LAS
HUERTAS Y LAS ANIMAS
ORIGEN
DE HUERTAS DE ANIMAS
Huertas de Animas es el mayor de los
hijos arrabaleros de la ciudad de Trujillo. Curtido a todos los temperos se ha
estirado como buen mozo, gallardo y robusto, por el Valle de Valfermoso, que
hoy llaman Regajo, en sus afanes agrícolas y ganaderos. Son 5.001 los huertanos
de Animas, según el padrón que feneció en 1.960, y cuyo racismo de acusadas
aristas campesinas, no pulió la frecuentemente convivencia de la ciudad y cuyas
líneas de la gente de la gleba, recias y
densas, definen una personalidad étnica, áspera y agreste. Centenio arriba, su
raíz se entraña en los tiempos del
cuatrocientos. Hortenses en su origen, en los hortecillos de Valfermoso van apareciendo las alquerías. En cada Haza vive
un hormiguero humano, apegado a su bien amada tierra de labrantío. Crecen y se
multiplican los huertanos de Animas, trabajando y rezando. Rezan el santo
Rosario, en las noches de flama atosigadora, cara las estrellas, y en las frías
invernales, de cellisca y ventiscas, al calor de los tueros que, sacando sus
entrañas lenguas de fuego, lamen nerviosas las llares del hogar. Es que más
arriba, en los prados de Santa Catalina, frailes dominicos levantaron un
Convento en el año 1.466. van estos huertanos al Convento de los frailes
blancos, y van los frailes dominicos a las huertas de Valfermoso y enseñan a
los campesinos a rezar el santo rosario, por ellos, por todos y con gratitud de
venerado recuerdo por los muertos. El amor de estos arrabaleros a la Virgen del
Rosario y su interés por las almas del Purgatorio, fueron ayer y son hoy, alto
exponente de la fe católica de estos hombres, en el quehacer de cada día y el
paréntesis de fechas señaladas, por una tradición secular que es ancho cauce de
mercedes y dones celestiales y que nunca los cegaron los avatares de la vida.
Sin arrequives ni galas
arquitectónicas, los huertanos de Valfermoso, levantaron una ermita que era un
exvoto a la Virgen del Rosario por las almas de los difuntos. Prevaleció la
piedad del sufragio y dio al arrabal el nombre de Huertas de Animas. La rústica
ermita de arcos túmidos, toscos y recios, sostienen todavía hoy en el bovedaje
de mampostería enjalbegada sobre muros anchos y menguados de talla. Ventitres
años después de 1.466, los dominicos se trasladaron al convento de la
Encarnación, lejos de Huertas de Animas y muy cercanos a Trujillo. Se levantó esta fábrica en un
alcácer que la ciudad donó a los ejemplares religiosos y aunque transformado,
es hoy colegio de Santiago y Santa Margarita, bajo la sabia y piadosa dirección
de Hermanos de las Escuelas Cristianas. Pululaban las generaciones huertanas de
animas como renuevos centuplicados por la bendición de Dios. El santo Rosario y
las ánimas benditas, incrementaron un pueblo que se extendió por la Lancha
Nueva, por el Altozano y por el Manzanillo y por el Resbaladero. Y con estos
barrios tuvo su barrio Santo con hospital para transeúntes, bajo el patrocinio
de San Cristóbal, y tuvo su barrio del Obispo donde estaba la Cilla, que era
silo y bodega, donde el Obispo y Cabildo de Plasencia, depositaban los diezmos
y primicias recolectados en tierras truxillenses y que es hoy la casa Rectoral
con su primitiva tracería, sus caballerizas y su manso. Las casas, de ellas
muchas con guardapolvos y tejaroz en sus puertas, altas y bajas, grandes y
pequeñas, corrieron al hilo por largas calles o se arracimaron en rellanos.
Para los hortelanos de Valfermoso, continuó
la ermita rústica y evocadora siendo casa querida de Virgen del Rosario
y monumento perenne de sus afanes cristianos, a favor de sus muertos, pero para
los servicios, especialmente sacramentales, acudieron en el siglo XVI a la
parroquia de Santo Domingo, que a corto camino del barrio de Animas y al amparo
del almenado Castillo, hacía gala de sus primores góticos, sencillos y
elegantes. Parroquianos de Santo Domingo, fueron los arrabaleros Animas hasta
que en 1803, se erigió en Parroquia y de templo parroquial sigue aquesta su
vieja ermita, ánfora sagrada de añejas tradiciones y secular relicario de las
esencias cristianas de este pueblecito. Un esquilón de voz blanca y engolada en
una espadaña, fue su campanilla hasta que el sacerdote nacido en este arrabal y
en él sepultado, Don Julián Mateos, edificó con dinero de su patrimonio el
primer cuerpo rectangular de la torre, juntamente con el crucero y actual
capilla del Altar Mayor, en 1906. El segundo cuerpo de esta torre, lo edificó
el venerado párroco Don Ambrosio Tejado, en 1946. Este benemérito sacerdote de
preclara recordación, a quien Dios tenga en los cielos, cargado de años y de
servicios y de méritos, ornamentó la primitiva ermita desde el año 1927 y 1940,
con una preciosa fachada románica y una capilla para la Virgen del Rosario, de
tracería herreriana con camarín de módulo hispano-arábigo y con un monumento de
los caidos en la cruzada De Liberación y otras pequeñas obras de menor
adaptación a las necesidades parroquiales. Pero no pudo dilatar los muros. El
área de la ermita es pequeño espacio, muy pequeño, para tan numerosa feligresía
y la pobreza arquitectónica de la primitiva fábrica no es marco de las
elegantes obras realizadas. Huertas de Animas necesita un templo capaz para su
pujante vida parroquial. Y este a pesar de tener un valioso suplemento en la
capilla dl colegio que, el cuatro de febrero de 1.901, fundó en este pueblo la
piadosa señora Doña Isabel Mateos y Mateos, para educación cristiana de la
juventud y que hoy está a cargo de las Religiosas Hijas de los Dolores de María
Inmaculada, que en él se instalaron desde el 21 de mayo de 1.951.
Servicio de luz, agua y teléfono,
urbanización de calles con alcantarillado, grupos escolares, servicios
sanitarios con médicos y farmacéuticos propios, en una palabra, Huertas de
Animas es el arrabal mimado de Trujillo, y aunque alguna vez quiso independizarse,
como en días de revueltas de mediados del ochocientos, vino a razón y sigue en
su menor edad, bajo la curaduría de la madre que le trajo al mundo, con la que
hoy se da la mano mediante una gran vía asfaltada y acotada de arboleda y cuyas
obras comenzaron en 1.954 y tocan a su fin en detalles y ornamentación en estos
días.
NUEVAS APORTACIONES HISTÓRICAS
En
tiempos de Enrique IV ya se hace mención de él, y años después, al otorgar
Carlos V a Trujillo el privilegio de mercado franco en 1.524, lo extendió a
todos los hortelanos y moradores de sus arrabales que estuvieron bajo su
campana. Pequeño debía ser el pueblo entonces, porque exigua la concesión, que
no había de formar concejo de mas de 20 vecinos, ni distar más de tres cuartos
de legua. Estos hortelanos cultivaban las huertas pertenecientes a la cofradía
de animas de Trujillo, enclavada en la parroquia de San Martina, y es indudable
que entre ellos había gran estimulo por esa devoción como agradecimiento a
quienes les proporcionaba trabajo y sustento. Por esto y por la razón antes
apuntada, al erigirse una ermita en el ruedo de las Huertas para servicio
espiritual de los colonos, se dedico a las Animas Benditas del Purgatorio.
Muchas veces abras visto el cuadro de Animas colocado frente a la puerta de
entrada de la iglesia. Ese cuadro conmemora el suceso, pero lo curioso en el
cuadro, es que la Virgen no tiene en sus manos el escapulario como es propio en
los cuadros de animas, sino que aparece en el purgatorio con su divino niño en
los brazos y teniendo en las manos el Santo Rosario, y este es otro dato
importantísimo para conocer bien la nota religiosa del pueblo.
Como
la Iglesia de Santo Domingo, cuyas ruinas se ven del lado acá del castillo,
sirvió bastante tiempo de parroquia a los huertanos, no es extraño que también
estuviera entre ellos muy arraigada la devoción del rosario, y sin duda al
erigir el altar de animas para la ermita, quisieron reunir las dos devociones
en una, y poner a los difuntos bajo la protección de la Virgen del Rosario. Y
aquí tienes el principio de la Cofradía que tanto renombre a dado al pueblo y
que tan extendida está entre sus vecinos; porque la cofradía no es otra cosa
que una hermandad de sufragios mútuos bajo la tutela de la Santísima Virgen Del
Rosario.
Por
consiguiente ese cuadro representa todo lo que es el pueblo; su nombre, sus
devociones y su obra más gloriosa: y así como en los palacios se enseñan con
orgullo los pergaminos que acreditan los títulos de nobleza de sus moradores,
del mismo modo este mismo pueblo debe mostrar siempre con orgullo ese cuadro y
tenerle en gran estima.
Y
si faltara algún dato para su ejecutoria, todavía conserva señales de las
cuchilladas que le asestaron los franceses cuando los soldados de Napoleón
estuvieron aposentados más de dos años en los arrabales, oprimiendo a la ciudad
y cometiendo todo género de excesos.
LA CAPILLA DE LA
VIRGEN
Terminada la obra del exterior de la
capilla bueno será dar a conocer con detalles lo que se ha hecho y lo que falta
por hacer. La capilla está formada por un rectángulo de 5 metros de lado que
cubre una superficie de 25 metros cuadrados, en cuyos ángulos se elevan
pilastras de tres metros de altura por 0,60 de base; sobre las pilastras
voltean cuatro arcos de medio punto y en la unión de ellos, se destacan las
pechinas para cerrar el anillo que sostiene al tambor; altura del piso a la
clave de los arcos 5 metros; el tambor está dividido en 8 sectores, que
corresponden a las 8 ventanas o cuerpos de luces, de las cuatro son ciegas por
impedir el cuerpo de la torre luces hacia aquel lado, y para que el trazado no
resultase irregular hubo que suprimir también los tres ventanales restantes.
Estas arcadas o ventanales van separadas
al exterior por columnas pareadas, y en los intercolumnios se dibujan pequeñas
hornacinas y encuadrados para suavizar el paramento: sobre arcadas y capiteles
corre la cornisa, formada por triglifos que sostienen el anillo de la cúpula.
Al interior, las columnas se han sustituido
por pequeñas pilastras que cortan el tambor formando los ventanales y lienzos
para el ornato propio del estilo; la altura del tambor es de dos metros y las
ventanas de 1,50 x 0,70.
Sobre el tambor se eleva la cúpula
esbelta de 2,10 m. De radio el intradós,
y 2,50 el domo, y sobre ella la linterna o cupulino de 1,60 con la cubierta o
casquete; cuatro pequeños ventanales de 30x60 separados por pilastras
estriadas, dan paso a las luces de la linterna.
Para dividir la línea del anillo del
tambor y cerrar la cúpula al exterior, una elegante balaustrada, propia del
estilo, rodea el domo por su base, suavizando la intersección de líneas del
tambor y de la cúpula. La cubierta exterior está dividida en franjas diagonales
en el sentido de su eje, y sirve de remate una pequeña cruz o espadaña que encuadra
una M: la altura total de la capilla, desde el piso al casquete de la linterna,
11,50 m.
Para dar acceso a la iglesia se ha
tenido que cortar el muro del templo, suprimiendo una de las pilastras sobre
las que descasaban dos bóvedas, resultando una portada de 2,90x3m. Sirviendo de
descarga de las bóvedas dos vigas de hierro de 14cm. Cosidas por tirantas para
formar el marco que encuadra al arco cortado.
En el lienzo opuesto de la capilla y
frente a esa puerta de entrada, a la altura de 2,5m. Se abre un casquete
poligonal que sirve de ábside o camarín de la Virgen a la vez que de trono y
altar; cubre un espacio de 2m de fondo por 3,5 de altura y recibe luces por
tres elegantes ventanales de 2,50 alto x 0,60 cada uno, abiertos en los tres
frentes del polígono y entre los cuales estará el trono de la Virgen; la
techumbre de este pequeño camarín estará formada por pequeñas boveditas como
corresponde al estilo que está hecho (...).
El estilo de la capilla es
herreriano, así llamado por Juan de Herrera, arquitecto celebre de mediados del
siglo XVI, hombre de cartabón y de plomada, como le llamó el insigne polígrafo
Menéndez Pelayo. La obra maestra de Herrera fue el Escorial, y de ella tal vez
la cúpula central del templo, pues el modelo de la capilla ha sido esa cúpula
del Escorial (...). El camarín es de estilo diferente de la capilla; es mudéjar
o morisco. A la severidad y proporción de líneas del cuerpo de la obra se une
lo gracioso de la Cámara de la Reina (...).
COSAS VIEJAS
DEL PUEBLO
(apuntes)
Siempre resulta curioso e
instructivo saber lo que ocurría en tiempos ya añejos en lugares y sitios que
habitamos; lástima que los datos de libros y papeles alcancen solo hasta fines
del siglo XVIII; por una parte la erección de parroquias solo data de 1.803, y
por otra, la invasión francesa y guerras posteriores, destruyeron archivos y
legajos; pero con lo poco que queda trataremos de reconstruir algo del pasado
para enseñanza y solaz de los lectores de hoja parroquial.
Lo que hoy es iglesia parroquial,
era por el años 1.780 una pequeña ermita bajo la advocación de Nuestra Señora
del Rosario, de Huertas de Animas; así reza los papeles de aquel tiempo, aunque
después, al constituirse en parroquia en
1.803, nos digan otros libros que quedó bajo la advocación de San José, cuyo
titulo había llevado hasta entonces. La ermita estaba reducida al espacio hoy
comprendido entre la capilla del Santísimo Cristo y el sitio que ocupaba el
púlpito: en ella oían misa los vecinos del arrabal, cuyo número era bastante
inferior a lo que hoy es; entonces no existían los barrios de la iglesia,
plaza, altozano, y lancha nueva; el barrio de arriba era muy reducido, y el
pueblo estaba formado por grupos pequeños de casas, casi todas de humilde
aspecto; grupos diseminados por todo el perímetro actual siendo los más
poblados los barrios santo y llano, obispo y lancha vieja, calvario y
vallehermnoso, algo de plaza y regajo; el servicio de la feligresía esta tan
dificil que más de medio siglo después se hacia constar entre los bienes exceptuados
de la desamortización "una cerca al
sitio de la machorrilla para la caballería del curato por ser necesaria para el
servicio, por distar los caseríos entre si hasta media legua". sus vecinos
eran feligreses la mayor parte de Santo Domingo, pero también los había de
Santiago, Santa María y otras parroquias de Trujillo. como el territorio estaba
enclavado en la parroquia de Santo Domingo haya pertenecido a la ermita y su
párroco administraba los bienes y atendía a que no faltase al pueblo lo necesario.
Los bienes que poseía eran propios
de la devoción de animas, y figuran en los libros de cuentas: la cerca del
ladrillar, la de partijas, la machorrilla, la cerca larga, la de talaván, la de
la lancha, la del pajar (donde está el campo santo), corral de la zamorana, de
la encinilla, de la pedregosa o del Cristo, de vallehermoso, corral y pajar de
la marquesa de Santa Marta, casa de vallehermoso, del regajo y del barrio de
arriba. Todo los años, al contar desde el 15 de agosto, nombraba el párroco de
Santo Domingo un mayordomo de la ermita entre los vecinos, que eran encargados
de cobrar las rentas y recaudar lismonas y donativos, y al propio tiempo de
pagar los gastos de culto y reparaciones, representando en cada año las cuentas
para su aprobación y del cuidado de limpieza y aseo de la ermita. a excepción
de la festividad de la Asunción, el 15 de agosto que, era la principal, y a la
que solía bajar el párroco y sacristán de Santo Domingo, para la demás fiestas
y domingos, así como los muchos días que en ella se decía misa, venían los
franciscanos descalzos del convento derruido de la Magdalena. Se decía misa
todos los días de precepto y misa temprana en tiempo de cosecha; todavía en
1.816, siendo parroquia hacía 12 años, aparece un recibo del padre guardián de
los descalzos, de 87 misas de alba a 10 reales de lismona; cuyas misas de alba
se pagaban entre los vecinos y la fábrica de la iglesia; los domingos de
cuaresma, por la tarde, había sermón (que llamaban vespertinas), y al padre que
venía a predicar le proporcionaba una caballería mayor el camino, así como era
costumbre dar todos los años dos carros de leña al convento para el capellán
que bajaba a decir misa. las fiestas principales eran: la Asunción de la Virgen
con vísperas y responsos. Dos ofertorios, el de la Virgen en Agosto y del Niño,
el día de la Cruz; dos aguirnaldos, el de los casados el día de Reyes y el de
los mozos en Navidad; es decir, que ellos recaudaban los mozos o casados la
lismona para esas devociones y siempre figuraban en las cuentas del mayordomo;
así por ejemplo, el año 1.796 se recaudó en el ofertorio de agosto 515 reales;
en el Niño, 170; en los aguirnaldos, 186; además, en los días festivos se
subastaban a la puerta de la ermita, junto a un álamo donde hoy es la escalera
del atrio, las ofertas de los fieles, corderos, novillos, etc. Para ayudar a
misa estaba nombrado un monaguillo, ya de edad, que era al mismo tiempo maestro
de primeras letras, pagado por la ermita, y esos fueron los primeros maestros
que hubo en el pueblo; además, le facilitaban casa para vivir, y así figura
bastante años en el cargo de cuentas, viviendo el sacristán y maestro de
primeras letras en la casa de la ermita del barrio de arriba.
La pequeña ermita de Nuestra Señora
del Rosario iba siendo insuficiente para las necesidades del vecindario; poco a
poco, los núcleos de viviendas extendían su perímetro formando barrios más
poblados; entonces se pensó en prolongar la nave de la capilla sin variar la
planta primitiva: así se hizo en 1.792, en cuyo año empezó el alargo de la
ermita según rezan los libros de cuentas; la obra no se terminó hasta 1.798, es
decir, en este año se hizo el portal norte, que es la puerta que hoy sirve de
entrada, y con ello se dio por terminada la obra; durante los seis años no se
estuvo trabajando sin interrupción, sino que se dejaba o empezaba según los
fondos y lismonas que se disponían, este alargo consistió desde la capilla de
Cristo hasta la puerta de atrás, o sea lo que hoy forma la parte baja de la
iglesia, pero sin el coro alto que se hizo años después; así quedo ya una
iglesia de una sola nave y de regulares dimensiones, como la han conocido
muchos de los vecinos del pueblo antes de la obra del crucero, con una pequeña
sacristía de dependencia, cuya puerta estaba en el sitio que hoy ocupa la
entrada de la capilla del rosario. El maestro que dirigió la obra fue Bartolomé
Pérez, el carpintero, Pedro Robles y el herrero, Andrés Retamosa; importó la
obra 13.300 reales vellón según rezan las cuentas, y se pagó la teja a tres
pesetas el ciento.
La iglesia quedó ya decente y capaz
para el vecindario; esto unido a las incomodidades que originaba el servicio de
parroquia por la distancia a Trujillo, donde tenían que ir a cristianar a los
recién nacidos, a casarse, funerales y demás; sirvió de estimulo a los vecinos
para trabajar en la erección de parroquia. Una tradición oral, recogida de
personas autorizadas, dice, que a
primeros del siglo pasado, aprovechando el paso del Rey Carlos IV por Trujillo
fue una comisión de personas pudientes del arrabal a solicitar del monarca la
creación de una parroquia en las huertas por tener bastante vecindario y templo
suficiente y ser gravoso a sus moradores el servicio de parroquia en la ciudad.
Debió ser acogida la petición y
despachada favorablemente, porque el 26 de junio de 1.803 se celebró la fiesta
del reservado del Santísimo Sacramento en la iglesia, quedando erigida en
parroquia, siendo su primer ecónomo Fray Francisco de Garrovillas, predicador
religioso descalzo y morador del
convento de la Magdalena, en la ciudad de Trujillo. Predicó en la fiesta del
R.P. guardián de dicho convento.
Por el número de partidas de los
libros se deduce que en esa fecha debió de tener el arrabal la mitad de vecinos
próximamente que en la actualidad. Mal año fue este para sus moradores, como
para toda la región. e aquí una nota muy curiosa que dejo apuntada el ecónomo
Fray Francisco de Garrovillas en el
libro de bautismo: "nota para el futuro: en el año 1.803, hubo una gran
esterilidad en España, por cuya causa se llenó la Extremadura de pobres de
diversas provincias; se sacó para Madrid y otros pueblos todo el grano que
había a eso sobrevino un infeliz año que fue el cuatro, por cuya causa se
vendió una fanega de trigo por 285 reales; una de centeno por 230 reales; una
de cebada por 120 reales; una de garbanzos llegó a valer 400 reales; las dos
libras de pan a 5,5 y 6 reales, y vi dar dos panes por 16 reales". Y por
lo visto esto era Jauja comparado con el 1.810, en el cual otro fraile, Fray
Domingo de San Vicente, por comentario a la administración con que cierra la
nota Fray Francisco, diciendo " lo que no se lee en las historias"
añade entre líneas esta apostilla; " en el año 1.810 valió la fanega de
trigo 480 reales, el pan 12 reales y el cuartillo de vino a 5 reales y así de
los demás comestibles.
No es de extrañar que los artículos
de primera necesidad estuvieron por las nubes en este año de 1.810, como dice
la nota de Fray Domingo de San Vicente
era entonces nuestra región teatro de la guerra heroica de la Independencia. En
el año anterior de 1.809 había invadido los franceses estas tierras,
destruyendo y robando cuanto hallaban a su paso; a primeros de año se dio la
batalla de Medellín que fue para nosotros un gran desastre; como consecuencia
quedaron dos divisiones francesas acantonadas en Mérida y en los alrededores
del berrocal de Trujillo, donde se estacionaron hasta el mes de julio; Lord
Velligton, juntando su ejercito a los de Extremadura y La mancha los fue
empujando hasta el 27 de julio, que los batió en Talavera, donde alcanzamos una
de nuestras mas brillantes victorias. Sin embargo, el plan de Velligton de
avanzar sobre Madrid no pudo llevarse a efecto, porque avisaron Soult de lo que
pasaba en Talavera, se descolgó de la frontera portuguesa y viniendo por Coria
y tierras de Plasencia obligó a retroceder al ejercito aliado. Cuando los
soldados de Soult pasaron por Hoyos se encontraba el anciano Obispo de Coria,
Don Juan Alvarez de Castro, enfermo en cama de sus achaques; nada respetaron
aquellas fieras, a pesar de sus 83 años, le arrastraron del lecho, tirándole al
suelo y bárbaramente le acribillaron a
heridas.
Con estos precedentes no es de
extrañar que los pueblos quedasen desiertos al anuncio de la proximidad de las
tropas francesas. Durante los tres o cuatro meses que estuvieron acantonados en
este pueblo y en los inmediatos, todo lo saquearon; los vecinos de Trujillo y
sus arrabales huyeron a los montes, abandonando sus casas y sus tierras, solo
quedaron los que no podían huir, sobre los que se cebó la soldadesca, cometiendo asesinatos,
violaciones y rapiñas. Los azuquenes de Villavieja y los sitios escondidos del
Almonte y del Tozo sirvieron de refugio en aquellos meses a los vecinos de las
Huertas, de Trujillo, de la Aldea y demás arrabales; los hombres corrieron a
empuñar las armas alistándose en el ejercito del general Cuesta o en las muchas
guerrillas que llenaron el país; una de las más importantes fue la de los
hermanos Sánchez naturales de Torrecillas, que vivían hacia algunos años en lugar
nuevo, donde se trasladaron para librarse del servicio militar, privilegio que
se concedió a los que fueran a poblar este lugar recién fundado; allí los
sorprendío la invasión y los cuatro hermanos, uno de 12 años, se echaron a los
montes, seguidos de otros vecinos de los pueblos de Torrejón, Monrroy etc.,
ayudando con sus guerrillas a los ejércitos de la patria. Nada quedaron los
franceses en pie; en estos meses quemaron la Coria, la Vera Cruz, Santa Ana,
las casas solariegas de la villa y todo cuanto grande e histórico había en
Trujillo.
Aquí quemaron y saquearon la Casa de
la Caridad, situada en el barrio de los santos, destrozaron las imágenes y
ornamento de la iglesia y cosieron a puñaladas el cuadro de las animas, y no
teniendo ya en que vengarse, incendiaron los campos arrasando las cosechas,
próximas ya a recogerse; así que en aquel año en toda la región no se cogieron
granos, pagándose el pan a 12 o 14 reales, cuando se encontraba, pasando
grandes hambres. Muchos nacieron y murieron en los campos. en el libro de
bautismo de aquella fecha hay una nota que dice: " las partidas que faltan
desde el 19 de marzo hasta el 17 de julio se hallaran en Monroy, Marta o
Pascualete, que son los que han nacido en los montes". Y en el de los
difuntos otra que dice: "nota de los que han fallecido en los montes,
desde el 19 de marzo hasta el 29 de junio de 1.809" , en cuya relación
figuran los que murieron en Majadillas, en Lorenzana, la Matilla, Casasola del
Rivero, Las Alberguerías etc. también figura la partida de un soldado del
regimiento de Sigüenza, fusilado por desertor, y otro de Alemania: en los
libros solamente se hayan las partidas de defunción de los que eran enterrados
por sus familiares en la iglesia, para lo cual ellos mismos los traían de los
montes y los enterraban. De los niños, que murieron casi todos, no se hacia
registro, porque no era posible; tan solo en otra nota aparecen los nombres de
cuatro niños, hijos todos de un matrimonio sepultado en la misma fosa. De
matrimonios no hay que hablar; saqueadas las iglesias, disperso lo moradores,
guerreando todos los hombres capaces de empuñar las armas, la vida civil y
religiosa quedó interrumpida todo este tiempo.
Arrojado los franceses de España,
poco a poco fueron recobrando las gentes y los pueblos su vida normal,
acomodada a la circunstancias del
momento, empezando por reconstruir mucho de lo que el enemigo había destrozado,
aunque muchas ruinas quedaron por los suelos para no volverse a levantar. Tal
sucedió con la antigua parroquia de la Vera Cruz de Trujillo, enclavado donde
hoy está el cementerio. A la dispersión de la gentes durante el periodo de
invasión del enemigo acompañó la paralización de la vida política y religiosa,
y como era frecuente la profanación de las iglesias y el asesinato de sacerdotes
y religiosos por las tropas de Napoleón, muchas quedaron abandonadas y sin
ministros para el culto: así sucedió en nuestro pueblo durante los meses que
estuvieron alojados en él los soldados, y aun después, en las varias correrías
que hicieron por Extremadura hasta que definitivamente abandonaron nuestra
región. Pronto los obispos empezaron a proveer de modo estable las iglesias, y
así en 1.816 el Ilustrísimo señor Don Antonio Canilla Mayoral, nombra cura
regente de la parroquia a Don Marcos Rodríguez de Casas, cura rector de
Deleitosa; de este modo deja de ser regida por religiosos, según venia
sucediendo desde su fundación; el último fraile que hace entrega al regente Don
Marcos, fue Fray Domingo Rosado de San Vicente. No debe extrañar el nombramiento
de regente en el párroco de Deleitosa, teniendo en cuenta que esta villa debía
estar por esas fechas casi arruinada, habiendo sido una de las mas castigadas
por los franceses en la retirada del ejercito aliado después de la batalla de
Talavera.
No se contentó el obispo Canillo con
nombrar cura ya estable del clero secular para la parroquia de Huertas, sino
que además la agregó como dotación de su fábrica, los diezmos, que, la derruida
iglesia de la Vera Cruz de Trujillo, percibía de la Cillas de Trujillo,
Abertura, La Cumbre, Ibahernando, Ruanes, Torrecillas, Sierra de Madroñera y
del Pago; sumaron éstos el primer año de
la adjudicación, que fue en 1.817, sesenta fanegas de trigo, nueve de cebada,
doce de centeno y cuatro de avena, que se vendieron, el trigo a cuarenta
reales, cebada y centeno veinticuatro y la avena a once.
Algo debió influir en esta
resolución la pobreza con que encontró la iglesia su primer regente, porque en
el inventario de la entrega solamente aparece digno de mención, dos cálices y
caja portaviático de plata; los demás revela tanta escasez y pobreza que ni aun
ropa suficiente para celebrar tenía. Con la administración de los bienes de
Animas, mas los diezmos agregados de la Vera Cruz, empieza de nuevo la iglesia
a adquirir lo necesario y dos años después, en santa visita, manda el mismo
señor obispo que se construya el coro alto de la iglesia. Importó la obra 5.470
reales y se gastaron 190 arrobas de cal a 3 reales; 7.000 ladrillos a 14
reales; 184 cargas de agua y cinco de pizarras: los jornales se pagaron a 10
reales; la escalera de piedra de la subida, importó 210 reales, y el carpintero
llevó por la baranda 400, y el herrero 61, por la herramienta y la cruz de la
pila del bautismo: no eran malos precios para aquellos precios.
Por entonces se empezaron a
construirse los cementerios dejando de enterrar los cadáveres en la iglesia y
en sus atrios, como venia haciéndose desde los primeros tiempos; aquí se
enterraba desde la fundación de la parroquia, en el trozo de atrio de la ermita,
comprendido entre la huerta y el ábside o sea lo que fue la sacristía hasta
hace dos años y hoy corresponde a la capilla de la virgen y dependencias; antes
de 1.803 los cadáveres se llevaban a Trujillo, pero al fundarse la parroquia se
levantó un muro en aquella parte del atrio quedando un pequeño cementerio
adosado a la pared de la iglesia, y otro entre dos estribos, para el osario en
el lado opuesto; durante 20 años, estos fueron los cementerios de pueblo, hasta
que en 1.822, con la prohibición, de enterrar en las iglesias se construyó el
cementerio actual en terrenos que eran,
una parte de la propiedad de la iglesia (cerca del pajar) y otra adquirida por
el municipio: en el reparto que este hizo para el cementerio de la ciudad,
correspondió a esta iglesia 12 reales y 5 maravedíes.
Sin duda, con las revueltas y
algaradas continuas porque a travesaba la nación en estos años, no se
distinguirían los ediles de nuestro municipio por su religiosidad y acendrado
catolicismo, y fundándose tal vez en haber sido construido el cementerio con
fondos del ayuntamiento restarían a la parroquia toda la intervención
administrativa y económica; así se deduce por los decretos de visita episcopal
en 1.829, en los cuales Don Cipriano Valera manda cobrar los rompimientos de
sepultura por estar el camposanto construido en parte de terreno propio de la
iglesia cuyo mandato se renueva años mas tarde;, en 1.860, por cuya fecha
corría a cargo del sacristán la parte sobrante del terreno que se habilito para
cementerio, y en las cuentas figuran partidas como esta: un azadón nuevo para
el camposanto, 12 reales.
En 1.828 aparece el libro de fábrica
la siguiente partida:
Ítem de 200 reales vellón que ha
entregado al Sacristán Antonio
Andrade a
cuenta de su sueldo desde primero de febrero de este año en que entró a servir
en la iglesia; lleva por tanto la familia Andrade, mas de un siglo al servicio
de la parroquia.
En 1.844 quedó terminado el
embaldosado de la iglesia, cuya obra, llevada a cabo por Antonio Martín,
cantero, importó 1.500 reales.
Por estas fechas suprimido los
diezmos, venía percibiendo la fábrica de la iglesia una cantidad de la comisión
de culto que oscilaba entre 2.400 a 2.500 reales; las fundaciones y memorias
pías poco a poco había ido extinguiéndose. La hermandad del Rosario llevaba una
vida precaria y de las obras de caridad y beneficencia no se encuentra huella
ninguna por este tiempo. Una antigua asociación debió existir en el barrio hoy
llamado Santo y en la casa conocida con el nombre de la caridad, que tenía
también a su servicio la cerca aneja del mismo nombre. Nada e podido encontrar
en los libros relacionado con esa obra, sin duda por ser bastante mas antigua
que ellos. Por lo que queda de su construcción y por otros datos que después
diré debió ser obra del siglo XVI al XVII: como en Trujillo existían por ese
tiempo el hospital de la Caridad ( hoy Jesús) y el hospitalillo o del Espíritu
Santo, bien pudo ser la casa de la caridad del barrio Santo, una derivación o
sucursal de ellos para atender a los enfermos transeúntes y caminantes, y aun a
naturales de estas huertas; a su servicio estarían sin duda mujeres piadosas, o
beatas, como entonces se las denominaba; así parece deducirse que la tradición
que aun alcanzó a nuestros días. Además, en los libros de cuenta de la Cofradía
del Rosario, se hace constar en 1.819 la adquisición por la Hermandad de una
cruz de plata que había sido de la cofradía de San Cristóbal. Esa cruz aun se
conserva en la iglesia; es de plata, pequeña, con la imagen e inscripción de
San Cristóbal y del siglo XVI aproximadamente. Nadie ha podido darme noticias
de esa cofradía en Trujillo, y bien pudiera haber estado fundada sobre la casa
de caridad de este arrabal, ya que San Cristóbal era el titular de los
caminantes y su devoción muy extendida en España por aquellos tiempos; no hay
tampoco que olvidar que la casa-caridad estaba enclavada a orillas del cordel y
entre el triangulo que forman los caminos que arrancan de él hacia la ciudad y
que serian los principales en aquellos años. En este caso el nombre que aun
conserva el barrio de Santo, sería derivado de San Cristóbal y no de los
mártires, cuya ermita estaba hacia Santa Ana.
La cruz se compró a Roque Ruiz en 180 reales; bien pagada fue,
pues su único valor estriba en la antigüedad y recuerdo histórico.
DOCUMENTOS, NOTAS, EXPEDIENTES
SUELTOS Y CATASTRO DEL MARQUES DE LA ENSENADA
Hay noticias del 1.234 de la existencia de los arrabales de Belén, Huertas de animas
y Huertas de la Magdalena en el reparto de las tierras reconquistadas entre los ilustres linajes de Trujillo.
La población era escasa y muy reducida a causa de la
huida de los moros que la empezaron.
(Interrogatorio de la Real Audiencia. Pagina 27. Extremadura a finales de los
tiempos modernos. Partido Trujillo. Tomo. 1.)
1.791 Censo de Huertas 190.
Belén y Huertas de la Magdalena 34 cada uno
aproximadamente.
(Interrogatorio de la Real Audiencia. Pagina
821 3º. Extremadura a finales de los
tiempos modernos. Partido Trujillo. Tomo. 2.)
Dotar de tres vicarias perpetuas como vestigio de nuevas parroquias: Belén,
Huertas de la Magdalena y Huertas de Animas.
(Interrogatorio de la Real Audiencia. Pagina 827
18º. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido Trujillo. Tomo.3.)
La ermita de Huertas de Animas tiene de renta
sesenta ducados y la de Belén y Magdalena como trescientos reales producto de
unas cortas heredades.
(Interrogatorio de la Real Audiencia. Pagina 830
23º. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido de Trujillo. Tomo.2.)
SIGLO XV
Año 1.443 Huertas (2-9) folio 2.1-1-8-1
SIGLO XVII
Diezmos y heredades así como censo y cargas en el
termino de Trujillo y arrabales.
Ermita del
arrabal de Huertas de Animas. Pagina 831
Cofradía de las Animas. Pagina 606.
Cofradía de San Cristóbal. Pagina 599.
(Catastro del Marques de la Ensenada 12-agosto-1.753
SIGLO XIX
1.871 Arrendamiento en Huertas de Animas para una
escuela de niñas
2-7-557-3.
(Archivo de Trujillo)
1.863-70 Cuentas de limpieza 6-3-867-6
1.861 Estadísticas de carros 7-1-936-7
1.880 Cementerios. 7-1-936-10
1.864 Expediente (manzana). 7-1-946-14
1.872 Cementerio Huertas 7-1-946-20
1.884 Portales 7-1-946-29
(Archivo de Trujillo).
SIGLO XX
1.967 Plaza de Huertas de Animas 4847 22-4-1933-8
(Archivo de Trujillo)
IGLESIA PARROQUIAL DE
SAN JOSE
Es
un edificio de comienzos del siglo XIX que ha experimentado diversidad de
reformas y adiciones, buena parte de las cuales corresponden al presente siglo.
La
fábrica es de mampostería, parcialmente enlucida y blanqueada. Consta de una
nave con transepto y cuatro capillas adosadas al lado del Evangelio. Las
cubiertas de la nave y brazos del crucero son de cañón con lunetos, sustentada
sobre arcos de medio punto que arrancan de pequeñas pilastras prismáticas; el
crucero se cierra con cúpulas sobre pechinas, y las capillas laterales y
bautismal mediante bóvedas den medio cañón.
A
los pies se abre una sencilla portada adintelada, en el lado del Evangelio
otra, de ladrillo y de inspiración neorrománica de medio punto y abocinada. En
ese mismo costado, unida a la cabecera, se levanta la torre, de planta cuadrada
y dos cuerpos, horandádose en el superior vanos de medio punto en cada uno de
sus frentes.
Dos
inscripciones en el costado norte ilustran alguna de las reformas de presente
siglo; en una de ellas, de 1.906, consta de reedificación y ampliación del
templo; la otra, de 1.928, se refiere a la erección de una de las capillas
laterales.
Lado
de la Epístola: óleo sobre lienzo del siglo XIX, con discreta
representación de la Virgen del Carmen socorriendo a las Animas de Purgatorio
UN
RECORRIDO POR LA HISTORIA
A cien metros de la Nacional V,
saliendo de Trujillo hacia Madrid, en Huertas de Animas, José Blanco párroco de
esta pequeña localidad, trabaja intensamente en la construcción y el
acondicionamiento de la parte aun sin construir que completará El Museo Rural
Etnográfico. Al entrar por la puerta que da acceso a la finca no se vislumbran
más que dos edificios nuevos de aspecto viejo y arquitectura clásica, pero la
sensación que queda cuando se vuelve a salir por esa misma puerta no es la
misma, ni se parece. La obra sociocultural de la Caja de Extremadura,
consciente de la importancia de este original proyecto, ha colaborado hasta el
momento con dos millones de pesetas.
Uno
de estos edificios es la ermita Del Cristo de la Vida, y fue construida cuando
el ayuntamiento cedió la finca para la construcción de este edificio de culto.
La actitud del ayuntamiento se convirtió en ejemplo de colaboración, y
siguiendo esta línea todas las personas que han trabajado con su esfuerzo y con
su tiempo para continuar la labor lo han hecho de forma totalmente gratuita. Es
otro de los encantos de este proyecto. Asegura José Blanco que lo
verdaderamente importante es el esfuerzo y los valores que pone cada ciudadano
y “no el tiempo de la ejecución”. Los maestros de obras, los albañiles, los
miembros de la escuela taller del lugar que se han encargado de hacer gárgolas
en piedra, ventanas con hierro y madera, no tienen ningún tipo de interés
económico en la materialización de su trabajo.
El
párroco explica con orgullo que el museo se caracteriza porque en un mismo
espacio físico se ubican un centro religioso, un lugar ecológico y un espacio
cultural que se caracteriza “porque no es un cúmulo de cosas colocadas en una
estancia sino que ha conseguido convertirse en una réplica de la evolución de
un pueblo”.
¿ Qué encontramos en el museo?
Para
visitar el museo es necesario seguir un recorrido cronológico y se conseguirán
realizar un tranquilo paseo por la Historia. El conjunto del interior del
edificio se asemeja a la plaza de cualquier pueblo, pero con la particularidad
de que cada casa pertenece a una época determinada.
En
el centro, seis pensionistas que un día fueron pastores, han construido dos chozos
de monte, tan utilizados en Extremadura. Estas seis personas y el párroco se
han encargado de ir a recoger madera de encina, paja, juncos, escobas, taramas
que servían como protección para que el ganado no destrozara los “hogares”. En
uno de estos chozos vivían y dormían los habitantes de la localidad, el otro
servía como despensa, donde se guardaba, sobre todo, los alimentos de las
matanzas. Detrás, aparecen otros dos chocitos más pequeños, en uno se solía
guardar a los animales, como las gallinas.
El
cambio de los materiales utilizados para la construcción de las casas es un
claro ejemplo de la evolución. Las primeras se han construido con adobe; de una
segunda fase destacan los balcones de palo; el hierro cobra vital importancia
en etapas posteriores y, por último, se puede admirar la réplica de una casa
perteneciente a un rico feudal. También se ha realizado una imitación de una
ermita del pueblo.
En
el interior de cada casa se han distribuido distintas estancias que son exactas
a las de cada época que se desea reflejar. Todos los elementos expuestos han
sido donados por los vecinos de Huertas de Ánimas y algunos lugares
colindantes. Blanco asegura que aunque a la gente pueda darle pena desprenderse
de ellas, por el indudable valor sentimental, “prefieren guardar sus cosas aquí
porque saben que están muy bien cuidadas y que es la única manera de que ni se
estropeen ni se extravíen, además, realizan un servicio a la comunidad sin
apenas ningún esfuerzo”.
El
Museo Rural Etnográfico es ideal tanto para los que quieran recordar sus
primeros años de vida como para los que estén interesados en conocer cómo fue
la forma de vivir de sus antepasados. Se han reproducido los sectores más
importantes de cada época coma la ganadería ya la agricultura; una escuela
perfectamente reproducida, lugares de ocio como las tabernas y un espacio
dedicado a los ritos litúrgicos, pero, sobre todo, oficios tradicionales como
panadería, serrería, zapatería, fragua, artesanía... Cada uno de los pequeños
detalles está cuidadosamente ubicado en el lugar que le corresponde, para que
no pierda su sentido.
Uno
de los elementos tradicionales que más ha influido en la evolución y en la Historia de la Humanidad y por lo
tanto en la vida ordinaria de las personas ha sido la religión, y por este
motivo, en el museo tiene un importante espacio dedicado a ella. Indumentaria
de sacerdotes, un órgano, estampitas de innumerables santos, crucifijos,
utensilios litúrgicos y hasta un ataúd muy antiguo se expone al público. José
Blanco afirma que la religión ha sido muy influyente en el Arte, Arquitectura,
Literatura, Filosofía y Ciencias, entre otras materias. El conjunto artístico
está dedicado al Cristo de la Vida, a las Huertas de Ánimas y a los mayores y
sus oficios. El párroco y sus colaboradores siguen trabajando para finalizar la
otra nave de la que dispone el edificio, pero no se puede prever para cuándo
estará terminada. Sólo cabe esperar, pero seguro que merecerá la pena y nos
sorprenderá, porque esta exposición “nos habla del Hombre, su concepto del
tiempo, su capacidad de sacrificio, su valoración de las cosas”.
APORTACIONES
INEDITAS SOBRE LA VIDA Y OBRAS DEL PINTOR JOSE BERMUDO MATEOS, HUERTAS DE
ANIMAS (CACERES)
En 1.850, nace en el arrabal de Huertas de Animas, a
dos kilómetros de Trujillo, el pintor Don José Bermudo Mateos.
Se
conocen todavía muy pocas noticias biográficas de este artista. Fue alumno de
la Escuela Superior de Pintura de Madrid. Se presentó frecuentemente a las
Exposiciones Nacionales desde 1.876.
Entre
sus obras hemos de destacar “Una Bacante”, presentada en la Exposición Nacional
de Bellas Artes de Madrid, en el año 1.876. En 1.881, presentó a la Exposición
Nacional de Bellas de Madrid “Antes del Baile”. En la Exposición Nacional de
1.884, en Madrid, la obra “ Los Mártires” o “Eudoro y Cimodea” y “Los Presentes
Para Una Boda, costumbres de la provincia de Cáceres”.
En
la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, del año 1.887, presentó su
obra “Alfonso XII visitando a los coléricos de Aranjuez”. En estas últimas
exposiciones citadas, las comprendidas entre los años 1.884-1.887, recibió el
artista Menciones Honoríficas. Fue profesor con título de la Escuela Central de
Artes y Oficios.
Obtuvo
Tercera Medalla en 1.892, con las obras “Los Hijos de Antonio Pérez ante
Rodrigo Vázquez” y “ Alegoría del Segundo Centenario de Calderón”, propiedad
del Museo de Cáceres, sito en el Palacio de las Veletas. En esta exposición
Nacional en el 1.892 se presentaron varias obras suyas, entre las que podemos
citar: “Un Cigarro que no arte, Echadora de Cartas, En Guiñol: Los palos del
Pierrot, Lección de Baile y Un Ángel Mas”. En las Exposición Nacional de Bellas
Artes de Madrid del año 1.895 obtuvo Tercera Medalla con la obra “Encomienda de
Isabel la Católica”. Fue condecorado en 1.899 y 1.901.
Pintor
esencialmente romántico y costumbrista, con un lenguaje figurativo y dentro del
realismo decimonónico, consiguió ciertas calidades por su capacidad de
dibujante y suficiente práctica académica. Obras suyas, que se conservan, son
por ejemplo el gran lienzo “Buenos Amigos”, propiedad de la Excelentísima
Diputación de Cáceres, presentada a la Exposición Nacional de Bellas Artes de
1.920; obra de corte naturalista pero alejada de cierta afectación y
referencias tópicas. O la obra “! Vaya un Par¡”, propiedad de la Excelentísima
Diputación de Cáceres, variante de la presentada en la Exposición
Iberoamericana de Sevilla del año 1.929 que le valió ser condecorado con la
Cruz de Caballero de Isabel la Católica. Es una pintura un poco edulcorada pero
con interés, se trata de un paisaje rural amable y descriptivo, con varios
personajes, donde la naturaleza, los animales y las figuras, se organizan
equilibradamente para conseguir una serenidad que es exaltada bucólicamente por
el luminoso y un poco artificial colorido.
En
el Museo Provincial de Cáceres hay una acuarela que representa “Una Maja” de
1.881, de corte romántico con la mantilla de blonda y situada en un ambiente al
aire libre.[2]
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