JOSE MARIA CALATRAVA PEINADO
José María Calatrava Peinado nació en Mérida
(Badajoz), el día 26 de febrero de 1781, en el seno de una familia relacionada
con la Administración local, ya que su padre era escribano del Ayuntamiento de
Mérida. Fue una familia numerosa. José María tuvo cuatro hermanas y dos
hermanos menores.
José
María a los doce años, cuando ya había cursado los
estudios básicos de gramática, ingresó en el Seminario de San Antón, gracias a una beca de
"colegial porcionista" que le fue concedida en el año 1793. Tomará
contacto por primera vez con la ciudad pacense, en un momento de la historia en
la que Badajoz, desde 1653 hasta
1833 será la sede de la capital
de la Provincia de Extremadura, y sede de la Capitanía General del
Real Ejército de Extremadura. En estos
primeros años que pasó Calatrava en Badajoz será cuando comience a absorber las
ideas ilustradas, en una época en la que solamente aquellos países que gozaban
de cierta cultura podían adoptar para uso propio las ideas de la Ilustración,
ya que España estaba pasando por sus peores momentos económicos: malas
comunicaciones, pobreza comercial e industrial, despoblación y falta de
cultivos intensivos.
Calatrava salió del Seminario para
posteriormente estudiar la carrera de Leyes en la Universidad de Sevilla,
estudios que finalizó en el año 1800 a la edad de 19 años, comenzando a
trabajar como Comisionado de
Consolidación de Mérida, cargo que estaba relacionado con las cuestiones
contables y financieras de las rentas públicas. En el año 1803 fue ascendido a oficial mayor de la Comisión Principal de Consolidación
de Badajoz. En 1805, llegó a ser oficial de la Contaduría Principal de Propios
de Extremadura. Un joven abogado que sería testigo presencial de
los grandes acontecimientos que ocurrieron en España: la Guerra de la
Independencia, las Cortes de Cádiz y, a partir de ella, una serie de
movimientos políticos de avances y retroceso en el nacimiento de la España
moderna: Absolutismo, Trienio Liberal, Década Ominosa o segunda restauración
del absolutismo. José María Calatrava había contraído matrimonio en el año 1803
con María de la Paz Montero de Espinosa que era prima suya, y con la que tuvo
tres hijos. María de la Paz pertenecía a una familia acaudalada, lo que le
permitió a la familia vivir holgadamente.
Con
el estallido de la Guerra de la Independencia (1808-1814) se sumó a la
resistencia contra los franceses, siendo uno de los principales protagonistas
que participaron el 30 de mayo de 1808 en la revuelta popular en Badajoz. José
María Calatrava desempeñó los cargos de vocal de la Junta Suprema de la provincia
de Extremadura (1808), fiscal del tribunal de seguridad pública de la misma y
capitán de la segunda compañía de Artilleros de las Milicias Honradas de
Badajoz. A él se debe la instalación de la Junta de Armamento y Defensa de
Badajoz. Por su parte, su hermano Ramón María participó en la Guerra de la
Independencia Española como Capitán de Artillería de los voluntarios de Mérida.
José María Calatrava, desde su cargo como fiscal
del Tribunal de Seguridad Pública, trató de articular una política que pusiera
las bases del proceso revolucionario liberal.
Con
el tiempo, José María Calatrava protagonizaría una ascendente carrera
política-administrativa que le llevó a encabezar las más altas magistraturas
del Estado. Calatrava, cuando vivía en Badajoz, fue elegido diputado suplente
por Extremadura para las Cortes gaditanas, el 23 de julio de 1810, como
representante de Badajoz, tomando posesión como diputado, tras la renuncia del
obispo de Orense de Pedro Benito Antonio Quevedo
y Quintano, alineándose con el grupo de los liberales y mostrándose
partidario de introducir profundas reformas institucionales para abolir el
absolutismo, e incluso presentó una proposición para la supresión de los
mayorazgos.
El
24 de septiembre de 1810, los Diputados extremeños presentes en la sesión de
apertura de las Cortes Constituyentes, erigidos en protagonistas principales y
destacados, tomaron pronto la iniciativa de los debates.
Calatrava
había sido elegido Secretario de las Cortes y posteriormente Vicepresidente en
1811. Fue un claro detractor del absolutismo monárquico, un liberal que
defendió sus ideales con contundencia, desempeñando un papel esencial en las
Cortes de Cádiz, interviniendo decisivamente en los principales debates
jurídicos e impulsando la transformación del Consejo Real en el Tribunal
Supremo de Justicia. Fue uno de los siete miembros no pertenecientes al
Congreso de los Diputados designados para constituir la Comisión Especial
encargada de la reforma del Código Criminal, pero no se pudo realizar por la reimplantación
del gobierno absolutista. El rey Fernando VII promulgó un decreto por el que
quedaban disueltas las Cortes ordinarias en el mes de mayo de 1814.
Su
claro posicionamiento criticando y oponiéndose a algunas medidas absolutistas
provocó que en 1814, tras la vuelta del rey Fernando VII y con el
restablecimiento del absolutismo, fuera encarcelado José María Calatrava el 9
de mayo de 1814 en la Cárcel Real de Cortes de Madrid. Una vez emitida la
sentencia contra el liberal Calatrava se le impuso una condena de ocho años
siendo trasladado a Melilla, al Fuerte de Victoria Grande.
Tras
el pronunciamiento de Riego y la vuelta de los liberales al poder, dando origen
al Trienio Liberal (1820-1823), Calatrava fue liberado y, protegido por el
duque de Frías, su carrera política experimentó un ascenso meteórico,
reuniéndose con él el 12 de mayo de 1820, el mismo año en el que Calatrava es
elegido diputado y miembro del Tribunal Supremo de Justicia. En el mes de julio de 1820 Calatrava fue uno de los
diputados de la primera legislatura de las Cortes del Trienio Liberal,
presidente de la Diputación Permanente, magistrado del Tribunal Supremo y
desde 1822 hasta 1823, ministro de Gracia y Justicia.
José
María Calatrava desempeñó un destacado papel en la consolidación legal de los
principios del liberalismo, dado que, como presidente de la Comisión de
Legislación, desarrolló un papel muy importante en la elaboración de la Ley de
3 de mayo de 1823 sobre extinción del régimen señorial, imponiendo los
criterios de los liberales exaltados, que perjudicaban los intereses de los
antiguos señores solariegos. Y participó en la redacción del Código Penal de
1822 —el primero de España—, que recogió la preocupación por el carácter
delictivo de todo acto dirigido a modificar el régimen constitucional.
Con
la llegada al trono de Fernando VII se exilia a Francia. A la muerte de
Fernando VII, con la regencia de María Cristina, y la toma definitiva del poder
por los liberales en 1834, Calatrava regresó a España a la edad de cincuenta y
tres años, siendo repuesto en el cargo de consejero del Tribunal Supremo y
convirtiéndose en uno de los líderes del emergente Partido Progresista,
llegando a ocupar Calatrava la Presidencia del Gobierno, simultaneándola con el
Ministerio de Estado. Al lado de Argüelles y Mendizábal formó parte del grupo
de la Trinidad del Partido Liberal, intentando recuperar gran parte de la
legalidad procedente de la Constitución de 1812, planteando de nuevo, la ley de
Ayuntamientos, el Plan de Estudios y el Reglamento de Beneficencia, la Libertad
de Imprenta. Una de las decisiones más destacadas del gabinete Calatrava fue la
convocatoria de Cortes Constituyentes, elegidas por sufragio universal indirecto,
que debían elaborar otro texto constitucional, que sirviera para regular el
Régimen Liberal y estuviera más a tono con los nuevos tiempos, lo cual Martínez
de la Rosa no consiguió con la promulgación del Estatuto Real (1834), al
quedarse a medio camino.
Tras abandonar la presidencia del Consejo de Ministros,
continuó en la vida pública, resultando elegido en las elecciones de septiembre
de 1837 senador por la provincia de Albacete, cargo al que renunció en 1839, al
ser elegido diputado en Cortes por Castellón y Madrid, optando por la capital
de España —legislatura en la que, también, asumió la presidencia del Congreso
de los Diputados—, elección que renovó en enero de 1840 (causando baja el 11 de
octubre de 1840).
En
el año 1840 José María Calatrava, al instaurarse la Regencia de Espartero, fue
promovido a la presidencia del Tribunal Supremo de Justicia, ocupándola hasta
1843, dada su condición de magistrado que había retomado en 1834.
Falleció
en Madrid el día 16 de enero de 1846. Enterrado en 1857 en un mausoleo y
trasladados en 1912 al Panteón de Hombres Ilustres de Madrid (calle Julián
Gayarre, 3) junto a los restos de Juan Álvarez de Mendizábal, Diego Muñoz
Torrero, Antonio de los Ríos Rosas y otros liberales.
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