UNA OBRA INEDITA DEL PINTOR TIMOTEO PEREZ RUBIO
Los restos de Timoteo Pérez Rubio fueron
repatriados en 1999 desde Brasil, donde había permanecido los últimos 38 años
de su vida y donde falleció en 1977 hasta su localidad natal en Oliva de la
Frontera (Badajoz) donde había nacido en 1896. Casado con la escritora Rosa
Chacel, Pérez Rubio ha sido uno de los artistas extremeños más importantes del
siglo XX, exiliado tras la Guerra Civil.
Fue alumno de Adelardo Covarsí en la
Escuela de Artes y Oficios de Badajoz, en la que cursó estudios becado por el
Ayuntamiento de su pueblo. En 1915 ingresó en la Academia de San Fernando de
Madrid. En 1917 y 1918 obtuvo junto con José Frau, Gregorio Prieto y Joaquín
Valverde la beca de paisajista para el Monasterio del Paular.
En 1921 ganó por oposición la pensión de
la Academia Española en Roma y contrajo matrimonio con la escritora Rosa
Chacel. De 1922 a 1927 permaneció en Italia, recorriendo junto a su esposa
distintas regiones del país, con breves estancias en París, Normandía y
Londres. Tras regresar a España en 1928, realiza una exposición individual en
la Sala El Heraldo de Madrid dos años después.
Destaca su presencia en los movimientos
renovadores del arte español, agrupados alrededor de la Sociedad de Artistas
Ibéricos, antes del inicio de la contienda civil. Podemos destacar su incesante
labor durante el gobierno de la República al frente de la subdirección del
Museo Español de Arte Moderno, y, durante la República su papel en la protección
del patrimonio histórico español. En 1932 obtiene la primera medalla en el
concurso de la Exposición Nacional de Bellas Artes con su obra Paisaje de Normandía.
En abril de 1937 fue nombrado presidente
de la Junta Central y las Juntas Delegadas del Tesoro Artístico y, desde ese
momento, fue el principal responsable de la protección y evacuación de
las obras del Museo del Prado, de Madrid a Valencia. En razón de su cargo,
firmó con Álvarez del Vayo y Miguel A. Marín y con delegados del Comité Internacional
creado para el salvamento de los tesoros artísticos españoles, el francés J.
Jaujard y el británico N. Maclaren, el acuerdo que permitió la evacuación a
Francia del Tesoro Artístico Español. Hombre veraz, seco, austero y pintor
notable. Es también acreedor a la gratitud de todos los españoles como
responsable de la evacuación de los cuadros del Museo del Prado durante la
Guerra Civil, primero de Madrid a Valencia, y luego de Cataluña a Francia y
Suiza, en medio de grandes dificultades y con una probidad sin límites. Baste
decir que cuando Timoteo Pérez Rubio terminó de dejar a salvo las obras
maestras de Velázquez o de Goya, centenares de cuadros de valor incalculable,
todo lo que le quedó en el bolsillo fue un par de francos.
En julio del 36, Timoteo se alista
voluntario mientras Rosa, con su hijo Carlos aún muy pequeño, la pasa casi toda
en Francia, descontando una temporada en Grecia, con Concha de Albornoz, en
casa de Nikos Kazantzakis, luego célebre autor de Zorba el Griego y La
última tentación de Cristo. En sus diarios y en el libro Timoteo Pérez
Rubio y sus retratos del jardín, Rosa Chacel evoca brevemente, con una
mezcla de vergüenza y alegría salvaje, nietzscheana, haciendo casi ostentación
de lo que calla, esa estadía en el espacio más hermoso durante el tiempo más
horrible. Su relación con Timoteo aparece siempre bajo un mismo aspecto de
respeto y lejanía, de formal adhesión y fatal desviación; antes, durante y
después de la guerra.
Se traslada en 1939 a Ginebra, donde
pinta y expone su obra, y posteriormente, en 1940, a Brasil. Instalado ya en
este país, expone en 1942 en el Museo Nacional de Bellas Artes de Río. No
volverá a tener contactos con España hasta la exposición de su serie Los Retratos del Jardín, expuesta en la
Biblioteca Nacional de Madrid en 1974. Fallece en Río de Janeiro en 1977. Poco
tiempo antes recibió un homenaje en su pueblo natal, Oliva de la Frontera,
momentos en los que tenía previsto su regreso a España.
Esta obra en cuestión a la que
dedicamos nuestro estudio es una pintura inédita realizada por Timoteo Pérez
Rubio o “Timo” como le llamaban todos sus conocidos, probablemente realizada en
España en torno al año 1928, fecha en la que ejecuta una serie de paisajes
asturianos que quedan entre lo mejor de su producción. Durante aquellos años su
obra acusa la influencia surrealista.
Timoteo no sólo destacó por ser uno de
los encargados de salvar el patrimonio artístico, sino que está considerado
como uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX aunque olvidado
durante mucho tiempo debido, en parte, a su exilio tras la Guerra Civil.
Alberto Porlán lo calificó como "un caballero republicano que tenía un
cuidado exquisito con sus palabras y no guardaba rencor a nadie", y
destacó la personalidad modesta de este pintor extremeño, que le llevó a
preguntarse "cómo puede ser que alguien que ha salvado una parte muy
considerable del patrimonio artístico universal no quisiera escribir nunca lo
que había hecho".
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