martes, 17 de octubre de 2017


LA REPRESENTACION DEL “MEMENTO MORI” EN EL CONVENTO DE SAN VICENTE DE PLASENCIA




La representación de la muerte ha sido una constante a lo largo de la Historia el Arte, destacando la Baja Edad Media con la figuración de la danza de la muerte como máxima exponente. Es, claramente, un tema artístico, señalando que cuando nos referimos a representación aludimos a su recreación, dejando a un lado todo lo concerniente a la muerte como documento.
En el Convento dominico de San Vicente, actual Parador de Turismo, encontramos una representación de la muerte con la guadaña. Esta edificación conventual fue fundada por la Casa Zúñiga o Marqués de Mirabel. Se da por cierto que la fundación del convento fue consecuencia de la necesidad de cumplir un voto particular de doña Leonor de Pimentel, esposa de don Álvaro de Zúñiga, quien viendo en peligro de muerte a un hijo suyo recurrió a San Vicente, recién canonizado, para que lo librase del fatal desenlace. El milagro se obró y Juan, el hijo, llegó a ser Cardenal de Sevilla. Concedida la Bula por Sixto IV en 1473 comenzó el trazado de la iglesia y convento bajo la dirección del cantero Pedro González, autor del puente del Cardenal. El día 13 de abril de 1487 se bendijo la iglesia, claustro y capítulo por Fr. Pedro de Villalobos, instalándose la comunidad dominica en el cenobio.
En el centro de la construcción monástica, próximo al claustro gótico encontramos el esgrafiado con el esgrafiado de la representación del “Memento mori”, entre otras representaciones. El sentimiento de caducidad de la vida domina la idea de la muerte en el Barroco. El campo de cultivo se fue sembrando desde la Edad Media, concretamente desde el siglo XIV, cuando la población estaba sumida en una crisis provocada por la peste, el hambre y las guerras, dando lugar a un clima de inestabilidad espiritual y desconcierto, la pérdida de valores por parte del clero y una clara conciencia del pecado.
Estas situaciones extremas que sufre la población encontrarán estímulo en las predicaciones populares de las órdenes mendicantes como los dominicos, con el fin de infundir el temor e inducir a los creyentes a la reflexión sobre la banalidad de los asuntos terrenales como único medio de salvación de las almas. Actitud que se verá potenciada con la Contrarreforma, jugando un papel decisivo la Iglesia. Contribuyendo a la idea del carácter perecedero de la vida, hasta el momento recluida en los conventos, y extendiéndose ahora a la sociedad mediante las artes plásticas.

La iconografía del “Memento mori” (Recuerda que has de morir) estará relacionada con lo funerario, encontrando a finales de la Edad Media interesantes representaciones del cuerpo humano en descomposición y, a partir del siglo XVI la representación de cadáver desnudo y corrupto y de la muerte, asociada a la idea de la fugacidad de la existencia humana, apropiándoselo la Iglesia de la Contrarreforma, poniendo el acento en el aspecto moralizante con fines doctrinales. 

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