Los ángeles “malos” de la ermita del Santo
Cristo del Ejido de Talaván
Cualquier persona
que visite la ruinosa ermita del cementerio viejo de Talaván, se quedará
sorprendido por las curiosas pinturas murales que aparecen en los muros
maestros.
La ermita se
encuentra muy próxima a la iglesia parroquial, en un extremo de la población
junto a un camino. Sorprende la pobreza de recursos empleados en su
construcción, al recurrir a mampostería de pizarra y al ladrillo en sus muros,
incluyendo los contrafuertes, que no se diferencian como debieran con una
fábrica más cuidada.
El origen del cementerio viejo de Talaván se halla en la ermita
del Cristo del Egido, más popularmente conocida como del Santo Cristo. La Hermandad
del Santo Cristo que fue la propietaria de la ermita llegará a conseguir una
enorme influencia en el gobierno municipal, oficiando los plenos en dicha
ermita. En el informe, Instrucción para
la visita que deben hacer el Regente y Ministros de la nueva Real Audiencia de
Extremadura (1790), nos aclara: “Los que componen el ayuntamiento se
congregan en la ermita llamada del Christo del Egido y nombran doce electores,
que son juramentados y estos eligen los jueces y demás personas de gobierno
para el año siguiente; son estos dos alcaldes con jurisdicción ordinaria
primero y segundo y otros dos de la Hermandad, dos regidores, procurador del
común, también se nombran dos diputados por los 24 electores con arreglo a
Reales Órdenes; hay también alguacil, a quien nombran los 13 electores. Los
alcaldes ordinarios, los regidores y el procurador tienen cuatro ducados de
salario que se pagan de propios, pero nada el alguacil. Hay también un
escribano numerario, a quien nombra el dueño temporal, y por serlo asimismo de
ayuntamiento y asistir a junta municipal venida guerra, oficio caballería, se
le pagan de propios ochenta ducados cada año y no es escribano real”.
La ermita fue
construida a mediados del siglo XVI con mampostería de piedra y pizarra. Dos
únicos vanos a los pies del templo serían los que permitirían dar entrada a la
luz. Actualmente sólo permanece en pie el abovedamiento más o menos
semiesférico de la capilla mayor, la cual se remata en el exterior con una
aguda pirámide maciza de ladrillo. El resto de techumbres y buena parte de los
muros se han perdido, arrastrando consigo los esgrafiados que sustentaban.
La ermita tiene
nave única rectangular dividida en dos tramos por un arco perpiaño de medio
punto que aún se conserva completo y con capilla mayor de planta hexagonal
irregular cubierta con bóveda vaída decorada profusamente a base de tramas de
distintos esgrafiados en doble encintado en posición rentangular con motivos
vegetales y cenegas geométricas, corre una inscripción que hace alusión al
sacrificio de Cristo que fecha las pinturas al fresco: “OBLATUS EST QVIA. IPSE
VOLUIT. ET PECCATA NOSTRA. IPSE. PORTAVIT E SAIES. SB MARZO 15 DE 1628 ANOS”
(cuya traducción es: “Fue ofrecido porque él lo quiso. Isaías 53. Y él cargó
con nuestros pecados. 15 de marzo de 1628”, según el Libro bíblico
profético, Isaías 53), y cabezas de
querubines infernales alados, símbolos eucarísticos, de los que parten hojas
que se reparten por todo el espacio. En el mencionado capítulo, Isaías se
detiene en explicar la redención de la humanidad a través del sufrimiento de
Cristo en la Pasión; la imagen de un hombre inocente, hijo de Dios pero ser
humano en el mundo terrenal, que resignadamente acepta el dolor y la
humillación para salvar a una humanidad que le desprecia. Dentro del capítulo
hay otros versículos muy sugerentes al ponerlos en relación con la propuesta de
significado que hemos hecho de los réprobos. En el noveno se viene a decir que
a Cristo se le dio un sepulcro entre los malhechores y una tumba con los
impíos.
Estos
querubines alados que hemos mencionado son conocidos mediáticamente como “los
condenados” de Talaván o “ángeles malos” a raíz del programa televisivo de Iker
Jiménez “Cuarto Milenio”, emitido el 17 de septiembre de 2012, que argumentara
una serie de misterios sin ninguna base científica, son ángeles con sus alas
que nos quieren indicar que son almas; sus rostros de dientes afilados y
expresión terrorífica, nos indican que estas almas pertenecen a réprobos con destino
al infierno. Todas las cabezas visten unos gorros enigmáticos, de apariencia
festiva, acaso a modo de capirote penitencial. Podemos entender las alas como indicativo de entes
espirituales, de almas; los rostros horribles, de dientes picudos y expresión
terrorífica, posiblemente nos quieran expresar que tales almas pertenecen a
réprobos con destino al infierno. Esta metáfora visual se vería complementada
por el gorro, a modo de coroza penitencial, y por la leyenda bíblica que parece
reprocharlos, por su condición de condenados, el desprecio al sacrificio de
Cristo.
La técnica
decorativa utilizada para revestir la capilla mayor se basa en la
superposición de capas de revoques utilizando los colores blanco y negro,
aplicándose una lechada de cal que servía de base al dibujo trasladado al muro,
en este caso motivos vegetales, friso de roleos entrelazados y motivos
figurativos a base de angelotes que portan cartelas con los motivos pasionales
de la Pasión de Cristo: clavos de Cristo, la Columna y los flagelos, el Santo
Sudario.
Continúa el programa decorativo por la parte alta de los
muros, lindando con la base de la bóveda mediante un friso de esgrafiado, en
el que parejas de figuras fantásticas, mitad humanos y mitad vegetales, sujetan
medallones con elementos de la Pasión de Cristo. En los medallones que no se
han perdido se identifican los tres clavos, la escalera, las tenazas, un par de
flagelos y, en el centro del friso, la corona de espinas. El resto de los
paramentos desde este friso hasta el suelo se reviste con una malla de
esgrafiado como la de la cúpula, en cuyas celdillas se inscriben idénticas
rosetas. Se advierte que salvo la bóveda, los muros fueron blanqueados
afortunadamente sin picar el esgrafiado que permanece debajo. En la pared central
de la capilla existe una amplia hornacina, no muy profunda, que debía alojar
alguna imagen escultórica de Cristo Crucificado, pues se advierten los restos
pictóricos de una cruz y de la sangre que manaba de las heridas del Cristo.
En cuanto a la nave
de la ermita y su arco perpiaño, también se cubren enteramente de esgrafiados.
En la parte superior de los muros se repite el friso de medallones sujetos por
parejas de personajes fantásticos, y para lo demás se recurre a la malla en
cuadrícula, pero esta vez con las celdillas vacías, sin rosetas. En las enjutas
del arco diafragma destacan los bustos de personajes muy singulares.
En el cementerio,
lo que fuera la nave del templo, también se conservan extrañas y misteriosas
representaciones antropomorfas: Un medallón representa a un enigmático
personaje masculino de espeluznante mirada, tocado con un bombín, con bigote
retorcido y perilla y ciertos rasgos felinos. Sustentando otros medallones que
representan figuras humanas de hipnótica mirada nos encontramos a unos
misteriosos personajes portadores de naturaleza fantástica e híbrida, estos
seres son representados con alas y cola vegetal, aún se pueden contemplar tres
de los doce medallones que se cree que tenía la capilla.
Según un documento
público, en el año 1790 ya se encontraba en ruinas. Posteriormente, con las
medidas desamortizadoras del siglo XIX el edificio pasó a ser propiedad del
Ayuntamiento, que decidió usar las dependencias situadas junto al presbiterio
de la capilla como cementerio municipal.
Esta necrópolis se mantuvo operativa hasta la
inauguración del actual camposanto en 1928, quedando desde entonces en completo
desuso, abandono y ruina.
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