que entraban a
las ciudades para el consumo de la población.
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