martes, 8 de octubre de 2024

 

APORTACIONES AL CULTO DE SAN FABIÁN Y SAN SEBASTIÁN EN TRUJILLO EN EL SIGLO XVI

 

 

 

El 20 de enero se celebraba en el siglo XVI en Trujillo la procesión general en honor de los Santos Mártires, San Fabián y San Sebastián, protectores contra la peste, y Trujillo tenía hecho un voto general desde antiguo ante una epidemia que afectó a toda España, aunque no especifica a cuál se refiere[1]. Ofrece gran interés el señalar las grandes epidemias que han devastado España durante el siglo XVI. En efecto, han dado ocasión a grandes esfuerzos de observación clínica y a la aplicación de curiosos métodos terapéuticos por parte de los médicos españoles. Vale la pena mencionar la peste bubónica, el tifus exantemático, la viruela y muy especialmente la aparición en 1583, del garrotillo, con cuyo nombre designaron los médicos españoles toda angina sofocante o esquinancia, en la mayoría de los casos de naturaleza diftérica, causando numerosas víctimas. No obstante, la situación del pequeño y mediano campesino no fue tan precaria como pudiera parecer[2]. Aunque todo indica que fueron quienes más sufrieron la crisis, y (de hecho) algunos sucumbieron, ya que tenían menos medios de defensa y estaban más indefensos frente a la inflación y al alza de la presión fiscal, los datos conservados indican que la pequeña propiedad libre, los llamados alodios[3], consiguieron aguantar y subsistir en proporciones considerables[4]. En un principio, al hablar de este mal, se hacía referencia a una afección determinada, pero después se generalizó y se dio el nombre de peste a toda enfermedad infecciosa que causaba gran mortandad. Las causas había que buscarla en las guerras, el hambre y la falta de higiene. El hombre de la época, que no conocía los orígenes de esos males, sólo podía recurrir a la intercesión divina, pues consideraba que eran enviados para castigar los pecados humanos. En el siglo XVIII la sanidad mejora y las grandes epidemias comenzaron a desaparecer, lo que fue una de las causas principales del gran despliegue demográfico en toda Europa, sin que ello signifique que brotes infecciosos importantes no ocasionaran estragos. Hoy las medidas profilácticas mediante vacunas, antibióticos, sulfamidas, etc., son muy eficaces.

 

Gran interés entre los fieles trujillanos tuvo la procesión en honor a los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián. En el campo de San Juan, próxima a la ermita de Santa Ana, y antes de la construcción de ésta, existía la ermita de los Santos Mártires, de la que no quedan restos, siendo demolida esta fábrica según el vulgo popular durante la invasión francesa en el año 1809.  La ermita de Santa Ana fue construida y dotada por voluntad y a expensas del obispo de Plasencia, fray Francisco Lasso de la Vega y Córdoba en el año 1731, según lo acredita el Libro Capitular del 5 diciembre 1731, que dice literalmente: “ licencia para la fábrica de la ermita de Santa Ana.(al dorso). El señor don Antonio de Orellana Tapia dio cuenta a esta ciudad de que el ilustrísimo señor don fray Francisco lasso de la Vega y Córdoba, Obispo de Plasencia, del Consejo de Su Majestad desea hacer la fábrica de una ermita a devolución de señora Santa Ana en el verbal de esta ciudad, inmediata al Humilladero, oído por esta ciudad, y por lo que desea complacer a su Ilustrísima dio Comisión amplia al dicho señor don Antonio para que reconozca el sitio y señalé que el terreno necesario para dicha fábrica de la ermita, sacristía y oficinas para el Santero, como para algún corral para más extensión y beneficio de él, y que con copia de este acuerdo y señalamiento que hiciera dicho señor se tenga por bastante título para lo referido”. En el Protocolo de Pedro de Rodas Serrano, fechado el 3 agosto 1732, existente en el Archivo Municipal de Trujillo, consta la dotación el Obispo placen tino hizo a favor de esta ermita donde se constata que una gran parte de las obras han sido realizadas ” por cuanto a sus expensas se ha fabricado cerca del Humilladero de esta ciudad la capilla iglesia de Sra. Santa Ana de que con todo lugar ella anexo y perteneciente, tiene hecha su Ilustrísima donación al ilustre y esclarecida congregación de sacerdotes y ordenados in sacris  que ha fundado y de que su Ilustrísima es actual prior y porque desea el mayor esplendor, aumento y conservación de ella por lo que cede en el mayor culto de Sra. Santa Ana, honra y gloria de Dios nuestro señor…” en un Acta del Consejo que lleva fecha del 5 abril 1734, se especifica que las obras han terminado y se pide “licencia a su Ilustrísima para fabricar una casa. La ermita, para extensión de los vecinos y personas que concurren a visitar la santa imagen y tener sus novenas y cumplimientos de promesas..”. No obstante, no podemos echar  todas las culpas de las desgracias artísticas ocurridas en Trujillo a la invasión francesa. A finales del siglo XVIII, se enajenan los predios colindantes a la ermita de los Mártires y que eran de su propiedad. Don Manuel Pérez de los Ríos, corregidor y subdelegado de rentas de Trujillo especificó: “Con arreglo al E. D. 19 septiembre 1798,  otorgó a nombre de la Cofradía de San Fabián y San Sebastián que vendo a don Manuel Lospitao una cerca, huerto y el solar de la ermita de los santos mártires, situadas dichas fincas en los prados de esta ciudad, contiguas a dicha ermita o solar, camino de la ermita de Santa Ana de la misma, junto a la fuente de los mártires. Declaró que el justo valor de expresadas fincas vendidas es el de 2500 reales, en que se verificó el remate en pública subasta”. Así reza una escritura de venta judicial fechada el 7 de diciembre del año 1804, escribanía de Pedro Díaz Bejarano. Las imágenes de los santos fueron trasladadas a la iglesia de Jesús (Hospital de la Caridad) y con el paso del tiempo enviadas a la iglesia de Ibahernando, donde han estado expuesta en el retablo mayor hasta los años 70, tal y como aparecen en una fotografía fechada en 1954[5].

Los primeros datos que tenemos sobre esta ermita proceden del siglo XVI. El 28 julio del año 1564, el ayuntamiento encargó a don Pedro Suárez de Toledo la realización de una campana para la ermita de los Santos Mártires a los que se tenía gran devoción[6]. La fiesta se realizaba solemnemente el 20 enero de cada año, con procesión que partía de la iglesia de Santa María la Mayor y a la que asistía el Clero y el Concejo en cuerpo de ciudad[7], bajaba desde la iglesia a la Plaza por la calle del Peso de la Harina, y por las calles de los Toros y del Espíritu Santo (actual calle de Francisco Pizarro), pasando por la ermita de San Lázaro o calzada de San Lázaro hasta concluir en la ermita de los Santos Mártires. Finalizada la Misa Mayor solemne retornaba el cortejo procesional hacia la iglesia de Santa María, por otras calles: Calle Nueva (actualmente Margarita de Iturralde, plazuela del Azoguejo, calle de las Carnicerías y por la Plaza subía hacia la parroquia Mayor. Las imágenes de San Fabián y San Sebastián fueron depositadas en el Convento de San Francisco el Real de la Puerta de Coria cuando se extinguió la ermita y el culto[8].

 



[1] La peste negra, originada por las ratas y otros roedores, y transmitida por las pulgas, fue una de las más terroríficas por el número de muertos que produjo entre el 1347 y el 1351. Vid. SHREWSBURY, JFD: A history of the bubonic plague in the British Isles, Cambridge, 1970; SOBREQUES, J.: “La Peste Negra en la Península Ibérica”. Anuario de Estudios Medievales, nº 7, 1970-1971; UBIETO, A.: Cronología del desarrollo de la Peste Negra en la Península Ibérica (Cuadernos de Historia, nº 5), 1975; ZIEGLER, Ph.H.: The Black Death. Pelican Books, England, 1970.

 

[2] GARCIA REAL, E: Historia de la Medicina en España. Ed. Reus, Madrid, 1921, pp. 53, 244-54.

[3] Es el régimen de propiedad de bienes inmuebles, generalmente tierras, en el cual el propietario tiene el dominio completo sobre ellas.

[4]RADIEL MUGUGARREN, P:. “La crisis medieval”. Historia de España ed. Planeta, dirigida por Antonio Domínguez Ortiz De la crisis medieval al Renacimiento (siglos XIV-XV) (Volumen 4), 1988  , pp. 48-54.

[5]Ppublicada en el libro V.V.A.A: Ibahernando, las raíces de un pueblo, Asociación Cultural Vivahernando, Cáceres, 2004, p. 483. Agradecimiento al Rvdo. D. Juan Manuel Miguel Sánchez.

[6] TENA FERNANDEZ, J: Trujillo, histórico y monumental. Gráficas Alicante, 1967, p. 554. Existen más datos sobre la ermita, como la Facultad despachada en San Lorenzo a 11 de octubre de 1585 y refrendada por Antonio de Eraso, otorgando la ciudad una limosna de ciento cuarenta ducados para reparar la ermita. El 6 de mayo de 1591, el Concejo encargó a Juan de Hinojosa que reparaba el portal de la ermita de los Mártires.

 

[7] Sobre las procesiones realizadas en honor a estos santos existen muchos acuerdos que se encuentran en los Libros Capitulares del Archivo Municipal de Trujillo. Y, también encontramos varias referencias en algunos Protocolos, como escrituras de censos en las que se habla repetidas veces de la citada ermita.

[8] Dorar una pieza del altar lateral de las Mercedes y las pifias de Santa Ana y el Niño, sesenta reales", L 25 v. Agosto de 1799; "Limosna para la novena de Ntra.  Sra. de las Mercedes, veinte reales", f. 30.  Septiembre de 1799.  Op. cit. 23,. Siete misas rezadas a los Santos auxiliares, San Fabián y San Sebastián, cerca el altar de Santa Ana, veintiocho reales", f. 9. Enero, 1799.  Op. cit "Un fuol de christal para Ntra.  Sra. a la puerta del coro baxo, noventa y nueve reales", 9. Enero de 1789.  Por medio del Libro de Cuentas del Convento de la Coria, comprendido entre los años 1789-1835, podemos hacemos una clara idea del aspecto que podría tener la iglesia y coros- alto y bajo- del referido convento, así como de los bienes muebles que tenía en estos años finales del siglo XVIII y principios del siguiente, hasta la exclaustración. Documentos del Archivo Convento de San Pedro de Trujillo. RAMOS RUBIO, J. A: Estudio sobre los conventos de la T.O.R.F. de Trujillo (Monasterios de San Francisco el Real y San Pedro, op. cit.

 

 

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