Los trujillanos profesamos una especial devoción a la Virgen de Guadalupe, Patrona de Extremadura, concretamente en las oraciones que rendimos culto ante la imagen que las religiosas jerónimas del Convento de Santa María exponen en su capilla el día 8 septiembre de cada año.
Se trata de una talla moderna realizada en Madrid en el año 1925 en los talleres de don Francisco Font y que vino a sustituir a otra imagen más antigua que se encuentra en el interior del convento de clausura. Es esta última una hermosa talla de vestir.
Sólo tiene manos, pies y cara, con un Niño Jesús no sujeto al manto, sino al aire, de delicadas facciones. No es el Niño original que acompañaba a esta talla del siglo XVII. Según las religiosas fue sustituido el original de los brazos de la Virgen durante la invasión francesa de 1809.
En este monasterio tiene una especial importancia la estancia de la Patrona de Extremadura, ya que en los primeros años del siglo XX se añaden a los trabajos del convento de la villa, la creación de la Archicofradía de la Virgen de Guadalupe, que instituyó su sede en la capilla del convento, con lo cual el culto se centralizó en Trujillo desde los pueblos más próximos, dado el difícil acceso a Guadalupe y se adopta esta talla como la de objeto de culto, al ser de piel oscura, como la de la Puebla de Guadalupe.
Desde este medio de comunicación consideramos oportuno aconsejar a las religiosas Jerónimas del Convento de Santa María el día 8 septiembre expongan al culto la imagen que conservan en clausura y sin culto popular, obra del siglo XVII, pues aunque no tiene las características estilísticas, estéticas e iconográficas de la Virgen de Guadalupe que recibe culto en la Puebla y en el resto de poblaciones extremeñas, enriquece aún más el legado patrimonial que se conserva en el citado cenobio ya que el imagen de todos los años se expone al culto el día 8 septiembre es una obra moderna adquirida en el año 1920 en los citados talleres madrileños.
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