ARROYO DE LA LUZ (CACERES)
ERMITA DE LOS MARTIRES (actualmente, Iglesia de San Sebastián)
Actualmente, la fábrica
eclesial de la ermita de Los Mártires, es la iglesia de San Sebastián, situada
en la plaza de su mismo nombre. En el año 1959 deja de ser ermita para pasar a
ser Parroquia.
En los primeros años del
siglo XX J. R. Mélida nos describe esta
ermita: “Situada al extremo de dental de
la villa. Tiene un ancho pórtico con construcciones anejas para peregrinos, a
los costados, y en el frente de tres arcos de medio punto, de los cuales sólo
el central sirve de ingreso, estando cegados los otros dos. Este pórtico da
paso a la iglesia por su puerta de occidente que es de medio punto con moldura
perlada. La puerta lateral del sur es un arco apuntado. La torre está situada
junto a la cabecera. Dichos pórtico y portadas, así como los muros de la ermita
hasta unos dos metros de altura, son de sillería granítica, e igualmente los
arcos formeros de la nave, que son de medio punto, menos el de la capilla mayor
es apuntado y de menos vano. Lo demás de los muros es de mampostería, y de
ladrillo las bóvedas bajas, de lunetos y enjalbegadas. La capilla mayor es
cuadrada, y está cubierta con cúpula sobre pechinas. A la izquierda está la
sacristía. Deberá atar esta ermita del siglo XVI y debió ser reformada
posteriormente. El retablo mayor, que ocupa todo el testero es de talla, en
nogal, sin pintar ni dorar, barroco, del siglo XVIII. En él se ve la imagen de
San Sebastián, de talla policromada y del mismo tiempo”[1].
La actual iglesia parroquial
de San Sebastián fue en sus orígenes una ermita dedicada a los Santos Mártires
(San Fabián y San Sebastián), obra del siglo XV. La más antigua referencia a la ermita de San Sebastián se encuentra en el
Libro 1º de Cuentas del Archivo Parroquial. Es de 1529. La iglesia de la
Asunción se está construyendo y todas las ermitas existentes en Arroyo han
prestado dinero para obra tan importante. En el año citado la iglesia
parroquial paga el préstamo a la ermita de los Mártires y de la Magdalena. Esto
nos hace suponer que la ermita del Santo data, al menos, del siglo XV. La
segunda referencia a la ermita es de 1559[2].
Previamente, en el año 1754 el
Obispo de Coria don Juan José García Álvaro ve la situación deplorable en la
que se encuentra la entonces ermita y prohíbe la celebración de la Santa Misa
por la inminente ruina de sus paredes. Los maestros alarifes consultados
presupuestan la obra en 2.000 reales. También indican que, ante la falta de
recursos, podría destruirse todo lo que queda de la capilla mayor, poner una
pared de cerramiento en el arco último y en ella hacer un nicho para el Santo.
Los fondos de la ermita eran de 500 reales y, con esta cantidad, poco se podía
hacer. El Obispo comisiona a don Pedro Sanguino Polo, sacerdote, para que se
encargue de todo lo relacionado con la reconstrucción y se incremente la
devoción de los habitantes de Arroyo a los Mártires. En una colecta realizada
en la población se recaudan mil reales, se acomete la obra de restauración y el
Obispo autoriza las celebraciones sagradas en la ermita. Pero habría que
esperar a los años 1775-1778, a la
aportación de don Diego Holgado de Guzmán, Fiscal de la Real
Audiencia de Lima y natural de Arroyo de la Luz, para acometer las obras más
relevantes: la capilla mayor, la cúpula y una sacristía[3].
Es una obra popular en la
que se mantienen algunas estructuras del siglo XV, correspondientes a la
antigua ermita de los Mártires San Fabián y San Sebastián, manteniéndose aún el
arco de medio punto con la decoración a base de bolas o bezantes, tan
característicos de los años finales del siglo XV. El pórtico existente en la
antigua emita ha sido cegado colocándose en los laterales del arco de acceso al
interior de medio punto, dos ventanas de medio punto fasciculados que permiten
la entrada de luz a la siguiente estancia; por encima, un gran óculo central y
dos ventanas con arcos de medio punto en los laterales en correcta simetría con
las ventanas de la planta baja. Se accede al interior mediante dos puertas, en
arco apuntado la que se encuentra a los pies, pertenece a la primitiva ermita y
se encuentra en la estancia que permite el paso del pórtico a la puerta de
entrada; dicha sala mantiene la que debió ser la cubierta del antiguo pórtico
con bóveda de aristas de ladrillo; y, la otra puerta se encuentra en el lado de
la Epístola, es adintelada; en este mismo lado se levantan dos espadañas de
sencilla estructura.
Es una construcción de
mampostería con presbiterio de testero plano y nave dividida en cuatro tramos
que están separados por arcos de medio punto sobre pilares adosados, y van
cubiertos mediante bóveda de cañón con lunetos. La capilla mayor, a la que se
accede a través de un arco toral apuntado, se cubre con cúpula sobre pechinas,
donde puede leerse con claridad las fechas de construcción y las reparaciones
realizadas posteriormente, llevándose a cabo labores de policromía en la misma
y la frase latina: “Fundata est supra firmam petram anno 1755-1970” (Fue
asentado sobre cimiento firme, anno 1755-1970).
En el lado del Evangelio se sitúa la sacristía, cubierta con bóveda de aristas.
El coro se levanta a los pies, mediante arcos rebajados en su frente, cubierto
con bóveda de aristas en la cubierta del
sotocoro.
En el lado del Evangelio se
conserva un retablo de la segunda mitad del siglo XVIII, de madera sin
policromar y con dos columnas con rocallas. En la hornacina, la escultura de
San Antonio con el Niño Jesús, de madera policromada, del siglo XVIII; en lo
alto del retablo, óleo sobre lienzo de la Inmaculada, obra popular del siglo
XVII.
En el presbiterio, un
retablo rococó de madera sin policromar, de un cuerpo con cuatro columnas de
orden compuesto, frontones curvos y un gran broche de hojarasca; En el centro,
en una hornacina la imagen de San Sebastián el siglo XVIII, se demuestra
desnudo, cubierto por un sencillo lienzo sobre las caderas, con los brazos
sujetos por detrás de la espalda a un tronco de un árbol y traspasado su torso
por flechas, aparece impasible. San
Fabián y San Sebastián, unidos en el martirio y en la conmemoración litúrgica,
así como en su Fiesta el 20 de enero. Pero, no se conservan datos de la existencia
de la imagen de San Fabián, solamente la escultura de San Sebastián. En los
laterales del retablo, a ambos lados de la imagen de San Sebastián, dos
imágenes modernas con las representaciones de la Inmaculada y el Sagrado
Corazón de Jesús; y, rematando el retablo, en el ático se abre una hornacina
que alberga un Calvario.
San
Sebastián es uno de los santos de los que existen noticias desde época más
temprana. Se le cita ya en la Depositio martyrium del año 354, en el que
se registra su muerte en el día 20 enero y se anota su enterramiento en la Vía
Appia. El relato hagiográfico de su vida se basa en la Passio Sancti
Sebastiani obra escrita en el siglo V y
atribuida a San Ambrosio, sin fundamento, de la que se sirvieron como
fuente los textos medievales posteriores, especialmente la Leyenda Dorada de
Jacobo de Vorágine a qué se debe su difusión. En estos textos se dice que era
natural de Narbona y que residía en Milán como oficial de los ejércitos romanos
en tiempos de Diocleciano y Maximiano. Descubierta su condición de cristiano
fue pegado a un grupo de arqueros para que lo asaetearan, por haber dado
testimonio de su fe. Recuperado milagrosamente de sus heridas, fue de nuevo
condenado por el emperador a morir a paliado. Su cuerpo fue arrojado entonces a
la Cloaca máxima, de donde los rescató piadosamente Santa Inés para enterrarlo
en el lugar donde poco tiempo después se levantara su basílica[4].
[1] MELIDA, J. R:
Catálogo Monumental de España. Provincia
de Cáceres (1914-1916). Tomo I, Madrid, 1924, p. 297.
[2] Entre los mandatos de la Visita Pastoral
hecha en dicho año figura el siguiente: "Que el mayordomo de los Mártires encale por dentro las paredes de
la Hermita que estan por encalar y si fecha esta obra quedase dinero para poder
hacer un portal a la puerta de abaxo lo haga porque es necesario para la guarda
de la puerta de la dicha hermita". Libro
1º de Cuentas del Archivo Parroquial de Arroyo de la Luz (1529).
[3] Diego Holgado de Guzmán, el célebre indiano, que restaura totalmente la
ermita y el 11 de junio de 1780 escribe un extenso memorial al obispo de Coria
haciéndole detallada descripción de todo lo hecho en la ermita a sus expensas.
Transcribimos algunos párrafos de su escrito: "Igualmente sabrá V.S.
que se hicieron algunos reparos con las limosnas y corta renta de la Hermita,
pero no se pudo poner con la seguridad y decencia que correspondía, antes por
el contrario, dio en tierra parte de su techo y se embarazó del todo la
celebración de los Divinos Oficios. Por lo qual, movido yo de esta necesidad y
de la que tenían los vecinos inmediatos de que la hermita se pusiese corriente
por la distancia de la Parroquia tomé a mi cuidado este negocio con resolución
de hacer a mis expensas todos los gastos hasta perfeccionarla, como lo he
conseguido con el favor de Dios que me ha dado vida. Voluntad y vienes para
emprender la obra y proseguirla hasta su conclusión".
[4] VORAGINE, S de: La Leyenda Dorada, ed. Alianza, 2 vols.
Madrid, 1982, tomo I, pp. 111-116.
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