APORTACIONES
AL CULTO DE SAN FABIÁN Y SAN SEBASTIÁN EN TRUJILLO EN EL SIGLO XVI
El 20 de enero se celebraba en el siglo XVI en
Trujillo la procesión general en honor de los Santos Mártires, San Fabián
y San Sebastián, protectores contra la peste, y Trujillo tenía hecho un
voto general desde antiguo ante una epidemia que afectó a toda España, aunque
no especifica a cuál se refiere[1]. Ofrece gran interés el
señalar las grandes epidemias que han devastado España durante el siglo XVI. En
efecto, han dado ocasión a grandes esfuerzos de observación clínica y a la
aplicación de curiosos métodos terapéuticos por parte de los médicos españoles.
Vale la pena mencionar la peste bubónica, el tifus exantemático, la viruela y
muy especialmente la aparición en 1583, del garrotillo,
con cuyo nombre designaron los médicos españoles toda angina sofocante o
esquinancia, en la mayoría de los casos de naturaleza diftérica, causando
numerosas víctimas. No obstante, la situación
del pequeño y mediano campesino no fue tan precaria como pudiera parecer[2].
Aunque todo indica que fueron quienes más sufrieron la crisis, y (de hecho)
algunos sucumbieron, ya que tenían menos medios de defensa y estaban más
indefensos frente a la inflación y al alza de la presión fiscal, los datos
conservados indican que la pequeña propiedad libre, los llamados alodios[3], consiguieron
aguantar y subsistir en proporciones considerables[4]. En
un principio, al hablar de este mal, se hacía referencia a una afección
determinada, pero después se generalizó y se dio el nombre de peste a toda
enfermedad infecciosa que causaba gran mortandad. Las causas había que buscarla
en las guerras, el hambre y la falta de higiene. El hombre de la época, que no
conocía los orígenes de esos males, sólo podía recurrir a la intercesión
divina, pues consideraba que eran enviados para castigar los pecados humanos.
En el siglo XVIII la sanidad mejora y las grandes epidemias comenzaron a
desaparecer, lo que fue una de las causas principales del gran despliegue
demográfico en toda Europa, sin que ello signifique que brotes infecciosos
importantes no ocasionaran estragos. Hoy las medidas profilácticas mediante
vacunas, antibióticos, sulfamidas, etc., son muy eficaces.
Gran interés entre los
fieles trujillanos tuvo la procesión en honor a los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián. En el campo de San
Juan, próxima a la ermita de Santa Ana, y antes de la construcción de ésta,
existía la ermita de los Santos Mártires, de la que no quedan restos, siendo
demolida esta fábrica según el vulgo popular durante la invasión francesa en el
año 1809. La ermita de Santa Ana fue
construida y dotada por voluntad y a expensas del obispo de Plasencia, fray
Francisco Lasso de la Vega y Córdoba en el año 1731, según lo acredita el Libro
Capitular del 5 diciembre 1731, que dice literalmente: “ licencia para la fábrica de la ermita de Santa Ana.(al dorso). El
señor don Antonio de Orellana Tapia dio cuenta a esta ciudad de que el
ilustrísimo señor don fray Francisco lasso de la Vega y Córdoba, Obispo de
Plasencia, del Consejo de Su Majestad desea hacer la fábrica de una ermita a
devolución de señora Santa Ana en el verbal de esta ciudad, inmediata al
Humilladero, oído por esta ciudad, y por lo que desea complacer a su
Ilustrísima dio Comisión amplia al dicho señor don Antonio para que reconozca
el sitio y señalé que el terreno necesario para dicha fábrica de la ermita,
sacristía y oficinas para el Santero, como para algún corral para más extensión
y beneficio de él, y que con copia de este acuerdo y señalamiento que hiciera
dicho señor se tenga por bastante título para lo referido”. En el Protocolo
de Pedro de Rodas Serrano, fechado el 3 agosto 1732, existente en el Archivo
Municipal de Trujillo, consta la dotación el Obispo placen tino hizo a favor de
esta ermita donde se constata que una gran parte de las obras han sido
realizadas ” por cuanto a sus expensas se
ha fabricado cerca del Humilladero de esta ciudad la capilla iglesia de Sra.
Santa Ana de que con todo lugar ella anexo y perteneciente, tiene hecha su
Ilustrísima donación al ilustre y esclarecida congregación de sacerdotes y
ordenados in sacris que ha fundado y de
que su Ilustrísima es actual prior y porque desea el mayor esplendor, aumento y
conservación de ella por lo que cede en el mayor culto de Sra. Santa Ana, honra
y gloria de Dios nuestro señor…” en un Acta del Consejo que lleva fecha del
5 abril 1734, se especifica que las obras han terminado y se pide “licencia a su Ilustrísima para fabricar una
casa. La ermita, para extensión de los vecinos y personas que concurren a
visitar la santa imagen y tener sus novenas y cumplimientos de promesas..”. No
obstante, no podemos echar todas las
culpas de las desgracias artísticas ocurridas en Trujillo a la invasión
francesa. A finales del siglo XVIII, se enajenan los predios colindantes a la
ermita de los Mártires y que eran de su propiedad. Don Manuel Pérez de los
Ríos, corregidor y subdelegado de rentas de Trujillo especificó: “Con arreglo al E. D. 19 septiembre
1798, otorgó a nombre de la Cofradía de
San Fabián y San Sebastián que vendo a don Manuel Lospitao una cerca, huerto y
el solar de la ermita de los santos mártires, situadas dichas fincas en los
prados de esta ciudad, contiguas a dicha ermita o solar, camino de la ermita de
Santa Ana de la misma, junto a la fuente de los mártires. Declaró que el justo
valor de expresadas fincas vendidas es el de 2500 reales, en que se verificó el
remate en pública subasta”. Así reza una escritura de venta judicial
fechada el 7 de diciembre del año 1804, escribanía de Pedro Díaz Bejarano. Las
imágenes de los santos fueron trasladadas a la iglesia de Jesús (Hospital de la
Caridad) y con el paso del tiempo enviadas a la iglesia de Ibahernando, donde
han estado expuesta en el retablo mayor hasta los años 70, tal y como aparecen
en una fotografía fechada en 1954[5].
Los primeros datos que tenemos sobre esta ermita proceden
del siglo XVI. El 28 julio del año 1564, el ayuntamiento encargó a don Pedro
Suárez de Toledo la realización de una campana para la ermita de los Santos
Mártires a los que se tenía gran devoción[6].
La fiesta se realizaba solemnemente el 20 enero de cada año, con procesión que
partía de la iglesia de Santa María la Mayor y a la que asistía el Clero y el
Concejo en cuerpo de ciudad[7],
bajaba desde la iglesia a la Plaza por la calle del Peso de la Harina, y por
las calles de los Toros y del Espíritu Santo (actual calle de Francisco
Pizarro), pasando por la ermita de San Lázaro o calzada de San Lázaro hasta
concluir en la ermita de los Santos Mártires. Finalizada la Misa Mayor solemne
retornaba el cortejo procesional hacia la iglesia de Santa María, por otras
calles: Calle Nueva (actualmente Margarita de Iturralde, plazuela del Azoguejo,
calle de las Carnicerías y por la Plaza subía hacia la parroquia Mayor. Las
imágenes de San Fabián y San Sebastián fueron depositadas en el Convento de San
Francisco el Real de la Puerta de Coria cuando se extinguió la ermita y el
culto[8].
[1] La peste negra, originada
por las ratas y otros roedores, y transmitida por las pulgas, fue una de las
más terroríficas por el número de muertos que produjo entre el 1347 y el 1351. Vid. SHREWSBURY, JFD: A history of the bubonic plague in the British Isles, Cambridge,
1970; SOBREQUES, J.: “La Peste
Negra en la Península Ibérica”. Anuario de Estudios Medievales, nº 7, 1970-1971; UBIETO, A.: Cronología del
desarrollo de la Peste Negra en la Península Ibérica (Cuadernos de
Historia, nº 5), 1975; ZIEGLER, Ph.H.:
The Black Death. Pelican
Books, England, 1970.
[2] GARCIA REAL, E: Historia
de la Medicina en España. Ed. Reus, Madrid, 1921, pp. 53, 244-54.
[3] Es el régimen de propiedad
de bienes inmuebles, generalmente tierras, en el cual el propietario tiene el
dominio completo sobre ellas.
[4]RADIEL
MUGUGARREN, P:. “La crisis medieval”. Historia de España ed. Planeta, dirigida por Antonio
Domínguez Ortiz De la crisis medieval al Renacimiento (siglos
XIV-XV) (Volumen 4), 1988 , pp. 48-54.
[5]Ppublicada en el libro V.V.A.A: Ibahernando, las raíces de un pueblo, Asociación Cultural Vivahernando,
Cáceres, 2004, p. 483. Agradecimiento al Rvdo. D. Juan Manuel Miguel Sánchez.
[6] TENA FERNANDEZ, J: Trujillo,
histórico y monumental. Gráficas
Alicante, 1967, p. 554. Existen más datos sobre la ermita, como
[7] Sobre las procesiones realizadas en honor a estos santos
existen muchos acuerdos que se encuentran en los Libros Capitulares del Archivo
Municipal de Trujillo. Y, también encontramos varias referencias en algunos
Protocolos, como escrituras de censos en las que se habla repetidas veces de la
citada ermita.
[8] Dorar una pieza del altar lateral de las Mercedes y
las pifias de Santa Ana y el Niño,
sesenta reales", L 25 v. Agosto de 1799; "Limosna para la novena de
Ntra. Sra. de las Mercedes, veinte
reales", f. 30. Septiembre de 1799. Op. cit. 23,. Siete misas rezadas a los
Santos auxiliares, San Fabián y San Sebastián, cerca el altar de Santa Ana,
veintiocho reales", f. 9. Enero, 1799.
Op. cit "Un fuol de christal para Ntra. Sra. a la puerta del coro baxo, noventa y
nueve reales", 9. Enero de 1789.
Por medio del Libro de Cuentas del Convento de
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