ALISEDA
Esta población se localiza
entre los 39º 25’19’’ de latitud norte y los 6º 41’23’’ de longitud oeste.
Pertenece a la comarca funcional de Cáceres, de la que dista 30 km. La tensión
del término municipal es de 80, 51 kilómetros cuadrados. Su término municipal
ocupa terrenos en la vertiente norte de la Sierra de San Pedro, concretamente
en la confluencia con la penillanura trujillano-cacereña, en un clima
característico mediterráneo subtropical presentando veranos muy rigurosos y
secos e inviernos húmedos y suaves. El ecosistema autóctono está conformado por
el típico bosque esclerófilo mediterráneo, representado por encinas y
alcornoques.
Es una población que cuenta con una rica historia,
concretamente en el año 1920 se encontró
un tesoro tartésico de enorme relevancia histórica. El hallazgo de El
Tesoro de Aliseda[1]
en 1920 desveló que el origen de la localidad pudo pertenecer a un período
anterior al siglo VII a. C., ya que encontramos vestigios de la Edad del Bronce
Final en la cima de la Sierra del Aljibe (su cota más destacada con 551 ms.),
que datan de la época del tesoro, cuyo lugar de aparición debió constituir una
sepultura, semejante a otras del área andaluza, enclavada en un pequeño cerro hoy
alterado por la ampliación del pueblo.
También se encontró en el año 1790 un exvoto en
bronce fundido representando una cabra, animal consagrado a la diosa indígena
Ataecina. Está datado entre los siglos V y IV a. C.
Tras la conquista de Cáceres, en 1229 varias aldeas, entre ellas Aliseda,
constituyeron el Sexmo de Cáceres. Aliseda creció rápidamente gracias a la
fertilidad de su suelo, así como gracias a su situación, ya que, tras saquear
los portugueses Alburquerque en 1386 y 1397, Aliseda era el único pueblo entre
Cáceres y Portugal[]
En 1426, el concejo de Cáceres recibió una merced
que eximía a Aliseda de pagar tributos para su repoblación. Esos privilegios
fueron confirmados por Juan II en 1429 y por los Reyes Católicos en 1486, así
como los siguientes reyes hasta 1760.
En 1809, fue sede temporal de la Real Audiencia de
Extremadura debido a la Guerra de la Independencia.
ERMITA DE NTRA. SRA. DEL CAMPO
La ermita de Ntra. Sra. del Campo, Patrona de
Aliseda, se encuentra en la dehesa del Hito, a 5 km de la población. Es una
construcción de mampostería enjalbegada, de una nave y cuatro tramos; la
capilla mayor se cubre con bóveda de media naranja sobre pechinas y los tres
tramos se cubren con bóveda de aristas y están separados por arcos de medio punto
que se apoyan en pilares cuadrangulares adosados. La sacristía es cuadrangular
y se cubre con una bóveda de cañón con lunetos, sobresale en el muro de la
epístola, destacando en la zona meridional tres robustos contrafuertes en la
fachada. A los pies, a y una portada de medio punto precedida por un pequeño
pórtico semicerrado, cubierta por bóveda de arista. La ermita es una obra
popular del siglo XVII, realizándose importantes obras hacia el año 1732, fecha
en la cual se alzó la actual capilla mayor, la sacristía y el cerramiento con
bóvedas, considerando que la vieja ermita estaba techada como armadura de
madera y, en 1737, se hizo la espadaña. Aunque existió un templo anterior que
según Tomás Pizarro correspondía al siglo XIV[2], en dicho lugar se veneraría
a la imagen de Nuestra Señora del Campo, obra de los inicios del siglo XIV.
Esta afirmación la apoyamos igualmente con el documento más antiguo que se
conoce acerca de la ermita que data del año 1485, en dicha fecha el Obispo
Pedro de Villalobos visitó la ermita de Santa María del Campo, era mayordomo
por entonces García Alfonso[3]. En el interior de la
ermita se conservan una pila granítica de agua bendita de finales del siglo
XVI, un cuadro con bordado de tipo popular que representa la Virgen del Campo,
fechado en el año 1854; y la imagen de la Virgen del Campo, madera policromada,
es una figura sedente, sustentada sobre una peana del siglo XVIII, a la que se
acusaba un madero donde se leía el siguiente epígrafe: “Joan Domínguez Zambrano, pintor y dorador, vezino de Ole.., doré y
pinté esta ymajen”. Fue restaurada en el año 1984 en el taller de
restauraciones artísticas que tenía en Trujillo el sacerdote don José Gómez,
este importante escultura de la Virgen con el Niño es obra de los inicios del
siglo XIV. Se nos ofrece la Madre sentada en un elemental trono constituido por
un simple madero vertical, adoptando una postura solemne, rígida como es propio
de la estatuaria románica, haciendo la función de Tronum Dei. Se cubre con un velo blanco decorado con dorados y
viste túnica talar de color jacinto a la que se añade un manto de color azul,
tiene la espalda devastada, y se adorna con rajados que imitan los brocados
románicos. Los ribetes de la túnica de la virgen son dorados, destacando
semicírculos enlazados y punteados. El Niño descansa sedente apoyado la pierna
izquierda de su madre, desplazado del centro de la composición en una típica
actitud gótica, bendiciendo con la diestra, mientras que en la mano izquierda
tuvo un cetro o una fruta, ya desaparecidos. El Niño viste túnica de color
jacinto, decorada con rajados y característicos rombos con círculos en los
ángulos. Los zapatos del Niño como los de su Madre tienen punta redondeada.
Tanto los ojos de la Virgen como los del Niño son de cristal, les fueron
incorporando en las restauraciones sufridas en el siglo XVIII[4].
La festividad de la Ntra. Sra. del Campo se
celebra el Martes de Pascua, una vez bajada la Virgen de la ermita el Domingo
de Resurrección Santo. El domingo por la tarde una vez bajada de su ermita
llega al pantano de la localidad, donde el alcalde o alcaldesa le impone el bastón
de mando del pueblo; una vez realizado este acto continua la bajada hasta
llegar al pueblo con canticos, vitores, y vivas... donde la espera la banda
hasta subir a la Plaza Mayor, dándole la bienvenida al pueblo con la danza de
la Virgen del Campo, y por último la entrada a la iglesia muy emotiva por el
cante de la Salve Rociera y la entrega de la ofrenda floral.
EL Martes de Pascua, dos días después de su bajada
se realiza por la mañana una Santa Misa en honor a la patrona de Aliseda,
Nuestra Señora la Virgen del Campo al finalizar se realiza una procesión por
las distintas calles de la localidad. A la entrada de la iglesia es tradición
subastar los brazos de las andas de la Virgen para su entrada en el templo. Al
día siguiente es la subasta donde los aliseños y aliseñas llevan productos de
la localidad o diversos objetos para su subasta. Durante los quince días
siguientes a su bajada permanece en el pueblo bajo custodia de sus feligreses.
Se celebran dos romerías a la Virgen del Campo: la primera en domingo a los
quince días de su bajada, se la despide llevándola a su ermita en la finca El
Hito. Y la segunda el primer domingo de octubre la denominada romería del sindicato. En las romerías
se realizan la Santa Misa y a continuación la recuperación de juegos
tradicionales para todos los vecinos.
Entre los años 1979 y 1980
se realizaron importantes obras en la ermita, colocándose la verja que separa
el presbiterio y colocándose la hornacina granítica para cobijar la imagen de
la Virgen con el Niño.
[1] El tesoro de Aliseda está constituido por
numerosas piezas: objetos de oro, entre los que cabe destacar una diadema
completa y parte de otra, brazaletes, un torque, un cinturón formado por
diversas placas, dos arracadas o pendientes, piezas de collar, un cuenco,
sellos giratorios, sortijas y anillos, además de otros elementos menores. Entre
las piezas de plata destacan: un braserillo y restos de recipientes; de bronce:
un espejo; de piedra: un posible afilador, de vidrio: una vasija completa, y
fragmentos cerámicos. La complejidad decorativa de los ejemplares de oro, las
técnicas de filigrana y repujado, la existencia de detalles ornamentales
figurados, convierten a este tesoro en el máximo exponente de la orfebrería
oriental importada en el Mediterráneo occidental. La fecha de fabricación
habría de fijarla hacia el 625 a. C. Se trata de uno de los conjuntos
arqueológicos más representativos del período orientalizante peninsular y de la
cultura tartésica, que actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico
Nacional (Madrid).
[2] PIZARRO JIMENEZ, T: Aliseda y su historia religiosa. Cáceres,
1985, pág. 65.
[3] Ibidem, p. 66.
También hemos de tener en cuenta que desde el año 1520 constan las cuentas de
la ermita.
[4] Importante el
estudio realizado por el profesor GARCIA MOGOLLON, F: Imaginería medieval extremeña, op. cit., pp. 36 y 37.
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