miércoles, 3 de septiembre de 2025

 

Programa iconográfico de la fachada de la iglesia del convento de San Francisco de Trujillo

 

El primitivo convento de San Francisco de Trujillo era una sencilla construcción de planta rectangular y una sola nave, el claustro se encontraba adosado en el muro de la epístola de la Iglesia, en igual disposición que el claustro actual del convento de San Francisco. En torno a éste se disponían el resto de las dependencias monacales. A partir del año 1560[1], la estructura original va a conocer una ampliación en extensión a lo largo de los años consistente en la construcción una nueva iglesia, un claustro y una serie de dependencias[2]. Las obras se prolongan a lo largo de los siglos XVII y XVIII[3].

 

El templo conventual, hoy día convertido en parroquia, es una magnífica construcción de planta cruciforme, realizada en mampostería y sillería. Presenta en su fachada occidental estilizados flameros que jalonan la cornisa, y una capilla abierta en la zona de la cabecera para venerar la imagen de la Virgen de la Guía. Emplazada entre dos estribos del ábside de la iglesia, da nombre a la calle que comunica la plazuela del convento con la calle nueva.

 

La puerta de acceso al templo se abre en arco de medio punto, con dovelas radiadas, a la que enmarcan dos alfices superpuestos y quebrados, uno de ellos formado por el cordón franciscano. Cobijada en una pequeña hornacina avenerada está la imagen de San Francisco en el centro. A un lado, una artística cartela de granito rodeada de faunos y angelotes con el escudo de la ciudad, manifestando el patronazgo; y al otro lado, el blasón de Carlos V orlado con el collar del Toisón de Oro y flanqueado por las columnas de Hércules, se acola con un águila de San Juan; encima un relieve del Padre Eterno. Ya fuera del alfiz hay una ventana que permite la entrada de luz al coro, rematada con un frontón triangular y el escudo franciscano (las cinco llagas de San Francisco). El escudo de la ciudad de Trujillo aparece en multitud de claves, portadas, en el conventual y en la iglesia. Escudo que efigia a la Virgen de la Victoria entre dos torres almenadas sobre campo de plata, es el motivo más repetido en la iconografía mariana de la ciudad. Allí donde se encuentra, testimonia la propiedad o mecenazgo del concejo trujillano.

 

Remata la portada una espadaña de tres vanos para las campanas. La cornisa está  decorada por unos grandes flameros; sobre la cubierta destaca  la escalera de caracol, cuya cupulina sobresale.  La iglesia es obra renacentista de una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y con crucero cubierto con cúpula sobre pechinas.






 



[1] Escritura de Obligación suscrita entre el Concejo Trujillano y Pedro de Marquina, en 1564 para la construcción de una capilla y cuatro arcos, siguiendo las trazas y condiciones dadas por Pedro de Ybarra. 

[2] El 12 de febrero de 1574, los franciscanos dirigieron al Concejo un escrito de petición de ayuda económica, diciendo: “que es cargo de esta ciudad el patronato de la iglesia de su convento la cual esta por acabar” y pedían que la  ciudad la acabase o dejase el patronato. El Ayuntamiento contestó que o hacia dejación de su derecho de patronato y que la corona debía  a las arcas municipales 66.000 maravedíes que en 1522 se habían entregado a Carlos V por mano de Pedro Gaytan para las guerras con Francia, y los cuales maravedíes el Concejo cedía al Convento de San Francisco conforme a la petición de los frailes. Del curso de las obras dan noticias, entre otros documentos, un acuerdo concejil del 24 de abril de 1595 que literalmente dice: “en este Ayuntamiento se trato de lo contenido en una petición que se presento por Fray Pedro de los Angeles, predicador del Convento de San Francisco de esta ciudad, por la cual piden se cierre la puerta que esta hecha en su iglesia y se haga el coro para que se pueda pasar a la iglesia nueva el Santísimo Sacramento, y habiendo platicado y conferido sobre ello se cometió a don Diego de Vargas y a Marcos de Orellana, regidores, que hagan la dicha obra el maestro y oficiales de ella y se entienda lo que podría costar la obra que el dicho convento pide en la dicha iglesia y vayan haciendo relación en el Ayuntamiento”. En 9 de junio de este mismo año “mandaronse librar a Diego Gonzalez, maestro de obras , doscientos ducados a buena cuenta de los seiscientos ducados en que se le remato la obra del coro de San Francisco en el mayordomo de Propios”. Cit. TENA FERNANDEZ, 1967, 169.

[3] En 1677, fecha en que escribe la Crónica del Padre Sta. Cruz, la obra de la iglesia no estaba concluida: ".. la iglesia nueva començo, y prosiguió con algunas suspensiones; y aun oy esta por fabricar la capilla Mayor: y entre tanto se atajo el sitio con un paredón y sirve el cuerpo restante...".

Las obras de la iglesia y convento llegaron a su término en 1735, cooperando el obispo de Plasencia Fray Francisco Lasso de la Vega y la ayuda económica de la Cofradía de la Vera-Cruz, erigida canónicamente en la iglesia. Protocolo de Pedro de Rodas Serrano, Archivo Municipal de Trujillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario